Listado de la etiqueta: Cuaresma 2023

El Papa en el Ángelus: «Pidamos la gracia de sorprendernos cada día por los dones de Dios»

 

 

“¿Sabemos ver el bien y ser agradecidos por los dones que recibimos?” Fue una de las preguntas que el Papa Francisco dejó este cuarto domingo de Cuaresma para la reflexión a los fieles que, como cada domingo, se convocaron en la plaza de san Pedro para escuchar su comentario sobre el Evangelio del Día y rezar la oración mariana del Ángelus.

.

Corazones cerrados

El Evangelio del día – comenzó diciendo el Santo Padre – muestra a Jesús que devuelve la vista a un hombre ciego de nacimiento (cfr Jn 9,1-41). Pero este prodigio no es bien recibido por varias personas y grupos: los discípulos buscan un “culpable”, los vecinos se muestran “escépticos” y los padres del hombre sanado “temen a las autoridades religiosas y no se pronuncian”. El Evangelio de hoy muestra «cómo procede Jesús» y cómo procede «el corazón humano»: el corazón humano bueno, el corazón humano tibio, el corazón humano timorato, el corazón humano valiente. 

 

En todas estas reacciones, emergen corazones cerrados frente al signo de Jesús, por varios motivos: porque buscan un culpable, porque no saben sorprenderse, porque no quieren cambiar, porque están bloqueados por el miedo. Y tantas situaciones se parecen a esto hoy. Ante algo que realmente es un mensaje de testimonio de una persona, es un mensaje de Jesús, caemos en esto: buscamos otra explicación, no queremos cambiar, intentamos buscar una salida más elegante que aceptar la verdad.

 

El testimonio sencillo y libre

El único que reacciona bien – continuó diciendo Francisco – es el ciego: feliz de ver, testimonia lo que le ha sucedido de la forma más sencilla: “Era ciego y ahora veo”. Primero se veía obligado a pedir limosna y sufría los prejuicios de la gente: “es pobre y ciego de nacimiento, debe sufrir, debe pagar por sus pecados o por los de sus antepasados”. Ahora, libre en el cuerpo y en el espíritu, da testimonio de Jesús: no inventa nada y no esconde nada. 

 

No tiene miedo de lo que dirán los otros: el sabor amargo de la marginación ya lo ha conocido durante toda la vida, ya ha sentido sobre él la indiferencia y el desprecio de los transeúntes, de quien lo consideraba como un descarte de la sociedad, útil a lo sumo para la piedad de alguna limosna. Ahora, curado, ya no teme esas actitudes de desprecio, porque Jesús le ha dado plena dignidad: en sábado, delante de todos, le ha liberado y le ha donado la vista sin pedirle nada, ni siquiera un gracias, y él da testimonio. Ésta es la dignidad de una persona noble, de una persona que se sabe sanada y renace.

 

¿Y nosotros?

He aquí que el Papa invitara a los fieles a preguntarse qué posición tomamos ante esta escena del Evangelio, qué hubiéramos dicho entonces, y, sobre todo, qué hacemos “hoy”:

 

Como el ciego, ¿sabemos ver el bien y ser agradecidos por los dones que recibimos? Me pregunto: ¿cómo es mi dignidad? ¿Cómo es tu dignidad? ¿Testimoniamos a Jesús o difundimos críticas y sospechas? ¿Somos libres frente a los prejuicios o nos asociamos a los que difunden negatividad y chismes? ¿Estamos felices de decir que Jesús nos ama y nos salva o, como los padres del ciego de nacimiento, nos dejamos enjaular por temor a lo que pensará la gente? Los tibios de corazón no aceptan la verdad y no tienen el coraje de decir: «No, esto es así».  Y también, ¿cómo acogemos las dificultades de los demás? ¿Cómo acogemos a las personas que tienen tantas limitaciones en la vida, ya sean físicas que sociales, como los mendigos que viven en la calle? ¿como maldiciones o como ocasiones para hacernos cercanos a ellos con amor? 

 

La exhortación final de Francisco en el día en que la Iglesia recuerda a San José, padre de Jesús, fue a “pedir la gracia de sorprendernos cada día por los dones de Dios y de ver las diferentes circunstancias de la vida, también las más difíciles de aceptar, como ocasiones para obrar el bien, como hizo Jesús con el ciego”.

 

“La Virgen nos ayude en esto, junto a San José, hombre justo y fiel.”

.

 

 

 

Fuente: vaticanews.va

“VIA CRUCIS” (Contemplativo a partir de los 4 Evangelios sobre la Pasión de Jesucristo)

 

«VIA CRUCIS» es un video contemplativo a partir de los 4 Evangelios (San Mateo, San Marcos, San Lucas y San Juan). Donde se desarrollan en 8 minutos las 14 estaciones acompañando a Jesús en su Pasión. Con escenas de la película «Jesucristo». Recomendable para todos los públicos.

 

Fuente: pastoralsantiago.org

El Papa en el Ángelus: ¿Buscamos a nuestro alrededor la luz del amor de Dios?

 

En este segundo domingo de Cuaresma, el Papa reflexionó sobre el relato evangélico de la Transfiguración, que nos enseña la importancia de estar con Jesús: "Estando con Él, de hecho, aprendemos a reconocer, en su rostro, la belleza luminosa del amor que se entrega, incluso cuando lleva las marcas de la cruz".

