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Jornada Mundial del Enfermo 2021: «Cuidémonos mutuamente»

Mañana jueves, 11 de febrero, festividad de Nuestra Señora de Lourdes, se celebra la JORNADA MUNDIAL DEL ENFERMO. Este año bajo el lema “Cuidémonos mutuamente”.

 

El departamento de Pastoral de la Salud, dentro de la Subcomisión Episcopal de Acción Caritativa y Social, ha editado los MATERIALES para esta Campaña que en España tiene dos momentos: el 11 de febrero, es el Día del enfermo, de carácter mundial y el 9 de mayo, cuando la Iglesia en España celebra la Pascua del enfermo. 

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El MENSAJE DEL PAPA FRANCISCO, destaca la importancia de este momento para brindar una atención especial a las personas enfermas y a quienes cuidan de ellas, tanto en los lugares destinados a su asistencia como en el seno de las familias y las comunidades. En particular, señala, a las personas que sufren en todo el mundo la pandemia del coronavirus, así como a los más pobres y marginados. Francisco enfatiza que el mandamiento del amor, que Jesús dejó a sus discípulos, también encuentra una realización concreta en la relación con los enfermos: «Una sociedad es tanto más humana cuanto más sabe cuidar a sus miembros frágiles y que más sufren, y sabe hacerlo con eficiencia animada por el amor fraterno. Caminemos hacia esta meta, procurando que nadie se quede solo, que nadie se sienta excluido ni abandonado»

 

Carta Pastoral de Monseñor Barrio para la Jornada del Enfermo: “La fe, la esperanza y la caridad han de tejer la alfombra que pisemos ante el sufrimiento y los enfermos»”

 

Las consecuencias de la pandemia que estamos viviendo nos hace tomar una mayor conciencia de nuestra fragilidad. En este tiempo estamos teniendo muy en cuenta a los contagiados por el coronavirus sin olvidar a quienes están afectados por otras enfermedades. Hemos lamentado dolorosamente la soledad en que muchos enfermos se han encontrado incluso en el momento de su muerte”. Así se dirige el arzobispo de Santiago, monseñor Julián Barrio, en su Carta Pastoral con motivo de la Jornada Mundial del Enfermo, que se celebrará el próximo 11 de febrero, fiesta de la Virgen de Lourdes con el lema «CUIDÉMONOS mutuamente».

En ella, D. Julian nos exhorta a que “la fe, la esperanza y la caridad han de tejer la alfombra que pisemos ante el sufrimiento y los enfermos

Una FE CRISTIANA que, como nos indica el arzobispo, es la que urge a los creyentes en Cristo a que “sufran con los que sufren” (Cf. 1Cor 12,26), tomen en serio el dolor del prójimo, les conmueve y les empuje a hacer algo por remediarlo«. 

Una ESPERANZA SERENA para los enfermos al «contemplar la figura de Cristo resucitado mostrando las palmas de sus manos«, ya que como monseñor asegura, «en ellas y en su Resurrección  reconocemos que el amor del Padre es más fuerte que la muerte» y que«nuestras vidas están tatuadas en Dios”.

Una CARIDAD DEL CORAZÓN que, en tiempos de tribulación, nos lleva a «hacernos prójimos de todos», porque como nos recuerda en su carta D. Julián “quien ama a ejemplo de Jesús alivia el sufrimiento y enjuga las lágrimas sin pensar en sí mismo y sin esperar a que se lo pidan”

Además, en esta carta, señala el arzobispo, “a nadie como al cristiano le debe doler tanto el dolor de los demás, pero ese dolor nunca será piedra de tropiezo o escándalo para desconfiar de Dios”.

 

Carta Pastoral en el Día del Enfermo 2021:

 

“Cuidémonos mutuamente”

Queridos diocesanos:

En la fiesta de Nuestra Señora de Lourdes celebramos la Jornada del Enfermo. Sin duda las consecuencias de la pandemia que estamos viviendo, nos hacen tomar una mayor conciencia de nuestra fragilidad. En este tiempo estamos teniendo muy en cuenta a los contagiados por el coronavirus sin olvidar a quienes están afectados por otras enfermedades. Hemos lamentado dolorosamente la soledad en que muchos enfermos se han encontrado incluso en el momento de su muerte. “La cercanía, de hecho, es un bálsamo muy valioso, que brinda apoyo y consuelo a quien sufre en la enfermedad”[1], manifestando la dependencia que tenemos y sentimos entre nosotros. Todos nos necesitamos y la fuerza del Señor nos ayuda a mantenernos unidos. “Uno solo es vuestro Padre y todos vosotros sois hermanos” (Mt 23,8), nos recuerda el Papa en su Mensaje para esta Jornada. Este convencimiento ha de motivarnos a ser misericordiosos como nuestro Padre Dios, viendo a los otros con los ojos de nuestro corazón y amándonos unos a otros como el Señor nos ama (cf. Jn 13,34) y cuidándonos mutuamente.

