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Nota de los Obispos de la Provincia Eclesiástica de Santiago ante la Jornada Interdiocesana de Enseñanza Religiosa

 

 

Queridos padres y madres:

La educación se presenta hoy como una tarea compleja, afectada por rápidos cambios sociales, económicos y culturales. Su misión específica sigue siendo el crecimiento y la formación integral de la persona y es una tarea primordial de la familia, siempre desde la responsabilidad profundamente sentida por el bien de los propios hijos: los padres sois los primeros y principales educadores de vuestros hijos, y habéis de ejercer con libertad este derecho. Para ello, en el respeto y la colaboración con esta responsabilidad primera de la familia, la escuela realiza una labor imprescindible, como en un compromiso compartido.

El próximo curso entra en vigor una nueva ley educativa, la LOMLOE, la octava ley en cuarenta años de democracia, lo que evidencia, una vez más, la necesidad, y al mismo tiempo la incapacidad, de alcanzar un Pacto por la Educación. La asignatura de Religión conserva una situación conocida, aunque no sea la deseada: oferta obligatoria en todas las etapas y libre elección; sigue siendo evaluable, pero no computable cuando entran en concurrencia los currículos, y se limita la carga lectiva, reduciéndola a los mínimos posibles según la ley. Lamentamos que no haya habido en las autoridades responsables mayor percepción de la necesidad de cuidar un ámbito tan decisivo para la educación integral de la persona. Esperamos que la propuesta de atención educativa para los alumnos que no cursen Religión sea planteada por las autoridades educativas de modo serio y regulado, a fin de no discriminar a los que han optado por cursar Religión Católica.

En la formación integral de vuestros hijos la Enseñanza de la Religión ofrece conocimientos y valores necesarios para su desarrollo personal y social, los prepara para el futuro, y desarrolla su autonomía y su espíritu crítico desde la visión cristiana de la persona. Les permite comprender y conocer el propio mundo moral y religioso, y entender mejor nuestra cultura, llena de expresiones artísticas, de costumbres, fiestas, ritos y modos de vida marcados por la huella cristiana.

Por ello, os hacemos una llamada para que, desde vuestros derechos y responsabilidad como padres y madres, matriculéis a vuestros hijos el próximo curso en la Enseñanza Religiosa Escolar, como una formación necesaria para crecer en la inteligencia de la fe y en la capacidad de convivencia y de diálogo en una sociedad cada vez más multicultural y plurireligiosa.

Queremos hacer, al mismo tiempo, un reconocimiento al buen trabajo del profesorado en general, y especialmente de los profesores de Religión, que han realizado un enorme esfuerzo en su misión educativa durante estos dos últimos cursos condicionados por la pandemia. Los alentamos a seguir siendo un testimonio de calidad evangélica en todos los ámbitos de su tarea docente.

Optar por la enseñanza religiosa en la escuela es la expresión responsable de quien se preocupa por una educación integral de nuestros niños y jóvenes. Acogiendo verdaderamente este compromiso y con la colaboración de todos, los padres, la escuela y las autoridades educativas, será posible construir el necesario “Pacto educativo” al que nos invita también el papa Francisco.

Os saludan con afecto y os bendicen en el Señor.

+ Julián, Arzobispo de Santiago.
+ Luis, Obispo de Tui-Vigo.
+ Alfonso, Obispo de Lugo.
+ José Leonardo, Obispo de Ourense.
+Fernando, Obispo de Mondoñedo-Ferrol.
+ Francisco José, Obispo Auxiliar de Santiago.

 

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EN GALEGO:

 

Queridos pais e nais:

A educación preséntase hoxe como unha tarefa complexa, afectada por rápidos cambios sociais, económicos e culturais. A súa misión específica segue sendo o crecemento e a formación integral da persoa e é unha tarefa primordial da familia, sempre desde a responsabilidade profundamente sentida polo ben dos propios fillos: os pais sodes os primeiros e principais educadores dos vosos fillos, e habedes de exercer con liberdade este dereito. Para iso, no respecto e a colaboración con esta responsabilidade primeira da familia, a escola realiza un labor imprescindible, como nun compromiso compartido.

O próximo curso entra en vigor unha nova lei educativa, a LOMLOE, a oitava lei en corenta anos de democracia, o que evidencia, unha vez máis, a necesidade, e ao mesmo tempo a incapacidade, de alcanzar un Pacto pola Educación. A materia de Relixión conserva unha situación coñecida, aínda que non sexa a desexada: oferta obrigatoria en todas as etapas e libre elección; segue sendo avaliable, pero non computable cando entran en concorrencia os currículos, e limítase a carga lectiva, reducíndoa aos mínimos posibles segundo a lei. Lamentamos que non houbese nas autoridades responsables maior percepción da necesidade de coidar un ámbito tan decisivo para a educación integral da persoa. Esperamos que a proposta de atención educativa para os alumnos que non cursen Relixión sexa exposta polas autoridades educativas de modo serio e regulado, a fin de non discriminar aos que optaron por cursar Relixión Católica.

