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Día de la Acción Católica y del Apostolado Seglar 2023: «Juntos anunciamos lo que vivimos»

 

El próximo 28 de mayo, día de la solemnidad de Pentecostés, la Iglesia celebra también el DÍA DE LA ACCIÓN CATÓLICA Y DEL APOSTOLADO SEGLAR. El lema que para la Jornada de este año es «Juntos anunciamos lo que vivimos»

Un día, como recuerdan los obispos de la Comisión Episcopal para los Laicos, Familia y Vida  en su mensaje, que todos los bautizados juntos: los laicos, consagrados y pastores, tenemos la misión de anunciar a Jesucristo con nuestra vida cotidiana.

Dicha comisión es la encargada de elaborar los materiales para divulgar y preparar la jornada. (Se pueden descargar en los distintos enlaces que aparecen al final).

¿Cuál es el mensaje de los obispos?

La Jornada de este año, explican los obispos de la Comisión Episcopal para los Laicos, Familia y Vida, “nos invita a todos los bautizados, especialmente a los laicos, a tomar conciencia de la importancia del anuncio explícito de Jesucristo, con palabras y con obras”.

Esta Comisión, anuncian, quiere llevar a cabo un ejercicio de discernimiento sobre el Itinerario del Primer Anuncio pues las conclusiones del proceso sinodal evidencian que es una prioridad pastoral para la Iglesia en España. Además, se recoge como una preferencia en las orientaciones pastorales de la CEE (2021-2025), Fieles al envío misionero.

También “nos urge” a situar el primer anuncio como núcleo y eje de la labor pastoral como Iglesia responder al “cambio de época”: “La sociedad actual, marcada por la secularización y el pluralismo, se coloca cada día más de espaldas a Dios y la mayoría de las personas viven como si Dios no existiera. Si hace unos años la fe fue arrinconada al ámbito privado de la persona, ahora ha sido en muchos casos expulsada incluso de ese espacio. Podemos afirmar que estamos asistiendo a una situación de esquizofrenia creyente, porque se ha establecido una contraposición entre la vida de fe y la vida cotidiana”.

El primer anuncio, matizan, encuentra su fundamento en el mandato expreso de Jesús, “que nos invita a la evangelización: «Id al mundo entero y anunciad el evangelio a toda la creación» (Mc 16,15)”. Y en contexto actual, caracterizado en muchos casos por el desconocimiento y la indiferencia hacia la persona de Jesús, estamos llamados a hacernos presentes, a nivel personal y comunitario, en los espacios públicos para anunciar el kerigma con lenguajes adecuados al interlocutor y especialmente con nuestro testimonio”.

Una tarea de todo el pueblo de Dios

Los obispos valoran las iniciativas de primer anuncio que ya existen en nuestra Iglesia en España, pero confiesan que “nuestro anhelo es que todospor el sacramento del bautismo, tomemos conciencia de nuestra vocación de ser anunciadores de Jesucristo, que proclamemos con nuestras palabras y obras el kerigma, el núcleo del evangelio: Jesucristo te ama, ha dado la vida por ti y ha resucitado”.

Por eso, ofrecen unas pautas. Como punto de partida para abordar cualquier cambio pastoral señalan la importancia de la oración, de los sacramentos y de “renovar nuestro encuentro con el Señor” pues “no podemos ser creíbles en el exterior si no cuidamos el interior”.

También es fundamental, explican, comunicar con lenguajes adecuados a aquellos con los que se dialoga. Y hoy “este anuncio debe insertarse en la nueva cultura digital en la que nos movemos”. En este sentido plantean el desafío de convertirse en una presencia evangelizadora en el continente digital.

Otra palabra clave es el testimonio pues nuestro mundo necesita “no tanto maestros como testigos”. Es fundamental “anunciar a Cristo con nuestro modo de vivir” para “tocar el corazón y la mente de los que nos escuchan porque predicamos con nuestra vida”. “Nos duele”, confiesan, que en la síntesis del Sínodo en España “se vea a la Iglesia como una institución reaccionaria y poco propositiva, alejada de la realidad de hoy”.

