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Eucaristía de la Sagrada Familia en la parroquia de san Fernando en Santiago

  • Será el viernes 29 de diciembre a las 20h
  • La celebración en la parroquia compostelana es la “central” para la vicaría santiaguesa.
  • Estará presidida por el párroco, d. José María Pintos

Por primera vez, la fiesta solemne de la Sagrada Familia se celebrará este año en nuestra archidiócesis de modo “descentralizado”. Por expreso deseo de nuestro arzobispo, mons. Francisco José Prieto, la celebración “oficial” será el domingo 31 a las 12:30 h. en la parroquia coruñesa de A Resurrección do Señor, en el barrio de las Flores (Monelos).

Pero desde la Delegación de Familia y Vida se convoca a todos los fieles compostelanos a celebrar la fiesta de la Sagrada Familia de un modo especial, conscientes de la dificultad que entraña desplazarse hasta A Coruña el día de fin de año.

Por este motivo celebraremos la solemnidad dos días antes de lo que nos marca el calendario litúrgico.

Será una eucaristía especial, en la que acogeremos los distintos modos de ser y vivir la familia que se dan en nuestra archidiócesis. Se trata de recordar, como nos dicen los obispos españoles en su mensaje, que “las familias cristianas encuentran en la Sagrada Familia el ejemplo que seguir, así como un sólido punto de referencia y una firme inspiración”. Todo ello sin perder de vista que nuestra misión es hoy, más que nunca, anunciar a Jesucristo y colocarlo como el centro de cada familia.

Y finalizaremos en torno a la mesa para compartir también el alimento del cuerpo en un ambiente de fraternidad.

 

¡Os esperamos!

 

 

Fuente: Delegación de Familia y Vida

Este año la Eucaristía central de la Sagrada Familia se celebrará en al parroquia coruñesa de la Resurrección.

  • Estará presidida por el arzobispo compostelano, mons. Francisco José Prieto
  • El 31 de diciembre en la parroquia coruñesa de la Resurrección do Señor (Monelos)

La eucaristía central con motivo de la fiesta de la Sagrada Familia se celebrará este año el domingo 31 de diciembre, el día propio. Presidida por el arzobispo compostelano, mons. Francisco José Prieto, se traslada en esta ocasión hasta la parroquia coruñesa de la Resurrección do Señor, en el barrio de las Flores. Se apuesta así, por expreso deseo del arzobispo compostelano, por descentralizar esta fiesta, que tradicionalmente se desarrollaba en la catedral de Santiago.

Este año el lema escogido desde la Subdelegación de Familia y Vida de la Conferencia Episcopal es “Familia, portadora de la buena noticia”. Un lema que nos recuerda que la familia es el primer lugar de evangelización, el ámbito privilegiado en el que debe resonar el primer anuncio.

Desde la Delegación de Pastoral Familiar animamos a todos los fieles de nuestra archidiócesis a acompañar a mons. Francisco José Prieto el domingo 31 a las 12’30 de la mañana para celebrar junto a nuestro pastor la solemnidad que nos recuerda que Dios se encarnó, nació y creció en el seno de una familia.

La Iglesia nos invita también a vivir esta celebración desde el gozo que sólo puede proporcionarnos la fe, conscientes de que “la alegría del amor que se vive en las familias es también el júbilo de la Iglesia (Amoris laetitia 1).

Con el papa Francisco, suplicamos a Dios con la oración que cierra precisamente la Amoris laetitia: “Santa Familia de Nazaret, haz tomar conciencia a todos del carácter sagrado e inviolable de la familia, de su belleza en el proyecto de Dios.

 

¡Os esperamos!

 

 

Fuente: Delegación de Familia y Vida

Vídeo del Papa. Julio 2023. Por una vida eucarística: «La celebración de la Eucaristía es un encuentro con Jesús resucitado»

Oremos para que los católicos pongan en el centro de su vida la celebración de la Eucaristía, que transforma profundamente las relaciones humanas y abre al encuentro con Dios y con los hermanos.

