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La diversidad de ministerios es una riqueza, pero sin «clericalizar» a los laicos

Celebración litúrgica en la Iglesia del Santo Spirito en Sassia, Roma. (Imagen de Vatican Media)

 

El secretario de Estado, el cardenal Pietro Parolin, se alegra de transmitir el saludo cordial del Papa Francisco al presidente del Centro de Acción Litúrgica, el arzobispo de Catanzaro-Squillace -monseñor Claudio Maniago- y a todos los participantes en la 72 Semana Litúrgica Nacional que se está celebrando estos días en Salerno, Italia, promovida por el Centro de Acción Litúrgica.  Los trabajos, con el tema elegido, ‘Los ministerios al servicio de una Iglesia sinodal‘, «tienen un significado particular para la Iglesia en el momento histórico actual», indicó el cardenal.

Además el cardenal Parolin citó las palabras del Papa cuando instó a la Iglesia a vivir el itinerario del Sínodo en el que está comprometida hoy, convirtiéndose en «expertos en el arte del encuentro«, y dispuestos a ayudarse mutuamente «para que la diversidad de carismas, vocaciones y ministerios nos enriquezca«.

El Secretario de Estado precisa lo que, desde esta perspectiva, espera el Papa Francisco de las jornadas de estudio que reúnen a obispos, sacerdotes, diáconos, religiosos y religiosas y numerosos laicos. «La esperanza del Santo Padre -escribe- es que esta asamblea cualificada contribuya a la profundización teológico-litúrgica-pastoral de la realidad ministerial, abriendo perspectivas que se ofrezcan al discernimiento pastoral de la comunidad eclesial».

Los participantes en esta semana de estudios, analizarán sobre el impacto real de los nuevos ministerios instituidos del Lector, Acólito y Catequista en la práctica eclesial.

 

Pasajes del Magisterio sobre la ‘ministerialidad’

Parolin recuerda entonces algunas intervenciones del Magisterio Pontificio en materia de ministerialidad como, hace 50 años, el Motu proprio ‘Ministeria quaedam‘ con el que, escribe, «San Pablo VI había revisado toda la materia de las órdenes menores, conservando las del Lector y el Acólito como ministerios instituidos, ya no considerados como reservados a los candidatos al Sacramento del Orden».

A partir de este documento, explicó el cardenal Parolin, el Centro de Acción Litúrgica «propone oportunamente una reflexión sobre la animación litúrgica de todo el Pueblo de Dios«. El Papa contempla la renovación de la Iglesia en una dirección cada vez más «comunitaria» y menos clerical. Con el Motu proprio ‘Spiritus Domini‘, Francisco supera la limitación que excluía a las mujeres del acceso a los dos primeros ministerios, mientras que con el motu proprio ‘Antiquum Ministerium‘, da a la Iglesia «la figura del ministerio instituido del catequista».

«En esta línea de profundización de una ministerialidad diversificada se sitúa vuestra Conferencia -continuó el cardenal Parolin- recordando siempre que todo ministerio en la Iglesia debe inspirarse en el espíritu de servicio vivido por Jesús, y creyendo que el trabajo de la Semana puede ser una buena oportunidad para verificar el derrame en la vida de la Iglesia y la promoción de estos mismos ministerios».

 

Hay que valorar a los laicos sin confundir los roles

Una Iglesia entendida como «misterio de comunión», prosigue el Secretario de Estado, pone de relieve en mayor medida el papel de los laicos, se trata entonces de «fomentar en los fieles laicos una conciencia más clara de su vocación, que se expresa en una pluralidad de tareas».

Pero advierte: «Al tratar estas cuestiones, hay que tener cuidado de no confundir el sacerdocio común y el sacerdocio ministerial, interpretando arbitrariamente el concepto de «sustitución», «clericalizando» y corriendo así el riesgo de crear realmente una estructura eclesial de servicio paralela a la fundada en el sacramento del Orden».

 

El cardenal Parolin concluye su mensaje asegurando a todos los participantes en la Conferencia, que finalizará el próximo 25 de agosto, la oración y la bendición del Papa Francisco, a la que añade su deseo personal «por el pleno éxito de esta importante iniciativa pastoral».

 

 

Fuente: vaticanews.va

Domingo de la Palabra de Dios: 23 de enero de 2022.

Este domingo, 23 de enero, por tercer año consecutivo, la Iglesia celebra en todo el mundo el Domingo de la Palabra de Dios.