Como Iglesia “tenemos que situarnos en diálogo con el mundo, ofreciendo la buena noticia del evangelio a tantas personas que están sufriendo, que se sienten marginadas por la sociedad por cualquier motivo”. Estamos llamados a anunciar “al que es la vida, Jesucristo, en medio de las situaciones de muerte, de tristeza o de falta de esperanza que hay a nuestro alrededor”.

Esta Jornada, que coincide con las elecciones municipales y autonómicas, “nos interpela también a un testimonio cristiano en el mundo de la política, que, en palabras del papa Francisco, «es una altísima vocación, es una de las formas más preciosas de la caridad, porque busca el bien común» (EG 205).

Los obispos terminan su mensaje agradeciendo el trabajo de las delegaciones de apostolado seglar; de los movimientos y asociaciones; de la Acción Católica; del Consejo Asesor de Laicos y “el testimonio anónimo de tantos laicos de nuestras parroquias que cada día anuncian a Jesucristo en sus ambientes, con palabras y obras”.

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Materiales de la Jornada

 

 

 

Fuente: conferenciaepiscopal.es

Mons. Barrio destaca el papel fundamental del laicado en la corresponsabilidad y en la misión evangelizadora de la Iglesia

 

En una Carta Pastoral dedicada al Día de la Acción Católica y Apostolado Seglar, que se celebrará en la solemnidad de Pentecostés, el arzobispo de Santiago recuerda, en continuidad con el mensaje del pasado año y en el contexto sinodal, que “se nos invita a seguir construyendo juntos con la fuerza del Espíritu Santo una Iglesia en salida para anunciar con alegría el Evangelio y ser comunicadores de esperanza, recordando que todos los bautizados hemos de sentirnos protagonistas de la misión que se nos ha confiado en la Iglesia y en el mundo”.

En este sentido indica que “no podemos olvidar el papel fundamental del laicado en la corresponsabilidad y en la misión evangelizadora de la Iglesia”. Y añade: “la vocación cristiana es por su propia naturaleza vocación apostólica, misionera, evangelizadora”.

En la carta a los laicos, el arzobispo recuerda tres actitudes que configuran la identidad cristiana y apostólica del discípulo de Cristo: “una inquietud profunda y humilde para sintonizar con Cristo, la fidelidad a su persona y la obediencia a la acción iluminadora y santificadora del Espíritu, y la humilde intrepidez para aceptar el honor de la repulsa o de la acogida que el hombre libremente ha de hacer siempre de Cristo, signo de contradicción frente al misterio insondable de la libertad humana”.

La sinodalidad nos interpela a estar en el corazón del mundo asumiendo el compromiso en la vida pública”, dice mons. Barrio.

 

 

Carta Pastoral en el Día de la Acción Católica y Apostolado Seglar 2022

“Sigamos construyendo juntos. El Espíritu Santo nos necesita”

 

Queridos diocesanos:

En continuidad con el mensaje del pasado año y en el contexto sinodal en el que,  invitados por el papa Francisco para preparar el Sínodo de los Obispos (2023), nos encontramos, se nos invita a seguir construyendo juntos con la fuerza del Espíritu Santo una Iglesia en salida para anunciar con alegría el Evangelio y ser comunicadores de esperanza, recordando que todos los bautizados hemos de sentirnos protagonistas de la misión que se nos ha confiado en la Iglesia y en el mundo (cf. LG 31). No podemos olvidar el papel fundamental del laicado en la corresponsabilidad y en la misión evangelizadora de la Iglesia.

Después de la Resurrección el Señor confirió a los apóstoles la misión de anunciar el Evangelio con todas las consecuencias. Hubo dificultades desde el principio pero Pedro ante la prohibición de predicar dirá: “Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres” y no les atemoriza ni les abate. No les asusta ser ultrajados con tal de cumplir la misión encomendada. Predicar el Evangelio desemboca en la práctica del culto. Conocer que Cristo ha muerto y resucitado por nuestra salvación ha de llevarnos a adherirnos a Él como nuestro Señor.

