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Nota de la Comisión Episcopal para los Laicos, Familia y Vida a propósito de la maternidad subrogada

 

La Iglesia no cesa de proclamar el “Evangelio de la Vida”, iluminando la obligación de todo Estado de respetar la dignidad de toda vida humana y la defensa de la misma desde el inicio hasta el final. Hoy, como siempre, la Iglesia quiere llevar el amor y la esperanza a la sociedad, a menudo oscurecida por el individualismo y la cosificación de la persona humana. Por eso, ante tanta tiniebla originada por las leyes injustas promulgadas contra la vida y la dignidad de todo ser humano, a la luz de la razón e iluminados por la fe, cumplimos el deber pastoral de recordar al pueblo de Dios, sacerdotes, consagrados y laicos, y a cuantos quieran escuchar con la mejor voluntad la enseñanza de la Iglesia, siempre en favor del hombre y de su dignidad.

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I.- A favor de la dignidad

La importancia y el significado de la vida humana exigen una fundada reflexión, que busque su dignidad en el marco de un humanismo que sea fiel a la verdad del ser humano.

El Papa Benedicto XVI afirmaba que “sin el principio fundador de la dignidad humana sería arduo hallar una fuente para los derechos de la persona e imposible alcanzar un juicio ético respecto a las conquistas de la ciencia que intervienen directamente en la vida humana”[1]. Hay que recordar que la dignidad humana es un valor fundamental que debe ser respetado y protegido, independientemente de las creencias religiosas o de la falta de ellas.

Cristo, a la luz de su Encarnación, revela el sentido y el misterio del ser humano y su dignidad, y confirma a la razón su vocación trascendente y su anhelo de alcanzar la vida sin fin y la felicidad plena, por eso, la relación de la persona con Dios es esencial para comprender su dignidad. Todo hombre representa una novedad, es único e irrepetible. La vida es un bien fundamental del hombre, que vale por sí misma y que no está a disposición de nadie.

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II.- Aspectos éticos de la maternidad sustitutiva

Son varios los documentos en los que la Iglesia se ha pronunciado sobre la maternidad sustitutiva o gestación subrogada (especialmente la Instrucción Donum Vitae y la Instrucción Dignitas Personae).  De hecho, la instrucción Donum Vitae del Dicasterio para la Doctrina de la Fe define la maternidad sustitutiva del siguiente modo:

a) la mujer que lleva la gestación de un embrión implantado en su útero, que le es genéticamente ajeno, obtenido mediante la unión de gametos de «donadores», con el compromiso de entregar el niño, inmediatamente después del nacimiento, a quien ha encargado o contratado la gestación;

b) la mujer que lleva la gestación de un embrión a cuya procreación ha colaborado con la donación de un óvulo propio, fecundado mediante la inseminación con el esperma de un hombre diverso de su marido, con el compromiso de entregar el hijo, después de nacer, a quien ha encargado o contratado la gestación.

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A la luz de dichos documentos, queremos destacar los siguientes aspectos éticos:

1.- La maternidad por subrogación es, inequívocamente, una nueva forma de explotación de la mujer, contraria a la dignidad de la persona humana, pues usa el cuerpo femenino, y toda su persona, reduciéndola a ser una incubadora humana.

2.- En toda maternidad subrogada hay una fecundación artificial heteróloga que “es contraria a la unidad del matrimonio, a la dignidad de los esposos, a la vocación propia de los padres y al derecho de los hijos a ser concebidos y traídos al mundo en el matrimonio y por el matrimonio”[2]. Recordemos que el fin nunca justifica los medios y que toda persona humana es fin en sí mismo. Negar estas verdades nos llevaría a afirmar que todo lo técnicamente posible se puede realizar y a legitimar la cosificación y el uso de unas personas por otras.

