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Nota pastoral de los Obispos de la Provincia eclesiástica de Santiago de Compostela sobre la participación en la Eucaristía dominical

Desde el inicio de la crisis sanitaria provocada por el virus COVID-19 y de acuerdo con los protocolos sanitarios establecidos por las autoridades, los Obispos de Galicia, pensando en el mayor bien y en la tranquilidad de conciencia de los fieles, hemos procedido a dispensar de la obligación de la asistencia a Misa los domingos y días de precepto[1], vivida desde siempre en esta gran familia que es la Iglesia Católica.

Debido al estado de alarma, durante estos últimos meses se han paralizado muchas de las actividades pastorales habituales e incluso ha habido templos cerrados. En estas circunstancias, nuestra Iglesia ha intentado hacerse presente a través del ministerio de los sacerdotes, de miembros de la vida consagrada y de laicos comprometidos en las tareas eclesiales. Hemos podido constatar con admiración y sorpresa cómo el ingenio creativo de muchos se ha reactivado y ha buscado los modos de que los fieles sintiesen cercana la presencia y la solicitud de la Iglesia, ayudándoles a mantener viva la esperanza y la piedad, de manera especial a aquellos que viven en soledad y en situaciones más vulnerables. Utilizando en particular los medios telemáticos disponibles en la actualidad, se han puesto a disposición de todos materiales litúrgicos y catequéticos, que hicieron posible la vivencia del domingo en el marco del hogar cristiano.

Así, si bien es cierto que nuestro pueblo fiel ha vivido con desconcierto un inesperado ayuno eucarístico, podemos constatar que la dura experiencia que ha supuesto el confinamiento social consecuencia de la pandemia nos ha llevado a una vivencia singular del día del Señor, no a su supresión: hemos sido testigos de una verdadera peregrinación llena de fe del templo a la casa, de la iglesia parroquial a la iglesia doméstica[2]. No ha habido un olvido del día del Señor, el dies Domini. Las retransmisiones televisivas, o a través de internet, han acercado a todos los hogares las Eucaristías dominicales y festivas, incluso la Eucaristía diaria, así como acontecimientos de especial trascendencia eclesial como las celebraciones de Semana Santa y los actos presididos por el papa Francisco.

En la actualidad, gracias a Dios, han sido ya levantadas las prohibiciones que afectaban a nuestra habitual movilidad, aun manteniéndose la exigencia de muchas cautelas. Por este motivo, nos parece necesario dirigirnos ahora a vosotros para levantar también la dispensa antedicha, de modo que todos, en la medida de nuestras posibilidades y con los cuidados debidos, renovemos con alegría y esperanza la antiquísima costumbre eclesial de participar en la Misa dominical y festiva con una presencia física y real, en el seno de nuestras comunidades de referencia.

La participación activa en la Eucaristía dominical nunca ha sido para nosotros sólo una costumbre o un mero deber, sino la celebración de la comunión con Cristo y con los hermanos[3] (cf. LG 7), en el día en que Cristo ha vencido a la muerte y nos ha hecho partícipes de su vida inmortal. Cada celebración dominical, presididos por el sacerdote y convocados como Pueblo de Dios en torno a la mesa del altar, las palabras de Jesús, “haced esto en memoria mía” (cf. Lc 22, 19; 1Cor 11, 24-25) han sido siempre mucho más que un simple recuerdo o una repetición de sus gestos y palabras. Han sido y son una verdadera acción de gracias y alabanza, presencia actual y viva de Cristo por la fuerza de su Palabra y de su Espíritu, memorial de Cristo, de su vida, de su muerte, de su resurrección y de su intercesión junto al Padre[4].

Ahora, tras el tiempo de confinamiento, podemos valorar mejor la gracia grande de vivir la Eucaristía en comunidad, sobre todo el domingo y los días de precepto; y experimentar la alegría de ser miembros de la gran familia de la Iglesia Católica, viviendo como hermanos, unidos siempre, pero sobre todo en las dificultades. La vivencia presencial de la Eucaristía dominical tiene una importancia decisiva para la fe de cada uno y fundamenta y confirma toda la práctica cristiana[5].

Celebrar cada domingo la Eucaristía en la comunidad parroquial o en la comunidad de referencia de la unidad pastoral sostiene nuestra esperanza ante la vida y ante la muerte, y fortalece el compromiso de la caridad. Comulgar a Cristo, Pan de Vida, nos introduce a la máxima unión con el Hijo de Dios y con la Iglesia y, por tanto, con nuestros hermanos. No se puede compartir el pan eucarístico sin compartir el pan cotidiano. De este modo, la vida entera del creyente se va haciendo expresión de la entrega del Señor por la salvación de todos, especialmente de aquellos que más lo necesitan.

