Listado de la etiqueta: Arzobispo electo

Entrevista a Monseñor Francisco Prieto en Religión Digital: «Ser arzobispo no es una tarea solitaria, sino misión compartida»

 

 

  • “Ser arzobispo no es una tarea solitaria en la que uno deba hacerlo y serlo todo ni mucho menos, sino misión compartida desde el ministerio y el carisma que el Señor ha dado a cada bautizado”
  • “Acojamos la llamada que Dios nos hace para ser una Iglesia que no se quede paralizada en las estructuras, en actitudes meramente ideológicas o en las inercias pastorales”
  • “Con paciencia y maestría, con gesto sobrio y palabra honda, me enseñó y ayudó a conocer y querer a esta Iglesia compostelana”
  • “Ante el evidente retroceso del uso del gallego en nuestras celebraciones todos los fieles, todos los agentes de pastoral debemos entonar un mea culpa, ya sea por descuido o por complejos y prejuicios”

 

Humilde, inteligente, bien preparado y buena persona, Francisco José Prieto Fernández (Ourense, 1968) tomará posesión, en unos días, de la Archidiócesis de Santiago de Compostela, que, a su juicio, es más que una diócesis: “Es como un gran mosaico”. Agradece a monseñor Barrio, que “me enseñó y ayudó a conocer y querer a esta Iglesia compostelana”. Quiere, sueña y desea una Iglesia entendida como “misión compartida”, abierta y en salida, como pide el Papa, y, además, encarnada: “Ante el evidente retroceso del uso del gallego en nuestras celebraciones todos los fieles, todos los agentes de pastoral debemos entonar un mea culpa”.

El nuevo arzobispo pide a sus fieles “sentidiño” (un término muy característico de la forma de ser y actuar de los gallegos) de cara a las próximas elecciones: “Creo sinceramente en la capacidad de nuestra gente que, con “sentidiño” y libertad, sabrá ejercer un voto coherente con su conciencia y sus creencias”. Y, como soñar no cuesta nada, monseñor Prieto cree que todavía es posible que el Papa Francisco visite Compostela “con motivo de la JMJ” o “en otra ocasión oportuna”.

 

 

¿Esperaba seguir la tradición compostelana de los auxiliares convertidos en arzobispos? ¿Qué sintió cuando se lo comunicaron?

En Santiago, en ocasiones, me hacían referencia a la tradición acerca del obispo auxiliar como sucesor del arzobispo. Había precedentes, pero eso no implicaba que fuese una regla fija. Mi tarea fundamental era centrarme en mis obligaciones como obispo auxiliar, y saber que el discernimiento para esa decisión era responsabilidad de la Santa Sede.

Cuando me comunicaron, a mediados de marzo, que el Papa había decidido nombrarme arzobispo de Santiago, además de guardar unos segundos de silencio tras lo que me acababan de decir, como reacción inmediata experimenté una mezcla emocional entretejida de desconcierto y confianza. Todo sucede tan rápido que resulta difícil describir el momento. Sólo horas después tomas conciencia de la misión encomendada y de la fragilidad que te acompaña y te pones en las manos del Señor.

 

¿Le abruma el peso de ser uno de los arzobispos más jóvenes de Compostela?

Más que la edad, abruma la responsabilidad que supone ser pastor y obispo de una Iglesia diocesana como es la archidiócesis compostelana. En estos dos años como obispo auxiliar he procurado conocer de cerca una extensa y diversa geografía social y religiosa: una abundancia fecunda de realidades pastorales en sus parroquias rurales y urbanas, de costa e interior, en sus grupos y movimientos, en la vida religiosa, en la acción socio-caritativa, en la entrega generosa de los sacerdotes.

 

 

Cuando veo el mapa de la archidiócesis y pones nombre y rostro a cada lugar (y aún me queda mucho por conocer), te das cuenta de que ser arzobispo no es una tarea solitaria en la que uno deba hacerlo y serlo todo ni mucho menos, sino misión compartida desde el ministerio y el carisma que el Señor ha dado a cada bautizado.