 

¿En qué consiste la belleza como Hijo de Dios con la que Jesús se revela en el monte, junto a Pedro, Santiago y Juan? ¿Qué ven los discípulos? Son preguntas que el Papa Francisco planteó a los miles de fieles y peregrinos reunidos este segundo domingo de Cuaresma para la oración mariana del Ángelus. El Pontífice los invitó a detenerse un momento en la escena del Evangelio del día (Mt 17, 1-9) que narra la Transfiguración de Cristo.

¿Acaso los discípulos ven un efecto espectacular? “No, no es eso”, dijo el Pontífice, aclarando queven la luz de la santidad de Dios brillando en el rostro y en los vestidos de Jesús, imagen perfecta del Padre. Se revela la majestad de Dios, la belleza de Dios”.

“Pero Dios es Amor, continuó, y así los discípulos han visto con sus propios ojos la belleza y el esplendor del Amor divino encarnado en Cristo. Un anticipo del paraíso”. “¡Qué sorpresa para los discípulos!”, aseveró el Santo Padre, acotando:Hacía tanto tiempo que tenían ante sus ojos el rostro del Amor, ¡y nunca se habían dado cuenta de su belleza! Solo ahora se dan cuenta, con inmensa alegría”.

.

Cristo, luz que ilumina el camino

El Papa Francisco observó que, “en realidad, Jesús les está formando con esta experiencia, los está preparando para un paso aún más importante”. “En efecto -añadió el Papa-, de pronto tendrán que saber reconocer en Él la misma belleza cuando suba a la cruz y su rostro quede desfigurado”.

 

“Pedro se esfuerza por comprender: le gustaría detener el tiempo, poner la escena en «pausa», quedarse allí y prolongar esta maravillosa experiencia; pero Jesús no se lo permite”. “Su luz, en efecto, no puede reducirse a un ‘momento mágico’. Se convertiría, entonces, en algo falso, artificial, que se disolvería en la niebla de los sentimientos pasajeros. Al contrario, Cristo es la luz que guía el camino, como la columna de fuego para el pueblo en el desierto (cf. Ex 13,21). La belleza de Jesús no aleja a los discípulos de la realidad de la vida, sino que les da fuerza para seguirle hasta Jerusalén, hasta la cruz”. «La belleza de Cristo no es alienante, te lleva siempre adelante, no te hace esconderte: ¡ve adelante!«

 

Llevemos a los demás la luz que hemos recibido

Para el Santo Padre, “este Evangelio también nos traza un camino: nos enseña lo importante que es estar con Jesús, incluso cuando no es fácil comprender todo lo que dice y hace por nosotros”. “Estando con Él, en efecto, aprendemos a reconocer, en su rostro, la belleza luminosa del amor que se entrega, incluso cuando lleva las marcas de la cruz”.

 

Y es en su escuela donde aprendemos a captar la misma belleza en los rostros de las personas que caminan a nuestro lado cada día: familiares, amigos, compañeros, aquellos que de las formas más diversas nos cuidan”. “¡Cuántos rostros luminosos, cuántas sonrisas, cuántas arrugas, cuántas lágrimas y cicatrices hablan de amor a nuestro alrededor!”,

 

Es lo que exclamó el Papa, invitando a aprender a reconocerlos y llenarnos nuestro corazón de ellos. También nos anima a ponernos en camino para llevar a los demás la luz que hemos recibido, con las obras concretas del amor (cf. 1 Jn 3, 18), sumergiéndonos más generosamente en nuestras ocupaciones cotidianas, amando, sirviendo y perdonando con más entusiasmo y disponibilidad.

 

«La contemplación de las maravillas de Dios, la contemplación del rostro de Dios, de la cara del Señor, nos debe empujar al servicio a los demás«

 

Entre la luz del Señor y la luz falsa 

De ahí la invitación del Pontífice a interrogarnos:

 

¿Reconocemos la luz del amor de Dios en nuestra vida? ¿Lo reconocemos con alegría y gratitud en los rostros de las personas que nos aman? ¿Buscamos a nuestro alrededor signos de esta luz, que llena nuestros corazones y los abre al amor y al servicio? ¿O preferimos los fuegos de paja de los ídolos, que nos alejan y nos encierran en nosotros mismos? ¿La gran luz del Señor y la luz falsa, artificial de los ídolos. ¿Qué prefiero yo?”.

 

Y, como es costumbre al final de sus alocuciones previas al Ángelus, el Santo Padre invocó a la Virgen María, para que Ella, “que conservó la luz de su Hijo en su corazón, incluso en la oscuridad del Calvario, nos acompañe siempre en el camino del amor”.

.

.

 

 

Fuente: vaticanews.va

¿Te animas a vivir la Cuaresma en Familia? Este calendario te interesará…

 

Desde la delegaciones de Catequesis y Laicos, Familia y Vida de las cinco diócesis gallegas quieren invitar a las familias a «vivir de manera especial este tiempo litúrgico». Para ello nos ofrecen de modo conjunto una herramienta sencilla que pueda ayudar a vivir este tiempo con más intensidad de una forma familiar. Se trata de un PDF interactivo que se puede descargar a través de cualquier dispositivo móvil.

 

Camino a la Pascua, Camino a la vida”, es un documento interactivo con enlaces a actividades, vídeos y canciones que «pueden ayudar a los miembros de las familias a acercarse a Jesús y a recorrer este camino cuaresmal. De esta manera hacemos que nuestras familias vivan también la fe unidas, más allá de la celebración dominical», apunta Mar Sarmentero, delegada de Laicos, Familia y Vida.