3.- A todo lo anterior se añade, que con el llamado “útero de alquiler” se convierte la maternidad en objeto de comercio, que se compra y se vende. La mujer queda reducida a un simple instrumento, un “útero” a disposición del contratante, abriendo el camino a la explotación y a la comercialización de la persona humana. El contrato se culmina con la entrega del niño. Como afirma el Papa Francisco: “la dignidad del hombre y de la mujer también se ve amenazada por la práctica inhumana y cada vez más extendida del “vientre de alquiler”, en la que las mujeres, casi siempre pobres, son explotadas, y se trata a los niños como mercancías”[3].

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III.- La vida como don y el interés superior del menor

1.- Una vida humana es un don y no un derecho. “La Iglesia reconoce la legitimidad del deseo de un hijo, y comprende los sufrimientos de los cónyuges afligidos por el problema de la infertilidad. Sin embargo, ese deseo no puede ser antepuesto a la dignidad que posee cada vida humana hasta el punto de someterla a un dominio absoluto. El deseo de un hijo no puede justificar la “producción” del mismo, así como el deseo de no tener un hijo ya concebido no puede justificar su abandono o destrucción”[4].

No existe un “derecho a la procreación” y por tanto un “derecho al hijo”. La voluntad reproductiva no puede anular la gestación ni la maternidad. Recordemos lo que afirma la Conferencia Episcopal Española al decir que “La separación entre procreación y sexualidad representa una herida profunda a la naturaleza humana y a la familia. A la naturaleza, porque transforma al hijo en un producto, insinuando la idea de que la vida pueda ser una producción humana. A la sociedad, porque la nueva vida presupone solo una capacidad técnica y no un contexto de amor de esposos que quieren ser padres… La familia natural es así deconstruida y reconstruida artificialmente de muchas formas, siguiendo los deseos de cada individuo[5]. Esto implica que hay que favorecer “los derechos del niño a una familia compuesta por un hombre y una mujer unidos por un pacto duradero de amor recíproco”[6].

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2.- El bien del niño. Ninguna vida humana debe ser considerada como un producto o un bien de consumo. La vida de ningún niño nunca debe ser tratada como algo sometido al tráfico y al comercio. Debería buscarse en primer lugar el bien del menor, y no que éste quede supeditado al deseo de los comitentes y a su decisión. Por otro lado, la posibilidad de abandono de niños (real, sucedida en algunos países por partos gemelares, por patología o por preferencia de sexo), supone una grave marginación que atenta contra el principio de no discriminación del menor o de toda persona discapacitada.

También debemos tener presente que cada vez aparecen más datos científicos destacando la importancia que para la salud física y psicológica tiene la relación materno filial en la gestación. Esto, por el bien del niño, nos obliga a ser aún más precavidos a la hora de aprobar los úteros del alquiler.

Hay que priorizar el bien de los niños gestados por la maternidad subrogada, buscando la mejor solución acerca de su estatus jurídico, siendo conscientes que tienen toda la dignidad y merecen ser acogidos y respetados. Un niño, independientemente de cómo haya sido concebido, ha de ser amado y respetado en sus derechos.

Teniendo presente que en la actualidad “el derecho a decidir y el deseo-sentimiento adquieren categoría jurídica al servicio de la construcción de un nuevo modelo social, para lo que es preciso «deconstruir» lo esencial del sistema vigente”[7], es necesario recordar la afirmación de S. Juan Pablo II: “para el futuro de la sociedad y el desarrollo de una sana democracia, urge pues descubrir de nuevo la existencia de valores humanos y morales esenciales y originarios, que derivan de la verdad misma del ser humano y expresan y tutelan la dignidad de la persona. Son valores, por tanto, que ningún individuo, ninguna mayoría y ningún Estado nunca pueden crear, modificar o destruir, sino que deben sólo reconocer, respetar y promover”[8]. Por eso, creemos que es necesaria una legislación que impida esta práctica de la maternidad subrogada.

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Que Santa María, Madre de la Vida, nos ayude a acoger y defender el don de la vida, promoviendo la dignidad de cada persona humana.

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[1] BENEDICTO XVI, Discurso a los participantes en la Asamblea General de la Academia Pontificia para la Vida, 13 de febrero de 2010.

