Había cierta «ansia» por acoger, compartir y acoger las conclusiones del Congreso del laicado máxime cuando parecía un encuentro revulsivo en nuestra Iglesia.
Llegó la pandemia, los encuentros personales se torcieron, pero no se detuvo la maquinaria del poscongreso. De ahí que las Jornadas de Apostolado Seglar del 24 de octubre, aun reducidas a una mañana, volvieron a transmitir renovadas energías en la Iglesia.
De la intervención de D. Carlos Escribano (presidente de la Comisión episcopal para los Laicos, Familia y Vida –en adelante, CELFV–) destacaría que «estamos llamados a ser agentes de esperanza, porque el Espíritu nos antecede» y que «tenemos la tarea de ser capaces de acoger y de proponer cosas positivas». Después Carlos Luna, profesional de la creatividad, impartió una breve charla sobre cómo proponer un impulso misionero a nuestras acciones comunitarias, válido tanto para el poscongreso como para grupos de Iglesia.
Interiorización en las diócesis
El momento más esperado de las jornadas fue la presentación de la Guía de trabajo del Poscongreso, que realizó Isaac Martín, delegado de apostolado seglar de Toledo. No solo se recogen íntegramente las aportaciones de los grupos de trabajo que hubo en el Congreso, sino que se sistematizan y se enmarcan en el contexto teológico y antropológico actual.
La idea que se transmitió es que la Guía de trabajo se interiorice en las diócesis, movimientos y asociaciones durante este curso 2020/2021, dadas las dificultades de articular reuniones. Es decir, que este curso leamos con detenimiento los documentos de la Guía, los compartamos en grupos y planifiquemos cómo abordar los 4 itinerarios (primer anuncio, acompañamiento, proceso formativo y presencia en la vida pública) de acción evangelizadora marcados para el Poscongreso.
Se propone que en cada diócesis, movimiento y asociación haya una Jornada de trabajo para dialogar sobre cómo encauzar la forma de trabajo desde un discernimiento pastoral.
Además se presentó una metodología de trabajo sinodal: en cada diócesis se formará un equipo de trabajo interdisciplinar (llamando a cristianos de otros campos de acción y compromiso), impulsado desde las delegaciones del laicado, y el trabajo que se desarrolle se compartirá en la provincia eclesiástica. Esto es significativo, porque hay un representante de cada provincia en el Consejo Asesor de Laicos de la CELFV, y las propuestas, iniciativas y planificaciones serán compartidas en el mismo.
Por cierto, este Consejo Asesor de Laicos, muestra de una voluntad de cambios prácticos, es otro equipo de trabajo (aprobado por la Comisión Permanente de la CEE en julio de 2020) que empezará a rodar antes de Navidad y cuyo objetivo es impulsar el Poscongreso.
¿Toca esperar? No, toca ponerse manos a la obra y discernir qué necesitan nuestros hermanos y hermanas de nosotros. “Ojalá demos un salto hacia una forma nueva de vida y descubramos definitivamente que nos necesitamos y nos debemos los unos a los otros” (FT 35).
Porque el mejor vino está por venir. (Francisco, Homilía de 06/07/2015)
Alfredo Losada
Subdelegado de Apostolado Seglar en la Archidiócesis de Santiago de Compostela