 

 

Material de apoyo para Cuaresma al servicio de la discapacidad

 

El área para la discapacidad de la Comisión para la Evangelización, Catequesis y Catecumenado ha editado unos materiales de apoyo sobre la Cuaresma adaptados especialmente para niños y niñas con espectro autista, pero que también pueden ser útiles para otras realidades de la discapacidad. Estos materiales, destinados a todas las parroquias, incluyen una guía, actividades y pictogramas.

Desde el área para la discapacidad explican que el objetivo de estos materiales, es que estos niños y niñas, desde su realidad, se pongan en camino hacia la Pascua y la mejor manera es ofreciendo este apoyo a catequistas y padres.

 

ACCEDER A LOS MATERIALES
Fuente: conferenciaepiscopal.es

Homilia del Papa Francisco: «Cuaresma tiempo favorable para volver a lo que somos, a Dios y los hermanos»

Este 22 de febrero, Miércoles de Ceniza, el Santo Padre centró su homilía en la invitación que nos dirige el profeta Joel (2,12) cuando dice: «Vuelvan a mí de todo corazón». De esta cita bíblica, y ayudado por el rito de la Ceniza, el Pontífice dijo que esto nos introduce en este camino de regreso: “nos invita a volver a lo que realmente somos y a volver a Dios y a los hermanos”.

 

El Papa Francisco presidió la Santa Misa en la Basílica de Santa Sabina este 22 de febrero, Miércoles de Ceniza, con el rito de bendición e imposición de las Cenizas, con el cual se inició el Tiempo de Cuaresma.

 

El Papa preside la celebración Eucarística

 

La Cuaresma es el tiempo favorable para volver a lo esencial

En su homilía, el Santo Padre recordó que, el apóstol Pablo nos ayuda a entrar en el espíritu del tiempo cuaresmal cuando afirma que, «este es el tiempo favorable, este es el día de la salvación» (2 Co 6,2).

“La Cuaresma ciertamente es el tiempo favorable para volver a lo esencial, para despojarnos de lo que nos pesa, para reconciliarnos con Dios, para reavivar el fuego del Espíritu Santo que habita escondido entre las cenizas de nuestra frágil humanidad. Es el tiempo de gracia para llevar a cabo lo que el Señor nos ha pedido en el primer versículo de la Palabra que hemos escuchado: «Vuelvan a mí de todo corazón»”.

 

“El rito de la ceniza nos introduce en este camino de regreso, nos invita a volver a lo que realmente somos y a volver a Dios y a los hermanos”

 

El Papa en la homilía

 

La ceniza nos invita a volver a lo que realmente somos

Un primer aspecto que destacó el Papa Francisco fue la invitación a “volver a lo que realmente somos”. La ceniza, precisó el Papa, nos recuerda quiénes somos y de dónde venimos, nos reconduce a la verdad fundamental de la vida, es decir, sólo el Señor es Dios y nosotros somos obra de sus manos.

“Nosotros tenemos la vida mientras que Él es la vida. Él es el Creador, mientras nosotros somos frágil arcilla que se moldea en sus manos. Nosotros venimos de la tierra y necesitamos del Cielo, de Él. Con Dios resurgiremos de nuestras cenizas, pero sin Él somos polvo. Mientras inclinamos la cabeza, con humildad, para recibir las cenizas, traigamos a la memoria del corazón esta verdad: somos del Señor, le pertenecemos. Él, en verdad, «modeló al hombre con arcilla del suelo y sopló en su nariz un aliento de vida» (Gn 2,7), es decir, existimos porque Él ha exhalado el aliento de la vida en nosotros”.

 

“Y, como Padre tierno y misericordioso, Él también vive la Cuaresma, porque nos desea, nos espera, aguarda nuestro regreso. Y siempre nos anima a no desesperar, incluso cuando caemos en el polvo de nuestra fragilidad y de nuestro pecado, porque «Él conoce de qué estamos hechos, sabe muy bien que no somos más que polvo» (Sal 103,14)”

 

Imposición de las Cenizas al Papa Francisco (Foto Vatican Media)

 

La Cuaresma es el tiempo para recordar quién es el Creador y quién la criatura

La Cuaresma, subrayó el Santo Padre, es por tanto el tiempo para que recordemos quién es el Creador y quién la criatura; para proclamar que sólo Dios es el Señor; para desnudarnos de la pretensión de bastarnos a nosotros mismos y del afán de ponernos en el centro, de ser los primeros de la clase, de pensar que sólo con nuestras capacidades podemos ser protagonistas de la vida y trasformar el mundo que nos rodea.

“Este es el tiempo favorable para convertirnos, para cambiar la mirada antes que nada sobre nosotros mismos, para vernos por dentro. Cuántas distracciones y superficialidades nos apartan de lo que es importante. Cuántas veces nos centramos en nuestros deseos o en lo que nos falta, alejándonos del centro del corazón, olvidándonos de abrazar el sentido de nuestro ser en el mundo”.

