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Mensaje para el Día de la Caridad: «Allí donde nos necesitas, abrimos camino a la esperanza»

La Subcomisión Episcopal para la Acción Caritativa y Social hace público su mensaje para el Día de la Caridad, que la Iglesia celebra el domingo 2 de juniofestividad del Corpus Christi, con el lema, «Allí donde nos necesitas, abrimos camino a la esperanza».

«Allí donde nos necesitas, abrimos camino a la esperanza»

Hacerse caridad, pan que se parte.

El pan que yo os daré es mi carne para la vida del mundo” (Jn 6, 51)

 

La fiesta del Corpus Christi, Día de la Caridad, nos sitúa en el centro de la vida cristiana y “nos hace testigos de la compasión de Dios por cada hermano y hermana” (1). No hemos de olvidar que comulgar con Jesús es comulgar con alguien que ha vivido y ha muerto entregado totalmente por los demás. Su cuerpo es un cuerpo entregado y su sangre es una sangre derramada por la salvación de todos.

Los obispos invitamos a todos los cristianos, y de manera especial a cuantos trabajan en la acción caritativa y social, a actualizar este gesto en la vida diaria, haciéndonos caridad, pan que se parte y reparte entre nuestros hermanos y hermanas, especialmente los más pobres y vulnerables, hambrientos de pan, justicia y dignidad. “En verdad la vocación de cada uno de nosotros consiste en ser, junto con Jesús, pan partido para la vida del mundo” (SCa 88).

 

Hoy la dignidad humana está en crisis

 

La fiesta del Corpus Christi nos recuerda que “El Señor Jesús, Pan de vida eterna, nos apremia y nos hace estar atentos a las situaciones de pobreza en que se halla todavía gran parte de la humanidad” (SCa 89).

Nuestro mundo está herido, lleno de sombras que obstaculizan el desarrollo de una fraternidad universal y dejan a muchas personas al lado del camino, generando un clima de desesperanza social, como señala Fratelli tutti. Los conflictos y guerras acechan la condición humana y su dignidad. El drama de las migraciones nos interpela y pone en evidencia las falacias de una globalización que genera desigualdades. Muchas mujeres son “doblemente pobres”, pues sufren situaciones de exclusión, maltrato y violencia y, frecuentemente, se encuentran con menores posibilidades de defender sus derechos. El descuido de la casa común nos somete a todos a los grandes impactos de la crisis ecológica y el cambio climático (cf. FT 9- 28) (2).

La pobreza y la exclusión en nuestro país son un fenómeno estructural que persisten más allá de la coyuntura económica general. En nuestros entornos más cercanos, los informes de Cáritas y la Fundación Foessa dibujan la realidad que viven miles de personas:

  • Situaciones de exclusión mucho más severas, personas con mayor deterioro especialmente psicoemocional.
  • Una precariedad laboral que obstaculiza a muchas personas a vivir con estabilidad e iniciar proyectos vitales nuevos.
  • Una problemática de la vivienda que se va agudizando y aumenta las situaciones de sinhogarismo en hombres, mujeres y familias.
  • Más personas en situación de irregularidad administrativa fruto de las olas migratorias.
  • Una población infantil y juvenil en situación de desventaja social tan profunda que con toda probabilidad arrastrarán toda la vida.

Quien participa en la Eucaristía ha de empeñarse en construir la paz y denunciar las circunstancias que van contra la dignidad del hombre, por el cual Cristo ha derramado su sangre, afirmando así el valor tan alto de cada persona” (SCa 89-90). Uno de los fenómenos que más contribuye a negar la dignidad de tantos seres humanos es precisamente la pobreza extrema, ligada a la desigual distribución de la riqueza, como indica la Declaración Dignitas infinita (cf. DI, 36) (3).

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Nuestro lugar, donde nos necesitan los últimos

 

No hay Eucaristía sin encarnación. Porque el Hijo de Dios entró en la historia y asumió una carne semejante a la nuestra, es posible la Eucaristía. Sólo a la luz del abajamiento del amor se comprende bien la mística eucarística, que se expresa en el servicio desde el último lugar. Él se despojó de su manto y sirvió como el último de los esclavos (cf. Jn 13, 1ss).

