El Papa: «La vocación, don de la gracia y compromiso misionero para todos»

 

 

La vocación, llamada del Señor para «cada uno en el mundo de hoy», es gracia, un «don gratuito», y al mismo tiempo un compromiso a ponerse en camino, a salir, para llevar el Evangelio», una tarea que es «fuente de vida nueva y de alegría verdadera». Lo escribe el Papa Francisco en su mensaje para la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, que se celebrará por 60ª vez el domingo 30 de abril. Una iniciativa «providencial», recuerda, instituida por san Pablo VI en 1964, durante el Concilio Vaticano II, en la que este año el Papa invita a reflexionar sobre el tema «Vocación: gracia y misión».

 

 

«Llevar la vida a todas partes», para dilatar los espacios del amor de Dios

Esperando que todas las iniciativas previstas «puedan reforzar la sensibilidad vocacional en nuestras familias, en las comunidades parroquiales y en las de vida consagrada, en las asociaciones y en los movimientos eclesiales«, Francisco espera también «que el Espíritu del Señor resucitado nos quite la apatía y nos conceda simpatía y empatía, para vivir cada día regenerados como hijos del Dios Amor». Capaces, prosigue, «de llevar la vida a todas partes, especialmente allí donde hay exclusión y explotación, indigencia y muerte. Para que se dilaten los espacios del amor y Dios reine cada vez más en este mundo». Estamos llamados, aclaró el Pontífice, adentrándose en el tema elegido para la Jornada, «a la fe que se haga testimonio«, que une con fuerza «la vida de la gracia, a través de los Sacramentos y la comunión eclesial, y el apostolado en el mundo«. Así, el cristiano, animado por el Espíritu Santo, «se deja interpelar por las periferias existenciales y es sensible a los dramas humanos”,  recordando siempre «que la misión es obra de Dios y y no la llevamos a cabo solos, sino en la comunión eclesial«.

 

La fantasía de Dios para llamarnos es infinita

Como escribe el Apóstol Pablo en la Carta a los Efesios, continúa el mensaje, Dios «nos ha elegido en él, antes de la creación del mundo, para que fuéramos santos e irreprochables en su presencia, por el amor», por eso «nos ‘concibe’ a su imagen y semejanza, y nos quiere hijos suyos: hemos sido creados por el Amor, por amor y con amor, y estamos hechos para amar». Y el Papa Francisco recuerda aquí su llamada, el 21 de septiembre de 1953, cuando, «mientras iba a la fiesta anual del estudiante, sentí el impulso de entrar en la iglesia y confesarme. Ese día cambió mi vida y dejó una huella que perdura hasta hoy”. Pero «la fantasía de Dios para llamarnos es infinita«, subraya. Puede ser «encontrarnos con una situación de pobreza, en un momento de oración, gracias a un testimonio límpido del Evangelio, a una lectura que nos abre la mente, cuando escuchamos la Palabra de Dios y la sentimos dirigida directamente a nosotros, en el consejo de un hermano o una hermana que nos acompaña, en un tiempo de enfermedad o de luto».

 

No hay vocación sin misión

Y la iniciativa de Dios espera nuestra respuesta, porque la vocación es «el entramado entre elección divina y libertad humana». Una llamada que nos abre a Dios y a los demás: «Dios llama amando y nosotros, agradecidos, respondemos amando». Pero la llamada, aclara el Papa, «incluye el envío», porque «no hay vocación sin misión. Y no hay felicidad y plena realización de uno mismo sin ofrecer a los demás la vida nueva que hemos encontrado». A continuación, cita la exhortación apostólica Evangelii gaudium, en la que explica que todos los bautizados pueden decir: «Yo soy una misión en esta tierra, y para eso estoy en este mundo».

 

Testimoniar con alegría lo que experimentamos estando con Jesús

La misión común a todos los cristianos, continúa Francisco, «es testimoniar con alegría, en toda situación, con actitudes y palabras, lo que experimentamos estando con Jesús y en su comunidad que es la Iglesia». Concretamente, esto se traduce en «obras de misericordia material y espiritual, en un estilo de vida abierto a todos y manso, capaz de cercanía, compasión y ternura, que va contracorriente respecto a la cultura del descarte y de la indiferencia». Porque el «núcleo» de la vocación cristiana es «imitar a Jesucristo, que vino a servir y no para ser servido».

 

JMJ, llamados a levantarnos y partir sin demora, con corazón ardiente

Una acción misionera que no nace sólo “de nuestras capacidades” o de nuestra voluntad, sino «de una profunda experiencia con Jesús». Sólo así podremos convertirnos en testigos, como los dos discípulos de Emaús, que con corazón ardiente escuchan a Jesús mientras les explica las Escrituras a lo largo del camino. El Pontífice desea que esto suceda también durante la JMJ de Lisboa, que espera con alegría y que tiene por tema “María se levantó y partió sin demora”. “¡Que cada uno y cada una se sienta llamado y llamada a levantarse e ir sin demora, con corazón ferviente!”

