El Papa en el Ángelus: «La oración es la medicina de la fe»

 

 

  • Tantas veces mandamos “mensajes a las personas que queremos, hagámoslo también con el Señor”. Para estar “en sintonía” con Él y no permitir que nuestra fe “se enfríe” – aun cuando estamos concentrados en muchas cosas urgentes, pero secundarias – el Papa Francisco sugirió este domingo pasado “una sabia práctica espiritual”: las jaculatorias

Si el Señor llegara hoy a la tierra: ¿encontraría quien le dedique tiempo y afecto, quien lo ponga en primer lugar? Es la pregunta que planteó el Papa Francisco en el mediodía de este domingo 16 de octubre, el XXIX del tiempo ordinario, al reflexionar, antes de la oración mariana del Ángelus, sobre el Evangelio del día. Así comenzó su alocución:

 

El Evangelio de la Liturgia de hoy se concluye con una pregunta que preocupa a Jesús: «cuando el Hijo del hombre venga, ¿encontrará la fe sobre la tierra?» (Lc 18,8). Sería como decir: cuando llegue al final de la historia -pero, podemos pensar, también ahora, en este momento de la vida- ¿encontraré un poco de fe en ustedes, en su mundo? 

 

“Es una pregunta seria”, afirmó el Santo Padre que, siguiendo con su reflexión, se refirió a lo que vería el Señor hoy, a saber, “muchas guerras, pobreza y desigualdades”, “grandes conquistas de la técnica, medios modernos y gente que va siempre deprisa, sin detenerse nunca”. Añadió pues, a la pregunta mencionada, una más específica:

 

¿Qué encontraría en mí, en mi vida, en mi corazón? ¿Qué prioridades vería?

 

A menudo, constató el Papa, “nos concentramos sobre muchas cosas urgentes, pero no necesarias, nos ocupamos y nos preocupamos de muchas realidades secundarias; y quizá, sin darnos cuenta, descuidamos lo que más cuenta y dejamos que nuestro amor por Dios se vaya enfriando, se enfríe poco a poco”. Pero Jesús nos ofrece “el remedio para calentar una fe tibia”:  la oración.

 

Sí, la oración es la medicina de la fe, el reconstituyente del alma. Pero es necesario que sea una oración constante. Si tenemos que seguir una cura para estar mejor, es importarte cumplirla bien, tomar los medicamentos en la forma correcta y a su debido tiempo, con constancia y regularidad.

 

Constancia y regularidad: el Santo Padre subrayó que esto “se aplica a todo en la vida”:

 

Pensemos en una planta que tenemos en casa: tenemos que nutrirla con constancia, cada día, ¡no podemos empaparla y después dejarla sin agua durante semanas! Con mayor razón para la oración: no se puede vivir solo de momentos fuertes o de encuentros intensos de vez en cuando para después “entrar en letargo”. Nuestra fe se secará. Necesita el agua cotidiana de la oración, necesita un tiempo dedicado a Dios, de forma que Él pueda entrar en nuestro tiempo, en nuestra historia; de momentos constantes en los que abrimos el corazón, para que Él pueda derramar en nosotros cada día amor, paz, gloria, fuerza, esperanza; es decir nutrir nuestra fe. 

 

Por esto, continuó Francisco, Jesús hoy habla a “todos sus discípulos”, “¡no sólo a algunos!” – subrayó -. Y recordó lo que dice el Señor en el Evangelio de hoy: «es preciso orar siempre sin desfallecer» (v. 1). Planteando seguidamente la situación de alguien que podría objetar que no tiene tiempo para rezar, porque no vive “en un convento”, explicó que puede aplicarse “una sabia práctica espiritual”, hoy un poco olvidada, que nuestros mayores, en especial las abuelas, “conocen bien”: las “jaculatorias”. Son “oraciones muy breves, fáciles de memorizar, que podemos repetir a menudo durante el día, durante las diversas actividades, para estar ‘en sintonía’ con el Señor”, dijo el Santo Padre, que propuso algunos ejemplos:

 

Nada más levantarnos podemos decir: “Señor, te doy las gracias y te ofrezco este día”. Esta es una pequeña oración. Después, antes de una actividad, podemos repetir: “Ven, Espíritu Santo”; y entre una cosa y la otra rezar así: “Jesús confío en ti, Jesús te amo” Pequeñas oraciones que nos mantengan en contacto con el Señor. 

 

Tras estas sugerencias el Papa hizo presente las muchas veces que mandamos “mensajes” a las personas que queremos, exhortando a hacerlo también con el Señor “para que el corazón permanezca conectado a Él” e invitando a no olvidarse de “leer sus respuestas” porque Él «responde siempre».

 

¿Dónde las encontramos? En el Evangelio, que hay que tenerlo siempre a mano y abrir cada día, para recibir una Palabra de vida dirigida a nosotros. 

