Mons. Julián Barrio en la Jornada Mundial de los Migrantes y Refugiados: “Necesitamos sociedades impregnadas de una cultura del cuidado común”

 

El próximo domingo día 25 de septiembre se celebra la jornada 108 del Día Mundial de los Migrantes y Refugiados. El lema de este año que propone el Papa es: “Construir el futuro con los migrantes y refugiados”, una clara invitación a promover espacios de acogida y hospitalidad en la Iglesia y en la sociedad. En una Carta Pastoral dedicada a esta jornada, el arzobispo de Santiago de Compostela recuerda que “esto sólo lo podremos hacer acompañando, escuchando, incluyendo y haciendo participar a las personas migradas. Es la forma de decidir nuestro futuro”.

Mons. Barrio destaca que la libertad humana “se desarrolla y madura al abrigo de la austeridad responsable y también del sacrificio por los demás. Por eso, la situación que vivimos nos trae una advertencia que hay que tener en cuenta: necesitamos sociedades impregnadas de una cultura del cuidado común”.

El prelado compostelano indica que “junto al esfuerzo por la justicia y la caridad de la Iglesia, está el de todos los que en la sociedad civil están siendo los buenos samaritanos de este siglo XXI. El Evangelio nos lleva a comprometernos con nuestra sociedad civil, y colaborar con sus estructuras”. Y añade que “la Iglesia representa a una embarcación que navega hacia la ciudadanía de los santos, dispuesta a rescatar y dar cobijo a quienes hayan naufragado en la vida por cualquier causa. Ella mejor que nadie, encarnada en todo tipo de lugares y culturas, sabe cuán enriquecedor resulta, junto a la solidaridad, el intercambio fraterno de experiencias y puntos de vista”.

Termina mons. Barrio en clave diocesana agradeciendo la labor de Caritas en el quehacer caritativo-social: “La doctrina de la Iglesia nos orienta para trabajar en el objetivo de la armonía social, abriendo espacios de cooperación no sólo económica, sino también religiosa y cultural, si de verdad queremos lograr una convivencia justa y pacífica para construir el futuro”.

 

Carta Pastoral de D. Julián Barrio en la Jornada Mundial de los Migrantes y Refugiados 2022:

 

 

Construir la cultura del cuidado común

 

Queridos diocesanos:

El próximo domingo, día 25 de septiembre, celebramos la 108 Jornada Mundial de los Migrantes y Refugiados. El lema que nos propone el Papa es: “Construir el futuro con los migrantes y refugiados”, invitándonos a promover espacios de acogida y hospitalidad en la Iglesia y en la sociedad. Pero esto sólo lo podremos hacer acompañando, escuchando, incluyendo y haciendo participar a las personas migradas. Es la forma de decidir nuestro futuro.

La nueva situación nos exige autodisciplina y responsabilidad. Estos valores deben traducirse en comportamientos concretos y cotidianos que no pueden pasarnos desapercibidos. De su observancia depende una nueva experiencia que nos reafirma en la necesidad de considerar en cada momento qué modelo de sociedad y cultura se está promoviendo. Cuando la voluntad individual y sus éxitos se exhiben como si fuesen la genuina expresión de la libertad, ¿cómo detener entonces la inercia del individualismo para que el barco vire en medio de la tormenta rumbo hacia el interés común? ¿Qué tierra acogerá la semilla del cuidado y responsabilidad por los demás, si en ella no se han ido cultivando los valores de la justicia social? “No hay futuro sin justicia. La urgencia de la justicia se da en un mundo dividido y lleno de brechas que se pueden sanar y reconciliar, y nunca convertir en rentas para provechos electorales y para alcanzar el poder”[1].

En todo este proceso hay que reconocer una responsabilidad personal, pero también institucional. La libertad humana no crece espontáneamente como una espora. Se desarrolla y madura al abrigo de la austeridad responsable y también del sacrificio por los demás. Por eso, la situación que vivimos nos trae una advertencia que hay que tener en cuenta: necesitamos sociedades impregnadas de una cultura del cuidado común. “La solidaridad no es un simple sentimiento de compasión con los más débiles o con la persona necesitada que está junto a mí”, es “la determinación firme y perseverante de empeñarse por el bien común; es decir, por el bien de todos y cada uno, para que todos seamos verdaderamente responsables de todos”[2].