El Papa Francisco instituyó esta jornada el año 2019, para que se celebrase todos los años cada tercer domingo del Tiempo Ordinario. Lo hacía a través del motu proprio Aperuit Illis. En este documento explicaba los motivos por los que el Pontífice propone este Domingo dedicado completamente a la celebración, reflexión y divulgación de la Palabra de Dios:

  • Para comprender la riqueza inagotable  que proviene de ese diálogo constante de Dios con su pueblo.
  • Para que la Iglesia reviva el gesto del Resucitado que abre también para nosotros el tesoro de su Palabra para que podamos anunciar por todo el mundo esta riqueza inagotable.
  • Para que nunca falte la relación decisiva con la Palabra viva que el Señor nunca se cansa de dirigir a su Esposa, para que pueda crecer en el amor y en el testimonio de fe.

Además, la celebración se ha hecho coincidir con la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos. Un tiempo «en el que estamos invitados a fortalecer los lazos con los judíos y a rezar por la unidad de los cristianos. No se trata de una mera coincidencia temporal: celebrar el Domingo de la Palabra de Dios expresa un valor ecuménico, porque la Sagrada Escritura indica a los que se ponen en actitud de escucha el camino a seguir para llegar a una auténtica y sólida unidad».

 

 

En realidad, cada domingo tenemos la oportunidad de encontrarnos con la Palabra de Dios a través de las lecturas que se proclaman en las celebraciones dominicales, y de la homilía que viene a continuación de ellas. Pero en este Domingo de la Palabra se nos pide que, con gestos sencillos y significativos, promovamos la lectura de las Sagradas Escrituras y la concienciación entre los fieles de la presencia e importancia de la Palabra de Dios en sus diversas expresiones. Además de las Sagradas escrituras, la Tradición, el Magisterio, la liturgia, el testimonio de los santos y de los mártires, la cultura cristiana y la belleza expresa en tantas obras de arte presentes en nuestros templos y fuera de ellos (cf. Directorio para la Catequesis, 2020, nn. 90-109).

Señalamos sólo algunos de estos gestos e iniciativas que se pueden realizar:

  • introducir en la celebración de la Misa con una procesión solemne el Leccionario dominical desde el que se proclaman las lecturas, y que lo entronicemos en un lugar destacado y visible para toda la comunidad;
  • promover una pública lectura continua de la entera Biblia durante todo el día, hecha por medio de turnos de voluntarios; incluso realizada en varias lenguas, entre las que se pueden encontrar las lenguas bíblicas, hebreo, arameo y griego;
  • Que se realice una lectura orante de la Palabra de Dios, o lectio divina, bien en grupos parroquiales o en las casas con la familia;
  • Finalmente, que se distribuyan los santos Evangelios y/o la Biblia entre los fieles.

 

El área de Pastoral Bíblica de la Comisión Episcopal para la Evangelización, Catequesis y Catecumenado ha editado unos materiales para contribuir a la celebración de esta Jornada. Entre ellos está una presentación del director del secretariado de esta Comisión, Francisco Julián Romero, y un método para ayudar a leer la Palabra de Dios.

 

Presentación y método para ayudar a la lectura de la Palabra de Dios

 

Y además en este domingo 23 enero de 2022, el papa Francisco celebrará una Misa en la Basílica de San Pedro a las 9:30 h, dentro de la cual se realizará la institución de los ministerios de Lector y también el de Catequista. Se puede seguir en el siguiente enlace

 

Se trata de un evento significativo ya que, por primera vez, se confiere el ministerio de catequista, desde que el pasado mes de mayo el Papa lo instituyese para toda la iglesia. A esta celebración acudirán cerca de 150 catequistas provenientes de diferentes partes del mundo, entre los que también estará una catequista española.

Con esta celebración se cumple un gesto que ayuda a visibilizar la importancia de la proclamación de la Palabra de Dios en la liturgia. Sin duda, entre los grandes anunciadores y maestros de la Palabra de Dios, los catequistas ocupan un lugar privilegiado. Damos gracias a Dios porque no deja de hablar a sus hijos de muchas maneras, y porque lo ha hecho a través de su Hijo Jesucristo, la Palabra que se ha hecho carne de nuestra carne. Gracias a los catequistas por su generosidad y tiempo a la hora de proclamarla incansablemente a las nuevas generaciones.

Buen domingo a todos.

 

Fuentes: catequesisdegalicia.org    y   conferenciaepiscopal.es