Na formación integral dos vosos fillos o ensino da Relixión ofrece coñecementos e valores necesarios para o seu desenvolvemento persoal e social, prepáraos para o futuro, e desenvolve a súa autonomía e o seu espírito crítico desde a visión cristiá da persoa. Permítelles comprender e coñecer o propio mundo moral e relixioso, e entender mellor a nosa cultura, chea de expresións artísticas, de costumes, festas, ritos e modos de vida marcados pola pegada cristiá.

Por iso, facémosvos unha chamada para que, desde os vosos dereitos e responsabilidade como pais e nais, matriculedes aos vosos fillos o próximo curso no Ensino Relixioso Escolar, como unha formación necesaria para crecer na intelixencia da fe e na capacidade de convivencia e de diálogo nunha sociedade cada vez máis multicultural e plurirelixiosa.

Queremos facer, ao mesmo tempo, un recoñecemento ao bo traballo do profesorado en xeral, e especialmente dos profesores de Relixión, que realizaron un enorme esforzo na súa misión educativa durante estes dous últimos cursos condicionados pola pandemia. Alentámolos a seguir sendo un testemuño de calidade evanxélica en todos os ámbitos da súa tarefa docente.

Optar polo ensino relixioso na escola é a expresión responsable de quen se preocupa por unha educación integral dos nosos nenos e mozos. Acollendo verdadeiramente este compromiso e coa colaboración de todos, os pais, a escola e as autoridades educativas, será posible construír o necesario “Pacto educativo” ao que nos convida tamén o papa Francisco.

Saúdanvos con afecto e bendinvos no Señor.

+ Julián, Arcebispo de Santiago
+ Luis, Bispo de Tui-Vigo
+ Alfonso, Bispo de Lugo
+ José Leonardo, Bispo de Ourense
+ Fernando, Bispo de Mondoñedo-Ferrol
+ Francisco José, Bispo Auxiliar de Santiago

 

 

Noticia extraída de: archicompostela.es

Representantes de diferentes confesiones cristianas rezan en Santiago por la Paz

 

El arzobispo de Santiago de Compostela, mons Julián Barrio, y su obispo auxiliar, mons. Francisco Prieto, participaron este miércoles día 3 de marzo en una oración ecuménica para pedir la Paz en Ucrania.

La celebración, organizada por el delegado de ecumenismo de la Diócesis Francisco Buide, tuvo lugar en la Iglesia Compostela de Santa Susana a las 19:00hs. En ella participaron fieles católicos, evangélicos, ortodoxos, anglicanos, etc.

Esta vigilia fue presidida el Padre Vasili, natural de Ucrania y sacerdote de la Iglesia Ortodoxa de Constantinopla. Los ucranianos presentes en la celebración se emocionaron profundamente ante la gran multitud congregada en la Iglesia para rezar por el fin del conflicto armado en su tierra.

 

 

 

Noticia extraída de pastoralsantiago.org

Nuestro arzobispo nos escribe una Carta Pastoral en la que nos invita a vivir esta Cuaresma fortaleciendo nuestro espíritu.

 

En esta ocasión, el arzobispo de Santiago comienza su Carta Pastoral para la Cuaresma recordando el mensaje del papa Francisco para este tiempo litúrgico que se inicia el próximo miércoles día 2 de marzo con la imposición de la ceniza. Monseñor Barrio incide en lo que pontífice nos dice sobre la Cuaresma, que “es un tiempo favorable para la renovación personal y comunitaria que nos conduce hacia la Pascua de Jesucristo muerto y resucitado”.

En este sentido, D. Julián nos invita a sembrar generosamente siendo “el ayuno, la limosna y la oración, semillas para esta siembra cuaresmal, que nos ayudarán en este propósito a entender nuestra relación con las cosas y las personas y nuestro estilo de vida y acción”. Además mons. Barrio nos recuerda que este es un tiempo para “fortalecer nuestro espíritu” y asegura que “las gracias jubilares nos ayudan a fortalecer nuestra espiritualidad, viviendo el sentido penitencial y la conversión a Dios”, por lo que nos invita a acudir a Jesús que es “la acequia de  gracia que nos refresca y hace que no nos marchitemos”.

En este camino cuaresmal, el arzobispo invita a participar en la celebración de las 24 horas para el Señor, que tendrán lugar el viernes 25 y el sábado 26 de marzo, en momentos de adoración al Santísimo, lectura de la Palabra de Dios y celebraciones penitenciales que se programen en el contexto de esta celebración. Ya que como nos indica “en la adoración eucarística encontramos también el ambiente propicio para celebrar el Sacramento de la Reconciliación cuya experiencia nos lleva a ser misericordiosos con los demás”.