Papa Francisco – Julio 2023

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Abrirnos a Jesús, abrirnos al mundo.
El Papa Francisco nos invita a poner la Eucaristía en el centro de nuestras vidas

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El Vídeo del Papa comparte la intención de oración que el Santo Padre confía a toda la Iglesia Católica a través de la Red Mundial de Oración del Papa. En este mes de julio, con este mensaje, el Santo Padre invita a poner la Eucarístía en el centro de nuestras vidas. Nos invita a mirar esta celebración no como una obligación ritual, “Si al salir de misa estás igual que como entraste, algo no funciona”, sino más bien como un encuentro con Jesús resucitado, pues “la Eucaristía es la presencia de Jesús”, que es “profundamente transformadora”, es la que “nos da el valor de salir al encuentro, salir de nosotros mismos y abrirnos con amor a los demás”. En esta línea, Francisco insiste en el video que “es Cristo quien se ofrece, quien se da por nosotros”, lo cual nos debería llevar a “que nuestra vida se alimente de él y alimente la de nuestros hermanos”.

 

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Devolver el amor

Esto es lo que le sucede a los protagonistas del video de este mes: tres fieles que -al final de la Misa- llevan la Eucaristía a sus hermanos necesitados, fuera de la iglesia, devolviendo ese amor y ese don de sí mismos que recibieron en el sacramento.

Las escenas de la vida cotidiana están ambientadas en la ciudad estadounidense de Detroit: de hecho, gracias a la ayuda de la Archidiócesis de Detroit, se realizó el Video del Papa de julio. La colaboración no es casual, como explica el arzobispo Allen H. Vigneron: «Estamos profundamente agradecidos por esta oportunidad de apoyar a nuestro Santo Padre y la iniciativa de El Video del Papa. En particular, nos sentimos honrados de producir este video sobre la Eucaristía. El momento es providencial, ya que nuestra archidiócesis y todas las diócesis de los Estados Unidos están comprometidas en un renacimiento eucarístico para restaurar la comprensión y la devoción a Jesucristo en el Santísimo Sacramento. Rezamos para que este video sirva como una convincente invitación a todos nosotros en la Iglesia universal para encontrar a Jesús y darle gracias por el precioso don de sí mismo en la Eucaristía».

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Salir de nosotros mismos, abrirnos a los demás

En este Video del Papa, Francisco explica “la lógica de la Eucaristía”, una que “nos da el valor de salir al encuentro, salir de nosotros mismos y abrirnos con amor a los demás”. Así también lo había indicado en un Ángelus de junio de 2021, cuando puso de manifiesto que Jesús, “en la culminación de su vida, no reparte pan en abundancia para alimentar a las multitudes, sino que se parte a sí mismo en la cena de la Pascua con los discípulos”. De alguna manera, siguió diciendo Francisco, Jesús nos muestra queel objetivo de la vida es el donarse, que lo más grande es servir. Por eso nos anima a encontrarnos con Él en la Eucaristía, porque allí se nos da la capacidad de amar a los demás, de dejarnos transformar por ella.

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Eucaristía en el centro

El P. Frédéric Fornos S.J., Director Internacional de la Red Mundial de Oración del Papa, comentó: “Una vez más, Francisco nos recuerda dónde poner el foco, qué es lo realmente importante en nuestra vida: La EUCARÍSTÍA es un encuentro con Jesús resucitado, nos dice. Jesucristo desea transformarnos, darnos su capacidad de amar, al servicio de su misión. ¿Cuántas veces reducimos la misa a un ritual, a la homilía del sacerdote o a la comunión? Es a este encuentro personal y comunitario con el Resucitado al cual invita nuestro Movimiento Eucarístico Juvenil (MEJ), rama juvenil de la Red Mundial de Oración del Papa. Cuando nos dejamos transformar por Jesucristo en la Eucaristía, asimilamos su modo de vivir y deseamos compartir su misión de compasión por el mundo. Acompañemos este mes al Santo Padre con esta intención de oración para acercarnos aún más a esta experiencia transformadora”.