[2] CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE, Instrucción Donum Vitae.

[3] PAPA FRANCISCO, Discurso a los miembros de la Federación de Asociaciones de Familias Católicas de Europa, 10 de junio de 2022.

[4] CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE, Instrucción Dignitas Personae nº 16.

[5] CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA, “El Dios fiel mantiene su alianza” nº 61

[6] Idem.

[7] CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA, “El Dios fiel mantiene su alianza” nº 39

[8] SAN JUAN PABLO II, Encíclica Evangelium Vitae nº 71.

 

 

Fuente: conferenciaepiscopal.es

25 de marzo, Jornada por la Vida con el lema «Contigo por la vida, siempre»

 

«Contigo por la vida, siempre» es el lema con el que se celebra este año la Jornada por la Vida. Será el sábado 25 de marzosolemnidad de la Anunciación del Señor. «Este día la Iglesia celebra el misterio de la encarnación, cuando el Verbo de Dios asumió, por amor, nuestra naturaleza humana para llevarla a su plenitud». Así lo recuerdan los obispos de la Subcomisión Episcopal para la Familia y la Defensa de la Vida en su Mensaje para esta Jornada.

Además del Mensaje, esta Subcomisión ha editado unos materiales para la difusión y celebración de esta Jornada.

¿Cuál es el mensaje de los obispos?

Los obispos de la Subcomisión Episcopal para la Familia y Defensa de la Vida “invitan a acompañar la vida humana, la vida de cada persona, en todas las fases de su existencia, desde su concepción hasta su muerte natural, aumentando los cuidados cuando la vida es más vulnerable”. Y enumeran las vidas “que deben ser acompañadas”.

En primer lugar, señalan “al inicio de la vida”. Los obispos afirman que “plantear que eliminar una vida humana pueda ser solución para algún problema es una grave equivocación, como ocurre en el caso de un embrión o un feto en el seno de su madre”. Por eso, “las leyes que promueven y amplían el supuesto «derecho al aborto» son absolutamente injustas porque “legalizan la muerte de personas inocentes e indefensas”.

Los prelados reclaman “una serena reflexión” que “vaya a las raíces del problema y busque alternativas reales para que las madres que afrontan, muchas veces en soledad, un embarazo no deseado no tengan que recurrir al aborto”.

También piden acompañamiento para los refugiados e inmigrantes “que llegan a nuestras fronteras, la mayoría de las veces en condiciones tan trágicas”. Recuerdan las palabras del papa Francisco en Fratelli tutti: “Nunca se dirá que no son humanos, pero, en la práctica, con las decisiones y el modo de tratarlos, se expresa que se los considera menos valiosos, menos importantes, menos humanos. Es inaceptable que los cristianos compartan esta mentalidad y estas actitudes, haciendo prevalecer, a veces, ciertas preferencias políticas por encima de hondas convicciones de la propia fe: la inalienable dignidad de cada persona humana más allá de su origen, color o religión, y la ley suprema del amor fraterno”.

En la enfermedad mental pues ante el “alarmante” aumento de suicidios, especialmente entre los más jóvenes, es “un tema que merece ser considerado con hondura”. Los obispos ofrecen la colaboración de la Iglesia para afrontar el tema y manifiestan su deseo de “estar cerca de los familiares y amigos de las personas que se han suicidado, acogiendo y acompañando con respeto su dolor”.

En la ancianidad porque “en una sociedad del descarte y la desvinculación, los mayores siempre tienen mucho que perder” y es necesario “un planteamiento en el que las personas mayores sean protagonistas” y “crear cauces para escuchar su voz y para darles espacio en la vida de la Iglesia y de la sociedad”.

Y al final de la vida, cuando la vida humana “en muchas ocasiones vuelve a ser frágil” y “la gran tentación consiste en buscar falsas vías, que pretenden eliminar el sufrimiento, cuando lo que están haciendo es acabar con la vida de la persona”. Por eso, una vez más, “manifestamos nuestro rechazo a la ley que regula la eutanasia y pedimos la aprobación de una ley integral de cuidados paliativos, dotada de los recursos necesarios, para acompañar de manera verdaderamente humana a las personas en la fase final de su vida”.