Buenos samaritanos con la fe, la esperanza y la caridad

De manera especial ante las personas enfermas nuestra actitud ha de ser la del Buen Samaritano. “Jesús propone detenerse, escuchar, establecer una relación directa y personal, sentir empatía y conmoción por él o por ella, dejarse involucrar por su sufrimiento hasta llegar a hacerse cargo de él por medio del servicio (cf. Lc 10,30-35)”[2]. La fe, la esperanza y la caridad han de tejer la alfombra que pisemos ante el sufrimiento y los enfermos.

La fe cristiana nos ayuda a percibir en la obscuridad del dolor la luz de Cristo Resucitado y no hace promesas de un futuro mejor a expensas de la realidad presente. Los creyentes en Cristo “sufren con los que sufren” (Cf. 1Cor 12,26), toman en serio el dolor del prójimo, les conmueve y les empuja a hacer algo por remediarlo. Esta fe nos urge a hacernos cargo del impacto lacerante causado por la enfermedad y no necesita del sufrimiento para revalorizarse. Dios no aguarda detrás de la desgracia para que los hombres terminen adorándole. Nuestro dolor es el suyo[3]. Él quiso hacerse uno de nosotros experimentando el dolor y la muerte, y entregó su vida para que nosotros la tengamos en abundancia. En medio del dolor nuestra fe debe permanecer serena en el Sí de Dios que no nos protege inmunes de la desgracia pero nos hace salir de nuestros cobertizos personales e institucionales para hacerlo presente en todos los sufrimientos. Permanecer en la fe implica seguir las huellas del Crucificado y Resucitado. Él está presente en quienes ven resquebrajarse el suelo sobre el que se apoya su vida. A nadie como al cristiano le debe doler tanto el dolor de los demás, pero ese dolor nunca será piedra de tropiezo o escándalo para desconfiar de Dios.

Nuestra esperanza es serena: tiene la certeza de que “nada nos separará del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús”, ni siquiera esta muerte temporal (Cf. Rom 8,35). Queridos enfermos, os animo a contemplar la figura de Cristo resucitado mostrando las palmas de sus manos. En ellas reconoceremos tatuado el Sí definitivo del Padre a su Hijo Jesucristo, y a todos nosotros, sus hijos. Esas manos son signo de que el amor del Padre es más fuerte que la muerte: “Mirad mis manos y mis pies, soy yo en persona (Lc 24,39). Quienquiera que las contemple podrá reconocer en ellas todo el peso del dolor del mundo y también el realismo de la esperanza. Quien las está ofreciendo ha experimentado en propia carne la muerte y es el que nos puede decir: “Estuve muerto, pero ahora estoy vivo por los siglos de los siglos” (Ap 1,18). En su resurrección todos viven de su presente eterno y sus nombres quedan inscritos en el libro de la vida. Nuestras vidas están tatuadas en Dios: “Yo te llevo grabada como un tatuaje en mis manos” (Is 49,16). En las llagas gloriosas del Señor están todos los nombres. Esta es nuestra esperanza.

La fe actúa mediante la caridad” (Gal 5,6). En tiempos de tribulación, permanezcamos en la fe, que no es la quietud de un fervor individualista, sino el hacernos prójimos de todos con la caridad que “es el impulso del corazón que nos hace salir de nosotros mismos y que suscita el vínculo de la cooperación y de la comunión”[4]. Quien ama a ejemplo de Jesús alivia el sufrimiento y enjuga las lágrimas sin pensar en sí mismo y sin esperar a que se lo pidan.

A vosotros, queridos enfermos y enfermas, os tengo muy presentes en mi oración con la intercesión de la Virgen María, salud de los enfermos. Os saluda con todo afecto y bendice en el Señor,

+ Julián Barrio Barrio,
Arzobispo de Santiago de Compostela.

 

[1] FRANCISCO Mensaje para la XXIX Jornada Mundial del enfermo, 11 de febrero de 2021, 3.

[2] Ibid., 1.

[3]“Dios no puede padecer, pero puede compadecer. El hombre tiene un valor tan grande para Dios que se hizo hombre para poder compadecer Él mismo con el hombre, de modo muy real, en carne y sangre, como nos manifiesta el relato de la Pasión de Jesús. Por eso en cada pena humana ha entrado uno que comparte el sufrir y el padecer; de ahí se difunde en cada sufrimiento la consolatio, el consuelo del amor participado de Dios y así aparece la estrella de la esperanza”: BENEDICTO XVI, Spe salvi, 39.

[4] FRANCISCO, Mensaje para la Cuaresma del 2021, 3.

 

Fuente: archicompostela.es

Mensaje del Papa para la Jornada Mundial del Enfermo 2021. «Dar al que sufre el bálsamo de la cercanía»

La Santa Sede ha hecho público el mensaje del Santo Padre para la próxima JORNADA MUNDIAL DEL ENFERMO 2021, que tendrá lugar el 11 de febrero de 2021, memoria de la Bienaventurada Virgen María de Lourdes.

¿Qué dice el Papa?