 

“La Cuaresma es un tiempo de verdad para quitarnos las máscaras que llevamos cada día aparentando ser perfectos a los ojos del mundo; para luchar, como nos ha dicho Jesús en el Evangelio, contra la falsedad y la hipocresía. No las de los demás, sino las nuestras”

 

La ceniza nos invita a volver a Dios y a los hermanos

Un segundo aspecto que destacó el Papa Francisco fue recordar que, “la ceniza nos invita a volver a Dios y a los hermanos”. De hecho, si volvemos a la verdad de lo que somos y nos damos cuenta de que nuestro yo no es autosuficiente, entonces descubrimos que existimos gracias a las relaciones, tanto la originaria con el Señor como las vitales con los demás.

“Así, la ceniza que hoy recibimos en la cabeza nos dice que cada presunción de autosuficiencia es falsa y que idolatrar el yo es destructivo y nos encierra en la jaula de la soledad. Nuestra vida, sin embargo, es sobre todo una relación; la hemos recibido de Dios y de nuestros padres, y siempre podemos renovarla y regenerarla gracias al Señor y a aquellos que Él ha puesto junto a nosotros”.

 

“La Cuaresma es el tiempo favorable para reavivar nuestras relaciones con Dios y con los demás; para abrirnos en el silencio a la oración y a salir del baluarte de nuestro yo cerrado; para romper las cadenas del individualismo y redescubrir, a través del encuentro y la escucha, quién es el que camina a nuestro lado cada día, y volver a aprender a amarlo como hermano o hermana”

 

Imposición de las Cenizas

 

Tres grandes vías para volver a Dios y a los demás

Pero, cómo podemos realizar todo esto, se pregunta el Santo Padre. Para completar este camino —volver a lo que realmente somos y volver a Dios y a los demás— el Pontífice indicó que hoy, se nos invita a recorrer tres grandes vías: la limosna, la oración y el ayuno.

“Como hemos escuchado en el Evangelio, Jesús nos advierte: no se trata de ritos exteriores, sino de gestos que deben expresar una renovación del corazón”.

 

“La limosna no es un gesto rápido para limpiarse la conciencia, sino un tocar con las propias manos y con las propias lágrimas los sufrimientos de los pobres. La oración no es ritualidad, sino diálogo de verdad y amor con el Padre. El ayuno no es un simple sacrificio, sino un gesto fuerte para recordarle a nuestro corazón qué es lo que permanece y qué es lo pasajero”

 

Celebración del Miércoles de Ceniza

 

La sinceridad del alma y la coherencia de las obras

Jesús nos hace «una advertencia que conserva también para nosotros su validez saludable: a los gestos exteriores debe corresponder siempre la sinceridad del alma y la coherencia de las obras.

“En efecto, ¿de qué sirve […] rasgarse las vestiduras, si el corazón sigue lejos del Señor, es decir, del bien y de la justicia?» (Benedicto XVI, Homilía miércoles de ceniza, 1 marzo 2006). Muchas veces, sin embargo, nuestros gestos y ritos no tocan la vida, no son auténticos, quizás los hacemos sólo para que los demás nos admiren, para recibir el aplauso, para atribuirnos el crédito”.

 

“Recordemos que, en la vida personal, como en la vida de la Iglesia, lo que cuenta no es lo exterior, los juicios humanos y el aprecio del mundo; sino sólo la mirada de Dios, que lee el amor y la verdad”

 

No quedarnos en gestos exteriores

En este sentido, el Papa Francisco invitó a ponernos humildemente bajo su mirada, entonces la limosna, la oración y el ayuno no se quedan en gestos exteriores, sino que expresan quiénes somos verdaderamente: hijos de Dios y hermanos entre nosotros.

“La limosna, la caridad, manifestará nuestra compasión con quien está necesitado, nos ayudará a volver a los demás; la oración dará voz a nuestro íntimo deseo de encontrar al Padre, haciéndonos volver a Él; el ayuno será una gimnasia espiritual para renunciar con alegría a lo que es superfluo y nos sobrecarga, para ser interiormente más libres y volver a lo que realmente somos”.

 

Miércoles de Ceniza en la Basílica de Santa Sabina de Roma

 

Pongámonos en camino con la caridad, oración y ayuno

Finalmente, el Santo Padre exhortó a que, inclinemos la cabeza, recibamos la ceniza, aligeremos el corazón y que no desperdiciemos la gracia de este tiempo santo.

Pongámonos en camino por medio de la caridad:

“Nos han dado cuarenta días favorables para recordarnos que el mundo no se cierra en los estrechos límites de nuestras necesidades personales y para redescubrir la alegría, no en las cosas que se acumulan, sino en el cuidado de aquellos que se encuentran en la necesidad y en la aflicción”.

Pongámonos en camino por medio de la oración:

“Se nos otorgan cuarenta días favorables para dar a Dios la primacía de nuestra vida, para volver a dialogar con Él de todo corazón, no en ratos perdidos”.

Pongámonos en camino por medio del ayuno:

“Se nos ofrecen cuarenta días favorables para reencontrarnos, para frenar la dictadura de las agendas siempre llenas de cosas por hacer; de las pretensiones de un ego cada vez más superficial y engorroso; y de elegir lo que de verdad importa”.

 

“Fijemos nuestra mirada en el Crucificado y caminemos. Respondamos con generosidad a las llamadas fuertes de la Cuaresma. Al final del trayecto encontraremos con más alegría al Señor de la vida, al único que nos hará resurgir de nuestras cenizas”

 

 

 

Fuente: vaticannews.va

Cuaresma, una invitación para mejorar el mundo

 

El Miércoles de Ceniza da comienzo al tiempo litúrgico de la Cuaresma: son los 40 días que llevan hasta la Pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. Este año el calendario litúrgico marca el comienzo de la Cuaresma el 22 de febrero.