 

Texto íntegro de la Carta Pastoral:

 

 

Carta Pastoral de mons. Barrio en la Cuaresma del 2022

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Queridos diocesanos:

El Papa en su Mensaje para esta Cuaresma nos dice que ésta es “un tiempo favorable para la renovación personal y comunitaria que nos conduce hacia la Pascua de Jesucristo muerto y resucitado”. En esta perspectiva nos llama a reflexionar sobre este texto de san Pablo a los Gálatas: “No nos cansemos de hacer el bien que, sino desmayamos, a su tiempo cosecharemos” (Gal 6,9-10a). La invitación es a sembrar generosamente porque quien siembra tacañamente no puede pretender cosechar abundantemente. El ayuno, la limosna y la oración, semillas para la siembra cuaresmal,  nos ayudarán en este propósito a entender nuestra relación con las cosas y las personas y nuestro estilo de vida y acción.

Fortalecer nuestro espíritu

Escribe San Pablo que “a los que aman a Dios todo les sirve para el bien; a los cuales ha llamado conforme a su designio” (Rom. 8, 28), pero era consciente de que las cosas no iban bien y no acontecían como él hubiera deseado. Tal vez pueda ser esta nuestra impresión. Es el amor de Dios el que pone el bien allí donde, a los ojos del mundo, sólo hay mal. Pues desde el amor el mal se vuelve ocasión para desarrollar el servicio, la acogida, el cuidado, la solidaridad. La caridad no pasará nunca (cf. 1Cor. 13, 8). No debemos dejar que enferme y se debilite nuestro espíritu. Las gracias jubilares nos ayudan a fortalecer nuestra espiritualidad, viviendo el sentido penitencial y la conversión a Dios.

Cristo, acequia de gracia

La siembra necesita unas condiciones para que sea fructífera. El hombre que confía en el Señor es como un “un árbol plantado al borde de la  acequia: da fruto en su sazón y no se marchitan sus hojas” (Sal 1, 3). Jesús es la acequia de  gracia que nos refresca y hace que no nos marchitemos. San Pablo nos transmite su experiencia: “Todo lo puedo en Aquel que me conforta” (Fil. 4,13). El fruto no está nunca en nuestras manos. En la misión no va incluido el éxito, pero esta certeza no ha de llevarnos ni a la indiferencia ni a la pasividad. No tenemos excusa para no dar frutos de santidad que den gloria a Dios. La vida misma es vocación que debe ser vivida siempre con esperanza cristiana, manteniendo las lámparas encendidas (cf. Mt. 25, 1-13) aunque la espera se alargue. Esta actitud interpelará proféticamente y nunca defraudará.

La fe cristiana habla con las manos

La fe cristiana no es el sueño en el que se refugia quien calcula la carga de la vida. Los creyentes en Cristo “sufren con los que sufren” (Cf. 1Cor. 12, 26), toman en serio el dolor del prójimo y les conmueve tratando de hacer algo por remediarlo. En los momentos de oscuridad es cuando mejor se puede percibir el brillar de la única luz verdadera, Jesús Resucitado, que es el amor crucificado de Dios por nosotros. La fe no necesita del sufrimiento para revalorizarse, ni “cotiza al alza” cuando el ser humano está sufriendo, ni Dios nos aguarda pacientemente detrás de la desgracia para que le glorifiquemos. La fe en Cristo habla con las manos, porque “actúa mediante la caridad” (Gal. 5, 2), no olvidando al huérfano y protegiendo a la viuda, para que, cuando presentemos nuestra oración no oigamos: “aunque multipliquéis vuestras plegarias, no os escucharé” (cf. Is. 1, 15-17). “La fe sin obras es una fe muerta” (Sant 2,17). Se nos llama a trabajar por la realización integral de la persona. “El amor a la sociedad y el compromiso por el bien común son una forma excelente de caridad”[1].

Tatuados en Dios

Cristo ha entregado su vida y está presente en quienes vieron resquebrajarse el suelo sobre el que se apoyaban. Las manos llagadas del resucitado son signo de que el amor del Padre es más fuerte que la muerte: “Mirad mis manos y mis pies, soy yo en persona (Lc. 24,39). Quienquiera que contemple con fe estas manos podrá reconocer en ellas todo el peso del dolor del mundo y también el realismo de su esperanza. Quien las está mostrando nos dice: “Estuve muerto, pero ahora estoy vivo por los siglos de los siglos” (Ap. 1, 18). En su resurrección vivimos de su presente eterno y nuestros nombres quedan inscritos en el libro de la vida porque estamos tatuados en Dios: “Yo te llevo grabada como un tatuaje en mis manos” (Is. 49,16).