Volvamos a ese consejo que he dado tantas veces: llevar un pequeño Evangelio de bolsillo, en el bolsillo, en el bolso, y así cuando tengan un minuto lo abren y leen algo, y el Señor les responderá.

 

Así, en este día, elevó su oración a la Virgen María “fiel en la escucha” para que ella “nos enseñe el arte de rezar siempre, sin cansarnos”.

 

Fuente: vaticanews.va

El Papa Francisco amplía el proceso sinodal para disponer de mayor tiempo de discernimiento

 

El Papa anunció que los frutos del camino sinodal son muchos y, por tanto, deben madurar. De ahí la decisión de celebrar dos sesiones del Sínodo, en octubre de 2023 y en octubre de 2024.

El camino sinodal de la Iglesia está en el corazón de Francisco, pero requiere «no tener prisa». Lo subrayó el Papa durante el Ángelus, recordando que el 10 de octubre del año pasado se abrió la primera fase de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, sobre el tema «Por una Iglesia sinodal: comunión, participación, misión». «Desde entonces – explicó – la primera fase del Sínodo ha tenido lugar en las Iglesias particulares, con la escucha y el discernimiento. Los frutos del proceso sinodal iniciado son muchos» y esto exige un momento de maduración.

«Por ello, para disponer de un tiempo más amplio de discernimiento, he decidido que esta Asamblea Sinodal se celebre en dos sesiones. La primera del 4 al 29 de octubre de 2023 y la segunda en octubre de 2024»- señaló Francisco- «Confío en que esta decisión favorezca la comprensión de la sinodalidad como dimensión constitutiva de la Iglesia, y ayude a todos a vivirla como hermanos y hermanas que dan testimonio de la alegría del Evangelio.

 

El anuncio del Papa y el rostro de una Iglesia cada vez más misionera gracias a la implicación de todos

Para la Secretaría General del Sínodo, esta decisión “nace del deseo de que el tema de la Iglesia sinodal, por su amplitud e importancia, sea objeto de un prolongado discernimiento no solo por parte de los miembros de la Asamblea Sinodal, sino de toda la Iglesia”.

Además, esta elección está en continuidad con el actual camino sinodal, al que el propio Papa ha querido referirse esta mañana. El Sínodo no es un acontecimiento, sino un proceso, en el que todo el Pueblo de Dios está llamado a caminar juntos hacia lo que el Espíritu Santo le ayuda a discernir como voluntad del Señor para su Iglesia.

Por ello, la Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos asumirá también una dimensión procesal, configurándose como “un viaje dentro de un viaje”, para favorecer una reflexión más madura para el mayor bien de la Iglesia.

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Escucha y discernimiento

Desde el principio, la Secretaría General del Sínodo ha optado por el camino de la escucha y el discernimiento, incluso en la fase de planificación y realización del proceso sinodal. Así, han indicado que “en las próximas semanas, continuaremos nuestro discernimiento para definir mejor la celebración de las dos sesiones de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos y el tiempo intermedio. Lo comunicaremos a su debido tiempo.”

Este proceso de escucha comenzó en 2021 por las Iglesias locales, es decir, por el Pueblo de Dios reunido en torno a sus Pastores; convocó a las Conferencias Episcopales y a los Sínodos de las Iglesias Católicas Orientales. Hasta 112 de las 114 Conferencias Episcopales de todas las Iglesias Católicas Orientales realizaron un discernimiento a partir de lo que surgió de las Iglesias particulares. Ahora, continúa con una Etapa Continental que culminará con la celebración de Asambleas Sinodales Continentales, entre enero y marzo de 2023, convocadas para revisar el camino recorrido, para continuar la escucha, el discernimiento a partir del Documento de la Etapa Continental y según las especificidades socioculturales de sus respectivas regiones con el objetivo de lograr una etapa final en este camino espiritual.

 

Camino en el camino

Como dice Andrea Tornielli: “El camino se ha iniciado. No sin esfuerzo, pero ha comenzado. El sueño es transformar la vida ordinaria de la Iglesia gracias a la participación e implicación de todos, para renovar su rostro y hacer que las comunidades cristianas sean cada vez más fieles al Evangelio y, por tanto, más misioneras.

Partir de la mirada enamorada de Dios, y de la alegría que supone sentirse amados, acogidos y acompañados por Él, es también la clave para entender el Sínodo. La Iglesia existe para anunciar el Evangelio: sus estructuras, siempre sujetas a reformas, sólo existen para ello.

El anuncio del Papa Francisco en el Ángelus nos dice que la sinodalidad en la Iglesia es un proceso y no un maquillaje, es decir, un ajuste apresurado de alguna estructura eclesial para que nada cambie realmente. Prolongar el tiempo de la asamblea ordinaria del Sínodo, llevándolo de uno a dos años, significa, en definitiva, considerar el método más importante que los temas individuales que han surgido hasta ahora, que también deben ser abordados. (…) Es un comienzo en el signo de la esperanza.”