Comenzó como un Congreso de Laicos y terminó siendo un congreso de todo el Pueblo de Dios
Un congreso que comenzó siendo un Congreso de Laicos terminó siendo un congreso de todo el Pueblo de Dios. Estas palabras resonaron con hondura y agradecimiento la tarde del viernes 19 de febrero en el encuentro virtual en el primer aniversario del Congreso de Laicos «Pueblo de Dios en Salida». Con la moderación de Ana Medina, directora del programa Periferias de TRECE y portavoz de la diócesis de Málaga, participaron esa tarde: Luis Argüello, secretario general de la Conferencia Episcopal Española y obispo auxiliar de Valladolid; Isaac Martín, delegado diocesano de Apostolado Seglar de Toledo; Pilar Rodríguez-Carretero, responsable nacional de Jóvenes de Cursillos de Cristiandad; David Roces, joven de ACG de Oviedo; e Isabel García, miembro de Vida Ascendente.
Preguntados por las sorpresas del Congreso, Isabel García citó la organización, los voluntarios, la sencillez de los obispos, las Eucaristías, la Vigilia: «Y que éramos y formábamos una comunión en esta Iglesia». Por su parte, Luis Argüello ha destacado la experiencia como «un verdadero acontecimiento eclesial», allí se reunió la prácticamente la totalidad de las Iglesias que peregrinan en España: «Todos hemos sido desbordados por esto que parece que lo damos por supuesto: y que la Iglesia es comunión. Siendo un congreso de laicos ha sido un congreso esclesial», ha indicado recordando que allí se encontraron obispos, presbíteros, consagrados y laicos. La alegría del secretario general quedó bien clara al terminar esta intervención diciendo: «Viva la Iglesia».
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Un hito en nuestro Iglesia
Para Isaac Martín, este Congreso «ha supuesto un hito para nuestra iglesia, no tanto por la importancia de que los laicos vivamos nuestra vocación en plenitud sino desde la perspectiva de sentirnos miembros del Pueblo de Dios». «Para mí la clave fue que comenzó siendo un congreso de laicos y terminó siendo un congreso de todo el Pueblo de Dios», ha indicado, además de compartir que para él personalmente el Congreso supuso una llamada a vivir su fe con más radicalidad
Cada uno de los participantes fue citando algún aspecto a destacar del Congreso vivido hace un año. Isabel García destacó la comunión que se respiraba, Pilar Rodríguez-Carretero, la importancia de transmitir a Dios desde la música; Isaac Martín, la sinodalidad en vivo y en directo; David la Vigilia con el testimonio de Carlos García de Andoin; y Luis Argüello, la Eucaristía con esa capacidad que tiene de generar asombro y los medios sencillos con los que se vivió.
¿Sueño o realidad?
Ana Medina lanzó la pregunta sobre si fue un sueño o fue reflejo de una realidad eclesial. Y para Isaac Martín no fue un espejismo sino que «lo experimentamos en nuestro corazón. «¿No sigue ardiendo en nuestro corazón? ¿No ardía nuestro corazón cuando experimentábamos todo esto? ¿No sigue ardiendo por ejemplo hoy cuando lo estamos reviviendo?», se ha preguntado.
Por su parte, Luis Argüello se formuló qué quiere Dios de nosotros y ha señalado la importancia de la guía del poscongreso como un instrumento de comunión y de discernimiento. «Los laicos son conscientes de que su vocación es vivir la caridad política, los curas tenemos que ser conscientes de que nuestra vocación es vivir la caridad pastoral y los consagrados, que su vocación es una especial entrega en la vivencia de un carisma», ha expresado.
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Frutos del Congreso
David Roces recordó que durante la pandemia hubo muchas personas que descubrieron su presencia pública de otra manera: acompañando en la soledad de tantas personas, sustituyendo a voluntarios de Cáritas de más edad, con las reuniones virtuales o aprendiendo a manejar un ordenador. «El Congreso nos ha hecho leer la realidad en la que vivimos ahora».
Por su parte, Pilar Rodríguez ha señalado que aunque la covid está siendo dura, lo vivido en el Congreso ayuda al hoy: el estar atentos a los signos de los tiempos, revitalizar la Iglesia, dar respuestas de hoy. Así también se ha expresado Isaac Martín al indicar que el Congreso nos ha preparado mejor para vivir las situaciones que vivimos. «¿No es más necesario que nunca anunciar a Jesucristo en este momento de incertidumbre a las personas que necesitan de ese apoyo? ¿No es preciso acompañar a los hombres y mujeres en estos momentos para transmitirles el testimonio de fe? ¿No es necesario a través de la formación vincularnos más fuertemente a Jesucristo? Y en el contexto de crisis social y económica que estamos viviendo, ¿no es necesario que nuestra presencia en la vida pública sea aún mayor?», se ha preguntado. Además, ha asegurado que en este tiempo de pandemia «hemos percibido la centralidad de los cuatro itinerarios, la actualidad de todo lo vivido y la providencialidad. Como si todo el Congreso nos estuviera preparando para vivir lo presente».
Solidaridad, soledad y silencio
Además, Isabel, destacó tres palabras que empiezan con “ese”: la solidaridad, la soledad y el silencio interior. De la solidaridad ha indicado que es «un fruto de todo este tiempo de la pandemia que hemos visto en vecinos, mayores y pequeños». De la soledad de nuestros mayores, ha destacado la necesidad que tienen de visitas, acompañamiento, diálogos. Y del silencio interior ha señalado la importancia de encontrarse con las personas que se quiere en la oración y la reflexión.
Por último, el presidente de la Comisión Episcopal de los Laicos, Familia y Vida, Carlos Escribano, ha valorado el recuerdo del Congreso de Laicos y le ha llenado de «responsabilidad pensando en el presente y en el futuro». Tenemos puestas las bases y en las diócesis españolas se respira ganas de la tarea de evangelización, ha indicado, destacando que «vamos a vivir una primavera en el laicado en España y en nuestra acción evangelizadora en los próximos años».
Noticia extraida de revistaecclesia.com