 

¿Cuál será su mayor ilusión como arzobispo de Compostela?

Me acuerdo de aquellas palabras del papa Francisco en Evangelii Gaudium cuando afirma que sueña con una opción misionera capaz de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más que para la autopreservación (nº 27). Al comentarlas, suelo decir que el “sueño” no es ni una pesadilla ni una alucinación, sino el plan de Dios para cada uno, para cada Iglesia diocesana, para todo el pueblo de Dios. Soñar puede ser que todos – arzobispo, sacerdotes, consagrados, laicos – acojamos la llamada que Dios nos hace para ser una Iglesia que no se quede paralizada en las estructuras, en actitudes meramente ideológicas o en las inercias pastorales, sino dispuesta a recorrer juntos el camino del Evangelio. No es fácil pasar de las buenas intenciones y de los sueños a la realidad, pero tampoco excusarnos en nuestras comodidades y lamentos. Precisamos renovar una escucha con oídos en el corazón: a Dios y su Palabra, a los hermanos, a los hombres y mujeres de este tiempo tan complejo que nos ha tocado vivir. En la escucha se reconocen las preguntas que de verdad piden respuesta desde la fe, desde el Evangelio.

 

¿Qué ha aprendido de Don Julián y qué es lo que más le agradece?

Dos años como obispo auxiliar junto a don Julián me han permitido descubrir cómo vive su ministerio pastoral: con honda fe, hecho de palabras sabias y de gestos sencillos. Su entrega y dedicación a esta archidiócesis de Santiago ha sido plena en todos estos años, desde que llegó en 1993 como obispo auxiliar y todos los que estuvo al frente de la misma como arzobispo. Estoy convencido que el Señor, que ve en lo escondido, sabrá reconocerlo como corresponde. Personalmente, quiero agradecerle que, desde el primer momento, me acogió con afecto paterno y cercanía de hermano; y con paciencia y maestría, con gesto sobrio y palabra honda, me enseñó y ayudó a conocer y querer a esta Iglesia compostelana.

 

.

¿El Camino convierte a Santiago en algo más que una diócesis?

Estos días, al recorrer alguna de las plazas que rodean la Catedral de Santiago, me llama la atención, no solo la cantidad, sino sobre todo la diversidad de rostros y lenguas que ves y oyes. Ya no es Año Santo, como lo fue en el 2021-2022, pero Santiago se muestra, una vez más, como una Iglesia diocesana con una especial vocación de acogida y universalidad, amante de sus raíces cristianas y sus tradiciones locales y, al mismo tiempo, meta de tantos caminos por los que llegaron y llegan peregrinos que buscan una “ultreia” de sentido y hondura, de fe y esperanza. Santiago es como un gran mosaico en el que el Camino muestra que, tras la meta que conduce a la tumba del Apóstol, hay una peregrinación más profunda que nos conduce a un horizonte de plenitud y trascendencia

 

¿Hizo alguna vez el Camino?

Lo hice con ocasión de la Jornada Mundial de la Juventud que tuvo lugar en Santiago en 1989. En aquel momento era seminarista en Ourense, y peregrinamos con el grupo diocesano de jóvenes. Tanto el camino desde Ourense como los días de la JMJ fueron una inolvidable experiencia.

 

¿Va a incrementar la presencia del gallego en la liturgia?

Ante el evidente retroceso del uso del gallego en nuestras celebraciones todos los fieles, todos los agentes de pastoral debemos entonar un mea culpa, ya sea por descuido o por complejos y prejuicios. La nueva edición de la Biblia en gallego (4ª, 2021) o la versión revisada del Misal Gallego que está ya muy avanzada, nos urgen a retomar un compromiso, personal y diocesano, en favor de la lengua gallega, tanto para hablar con Dios como entre nosotros en los espacios eclesiales. El gallego como lengua es un patrimonio vivo de todos los gallegos: con él expresamos lo que somos, lo que sentimos y también ha de expresar lo que creemos cuando celebramos la fe u oramos a Dios.