El Pontífice destaca la importancia de este momento para brindar una atención especial a las personas enfermas y a quienes cuidan de ellas, tanto en los lugares destinados a su asistencia como en el seno de las familias y las comunidades. En particular, señala, a las personas que sufren en todo el mundo la pandemia del coronavirus, así como a los más pobres y marginados.

El lema de la Jornada

La jornada se presenta con el lema: «Uno solo es vuestro Maestro y todos vosotros sois hermanos (Mt 23,8). La relación de confianza, fundamento del cuidado del enfermo», que como dice el Papa Francisco en su mensaje «se inspira en el pasaje evangélico en el que Jesús critica la hipocresía de quienes dicen, pero no hacen (cf. Mt 23,1-12). Cuando la fe se limita solo a palabras, sin involucrarse en la historia y las necesidades del prójimo, la coherencia entre el credo profesado y la vida real se debilita»

Esta relación con la persona enferma encuentra una fuente inagotable de motivación y de fuerza en la caridad de Cristo, recuerda el Papa. En su mensaje Francisco anima, por tanto a «establecer un pacto entre los necesitados de cuidados y quienes los cuidan; un pacto basado en la confianza y el respeto mutuos, en la sinceridad, en la disponibilidad, para superar toda barrera defensiva, poner en el centro la dignidad del enfermo, tutelar la profesionalidad de los agentes sanitarios y mantener una buena relación con las familias de los pacientes».

El arzobispo invita a seguir trabajando “desde la humildad” por la unión de todos los cristianos

  • La Comisión de Ecumenismo organiza un año más los actos de oración para la Semana por la Unidad de los Cristianos

La Iglesia celebra la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos del 18 al 25 de enero de 2021. “Permaneced en mi amor y daréis fruto en abundancia” (cf. Jn 15, 5-9), estas palabras de Jesús a sus discípulos son el lema de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos.

Como cada año, la Comisión de Ecumenismo de la Archidiócesis compostelana, que dirige el sacerdote Francisco Javier Buide del Real, organiza distintos actos para celebrar la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, un acontecimiento que dará comienzo el próximo día 18 de enero. Con este motivo, el arzobispo, monseñor Julián Barrio, ha escrito una carta en la que indica que “hemos de seguir afrontando el trabajo ecuménico desde la humildad de quien sabe que sin Jesús no podemos hacer nada, dando pasos para que haya un solo rebaño y un solo pastor y teniendo en cuenta que somos unos pobres siervos y ojalá hagamos lo que tenemos que hacer”.

En la misma carta, el arzobispo señala que “en este Año Santo Compostelano que hemos iniciado, pidamos con el patrocinio del Apóstol Santiago, testigo del ruego de Jesús en la última Cena, que no ahorremos esfuerzo por nuestra parte para colaborar en la unión de los cristianos con la oración y con nuestro testimonio cristiano”.

Para celebrar este tradicional octavario, la Comisión de Ecumenismo ha preparado una serie de materiales que junto con la carta del arzobispo y los carteles se pueden descargar. Se trata de un folleto con una reflexión y oración para cada día, materiales para la liturgia dominical y un suplemento de información ecuménica.

La Comisión de Ecumenismo diocesana recuerda que, “como se sabe, la fiesta de san Pablo en enero, su conversión, el día 25, es referencia para todos los cristianos de las diversas familias, confesiones, comunidades e iglesias. En una sociedad cada vez más plural religiosamente, pero también secularizada, nos recuerda el patrimonio común pasado pero también presente de los cristianos, como un don común pero también una misión y un don para el resto de la sociedad”.

La comisión diocesana explica, también, que “en estos tiempos tan necesitados de esperanza y entrega, caridad para los cristianos, invitamos a visibilizar nuestra fe como regalo común en las diversas celebraciones, comunidades, oración personal, pero también en tres encuentros que, aunque condicionados a la seguridad y salud, no dejaremos de tener, en A Coruña, Santiago y Pontevedra”.

Las fechas de convocatoria son las siguientes, siempre respetando aforos, medidas de higiene, y confinamientos vigentes cada día, pero sin dejar por ello de dar visibilidad a la oración por la unidad, e invitar a cada comunidad a hacerlo.

 

LUNES 18 DE ENERO DE 2021
20:00 h PONTEVEDRA ciudad
Igrexa da Virxe do Camiño
Iglesia de la Virgen del Camino
Rúa Casimiro Gómez s/n.
Pontevedra – 36002

MIÉRCOLES 20 DE ENERO
20:00 CORUÑA ciudad
Igrexa de san Xurxo
Iglesia de san Jorge
Rúa Pío XII 19. A Coruña – 15001

VIERNES 22 DE ENERO DE 2021
20:30 SANTIAGO
Igrexa de san Fernando
Iglesia de san Fernando
C/ San Pedro de Mezonzo 26bis
(Iglesia grande, no en la Cripta de c/ República Argentina 27)
Santiago de Compostela – 15701

 

 

Fuente: archicompostela.es