Celebrar la Eucaristía es comulgar con Jesús y su proyecto del Reino para vivir cada día de manera más entregada, trabajando por un mundo más humano. Por ello, ante esta realidad, “enfrentamos cada día la opción de ser buenos samaritanos o indiferentes viajantes que pasan de largo” (FT 69).

Nuestro compromiso es vivir y estar en el mundo desde el amor, allí donde nos necesiten. Los cristianos estamos llamados a ser la comunidad fraterna y samaritana, que, como Jesús, delante de las innumerables personas que le seguían, “sintió compasión” (Mt 9,36).

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Caminos de fraternidad y esperanza

 

Un año más, la celebración del día de la Caridad, nos compromete a transitar caminos de fraternidad, a animar y promover el compromiso de la comunidad cristiana y de la sociedad en general, con la defensa de la dignidad de las personas y sus derechos. “Una dignidad infinita, que se fundamenta inalienablemente en su propio ser, le corresponde a cada persona humana, más allá de toda circunstancia y en cualquier estado o situación en que se encuentre” (DI, 1).

Consideramos en estos tiempos tres vías prioritarias:

  1. Salir al encuentro de las personas más empobrecidas.No hay que esperar a que nos llamen a nuestra puerta, sino llegar a las personas, allí donde estén, logrando, ante todo, “reconocerlos realmente”, para hacerlos “parte de nuestra vida.” (4)Cada encuentro, cada relación de ayuda significativa, cada diálogo sanador es sacramento de esperanza, especialmente para la persona más vulnerable. Se trata, pues, de salir al encuentro para acompañar la vida, su proceso de sanación y recuperación, su proceso de desarrollo en busca de una vida mejor, estableciendo vínculos con la persona.
  2. Comprometerse con el bien común.No basta con sanar y cuidar. “La sociedad mundial tiene serias fallas estructurales que no se resuelven con parches o soluciones rápidas meramente ocasionales. Hay cosas que deben ser cambiadas con replanteos de fondo y transformaciones importantes” (FT 179).Hace falta favorecer aquellas condiciones de la vida social que permiten a los grupos y cada uno de sus miembros conseguir más plena y fácilmente su propia perfección para vivir la dignidad en plenitud (Cf. Gaudium et spes, 26). Para ello, es necesario crear instituciones más sanas, regulaciones más justas y estructuras más solidarias, que permitan modificar las condiciones sociales que provocan sufrimiento.El papa Francisco nos hace dos propuestas para abrir camino a la esperanza pública, bien común de todos: impulsar y animar la cultura del encuentro y la cultura del cuidado “para erradicar la indiferencia, el rechazo y la confrontación, que suele prevalecer hoy día” (5).
  3. Tejer comunidad fraterna.Nadie puede pelear la vida aisladamente. Necesitamos una comunidad que nos sostenga, que nos ayude y en la que ayudemos unos a otros a mirar hacia adelante, una comunidad de pertenencia y solidaridad a la cual podamos destinar tiempo, esfuerzos y bienes (cf. FT 8, 36).La realidad de una sociedad tan desvinculada y fragmentada por el individualismo imperante y la polarización creciente, nos convoca a los cristianos a encontrarnos en un “nosotros” que sea más fuerte que la suma de acciones individuales, pues mientras más crece el sentido de comunidad y de comunión como estilo de vida, mayormente se desarrolla la solidaridad y el bien de todos (cf. FT n. 78).Estamos llamados a ser comunidad de vida, de bienes y acción, en la que el amor recíproco, que se alimenta en la Eucaristía, nos hace llevar las cargas los unos de los otros para que nadie quede abandonado o excluido, porque “allí donde se haga presente la Iglesia, los pobres han de sentirse en su casa, en ella han de tener un lugar privilegiado, pues en el banquete sagrado se celebra ya la esperanza de los pobres que cantan con Maria las maravillas de Dios en la historia.” (6).