 

 

¿Cómo suplir la escasez de sacerdotes, especialmente en el mundo rural?

Toda crisis, y la escasez de sacerdotes y un mundo rural envejecido y disperso lo son, hemos de verla, no como una ocasión para lamentarnos, sino como una oportunidad, como una llamada a redescubrir realidades que quizás teníamos olvidadas. La vida pastoral de nuestras comunidades y parroquias, tanto rurales como urbanas, precisa una verdadera conversión pastoral, personal y comunitaria, desde la que descubramos que todos los bautizados (laicos, religiosos y sacerdotes) somos actores de la misión de la Iglesia, que todos somos llamados a ser discípulos misioneros. Dar el paso de ser “clientes” a ser creyentes supone dejar atrás rutinas e inercias pastorales y dar paso a una vivencia sinodal de la corresponsabilidad en la acción evangelizadora. Precisamos una renovada creatividad pastoral que, teniendo presente la realidad de nuestras parroquias, su importancia y sus carencias, y superando, al mismo tiempo toda forma de clericalismo y parroquialismo, nos conduzca a establecer unidades pastorales que integren a las parroquias y comunidades en una acción pastoral conjunta de equipos apostólicos de sacerdotes, religiosos y laicos. Ya sé que no es un camino fácil, pero es necesario recorrerlo sino queremos ver cómo nuestras parroquias se vuelven cada vez más pequeñas y empobrecidas en su vida de fe.

 

¿Se puede acabar con el clericalismo en la Iglesia, como pide el Papa?

En una ocasión dijo el papa Francisco que “cuando falta la profecía, el clericalismo ocupa su sitio”. Sea de sacerdotes o de laicos, el clericalismo deteriora el sentido genuino de cualquier ministerio y carisma en la vida de la Iglesia. El clericalismo es un ejercicio de narcisismo que nace cuando, en cualquier opción o acción cristiana, nos centramos en nosotros mismos (mundanidad espiritual), y nos constituimos en el eje sobre el que todo debe discurrir: desvirtuamos y olvidamos que somos llamados a servir, no a servirnos unos de otros. Erradicarlo en la vida de nuestras Iglesias y comunidades es una exigencia de una auténtica conversión pastoral.

 

 

¿Qué pide a los gallegos de cara a las elecciones municipales?

Me viene a la mente aquel principio que tantas veces invocamos los gallegos cuando tomamos una decisión: “facelo con sentidiño”. Votar es legalmente un derecho y moralmente un deber. Y hacerlo con “sentidiño” supone que no podemos excusarnos con la indiferencia ni el fatalismo, y menos con la desconfianza y la sospecha permanente hacia la necesaria acción política. Al tratarse de unos comicios municipales, estamos ante la elección de aquellos que gobernarán de modo más cercano nuestras vidas en las pueblos y ciudades; seguramente conocemos mejor a los candidatos y ello permite valorar su honestidad en la procura del bien común, y no intereses partidistas o personales, y su opción firme por políticas que promuevan la dignidad de las personas. Creo sinceramente en la capacidad de nuestra gente que, con “sentidiño” y libertad, sabrá ejercer un voto coherente con su conciencia y sus creencias.

 

¿Sueña con una eventual visita del Papa a Compostela? ¿Podría ser de camino o de vuelta de la JMJ de Lisboa?