24 Horas para el Señor

En este camino cuaresmal un referente es la celebración de las 24 horas para el Señor, que tendrán lugar el viernes 25 y el sábado 26 de marzo, recordando las palabras de Jesús a la pecadora perdonada: “Han quedado perdonados tus pecados” (Lc 7,48). En la adoración eucarística encontramos también el ambiente propicio para celebrar el Sacramento de la Reconciliación cuya experiencia nos lleva a ser misericordiosos con los demás. Pido que en las parroquias, en las comunidades religiosas y en nuestros Seminarios se programen momentos de adoración al Santísimo, lectura de la Palabra de Dios y celebraciones penitenciales en el contexto de esta celebración.

¡Buen camino hacia la Pascua! Os saluda con afecto y bendice en el Señor.

 

+ Julián Barrio Barrio,
Arzobispo de Santiago de Compostela.

 

[1]FRANCISCO, Laudato si’, 231.

 

 

Fuente: archicompostela.es

 

Carta Pastoral de nuestro arzobispo en el Día del Enfermo 2022

 

Hace ya treinta años, san Juan Pablo II instituyó la Jornada Mundial del Enfermo para sensibilizar al Pueblo de Dios, a las instituciones sanitarias católicas y a la sociedad civil sobre la necesidad de asistir a los enfermos y a quienes los cuidan.

Cada 11 de febrero, festividad de Nuestra Señora de Lourdes, la Iglesia celebra también esta jornada para simbolizar la voluntad de ponerse al servicio del otro, del prójimo, para ayudarlo y acompañarlo en su padecimiento. Con tal motivo el arzobispo de Santiago, mons. Julián Barrio, ha dirigido a todos los diocesanos esta Carta Pastoral:

 

Carta Pastoral en el Día del Enfermo 2022

 

Queridos diocesanos:

En la fiesta de Nuestra Señora de Lourdes celebramos la XXX Jornada Mundial del Enfermo. Este año se nos pide: “Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso” (Lc 6,36). Con esta motivación el papa Francisco llama a toda la Iglesia a vivir la experiencia de la misericordia con el enfermo. Ella es visible y palpable en la ternura de los que cuidan a los más frágiles y necesitados, en el perdón mutuo y en el sacramento de la reconciliación. Por eso deseo que todos tengamos abiertos los oídos del corazón para percibir el susurro del Espíritu que nos indica: “sed misericordiosos los unos con los otros”. Estoy seguro de que ninguno de nosotros puede decir que no necesita de la misericordia de Dios y de la de los demás. Y los demás esperan siempre nuestra actitud misericordiosa para ser mirados con los ojos del corazón.

Cristo, rostro de la misericordia del Padre

“Jesucristo es el rostro de la misericordia del Padre. El misterio de la fe cristiana parece encontrar su síntesis en esta palabra. Ella se ha vuelto viva, visible y ha alcanzado su culmen en Jesús de Nazaret. El Padre, “rico en misericordia” (Ef 2,4), después de haber revelado su nombre a Moisés como  “Dios compasivo y misericordioso, lento a la ira, y pródigo en amor y fidelidad” (Ex 34,6), no ha cesado de dar a conocer en varios modos y en tantos momentos de la historia su naturaleza divina. En la “plenitud del tiempo” (Gal 4,4), cuando todo estaba dispuesto según su plan de salvación, Él envió a su Hijo nacido de la Virgen María para revelarnos de manera definitiva su amor. Quien lo ve a Él ve al Padre (cfr Jn 14,9). Jesús de Nazaret con su palabra, con sus gestos y con toda su persona revela la misericordia de Dios”[1].

No es difícil fascinarse ante la grandiosidad y belleza de la creación, pero como afirmaba el papa emérito Benedicto XVI, esta inmensidad y poder son superados todavía por la grandeza y belleza de la misericordia[2]. Sin duda, la primera es accesible a todos los ojos, y la segunda sólo a los del corazón. Los que más de cerca viven este misterio son aquellos hombres y mujeres que experimentan la ternura de Dios. Testigos veraces de ella son para nosotros el leproso tocado por Jesús (Mc 1,40-45), la mujer sorprendida en adulterio (Jn 8,3-10), el publicano cobrador de impuestos (Mt 9,9), la mujer que padecía flujos de sangre (Lc 8,43-48) o el paralítico al que le fueron perdonados sus pecados (Lc 5,24). Pedro dejándose lavar los pies comprendió que su amor por Cristo no provenía de sí mismo (Jn 13,9); Pablo, presumiendo ser buscador del Señor se dejó alcanzar por Él (Flp 3,12-14). Todas estas experiencias que nos acerca la Palabra de Dios son iconos vivos donde todos podemos contemplar y dejarnos hacer por misericordia. El mismo Jesús en la cruz abre su corazón “desentrañándose” por la humanidad. “Cristo no sólo habla de misericordia y la explica usando semejanzas y parábolas, sino que además, y ante todo, él mismo la encarna y personifica. El mismo es, en cierto sentido, la misericordia”[3]¡Verdaderamente cada gota del Evangelio contiene el océano de la misericordia! “Lo que movía a Jesús en todas las circunstancias no era sino la misericordia, con la cual leía el corazón de sus interlocutores y respondía a sus necesidades más reales”[4].

