Así se vivieron los Ejercicios Espirituales de ACdP para laicos
Una veintena de ejercitantes entre propagandistas y simpatizantes procedentes de Santiago, La Coruña, Vigo y Ferrol nos dimos cita del 16 al 19 de mayo en la Casa Diocesana de Ejercicios Espirituales Via Lucis de Santiago de Compostela.
Esta tanda anual de Ejercicios Espirituales, organizada por el Centro de Santiago de la ACdP, tuvo como director al padre Antonio F. Bohórquez Colombo, SJ, de la Comunidad de Padres Jesuitas de La Coruña y profesor en el Colegio Santa María del Mar, de la misma ciudad.
Los ejercitantes entramos con disposición de una experiencia espiritual profunda y convencidos de que «no hará nada fecundo en el apostolado quien antes no se santifique a sí mismo, y el modo especial para hacerlo son los ejercicios espirituales» (Ángel Ayala, SJ)
Tras la acogida e introducción del primer día, las meditaciones y contemplaciones siguieron el esquema ignaciano: el Principio y Fundamento, con la necesidad de ordenar nuestros afectos para poder escoger con indiferencia lo que más conduce a la realización del plan de Dios; el Pecado y las reglas de discernimiento de espíritus, que nos permiten identificar al buen y mal espíritu para así discernir mejor la voluntad de Dios para nuestra vida y experimentar la misericordia de Dios; la Llamada a acompañar y seguir a Jesucristo en la misión, el Misterio Pascual, que nos debe llevar a nuestra identificación con Cristo crucificado. Finalmente, reflexionamos como debería influir en nuestro día a día la experiencia de los Ejercicios y sobre cómo ser Iglesia en salida teniendo en cuenta las indicaciones del Papa Francisco en Evangelii Gaudium.
Estas meditaciones, con sus correspondientes peticiones y puntos para el coloquio y oración personal, se fueron alternando con otras prácticas y actividades dispuestas para un mejor aprovechamiento de la experiencia: las pláticas, el ofrecimiento del día con Laudes, la celebración de la Eucaristía con las Vísperas y el rezo de Completas con Exposición del Santísimo.
El buen hacer del padre Antonio, al que damos nuestro más sincero agradecimiento por su disponibilidad, y el clima de oración y recogimiento favorecieron la experiencia cristiana del desierto, contribuyendo a que los ejercitantes saliéramos de los Ejercicios con agradecimiento y consuelo por tanto bien recibido.
Damos las gracias, también, a la archidiócesis de Santiago de Compostela y a la comunidad de Hijas de Santa María del Corazón de Jesús que cuida de la Casa.
Nuria Vazquez Freire
Presidenta de ACdP de Santiago de Compostela