Domingo de la Palabra de Dios: 23 de enero de 2022.

Este domingo, 23 de enero, por tercer año consecutivo, la Iglesia celebra en todo el mundo el Domingo de la Palabra de Dios.

El Papa Francisco instituyó esta jornada el año 2019, para que se celebrase todos los años cada tercer domingo del Tiempo Ordinario. Lo hacía a través del motu proprio Aperuit Illis. En este documento explicaba los motivos por los que el Pontífice propone este Domingo dedicado completamente a la celebración, reflexión y divulgación de la Palabra de Dios:

  • Para comprender la riqueza inagotable  que proviene de ese diálogo constante de Dios con su pueblo.
  • Para que la Iglesia reviva el gesto del Resucitado que abre también para nosotros el tesoro de su Palabra para que podamos anunciar por todo el mundo esta riqueza inagotable.
  • Para que nunca falte la relación decisiva con la Palabra viva que el Señor nunca se cansa de dirigir a su Esposa, para que pueda crecer en el amor y en el testimonio de fe.

Además, la celebración se ha hecho coincidir con la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos. Un tiempo «en el que estamos invitados a fortalecer los lazos con los judíos y a rezar por la unidad de los cristianos. No se trata de una mera coincidencia temporal: celebrar el Domingo de la Palabra de Dios expresa un valor ecuménico, porque la Sagrada Escritura indica a los que se ponen en actitud de escucha el camino a seguir para llegar a una auténtica y sólida unidad».

 

 

En realidad, cada domingo tenemos la oportunidad de encontrarnos con la Palabra de Dios a través de las lecturas que se proclaman en las celebraciones dominicales, y de la homilía que viene a continuación de ellas. Pero en este Domingo de la Palabra se nos pide que, con gestos sencillos y significativos, promovamos la lectura de las Sagradas Escrituras y la concienciación entre los fieles de la presencia e importancia de la Palabra de Dios en sus diversas expresiones. Además de las Sagradas escrituras, la Tradición, el Magisterio, la liturgia, el testimonio de los santos y de los mártires, la cultura cristiana y la belleza expresa en tantas obras de arte presentes en nuestros templos y fuera de ellos (cf. Directorio para la Catequesis, 2020, nn. 90-109).

Señalamos sólo algunos de estos gestos e iniciativas que se pueden realizar:

  • introducir en la celebración de la Misa con una procesión solemne el Leccionario dominical desde el que se proclaman las lecturas, y que lo entronicemos en un lugar destacado y visible para toda la comunidad;
  • promover una pública lectura continua de la entera Biblia durante todo el día, hecha por medio de turnos de voluntarios; incluso realizada en varias lenguas, entre las que se pueden encontrar las lenguas bíblicas, hebreo, arameo y griego;
  • Que se realice una lectura orante de la Palabra de Dios, o lectio divina, bien en grupos parroquiales o en las casas con la familia;
  • Finalmente, que se distribuyan los santos Evangelios y/o la Biblia entre los fieles.

 

El área de Pastoral Bíblica de la Comisión Episcopal para la Evangelización, Catequesis y Catecumenado ha editado unos materiales para contribuir a la celebración de esta Jornada. Entre ellos está una presentación del director del secretariado de esta Comisión, Francisco Julián Romero, y un método para ayudar a leer la Palabra de Dios.

 

 

Y además en este domingo 23 enero de 2022, el papa Francisco celebrará una Misa en la Basílica de San Pedro a las 9:30 h, dentro de la cual se realizará la institución de los ministerios de Lector y también el de Catequista. Se puede seguir en el siguiente enlace

 

Se trata de un evento significativo ya que, por primera vez, se confiere el ministerio de catequista, desde que el pasado mes de mayo el Papa lo instituyese para toda la iglesia. A esta celebración acudirán cerca de 150 catequistas provenientes de diferentes partes del mundo, entre los que también estará una catequista española.

Con esta celebración se cumple un gesto que ayuda a visibilizar la importancia de la proclamación de la Palabra de Dios en la liturgia. Sin duda, entre los grandes anunciadores y maestros de la Palabra de Dios, los catequistas ocupan un lugar privilegiado. Damos gracias a Dios porque no deja de hablar a sus hijos de muchas maneras, y porque lo ha hecho a través de su Hijo Jesucristo, la Palabra que se ha hecho carne de nuestra carne. Gracias a los catequistas por su generosidad y tiempo a la hora de proclamarla incansablemente a las nuevas generaciones.

Buen domingo a todos.

 

Fuentes: catequesisdegalicia.org    y   conferenciaepiscopal.es