La misericordia, idioma universal

La misericordia habla un idioma que es universal. Todos hemos sido testigos de ella y la experimentamos a lo largo de la vida en la ternura y cuidado que nos ofrecen los demás en las diferentes etapas de nuestra vida y, sobre todo en la experiencia de la enfermedad. También nosotros tocamos el borde del manto de Jesús cuando se nos conmueven las entrañas y ofrecemos nuestra mano a los que sufren o cuando la compasión de los demás hacia nuestra fragilidad nos acerca el sol de la misericordia divina. Tengo presente a muchas religiosas y religiosos, a tantas madres de familia y a tantas otras personas que en sus casas atienden y cuidan a enfermos. ¡Cómo no hacer referencia a médicos, enfermeras, enfermeros y personal sanitario en el delicado cuidado de los enfermos en los hospitales! Compartiendo la debilidad de las personas enfermas se tallan para sí un corazón misericordioso. En este sentido nos dice el papa Francisco: “La misericordia de Dios no es una idea abstracta, sino una realidad concreta con la cual Él revela su amor, que es como el de un padre o una madre que se conmueven en lo más profundo de sus entrañas por su propio hijo. Vale decir que se trata realmente de un amor “visceral”. Proviene de lo más íntimo como un sentimiento profundo, natural, hecho de ternura y compasión, de indulgencia y de perdón”[5].

María, madre de misericordia

Miremos a María diciéndole: “Vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos”. María es madre de misericordia, la tuvo en su seno y la sostuvo en sus brazos; pudo nacer de ella, porque se hizo humilde sierva de la Palabra de Dios. A vosotros, queridos enfermos y enfermas, os tengo muy presentes en mi oración con la intercesión de la Virgen María, salud de los enfermos.

Os saluda con todo afecto y bendice en el Señor,

+ Julián Barrio Barrio,
Arzobispo de Santiago de Compostela.

 

[1] FRANCISCO, Bula Misericordiae vultus1.

[2] Cf. Benedicto XVI, Audiencia general. Miércoles 1 de febrero de 2006.

[3] San Juan Pablo II, Carta encíclica “Dives in misericordia”, 2.

[4] FRANCISCO, Bula “Misericordiae vultus”, 8.

[5] FRANCISCO, Ibid., 6.

 

Fuente: archicompostela.es

Muchas Felicidades, Don Julián

La Archidiócesis compostelana está de fiesta, pues en esta jornada se cumple el XXIX aniversario de la Ordenación Episcopal de nuestro arzobispo, mons. Julián Barrio Barrio. Un 7 de febrero de 1993, en pleno Año Santo, recibió la Ordenación Episcopal en la Catedral compostelana como obispo titular de Sasabe y auxiliar de mons. Antonio María Rouco Varela. Tres años después, el 25 de febrero de 1996 tomaba posesión de la Sede Compostelana tras ser nombrado arzobispo por el papa san Juan Pablo II. Felicidades, Don Julián.

 

D. Julián en su Carta Pastoral en el Octavario de Oración por la Unidad de los Cristianos 2022: “El ecumenismo consiste en seguir más auténticamente la Luz que es Cristo, aunque caminemos por tantas rutas diversas”

 

Carta Pastoral en el Octavario de Oración por la Unidad de los Cristianos 2022

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Queridos diocesanos, peregrinos y cristianos todos de cualquier iglesia o comunidad:

“¡Sal de tu tierra!”[1]. Dios llama al hombre a ponerse en camino para encontrarlo. Abraham es padre en la fe de las grandes religiones, pero especialmente de todos los cristianos. Cuando sólo los pastores de Belén escucharon la voz de los ángeles, Dios mismo nos deseaba la paz a los hombres que él ama, “la paz a los hombres que gozan de su favor” (Lc 2,14)[2]. Desde lejos los Magos seguían la estrella que los guiaba al Salvador. “Hemos visto salir su estrella y hemos venido a adorarlo” (Mt 2,2). Este es el lema de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos de enero de 2022. Son los cristianos de Oriente quienes ecuménicamente nos lo proponen este año, para ponernos en Camino como peregrinos buscando esa luz en tiempos de oscuridad, en la noche de nuestras crisis antropológicas, sanitarias y económicas, pero también de fe, de esperanza y de caridad en nuestras comunidades e iglesias[3].

