Listado de la etiqueta: Cuaresma 2024

Conferencias Cuaresmales en la Catedral de Santiago

Como viene siendo habitual cada año, durante la Cuaresma, el Cabildo de la Catedral de Santiago organiza un pequeño ciclo de conferencias, a cargo de diferentes canónigos. Tendrán lugar los próximos 11, 12, 13 y 14 de marzo, a las 18:00 h en la capilla de la Comunión de la catedral de Santiago. Como tema central de este año se ha elegido “El sentido de la Semana Santa”.

El programa es el siguiente:

  • Lunes 11 de marzo: Don José Fernández Lago, “El Domingo de Ramos en la Pasión del Señor”
  • Martes 12 de marzo: Don Francisco Javier Buide del Real, “El Jueves Santo: la Misa de la Cena del Señor”
  • Miércoles 13 de marzo: Don Daniel Carlos Lorenzo Santos, “El Viernes Santo: la celebración de la Pasión del Señor”
  • Jueves 14 de marzo: Don Manuel Jesús Formoso Fernández, “Domingo de Pascua de la Resurrección del Señor”

 

Fuente: pastoralsantiago.org

Mensaje de Cuaresma del Arzobispo de Santiago de Compostela, mons. Francisco Prieto

Nuestro arzobispo D. Francisco nos invita a que comencemos este camino de CUARESMA como un camino de encuentro con el Señor a través de la oración. Solo con esa oración y en ese encuentro seremos capaces de reconocer al Señor en el hermano.

 

«La CUARESMA es un tiempo de gracia es también un tiempo de esperanza porque el horizonte es la PASCUA, es Cristo resucitado que es la vida que permanece para siempre»

 

 

 

Fuente: archicompostela.es

Cuaresma en la Catedral de Santiago de Compostela

Este miércoles 14 de febrero inicia la Cuaresma con la celebración del Miércoles de Ceniza. Ese día, en la catedral, se impondrá la ceniza en todas las misas de la jornada. La de las 19:30 h estará presidida por el Arzobispo, Monseñor Francisco Prieto, y contará con el acompañamiento de la Escolanía.

Al día siguiente, jueves 15 de febrero, a las 18 h en la capilla del Santísimo, el Deán, D. José Fernández Lago, dirigirá una meditación, a partir del mensaje del Papa para la Cuaresma de este año.

Además, todos los viernes de Cuaresma habrá celebración de la Penitencia (11:15 h, en el altar mayor) y Via Crucis por las naves de la catedral, al finalizar la misa de las 19:30 h. Para ello se volverán a colocar los catorce relieves del siglo XIX, recuperados el año pasado (https://catedraldesantiago.es/la-catedral-de-santiago-recupera-los-relieves-del-via-crucis/)

 

Fuente: pastoralsantiago.org

Cuaresma, tiempo de detenerse

Hoy Miércoles de Ceniza da comienzo al tiempo litúrgico de la Cuaresma: son los 40 días que llevan hasta la Pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. Una cuaresma en la que se nos invita a detenernos.

Cuaresma: detenerse ante el hermano herido

La Cuaresma es el tiempo litúrgico en el que mediante la oración, la limosna y el ayuno nos preparamos para la celebración de la Pascua. Es tiempo de escucha de la Palabra de Dios, de espera y esperanza. De actuar y detenerse. Un tiempo de conversión.

 

La web de la CEE ofrece un especial sobre Cuaresma, en su apartado «Creemos». En él se puede acceder al:

 

Así, en este tiempo de conversión, el papa Francisco en su exhortación para este tiempo de Cuaresma subraya que «es tiempo de actuar, y en Cuaresma actuar es también detenerseDetenerse en oración, para acoger la Palabra de Dios, y detenerse como el samaritano, ante el hermano herido«. El mensaje del Papa para la Cuaresma 2024, titulado “A través del desierto Dios nos guía a la libertad”,  se hizo público el 1 de febrero.

 

Especial CUARESMA
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Fuente:conferenciaepiscopal.es

«Tu Pascua, Señor, la razón de nuestra esperanza».- Material de Cuaresma y Pascua 2024 de ACG

Un  año más Acción Católica General pone a nuestra disposición unos materiales de Cuaresma y Pascua que esperan que nos ayuden a vivir este tiempo de Cuaresma y Pascua donde Dios nos ofrece, una vez más, la oportunidad de adentrarnos, personal y comunitariamente en este tiempo de gracia y escuchar con el corazón, la voz de aquel que nos ha amado hasta el extremo, Jesucristo, el Señor.

