Jóvenes voluntarios en Santiago, una experiencia de fe desde la acogida

 

Ana Sánchez de Puertas tiene 23 años y es universitaria en Sevilla. Pero desde hace un par de veranos “vive su experiencia de fe” como voluntaria en la acogida cristiana de peregrinos en Santiago de Compostela.

¿Cómo una joven sevillana acaba de voluntaria en Santiago? “A través de un voluntariado de la Compañía de Jesús que nos pone al servicio de la catedral y de un comedor social”, explica.

Ana, en la oficina del peregrino, ha descubierto que la acogida va unida al amor, la calidez y al cariño con que se recibe al que llega cansado de recorrer el camino. Por eso, confiesa, “la palabra acoger se ha convertido en un pilar fundamental de mi fe. Creo que no hay mejor manera de reflejar lo que Jesús quiso que hiciésemos con el mundo y en la vida”.

 

“Los jóvenes tenemos mucho en lo que reflejarnos y de lo que aprender, y también muchísimos que ofrecer”.


María Jesús Múgica, peregrina por devoción

 

María Jesús Múgica ha sido peregrina en Santiago de Compostela. Y en el Santuario de San Francisco Javier en Navarra; en la Real Basílica Santuario de la Vera Cruz en Caravaca; en el Santuario del Cerro de los Ángeles en Getafe; en el Santuario de la Virgen Monserrat en Barcelona; en el Santuario de Nuestra Señora de Lourdes en Francia; y en la ruta de Santa Teresa en Ávila.

Mª Jesús es feligresa de la parroquia de Zumárraga, en la diócesis de San Sebastián. Hace 15 años se inició en los andares de peregrina. Su primer destino fue el Santuario de Nuestra Señora del Rosario de Fátima, en Portugal. “Allí todo lo que llevaba dentro de mí se lo transmití a la Virgen”, rememora, y la Virgen “me miró” y “me entendió”. Por eso, de vuelta a casa, “decidí que asistiría a las peregrinaciones que se organizaran.” Lo ha cumplido, “para mí es muy enriquecedor y gratificante”. Desde entonces es peregrina por devoción.

 

“Para mí ha sido todo esto motivo para ir creciendo en la fe. Se lo aconsejo a cualquiera”.

 

Como Mª Jesús, son muchos los cristianos que peregrinan y fortalecen su fe en el camino. Al otro lado, voluntarios como Ana se “entregan» en la acogida cristina a los peregrinos, especialmente estos días en torno a la fiesta de Santiago Apóstol, el 25 de julio.

Santuarios, romerías, celebraciones y fiestas religiosas o populares son algunas muestras del arraigo de la vida cristiana en nuestro país y uno de los grandes tesoros de la fe de nuestros pueblos. Además son el testimonio de la presencia de la Iglesia entre nosotros desde hace más de veinte siglos.

La religiosidad popular, junto con el rico patrimonio de la Iglesia, contribuyen al beneficio de toda la sociedad tanto en términos cultures como económicos.

 

 

Fuente: www.conferenciaepiscopal.es