 

Tiempo de ponerse en camino

 

Es un tiempo para la renovación de las promesas bautismales en Pascua de Resurrección mediante la oración, la limosna y el ayuno. Es un tiempo de escucha de la Palabra de Dios y de conversión.

 

La web de la CEE ofrece un especial sobre Cuaresma, en su apartado «Creemos». En él se puede acceder a:

 

Así, en este tiempo de conversión, el papa Francisco, en su Mensaje para la Cuaresma, nos exhorta a  «vivir la oración y el ayuno para mejorar el mundo«. La Cuaresma «es una llamada -explica el Papa- a la caridad y al desarrollo humano integral, en un mundo en el que debemos preguntarnos si no es nuestra indiferencia la que hace más duro el camino de quienes viven la vida como una «subida demasiado empinada».

El Santo Padre indica que «es necesario ponerse en camino, un camino cuesta arriba, que requiere esfuerzo, sacrificio y concentración, como una excursión por la montaña. Estos requisitos también son importantes para el camino sinodal que, como Iglesia, nos hemos comprometido a realizar«.

 

También te puede interesar:

 

Fuente: conferenciaepiscopal.es

Carta Pastoral de D. Julián para esta Cuaresma: «Dios nos sigue buscando para implicarnos en el proyecto de su Reino llamándonos a la conversión y a creer en el Evangelio”.

 

El arzobispo de Santiago de Compostela, mons. Julián Barrio, ha hecho público su Carta Pastoral para la Cuaresma: «Subir a Jerusalén, escuela para el discípulo» en la que invita a los diocesanos a reflexionar y vivir este tiempo como un camino de preparación a la solemnidad de la Pascua en el que “Dios nos sigue buscando para implicarnos en el proyecto de su Reino llamándonos a la conversión y a creer en el Evangelio”, siendo la Cuaresma, en palabras de D. Julián, «el desierto en el que labramos nuestra conversión, venciendo a las tentaciones, donde hemos de revitalizar el don de nuestra fe, avivar el deseo de Dios, guardar silencio que nos libere de los ruidos internos y externos, ofrecer nuestra disponibilidad para cumplir la voluntad de Dios como hizo Jesús  y compartir la fatiga cotidiana sostenidos por una esperanza fiable y con un espíritu sinodal» y todo ello «sintiendo la Iglesia con una actitud agradecida por la trasmisión del Evangelio».

En esta carta, el arzobispo recuerda también que el viernes 24 y el sábado 25 de marzo, se celebrarán las 24 horas para el Señor, una Jornada promovida desde el Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización e impulsada por el Papa Francisco es una iniciativa centrada en la adoración al Santísimo Sacramento y la recepción del sacramento de la Reconciliación en tiempo de Cuaresma.  Mons. Barrio exhorta a que se programen momentos de adoración al Santísimo, lectura de la Palabra de Dios y celebraciones penitenciales, pues “en la adoración eucarística encontramos también el sosiego propicio para celebrar el Sacramento de la Reconciliación cuya experiencia nos lleva a ser misericordiosos con los demás”.

 

Carta Pastoral íntegra:

 

 

Carta Pastoral en la Cuaresma del 2023

Subir a Jerusalén, escuela para el discípulo

 

 

Queridos diocesanos:

Cuando todavía oímos los ecos de la clausura del Año Santo Compostelano, la liturgia de la Iglesia nos anima a vivir la Cuaresma como preparación a la solemnidad de la Pascua. “El retiro, nos dice el Papa en su Mensaje, no es un fin en sí mismo, sino que nos prepara para vivir la pasión y la cruz con fe, esperanza y amor, para llegar a la resurrección[1]. Dios nos sigue buscando para implicarnos en el proyecto de su Reino (Mc 1,16-24), llamándonos a la conversión y a creer en el Evangelio. Como se nos recordaba en el Año Santo, hemos de salir de nuestra tierra como Abrahán porque Dios nos espera siempre allí donde quiere que lleguemos. Es posible que nos sintamos espiritualmente, como en tierra extraña, estando siempre a la defensiva. El pecado nos encierra en nosotros mismos pero puede abrirnos paradójicamente al amor y a la misericordia de Dios que nos ve mejor de lo que nos vemos nosotros mismos (Jn 8,1-11) y espera siempre con los brazos abiertos al hijo que se ha ido de casa (Lc 15).

La Cuaresma, metáfora del paraíso perdido

La Cuaresma es el desierto, metáfora del paraíso perdido, en el que labramos nuestra conversión, venciendo las tentaciones. En ese ámbito hemos de revitalizar el don de nuestra fe, avivar el deseo de Dios: “Oh Dios, tú eres mi Dios por ti madrugo; mi alma está sedienta de ti, mi carne tiene ansia de ti, como tierra reseca, agostada, sin agua” (Ps 62,2), guardar silencio que nos libere de los ruidos internos y externos, ofrecer nuestra disponibilidad para cumplir la voluntad de Dios como hizo Jesús  tentado en el desierto (Lc 4,1-13) y compartir la fatiga cotidiana sostenidos por una esperanza fiable y con un espíritu sinodal. “Podemos afirmar que nuestro camino cuaresmal es sinodal, porque lo hacemos juntos por la misma senda, discípulos del único Maestro. Esto nos ayudará a comprender mejor la voluntad de Dios y nuestra misión al servicio del Reino[2].