 

 

 

Bajo el lema ‹ Tu Pascua, Señor, la razón de nuestra esperanza › estos materiales nos invitan a hacer una nueva andadura hacia la Pascua, preparándonos ya, de un manera inmediata para el próximo Jubileo 2025,  profundizando en el tema de la esperanza, contenido fundamental del jubileo, cuyo lema es «Peregrinos de Esperanza», Una esperanza que nos hace mantenernos firmes en las promesas del Señor y que nace de la Pascua de Jesús, porque la muerte y resurrección de Jesús ilumina toda nuestra historia. Nuestra esperanza es que Jesucristo vive, y porque él está vivo también nosotros tenemos vida.

 

 

 

Desde ACG nos ofrecen este material a todas las personas, parroquias, equipos de vida, que quieran buscar momentos para reflexionar, celebrar y orar, tanto personal como comunitariamente, con  un itinerario marcado por la esperanza, e inspirado en los salmos que la liturgia nos propone para cada uno de los domingos.

 

 

 

Estos materiales para preparar la Cuaresma y la Pascua se pueden utilizar tanto personal como comunitariamente y se componen de:

    • Itinerario oracional con los salmos dominicales para Cuaresma y Pascua.
    • Mensaje del papa Francisco  para la Cuaresma 2024
    • Catequesis de Cuaresma: desesperados, perdonados, esperanzados
    • Catequesis de Pascua: ¡No os dejéis robar la esperanza!
    • Celebración Penitencial: «Os anunciamos la conversión y la misericordia».
    • Vía Crucis. sobre la ESPAÑA VACIADA y llena de vida.
    • Material de Infancia. Domingo a domingo.
    • Vía Crucis teatralizado para niños.

Y se pueden descargar en la web de ACG

 

 

Pidamos al Espíritu Santo y a la Virgen María que nos ayuden a vivir en esperanza, a pesar de todo, y a ser constructores de esperanza para la familia, para la parroquia y para la sociedad. De nosotros, con la ayuda de Dios, depende que muchas cosas sean mejores.

Que tengamos un camino gozoso hacia la Pascua y podamos experimentar cada día el paso del Señor por nuestra historia y de esta manera seamos testigos, en nuestro mundo, de la esperanza que nos trae la muerte y resurrección de Jesucristo.

 

 

 

El Papa Francisco nos invita a detenernos en Cuaresma.

El papa Francisco ha hecho público su mensaje para la Cuaresma 2024, titulado “A través del desierto Dios nos guía a la libertad” . Este tiempo litúrgico comenzará el próximo 14 de febrero, Miércoles de Ceniza.

El Papa subraya en su escrito que «es tiempo de actuar, y en Cuaresma actuar es también detenerseDetenerse en oración, para acoger la Palabra de Dios, y detenerse como el samaritano, ante el hermano herido«.

Texto íntegro:

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A través del desierto Dios nos guía a la libertad

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Queridos hermanos y hermanas:

Cuando nuestro Dios se revela, comunica la libertad: «Yo soy el Señor, tu Dios, que te hice salir de Egipto, de un lugar de esclavitud» (Ex 20,2). Así se abre el Decálogo dado a Moisés en el monte Sinaí. El pueblo sabe bien de qué éxodo habla Dios; la experiencia de la esclavitud todavía está impresa en su carne. Recibe las diez palabras de la alianza en el desierto como camino hacia la libertad. Nosotros las llamamos “mandamientos”, subrayando la fuerza del amor con el que Dios educa a su pueblo. La llamada a la libertad es, en efecto, una llamada vigorosa. No se agota en un acontecimiento único, porque madura durante el camino. Del mismo modo que Israel en el desierto lleva todavía a Egipto dentro de sí ―en efecto, a menudo echa de menos el pasado y murmura contra el cielo y contra Moisés―, también hoy el pueblo de Dios lleva dentro de sí ataduras opresoras que debe decidirse a abandonar. Nos damos cuenta de ello cuando nos falta esperanza y vagamos por la vida como en un páramo desolado, sin una tierra prometida hacia la cual encaminarnos juntos. La Cuaresma es el tiempo de gracia en el que el desierto vuelve a ser ―como anuncia el profeta Oseas― el lugar del primer amor (cf. Os 2,16-17). Dios educa a su pueblo para que abandone sus esclavitudes y experimente el paso de la muerte a la vida. Como un esposo nos atrae nuevamente hacia sí y susurra palabras de amor a nuestros corazones.