 

La Iglesia, «sinfonía» de vocaciones, unidas y distintas «en salida»

Finalmente, el Papa Francisco escribe que la Iglesia es «Ekklesía», término griego que significa «asamblea de personas llamadas, convocadas«, para formar la comunidad de los discípulos y discípulas misioneros de Jesucristo. En la Iglesia, recuerda, «todos somos servidores y servidoras, según diversas vocaciones, carismas y ministerios». De hecho, la vocación don de sí en el amor, común a todos, se realiza «en la vida de los cristianos laicos y laicas, comprometidos a construir la familia como pequeña iglesia doméstica y a renovar los diversos ambientes de la sociedad con la levadura del Evangelio«. Pero también «en el testimonio de las consagradas y de los consagrados, entregados totalmente a Dios por los hermanos y hermanas como profecía del Reino de Dios«; en los ministros ordenados, diáconos, presbíteros y obispos, «puestos al servicio de la Palabra, de la oración y de la comunión del pueblo santo de Dios». Y sólo en la relación con todas las demás, » cada vocación específica en la Iglesia se muestra plenamente con su propia verdad y riqueza», porque la Iglesia «con todas las vocaciones unidas y diversas, en armonía y a la vez “en salida” para irradiar en el mundo la vida nueva del Reino de Dios”.

 

 

Oración de la familia Paloni, misionera en Holanda

 

 

Fuente: vaticanews.va

Materiales de la Jornada de oración por las vocaciones y vocaciones nativas 2023

 

La Iglesia celebra el 30 de abril la Jornada Mundial de oración por las vocaciones y la Jornada de vocaciones nativas bajo el lema, «Ponte en camino. No esperes más». Esta campaña se difunden de manera conjunta por el servicio de Pastoral Vocacional de la Conferencia Episcopal Española, la Conferencia Española de Religiosos (CONFER), Obras Misionales Pontificias Pontificias (OMP) y la Conferencia Española de Institutos Seculares (CEDIS).

El «domingo del Buen Pastor», el cuarto de Pascua, es el día elegido para celebrar, de forma conjunta, estas dos Jornadas:

• La Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, de carácter universal, pretende suscitar en todos los jóvenes la pregunta por su vocación, y que la comunidad cristiana promueva las vocaciones cristianas con la oración y el acompañamiento.

• La Jornada de Vocaciones Nativas que busca sostener las vocaciones de especial consagración que surgen en los territorios de Misión, para que ninguna de ellas se quede frustrada por falta de recursos. Para ello, además de la oración, promueve la colaboración económica.

 

 

Materiales: carteles, estampas, subsidios, vigilia, catequesis y semana de oración vocacional

 

 

 

 

Fuente: conferenciaepiscopal.es

Circular de la Delegación Diocesana de Apostolado Seglar. Abril 2023: «Jornada de Trabajo Pastoral» el 1 de mayo en Santiago

Se transcribe la circular emitida por la Delegación Diocesana de Apostolado Seglar de la Archidiócesis de Santiago de Compostela, que contiene información de gran interés:

 

 

DELEGACIÓN DE APOSTOLADO SEGLAR                                                               Abril 2023

 

D. Julián Barrio Barrio nos indica que hagamos difusión de la JORNADA DE TRABAJO PASTORAL que tendrá lugar en la Casa de Ejercicios Espirituales de Santiago, el próximo lunes 1 de mayo. Se trata de una convocatoria para aquellas personas que conozcan y participen activamente en la pastoral ordinaria de su parroquia, grupo, movimiento, comunidad o congregación.

El motivo de esta Jornada de Trabajo Pastoral es que la Comisión para los Laicos, Familia y Vida de la Conferencia Episcopal propuso un plan de trabajo en el documento “Nuevos frutos para un Pueblo de Dios en camino”. Dicho plan busca que hagamos una apuesta convencida por la comunión, a la luz de las conclusiones del Congreso Nacional de Laicos de 2020 y del Sínodo sobre la Sinodalidad.

Para ello se nos propone en este curso llevar a cabo un DISCERNIMIENTO ACERCA DEL PRIMER ANUNCIO, para tener una panorámica de cada diócesis en la que se valoren los aspectos positivos (actitudes, procesos y proyectos en marcha) así como detectar eventuales carencias y lagunas.

Las diócesis enviarán a la Conferencia Episcopal una síntesis de sus aportaciones que nos servirán de preparación para el ENCUENTRO NACIONAL EN TORNO AL PRIMER ANUNCIO que se celebrará el 17 y 18 de febrero de 2024.