Con ocasión del Año Santo 2021-2022 mi predecesor, don Julián Barrio, invitó al papa Francisco a visitar Santiago de Compostela. No fue posible, pero confío que pueda reiterarle la invitación para acudir a esta ciudad que alberga la tumba y la memoria del Apóstol Santiago, tal como hicieron Juan Pablo II en 1982 y 1989 y Benedicto XVI en 2010. Ya sea con ocasión de la JMJ de Lisboa – con cuyo motivo, por cierto, muchos y numerosos grupos de jóvenes se acercarán a Santiago este verano – , o en otra fecha oportuna, esta casa del Señor Santiago podría ser la oportunidad para lanzar un mensaje que, recordando las conocidas palabras de Dante, haga resonar de nuevo la esperanza para un mundo que, en medio de tantas crisis, necesita peregrinar por sendas que lo humanicen y le ofrezcan horizontes de trascendencia, de fe y de sentido.

 

 

 

Fuente: José Manuel Vidal | Religión Digital

Solicitud de invitaciones para asistir a la toma de posesión de mons. Prieto como Arzobispo de Santiago

 

El ministerio pastoral de Mons. Francisco Prieto como Arzobispo Metropolitano de la Archidiócesis de Santiago de Compostela dará comienzo con una Eucaristía Solemne en la Catedral el próximo sábado 3 de junio. Con tal motivo y, dado el aforo limitado del Templo, se pone a disposición de las personas interesadas en asistir a la celebración, un formulario de inscripción para gestionar y facilitar el acceso a la Catedral.

https://www.pastoralsantiago.org/invitaciones/ 

Una vez cubierto el formulario se enviará, a la cuenta de correo indicada en el mismo, la invitación con un código QR, que se deberá presentar para acceder a la Catedral por la Plaza de Platerías antes de las 10:15 hs.

El número máximo de peticiones será de 300, tramitadas por riguroso orden de solicitud.

 

Fuente: pastoralsantiago.org

Entrevista a Mons. Prieto publicada en Alfa y Omega: “Hay que repensar la presencia pastoral en el territorio”

 

  • Tras dos años como auxiliar en Santiago, D. Francisco José Prieto asumirá los mandos de la archidiócesis gallega con el reto de hacer frente a la edad avanzada del clero y la indiferencia de los jóvenes.

 

Cuando fue nombrado auxiliar de Santiago dijo en estas páginas que lo primero que hizo tras recibir la noticia fue ir a la capilla del Obispado de Orense, donde estaba. ¿Qué hizo en esta ocasión?

—Me encontraba en el coche, llegando a Orense para visitar a mi familia. Era domingo por la noche. Recibí un mensaje de Nunciatura en el que me anunciaban que querían hablar conmigo. Aparqué y los atendí justo antes de subir a casa. Cuando me lo dijeron me quedé mudo, en un silencio entre sorprendido y abrumado. Fue un contexto muy cotidiano.

 

Comienza esta misión con dos años de bagaje en la archidiócesis.

—Han sido dos años intensos. Es una diócesis muy diversa. Tiene tres ciudades —La Coruña, Santiago y Pontevedra—, cada una con sus peculiaridades; una costa enorme, que mira en el norte a Ferrol y en el sur a Vigo y, en medio, el mundo rural. Es extensa y rica en su geografía humana, social y religiosa. En este tiempo he procurado acercarme a las parroquias, conocerlas y empaparme. Será una ayuda importante, aunque tan poco tiempo, y con un doble año santo, solo me ha permitido conocer el trazo grueso. Ahora toca el hilo fino de la vida de los sacerdotes, parroquias y todos los desafíos pastorales.

 

¿Cuáles son esos desafíos?

—Tenemos una edad media del clero muy alta y muchas parroquias. Hay que repensar la presencia pastoral en el territorio. La parroquia será imprescindible, pero no llega a la vida de toda nuestra gente. Pueden ser unidades pastorales, parroquiales… Dejemos atrás modelos que no responden a la realidad y trabajemos para ser significativos a través de la integración de parroquias, donde haya un trabajo compartido, catequesis y Cáritas interparroquiales, celebraciones dominicales en dos o tres lugares de referencia, bien celebradas y en las que el sacerdote no tenga que ir corriendo de aquí para allá, haciendo maratones.

 

Mejoraría la vida de los sacerdotes.