Junto al esfuerzo por la justicia y la caridad de la Iglesia, está el de todos los que en la sociedad civil están siendo los buenos samaritanos de este siglo XXI. El Evangelio nos lleva a comprometernos con nuestra sociedad civil, y colaborar con sus estructuras. “El amor a la sociedad y el compromiso por el bien común son una forma excelente de caridad”[3].

“Nadie debe ser excluido. Su proyecto es esencialmente inclusivo y sitúa en el centro a los habitantes de las periferias existenciales. Entre ellos hay muchos migrantes y refugiados, desplazados y víctimas de la trata. Es con ellos que Dios quiere edificar su reino, porque sin ellos no sería el reino que Dios quiere. La inclusión de las personas más vulnerables es una condición necesaria para obtener la plena ciudadanía. De hecho dice el Señor: “Venid benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me distéis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme (Mt 25,34-36)”[4]. Todos somos miembros de un mismo cuerpo, esencialmente solidarios consciente y moralmente.

Hemos de preguntarnos: ¿cuál es la actitud de quienes nos decimos cristianos ante los migrantes y refugiados? ¿No es posible que nuestra indiferencia contribuya a que estas personas sientan como ajeno un pueblo cuya acogida no se identifica con la que promueve el Evangelio? Necesitamos acompañarles y ser acompañados por ellos. La Iglesia representa a una embarcación que navega hacia la ciudadanía de los santos, dispuesta a rescatar y dar cobijo a quienes hayan naufragado en la vida por cualquier causa. Ella mejor que nadie, encarnada en todo tipo de lugares y culturas, sabe cuán enriquecedor resulta, junto a la solidaridad, el intercambio fraterno de experiencias y puntos de vista. “Aquí no tenemos ciudad permanente, sino que andamos en busca de la futura” (Heb 13,14).

 

Compromiso diocesano

Agradezco mucho la labor de Caritas en el quehacer caritativo-social. La doctrina de la Iglesia nos orienta para trabajar en el objetivo de la armonía social, abriendo espacios de cooperación no sólo económica, sino también religiosa y cultural, si de verdad queremos lograr una convivencia justa y pacífica para construir el futuro. ¡Tengamos presentes también en nuestra oración a los Migrantes y Refugiados!

 

Os saluda con afecto y bendice en el Señor.

+ Julián Barrio Barrio,
Arzobispo de Santiago de Compostela.

 

[1] Mensaje de los Obispos de la Subcomisión Episcopal para las Migraciones y Movilidad Humana de la Conferencia Episcopal Española 2022, 1.

[2] JUAN PABLO II, Sollicitudo rei socialis, 38.

[3] FRANCISCO, Laudato si’, 231.

[4] FRANCISCO, Mensaje para la 108Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado 2022.

 

Fuente: archicompostela.es

Papa Francisco en la Jornada Mundial de los Migrantes y Refugiados 2022: «Construir el futuro con los migrantes y los refugiados»

 

 

MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO
PARA LA 108ª JORNADA MUNDIAL DEL MIGRANTE Y DEL REFUGIADO 2022

(25 de septiembre de 2022)

 

Construir el futuro con los migrantes y los refugiados

«No tenemos aquí abajo una ciudad permanente, sino que buscamos la futura» (Hb 13,14).

 

Queridos hermanos y hermanas:

El sentido último de nuestro “viaje” en este mundo es la búsqueda de la verdadera patria, el Reino de Dios inaugurado por Jesucristo, que encontrará su plena realización cuando Él vuelva en su gloria. Su Reino aún no se ha cumplido, pero ya está presente en aquellos que han acogido la salvación. «El Reino de Dios está en nosotros. Aunque todavía sea escatológico, sea el futuro del mundo, de la humanidad, se encuentra al mismo tiempo en nosotros». [1]

La ciudad futura es una «ciudad de sólidos cimientos, cuyo arquitecto y constructor es Dios» (Hb 11,10). Su proyecto prevé una intensa obra de edificación, en la que todos debemos sentirnos comprometidos personalmente. Se trata de un trabajo minucioso de conversión personal y de transformación de la realidad, para que se adapte cada vez más al plan divino. Los dramas de la historia nos recuerdan cuán lejos estamos todavía de alcanzar nuestra meta, la Nueva Jerusalén, «morada de Dios entre los hombres» (Ap 21,3). Pero no por eso debemos desanimarnos. A la luz de lo que hemos aprendido en las tribulaciones de los últimos tiempos, estamos llamados a renovar nuestro compromiso para la construcción de un futuro más acorde con el plan de Dios, de un mundo donde todos podamos vivir dignamente en paz.

