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El Papa en el Ángelus nos explica los tres «venenos» con los que el diablo nos tienta

 

 

El Papa Francisco este domingo, previo al Ángelus, habló de la lucha espiritual en Cuaresma y reflexionó sobre el Evangelio correspondiente a ese día que recoge como Jesús fue tentado en el desierto por el diablo, que significa, dijo el Papa, «el que divide» y analiza  de quién lo quiere dividir, y de qué modo. «El diablo quiere separar a Jesús del Padre, quiere apartarlo de su misión de unidad para nosotros«, señala el Pontífice.

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Los tres venenos del diablo: apego, desconfianza y poder

Francisco dijo que el diablo, aprovechando la «condición humana de Jesús, que se encuentra débil porque ha ayunado durante cuarenta días y tiene hambre, intenta instilar en Él tres “venenos” potentes, para paralizar su misión de unidad»: Estos venenos son el apego, la desconfianza y el poder.

El diablo, afirmó, trata de sugestionar a Jesús con razonamientos persuasivos sobre el apego de las cosas y las necesidades, la desconfianza al Padre y sobre el poder.

 

Primer veneno, el apego: “Tienes hambre, ¿por qué tienes que ayunar? Escucha tu necesidad y satisfácela, tienes el derecho y el poder para ello: transforma las piedras en pan. Después, el segundo veneno, la desconfianza: “¿Estás seguro de que el Padre quiere tu bien? -insinúa el maligno-. ¡Ponlo a prueba, chantajéalo! Tírate desde el punto más alto del templo y haz que haga lo que tú quieres”. Por último, el tercer veneno, el poder: “¡No necesitas a tu Padre! ¿Por qué esperar sus dones? ¡Sigue los criterios del mundo, logra todo tú solo y serás poderoso!”. Terrible, ¿no es cierto? Pero es así, también para nosotros:»

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El diablo intenta instalar tres venenos en nosotros

El Santo Padre, nos recuerda, que el diablo trata de envenenarnos a cada uno con el apego a las cosas, la desconfianza y la sed de poder. Tres «tentaciones frecuentes y peligrosas que el diablo emplea con el fin de dividirnos del Padre«, y que trata de dividirnos, que no nos sintamos más hermanos entre nosotros, para llevarnos a la soledad y a la desesperación, dijo Francisco.

 

«¡Esto es lo que quiere hacer con Jesús, esto es lo que quiere hacernos a nosotros! Pero Jesús vence las tentaciones. ¿Cómo? Evitando discutir con el diablo y respondiendo con la Palabra de Dios».

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Vencer al diablo con la Palabra de Dios

Jesús, dijo el Papa, no dialoga con el diablo, no negocia con él, rechaza sus insinuaciones con «las Palabras benéficas de las Escrituras». Citando tres frases que hablan dijo Francisco, de libertad respecto a las cosas, de confianza y de servicio a Dios.  Tres frases opuestas a las tentaciones.

 

«Esto supone una invitación para nosotros: ¡con el diablo no se discute! No se le vence tratando con él, sino oponiéndole con fe la Palabra divina. De este modo, Jesús nos enseña a defender la unidad con Dios y entre nosotros, de los ataques del que divide. ¡Y necesitamos unidad!Esto es importante: con el diablo no se discute, con el diablo no se dialoga. Jesús se enfrenta a él con la Palabra de Dios». 

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¿Qué lugar tiene en mi vida la Palabra de Dios? 

El Pontífice nos cuestiona, qué lugar tiene en nuestras vidas la Palabra de Dios, nos pregunta si recurrimos a ella en nuestras luchas espirituales.

 

«Si tengo un vicio o una tentación que se repite, ¿por qué no busco, con la ayuda oportuna, un versículo de la Palabra de Dios que responda a ese vicio? Luego, cuando llegue la tentación, lo recito, lo rezo confiando en la gracia de Cristo. Probemos, nos ayudará en las tentaciones, porque, entre las voces que se agitan dentro de nosotros, resonará la voz benéfica de la Palabra de Dios».

 

Por último, una súplica a la Virgen María, que «ha acogido la Palabra de Dios y con su humildad ha derrotado la soberbia del que divide», que nos acompañe en la lucha espiritual de la Cuaresma.