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Semillas del bien

 

La mística del Sacramento tiene un carácter social. Hay que explicitar la relación entre Misterio eucarístico y compromiso social” (SCa, 89).

El amor al prójimo, la gratuidad y el servicio que vertebran la acción caritativa y social de tantas personas voluntarias son semillas del bien común para la sociedad, y sus brotes se concretan y se hacen visibles en las vidas de las personas que vuelven a sentirse dignas porque son miradas y escuchadas desde el amor y el cuidado. ¡Gracias por tanta entrega y testimonio!

 

Que la celebración y la adoración eucarísticas nos ayuden a comprometernos para construir juntos caminos de fraternidad, de manera que seamos esperanza de tantas personas.

+ Obispos de la Subcomisión para la Acción Caritativa y Social


1 BENEDICTO XVI, Exhortación Apostólica postsinodal Sacramentum caritatisEn adelante lo citaremos SCa y el número correspondiente.

2 FRANCISCO, Carta Encíclica Fratelli tutti. En adelante lo citaremos FT y el número correspondiente.

3 DICASTERIO PARA LA DOCTRINA DE LA FE, Declaración Dignitas infinita, sobre la dignidad humana. En adelante lo citaremos DI y el número correspondiente.

4 Francisco,A los pobres los tienen siempre con ustedes (Mc 14,7). V Jornada Mundial de los Pobres, 2021, 9.

5 FRANCISCO, Mensaje para la 54 Jornada Mundial de la Paz, 2021, 1.

6 CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA, La Caridad de Cristo nos apremia. LXXXIII Asamblea Plenaria, 2005, 9

 

 

 

 

 

Fuente: conferenciaepiscopal.es

Mensaje de la conferencia Episcopal ante la situación social y política en España.: «El encuentro y la concordia siguen siendo posibles»

Los obispos españoles han celebrado la 123º Asamblea Plenaria del 20 al 24 de noviembre en la sede de la Conferencia Episcopal Española (CEE).

Fruto de esta asamblea, y ante la situación política y social que se está viviendo en España, los obispos quisieron compartir su preocupación y reflexión:

 

 

Ante la situación social y política en España, los obispos reunidos en asamblea plenaria de la Conferencia Episcopal, compartimos la preocupación que suscitan la actual polarización ideológica, la crispación social y los episodios de desencuentro. Inspirados en los principios de la Doctrina Social de la Iglesia, fieles a nuestra misión que nos invita a ofrecer una orientación moral, iluminar las conciencias e impulsar la búsqueda de soluciones a los desafíos del momento actual, queremos compartir con el Pueblo de Dios y la sociedad española, la siguiente reflexión:

Benedicto XVI, citando el Concilio Vaticano II, afirma que “la Iglesia no tiene soluciones técnicas que ofrecer y no pretende de ninguna manera mezclarse en la política de los Estados. No obstante, tiene una misión de verdad que cumplir en todo tiempo y circunstancia en favor de una sociedad a medida del hombre, de su dignidad y de su vocación” (Caritas in Veritate 9). Como afirma el Evangelio, “la verdad os hará libres” (Jn 8,32).

El papa Francisco, con la imagen del poliedro, nos habla de “una sociedad donde las diferencias conviven complementándose, enriqueciéndose e iluminándose recíprocamente… porque de todos se puede aprender algo, nadie es inservible, nadie es prescindible” (Fratelli Tutti 215). Así se nos anima a vivir la comunión en la diversidad. Esto conlleva fomentar la cultura del encuentro, es decir, buscar puntos de contacto, tender puentes, y proyectar algo que incluya a todos (cfr. FT 216).

Nuestra Conferencia Episcopal, en el documento titulado Orientaciones morales ante la situación actual de España, aprobado en 2006, afirmaba que es “absolutamente necesario que sea perfectamente respetado el recto funcionamiento de las diferentes instituciones. Para la garantía de la libertad y de la justicia, es especialmente importante que se respete escrupulosamente la autonomía del Poder Judicial y la libertad de los jueces” (n. 61).