«Pero nosotros, de acuerdo con la promesa del Señor, esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva donde habitará la justicia» (2 P 3,13). La justicia es uno de los elementos constitutivos del Reino de Dios. En la búsqueda cotidiana de su voluntad, ésta debe edificarse con paciencia, sacrificio y determinación, para que todos los que tienen hambre y sed de ella sean saciados (cf. Mt 5,6). La justicia del Reino debe entenderse como la realización del orden divino, de su armonioso designio, según el cual, en Cristo muerto y resucitado, toda la creación vuelve a ser “buena” y la humanidad “muy buena” (cf. Gn 1,1-31). Sin embargo, para que reine esta maravillosa armonía, es necesario acoger la salvación de Cristo, su Evangelio de amor, para que se eliminen las desigualdades y las discriminaciones del mundo presente.

Nadie debe ser excluido. Su proyecto es esencialmente inclusivo y sitúa en el centro a los habitantes de las periferias existenciales. Entre ellos hay muchos migrantes y refugiados, desplazados y víctimas de la trata. Es con ellos que Dios quiere edificar su Reino, porque sin ellos no sería el Reino que Dios quiere. La inclusión de las personas más vulnerables es una condición necesaria para obtener la plena ciudadanía. De hecho, dice el Señor: «Vengan, benditos de mi Padre, y reciban en herencia el Reino que les fue preparado desde el comienzo del mundo, porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; estaba de paso, y me alojaron; desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; preso, y me vinieron a ver» (Mt 25,34-36).

Construir el futuro con los migrantes y los refugiados significa también reconocer y valorar lo que cada uno de ellos puede aportar al proceso de edificación. Me gusta ver este enfoque del fenómeno migratorio en unavisión profética de Isaías, en la que los extranjeros no figuran como invasores y destructores, sino como trabajadores bien dispuestos que reconstruyen las murallas de la Nueva Jerusalén, la Jerusalén abierta a todos los pueblos (cf. Is 60,10-11).

En la misma profecía, la llegada de los extranjeros se presenta como fuente de enriquecimiento: «Se volcarán sobre ti los tesoros del mar y las riquezas de las naciones llegarán hasta ti» (60,5). De hecho, la historia nos enseña que la aportación de los migrantes y refugiados ha sido fundamental para el crecimiento social y económico de nuestras sociedades. Y lo sigue siendo también hoy. Su trabajo, su capacidad de sacrificio, su juventud y su entusiasmo enriquecen a las comunidades que los acogen. Pero esta aportación podría ser mucho mayor si se valorara y se apoyara mediante programas específicos. Se trata de un enorme potencial, pronto a manifestarse, si se le ofrece la oportunidad.

Los habitantes de la Nueva Jerusalén —sigue profetizando Isaías— mantienen siempre las puertas de la ciudad abiertas de par en par, para que puedan entrar los extranjeros con sus dones: «Tus puertas estarán siempre abiertas, no se cerrarán ni de día ni de noche, para que te traigan las riquezas de las naciones» (60,11). La presencia de los migrantes y los refugiados representa un enorme reto, pero también una oportunidad de crecimiento cultural y espiritual para todos. Gracias a ellos tenemos la oportunidad de conocer mejor el mundo y la belleza de su diversidad. Podemos madurar en humanidad y construir juntos un “nosotros” más grande. En la disponibilidad recíproca se generan espacios de confrontación fecunda entre visiones y tradiciones diferentes, que abren la mente a perspectivas nuevas. Descubrimos también la riqueza que encierran religiones y espiritualidades desconocidas para nosotros, y esto nos estimula a profundizar nuestras propias convicciones.