 

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Fuente: vaticanews.va

El Papa en el Ángelus: «Libertad de los apegos, cultivar la virtud de hacernos a un lado»

 

El Santo Padre en el Ángelus de este domingo 15 de enero nos explica la importancia de dejar de lado los apegos, cultivar la virtud del hacernos a un lado en el momento oportuno, testimoniando que el punto de referencia de la vida es Jesús.

 

El Papa Francisco este domingo, previo al Ángelus, ha reflexionado sobre el Evangelio correspondiente a ese día que recoge el testimonio de Juan el Bautista sobre Jesús después de haberlo bautizado en el río Jordán. Al respecto reflexionó sobre la importancia de ser libres de los apegos, de cultivar la virtud de hacerse a un lado.

Nos cuestionó si somos capaces de hacer sitio a los demás, de  escucharlos, de dejarlos libres, de no atarlos a nosotros pretendiendo gratitud. Francisco nos preguntó si somos capaces de atraer a los demás hacia Jesús o hacia nosotros mismos. Y siguiendo  el ejemplo de Juan, nos preguntó si sabemos  alegrarnos de que las personas emprendan su propio camino y sigan su llamada, incluso si eso implica un poco de desapego respecto a nosotros, si nos alegramos de sus logros, ¿con sinceridad y sin envidia?

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Juan el Bautista

Juan el Bautista hablando de Jesús dice: «A Él me refería, cuando dije: Después de mí viene un hombre que me precede, porque existía antes que yo» (vv. 29-30). Al respecto, Francisco, hablando de Juan el Bautista, explicó que esta declaración revela el espíritu de servicio de Juan. Él fue enviado a preparar el camino al Mesías, y lo hizo sin ahorrar esfuerzos, dijo el Papa.

 

“Humanamente, se podría pensar que le será entregado un “premio”, un puesto relevante en la vida pública de Jesús. En cambio, no. Una vez cumplida su misión, Juan sabe hacerse a un lado, se retira de la escena para dejar el sitio a Jesús. Ha visto al Espíritu descender sobre Él (cfr. vv.33-34), lo ha señalado como el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo y ahora se dispone a escucharlo humildemente”.

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El signo del verdadero educador

Juan el Bautista, afirmó el Papa, predicó y reunió discípulos, los formó, y, sin embargo, señaló Francisco, no ata a nadie a sí. Este es el signo del verdadero educador remarcó, no atar a las personas a uno mismo.

 

“Juan pone a sus discípulos sobre las huellas de Jesús. No está interesado a tener seguidores, a obtener prestigio y éxito, sino que presenta su testimonio y luego da un paso atrás para que muchos tengan la alegría de encontrar a Jesús.

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La libertad respecto a los apegos

Con este espíritu de servicio, con su capacidad de dejar sitio, Juan el Bautista nos enseña una cosa importante, enfatizó Francisco: la libertad respecto a los apegos. Sí, porque es fácil apegarse a roles y posiciones, a la necesidad de ser estimados, reconocidos y premiados.

Sin embargo, para el Santo Padre, este apego, aunque si es natural, no es bueno, porque como dijo el Papa, el servicio implica la gratuidad, el cuidar de los demás sin ventajas para uno mismo, sin segundos fines.

 

“Nos hará bien cultivar, como Juan, la virtud del hacernos a un lado en el momento oportuno, testimoniando que el punto de referencia de la vida es Jesús”.

«Hacerse a un lado, aprender a despedirse: he cumplido esta misión, he tenido este encuentro, me hago a un lado y dejo lugar al Señor. Aprender a hacerse a un lado, a no tomar algo como una recompensa para nosotros».

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Crecer en espíritu de servicio 

Libertad de los apegos, esto dijo el Papa es importante, para un sacerdote “que está llamado a predicar y celebrar no por afán de protagonismo o por interés, sino para acompañar a los demás hacia Jesús”. O en los padres de familia, que educan a sus hijos con sacrificios y luego los dejan libres para que sigan su propio camino en la vida. Al respecto, el Pontífice dijo que es justo que “los padres sigan asegurando su presencia diciendo a los hijos: «no los dejamos solos»; pero con discreción, sin intromisión”.

Liberarse de los apegos y hacerse a un lado cuesta recordó Francisco, pero es importante hacerlo siempre, en todo momento, en la amistad, en la vida de pareja, en la vida comunitaria: es el paso decisivo para crecer en el espíritu de servicio.

 

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Fuente: vaticanews.va