En esta Jornada recordamos nuevamente esta consideración del papa Francisco: “He aquí un hermoso secreto para soñar y hacer de nuestra vida una hermosa aventura. Nadie puede pelear  la vida aisladamente… Se necesita una comunidad que nos  sostenga, que nos ayude  y en la que nos ayudemos unos a otros a mirar hacia adelante. ¿Qué importante es soñar juntos… Solos se corre el riesgo de tener espejismos, en los que ves lo que no hay; los sueños se construyen juntos[1]. “Sigamos construyendo juntos. Sigamos creyendo que los sueños se construyen juntos, desde la fraternidad, la comunión eclesial. La sinodalidad consiste en ir creando un “nosotros” eclesial, compartido, es decir, que todos sintamos como propia la biografía de la Iglesia”[2]. La vocación cristiana es por su propia naturaleza  vocación apostólica, misionera, evangelizadora.

Tres actitudes configuran la identidad cristiana y apostólica del discípulo de Cristo: una inquietud profunda y humilde para sintonizar con Cristo, la fidelidad a su persona y la obediencia a la acción iluminadora y santificadora del Espíritu, y la humilde intrepidez para aceptar el honor de la repulsa o de la acogida que el hombre libremente ha de hacer siempre de Cristo, signo de contradicción  frente al misterio insondable de la libertad humana. En nuestro peregrinar apostólico hemos de recordar que hemos sido elegidos en Cristo, amados con Cristo y enviados como Cristo en nuestro Bautismo (cf. Jn 3,3; 5-7). “No podemos obviar el sacramento del Bautismo, porque aquí se encuentra la base para una nueva concepción del laico en la Iglesia, como miembro de pleno derecho”[3]. Elegidos como fruto gratuito de una absoluta y amorosa iniciativa del Padre, los cristianos son como una prolongación viviente de Cristo; amados, son como seres transferidos al Reino del Hijo de su Amor hasta que el mismo Cristo habite por la fe  en nuestros corazones (Ef 3,17); enviados, son como testigos vivientes de Cristo para dar fruto y que el fruto permanezca. Sin conciencia de ser elegidos se manifiesta la radical crisis cristiana, sin conciencia de ser amados emerge la irresponsabilidad de la propia identidad ante Dios y ante Cristo, sin conciencia de ser enviados se reduce el cristianismo a puro convencionalismo social o religioso. En este momento caracterizado por cambios imprevisibles que están afectando a la Iglesia, “el esfuerzo orientado al anuncio del Evangelio a los hombres de nuestro tiempo, exaltados por la esperanza pero a la vez perturbados con frecuencia por el temor y la angustia, es sin duda alguna un servicio que se presenta a la comunidad cristiana e incluso a toda la humanidad[4].

Necesitamos la fuerza del Espíritu Santo, “garante de la comunión, de la unidad que no es igual a uniformidad, sino que se expresa en la diversidad que nos conduce a la complementariedad”[5]. El papa Francisco nos dice: “Espero que todas las comunidades procuren poner los medios necesarios para avanzar en el camino de una conversión pastoral y misionera, que no puede dejar las cosas como están. Ya no nos sirve una simple administración… Constituyámonos en todas las regiones de la tierra en un estado permanente de misión”[6]La sinodalidad nos interpela a estar en el corazón del mundo asumiendo el compromiso en la vida pública, conscientes de que “la Iglesia  no pretende disputar poderes terrenos, sino ofrecerse como hogar entre los hogares, abierto para testimoniar al mundo actual la fe, la esperanza y el amor al Señor y a aquellos que Él ama con predilección[7].

¡Que el Espíritu Santo nos ilumine en la tarea evangelizadora y revitalice el Apostolado Seglar y la Acción Católica! Os saluda con afecto y bendice en el Señor.

 

+ Julián Barrio Barrio,
Arzobispo de Santiago de Compostela.