Los obispos continúan su mensaje aportando algunas propuestas de acción porque “el análisis realista de la situación” en lugar de “llevarnos al pesimismo” debe “comprometernos en la transformación de este mundo al cual Dios ama tanto”.

En primer lugar, “conscientes de la magnitud del desafío, debemos promover la oración por la defensa de la vida humana”. En segundo lugar, proponen el testimonio personal. Cada fiel cristiano está llamado a dar “testimonio del amor verdadero con palabras y con obras”. En tercer lugar, exhortan a los laicos a comprometerse y acompañar a las personas que deben ser, especialmente, acompañadas.

Los prelados terminan su mensaje pidiendo a “María Santísima, Madre de la Vida, que infunda en nosotros un amor concreto y creativo para instaurar la cultura de la vida, acompañando y acogiendo a cada persona”.

Carteles en castellano y gallego

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Presentación de la PEJ 2022 que se celebra en Santiago del 3 al 7 de agosto

 

El director del secretariado de la Subcomisión Episcopal para la Juventud y la Infancia, Raúl Tinajero, y el director de la Oficina de Información de la CEE, José Gabriel Verapresentan el viernes 22 de julio la Peregrinación Europea de Jóvenes (PEJ) 2022 que tendrá lugar en Santiago de Composteladel 3 al 7 de agostocon motivo del Año Santo Compostelano.

La archidiócesis de Santiago de Compostela convoca este encuentro que reunirá en la capital gallega a cerca de 12.000 personas. Todo el programa de actos se organiza junto con la Subcomisión de Juventud e Infancia de la Conferencia Episcopal Española.

La Peregrinación Europea de Jóvenes (PEJ) es el encuentro en el que jóvenes de todo el continente europeo acuden peregrinando a la tumba del apóstol Santiago. Inicialmente estaba prevista el verano pasado, pero a raíz de la pandemia de la covid-19 y con la ampliación del Año Santo 2021 concedida por el papa Francisco a la archidiócesis de Santiago de Compostela se celebrará en la primera semana de agosto.

Aunque la PEJ comienza oficialmente el 3 de agosto, los grupos de jóvenes comenzarán a desplazarse a Santiago días antes para hacer el Camino. Para evitar aglomeraciones, se han propuesto 11 rutas.

El miércoles 3 de agosto tendrá lugar el acto de acogida y bienvenida de los peregrinos en la plaza del Obradoiro. Durante las jornadas del jueves al sábado, se ofrecerá un amplio programa de actividades que incluye espacios y momentos para la formación, la oración y el ocio.

Además de la inauguración, los actos centrales serán el sábado por la noche, la vigilia de oración, y el domingo por la mañana, la eucaristía dominical con la que se clausurará la PEJ. Ambos trascurrirán en el Monte del Gozo, al aire libre, para dar cabida a los 12 mil peregrinos.

La misa de clausura será presidida por el Card. Antonio Augusto dos Santos Marto, enviado especial del papa Francisco, obispo emérito de Leiria-Fátima.

 

 

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Fuente: conferenciaepiscopal.es

Sí a la familia y sí a la vida

 

La Subcomisión Episcopal para la Familia y la Defensa de la Vida hace pública hoy, miércoles 22 de junio, una Nota con el título, «Sí a la familia y sí a la vida».

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Nota de la Subcomisión Episcopal para la Familia y la Defensa de la Vida

 

«Sí a la familia y sí a la vida»

(Texto íntegro)

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Del 22 al 26 de junio se celebra en Roma el X Encuentro Mundial de las Familias; un encuentro que ha tenido que aplazarse un año por los efectos de la pandemia y que ahora no sólo tiene lugar en Roma, sino que, según lo establecido por el Papa Francisco, es «multicéntrico y generalizado».