 

 

 

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Fuente: thepopevideo.org

Mons. Francisco Prieto Fernández, nuevo arzobispo de Santiago de Compostela: “Con todos quiero caminar, como hermano en la fe, como vuestro pastor”

Cerca de treinta cardenales, arzobispos y obispos españoles, junto al nuncio apostólico, monseñor Bernardito Auza, acompañaron a mons. Francisco Prieto este sábado en la ceremonia de presentación y toma de posesión como nuevo arzobispo de Santiago de Compostela, tras suceder a monseñor Julián Barrio.

 

La ceremonia de toma de posesión de monseñor mons. Francisco Prieto Fernández, como nuevo arzobispo de la Archidiócesis de Santiago ha tenido lugar la mañana de este sábado tres de junio, en la Catedral compostelana. La Solemne Eucaristía trascurrió en medio de la presencia de cerca de treinta obispos procedentes de diversas diócesis de España, quienes, junto al nuncio apostólico, mons. Bernardito Azúa, acompañaron mons. prieto en el relevo de mons. Julián Barrio, como cabeza de la Iglesia que peregrina en Santiago de Compostela.

La ceremonia comenzó a las once de la mañana, cuando la comitiva compuesta por el nuncio, el Arzobispo electo y el Arzobispo Administrador Apostólico fue recibida en la Puerta de la Catedral por el Cabildo Metropolitano. El Deán presidente del Cabildo de la Catedral ofreció al Arzobispo electo el Lignum Crucis para que lo venere besándolo y, de igual modo, al Nuncio Apostólico y al Arzobispo Administrador Apostólico. A continuación, se dirigieron en procesión a la Capilla del Santísimo, donde oraron ante el Santísimo Sacramento unos momentos. Terminada la breve visita, se dirigieron a la sacristía, donde se revistieron para celebrar la Misa Estacional.

Ya en la Eucaristía, tras una breve alocución de monseñor Barrio, el nuncio presentó a monseñor Prieto, se mostraron y leyeron las letras apostólicas, con el nombramiento del arzobispo, firmadas por el Papa Francisco.

Tras esta lectura, monseñor Prieto ocupó la cátedra y recibió el báculo. Es entonces cuando se formalizó el relevo al frente de la Archidiócesis, y una representación de la misma formada por sacerdotes, religiosas y laicos subió al presbiterio para saludar y felicitar al nuevo arzobispo.

Acto seguido, la Eucaristía se siguió celebrando como de costumbre, pero ya bajo la presidencia de monseñor Francisco Prieto.

El Señor siempre nos precede, Él toma la iniciativa”, así iniciaba la homilía el nuevo arzobispo, en la que destacó que “seguir al Señor no consiste en, primer lugar, en sacrificios y renuncias. Es, ante todo, un encuentro transformador con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva que suscita nuevas relaciones con Dios y con los hombres, y así somos llamados a vivir gozosamente como hijos y hermanos”.

Mons. Prieto manifestó que en los dos años como Obispo Auxiliar ha podido apreciar, descubrir “el rostro mismo de Cristo” en los sacerdotes, en los miembros de la vida consagrada, en los fieles laicos: “Por el bautismo, compartimos la dignidad y la vocación común de participar en la vida y misión de la Iglesia, una misión común al servicio del Evangelio. Por el bautismo somos llamados, vocacionados, a caminar juntos, en la escucha de todos al Espíritu, que es el que nos conduce a la verdad completa, el maestro que nos ayuda a discernir y el que educa los oídos en el corazón, tomando la imagen agustiniana, para aprender el arte de la escucha y del acompañamiento del prójimo”.

El prelado compostelano destacó que la sinodalidad no sólo puede ser pensada, sino sobre todo vivida: “nos descubre que todo el pueblo de Dios es peregrino hacia la casa del Padre, un pueblo de muchos rostros y carismas, un pueblo de bautizados en el que, desde el primero hasta el último, actúa la fuerza santificadora del Espíritu que impulsa a evangelizar.” Y añadió: “El Sínodo Diocesano de 2016-2017 ha trazado un camino que debemos retomar sin dilación. No es momento de quejas, de resentimientos, de rendirse, sino de preguntarnos si estamos dispuestos a mirar el futuro en clave de Evangelio”.