De hecho, durante las semanas más duras del confinamiento hemos podido ver multitud de gestos de fraternidad en las parroquias hacia las personas más afectadas por la pandemia: el esfuerzo que se hizo y hace en los comedores de Cáritas, el reparto de alimentos en las parroquias, la preocupación por los enfermos y ancianos, la cercanía hacia las familias recluidas en sus casas… y muchos otros que permanecieron y permanecen en el anonimato. Para no agotarnos ni rendirnos en el necesario esfuerzo que hemos de hacer ante las dramáticas consecuencias socio-económicas que se derivarán de la crisis sanitaria, los fieles cristianos hemos de alimentar el ejercicio de la caridad, especialmente en la celebración dominical, porque la Eucaristía enciende y arrastra a los fieles a la caridad de Cristo[6], y por sí misma se convierte en escuela de amor activo al prójimo[7], que impulsa a todo el que cree en Él a hacerse pan partido para los demás y, por tanto, a trabajar por un mundo más justo y fraterno[8].

Así pues, participemos de nuevo en la celebración del domingo, día del Señor, como el día en que nuestra fe se nutre con el Pan de la Palabra y de la Vida: sólo así nuestra existencia como cristianos será prolongación vital del amor de Dios derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado (Rom 5,5).

La singular experiencia del confinamiento ha sido, sin duda, una invitación a detenernos y a pensar en nuestro modo de vivir; y, en particular, una ocasión para comprender mejor la importancia que tiene para cada uno la celebración del domingo. Ahora es tiempo de salir de nuevo, con las medidas sanitarias exigidas, y de celebrar juntos la Santa Misa, con paz y alegría, con calidad litúrgica y calidez humana la Eucaristía dominical con los hermanos en la fe, presididos por nuestros sacerdotes. Así, participando en nuestras comunidades y parroquias, podremos afrontar los desafíos de nuestro tiempo alentados por el Espíritu del Resucitado sostenidos por el gozo de celebrar presencialmente en el templo el día del Señor, y por la comunión en las riquezas de vida y de caridad que nos ofrece la Eucaristía.

Que Santa María, Madre de Dios y Madre nuestra, y nuestros santos patronos, el Apóstol Santiago, San Rosendo, San Martín, San Froilán, San Telmo, protejan y amparen nuestras comunidades y parroquias, nos guarden unidos en las alegrías y en las adversidades, y sean nuestro auxilio para librarnos de esta pandemia y de todo mal, para que en nuestros corazones se conserven siempre la fe, la paz y el amor fraterno.

Santiago de Compostela, 25 de julio de 2020.

 

+ Julián, Arzobispo de Santiago.

+ Luis, Obispo de Tui-Vigo.

+ Alfonso, Obispo de Lugo.

+ José Leonardo, Obispo de Ourense.

+Luis Ángel cmf, Obispo de Mondoñedo-Ferrol.

 

[1] Cf. Código de Derecho Canónico, cc 1247-1248; Catecismo de la Iglesia Católica, 217-2188, especialmente n. 2180-2183. Cf. Notas de los Obispos de la Provincia Eclesiástica de Santiago de Compostela, del 8 y del 13 de marzo de 2020.

[2] Cf. Vaticano II, Constitución Lumen Gentium, 11; Exhortación apostólica Familiaris consortio, 21c.

[3] Cf. Lumen Gentium, 7.

[4] Catecismo de la Iglesia Católica, 1341.

[5] Catecismo de la Iglesia Católica, 2181.

[6] Vaticano II, Sacrosanctum Concilium, 10.

[7] San Juan Pablo II, Dominicae Cenae, 6.

[8] Benedicto XVI, Sacramentum caritatis, 88.

 

 

Fuente: www.archicompostela.es

 

Nota de los obispos de la Provincia Eclesiástica de Santiago de Compostela sobre las nuevas medidas en los actos religiosos ante la expansión del “coronavirus”

 

Ante la situación creada por la expansión del virus Covid19, la responsabilidad por el bien de la salud propia y del prójimo nos lleva a adoptar algunas medidas destinadas a evitar la propagación de la enfermedad con ocasión de nuestras celebraciones litúrgicas y encuentros pastorales. Es una responsabilidad ciudadana y una exigencia del amor al prójimo prevenir el contagio en estos momentos. Estas nuevas medidas se añaden a las ya ofrecidas en la Nota de los Obispos de la Provincia eclesiástica de Santiago de Compostela del pasado 8 de marzo.