El Santo Padre manifestó en su mensaje del 2 de julio de 2021 que, en las convocatorias anteriores, “se percibía el Encuentro como una realidad lejana, a lo sumo seguida por televisión, o desconocida para la mayoría de las familias”. Esta vez se seguirá una modalidad inédita, y “será una oportunidad de la Providencia para realizar un evento mundial capaz de involucrar a todas las familias que quieran sentirse parte de la comunidad eclesial”.

El tema del encuentro es ‘El amor familiar: vocación y camino de santidad’, y busca mostrar la belleza y la felicidad del amor en la familia. En medio de las crisis culturales y sociales actuales, el anuncio de la familia sigue siendo una alegría y una esperanza para todos pues, como afirma el Papa, “nadie puede pensar que debilitar a la familia como sociedad natural fundada en el matrimonio es algo que favorece a la sociedad. Ocurre lo contrario: perjudica la madurez de las personas, el cultivo de los valores comunitarios y el desarrollo ético de las ciudades y pueblos”. Y luego recuerda que “el matrimonio va más allá de cualquier moda pasajera y persiste. Su esencia está arraigada en la naturaleza misma de la persona humana y de su carácter social”. Formar una familia significa “ser parte del sueño de Dios, uniéndose a Él en la construcción de un mundo donde nadie se sienta solo” (1).

El Papa Francisco ha insistido reiteradas veces sobre el genuino valor del matrimonio y la familia cristiana; valor aún hoy más necesario, cuando constatamos que se va instaurando una cultura de la muerte. La familia es la célula de la cultura de la vida y de la civilización del amor. Por ello, invitamos a todos a participar en las diferentes celebraciones y actos proponiendo la maravilla de la familia cristiana y el respeto a la vida de todo ser humano desde su comienzo hasta su final.

Son muchas las actividades programadas por la diferentes diócesis y movimientos eclesiales para mostrar este sí a la familia que es también sí a la vida, ya que la propuesta de la familia cristiana va unida a la transmisión y defensa de la vida. Animamos a todos a promover el sí a la vida y expresamos nuestro apoyo en favor de quienes tienen derecho a nacer y a ser acogidos por sus padres con amor; en favor de las madres, que tienen derecho a recibir el apoyo social y estatal necesario para evitar convertirse en víctimas del aborto; en favor de la libertad de los padres y de las escuelas que colaboran con ellos para dar a sus hijos una formación integral, que otorgue la necesaria importancia hoy a la educación afectiva y sexual, de acuerdo con unas convicciones morales que los preparen de verdad para ser padres y acoger el don de la vida; en favor de los cuidados paliativos y de la libertad de conciencia; denunciando las situaciones en las que se ve amenazada, como se sigue constatando en diversas formas de esclavitud, en la trata de personas o en las condiciones laborales abusivas.

En definitiva, alentamos a todos los católicos a promover la defensa de la vida, denunciando los proyectos legislativos que atentan contra ella y confunden la injusticia con el derecho. Animamos así, con todos los cauces que permite una sociedad democrática, a movilizarse en favor de la vida y a buscar con creatividad nuevos modos de instaurar esta necesaria cultura del cuidado que la promueva y proteja.

 


+ Mons. D. José Mazuelos Pérez, obispo de Canarias, Presidente de la Subcomisión Episcopal para la Familia y la Defensa de la Vida

+ Mons. D. Juan Antonio Reig Plà, obispo de Alcalá de Henares

+ Mons. D. Ángel Pérez Pueyo, obispo de Barbastro-Monzón

+ Mons. D. Santos Montoya Torres, obispo de Calahorra y La Calzada-Logroño

+ Mons. D. Francisco Gil Hellín, arzobispo emérito de Burgos


 

[1] PAPA FRANCISCO, Exhortación Apostólica Postsinodal Amoris Laetitia, número 52, 131,321.