En este sentido, mons. Prieto apeló a la actitud de “salida”: “La Iglesia “en salida” ha de ser un sueño hecho realidad, realidad de Evangelio en el corazón del mundo y de los hombres para mostrarles el camino de vida y salvación que Dios quiere para cada uno de nosotros. Eso fue lo que hizo Jesucristo, eso es lo que nos pide que sigamos haciendo”.

El arzobispo de Santiago invitó a trabajar en la tarea común de construir juntos espacios de convivencia y humanidad: “Los hombres y mujeres de este tiempo, especialmente los que más sufren los golpes de esta crisis y de las guerras que áun nos acechan, merecen todo nuestro esfuerzo y empeño. Comparto con vosotros el deseo de trabajar juntos, desde el respeto y el diálogo, en favor de bien común”.

En esta mañana hizo suyas aquellas palabras de san Agustín: “Yo os custodio por el oficio de gobierno, pero quiero ser custodiado con vosotros. Yo soy pastor para vosotros, pero soy oveja con vosotros bajo aquel Pastor. Desde este lugar soy como maestro para vosotros, pero soy condiscípulo vuestro en esta escuela bajo aquel único Maestro”.

Terminó la homilía pidiendo ayuda para ser obispo de todos y obispo con todos: “Con todos quiero caminar, como hermano en la fe, como vuestro pastor. Y Obispo para todos, en una Iglesia, esta que peregrina en Santiago de Compostela, que ha de ser hogar donde todos cabemos y en la que todos nos alegremos y demos gracias por vivir la unidad en la diversidad, ambas frutos del mismo Espíritu, y así busquemos y encontremos la verdad en la comunión con Dios y con las personas”.

 

Homilía íntegra mons. Francisco Prieto

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Autoridades eclesiástica

Cardenales, arzobispos, obispos, sacerdotes, miembros del Colegio de Consultores y del Cabildo metropolitano, vicarios episcopales, delegados episcopales y diocesanos, diáconos, seminaristas, miembros de vida consagrada, laicos… junto a sus familiares y amigos de su Ourense natal han rezado y acompañado a mons. Prieto en esta celebración.

 

Autoridades civiles

A la ceremonia de toma de posesión asistieron el Presidente da Xunta de Galicia, Alfonso Rueda; el Presidente del Parlamento, Miguel Ángel Santalices; así como el General del AMA, el Rector de la USC, el Teniente Alcalde de Santiago, el Portavoz Municipal del PP en Santiago, Jefe Superior Policía Nacional, General Jefe Guardia Civil, el Coronel del Aeródromo, el Director Escuela Naval de Marín, el Jefe Provincial de la Policía Nacional de A Coruña y el de Ourense, el Comisario de la Policía Nacional de Santiago, el Inspector de la Policía Local de Santiago, etc.

 

Biografía

La Santa Sede ha hecho público el sábado 1 de abril de 2023 el nombramiento de Mons. Francisco José Prieto Fernández como Arzobispo de la  Diócesis  de  Santiago de Compostela.

Mons. Francisco José Prieto Fernández fue ordenado obispo el día 10 de abril de 2021, en la Catedral de Santiago de Compostela, por el arzobispo Mons. Julián Barrio Barrio.

En la Conferencia Episcopal Española es miembro de la Comisión Episcopal para las Comunicaciones Sociales y de la Subcomisión Episcopal para el Patrimonio Cultural.

Nació en Ourense el 18 de agosto de 1968. Cursó estudios eclesiásticos en el Instituto Teológico “Divino Maestro” de Ourense, centro afiliado a la Facultad de Teología de la Universidad Pontificia de Salamanca (1986-1992) y  fue ordenado sacerdote el 26 de junio de 1993.