Las raíces de nuestra vida como comunidad cristiana son mantenerse unánimes y concordes con un mismo amor y un mismo sentir teniendo los sentimientos propios de Cristo (cf. Fil 2,1-11). De manera especial en este tiempo cuaresmal os animo a sentir la Iglesia con una actitud agradecida por la transmisión del Evangelio a través de ella, sabiendo que sus problemas son los nuestros; a sentir en la Iglesia viéndola como un cuerpo cuyos miembros están al servicio de todo el cuerpo; y a sentir con la Iglesia no convirtiendo nuestro criterio personal en criterio absoluto y poniendo al servicio de los demás los dones recibidos.

Recordemos que en la misión no va incluido el éxito, pero esta certeza no ha de llevarnos ni a la indiferencia ni a la pasividad. “La ascesis cuaresmal es un compromiso animado por la gracia para superar nuestras faltas de fe y nuestras resistencias a seguir a Jesús en el camino de la cruz[3]. No tenemos excusa para no dar frutos de santidad que glorifiquen a Dios. Hay que podar las ramas secas que impiden crecer el árbol de nuestra vida. La vocación cristiana debe ser vivida siempre con alegría, manteniendo las lámparas encendidas (cf. Mt 25,1-13) aunque la espera se alargue. Esta actitud interpelará proféticamente y nunca defraudará.

Vivir la fraternidad

Dios Padre quiere que nos sintamos hermanos y vivamos la fraternidad. Así lo percibimos en la parábola del hijo pródigo. Es verdad que la vuelta del hijo menor es interesada: “Cuántos jornaleros de mi padre tienen abundancia de pan, mientras yo aquí me muero de hambre” (Lc 15, 17) y que el hijo mayor acapara una filiación que no es exclusivamente suya: “Mira en tantos años como te sirvo, sin desobedecer nunca una orden tuya, a mí nunca me has dado un cabrito para tener un banquete con mis amigos; en cambio cuando ha venido ese hijo tuyo que se ha comido tus bienes con malas mujeres, le matas el ternero cebado” (Lc 15,29-30), pero el Padre sale al encuentro de los dos aunque no sabemos si el hijo mayor participó en la fiesta preparada con motivo de haber encontrado al hijo menor.

24 Horas para el Señor

En este camino cuaresmal celebramos las 24 horas para el Señor, que tendrán lugar el viernes 24 y el sábado 25 de marzo, recordando las palabras de Jesús a la pecadora perdonada: “Han quedado perdonados tus pecados” (Lc 7,48). En la adoración eucarística encontramos también el sosiego propicio para celebrar el Sacramento de la Reconciliación cuya experiencia nos lleva a ser misericordiosos con los demás. Pido que en las parroquias, en las comunidades religiosas y en nuestros Seminarios se programen momentos de adoración al Santísimo, lectura de la Palabra de Dios y celebraciones penitenciales en el contexto de esta celebración.

Doy gracias a Dios por todos vosotros que me habéis posibilitado realizar la misión que el Señor me encomendó como vuestro Obispo, unas veces yendo delante, otras en medio y alguna vez también detrás. ¡Buen camino hacia la Pascua! Os saluda con afecto y bendice en el Señor.

 

+ Julián Barrio Barrio,
Arzobispo de Santiago de Compostela.

 

[1]FRANCISCO, Mensaje para la Cuaresma 2023.

[2] Ibid.

[3] Ibid.

 

Fuente: archicompostela.es

 

Mensaje del Papa Francisco para esta Cuaresma 2023: «El camino cuaresmal es sinodal».

Una invitación a ponerse en camino siguiendo a Jesús para profundizar y acoger su misterio de salvación, desprendiéndose de la mediocridad y de la vanidad. Es lo que aborda el Papa en su mensaje para la Cuaresma 2023, en el que destaca la relación entre el camino cuaresmal y el camino sinodal

 

Ya se ha publicado el MENSAJE PARA LA CUARESMA 2023 del Papa Francisco. Inspirado en el episodio evangélico de la Transfiguración en el monte Tabor, el Pontífice nos invita en esta Cuaresma, orientada a la Pascua, a  “subir a un monte elevado” junto con Jesús, para vivir con el Pueblo santo de Dios una experiencia particular y sinodal de ascesis.

En palabras del Papa «esta ascesis cuaresmal es un compromiso, animado siempre por la gracia, para superar nuestras faltas de fe y nuestras resistencias a seguir a Jesús en el camino de la cruz«. «Un «retiro» que nos prepara para vivir la pasión y la cruz con fe, esperanza y amor, para llegar a la resurrección», y para ello, “debemos dejarnos conducir por Él a un lugar desierto y elevado, distanciándonos de las mediocridades y de las vanidades«. Pero además, nos resalta Francisco, «nuestro camino cuaresmal debe ser “sinodal”, porque lo hacemos juntos por la misma senda, discípulos del único Maestro. sabiendo que Él mismo es el Camino»

Este camino ascético cuaresmal, al igual que el sinodal, tiene como meta una transfiguración personal y eclesial. Una transformación que, en ambos casos, halla su modelo en la de Jesús. Para que esta transfiguración pueda realizarse en nosotros, este año el Papa Francisco en su mensaje nos propone dos “caminos” a seguir junto a Jesús para llegar con Él a la meta. El  primer sendero: Escuchar a Jesús, en su Palabra pero también a través de nuestros hermanos y hermanas en la Iglesia, como corresponde al estilo de la Iglesia sinodal. El segundo sendero: afrontar sin miedo la realidad con sus luchas cotidianas, sus dificultades y contradicciones sin refugiarse en una religiosidad hecha de acontecimientos extraordinarios, de experiencias sugestivas.