El éxodo de la esclavitud a la libertad no es un camino abstracto. Para que nuestra Cuaresma sea también concreta, el primer paso es querer ver la realidad. Cuando en la zarza ardiente el Señor atrajo a Moisés y le habló, se reveló inmediatamente como un Dios que ve y sobre todo escucha: «Yo he visto la opresión de mi pueblo, que está en Egipto, y he oído los gritos de dolor, provocados por sus capataces. Sí, conozco muy bien sus sufrimientos. Por eso he bajado a librarlo del poder de los egipcios y a hacerlo subir, desde aquel país, a una tierra fértil y espaciosa, a una tierra que mana leche y miel» (Ex 3,7-8). También hoy llega al cielo el grito de tantos hermanos y hermanas oprimidos. Preguntémonos: ¿nos llega también a nosotros? ¿Nos sacude? ¿Nos conmueve? Muchos factores nos alejan los unos de los otros, negando la fraternidad que nos une desde el origen.

En mi viaje a Lampedusa, ante la globalización de la indiferencia planteé dos preguntas, que son cada vez más actuales: «¿Dónde estás?» (Gn 3,9) y «¿Dónde está tu hermano?» (Gn 4,9). El camino cuaresmal será concreto si, al escucharlas de nuevo, confesamos que seguimos bajo el dominio del Faraón. Es un dominio que nos deja exhaustos y nos vuelve insensibles. Es un modelo de crecimiento que nos divide y nos roba el futuro; que ha contaminado la tierra, el aire y el agua, pero también las almas. Porque, si bien con el bautismo ya ha comenzado nuestra liberación, queda en nosotros una inexplicable añoranza por la esclavitud. Es como una atracción hacia la seguridad de lo ya visto, en detrimento de la libertad.

Quisiera señalarles un detalle de no poca importancia en el relato del Éxodo: es Dios quien ve, quien se conmueve y quien libera, no es Israel quien lo pide. El Faraón, en efecto, destruye incluso los sueños, roba el cielo, hace que parezca inmodificable un mundo en el que se pisotea la dignidad y se niegan los vínculos auténticos. Es decir, logra mantener todo sujeto a él. Preguntémonos: ¿deseo un mundo nuevo? ¿Estoy dispuesto a romper los compromisos con el viejo? El testimonio de muchos hermanos obispos y de un gran número de aquellos que trabajan por la paz y la justicia me convence cada vez más de que lo que hay que denunciar es un déficit de esperanza. Es un impedimento para soñar, un grito mudo que llega hasta el cielo y conmueve el corazón de Dios. Se parece a esa añoranza por la esclavitud que paraliza a Israel en el desierto, impidiéndole avanzar. El éxodo puede interrumpirse. De otro modo no se explicaría que una humanidad que ha alcanzado el umbral de la fraternidad universal y niveles de desarrollo científico, técnico, cultural y jurídico, capaces de garantizar la dignidad de todos, camine en la oscuridad de las desigualdades y los conflictos.

Dios no se cansa de nosotros. Acojamos la Cuaresma como el tiempo fuerte en el que su Palabra se dirige de nuevo a nosotros: «Yo soy el Señor, tu Dios, que te hice salir de Egipto, de un lugar de esclavitud» (Ex 20,2). Es tiempo de conversión, tiempo de libertad. Jesús mismo, como recordamos cada año en el primer domingo de Cuaresma, fue conducido por el Espíritu al desierto para ser probado en su libertad. Durante cuarenta días estará ante nosotros y con nosotros: es el Hijo encarnado. A diferencia del Faraón, Dios no quiere súbditos, sino hijos. El desierto es el espacio en el que nuestra libertad puede madurar en una decisión personal de no volver a caer en la esclavitud. En Cuaresma, encontramos nuevos criterios de juicio y una comunidad con la cual emprender un camino que nunca antes habíamos recorrido.