 

Queremos alentar un diálogo social entre todas las instituciones que cultive la escucha y evite posiciones inflexibles y excluyentes. Los acuerdos deben respetar la dignidad de la persona, el bien común y los principios de subsidiariedad y de solidaridad. Estos principios han de realizarse en el marco del ordenamiento jurídico propio del Estado de Derecho que nos hemos dado los españoles en la Constitución de 1978, que culminó la Transición. Nuestra Carta Magna consagra la separación de poderes y la libertad e igualdad de todos los ciudadanos, al tiempo que garantiza la realización efectiva del principio de solidaridad, recogido en su art. 2, velando por el establecimiento de un equilibrio económico, adecuado y justo entre las diversas partes del territorio español (cfr. art. 138).

La Buena Noticia de Jesucristo nos llama a ser hijos del mismo Padre que fundamenta la fraternidad (cfr. Mt 23,8-9). Esto nos compromete a todos a actuar en conciencia por la verdad y el bien del prójimo, a trabajar con esperanza en favor del encuentro en la convivencia pacífica y el respeto mutuo, excluyendo toda violencia, cultivando el perdón cristiano y la reconciliación, y estimulando el ejercicio de la caridad social y política.

Elevamos nuestra oración al Señor para que acreciente en nosotros la convicción de que la concordia y la comunión siguen siendo posibles.

 

 

 

Fuente: conferenciaepiscopal.es

21 de mayo, Jornada de las Comunicaciones Sociales: «Hablar con el corazón en la verdad y en el amor»

 

Este domingo, 21 de mayo, solemnidad de la Ascensión del Señor, se celebra la 57º Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales. «Hablar con el corazón, «en la verdad y en el amor» (Ef 4,15)» es el lema que propone el Santo Padre para la Jornada de este año.

La Santa Sede hizo público el pasado mes de enero, el Mensaje del papa Francisco para la 57º Jornada Mundial de la Comunicaciones Sociales en el que resalta que es el corazón el que nos mueve a una comunicación abierta y acogedora. El Papa destaca como «uno de los ejemplos más luminosos» a San Francisco de Sales, doctor de la Iglesia. De él se podía decir que «las palabras dulces» multiplican los amigos y un lenguaje amable favorece las buenas relaciones

Por su parte los obispos de la Comisión Episcopal Española para las comunicaciones sociales también han escrito un mensaje para esta Jornada  donde nos invitan a hablar con el corazón, en la verdad y en el amor.  Esas tres palabras, corazón, verdad y amor, ponen en juego los principios de una comunicación humana, del hablar entre personas.

¿Cuál es el mensaje de los obispos?

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Bajo el título, “En tiempos de soledad, la comunicación une corazones”, los obispos desgranan esas tres palabras en su mensaje. Indican que “vivimos tiempos de desvinculación, de individualismos, de soledad”. La polarización, los extremos, las redes sociales están haciendo de la comunicación, del encuentro, una dificultad, cuando debería ser el primer objetivo entre las personas.

Los obispos afirman que “la comunicación se realiza cuando genera vínculos con el otro, con la realidad y con la verdad”.

«Solo la comunicación de la verdad permite avanzar la sociedad»

En este sentido, en el mensaje, hablan de la telebasura, que «ha sido exponente máximo de una comunicación orientada a los ratings de audiencia convertible en beneficio económico”. La Comisión apunta que este modelo, que parece que llega a su fin, “pasa por encima de la verdad, de la dignidad de las personas, de la inteligencia humana”. Y no solo está vigente en los medios de comunicación sino que tiene extensiones en la política, el deporte o las instituciones.

Por ello, aseguran que “la comunicación con el corazón no es comunicación para la pasión que divide sino para la pasión que une, que vincula, para la compasión”.

Así, llegamos a la segunda palabra de la comunicación a la que invita el Papa, que es la  verdad“Sólo la comunicación de la verdad – matizan- permite avanzar la sociedad y es realmente comunicación”.

Y, además, los obispos hacen un llamamiento a todos los que participan en redes sociales, que muchas veces llevan a las fakes news y la incomunicación,  para «que tengan entre sus motivaciones hacer posible un encuentro y un diálogo que puedan iluminar mejor la verdad de las cosas y de las personas”.