En la Jerusalén de las gentes, el templo del Señor se embellece cada vez más gracias a las ofrendas que llegan de tierras extranjeras: «En ti se congregarán todos los rebaños de Quedar, los carneros de Nebaiot estarán a tu servicio: subirán como ofrenda aceptable sobre mi altar y yo glorificaré mi Casa gloriosa» (60,7). En esta perspectiva, la llegada de migrantes y refugiados católicos ofrece energía nueva a la vida eclesial de las comunidades que losacogen. Ellos son a menudo portadores de dinámicas revitalizantes y animadores de celebraciones vibrantes. Compartir expresiones de fe y devociones diferentesrepresenta una ocasión privilegiada para vivir con mayor plenitud la catolicidad del pueblo de Dios.

Queridos hermanos y hermanas, y especialmente ustedes, jóvenes, si queremos cooperar con nuestro Padre celestial en la construcción del futuro, hagámoslo junto con nuestros hermanos y hermanas migrantes y refugiados. ¡Construyámoslo hoy! Porque el futuro empieza hoy, y empieza por cada uno de nosotros. No podemos dejar a las próximas generaciones la responsabilidad de decisiones que es necesario tomar ahora, para que el proyecto de Dios sobre el mundo pueda realizarse y venga su Reino de justicia, de fraternidad y de paz.

 

Oración

Señor, haznos portadores de esperanza,
para que donde haya oscuridad reine tu luz,
y donde haya resignación renazca la confianza en el futuro.

Señor, haznos instrumentos de tu justicia,
para que donde haya exclusión, florezca la fraternidad,
y donde haya codicia, florezca la comunión.

Señor, haznos constructores de tu Reino
junto con los migrantes y los refugiados
y con todos los habitantes de las periferias.

Señor, haz que aprendamos cuán bello es
vivir como hermanos y hermanas. Amén.

Roma, San Juan de Letrán, 9 de mayo de 2022

 

FRANCISCO


[1] S. Juan Pablo II, Visita a la parroquia romana de San Francisco de Asís y Santa Catalina de Siena, Patronos de Italia (26 noviembre 1989).

Fuente: vatican.va

25 de septiembre, Jornada del Migrante y del Refugiado

 

La Iglesia celebra el domingo 25 de septiembre la 108ª Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado con el lemaConstruir el futuro con los migrantes y los refugiados”.

Una Jornadaexplica el papa Francisco en su mensaje para este año, para recordar que la presencia de los migrantes y refugiados es una ocasión de crecimiento cultural y espiritual para todos.

“Gracias a ellos –destaca el Santo Padre- tenemos la oportunidad de conocer mejor el mundo y la belleza de su diversidad. Podemos madurar en humanidad y construir juntos un <nosotros> más grande”.

Materiales para la Jornada del Migrante y del Refugiado

El departamento de Migraciones, dentro de la Subcomisión Episcopal para las Migraciones y la Movilidad humana, ha editado los materiales para facilitar la celebración de esta Jornada:

       

¿Cuál es el mensaje de los obispos?

Los obispos de la Subcomisión Episcopal para las Migraciones y la Movilidad humana firman el mensaje para esta Jornada en el que plantean el reto de empujar con esperanza, fortalecida por la fe, al futuro a pesar de las malas noticias que nos invaden. “Los creyentes -afirman- tenemos mucho que aportar en este camino esperanzador y en la definición de horizontes”.

Mirar el futuro de las migraciones con los ojos de Dios

Los obispos entienden que es el momento de sacar lo mejor de nosotros para moldear juntos este proyecto de humanidad abierto y esperanzador. Para hacerlo posible “Cristo suscita vocaciones, y nos envía comunidades y migrantes que posibilitan que ese sueño de Dios se realice y se transforme en anuncio y en movimiento que devuelve dignidades arrebatadas. Son los vigías del futuro que nos ayudan, desde Cristo, a edificarlo gota a gota. Tendremos que animar, apoyar y acompañarlos”.

Y matizan, “es tiempo de atreverse a mirar el futuro de las migraciones con los ojos de Dios” que “nos hace caer en la cuenta de que hay un lenguaje común con otras maneras de pensar, y es el defender la dignidad humana, reconocerla y comprometernos con vitalizarla allí donde se pone en cuestión” porque “no hay futuro sin defensa de la inquebrantable dignidad de cada persona y de vivir con esa dignidad en nuestro mundo”.

Comunidades acogedoras, misioneras y hospitalarias

Precisamente la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado de este año, explican, pretende fijar la mirada en quienes pueden ser privados de la construcción de este futuro si no hacemos nada o si globalizamos la indiferencia. 