 

[1] FRANCISCO, Fratelli tutti, 8.

[2] Mensaje de los Obispos. Día de la Acción Católica y del Apostolado Seglar, 2022.

[3] Ibid.

[4] PABLO VI, Exhortación apostólica Evangelii Nuntiandi, nº 1.

[5] Mensaje…

[6] FRANCISCO, Evangelii gaudium, 25.

[7] FREANCISCO, Fratelli tutti, 276.

 

Fuente: archicompostela.es

«Jornada de la Acción Católica y del Apostolado» .- Francisco Durán, Vicedelegado de Apostolado Seglar,

En este audio, Francisco Durán, Vicedelegado de Apostolado Seglar, nos habla sobre el «Día de la Acción Católica y del Apostolado Seglar» que tendrá lugar el próximo domingo 5 de junio, Solemnidad de Pentecostés.

 

 

 

Fuente: pastoralsantiago.org

Día de la Acción Católica y Apostolado Seglar 2022: «Sigamos construyendo juntos. El Espíritu Santo nos necesita»

 

 

El próximo 5 de junio, solemnidad de Pentecostés, la Iglesia celebra también el DÍA DE LA ACCIÓN CATÓLICA Y DEL APOSTOLADO SEGLAR, este año bajo el lema, «SIGAMOS CONSTRUYENDO JUNTOS. El Espíritu Santo nos necesita»,

Un día, como recuerdan los obispos de la Comisión Episcopal para los Laicos, Familia y Vida  en su mensaje, para destacar «el papel fundamental que tiene el laicado en la corresponsabilidad eclesial y en la misión evangelizadora, junto con los pastores y la Vida Consagrada».

Dicha comisión es la encargada de elaborar los materiales para divulgar y preparar la jornada. (Se pueden descargar en los distintos enlaces que aparecen al final).

¿Cuál es el mensaje de los obispos?

El mensaje de los obispos de la Comisión Episcopal para los Laicos, Familia y Vida gira en torno al Sínodo de los obispos. Ya el lema, explican, «invita a seguir construyendo juntos el gran reto y desafío pastoral de la sinodalidad, que nos propone el papa Francisco con este proceso sinodal que está llevando a cabo la Iglesia universal y nuestras iglesias particulares, congregaciones, asociaciones y movimientos laicales». Un proceso que para la Iglesia que peregrina en España está siendo “un tiempo de gracia” y una oportunidad “para crecer en comunión, participación y misión”.

La sinodalidad, recuerdan, expresa la naturaleza de la Iglesia y es su ADN, por eso, aunque hemos llegado al final de esta primera etapa sinodal, invitan a dar continuidad a este proceso para que «sigamos construyendo juntos. Sigamos creyendo que los sueños se construyen juntos, desde la fraternidad, la comunión eclesial». Y puntualizan, «la sinodalidad consiste en ir creando un “nosotros” eclesial compartido, es decir, que todos sintamos como propia la biografía de la Iglesia».

Recuperar el sacramento del bautismo y la escucha como método del proceso sinodal.

Los obispos continúan su mensaje invitando a recuperar el sacramento del bautismo «como fundamento teológico de esta eclesiología de comunión». En el bautismo, explican, «se encuentra la base para una nueva concepción del laico en la Iglesia, como miembro de pleno derecho. Desde aquí se entiende que la vocación laical no es una vocación residual, por defecto, ni hay que considerar al laico como un cristiano de segunda, ni un actor de reparto, sino protagonista de la misión evangelizadora de la Iglesia, junto a los pastores y la vida consagrada».

Por eso, advierten que «una Iglesia sinodal es aquella en la que la Iglesia reconozca a los laicos y los laicos se reconozcan Iglesia, evitando caer en el clericalismo, que es uno de los problemas más serios que existe en nuestra Iglesia actual». Y proponen «promover espacios en los que todos nos sintamos protagonistas de la vida de la Iglesia y de su vocación misionera». Para lo que es fundamental que «se favorezca el diálogo profundo y la escucha mutua, acogiendo también con respeto y cariño aquellas palabras de las personas que no piensan como nosotros».