Esto implica una lucha, que el libro del Éxodo y las tentaciones de Jesús en el desierto nos narran claramente. A la voz de Dios, que dice: «Tú eres mi Hijo muy querido» (Mc 1,11) y «no tendrás otros dioses delante de mí» (Ex 20,3), se oponen de hecho las mentiras del enemigo. Más temibles que el Faraón son los ídolos; podríamos considerarlos como su voz en nosotros. El sentirse omnipotentes, reconocidos por todos, tomar ventaja sobre los demás: todo ser humano siente en su interior la seducción de esta mentira. Es un camino trillado. Por eso, podemos apegarnos al dinero, a ciertos proyectos, ideas, objetivos, a nuestra posición, a una tradición e incluso a algunas personas. Esas cosas en lugar de impulsarnos, nos paralizarán. En lugar de unirnos, nos enfrentarán. Existe, sin embargo, una nueva humanidad, la de los pequeños y humildes que no han sucumbido al encanto de la mentira. Mientras que los ídolos vuelven mudos, ciegos, sordos, inmóviles a quienes les sirven (cf. Sal 115,8), los pobres de espíritu están inmediatamente abiertos y bien dispuestos; son una fuerza silenciosa del bien que sana y sostiene el mundo.

Es tiempo de actuar, y en Cuaresma actuar es también detenerseDetenerse en oración, para acoger la Palabra de Dios, y detenerse como el samaritano, ante el hermano herido. El amor a Dios y al prójimo es un único amor. No tener otros dioses es detenerse ante la presencia de Dios, en la carne del prójimo. Por eso la oración, la limosna y el ayuno no son tres ejercicios independientes, sino un único movimiento de apertura, de vaciamiento: fuera los ídolos que nos agobian, fuera los apegos que nos aprisionan. Entonces el corazón atrofiado y aislado se despertará. Por tanto, desacelerar y detenerse. La dimensión contemplativa de la vida, que la Cuaresma nos hará redescubrir, movilizará nuevas energías. Delante de la presencia de Dios nos convertimos en hermanas y hermanos, percibimos a los demás con nueva intensidad; en lugar de amenazas y enemigos encontramos compañeras y compañeros de viaje. Este es el sueño de Dios, la tierra prometida hacia la que marchamos cuando salimos de la esclavitud.

La forma sinodal de la Iglesia, que en estos últimos años estamos redescubriendo y cultivando, sugiere que la Cuaresma sea también un tiempo de decisiones comunitarias, de pequeñas y grandes decisiones a contracorriente, capaces de cambiar la cotidianeidad de las personas y la vida de un barrio: los hábitos de compra, el cuidado de la creación, la inclusión de los invisibles o los despreciados. Invito a todas las comunidades cristianas a hacer esto: a ofrecer a sus fieles momentos para reflexionar sobre los estilos de vida; a darse tiempo para verificar su presencia en el barrio y su contribución para mejorarlo. Ay de nosotros si la penitencia cristiana fuera como la que entristecía a Jesús. También a nosotros Él nos dice: «No pongan cara triste, como hacen los hipócritas, que desfiguran su rostro para que se note que ayunan» (Mt 6,16). Más bien, que se vea la alegría en los rostros, que se sienta la fragancia de la libertad, que se libere ese amor que hace nuevas todas las cosas, empezando por las más pequeñas y cercanas. Esto puede suceder en cada comunidad cristiana.

En la medida en que esta Cuaresma sea de conversión, entonces, la humanidad extraviada sentirá un estremecimiento de creatividad; el destello de una nueva esperanza. Quisiera decirles, como a los jóvenes que encontré en Lisboa el verano pasado: «Busquen y arriesguen, busquen y arriesguen. En este momento histórico los desafíos son enormes, los quejidos dolorosos —estamos viviendo una tercera guerra mundial a pedacitos—, pero abrazamos el riesgo de pensar que no estamos en una agonía, sino en un parto; no en el final, sino al comienzo de un gran espectáculo. Y hace falta coraje para pensar esto» (Discurso a los universitarios, 3 agosto 2023). Es la valentía de la conversión, de salir de la esclavitud. La fe y la caridad llevan de la mano a esta pequeña esperanza. Le enseñan a caminar y, al mismo tiempo, es ella la que las arrastra hacia adelante.[1]

Los bendigo a todos y a vuestro camino cuaresmal.

Roma, San Juan de Letrán, 3 de diciembre de 2023, I Domingo de Adviento.

FRANCISCO

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[1] Cf. Ch. Péguy, El pórtico del misterio de la segunda virtud, Madrid 1991, 21-23.

 

Fuente: conferenciaepiscopal.es