Por eso, en la última parte del mensaje, los obispos señalan cuatro puntos para cumplir el mandato de Jesús con los migrantes y refugiados. En primer lugar, señalan, es tiempo de comenzar a edificar a ritmo de la justicia que mana de Dios. “Jesús –explican- nos pide incluir a todos con gestos concretos, pues como cristianos «no tenemos derecho de excluir a los demás, juzgarlos o cerrarles las puertas» (Jornada Mundial de las Personas Migrantes y Refugiadas 2022). Ahora se abre la tarea de seguir impulsando espacios y actitudes que los desarrollen”.

En el segundo punto señalan que “no hay futuro sin atender a quienes forman parte de él, pero tampoco sin ayudar a que sean sujeto de su propia construcción”. En el tercero, matizan, además, que ese futuro de todos se construye, “aprendiendo a descubrir el tesoro que nos traen los migrantes y refugiados”.

En el cuarto, nos invitan a “preparar a nuestras comunidades para que sean acogedoras, misioneras, hospitalarias, tengan o no migrantes en su seno” en la construcción del futuro a nuestras comunidades “para ser acogedoras y hospitalarias, tengan o no migrantes en su seno”. Respecto a la hostilidad de algunos que señalan a los migrantes “como invasores o ciudadanos de segunda”, la Iglesia considera inaceptable la mentalidad y actitudes que hacen «prevalecer a veces ciertas preferencias políticas por encima de hondas convicciones de la propia fe: la inalienable dignidad de cada persona humana más allá de su origen, color religión, y la ley suprema del amor fraterno»(FT, n.39). La hospitalidad siembra futuro. “La fraternidad es posible –concluyen- si generamos comunidades significativas que vivan en su seno la armonía que regala la fe”. Por último, nos animan a preguntarnos ¿cómo podemos construir un futuro donde todos quepamos y podamos vivir en paz y fraternidad?

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Mensaje de los obispos completo
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Fuente: conferenciaepiscopal.es

¿Quieres aprender las claves y estrategias para un auténtico acompañamiento a personas en sufrimiento y duelo?. Este curso te interesa.

 

La Asociación de Escoita San Camilo y el Centro de Escucha San Camilo Pontevedra organizan este CURSO BASE de FORMACIÓN sobre: 

» Escucha, Counselling y Acompañamiento en Duelo»

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Curso único de 36 horas  dividido en 3 módulos de 12 horas cada uno, que tendrá lugar en la Casa de Ejercicios Espirituales de Santiago de Compostela en las siguientes fechas:

  • 7 y 8 de octubre de 2022
  • 3 y 4 de febrero de 2023
  • 21 y 22 de abril de 2023

Este taller teórico-práctico será presencial y se desarrollada en horario de viernes tarde y sábados mañana y tarde.

Este curso está dirigido a nuevos voluntarios de Centros de Escucha, Pastoral Universitaria, Pastoral de la Salud, Pastoral Penitenciaria, así como profesionales del ámbito educativo, sanitario, social y otras personas vinculadas al acompañamiento en situaciones de sufrimiento y duelo.

La matrícula es 90 € curso completo (45 € para estudiantes y desempleados). El número de plazas está limitado hasta completar aforo por orden de inscripción

 

¿POR QUÉ este curso?:

El proceso de duelo es tan  natural como llorar cuando nos lastimamos, dormir cuando estamos cansados, comer cuando tenemos hambre… pero lo cierto es que nos desestabiliza y en ocasiones puede llegar a ser un tsunami en nuestra vida. Nos afecta en todas las dimensiones: sentimientos, social, biológico, espiritual.

Cualquiera que sea el ámbito donde nos movamos: educativo, sanitario, social, familiar, voluntariado…  nos podemos encontrar con una persona que está sufriendo una pérdida significativa, un proceso de duelo que le genera dolor. Y estas personas necesitan hablar, expresar lo que les pasa, para aceptar la pérdida, adaptarse al ambiente en el cual el fallecido ya no está presente, reflexionar sobre momentos de la vida compartidos y prepararse para continuar sanamente con su vida. Necesitan ser bien acompañadas y escuchadas, de una manera adecuada, efectiva y eficaz.