Es licenciado en Teología Patrística por la Facultad de Teología de la Universidad Gregoriana de Roma (1992-1994) y doctor en Teología Bíblica por la Facultad de Teología de la Universidad Pontificia de Salamanca (2008).

Su ministerio pastoral lo ha desarrollado en la diócesis de Ourense. Ha sido capellán del monasterio de San José (Clarisas) (desde 2004) y vicario episcopal para la Nueva Evangelización de Ourense (desde 2012).

La actividad pastoral la ha compaginado con la docencia en el Instituto Teológico “Divino Maestro” de Ourense como profesor de Patrología y Orígenes del Cristianismo (desde el curso 1995-1996); de Metodología Científica (desde el curso 2007-2008); de Cristología (desde el curso 2009-2010) y de Mariología (desde el curso 2018- 2019). Es profesor invitado en el Instituto Teológico Compostelano (desde el curso 2017- 2018) y director del Centro de Ciencias Religiosas San Martín en Ourense, sección del Instituto Superior Compostelano de Ciencias Religiosas. Formación Permanente del Clero de la diócesis de Ourense (desde el año 1995).

Miembro de la Asociación Bíblica Española (desde 2002) y de la Comisión Teológica Asesora de la Conferencia Episcopal Española (desde 2013), es secretario del consejo de redacción de la revista Auriensia, publicación del Instituto Teológico “Divino Maestro” (desde 1998).

Anteriormente ha desempeñado los siguientes cargos pastorales: vicario parroquial de la parroquia de Santa Teresita (1994-1995); formador del seminario menor (1995- 1996); administrador parroquial de Chaguazoso, Manzalvos, Cádavos y Castromil (1996- 1997), de Vilar das Tres (1997- 2001) y de Carballeda (O Reino), Torrezuela, Corna y Coiras (2008-2009), además de vicario parroquial de San Pío X (2009).

 

 

 

Fuente: archicompostela.es

Eucaristía de la Familia en las tres vicarías de la Archidiócesis

 

En A Coruña será en Santa Lucía a las 13h.

En Pontevedra en Santa María la Mayor a las 12:30h.

En Santiago en la parroquia de san Fernando a las 12h.

 

La Delegación de Pastoral Familiar convoca este domingo 26 de junio una Eucaristía especial coincidiendo con la clausura en Roma del X Encuentro Mundial de las familias.

La fecha es especialmente significativa porque las eucaristías se celebrarán en comunión con la Iglesia universal ya que, al mismo tiempo, en Roma, el papa Francisco rezará el Ángelus y realizará el gesto de envío misionero a las familias presentes en la Plaza de San Pedro.

La clausura del X Encuentro Mundial pone fin, a su vez, al Año Extraordinario de la Familia decretado por el papa el día de San José del año pasado para conmemorar los cinco años de la publicación de la Amoris laetitia.

Un tiempo en el que el papa ha querido poner a las familias en el centro de la atención pastoral de la Iglesia. Cristo nos invita hoy, una vez más, a resistir la tentación de la comodidad, a vencer nuestros miedos. Nos invita a salir a los caminos para acoger a los hermanos más vulnerables, a los empobrecidos, al huérfano y a la viuda, al extranjero… a cualquiera de sus hermanos pequeños.

Desde el Evangelio, el papa Francisco nos urge a ser Iglesia en salida, sin miedo al fracaso, sin temor a mancharse en la defensa de los débiles o a perder prestigio, poder o dinero. Porque para ser seguidores de Jesús tenemos que ser evangelizadores.

 

Fuente: pastoralsantiago.org

Nota pastoral de los Obispos de la Provincia eclesiástica de Santiago de Compostela sobre la participación en la Eucaristía dominical

Desde el inicio de la crisis sanitaria provocada por el virus COVID-19 y de acuerdo con los protocolos sanitarios establecidos por las autoridades, los Obispos de Galicia, pensando en el mayor bien y en la tranquilidad de conciencia de los fieles, hemos procedido a dispensar de la obligación de la asistencia a Misa los domingos y días de precepto[1], vivida desde siempre en esta gran familia que es la Iglesia Católica.