El peregrino sale de su tierra con una mochila ligera, confiado en Dios, y en manos de la hospitalidad de desconocidos que acaban siendo hermanos. El peregrino regresa iluminado por Dios para ser testigo en su hogar del encuentro con el Señor, aunque como los pastores de Belén, no haya encontrado más que a un pequeño en un pesebre, con su padre carpintero y su madre nazarena. También el rey David salió de Belén, de entre los rebaños. Desde Oriente los Reyes ofrecen sus riquezas, grandezas y poderes ante el pequeño, reconociendo al Rey de Reyes y al Señor. Toda su ciencia no les oculta el camino sino que se lo clarifica. Muchos peregrinos a lo largo de la historia han recibido la invitación de Dios a salir de su tierra, a dejar sus seguridades y prejuicios, y a escuchar su llamada. Ésta siempre sorprende, renueva con su gracia y compromete con la misión de dar gratis lo que han recibido gratis. Así lo hicieron los Apóstoles.

“La Iglesia Católica además se hace peregrina con las demás Iglesias y comunidades eclesiales para que se haga efectiva la unidad de todos los cristianos. El cuerpo de Cristo no puede estar dividido. Por eso el ecumenismo es un deber sagrado para nosotros”[4]. Hoy Santiago Zebedeo es faro para peregrinos de Oriente y Occidente, de tantas confesiones cristianas, y también no cristianos.

En tu palabra echaré las redes[5]: “Maestro, hemos pasado toda la noche trabajando y no hemos pescado nada; pero puesto que tú lo dices, echaré las redes” (Lc 5,5). Parece que llevamos pescando demasiado tiempo sin resultado, y nuestro carácter de “Hijos del Trueno” nos llevaría a culpar a los demás pescadores o incluso a los peces, o a invocar fuego del cielo contra los demás. Jesús nos invita a seguir pescando, pero no para nuestra empresa o nuestra satisfacción, como si pescáramos en nuestro nombre, buscando nuestro éxito y protagonismo. De esa forma seguiremos vaciando la barca del Señor. Necesitamos hacernos peregrinos también los cristianos que estamos entorno a la meta y al Camino, para despojarnos de nuestras seguridades y escuchar de nuevo la voz del Señor que nos invita a salir, aunque sea a lo desconocido. Nuestro futuro eclesial es siempre ese país desconocido que nos asusta, porque dejamos nuestras seguridades, para seguir a Dios, en su Palabra.

Ahora mismo nuestra mochila de cristianos pesa tal vez demasiado para peregrinar con ella. Siglos de prejuicios de los unos contra los otros nos impiden tener una mirada limpia. “Dichosos los limpios de corazón [“los que tienen limpia la conciencia” BTI], porque ellos verán a Dios”. Sólo así reconoceremos en el otro a un hermano. Sólo Dios nos hace hermanos. El otro no es un competidor, ni un enemigo, ni un extranjero. Estamos en Camino (“Sínodo”) para renovar siempre nuestra autenticidad a Cristo. Tampoco somos las Iglesias promotores turísticos o inmobiliarios aunque sea de tradiciones religiosas o edificios sagrados. Cada antigua iglesia atesora en tantos países un patrimonio pero para la espiritualidad y la fe.

Hoy la Iglesia que peregrina en Santiago ofrece un espacio y un tiempo de reconciliación con Dios en el Jubileo, en un Año Santo, tiempo de gracia, acogiendo en su casa al que regresa al Evangelio de Jesús, como hijo pródigo (Lc 15,11ss), como los discípulos de Emaús (Lc 24,13ss)[6], o como aquel oriental etíope que leía al profeta sin saber a quién se refería aquella profecía (Hch 8,26). En nuestras iglesias no se pide identificación al cristiano o no cristiano que busca descubrir a Dios. Ni siquiera al que viene como simple curioso o turista, como un Zaqueo que quiere ver pero sin ser visto. Dios es quien le llama, y los cristianos debemos facilitar que entre, ofreciéndole aunque sólo sea un humilde pesebre.

“Camináis con la Iglesia para ser interpelados por la Palabra de Dios y así ser sal, levadura y luz para los demás. Queréis reavivar vuestro bautismo y aplicar el oído al corazón, donde somos lo que somos. Lo que vais a admirar ante el Pórtico de la Gloria lo reconocéis, así, como vuestro, y lo contempláis con alegría, porque habéis venido hasta Santiago para el encuentro con Cristo resucitado”[7]. Estas palabras nos interpelan a todos los cristianos. Esta búsqueda, mejor, este dejarse encontrar por Él, o vale para todos los cristianos, o tal vez estemos siguiendo nuestra sombra, y no los pasos de Cristo. Él es el Camino. No basta con caminar sin más: se puede “peregrinar mucho sin santificarse”[8] si damos vueltas siempre alrededor de nosotros mismos, o caminamos en un laberinto postmoderno sin dirección ni sentido, sin origen ni meta. El ecumenismo consiste en seguir más auténticamente la Luz que es Cristo, aunque caminemos por tantas rutas diversas. El cristiano ha de buscar siempre a Cristo, y si de verdad nos acercamos a Él, no podemos estar lejos de los hermanos que también lo buscan. Si de verdad lo hemos encontrado, nos enviará, como a Santiago el Mayor, para ser luz incluso al confín de la Tierra, y aunque sea en una pequeña aldea recóndita del fin del mundo, su luz alumbrará a otros para encontrar el Camino.