Con frecuencia, en estas situaciones tan duras y complicadas, no sabemos qué decir, como actuar y somos conscientes de que, a veces, con la mejor intención podemos meter la pata. Tendemos entonces a alejarnos de cualquier escenario de dolor para evitar el sufrimiento. Pero la persona sigue sufriendo y encima lo sufre sola.

Si queremos ir al encuentro de una persona que sufre, necesitamos prepararnos y formarnos, necesitamos aprender las pautas y estrategias para un auténtico acompañamiento en sufrimiento y duelo.

En cualquier intervención de este tipo es fundamental que la base se sustente en la escucha atenta del sufrimiento del otro, en una escucha de calidad. Es tan básico y esencial que a menudo pasa desapercibido, lo damos por sabido. Pero no es lo mismo una escucha que una escucha activa.

No existe herramienta más poderosa que el hecho de estar presente y atento, escuchando y acogiendo eso que surge. Cuando escuchamos activamente a alguien, podemos verle globalmente. Podemos ver más allá de sus propias palabras, de sus propias preguntas. Mediante una escucha sin juicios, sin consejos, sin tabúes, una escucha humana, profunda y honesta, podemos ayudar a esa persona que sufre una pérdida a descubrirse a sí misma y sus propias capacidades para sanar su duelo.

Todas las claves que se verán en este curso pretenden servir de orientación a las personas que intentan ayudar a una persona doliente de su entorno.

Por eso, desde el Centro de Escucha San Camilo de Pontevedra y la Asociación de Escoita San Camilo, ofrecemos este curso base de formación, que será impartido por una persona con gran experiencia en acompañar a personas en sufrimiento y duelo desde la Unidad móvil de Intervención en Crisis y Duelo de Los Camilos: D. Valentín Rodil.

 

Encontrarás más INFORMACIÓN E INSCRIPCIÓN: en el siguiente enlace

 

CARTEL y TRÍPTICO: (los puedes descargar en PDF pinchando sobre la imagen)

 

 

 

Fuente: Centro Diocesano de Escucha San Camilo

III Congreso virtual educadores católicos – “La ternura: el antídoto”

 

Del 22 de septiembre al 2 de octubre, se celebrará por tercera vez el Congreso Virtual de Educadores Católicos organizado por el Instituto Desarrollo y Persona y la Universidad Francisco de Vitoria. Esta vez se tratará el tema: “La ternura: el antídoto”.

Es un congreso 100% online y gratuito con conferencias pregrabadas que puedes disfrutar a tu ritmo durante 10 días. En el participan más de 20 ponentes como Mons. D. José Ignacio Munilla, Mons. D. Francisco Cerro, José Mª Olaizola, Nieves González o Rebeca Barba.

¡Una gran oportunidad!

Puedes obtener más información sobre todas las ponencias y registrarte en su página web

 

 

Mons. Julián Barrio nos invita a todos los diocesanos a unirnos a la Jornada de oración por la paz para Ucrania

 

El arzobispo de Santiago de Compostela, mons. Julián Barrio, invita a la Iglesia diocesana a unirse a la Jornada de oración para invocar la paz para Ucrania, que tendrá lugar en toda Europa el próximo miércoles, 14 de septiembre, fiesta de la Exaltación de la cruz.

La forma común de oración será la adoración eucarística silenciosa.

Esta iniciativa está convocada por el Consejo de Conferencias Episcopales de Europa (CCEE) Bajo el lema “Arrodillados ante la eucaristía para invocar la paz”, como expresión de cercanía y solidaridad con la Iglesia en Europa.

 

Adoración eucarística por la paz en todas las Iglesias de Europa

 

Obispos de las Conferencias Episcopales y fieles se encontrarán de rodillas ante el Santísimo para invocar del Señor la paz para Ucrania, haciendo suyo el llamamiento del Papa Francisco que pide “a todos ser constructores de paz y a rezar para que los pensamientos se propaguen por todo el mundo, así como proyectos de concordia y reconciliación”.

Los obispos europeos, en varias ocasiones, han unido su voz a la del Papa para que callen las armas y para poner fin de inmediato a la guerra en Ucrania y para trabajar por la paz.

Asimismo, desde el CCEE se han realizado numerosos llamamientos a los líderes de las naciones y a la comunidad internacional para que hagan todo lo que esté a su alcance para poner fin a la guerra actual que está destruyendo vidas y causando un sufrimiento incalculable.