Debido al estado de alarma, durante estos últimos meses se han paralizado muchas de las actividades pastorales habituales e incluso ha habido templos cerrados. En estas circunstancias, nuestra Iglesia ha intentado hacerse presente a través del ministerio de los sacerdotes, de miembros de la vida consagrada y de laicos comprometidos en las tareas eclesiales. Hemos podido constatar con admiración y sorpresa cómo el ingenio creativo de muchos se ha reactivado y ha buscado los modos de que los fieles sintiesen cercana la presencia y la solicitud de la Iglesia, ayudándoles a mantener viva la esperanza y la piedad, de manera especial a aquellos que viven en soledad y en situaciones más vulnerables. Utilizando en particular los medios telemáticos disponibles en la actualidad, se han puesto a disposición de todos materiales litúrgicos y catequéticos, que hicieron posible la vivencia del domingo en el marco del hogar cristiano.

Así, si bien es cierto que nuestro pueblo fiel ha vivido con desconcierto un inesperado ayuno eucarístico, podemos constatar que la dura experiencia que ha supuesto el confinamiento social consecuencia de la pandemia nos ha llevado a una vivencia singular del día del Señor, no a su supresión: hemos sido testigos de una verdadera peregrinación llena de fe del templo a la casa, de la iglesia parroquial a la iglesia doméstica[2]. No ha habido un olvido del día del Señor, el dies Domini. Las retransmisiones televisivas, o a través de internet, han acercado a todos los hogares las Eucaristías dominicales y festivas, incluso la Eucaristía diaria, así como acontecimientos de especial trascendencia eclesial como las celebraciones de Semana Santa y los actos presididos por el papa Francisco.

En la actualidad, gracias a Dios, han sido ya levantadas las prohibiciones que afectaban a nuestra habitual movilidad, aun manteniéndose la exigencia de muchas cautelas. Por este motivo, nos parece necesario dirigirnos ahora a vosotros para levantar también la dispensa antedicha, de modo que todos, en la medida de nuestras posibilidades y con los cuidados debidos, renovemos con alegría y esperanza la antiquísima costumbre eclesial de participar en la Misa dominical y festiva con una presencia física y real, en el seno de nuestras comunidades de referencia.

La participación activa en la Eucaristía dominical nunca ha sido para nosotros sólo una costumbre o un mero deber, sino la celebración de la comunión con Cristo y con los hermanos[3] (cf. LG 7), en el día en que Cristo ha vencido a la muerte y nos ha hecho partícipes de su vida inmortal. Cada celebración dominical, presididos por el sacerdote y convocados como Pueblo de Dios en torno a la mesa del altar, las palabras de Jesús, “haced esto en memoria mía” (cf. Lc 22, 19; 1Cor 11, 24-25) han sido siempre mucho más que un simple recuerdo o una repetición de sus gestos y palabras. Han sido y son una verdadera acción de gracias y alabanza, presencia actual y viva de Cristo por la fuerza de su Palabra y de su Espíritu, memorial de Cristo, de su vida, de su muerte, de su resurrección y de su intercesión junto al Padre[4].

Ahora, tras el tiempo de confinamiento, podemos valorar mejor la gracia grande de vivir la Eucaristía en comunidad, sobre todo el domingo y los días de precepto; y experimentar la alegría de ser miembros de la gran familia de la Iglesia Católica, viviendo como hermanos, unidos siempre, pero sobre todo en las dificultades. La vivencia presencial de la Eucaristía dominical tiene una importancia decisiva para la fe de cada uno y fundamenta y confirma toda la práctica cristiana[5].

Celebrar cada domingo la Eucaristía en la comunidad parroquial o en la comunidad de referencia de la unidad pastoral sostiene nuestra esperanza ante la vida y ante la muerte, y fortalece el compromiso de la caridad. Comulgar a Cristo, Pan de Vida, nos introduce a la máxima unión con el Hijo de Dios y con la Iglesia y, por tanto, con nuestros hermanos. No se puede compartir el pan eucarístico sin compartir el pan cotidiano. De este modo, la vida entera del creyente se va haciendo expresión de la entrega del Señor por la salvación de todos, especialmente de aquellos que más lo necesitan.