Os saluda con afecto y bendice en el Señor.

+ Julián Barrio Barrio,
Arzobispo de Santiago de Compostela.

 

[1]¡Sal de tu tierra! ¡El apóstol Santiago te espera! Carta pastoral del Arzobispo de Santiago, Año Santo Compostelano 2021 (Santiago, 30 de diciembre de 2019), pp. 9ss.

[2]Las citas bíblicas según la Biblia en Traducción Interconfesional Española (BTI). Materiales del Consejo Mundial de Iglesias (www.oikoumene.org) y el Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos (www.christianunity.va).

[3]Cfr. La Esperanza de peregrinar a Santiago de Compostela. Carta pastoral del Arzobispo de Santiago con motivo de la pandemia COVID-19, Santiago 2020.

[4]Sal de tu tierra. El apóstol Santiago te espera… , n.º 111, p. 92.

[5]Confiados en la Palabra del Señor. Carta pastoral en la fiesta de Santiago del 25 de julio de 1996.

[6]Ya nuestros mayores, antes de muchas divisiones eclesiales posteriores, leyeron la Biblia así para los peregrinos: cfr. Códice Calixtino. Libro de Santiago, libro I, cap. 17: Sermón “Veneranda Dies”, “En el día venerable” de la fiesta de Santiago del 30 de diciembre. También nos da el sentido espiritual de los símbolos de los peregrinos.

[7]Sal de tu tierra. El apóstol Santiago te espera… , n.º 4, p. 9.

[8]Cfr. Tomás de Kempis, Imitación de Cristo, libro I, cap. 23.

 

Fuente: archicompostela.org

Nuestro arzobispo D . Julián se dirige a los niños de la diócesis en una Carta Pastoral en la Jornada de Infancia Misionera 2022

La Iglesia, el día 16 de enero, celebra la JORNADA DE LA INFANCIA MISIONERA. Una jornada que es “la fiesta de los niños que viven con alegría el don de la fe y rezan para que la luz de Jesús llegue a todos los niños del mundo” (mensaje del Papa Francisco: “Una luz que compartir”). Así, siguiendo la línea del lema de este año, “Con Jesús a Jerusalén. ¡Luz para el mundo!”, esta jornada nos recuerda que todos, niños y mayores, somos misioneros  llamados llevar la luz de Dios a todos los rincones del planeta.

 

 

Y con motivo de esta jornada de celebración, nuestro arzobispo, Monseñor Barrio, ha escrito una  CARTA PASTORAL a los niños y niñas de la Diócesis, en la que les pide su testimonio para contribuir al esfuerzo misionero, afirmando que :  “sois los pequeños misioneros que imitando a Jesús comunicáis que Dios nos ama, una noticia que tiene que llegar hasta el confín de la tierra”

En esta carta D. Julián les dice a los niños que “quien sigue a Jesús debe acoger su luz y manifestarla a través de sus obras. Esta es la tarea y el don de los misioneros, y deben ser los vuestros, queridos niños, llamados a difundir la luz de Jesús, es decir la fe, a tantos niños que todavía no le conocen”. ” Para ello el arzobispo les pide que deben “fortalecer esta luz que habéis de transmitir, participando en la catequesis, encontrando a Jesús junto al sagrario y recibiendo los sacramentos“.

Carta íntegra:

 

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Carta Pastoral en la Jornada de la Infancia Misionera. Enero 2022

“Con Jesús a Jerusalén, ¡Luz para el mundo!”

 

Queridos niños y niñas diocesanos:

La Iglesia, el día 16 de este mes, celebra la Jornada de la Infancia misionera. Con Jesús que iba creciendo en estatura, sabiduría y gracia en Nazaret, este año peregrinamos a Jerusalén donde sufre la pasión, muere y resucita por la salvación de todos los hombres.