 

CASA DE EJERCICIOS ESPIRITUALES (Santiago)                 1 de mayo de 2023
10:30 Acogida y oración
11:00 PONENCIA MARCO sobre el Primer Anuncio: MIGUEL VARELA
12:00 Descanso
12:30 TRABAJO EN GRUPOS: ALFREDO LOSADA
14:00 Comida en la Casa (15 €) Reserva por whatsapp 680.42.96.26.
16:00 TERTULIA/ encuentro/ testimonios/ experiencias: JAVI GARCÍA
17:00 Presentación de las conclusiones definitivas
18:00 EUCARISTÍA: D. FRANCISCO JOSÉ PRIETO FERNÁNDEZ

 

 

Atentamente, Alfredo Losada, Francisco Durán y Javier Porro

Miembros del equipo de la Delegación de Apostolado Seglar

Archidiócesis de Santiago de Compostela

 

 

 

 

El Papa en el Regina Caeli nos invita a releer la historia de nuestra vida junto a Jesús

 

Antes de rezar el Regina Caeli en este tercer domingo de Pascua, el Papa reflexionó sobre el Evangelio del día, destacando la necesidad de dedicar cada noche un tiempo para realizar un examen de conciencia, pasando por el corazón la historia de nuestra vida, de un cierto período, de nuestras jornadas, con las desilusiones y las esperanzas.

 

Comentando el Evangelio del día (Lc 24, 13-35) en el tercer domingo de Pascua antes de orar a la Madre de Dios, el Papa Francisco hizo notar que, mientras los discípulos de Emaús caminan, Jesús los ayuda a releer los hechos de un modo diverso, a la luz de la Palabra de Dios, de todo lo que fue anunciado al pueblo de Israel. «Releer: es lo que Jesús hace con ellos, ayudarlos a releer», dijo. A los 30.000 fieles congregados en la Plaza de San Pedro les propuso detenerse en este aspecto.

El Pontífice subrayó la relevancia de releer nuestra historia junto a Jesús: la historia de nuestra vida, de un cierto período, de nuestras jornadas, con las desilusiones y las esperanzas. Porque, también nosotros, «como aquellos discípulos, podemos encontrarnos perdidos en medio de los acontecimientos, solos y sin certezas, con muchas preguntas y preocupaciones«. «El Evangelio de hoy -acotó- nos invita a contarle todo a Jesús, con sinceridad, sin temer molestarlo, sin tener miedo de decir algo equivocado, sin avergonzarnos de lo que nos cuesta comprender«.

El Señor está contento cuando nos abrimos a Él

Solo con la apertura al Señor Él puede tomarnos de la mano, acompañarnos y volver a hacer que arda nuestro corazón (cfr. v. 32), observó Francisco.

 

«También nosotros, como los discípulos de Emaús, estamos llamados a dialogar con Jesús, para que, al atardecer, Él se quede con nosotros (cfr. v. 29)».

 

Una manera para aprender a mirar las cosas con ojos diversos

El Obispo de Roma propuso un buen modo para dialogar con Jesús: dedicar un tiempo, cada noche, a un breve examen de conciencia. Se trata de releer la jornada con Jesús, abrirle el corazón, llevarle las personas, las decisiones, los miedos, las caídas, las esperanzas, todo lo que sucedió, para aprender gradualmente a mirar las cosas con ojos diversos, con los suyos y no solo con los nuestros.

 

«Así podremos revivir la experiencia de aquellos dos discípulos. Ante el amor de Cristo, incluso lo que nos parece fatigoso e inútil puede aparecer bajo otra luz: una cruz difícil de abrazar, la elección de perdonar una ofensa, una victoria no alcanzada, el cansancio del trabajo, la sinceridad que cuesta, las pruebas de la vida familiar».

«Nos aparecerán bajo una luz nueva, la del Crucificado Resucitado, que sabe transformar cada caída en un paso adelante. Pero para hacer esto es importante quitar las defensas: dejar tiempo y espacio a Jesús, no esconderle nada, llevarle las miserias, dejarse herir por su verdad, permitir que el corazón vibre con el aliento de su Palabra.

 

Algunas preguntas para la reflexión

El Sucesor de Pedro sugirió que podemos comenzar hoy dedicando esta noche un momento de oración durante el que preguntarnos:

 

«¿Cómo ha sido mi jornada? ¿Cuáles han sido las alegrías, las tristezas, los fastidios, cómo fue, qué sucedió? ¿Cuáles han sido sus perlas de la jornada, quizá escondidas, por las que dar gracias? ¿Ha habido un poco de amor en lo que he hecho? ¿Y cuáles son las caídas, las tristezas, las dudas y los miedos que he de llevar a Jesús para que me abra vías nuevas, me conforte y me anime?«.