De hecho, durante las semanas más duras del confinamiento hemos podido ver multitud de gestos de fraternidad en las parroquias hacia las personas más afectadas por la pandemia: el esfuerzo que se hizo y hace en los comedores de Cáritas, el reparto de alimentos en las parroquias, la preocupación por los enfermos y ancianos, la cercanía hacia las familias recluidas en sus casas… y muchos otros que permanecieron y permanecen en el anonimato. Para no agotarnos ni rendirnos en el necesario esfuerzo que hemos de hacer ante las dramáticas consecuencias socio-económicas que se derivarán de la crisis sanitaria, los fieles cristianos hemos de alimentar el ejercicio de la caridad, especialmente en la celebración dominical, porque la Eucaristía enciende y arrastra a los fieles a la caridad de Cristo[6], y por sí misma se convierte en escuela de amor activo al prójimo[7], que impulsa a todo el que cree en Él a hacerse pan partido para los demás y, por tanto, a trabajar por un mundo más justo y fraterno[8].

Así pues, participemos de nuevo en la celebración del domingo, día del Señor, como el día en que nuestra fe se nutre con el Pan de la Palabra y de la Vida: sólo así nuestra existencia como cristianos será prolongación vital del amor de Dios derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado (Rom 5,5).

La singular experiencia del confinamiento ha sido, sin duda, una invitación a detenernos y a pensar en nuestro modo de vivir; y, en particular, una ocasión para comprender mejor la importancia que tiene para cada uno la celebración del domingo. Ahora es tiempo de salir de nuevo, con las medidas sanitarias exigidas, y de celebrar juntos la Santa Misa, con paz y alegría, con calidad litúrgica y calidez humana la Eucaristía dominical con los hermanos en la fe, presididos por nuestros sacerdotes. Así, participando en nuestras comunidades y parroquias, podremos afrontar los desafíos de nuestro tiempo alentados por el Espíritu del Resucitado sostenidos por el gozo de celebrar presencialmente en el templo el día del Señor, y por la comunión en las riquezas de vida y de caridad que nos ofrece la Eucaristía.

Que Santa María, Madre de Dios y Madre nuestra, y nuestros santos patronos, el Apóstol Santiago, San Rosendo, San Martín, San Froilán, San Telmo, protejan y amparen nuestras comunidades y parroquias, nos guarden unidos en las alegrías y en las adversidades, y sean nuestro auxilio para librarnos de esta pandemia y de todo mal, para que en nuestros corazones se conserven siempre la fe, la paz y el amor fraterno.

Santiago de Compostela, 25 de julio de 2020.

 

+ Julián, Arzobispo de Santiago.

+ Luis, Obispo de Tui-Vigo.

+ Alfonso, Obispo de Lugo.

+ José Leonardo, Obispo de Ourense.

+Luis Ángel cmf, Obispo de Mondoñedo-Ferrol.

 

[1] Cf. Código de Derecho Canónico, cc 1247-1248; Catecismo de la Iglesia Católica, 217-2188, especialmente n. 2180-2183. Cf. Notas de los Obispos de la Provincia Eclesiástica de Santiago de Compostela, del 8 y del 13 de marzo de 2020.

[2] Cf. Vaticano II, Constitución Lumen Gentium, 11; Exhortación apostólica Familiaris consortio, 21c.

[3] Cf. Lumen Gentium, 7.

[4] Catecismo de la Iglesia Católica, 1341.

[5] Catecismo de la Iglesia Católica, 2181.

[6] Vaticano II, Sacrosanctum Concilium, 10.

[7] San Juan Pablo II, Dominicae Cenae, 6.

[8] Benedicto XVI, Sacramentum caritatis, 88.

 

 

Fuente: www.archicompostela.es