Como indicación general, en espera de otras medidas que puedan ser adoptadas por el Ministerio de Sanidad o por la Consellería de Sanidade de la Xunta de Galicia, queremos invitar a todos los fieles a seguir las disposiciones dadas por nuestras autoridades sanitarias, y particularmente a aquellos que pertenecen a grupos considerados de riesgo, según los criterios oficiales de las autoridades sanitarias nacionales y autonómicas.

Dadas las advertencias primeras, establecemos:

  1. Celebraciones litúrgicas

  • Se dispensa a los fieles cristianos de las diócesis de la Provincia eclesiástica de Santiago de Compostela de la asistencia a la Eucaristía, los domingos y fiestas de precepto. Se puede seguir la santa Misa por radio o televisión, así como por internet. La comunión espiritual es una práctica tradicional de la Iglesia que hemos de recuperar en estas dolorosas circunstancias, y puede ser ocasión de santificación y de comunión eclesial.
  • Se suspende las celebraciones comunitarias y públicas de la Santa Misa hasta ser superada la actual situación de emergencia.
  • Los sacerdotes continuarán celebrando diariamente la Eucaristía, rezando por el Pueblo de Dios, siendo posible la asistencia de un pequeño grupo de fieles. Aunque no podamos reunirnos físicamente todos, seguimos siendo comunidad, parroquia, Iglesia de Dios.
  • Los funerales pueden celebrarse según la modalidad de “Celebración de las Exequias sin misa”. Las misas exequiales pueden ser celebradas después de esta fase crítica; o en estos momentos sólo con el grupo de los familiares más allegados.
  • Pospónganse las celebraciones de aniversarios hasta después de Semana Santa.
  • Estas indicaciones se aplicarán igualmente para las celebraciones litúrgicas de la Semana Santa. Aconsejamos igualmente a los responsables de las Cofradías que sigan también las orientaciones de las autoridades sanitarias.
  • Se suspende la celebración de las Confirmaciones.
  • Se ruega que se posponga, igualmente, cualquier otra celebración que no sea urgente.
  • Para el sacramento de la penitencia, úsense espacios que permitan cumplir con las exigencias higiénicas indicadas por las autoridades sanitarias.
  1. Catequesis

Se suspenden los encuentros parroquiales, arciprestales y diocesanos de catequesis, en principio hasta después de Semana Santa.

  1. Actividades formativas

Se suspenden, hasta nueva indicación, todos los encuentros programados por las distintas Delegaciones o Secretariados diocesanos y por los Arciprestazgos y las Parroquias. Igualmente se aconseja a las diferentes asociaciones y movimientos de nuestras Iglesias diocesanas que suspendan posibles encuentros previstos.

  1. Acción caritativa

Por lo que se refiere a la actividad de las Cáritas parroquiales, interparroquiales y diocesanas, no se cerrarán los espacios dedicados a la actividad caritativa. Pero se invita a extremar la prudencia en la atención individualizada.

  1. Museos, bibliotecas y archivos

Siguiendo la recomendación de las autoridades autonómicas, por el momento permanecerán cerrados al público los museos, las bibliotecas y los archivos dependientes de las Diócesis.

Los TEMPLOS de NUESTRA DIÓCESIS seguirán ABIERTOS, a menos que las autoridades sanitarias digan lo contrario, como signo de esperanza y a disposición de los fieles para que puedan ir a rezar, sin aglomeraciones y vivir en el silencio estos momentos difíciles. A los fieles se les recuerda la posibilidad de contactar con su Parroquia para cualquier necesidad, especialmente para la recepción de sacramentos como, por ejemplo, la Penitencia o la Eucaristía.

Estamos viviendo un tiempo de desconcierto, aunque sabemos que Dios en su providencia está pendiente de nosotros pues no es ajeno a cuanto nos pasa. Hemos de pedir en estos momentos que nos ayude a vivir esta realidad con sentido profundamente cristiano.

De acuerdo con nuestra fe, que nos invita a confiar siempre en Dios, exhortamos a la oración a todo el Pueblo de Dios, encomendando al Señor y a la Santísima Virgen María esta situación que atravesamos. Rogamos en particular que los presbíteros ofrezcan la Santa Misa por la salud de nuestro pueblo, particularmente de los enfermos y del personal sanitario; y que esta intención esté presente en el rezo de la Liturgia de las Horas, y en la oración de nuestras comunidades de vida consagrada, particularmente contemplativas.

Los cristianos hemos de responder con responsabilidad y a través de la caridad, generando nuevas formas de presencia y de cuidado, muy particularmente hacia las personas solas o abandonadas. Ahora más que nunca necesitamos renovar nuestra confianza en Dios y reavivar en nosotros el don de la caridad. Así mismo agradecemos el trabajo abnegado que están realizando los profesionales sanitarios e investigadores científicos, así como los agentes de la pastoral de la salud.