Así, la escucha sería el método del proceso sinodal y «una de las claves para poder compartir ideas y proyectos, sueños sobre una Iglesia que vamos construyendo entre todos y que deseamos que sea Iglesia de puertas abiertas, que la habita el Señor y donde se cuidan con esmero las relaciones fraternas».

Nadie se salva solo, nadie se salva sin Dios.

Además de la importancia del Sínodo dentro de la Iglesia, los obispos destacan su papel en el diálogo con la sociedad contemporánea, especialmente con los más pobres y sufrientes. «En estos tiempos, marcados aún por la pandemia y por el drama de la guerra, por la inestabilidad económica, recibimos una llamada urgente a descubrir que nadie se salva solo, porque estamos todos en la misma barca en medio de las tempestades de la historia, pero sobre todo que nadie se salva sin Dios», afirman.

El Espíritu Santo nos necesita.

En la última parte del mensaje, se centran en el papel fundamental del Espíritu Santo en este proceso, pues «es muy importante que no olvidemos que el proceso sinodal es ante todo un proceso espiritual y está orientado al discernimiento. Se trata de preguntarnos cada uno y juntos, en comunidad o en grupos, hacia dónde nos quiere llevar el Espíritu Santo en estos momentos actuales de la historia«.

«Estamos -continúan- ante una posibilidad de cambio profundo, en autenticidad y coherencia, ante un decisivo impulso evangelizador. Se trata ciertamente de una respuesta imprevista que es el Espíritu quien guía y es una aventura para vivir en comunidad. La tarea es enorme, sus contornos no están totalmente definidos; no conocemos por dónde y cómo discurrirá este camino. No sabemos qué nos aguarda. Solo que debemos ponernos en camino porque el Espíritu Santo nos necesita, nos llama a escuchar, discernir y seguir construyendo juntos un Pueblo de Dios en salida, que anuncie el Evangelio con alegría y sea fuente de esperanza en el momento actual».

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Materiales de la jornada.

   

 

Fuente: conferenciaepiscopal.es

Nuestro arzobispo preside en la Catedral la Misa de Pentecostés en el Día de la Acción Católica y del Apostolado Seglar

  • Monseñor Barrio destaca el papel de los laicos en la Iglesia

El arzobispo de Santiago, monseñor Julián Barrio, presidió hoy la Eucaristía de la Solemnidad de Pentecostés en la Catedral compostelana, una fecha en la que la Iglesia celebra también el día de la Acción Católica y del Apostolado Seglar. Precisamente a los laicos se dirigió especialmente el arzobispo, animándoles a revitalizar la fe y a vivirla coherentemente en la vida personal y en el entorno familiar, profesional y cívico. Monseñor Barrio señaló, en relación con la fiesta litúrgica del día que el Espíritu Santo otorga fortaleza para testimoniar la fe y difundir el Evangelio. La Iglesia, dijo, el arzobispo, ha de construirse desde el diálogo y la acogida.

Con la Solemnidad de Pentecostés se cierra el ciclo litúrgico de la Pascua. Esta fiesta recuerda el momento en que los apóstoles recibieron el don del Espíritu Santo. Pentecostés, según dijo hoy el arzobispo, hace referencia a la unidad y a la misión de la Iglesia, que ha de abrirse a la sociedad para hacer presente su mensaje de entrega, generosidad, perdón y sanación, así como su preferencia por los más débiles y necesitados. Una tarea en la que los laicos tienen un papel significativo que cumplir en este momento.

 

Fuente: archicompostela.es

Carta Pastoral de D. Julián en el Día de la Acción Católica y Apostolado Seglar 2021: «Hay que discernir qué lugar ocupa el apostolado seglar en nuestras parroquias, y cómo impulsar la acción de los laicos»

 

Nuestro arzobispo, D. Julián nos ha escrito a todos los diocesanos una Carta Pastoral, dedicada al Día de la Acción Católica y Apostolado Seglar, que se celebrará en la solemnidad de Pentecostés, el próximo 23 de mayo, con el lema «Los sueños se construyen juntos».