En su mensaje, también hablan de la inteligencia artificial, que ha irrumpido en el mundo de la comunicación en los últimos meses. “Esta inteligencia artificial y sus limitaciones son una oportunidad para revalorizar la comunicación humana por lo que esta aporta de humanidad, de corazón, de amor y de verdad”.

Los obispos de la Comisión explican la tercera palabra, que está en este eje de la comunicación que propone el Papa Francisco, que es: el amor. Porque «la comunicación en el amor, como contenido y como modo de comunicar, puede hacer mejor la vida de las personas”.

Finalmente, alientan a los comunicadores y a todos los cristianos, a realizar una comunicación con corazón, verdad y amor para crear una sociedad más humana y contribuir así al bien de la persona.

 

Materiales de la jornada

 

25 de septiembre, Jornada del Migrante y del Refugiado

 

La Iglesia celebra el domingo 25 de septiembre la 108ª Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado con el lemaConstruir el futuro con los migrantes y los refugiados”.

Una Jornadaexplica el papa Francisco en su mensaje para este año, para recordar que la presencia de los migrantes y refugiados es una ocasión de crecimiento cultural y espiritual para todos.

“Gracias a ellos –destaca el Santo Padre- tenemos la oportunidad de conocer mejor el mundo y la belleza de su diversidad. Podemos madurar en humanidad y construir juntos un <nosotros> más grande”.

Materiales para la Jornada del Migrante y del Refugiado

El departamento de Migraciones, dentro de la Subcomisión Episcopal para las Migraciones y la Movilidad humana, ha editado los materiales para facilitar la celebración de esta Jornada:

       

¿Cuál es el mensaje de los obispos?

Los obispos de la Subcomisión Episcopal para las Migraciones y la Movilidad humana firman el mensaje para esta Jornada en el que plantean el reto de empujar con esperanza, fortalecida por la fe, al futuro a pesar de las malas noticias que nos invaden. “Los creyentes -afirman- tenemos mucho que aportar en este camino esperanzador y en la definición de horizontes”.

Mirar el futuro de las migraciones con los ojos de Dios

Los obispos entienden que es el momento de sacar lo mejor de nosotros para moldear juntos este proyecto de humanidad abierto y esperanzador. Para hacerlo posible “Cristo suscita vocaciones, y nos envía comunidades y migrantes que posibilitan que ese sueño de Dios se realice y se transforme en anuncio y en movimiento que devuelve dignidades arrebatadas. Son los vigías del futuro que nos ayudan, desde Cristo, a edificarlo gota a gota. Tendremos que animar, apoyar y acompañarlos”.

Y matizan, “es tiempo de atreverse a mirar el futuro de las migraciones con los ojos de Dios” que “nos hace caer en la cuenta de que hay un lenguaje común con otras maneras de pensar, y es el defender la dignidad humana, reconocerla y comprometernos con vitalizarla allí donde se pone en cuestión” porque “no hay futuro sin defensa de la inquebrantable dignidad de cada persona y de vivir con esa dignidad en nuestro mundo”.

Comunidades acogedoras, misioneras y hospitalarias

Precisamente la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado de este año, explican, pretende fijar la mirada en quienes pueden ser privados de la construcción de este futuro si no hacemos nada o si globalizamos la indiferencia. 

Por eso, en la última parte del mensaje, los obispos señalan cuatro puntos para cumplir el mandato de Jesús con los migrantes y refugiados. En primer lugar, señalan, es tiempo de comenzar a edificar a ritmo de la justicia que mana de Dios. “Jesús –explican- nos pide incluir a todos con gestos concretos, pues como cristianos «no tenemos derecho de excluir a los demás, juzgarlos o cerrarles las puertas» (Jornada Mundial de las Personas Migrantes y Refugiadas 2022). Ahora se abre la tarea de seguir impulsando espacios y actitudes que los desarrollen”.