 

Fuente: conferenciaepiscopal.es

18 de junio, Jornada extraordinaria de Apostolado Seglar

 

La Comisión Episcopal para los Laicos, Familia y Vida de la CEE organiza el sábado 18 de junio, una Jornada Extraordinaria de Apostolado seglar, en formato online, a la que han sido convocados los delegados diocesanos de Apostolado Seglar y los responsables de movimientos y asociaciones Laicales. El tema que centra este encuentro será el Primer Anuncio.

El objetivo de la Jornada, en la que están inscritas 150 personas, es presentar la propuesta de trabajo para el próximo curso en continuidad con el Congreso de Laicos y el proceso sinodal. De un modo concreto, después de haber profundizado durante estos dos últimos años en las claves del discernimiento y la sinodalidad, se va a proponer para el curso 2022-2023 reflexionar en torno al itinerario del Primer Anuncio.

Presentación del documento de trabajo, “Nuevos frutos para un Pueblo de Dios en camino

Tras el saludo de bienvenida del presidente de la Comisión, Mons. Carlos Escribano, y la presentación de la Jornada por el director del secretariado, Luis Manuel Romerose dará a conocer un Documento de trabajo, “Nuevos frutos para un Pueblo de Dios en camino”, que servirá como herramienta para el discernimiento en torno al Primer Anuncio.

Durante la Jornada habrá tiempo para escuchar, las reunirnos por grupos y para consensuar entre todos el camino que se a seguir en el Apostolado seglar a corto y medio plazo.

Desde el Consejo Asesor de Laicos, que es el equipo dinamizador de la Comisión, se va a proponer también un modo de acompañamiento a las diócesis, como clave fundamental para seguir haciendo un proceso sinodal.

Al final de la Jornada se presentarán algunas ideas para la organización de la próxima Jornada Nacional de Apostolado Seglar, que tendrá lugar los días 22-23 de octubre, animando de un modo especial a la participación de los delegados diocesanos y responsables de movimientos y asociaciones, junto con los miembros de sus equipos.

 

 

Fuente: conferenciaepiscopal.es

#HazMemoriaFamiliayVida. La Iglesia: un apoyo constante a la familia y a la vida.

En la tercera semana de la campaña #HazMemoria que la Conferencia Episcopal Española ha puesto en marcha junto con los medios de comunicación EcclesiaTrece y COPE, el contenido se centra en la importancia de la familia.

La Iglesia, la familia y la vida

 

 

La vida humana, desde el primer momento de su existencia, necesita cuidado y protección. Como el ser humano es social por naturaleza, cada persona necesita un entorno social que le garantice la subsistencia, en los primeros momentos de la vida, y que le permita integrarse en la sociedad con los cuidados que ella facilita. Ese entorno es la familia, el primer lugar en el que la vida es acogida. Surge en ella y se vincula inmediatamente con ella creando lazos que le permiten los primeros cuidados y la protección en medio del ambiente difícil en el que se viene a la vida.

La Iglesia confía a la familia la misión de celebrar el primer anuncio de la fe, de la oración, de la vida cristiana. En la Iglesia, en cada comunidad que la conforma, existe una familia de familias. Grupos de personas reunidos en torno a Jesús por la fuerza del Espíritu Santo que se relacionan por amor y para el amor. La relación entre los miembros de la Iglesia es similar a la que se vive en el interior del hogar. Es una comunidad de personas relacionadas por amor en el que se transmiten los rasgos propios de la familia: se celebra, se comparte, se enseña, se atienden los unos a los otros, se cuida, se protege.

El contenido de este tema se puede encontrar en este enlace: #HMFamiliayVida

 

La campaña #HazMemoria

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Con este hastag #HazMemoria se pretende poner en valor el papel de la Iglesia y de los cristianos en el trabajo de la sociedad y la importancia de su aportación al bien común de todos.

Con esta campaña de doce temas, que durará hasta el 30 de junio, se pretende hacer presente en los medios de comunicación la vida real de la Iglesia, las actividades que realiza, las personas que la llevan adelante, las historias que hacen visible la acción de la Iglesia en el mundo.

 

Fuente: Conferencia Episcopal Española