.

Texto íntegro del Mensaje del Papa para la Cuaresma 2023

 

 

MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO
PARA LA CUARESMA 2023

Ascesis cuaresmal, un camino sinodal

 

 

Queridos hermanos y hermanas:

Los evangelios de Mateo, Marcos y Lucas concuerdan al relatar el episodio de la Transfiguración de Jesús. En este acontecimiento vemos la respuesta que el Señor dio a sus discípulos cuando estos manifestaron incomprensión hacia Él. De hecho, poco tiempo antes se había producido un auténtico enfrentamiento entre el Maestro y Simón Pedro, quien, tras profesar su fe en Jesús como el Cristo, el Hijo de Dios, rechazó su anuncio de la pasión y de la cruz. Jesús lo reprendió enérgicamente: «¡Retírate, ve detrás de mí, Satanás! Tú eres para mí un obstáculo, porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres» (Mt 16,23). Y «seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, y los llevó aparte a un monte elevado» (Mt 17,1).

El evangelio de la Transfiguración se proclama cada año en el segundo domingo de Cuaresma. En efecto, en este tiempo litúrgico el Señor nos toma consigo y nos lleva a un lugar apartado. Aun cuando nuestros compromisos diarios nos obliguen a permanecer allí donde nos encontramos habitualmente, viviendo una cotidianidad a menudo repetitiva y a veces aburrida, en Cuaresma se nos invita a “subir a un monte elevado” junto con Jesús, para vivir con el Pueblo santo de Dios una experiencia particular de ascesis.

La ascesis cuaresmal es un compromiso, animado siempre por la gracia, para superar nuestras faltas de fe y nuestras resistencias a seguir a Jesús en el camino de la cruz. Era precisamente lo que necesitaban Pedro y los demás discípulos. Para profundizar nuestro conocimiento del Maestro, para comprender y acoger plenamente el misterio de la salvación divina, realizada en el don total de sí por amor, debemos dejarnos conducir por Él a un lugar desierto y elevado, distanciándonos de las mediocridades y de las vanidades. Es necesario ponerse en camino, un camino cuesta arriba, que requiere esfuerzo, sacrificio y concentración, como una excursión por la montaña. Estos requisitos también son importantes para el camino sinodal que, como Iglesia, nos hemos comprometido a realizar. Nos hará bien reflexionar sobre esta relación que existe entre la ascesis cuaresmal y la experiencia sinodal.

En el “retiro” en el monte Tabor, Jesús llevó consigo a tres discípulos, elegidos para ser testigos de un acontecimiento único. Quiso que esa experiencia de gracia no fuera solitaria, sino compartida, como lo es, al fin y al cabo, toda nuestra vida de fe. A Jesús hemos de seguirlo juntos. Y juntos, como Iglesia peregrina en el tiempo, vivimos el año litúrgico y, en él, la Cuaresma, caminando con los que el Señor ha puesto a nuestro lado como compañeros de viaje. Análogamente al ascenso de Jesús y sus discípulos al monte Tabor, podemos afirmar que nuestro camino cuaresmal es “sinodal”, porque lo hacemos juntos por la misma senda, discípulos del único Maestro. Sabemos, de hecho, que Él mismo es el Camino y, por eso, tanto en el itinerario litúrgico como en el del Sínodo, la Iglesia no hace sino entrar cada vez más plena y profundamente en el misterio de Cristo Salvador.

Y llegamos al momento culminante. Dice el Evangelio que Jesús «se transfiguró en presencia de ellos: su rostro resplandecía como el sol y sus vestiduras se volvieron blancas como la luz» (Mt 17,2). Aquí está la “cumbre”, la meta del camino. Al final de la subida, mientras estaban en lo alto del monte con Jesús, a los tres discípulos se les concedió la gracia de verle en su gloria, resplandeciente de luz sobrenatural. Una luz que no procedía del exterior, sino que se irradiaba de Él mismo. La belleza divina de esta visión fue incomparablemente mayor que cualquier esfuerzo que los discípulos hubieran podido hacer para subir al Tabor. Como en cualquier excursión exigente de montaña, a medida que se asciende es necesario mantener la mirada fija en el sendero; pero el maravilloso panorama que se revela al final, sorprende y hace que valga la pena. También el proceso sinodal parece a menudo un camino arduo, lo que a veces nos puede desalentar. Pero lo que nos espera al final es sin duda algo maravilloso y sorprendente, que nos ayudará a comprender mejor la voluntad de Dios y nuestra misión al servicio de su Reino.

La experiencia de los discípulos en el monte Tabor se enriqueció aún más cuando, junto a Jesús transfigurado, aparecieron Moisés y Elías, que personifican respectivamente la Ley y los Profetas (cf. Mt 17,3). La novedad de Cristo es el cumplimiento de la antigua Alianza y de las promesas; es inseparable de la historia de Dios con su pueblo y revela su sentido profundo. De manera similar, el camino sinodal está arraigado en la tradición de la Iglesia y, al mismo tiempo, abierto a la novedad. La tradición es fuente de inspiración para buscar nuevos caminos, evitando las tentaciones opuestas del inmovilismo y de la experimentación improvisada.