En dicha carta monseñor Barrio, recordando el reciente Congreso Nacional de Laicos y el Sínodo Diocesano, nos indica que “necesitamos abrirnos a la trascendencia y a la fraternidad, al discernimiento y a la sinodalidad.”. El arzobispo añade que “en la Iglesia diocesana ha de crecer la conciencia de que el laico tiene una misión eclesial por derecho propio y como consecuencia de su pertenencia a la Iglesia”, insistiendo en que «es la hora de caminar juntos como Pueblo de Dios, pastores, consagrados y laicos, conscientes de que todos somos necesarios a la hora de evangelizar».

Esta carta de nuestro arzobispo constituye un reconocimiento a la tarea de los laicos y, a la vez, una llamada a su responsabilidad para construir junto a los pastores una Iglesia capaz de afrontar los retos del futuro. Así, el arzobispo asegura que: “hay que pasar del laico consumidor de actividades eclesiásticas a un laicado corresponsable en la misión evangelizadora de la Iglesia, evitando el peligro del clericalismo que lleva a funcionalizar el laicado y a diluir la gracia bautismal. En este sentido hay que discernir qué lugar ocupa el apostolado seglar en nuestras parroquias, y cómo impulsar la acción de los laicos en aquellas experiencias fundamentales como son la familia, la educación, la cultura, la actividad laboral y la presencia en la vida pública

“En este momento caracterizado por cambios imprevisibles que están afectando a la Iglesia”, afirma monseñor Barrio, “estamos llamados a edificar la ciudad de Dios en medio de la ciudad de los hombres, siendo amables y  comprensivos, entregando la vida por los demás como comprobamos también durante esta pandemia”.

A continuación trascribimos la carta íntegra:

 

“Los sueños se construyen juntos”

 

Queridos diocesanos:

Seguimos haciendo memoria del Congreso Nacional de Laicos y de nuestro Sínodo diocesano. En este contexto celebramos el día de la Acción Católica y  del Apostolado Seglar en la solemnidad de Pentecostés. En esta Jornada nos referimos a este texto clarificador del Papa: “He aquí un hermoso secreto para soñar y hacer de nuestra vida una hermoso aventura. Nadie puede pelear  la vida aisladamente… Se necesita una comunidad que nos sostenga, que nos ayude  y en la que nos ayudemos unos a otros a mirar hacia adelante. ¡Qué importante es soñar juntos!… Solos se corre el riesgo de tener espejismos, en los que ves lo que no hay; los sueños se construyen juntos[1].

En este momento caracterizado por cambios imprevisibles que están afectando a la Iglesia, “el esfuerzo orientado al anuncio del Evangelio a los hombres de nuestro tiempo, exaltados por la esperanza pero a la vez perturbados con frecuencia por el temor y la angustia, es sin duda alguna un servicio que se presenta a la comunidad cristiana e incluso a toda la humanidad[2]. No ignoramos que se está produciendo una ruptura en la transmisión generacional de la fe en nuestras comunidades cristianas. “Algunas causas de esta ruptura son: la falta de espacios de diálogo familiar, la influencia de los medios de comunicación, el subjetivismo relativista, el consumismo desenfrenado que alienta el mercado, la falta de acompañamiento pastoral a los más pobres, la ausencia de una acogida cordial en nuestras instituciones, y nuestra dificultad para recrear la adhesión mística de la fe en un escenario religioso plural[3]. No cabe duda de que “cuanto más se seculariza la sociedad civil y política, más deben comprender los  católicos, por encima de toda posible confusión, que su pertenencia a la Iglesia que les trasmite ya en este mundo el germen de la vida divina, libera el fondo de su ser haciéndole respirar en lo eterno”[4].