 

Al terminar su mensaje, Bergoglio deseó «que María, Virgen sapiente, nos ayude a reconocer a Jesús que camina con nosotros y a releer -la palabra: releer- ante Él cada día de nuestra vida».

 

 

 

Fuente: vaticanews.va

Nota de la Comisión Episcopal para los Laicos, Familia y Vida a propósito de la maternidad subrogada

 

La Iglesia no cesa de proclamar el “Evangelio de la Vida”, iluminando la obligación de todo Estado de respetar la dignidad de toda vida humana y la defensa de la misma desde el inicio hasta el final. Hoy, como siempre, la Iglesia quiere llevar el amor y la esperanza a la sociedad, a menudo oscurecida por el individualismo y la cosificación de la persona humana. Por eso, ante tanta tiniebla originada por las leyes injustas promulgadas contra la vida y la dignidad de todo ser humano, a la luz de la razón e iluminados por la fe, cumplimos el deber pastoral de recordar al pueblo de Dios, sacerdotes, consagrados y laicos, y a cuantos quieran escuchar con la mejor voluntad la enseñanza de la Iglesia, siempre en favor del hombre y de su dignidad.

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I.- A favor de la dignidad

La importancia y el significado de la vida humana exigen una fundada reflexión, que busque su dignidad en el marco de un humanismo que sea fiel a la verdad del ser humano.

El Papa Benedicto XVI afirmaba que “sin el principio fundador de la dignidad humana sería arduo hallar una fuente para los derechos de la persona e imposible alcanzar un juicio ético respecto a las conquistas de la ciencia que intervienen directamente en la vida humana”[1]. Hay que recordar que la dignidad humana es un valor fundamental que debe ser respetado y protegido, independientemente de las creencias religiosas o de la falta de ellas.

Cristo, a la luz de su Encarnación, revela el sentido y el misterio del ser humano y su dignidad, y confirma a la razón su vocación trascendente y su anhelo de alcanzar la vida sin fin y la felicidad plena, por eso, la relación de la persona con Dios es esencial para comprender su dignidad. Todo hombre representa una novedad, es único e irrepetible. La vida es un bien fundamental del hombre, que vale por sí misma y que no está a disposición de nadie.

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II.- Aspectos éticos de la maternidad sustitutiva

Son varios los documentos en los que la Iglesia se ha pronunciado sobre la maternidad sustitutiva o gestación subrogada (especialmente la Instrucción Donum Vitae y la Instrucción Dignitas Personae).  De hecho, la instrucción Donum Vitae del Dicasterio para la Doctrina de la Fe define la maternidad sustitutiva del siguiente modo:

a) la mujer que lleva la gestación de un embrión implantado en su útero, que le es genéticamente ajeno, obtenido mediante la unión de gametos de «donadores», con el compromiso de entregar el niño, inmediatamente después del nacimiento, a quien ha encargado o contratado la gestación;

b) la mujer que lleva la gestación de un embrión a cuya procreación ha colaborado con la donación de un óvulo propio, fecundado mediante la inseminación con el esperma de un hombre diverso de su marido, con el compromiso de entregar el hijo, después de nacer, a quien ha encargado o contratado la gestación.

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A la luz de dichos documentos, queremos destacar los siguientes aspectos éticos:

1.- La maternidad por subrogación es, inequívocamente, una nueva forma de explotación de la mujer, contraria a la dignidad de la persona humana, pues usa el cuerpo femenino, y toda su persona, reduciéndola a ser una incubadora humana.

2.- En toda maternidad subrogada hay una fecundación artificial heteróloga que “es contraria a la unidad del matrimonio, a la dignidad de los esposos, a la vocación propia de los padres y al derecho de los hijos a ser concebidos y traídos al mundo en el matrimonio y por el matrimonio”[2]. Recordemos que el fin nunca justifica los medios y que toda persona humana es fin en sí mismo. Negar estas verdades nos llevaría a afirmar que todo lo técnicamente posible se puede realizar y a legitimar la cosificación y el uso de unas personas por otras.

3.- A todo lo anterior se añade, que con el llamado “útero de alquiler” se convierte la maternidad en objeto de comercio, que se compra y se vende. La mujer queda reducida a un simple instrumento, un “útero” a disposición del contratante, abriendo el camino a la explotación y a la comercialización de la persona humana. El contrato se culmina con la entrega del niño. Como afirma el Papa Francisco: “la dignidad del hombre y de la mujer también se ve amenazada por la práctica inhumana y cada vez más extendida del “vientre de alquiler”, en la que las mujeres, casi siempre pobres, son explotadas, y se trata a los niños como mercancías”[3].