El camino ascético cuaresmal, al igual que el sinodal, tiene como meta una transfiguración personal y eclesial. Una transformación que, en ambos casos, halla su modelo en la de Jesús y se realiza mediante la gracia de su misterio pascual. Para que esta transfiguración pueda realizarse en nosotros este año, quisiera proponer dos “caminos” a seguir para ascender junto a Jesús y llegar con Él a la meta.

El primero se refiere al imperativo que Dios Padre dirigió a los discípulos en el Tabor, mientras contemplaban a Jesús transfigurado. La voz que se oyó desde la nube dijo: «Escúchenlo» (Mt 17,5). Por tanto, la primera indicación es muy clara: escuchar a Jesús. La Cuaresma es un tiempo de gracia en la medida en que escuchamos a Aquel que nos habla. ¿Y cómo nos habla? Ante todo, en la Palabra de Dios, que la Iglesia nos ofrece en la liturgia. No dejemos que caiga en saco roto. Si no podemos participar siempre en la Misa, meditemos las lecturas bíblicas de cada día, incluso con la ayuda de internet. Además de hablarnos en las Escrituras, el Señor lo hace a través de nuestros hermanos y hermanas, especialmente en los rostros y en las historias de quienes necesitan ayuda. Pero quisiera añadir también otro aspecto, muy importante en el proceso sinodal: el escuchar a Cristo pasa también por la escucha a nuestros hermanos y hermanas en la Iglesia; esa escucha recíproca que en algunas fases es el objetivo principal, y que, de todos modos, siempre es indispensable en el método y en el estilo de una Iglesia sinodal.

Al escuchar la voz del Padre, «los discípulos cayeron con el rostro en tierra, llenos de temor. Jesús se acercó a ellos y, tocándolos, les dijo: “Levántense, no tengan miedo”. Cuando alzaron los ojos, no vieron a nadie más que a Jesús solo» (Mt 17,6-8). He aquí la segunda indicación para esta Cuaresma: no refugiarse en una religiosidad hecha de acontecimientos extraordinarios, de experiencias sugestivas, por miedo a afrontar la realidad con sus fatigas cotidianas, sus dificultades y sus contradicciones. La luz que Jesús muestra a los discípulos es un adelanto de la gloria pascual y hacia ella debemos ir, siguiéndolo “a Él solo”. La Cuaresma está orientada a la Pascua. El “retiro” no es un fin en sí mismo, sino que nos prepara para vivir la pasión y la cruz con fe, esperanza y amor, para llegar a la resurrección. De igual modo, el camino sinodal no debe hacernos creer en la ilusión de que hemos llegado cuando Dios nos concede la gracia de algunas experiencias fuertes de comunión. También allí el Señor nos repite: «Levántense, no tengan miedo». Bajemos a la llanura y que la gracia que hemos experimentado nos sostenga para ser artesanos de la sinodalidad en la vida ordinaria de nuestras comunidades.

Queridos hermanos y hermanas, que el Espíritu Santo nos anime durante esta Cuaresma en nuestra escalada con Jesús, para que experimentemos su resplandor divino y así, fortalecidos en la fe, prosigamos juntos el camino con Él, gloria de su pueblo y luz de las naciones.

Roma, San Juan de Letrán, 25 de enero de 2023, Fiesta de la Conversión de san Pablo

Francisco

 

 

 

Fuente: vatican.va

«Os anunciamos, con alegría, la Pascua del Señor».- Material de Cuaresma y Pascua 2023 de ACG

 

Un  año más Acción Católica General pone a nuestra disposición unos materiales de Cuaresma y Pascua que esperan que nos ayuden a vivir el tiempo de Cuaresma y Pascua de una manera más profunda, convirtiendo el corazón al Señor, abriéndonos a su Palabra que trasforma, celebrando la fe, inclinando nuestro corazón a las necesidades de los que nos rodean, viviendo así la misericordia y de este modo anunciando con alegría que Jesucristo ha resucitado y nos quiere hacer partícipes de ella.

 

Bajo el lema ‹ Os anunciamos, con alegría, la Pascua del Señor › estos materiales nos invitan a hacer un camino hacia la Pascua, renovando nuestra adhesión a Jesucristo, experimentando de nuevo en nuestra vida su presencia salvadora y con un anuncio diferente según el lema para cada semana, inspirado en el salmo del domingo correspondiente:

 

Estos materiales se pueden utilizar tanto personal como comunitariamente y se componen de:

  • Itinerario oracional con los salmos para Cuaresma y Pascua, que la liturgia nos ofrece cada domingo
  • Retablos y pasos: un itinerario espiritual.
  • Celebración Penitencial: «Os anunciamos la conversión y la misericordia», que nos ayude a vivir la reconciliación con Dios y con los hermanos
  • Vía Crucis. «Caminamos con Jesús hacia la Pascua», con el que poder contemplar el amor de Jesucristo en su pascua, en su cruz y su resurrección.
  • Material de Infancia. Semana a semana. El Tesoro de Jesús.- donde vamos a contar con la ayuda del MAPA DEL TESORO, dibujado por Patxi Fano, que nos marca el camino de Cuaresma hacia la Pascua del Señor, y de la mano de Jesús y su Evangelio, nos irá llevando por los distintos Lugares para descubrir allí una llamada especial a Anunciar

 

 

 

Se pueden descargar los materiales en el siguiente enlace