Esta iniciativa, llamada «cadena eucarística», está concebida como signo de la cercanía de la Iglesia y una oportunidad para rezar por las víctimas de la guerra e invocar la paz en Ucrania.

 

Vídeo del Papa. Septiembre 2022. Por la abolición de la pena de muerte en todos los países del mundo.

Recemos para que la pena de muerte, que atenta contra la inviolabilidad y dignidad de la persona, sea abolida en las leyes de todos los países del mundo.

Papa Francisco – Septiembre 2022

 

El Papa Francisco: “A la luz del Evangelio, la pena de muerte es inadmisible

 

El Vídeo del Papa comparte la intención de oración que Francisco confía a toda la Iglesia Católica a través de la Red Mundial de Oración del Papa. Este mes de septiembre el Papa Francisco nos invita a rezar por la abolición de la pena de muerte en el mundo entero. Una práctica que, lamentablemente, se sigue aplicando en 55 países en varios continentes.

Hay muchas razones para decir «NO» a la pena de muerte. El respeto a la vida de todas las personas y la posibilidad de convertirse son motivos para rechazar la pena de muerte. No es justa. En su mensaje, el Santo Padre señala que  “no ofrece justicia a las víctimas, sino que fomenta la venganza. ”. Es moralmente inadecuada, pues “destruye el don más importante que hemos recibido: la vida”; y jurídicamente no es necesaria, y además «evita toda posibilidad de deshacer un posible error judicial».  No permanezcamos indiferentes ante las leyes que, en algunas partes del mundo, todavía permiten la pena de muerte. Unámonos a la petición del Santo Padre compartiendo este vídeo.

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La pena capital continúa presente en el mundo

Cada día crece más en todo el mundo el NO a la pena de muerte» así comienza el Papa Francisco este vídeo en el que celebra que el rechazo a la pena de muerte se vaya extendiendo por todo el mundo, cosa que la Iglesia considera como “un signo de esperanza”. De hecho, según datos de las Naciones Unidas, unos 170 estados han abolido la pena de muerte, han impuesto una moratoria en su utilización en la legislación o en la práctica, o han suspendido las ejecuciones por más de 10 años. Sin embargo, la pena capital se sigue aplicando en 55 países en varios continentes.

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La posición de la Iglesia sobre la pena de muerte

Desde Juan Pablo II hasta Benedicto XVI, los pontífices se han pronunciado con firmeza contra el uso de la pena capital por parte de los gobiernos en las últimas décadas. El Papa Francisco dio un paso más al aprobar en 2018 un nuevo párrafo del catecismo en el que se condena claramente la pena capital y en el que se expresa el compromiso de la Iglesia con su abolición total. 

En el video de este mes, que llega en un momento marcado por las noticias de condenas a muerte y ejecuciones en diversas partes del mundo, el Santo Padre hace un llamamiento no solo a los cristianos, sino a todas las personas de buena voluntad. Reitera que “la pena capital no ofrece justicia a las víctimas, sino que fomenta la venganza”. En el plano moral, es inadecuada porque “destruye el don más importante que hemos recibido: la vida” y “desde un punto de vista jurídico”, la pena de muerte “no es necesaria”. Finalmente, “a la luz del Evangelio, la pena de muerte es inadmisible: el mandamiento ‘no matarás’ se refiere tanto al inocente como al culpable”. Además, hay otros motivos para rechazar la pena de muerte: los posibles errores judiciales y el hecho que “hasta el último momento, una persona puede convertirse y puede cambiar”. “Siempre, en toda condena, debe haber una ventana de esperanza”, recuerda Francisco.

El P. Frédéric Fornos S.J., Director Internacional de la Red Mundial de Oración del Papa, comentó a propósito de esta intención: “Este mes Francisco nos invita a rezar por la abolición de la pena de muerte, reiterando lo que dijo en Fratelli tutti y especificado en el Catecismo de la Iglesia Católica: ‘La Iglesia está decidida a proponer su abolición en todo el mundo’. ¿Por qué? Porque hasta en el último momento una persona puede convertirse, reconocer sus crímenes y cambiar. En cambio, la pena capital es como ponerse en lugar de Dios. Con la condena, se determina que una persona ya nunca podrá cambiar, cosa que no sabemos. Este mes de septiembre el Papa nos invita a rezar y a movilizarnos para apoyar concretamente las asociaciones y organismos que luchan por la abolición de la pena de muerte”.