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III.- La vida como don y el interés superior del menor

1.- Una vida humana es un don y no un derecho. “La Iglesia reconoce la legitimidad del deseo de un hijo, y comprende los sufrimientos de los cónyuges afligidos por el problema de la infertilidad. Sin embargo, ese deseo no puede ser antepuesto a la dignidad que posee cada vida humana hasta el punto de someterla a un dominio absoluto. El deseo de un hijo no puede justificar la “producción” del mismo, así como el deseo de no tener un hijo ya concebido no puede justificar su abandono o destrucción”[4].

No existe un “derecho a la procreación” y por tanto un “derecho al hijo”. La voluntad reproductiva no puede anular la gestación ni la maternidad. Recordemos lo que afirma la Conferencia Episcopal Española al decir que “La separación entre procreación y sexualidad representa una herida profunda a la naturaleza humana y a la familia. A la naturaleza, porque transforma al hijo en un producto, insinuando la idea de que la vida pueda ser una producción humana. A la sociedad, porque la nueva vida presupone solo una capacidad técnica y no un contexto de amor de esposos que quieren ser padres… La familia natural es así deconstruida y reconstruida artificialmente de muchas formas, siguiendo los deseos de cada individuo[5]. Esto implica que hay que favorecer “los derechos del niño a una familia compuesta por un hombre y una mujer unidos por un pacto duradero de amor recíproco”[6].

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2.- El bien del niño. Ninguna vida humana debe ser considerada como un producto o un bien de consumo. La vida de ningún niño nunca debe ser tratada como algo sometido al tráfico y al comercio. Debería buscarse en primer lugar el bien del menor, y no que éste quede supeditado al deseo de los comitentes y a su decisión. Por otro lado, la posibilidad de abandono de niños (real, sucedida en algunos países por partos gemelares, por patología o por preferencia de sexo), supone una grave marginación que atenta contra el principio de no discriminación del menor o de toda persona discapacitada.

También debemos tener presente que cada vez aparecen más datos científicos destacando la importancia que para la salud física y psicológica tiene la relación materno filial en la gestación. Esto, por el bien del niño, nos obliga a ser aún más precavidos a la hora de aprobar los úteros del alquiler.

Hay que priorizar el bien de los niños gestados por la maternidad subrogada, buscando la mejor solución acerca de su estatus jurídico, siendo conscientes que tienen toda la dignidad y merecen ser acogidos y respetados. Un niño, independientemente de cómo haya sido concebido, ha de ser amado y respetado en sus derechos.

Teniendo presente que en la actualidad “el derecho a decidir y el deseo-sentimiento adquieren categoría jurídica al servicio de la construcción de un nuevo modelo social, para lo que es preciso «deconstruir» lo esencial del sistema vigente”[7], es necesario recordar la afirmación de S. Juan Pablo II: “para el futuro de la sociedad y el desarrollo de una sana democracia, urge pues descubrir de nuevo la existencia de valores humanos y morales esenciales y originarios, que derivan de la verdad misma del ser humano y expresan y tutelan la dignidad de la persona. Son valores, por tanto, que ningún individuo, ninguna mayoría y ningún Estado nunca pueden crear, modificar o destruir, sino que deben sólo reconocer, respetar y promover”[8]. Por eso, creemos que es necesaria una legislación que impida esta práctica de la maternidad subrogada.

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Que Santa María, Madre de la Vida, nos ayude a acoger y defender el don de la vida, promoviendo la dignidad de cada persona humana.

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[1] BENEDICTO XVI, Discurso a los participantes en la Asamblea General de la Academia Pontificia para la Vida, 13 de febrero de 2010.

[2] CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE, Instrucción Donum Vitae.

[3] PAPA FRANCISCO, Discurso a los miembros de la Federación de Asociaciones de Familias Católicas de Europa, 10 de junio de 2022.

[4] CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE, Instrucción Dignitas Personae nº 16.

[5] CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA, “El Dios fiel mantiene su alianza” nº 61

[6] Idem.

[7] CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA, “El Dios fiel mantiene su alianza” nº 39

[8] SAN JUAN PABLO II, Encíclica Evangelium Vitae nº 71.

 

 

Fuente: conferenciaepiscopal.es

Explorando la vida juntos. Cenas Alpha para matrimonios en Santiago

 

¡Anímate! ¡Prueba Alpha!

Información: teléfono 625 22 64 32

 

 

¿​QUÉ SON LAS CENAS ALPHA?

Es una cena en un ambiente distendido con gente conocida y con ocasión de hacer nuevas amistades. Le sigue una charla sobre el sentido de la vida y el cristianismo para animar un debate en el que cada uno puede expresar su opinión… cuantas más mejor.

Alpha está pensado para el que duda, está lejos de la Iglesia o quiere explorar el cristianismo. En un ambiente acogedor  se charla entre amigos sin recibir sermones ni catequesis. No se da  por supuesto nada sobre tu fe y todas las preguntas son válidas y bien recibidas.