—Hay sacerdotes de edad avanzada, con una vida más frágil, pero hay otros más jóvenes con una gran carga de trabajo que pueden acabar quemándose tanto humana como espiritualmente.

 

¿Habrá que renunciar a la parroquia propia o a contar un sacerdote en exclusiva para ella?

—No se debería usar el posesivo en clave eclesial. Santiago tiene ese reto. Es una diócesis secular, de una gran vida y vitalidad, pero requiere que nos preguntemos sobre ella con realismo para dar una respuesta con realismo.

 

Hablaba antes de ser significativos. ¿Cómo se logra en una sociedad como la actual?

—En las generaciones más jóvenes predomina la indiferencia y el distanciamiento. No veo una actitud contraria. No les dice nada lo que proponemos.

Aquí hay que hacer un ejercicio importante: escuchar. Porque si no escuchamos, respondemos a preguntas que nadie nos hace. Hay que escuchar al hombre, a la mujer, al joven y al niño, saber integrar sus preocupaciones y no dar respuestas hechas. No podemos recetar genéricos ni fórmulas manidas. Se trata de recuperar la frescura del Evangelio y ofrecerla, decir que a ti Dios te ama y te abraza en un proyecto que quiere comprometer tu vida y planificarla. Dios no es una mochila que llevar sobre los hombros, sino un compañero de camino. Hay hombres y mujeres con crisis profundas de sentido y tendríamos que aparecer ahí, no como un respuesta hecha, ritual y mágica, como una inteligencia artificial que todo lo responde, sino desde la cercanía a cada uno en su circunstancia. Como escuché a un pastoralista, estamos llamados a ser resto, como levadura en la masa, pero no residuo. Nos puede costar, porque pesa la historia.

 

Quizás ser pocos ayude a purificar.

—Podemos ver este momento con pesar, pero no es para lamentarse. Las crisis son oportunidades. Estamos en un momento de repliegue en cuanto a número, pero debemos ganar en calidad y calidez evangélicas. Nos sobran retórica y argumentos.

 

Acaba de estar en Madrid en unas jornadas sobre sostenimiento de la Iglesia. ¿Es sostenible?

—Cuando hablamos de esto, enseguida pensamos en dinero, en la aportación económica. Tenemos que superar la idea de servicio religioso por el que pago una tasa o donativo y ya he cumplido como cliente. Debemos pasar de un cristianismo clientelar a uno discipular. De un cristiano cliente a uno creyente. La gente consume religión —fiestas, romerías, celebraciones, sacramentos…—, pero ¿hay discípulos creyentes? Desde ahí se entiende la responsabilidad y es cuando lo económico tiene sentido.

 

¿Qué tiene que decir el arzobispo de Santiago ante las elecciones?

—Más que dar una consigna, se trata de reclamar a la gente que ejerza su derecho de participación. Tenemos derecho a participar. Confío en la madurez de los laicos y en su discernimiento conforme a los criterios evangélicos y la doctrina social de la Iglesia. Preguntémonos por la calidad humana de nuestros políticos, por si su trayectoria habla de un proyecto de bien común o partidista. Eso es fácil de detectar. Interroguémonos con madurez como cristianos desde los valores y criterios del Evangelio acerca de los políticos y la acción política y actuemos con libertad de conciencia. No se trata de que los cristianos se identifiquen con un partido político. Eso es un error, como ha demostrado la historia.

 

Como gran aficionado, ¿sigue teniendo tiempo para el cine?