Estas medidas, y otras que eventualmente se pudieran tomar, a la espera de las indicaciones de las autoridades ante el nuevo escenario del estado de alarma, tienen carácter temporal. Y estarán en vigor en principio hasta después de Semana Santa.

 

+ Julián, Arzobispo de Santiago.

+ Luis, Obispo de Tui-Vigo.

+ Alfonso, Obispo de Lugo.

+ José Leonardo, Obispo de Ourense.

+Luis Ángel cmf, Obispo de Mondoñedo-Ferrol.

+ Jesús, Obispo Auxiliar de Santiago.

 

Nota de los obispos extraida de www.archicompostela.es

Nota de los Obispos de la Provincia Eclesiástica de Santiago de Compostela sobre las medidas que pueden evitar la expansión del “Coronavirus” en los actos religiosos

Atendiendo a las recomendaciones que la Consellería de Sanidade de la Xunta de Galicia nos ha hecho llegar para la prevención del contagio del coronavirus en el ámbito de las celebraciones litúrgicas y devocionales y a las indicaciones realizadas desde la Conferencia Episcopal Española, los obispos de la Provincia eclesiástica de Santiago de Compostela ofrecemos una serie de indicaciones con el objetivo de extremar las medidas de higiene adecuadas en los actos litúrgicos, especialmente en aquellos que conlleven acciones de besamanos a imágenes religiosas u otras manifestaciones externas de piedad popular:

  1. Es conveniente retirar el agua bendita de las pilas que hay en las entradas de los templos y en otros lugares de devoción.
  2. Mantener la indicación de evitar dar la mano y otras formas de contacto físico en el rito de la paz; y recordar que, según lo previsto en las normas, es posible también prescindir de este rito en estas circunstancias, e invitar directamente a la preparación para la Comunión.
  3. Que los sacerdotes y los ministros extraordinarios que distribuyen la comunión durante la Eucaristía, se laven las manos antes y después de este momento. Se aconseja a los sacerdotes que para ello tengan un espray o líquido desinfectante en las sacristías y lo usen antes de celebrar los actos de culto.
  4. Que las muestras de devoción y afecto hacia las imágenes, tan propias de este tiempo de Cuaresma y en la próxima Semana Santa, puedan ser sustituidas por otras como la inclinación de cabezaante las imágenes sagradas del Señor, de su Madre o de algún otro santo de especial devoción. El día de Viernes Santo en la adoración de la Cruz utilícese la segunda forma, nº 19 (Cf. El sacerdote, toma la cruz y, de pie ante el altar, invita al pueblo a que adore la Santa Cruz en silencio). Es necesario evitar todo tipo de contacto físico con cruces, medallas, escapularios, etc. que ya hayan sido besadas por otros fieles, facilitando, además, una mayor rapidez que evite aglomeraciones innecesarias.

La prudencia y la preocupación por el bien propio y del prójimo nos parecen razones suficientes para que también como Iglesia contribuyamos en lo posible a evitar circunstancias que puedan dar lugar a la expansión infecciosa del virus COVID-19. Vivir con fe esta situación nos pide igualmente no dejarse dominar por el miedo, como si no tuviésemos esperanza, dando así testimonio del destino de vida al que estamos llamados por Dios; y procurar ejercer la caridad en los modos adecuados: que nadie quede abandonado en nuestras comunidades parroquiales, ni quede sin respuesta el prójimo que necesite nuestra ayuda.

Los Obispos de la Provincia eclesiástica de Santiago de Compostela participamos de la creciente preocupación, los temores y ansiedades de la población por la rápida propagación del coronavirus a nivel mundial. Asimismo, agradecemos la generosa dedicación del personal sanitario y administrativo, auxiliares y voluntarios durante este periodo.

Queremos vivir estos momentos de dificultad unidos, como Iglesia; y, por eso, junto con las medidas y propuestas anteriores y, a la espera de ulteriores medidas que pudieran emitir las autoridades sanitarias, invitamos insistentemente a todos los fieles de esta Provincia eclesiástica de Santiago de Compostela a ser constantes en la oración por la salud pública y la de todos los afectados, y a confiar siempre en Dios Padre.

 

+ Julián, Arzobispo de Santiago.

+ Luis, Obispo de Tui-Vigo.

+ Alfonso, Obispo de Lugo.

+ José Leonardo, Obispo de Ourense.

+Luis Ángel cmf, Obispo de Mondoñedo-Ferrol.

+ Jesús, Obispo Auxiliar de Santiago.

 

Nota de los obispos extraida de www.archicompostela.es