En el segundo punto señalan que “no hay futuro sin atender a quienes forman parte de él, pero tampoco sin ayudar a que sean sujeto de su propia construcción”. En el tercero, matizan, además, que ese futuro de todos se construye, “aprendiendo a descubrir el tesoro que nos traen los migrantes y refugiados”.

En el cuarto, nos invitan a “preparar a nuestras comunidades para que sean acogedoras, misioneras, hospitalarias, tengan o no migrantes en su seno” en la construcción del futuro a nuestras comunidades “para ser acogedoras y hospitalarias, tengan o no migrantes en su seno”. Respecto a la hostilidad de algunos que señalan a los migrantes “como invasores o ciudadanos de segunda”, la Iglesia considera inaceptable la mentalidad y actitudes que hacen «prevalecer a veces ciertas preferencias políticas por encima de hondas convicciones de la propia fe: la inalienable dignidad de cada persona humana más allá de su origen, color religión, y la ley suprema del amor fraterno»(FT, n.39). La hospitalidad siembra futuro. “La fraternidad es posible –concluyen- si generamos comunidades significativas que vivan en su seno la armonía que regala la fe”. Por último, nos animan a preguntarnos ¿cómo podemos construir un futuro donde todos quepamos y podamos vivir en paz y fraternidad?

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Mensaje de los obispos completo
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Fuente: conferenciaepiscopal.es

Mensaje del Corpus Christi, Día de la Caridad: «De la adoración al compromiso»

 

Los obispos de la Subcomisión Episcopal para la Acción Caritativa y Social hacen público el Mensaje para la solemnidad del Corpus Christi, Dia de la Caridad, que la Iglesia celebra el domingo 19 de junio«De la adoración al compromiso» es el título que encabeza el escrito.

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«De la adoración al compromiso»
Mensaje para la Solemnidad del Corpus Christi 2022

La solemnidad del Corpus Christi nos permite revivir el clima intenso de la última Cena y nos
conduce a lo que es fundamental en nuestra vida y misión como cristianos, “la fuente y el culmen de toda evangelización”: la Sagrada Eucaristía.

Mirar con ojos pascuales

En este año tan convulso y al mismo tiempo tan lleno de esperanza, los obispos, como pastores de la Iglesia de Jesucristo, queremos alentar el ánimo y la alegría cristianaTiempo convulso. Por segundo año, hemos vivido la pandemia de la COVID-19 con su carga de enfermedad, soledad y muerteA ella se suman las guerras en Ucrania y en otras muchas partes del mundo. Los desplazamientos forzosos, la violencia, el dolor, la tortura y la muerte que provocan, hieren el corazón de Dios. También vivimos un tiempo de esperanza porque estas realidades, los sufrimientos personales y comunitarios, no nos dejan desamparados, sino que nos adentran en el Corazón de Cristo, crucificado y resucitado, fuente de toda esperanza. Las llagas del Señor crucificado son transfiguradas en el Cuerpo del Resucitado.

No podemos celebrar la solemnidad del “Corpus Christi”, memorial de encuentro y entrega de Cristo, sin vivir y experimentar la profunda e inseparable unidad entre la fe y la vida; la unidad entre la Eucaristía y la caridad.

Agradecimiento y compromiso

Ante estas situaciones dolorosas, la respuesta e implicación solidaria de la sociedad, en su conjunto, está siendo encomiable, como lo está siendo también por parte de la Iglesia y de Cáritas. Realmente, no podemos permanecer ajenos al dolor y al sufrimiento de nuestros hermanos y hermanas ucranianas y del resto del mundo. Toda nuestra persona vibra ante esta realidad que Cristo hizo suya y redimió en la cruz y que anticipó sacramentalmente en la última Cena. Porque en el Cenáculo se anticipa lo que fue el sacrificio del Gólgota: la muerte del Verbo encarnado; Él es el Cordero que se entregó libremente y se inmoló por nosotros. Él es nuestra Paz.