—«Que todo en la vida es cine y el cine sueños son», cantaba Aute. Hace tiempo que no puedo ir a una sala, pero, a través del streaming, me gusta volver a los clásicos. La última, El hombre tranquilo

 

Fuente: Fran Otero | Alfa y Omega

Mons. Prieto: “Al Apóstol le pido la misma fuerza que él tuvo para extender las redes como el Señor les dijo”

El arzobispo electo de Santiago de Compostela repasa en ‘La Linterna de la Iglesia’ su trayectoria y reflexiona sobre este nuevo servicio que va a prestar a la Iglesia

 

 

El próximo 3 de junio, Santiago de Compostela contará con nuevo arzobispo. Se trata del hasta ahora obispo auxiliar, monseñor Francisco José Prieto, que sustituye a quien ha estado durante 27 años al frente de esta archidiócesis, monseñor Julián Barrio.

Nacido hace 55 años en Orense donde también fue ordenado sacerdote a punto de cumplir los 25 años. En esta diócesis desarrolló su ministerio episcopal hasta su nombramiento como obispo en 2021. En ‘La Linterna de la Iglesia’ hemos repasado con él este tiempo que ha pasado en la archidiócesis compostelana y los retos que tiene por delante.

El arzobispo electo de Santiago ha comenzado refiriéndose a su antecesor, a D. Julián: “Estos dos años, para mí, han sido la oportunidad de compartir con él lo que es el trabajo y la dedicación que supone una archidiócesis como Santiago. Y hacerlo en el contexto de un doble Año Santo, que lo fue por el contexto de la pandemia. Recuerdo que en abril de 2021 teníamos limitaciones y poco a poco fuimos recuperando vida, en todos los sentidos. También la oportunidad de ir acercándome a las distintas parroquias me permitió ir viendo cómo salíamos de una situación complicada, con muchos interrogantes… una situación que se ahondó después con la crisis, con la invasión de Ucrania y el momento que estamos viviendo, de expectativa pero, al mismo tiempo, sin perder la esperanza”.

Don Francisco también ha asegurado que sueña la Iglesia “como Jesús el Señor la quiere, como Pueblo de Dios en camino. Quiere que seamos presencia significativa y testigos de Aquél que es Evangelio, que es Buena Noticia. Cada momento nos muestra una preocupación concreta, pero la Buena Noticia ahí sigue siendo la misma que los primeros discípulos llevaron. Tenemos que ser una presencia discreta, que sepa transformar, en clave de semilla que siembra en el corazón de los hombres, en clave de levadura que fermenta desde el Evangelio”.

Ha concluido afirmando que al Apóstol Santiago le pide “la misma fuerza que él tuvo para extender las redes como el Señor les dijo ‘echad de nuevo las redes’, confiar en Él para que seamos pescadores de hombres, que no es más que extender la red del Evangelio para que todo hombre y mujer encuentren ahí esa salvación que esperan y esa esperanza que aguardan. Al menos, parte de esa fortaleza que él tuvo”.

.

Fuente: Cope

Mons. Francisco Prieto: “Agradezco al Señor que, por medio del Papa Francisco, haya confiado en mí para ser y servir como pastor a la Iglesia en Santiago de Compostela”

El arzobispo electo de Santiago de Compostela, monseñor Francisco Prieto, hasta ahora obispo auxiliar, nos ha escrito una carta a todos los diocesanos con motivo de su nombramiento.

 

A TODOS LOS FIELES CRISTIANOS, A MIS QUERIDOS HERMANOS DE LA ARCHIDIÓCESIS DE SANTIAGO DE COMPOSTELA

 

Os saludo cordialmente, con afecto y cercanía, en el Señor, el Buen Pastor, e invocando la intercesión de María Nuestra Madre y del Apóstol Santiago

Pronto hará dos años, el próximo 10 de abril, lunes de Pascua, que fui ordenado obispo auxiliar de esta querida Archidiócesis de Santiago de Compostela y de su Arzobispo don Julián Barrio Barrio. En verdad, se puede decir que llegué como peregrino desde la vecina diócesis de Ourense, en la que nací y recibí el don de la fe y del ministerio sacerdotal. En aquella ocasión, os decía en la acción de gracias, tras la ordenación, que agradecer es reconocer que todo nos ha sido dado: el don de un ministerio como el episcopal, que no es tarea ni oficio, sino entrega, ofrenda de la propia vida, servicio “sin tacha día y noche” (como dice la plegaria de ordenación) a Dios y a esta porción del Pueblo de Dios, un bello mosaico de construido de muchos rostros y variados caminos, a la que he sido llamado a servir y acompañar.