Purificando cada día nuestra fe, estamos llamados a edificar la ciudad de Dios en medio de la ciudad de los hombres, siendo amables y  comprensivos, entregando la vida por los demás como comprobamos también durante esta pandemia. Necesitamos “comunidades eclesiales maduras[5]; comunidades de fe confesada en la adhesión a la Palabra de Dios, celebrada en los sacramentos y vivida en la caridad como alma de la existencia moral cristiana[6], sabiendo que el laico cristiano ha de crecer interiormente en el itinerario progresivo de la santidad. Esto exige una formación para la misión: evangelizar en la calle con una vida coherente, viviendo la experiencia de Dios. Hay que pasar del laico consumidor de actividades eclesiásticas a un laicado corresponsable en la misión evangelizadora de la Iglesia, evitando el peligro del clericalismo que lleva a funcionalizar el laicado y a diluir la gracia bautismal. En este sentido hay que discernir qué lugar ocupa el apostolado seglar en nuestras parroquias, y cómo impulsar la acción de los laicos en aquellas experiencias fundamentales como son la familia, la educación, la cultura, la actividad laboral y la presencia en la vida pública.

Necesitamos abrirnos a la trascendencia y a la fraternidad, al discernimiento y a la sinodalidad. Es posible que no hayamos armonizado conocimiento y experiencia de fe, ni prestado atención a las inquietudes de las personas, ni realizado una revisión precisa de nuestra acción pastoral. Ante estos desafíos hemos estado tal vez distraídos y no hemos percibido la relevancia de los mismos. En este sentido el papa Francisco nos dice: “Espero que todas las comunidades procuren poner los medios necesarios para avanzar en el camino de una conversión pastoral y misionera, que no puede dejar las cosas como están. Ya no nos sirve una simple administración… Constituyámonos en todas las regiones de la tierra en un estado permanente de misión”[7]Es la hora de caminar juntos como Pueblo de Dios, pastores, consagrados y laicos, conscientes de que todos somos necesarios a la hora de evangelizar. La sinodalidad nos interpela a estar en el corazón del mundo asumiendo el compromiso en la vida pública, conscientes de que “la Iglesia  no pretende disputar poderes terrenos, sino ofrecerse como hogar entre los hogares, abierto para testimoniar al mundo actual la fe, la esperanza y el amor al Señor y a aquellos que Él ama con predilección[8].

No olvidemos que el “apostolado de los laicos, que surge de su misma vocación cristiana, no puede faltar nunca a la Iglesia” (AA 1). En la Iglesia diocesana ha de crecer la conciencia de que el laico tiene una misión eclesial por derecho propio y como consecuencia de su pertenencia a la Iglesia. Es en la historia en donde todas las realidades creadas comienzan a ser transformadas por la fuerza del Evangelio. Hay que anunciar la novedad de Cristo en esta sociedad en la que los miembros de las asociaciones de apostolado laical han de “personalizar la fe y vivirla evangélicamente, seguir un proceso de formación permanente, celebrar comunitariamente la fe, encontrar el ámbito eclesial de discernimiento comunitario, asumir las responsabilidades personales y ser fieles a los compromisos adquiridos en la comunidad eclesial y en la vida pública, constituir el sujeto social necesario para una presencia pública significativa y eficaz”[9].

¡Que el Espíritu Santo nos ilumine en la tarea evangelizadora y revitalice el Apostolado Seglar y la Acción Católica! Os saluda con afecto y bendice en el Señor.

 

+ Julián Barrio Barrio,

Arzobispo de Santiago de Compostela.

 

  • [1] FRANCISCO, Fratelli tutti, 8.
  • [2] PABLO VI, Exhortación apostólica Evangelii Nuntiandi, nº 1.
  • [3] FRANCISCO, Evangelii gaudium, 70.
  • [4]  HENRI DE LUBAC, Diálogo sobre el Vaticano II, Madrid 1985, 81.
  • [5] Christifideles laici, 34.
  • [6] Cf. Ibid., 33.
  • [7] FRANCISCO, Evangelii gaudium, 25.
  • [8] FREANCISCO, Fratelli tutti, 276.
  • [9] Ibid., 97.