 

El pasado 5 de febrero, “Polo camiño da fe” dedicaban un programa a las Cenas Alpha. Las cenas Alpha nacieron como un proyecto de evangelización y acercamiento entre gente alejada de la Iglesia. Muchas parroquias celebran cenas Alpha para jóvenes, adultos y matrimonios. En este programa conocemos las que se celebran en la parroquia de San Fernando, adaptadas para matrimonios y universitarios.

 

 

 

En el Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo: “¡No más muertes en el Trabajo! y esforcémonos en lograrlo”

 

Los obispos de la Subcomisión Episcopal para la Acción Caritativa y Social firman una NOTA para el Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo que se celebra el 28 de abril. “¡No más muertes en el Trabajo! y esforcémonos en lograrlo” es el título que encabeza este escrito. Un título que recoge la llamada que hacía el papa Francisco en su homilía de la Misa de Nochebuena 2021.

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En el Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo:
“¡No más muertes en el Trabajo! y esforcémonos en lograrlo” (1)

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I. Introducción.

La vida es el mayor bien que atesoramos y que hemos de honrar viviéndola con dignidad, de acuerdo con nuestra vocación de hijas e hijos de Dios. Cuidar esta dignidad implica cuidar nuestra salud en el más amplio de los sentidos, también en el ámbito laboral, preocupándonos por la de quienes trabajan.

Con este mismo objetivo, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) celebra el Día Mundial de la Seguridad y Salud en el Trabajo cada 28 de abril. Su objetivo es insistir en la prevención de accidentes y enfermedades en el lugar de trabajo. La celebración nos ofrece la oportunidad de concienciar a la población sobre este gran problema que afecta a tantas personas y familias.

A la Iglesia le preocupa este asunto, como demuestran las manifestaciones de apoyo y de compromiso en este ámbito, surgidas en varias diócesis españolas. También se han dado iniciativas, en este sentido, en el seno de la Conferencia Episcopal Española (2).

II. La Salud Laboral. Una realidad dura, injusta y silenciada.

Durante 2022, en España, murieron más dos personas cada día a causa de la siniestralidad laboral, registrándose 1.196.425 accidentes, más de 3.277 diarios, y se dieron 22.589 casos de enfermedad relacionada con el trabajo (3).

No son números. Son personas

Tras las cifras, hay personas, con nombre y apellidos, que forman parte de una familia. Cada número nos habla de un proyecto de vida truncado, de personas desprotegidas que deben asumir las consecuencias de un accidente que les deja mermada su capacidad para ganarse la vida y, peor aún, nos habla de la cantidad de hombres y mujeres que, saliendo de casa a ganarse la vida, acaban encontrando la muerte en su lugar de trabajo.

Normalizamos lo que no puede ser normal.

En muchas ocasiones, las muertes en el trabajo son ignoradas, normalizadas e invisibilizadas. Este problema no aparece en nuestras conversaciones, ni en las noticias de los informativos. Vivimos de espaldas a una tragedia que tampoco está presente en las agendas políticas. Más aún, se tiende a percibir esta lacra como meros episodios individuales, que atañen sólo a quienes los sufren, achacando lo sucedido a la fatalidad o a la negligencia de los propios trabajadores.

Pero la falta de salud laboral tiene que ver mucho con la calidad del puesto de trabajo, con los ritmos de producción impuestos en él, con las condiciones objetivas del trabajo o con el incumplimiento de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales en las empresas. Se trata, en definitiva, de un problema social relacionado con profundas y permanentes carencias estructurales de nuestro mercado laboral, que reclama respuesta y soluciones concretas y eficaces, porque cada vida importa.

III. La vida: el más sagrado de nuestros bienes… también en el trabajo.

La vida humana (…) es realidad sagrada, que se nos confía para que la custodiemos con sentido de responsabilidad” (EV, 2) (4).

La persona, centro de las relaciones laborales.

El trabajo es una dimensión consustancial al ser humano. A través de él colaboramos con el Padre en su tarea de la Creación y, a la vez, vamos experimentando nuestro propio crecimiento personal (5). Como dice s. Juan Pablo II: “el primer fundamento del valor del trabajo es el hombre mismo, su sujeto (…) una consecuencia muy importante de naturaleza ética: es cierto que el hombre está destinado y llamado al trabajo; pero, ante todo, el trabajo está «en función del hombre» y no el hombre «en función del trabajo».” (LE, 6)

La economía, al servicio de la vida.

En nuestra sociedad, vivimos una situación de profunda injusticia estructural que consiste en dar a los bienes producidos más valor que a la persona que los hace posibles. De esta manera “el hombre es considerado como un instrumento de producción” (LE, 7), lo que supone la negación de nuestra dignidad como hijas e hijos de Dios al convertirnos en simple fuerza de trabajo, en instrumento del que obtener un beneficio económico.