Jerusalén, ciudad de la paz

Jesús en Jerusalén anuncia el Reino de Dios y se manifiesta como Luz. Pasados unos días de su nacimiento, cumpliendo la ley del Señor, es presentado por María y José en el templo de Jerusalén donde es recibido por el anciano Simeón que lleno del Espíritu Santo, “lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos, luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel” (Lc 2,28-31). Más tarde, dirigiendo su palabra a los fariseos les dirá: “Yo soy la luz del mundo, el que me sigue no camina en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida” (Jn 8,12). Quien sigue a Jesús debe acoger su luz y manifestarla a través de sus obras. Esta es la tarea y el don de los misioneros, y deben ser los vuestros, queridos niños, llamados a difundir la luz de Jesús, es decir la fe, a tantos niños que todavía no le conocen. Por eso dirá también a los que le seguían: “Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte. Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa. Brille así vuestra luz ante los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en los cielos” (Mt 5,14-16). Se nos ha dado la luz para que la hagamos llegar a los que están con nosotros y en nuestro entorno. No la debemos esconder ni tampoco contentarnos con iluminar solamente nuestro camino. Esta luz se manifiesta en el amor para producir el deshielo del egoísmo que desfigura nuestra sociedad.

Avivar la luz

Debéis fortalecer esta luz que habéis de transmitir, participando en la catequesis, encontrando a Jesús junto al sagrario y recibiendo los sacramentos. También en esta ocasión quiero recordaros que sois los pequeños misioneros que imitando a Jesús comunicáis que Dios nos ama, una noticia que tiene que llegar hasta el confín de la tierra. Aunque las dificultades no sean pequeñas, no debemos acobardarnos confiando en la providencia de Dios Padre que está siempre pendiente de nosotros. De manera especial en esta pandemia en la que los niños del mundo también se han visto afectados, hemos de pensar en ellos y tratar de ayudarles con nuestra aportación económica.

Jornada de la Infancia Misionera

El papa Francisco recuerda que “la Jornada de la Infancia Misionera es la fiesta de los niños que viven con alegría el don de la fe y rezan para que la luz de Jesús llegue a todos los niños del mundo”. Con Jesús en Jerusalén sed misioneros escuchándole y acogiendo su luz. No olvidéis que estáis llamados a ayudar a millones de niños y niñas que necesitan de vuestra oración, sacrificio y amor. Ellos esperan vuestra respuesta. Os lo agradezco también en su nombre. Rezamos por los misioneros y misioneras. Pido que el Niño Dios os bendiga a vosotros, a vuestras familias y a nuestra Diócesis. Recemos unos por otros, encomendándonos a la protección de la Virgen María y al patrocinio del Apóstol Santiago el Mayor en este Año Santo Compostelano 2022.

En la Solemnidad de la Epifanía del Señor, con mi afectuoso saludo y bendición,

+ Julián Barrio Barrio,
Arzobispo de Santiago de Compostela.

 

 

Nuestro arzobispo D. Julián Barrrio nos felicita el Año Nuevo

 

Fuente: archicompostela.es

El arzobispo preside la Navidad compostelana

  • El arzobispo de Santiago, D. Julián Barrio, presidirá las celebraciones litúrgicas que tendrán lugar este fin de semana en la Catedral De Santiago.

A las 24:00 h. del 24 de diciembre la sede compostelana acogerá la tradicional misa de medianoche, conocida como Misa del Gallo antesala de la Navidad. Fue el Papa Sixto III quien introdujo la costumbre de celebrar la Navidad con una vigilia nocturna, celebrada a medianoche, ante el pesebre situado tras el altar Mayor de la Basílica de Santa Maria la Mayor, llamada “Ad galli cantus” en referencia a la expresión romana “canto del gallo” para designar el comienzo del día.

El sábado 25, Solemnidad de la Natividad del Señor, con la procesión del Cabildo Catedralicio a las 11:40 h. dará comienzo la Misa estacional presidida por D. Julián que estará acompañado por algunos de los canónigos a la que se invita a participar a todos los diocesanos.

Al día siguiente, domingo 26 de la octava de Navidad, Fiesta de la Sagrada Familia, el prelado celebrará a las 19:30 h. la Misa de Las Familias, una jornada -la de Familia y Vida- que viene marcada en el calendario litúrgico diocesano y que, desde hace años, convoca a través de la Delegación Diocesana de Pastoral Familiar a numerosas familias de diferentes parroquias de la Diócesis.

Además Monseñor Barrio también presidirá las siguientes celebraciones de Navidad en la Catedral de Santiago:

  • Jueves 30 de diciembre de 2021.-Festividad de la Traslación del Apóstol Santiago. A las 11:40 h. Procesión del cabildo y Misa estacional con Ofrenda Nacional. Funcionamiento del Botafumeiro.
  • Sábado 1 de enero de 2022.- Santa María Madre de Dios. Jornada Mundial por la Paz. A las 12:00 h. Misa estacional.
  • Jueves 6 de enero de 2022.- Epifanía del Señor. A las 11:40 h. Procesión del cabildo y Misa estacional. Funcionamiento del Botafumeiro.

 

Fuente: www.pastoralsantiago.org