 

Fuente: archicompostela.es

Día de la Acción Católica y Apostolado Seglar 2021: «Los sueños se construyen juntos»

 

El próximo 23 de mayo, solemnidad de Pentecostés, se celebra el DÍA DE LA ACCIÓN CATÓLICA Y DEL APOSTOLADO SEGLAR, este año bajo el lema, «LOS SUEÑOS SE CONSTRUYEN JUNTOS», que está inspirado en el Congreso de Laicos y tomado de la carta encíclica del Papa Francisco, Fratelli Tutti, sobre la fraternidad y la amistad social, en su capítulo 8: «(…) ¡Que importante es soñar juntos! (…) Los sueños se construyen juntos. (…)»

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¿Cuál es el mensaje de los obispos?

 

A través de la Comisión Episcopal de Laicos, Familia y Vida, los obispos centran esta Jornada en la carta encíclica del Papa Francisco, Fratelli Tutti, sobre la fraternidad y la amistad social y en el Congreso de Laicos que ha cumplido su primer aniversario. En este contexto actual, marcado por la pandemia, la línea a seguir es continuar remando como Iglesia, con el fin de hacer realidad los sueños expresados en el Congreso, marcados por la senda del discernimiento y de la sinodalidad.

«Unos sueños que no son nuestros, sino de Dios para nosotros, para la Iglesia que peregrina en España, y que desea llevar a cabo un renovado Pentecostés«, como nos dicen los obispos en su mensaje. Y sólo gracias al discernimiento podremos «captar estos sueños de Dios, su plan de salvación«, «captar como Dios está actuando en la historia», «porque Dios nos habla en la historia y en nuestra historia hablamos de Dios», siendo interpelados a «descubrir la voz de Dios en el grito de cada uno de los seres humanos que encontramos en nuestro caminar» y de ahí «nos llevemos a preguntar, como aparece en el Evangelio «Entonces ¿qué debemos hacer?» (Lc 3,10)»

Otro aspecto importante que destacan los obispos es «el otro gran sueño de Dios para su Iglesia, el de la sinodalidad, que nos debe llevar a descubrir que somos un único Pueblo de Dios, pastores, vida religiosa y laicos, y que todos somos necesarios para llevar a cabo la tarea evangelizadora«, siendo conscientes de que los laicos no somos actores de reparto o secundarios, sino protagonistas en nuestra misión de anunciar el Evangelio de Jesucristo, y que «para ir haciendo realidad este sueño es imprescindible que evitemos caer en la tentación del clericarismo». 

No debemos olvidar que los sueños se construyen juntos, los obispos apuntan que este sueño de «la sinodalidad nos debe llevar también a vivir la comunión entre Movimientos y Asociaciones, y en relación a la diócesis y las parroquias. El sueño de una Iglesia sinodal se traduce en una Iglesia en salida, del acompañamiento, de la fraternidad. Una Iglesia que busca crear puentes de diálogo, de encuentro con los que son y piensan diferente a nosotros, frente a una cultura del enfrentamiento, del descarte».

Por tanto, estos sueños también deben interpelarnos como laicado a estar en el corazón del mundo. «Es necesario que volvamos a redescubrir que lo propio y peculiar de los laicos es su compromiso en la vida pública», impulsando entre otras cosas la caridad política.

Terminan este mensaje agradeciendo «el trabajo de las delegaciones diocesanas de Apostolado Seglar, los Movimientos y Asociaciones, la Acción Católica, el Consejo Asesor de Laicos, y el testimonio silencioso y abnegado de tantos laicos de nuestras parroquias, que se esfuerzan ¡cada día por vivir su vocación laical en la Iglesia y en el mundo, desde el discernimiento y la sinodalidad»,  y deseando que nos sirva de estímulo este día de la Acción Católica y del Apostolado Seglar para discernir y seguir el camino construyendo juntos, sinodalmente (pastores, vida consagrada y laicos), «haciendo realidad, en la Iglesia y en nuestras sociedad, los sueños de Dios para la humanidad».

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