El trabajo es para la vida.

Por ello, debemos hacer nuestro el lamento del mismo papa Francisco en la Nochebuena del 2021: “En el día de la Vida repitamos: ¡No más muertes en el Trabajo!” y, sobre todo, hagamos mandato de lo que dijo para terminar esa frase: “y esforcémonos por lograrlo”.

La Iglesia no puede por menos que implicarse: “El compromiso al servicio de la vida obliga a todos y cada uno. Es una responsabilidad propiamente eclesial, que exige la acción concertada y generosa de todos los miembros y de todas las estructuras de la comunidad cristiana” (EV, 79).

Si verdaderamente apostamos por la vida por la defensa de la salud y la seguridad laboral necesitamos, desde la cultura del cuidado, hacer frente al descarte de lo humano“Si el trabajo es una relación, entonces tiene que incorporar la dimensión del cuidado, porque ninguna relación puede sobrevivir sin cuidado (…) Un trabajo que cuida, contribuye a la restauración de la plena dignidad humana (…) Y en esta dimensión del cuidado entran, en primer lugar, los trabajadores (…) (6)”.

IV. “Esforcémonos por lograrlo”.

Para revertir esta situación de dolor y generar movimientos comprometidos en la defensa de la salud y la seguridad en el trabajo, debemos seguir el modelo del buen samaritano. En esta parábola encontramos la guía perfecta que nos orienta sobre cómo actuar ante la siniestralidad laboral y cómo implicarnos y comprometer a otras personas e instituciones:

  • Necesitamos fijarnos en la realidad para descubrir, visibilizar y denunciar situaciones de sufrimiento; para concienciar a la sociedad, combatir la indiferencia y poner a disposición de las víctimas los recursos necesarios.
  • En nuestra tarea de acompañar a las víctimas, acerquémonos a ellas, escuchémoslas, que nuestra presencia las reconforte y sientan que no están solas.
  • Colaboremos en el cambio de mentalidad porque estos “sucesos” no son fruto de la casualidad o de la mala suerte. Combatamos, también, la resignación, pues la inmensa mayoría de las enfermedades y accidentes son evitables, si se cumple la normativa.
  • Potenciemos el asociacionismo, pues el trabajo colectivo es necesario para impulsar políticas que hagan avanzar en este compromiso.
  • Invitamos a apoyar la labor que los sindicatos y organizaciones empresariales comprometidas llevan realizando a este respecto, defendiendo el derecho a unas condiciones sanas y seguras en el trabajo, fomentando la cultura preventiva y haciendo que se cumpla la normativa vigente.
  • Reclamamos a las administraciones públicas que velen por el cumplimiento de la legislación laboral, poniendo medios para que las víctimas y sus familias no tengan que sufrir otro calvario adicional ante los procesos burocráticos y jurídicos a fin de que  sea reconocida su condición de víctimas.
  • Favorezcamos el encuentro y el diálogo entre los agentes sociales con el objetivo de compartir recursos, encontrar vías de cooperación y dar una respuesta más ágil y cercana a las víctimas.
  • Como Iglesia, debemos promover la defensa de la vida en el trabajo, creando conciencia en nuestras comunidades eclesiales, implicándonos en la denuncia de esta injusticia y apoyando las iniciativas y campañas, como la que ya lleva a cabo Iglesia por el Trabajo Decente.

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+ Obispos de la Subcomisión Episcopal para la Acción Caritativa y Social

Madrid, 28 de abril de 2023

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(1) Francisco, Homilía en la Misa del Gallo (24-XII-2021).

(2) LXXIV Asamblea Plenaria de la C.E.E, año 2000. Nota sobre la defensa y promoción de la vida en el trabajo, “La situación de la salud laboral urge a los cristianos a comprometerse activamente por un trabajo sin víctimas” p.1

(3) Datos provisionales publicados por el Ministerio de Trabajo y Economía Social.

(4) Juan Pablo II, Carta encíclica Evangelium Vitae. En adelante EV.

(5) Cf. Juan Pablo II, Carta encíclica Laboren Exercens. En adelante LE

(6) Francisco, Videomensaje con motivo de la 109 reunión de la Conferencia Internacional del trabajo (Ginebra, 17-VI-2021).

 

Fuente: conferenciaepiscopal.es

Actividades pastorales de la “Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN)”

Durante la última semana de este mes de abril, la Fundación Pontificia “Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN)” desarrollará actividades pastorales en Galicia. Le adjunto la información sobre los principales eventos programados en la Archidiócesis, con el ruego de darle la difusión que crea oportuna para que pueda ser conocida por el mayor número posible de fieles.