En estos dos años como Obispo Auxiliar uno va tomando conciencia de la belleza y enormidad de la tarea encomendada, y consciente de mis limitaciones, sólo, una vez más, puedo decir GRACIAS.

A Dios, en primer lugar, que, sabiendo del barro del que estamos hechos, me llama ahora, por medio de la Iglesia, a servir como Arzobispo a este su Pueblo que habita y vive su fe en la extensa  y hermosa geografía de esta Archidiócesis. Agradezco al Señor que, por medio del Papa Francisco, al cual deseamos una pronta recuperación de su salud, haya confiado en mí para ser y servir como pastor a la Iglesia en Santiago de Compostela.

Permitidme que me dirija a mi querido hermano don Julián, durante 27 años  arzobispo de esta Iglesia diocesana: Gracias por su entrega, por su dedicación, por su servicio. El Señor que ve en lo escondido sabrá agradecerlo como corresponde. Personalmente, gracias, mi querido don Julián, que desde el primer momento me acogió con afecto paterno y cercanía de hermano; y con paciencia y maestría, con gesto sobrio y palabra honda, me enseñó y ayudó a conocer y querer a esta Iglesia: a sus sacerdotes, a los fieles de nuestras parroquias, a los laicos (grupos y movimientos, niños y jóvenes, catequistas, profesores, voluntarios de la acción socio-caritativa), a los miembros de la vida consagrada, a los seminaristas… a todos los que sois ese Pueblo de Dios del que tanto he aprendido y recibido en estos dos años. ¡Cuánto me habéis dado! Saber escuchar, acompañar, tender puentes y caminar juntos. Sé que cuento con vuestra ayuda y oración para ser con vosotros e para vosotros un pastor según el corazón de Dios: padre, hermano y amigo.

He ido apreciando esperanza y fe, ilusión y generosidad, retos y caminos a recorrer, desde las dispersas parroquias del mundo rural, hoy tan afectado por la despoblación y el olvido, hasta las presentes a lo largo de la costa, donde el mar acaricia a sus gentes en medio de importantes retos y dificultades; sin olvidarme de las tres ciudades, Santiago de Compostela, A Coruña y Pontevedra, que aportan una historia de rico pasado, comprometido presente y esperanzado futuro en su vida cristiana y ciudadana.

Son momentos para ejercer la confianza en Dios, y descubrir con gozo que Él nos da su gracia cuando nos llama a servir con más entrega al Pueblo de Dios, especialmente a todas aquellas personas, aquellas familias que más sufren estos duros momentos de crisis social y económica. Ante esta situación, en palabras del Papa Francisco, caminemos en esperanza por las semillas de bien que Dios sigue derramando en la humanidad y asumamos que, ante este reto y siempre, nadie se salva solo (cf. Fratelli tutti 54-55).

Un cordial y afectuoso saludo a todas las autoridades civiles, políticas, académicas, judiciales, militares y a los agentes sociales, así como a tantos hombres y mujeres de buena voluntad, creyentes y no creyentes, cristianos y no cristianos, con el deseo de trabajar juntos, desde el respeto y el diálogo, en favor del bien común de las gentes y pueblos de la Archidiócesis de Santiago de Compostela.

Consciente que la Puerta de la gracia siempre permanece abierta, encomiendo el ministerio que ahora se me confía, al que he sido llamado para serviros, al apóstol Santiago, a María nuestra Madre, aguardando que vivamos con gozo la próxima Pascua.

Que Dios os bendiga.

 

Francisco José Prieto Fernández
Arzobispo electo de la Archidiócesis de Santiago de Compostela

 

Fuente: archicompostela.es