El equipo sinodal de la Conferencia Episcopal Española y los responsables para la fase diocesana del Sínodo 2021 2023 siguen haciendo camino juntos. El martes 1 de marzo mantenían un nuevo encuentro conjunto para hacer balance de cómo se va desarrollando el proceso sinodal e ir concretando cómo concluir el proceso en las diócesis y a nivel nacional.
En este encuentro se dialogó sobre el momento actual, teniendo como base las respuestas de las diócesis al cuestionario del equipo sinodal para valorar el camino recorrido.
Mirando al futuro, se va perfilando el final de esta primera fase del proceso sinodal, con la recopilación de las síntesis del trabajo que se ha realizado en las asambleas diocesanas y la organización de la Asamblea final para el 11 de junio.
.
¿Quiénes se han implicado en el Sínodo?
Según ha hecho público la CEE, en muchas diócesis hay implicadas más de 100 parroquias, superando el centenar de grupos de trabajo y en algunas de ellas sumando más de 300.
Un 70 % de los participantes son mujeres, con una edad media de entre 55 y 60 años, y el perfil de la mayoría de los grupos responde a catequistas, grupos de liturgia, delegaciones diocesanas, hermandades y cofradías, centros de enseñanza, voluntarios de Cáritas, de prisiones y de pastoral de la salud, así como grupos misioneros y comunidades de oración.
En cuanto a su edad, hay cerca un 80 % de adultos, un 10 % de jóvenes y un 5 % de niños y adolescentes. En lo relativo a su situación en la Iglesia, el 10 % son consagrados y sacerdotes, y el resto laicos, con escasos participantes de otras Iglesias.
Las diócesis reconocen que no ha sido fácil llegar a las personas alejadas de la Iglesia, uno de los objetivos del Sínodo. Sin embargo, sí se ha conseguido implicar a asociaciones civiles, miembros de partidos políticos, de prisiones, centros de acogida, universidades y centro educativos, o usuarios de servicios como Cáritas. El uso de encuestas digitales han facilitado bastante la participación.
.
¿Cómo se está trabajado en las diócesis?
La mayoría de las diócesis trabajan en una triple dirección: presentando lo que es y lo que implica el proceso sinodal con actividades por distintos puntos de la diócesis. Elaborando materiales propios teniendo como base el Documento preparatorio del Sínodo. Y mediante encuentros formativos.
Para coordinar los trabajos se han creado equipos diocesanos sinodales, que también se han encargado de la labor de formación. También se han creado, en algunos casos, espacios de coordinación con las parroquias.
La mayoría de las diócesis reconocen estar en torno a la mitad del proceso, pues hay grupos que todavía están arrancando, pero otros están ya preparando la síntesis final.
.
¿Cómo se valora esta experiencia sinodal?
La valoración general de esta fase diocesana es por unanimidad positiva, especialmente entre los laicos, e incluso se habla de entusiasmo, interés, alegría, novedad, oportunidad, ilusión, y esperanza.
Los balances destacan especialmente el hecho de que este proceso está ayudando a descubrir la corresponsabilidad, la necesidad del protagonismo de los laicos y a abrir nuevos horizontes de trabajo pastoral. Y también se valora positivamente que está sirviendo para tomar una mayor conciencia de comunidad parroquial y de acercamiento a la Iglesia.
En estos meses de trabajo también se han detectado algunas dificultades: la integración de la propuesta sinodal en los ritmos, planes y proyectos diocesanos que estaban ya en marcha y la pandemia, que ha impedido poder celebrar encuentros programados y reuniones de grupo; y la falta de motivación, el desconocimiento de lo que es e implica la sinodalidad; la diferencias en los diálogos; y la dificultad para llegar a los alejados.
.
¿Cómo se plantea el final de esta fase diocesana?
En la agenda de prácticamente todas las diócesis está la celebración de una asamblea final entre los meses de marzo y junio, centrada en la presentación de la síntesis diocesana de los trabajos, en compartir testimonios sobre la experiencia y en la celebración comunitaria de la fe, principalmente a través de la Eucaristía.
Fuente: conferenciaepiscopal.es