En concreto en Ferrol, el día 25 de abril a las 20:00 h. se oficiará la Santa Misa por los Cristianos Perseguidos en la iglesia de Nuestra Señora del Rosario (C/Pintor Bello Piñeiro, 15). Durante la Misa se podrá venerar un Icono de la Anunciación a María traído de la ciudad siria de Homs, donde fue profanado por yihadistas. El Icono tiene agujeros de bala e incluso una de ellas sigue visiblemente incrustada en la tabla, sobre la cabeza de la Virgen. Al finalizar la Misa, tendrá lugar la conferencia “Cristianos perseguidos hoy”, a cargo de D. Carlos Tortosa Saavedra, responsable de “Ayuda a la Iglesia Necesitada” en la Región Noroeste (que incluye Galicia).

Estas mismas actividades se repetirán en Ferrol el día 27 de abril a las 19:00 h. en la Parroquia de San Francisco (Plaza de Juan Sebastián Elcano)

Y, finalmente, en La Coruña, Santa Misa y conferencia el día 28 a las 20:00 h. en la Parroquia de San Francisco de Asís (Avda. Calvo Sotelo, 41)

 

 

Noticia extraída de : pastoralsntiago.org

50 aniversario del Apostolado Mundial de Fátima en Santiago

 

Con motivo del 50 Aniversario de la fundación del Apostolado Mundial de Fátima, el día 21 de abril a las 19:30 h. en el salón de conferencias de la LIBRERÍA EGERIA en Santiago tendrá lugar la presentación del programa de actos del 50 aniversario de la Delegación diocesana en Santiago, la presentación del libro: «Sor Lucia. La luz que brilló en Pontevedra» de José Moure y la presentación del documental: «Centenario de Fátima en Galicia» del Apostolado Mundial de Fátima

 

Además. el día 29 de abril en el convento del Carmen se recibirá la Imagen Peregrina de Fátima y las Reliquias de los Santos Francisco Y Jacinta para acompañarlas hasta la Catedral.

Recibimiento Imagen Peregrina
Día: 29 abril 2023
Hora: 17,30h.
Lugar: Convento Carmelitas

 

 

 

 

 

Mons. Prieto: “Al Apóstol le pido la misma fuerza que él tuvo para extender las redes como el Señor les dijo”

El arzobispo electo de Santiago de Compostela repasa en ‘La Linterna de la Iglesia’ su trayectoria y reflexiona sobre este nuevo servicio que va a prestar a la Iglesia

 

 

El próximo 3 de junio, Santiago de Compostela contará con nuevo arzobispo. Se trata del hasta ahora obispo auxiliar, monseñor Francisco José Prieto, que sustituye a quien ha estado durante 27 años al frente de esta archidiócesis, monseñor Julián Barrio.

Nacido hace 55 años en Orense donde también fue ordenado sacerdote a punto de cumplir los 25 años. En esta diócesis desarrolló su ministerio episcopal hasta su nombramiento como obispo en 2021. En ‘La Linterna de la Iglesia’ hemos repasado con él este tiempo que ha pasado en la archidiócesis compostelana y los retos que tiene por delante.

El arzobispo electo de Santiago ha comenzado refiriéndose a su antecesor, a D. Julián: “Estos dos años, para mí, han sido la oportunidad de compartir con él lo que es el trabajo y la dedicación que supone una archidiócesis como Santiago. Y hacerlo en el contexto de un doble Año Santo, que lo fue por el contexto de la pandemia. Recuerdo que en abril de 2021 teníamos limitaciones y poco a poco fuimos recuperando vida, en todos los sentidos. También la oportunidad de ir acercándome a las distintas parroquias me permitió ir viendo cómo salíamos de una situación complicada, con muchos interrogantes… una situación que se ahondó después con la crisis, con la invasión de Ucrania y el momento que estamos viviendo, de expectativa pero, al mismo tiempo, sin perder la esperanza”.

Don Francisco también ha asegurado que sueña la Iglesia “como Jesús el Señor la quiere, como Pueblo de Dios en camino. Quiere que seamos presencia significativa y testigos de Aquél que es Evangelio, que es Buena Noticia. Cada momento nos muestra una preocupación concreta, pero la Buena Noticia ahí sigue siendo la misma que los primeros discípulos llevaron. Tenemos que ser una presencia discreta, que sepa transformar, en clave de semilla que siembra en el corazón de los hombres, en clave de levadura que fermenta desde el Evangelio”.

Ha concluido afirmando que al Apóstol Santiago le pide “la misma fuerza que él tuvo para extender las redes como el Señor les dijo ‘echad de nuevo las redes’, confiar en Él para que seamos pescadores de hombres, que no es más que extender la red del Evangelio para que todo hombre y mujer encuentren ahí esa salvación que esperan y esa esperanza que aguardan. Al menos, parte de esa fortaleza que él tuvo”.

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Fuente: Cope