 

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Fuente: thepopevideo.org

¿Quieres descubrir los Nuevos Apostolados eclesiales que el Espíritu Santo está suscitando en nuestra diócesis? Desde Pastoral Santiago nos proponen hacerlo con este camino virtual.

Pastoral Santiago nos propone para el mes de septiembre un Camino Virtual en 30 etapas basado en Nuevos Apostolados eclesiales.

El recorrido que ahora se inicia está centrado en las novedades que el Espíritu Santo está suscitando en toda la Iglesia. Se recogen algunas de las que han llegado o están por llegar a este Finisterrae de la Iglesia que peregrina en Santiago de Compostela. Se trata de experiencias que parten de una antigua tradición y han arraigado durante el siglo XX y estos comienzos del siglo XXI. En otros casos, su confirmación o afianzamiento irá avanzando, con la ayuda de Dios. Algunas de estas realidades serán como el agua de mayo, más fugaces, pero que habrán tenido su razón de ser. Deseamos que este recorrido virtual inspirado en el rastro deseoso de iniciativas que la PEJ nos ha dejado en el alma, sirvan para acercarnos a un rostro apostólico y activo de la Iglesia que nace de la contemplación serena e inspiradora de quien pone en práctica las inspiraciones del Espíritu en un tiempo y un lugar concretos.

 

 

Noticia extraída de pastoralsantiago.org

XXI Jornadas de Teología del ITC

 

El Instituto Teológico Compostelano acaba de cerrar el programa de las tradicionales Jornadas de Teología que se desarrollan este año del miércoles 14 al viernes 16 de septiembre, en la semana previa al inicio del curso escolar.

En sintonía con el deseo del papa Francisco de una Iglesia en salida, evangelizadora sobre todo de los ámbitos de frontera, las Jornadas, que cumplen ya 21 años, llevan por título genérico “Nuevos caminos para la Fe en el s. XXI: a los 50 años del Ritual de la Iniciación Cristiana de Adultos”.

Inaugurará las jornadas el arzobispo compostelano, mons. Julián Barrio Barrio. La primera conferencia correrá a cargo del Subsecretario del Consejo Pontificio de la Cultura, Melchor Sánchez de Toca, que disertará sobre “El atrio de los gentiles; espacio para el diálogo fe-cultura y para el precatecumenado”. El mismo ponente ofrecerá por la tarde la comunicación “La plaza del Obradoiro, atrio de los gentiles”.

La tarde del primer día concluirá con cuatro Seminarios Temáticos que se repetirán también en el horario vespertino del jueves.

El segundo día abrirá el curso el Director del Instituto Superiore di Scienze Religiose de Verona, Enzo Bienmmi, con la conferencia “El segundo anuncio: entre los pasajes de la vida y los umbrales de la fe”. La mañana se completará con sendas comunicaciones del profesor del ITC Ricardo Sanjurjo sobre “Estructura catecumenal de las primeras comunidades” y del profesor del Instituto Patrístico Agustiniano de Roma, Enrique A. Eguiarte Bendímez: “La teología catecumenal en san Ambrosio y san Agustín como paradigma patrístico”.

La tarde comenzará con la conferencia “Redescubrir la fe e iniciarse en la posmodernidad y en una sociedad líquida”, de Roland Lacroix, profesor del Institut Supérieur de Pastoral Catéchétique.

El viernes comenzará la jornada con la conferencia “La unidad de la fe, bautismo y pertenencia a la Iglesia”, del obispo de Solsona, mons. Francisco Simón Conesa.

La comunicación correrá a cargo del profesor del ITC Alfonso Novo Cid Fuentes, que abordará “El sentido del exorcismo en la práctica catecumenal”.

La última conferencia de las Jornadas la pronunciará el Subsecretario adjunto de la Congregación de la Doctrina de la Fe, Armando Matteo: “Convertir a Peter Pan. Iniciar a los adultos en la sociedad de la eterna juventud”.

Clausurará las Jornadas el Arzobispo de Santiago, mons. Julián Barrio Barrio.

 

Tríptico informativo (PDF)

 

 

Fuente: pastoralsantiago.org