Queremos agradecer tantas muestras de solidaridad, al tiempo que advertimos que ésta no puede ser “flor de un día”. Se necesita un compromiso solidario, estable. Tengamos presente la invitación que el apóstol S. Pablo dirigía a los fieles de Galacia, y que el Papa Francisco nos recordaba en su Mensaje para la Cuaresma de este año: “No nos cansemos de hacer el bien” (Ga 6,9). Estamos invitados a ser sembradores de semillas de bien, de justicia y de caridad para un mundo más humano, justo y pacífico porque “no tenemos que esperar todo de los que nos gobiernan, sería infantil. Gozamos de un espacio de corresponsabilidad capaz de iniciar y generar nuevos procesos y transformaciones. Seamos parte activa en la rehabilitación y auxilio de las sociedades heridas” (Fratelli tutti 77 =FT).

Caridad

Con la narración del milagro de la multiplicación de los panes, dentro del contexto litúrgico del “Corpus Christi”, san Lucas nos ayuda a entender mejor el don del Misterio eucarísticoEs un acontecimiento que nos asombra y que se prolonga de forma incesante en la Iglesia que, a lo largo de la historia, parte y comparte el Pan de la Vida nueva para todo hombre y mujer de cualquier raza y cultura, sobre todo a través de la acción de Cáritas.

Este año celebramos el 75º Aniversario de esta institución“75 años de amor por los demás”, de
lucha contra la pobreza y de promoción del desarrollo integral de las personas, especialmente de los más pobres y excluidos dentro y fuera de nuestras fronteras. ¡Felicidades Cáritas!

Lo más importante de esta historia de amor y servicio son las miles de personas en nuestro país y en muchas partes del mundo que le han confiado su vida y tantas otras (voluntarios, trabajadores, donantes…) cuya generosidad ha generado nuevas ilusiones, oportunidades y esperanzas. Lamentablemente, su acción va a ser cada vez más necesaria en un contexto de inequidad provocado por los modelos económicos y el contexto concreto de encarecimiento de la energía y la consiguiente inflación.

Fraternidad abierta y universal

“Todos los que se dejan llevar por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Porque no hemos recibido el espíritu de esclavos para caer en el temor; sino que se os ha dado un Espíritu de hijos adoptivos que os hace gritar: “¡Abba! ¡Padre!” El Espíritu en persona se une a nuestro espíritu para confirmar que somos hijos de Dios” (Rm 8,5-27).

Ciertamente, cuando vivimos esta experiencia, el ejercicio de la fraternidad no es un deber categórico, sino un impulso del corazón que nos encamina hacia los hermanos y nos empuja a la fraternidad. Todos estamos invitados a caminar juntos viviendo la sinodalidad, es decir, dejándonos guiar por la luz del Espíritu Santo, escuchándonos unos a otros y prestando especial atención a los que están en la periferia. El camino sinodal es una invitación a reconocer la fuerza salvífica de sus vidas y a ponerlos en el centro del camino de la Iglesia. Ellos son compañeros de camino.

Paz y presencia

Nos dice San Pablo: “Cada vez que coméis de este pan y bebéis del cáliz, proclamáis la muerte del Señor, hasta que vuelva” (1Co 11, 26); palabras que nos invitan a anunciar la muerte redentora de Cristo y que fortalecen nuestra esperanza en el encuentro definitivo con Él. Urge abrir caminos de esperanza, en la certeza de que Dios sigue derramando en la humanidad semillas de bien (cf. FT 54).

En el camino de la vida no estamos solos, Cristo camina con nosotros y nos alimenta con el Pan de Vida “panís angelorum, factus cibus viatorum”. Jesús es alimento espiritual que ayuda, sostiene y fortalece la esperanza de los creyentes; la piedra angular que nos fundamenta en el itinerario hacia el cielo al tiempo que consolida la comunión en la que vivimos cotidianamente con la Iglesia celestial.

Santa Teresa de Calcuta, la Santa de los más pobres entre los pobres, habla así del Santísimo Sacramento: “El privilegio que tenemos de adorarle cada día es uno de sus más grandes regalos. Si tienes un corazón limpio, siempre podrás ver esa conexión hermosa entre el Pan de vida y el cuerpo roto de Cristo en el pobre”.

En este día nos recogemos y nos adentramos en el silencio ante el misterio de la fe. Contemplamos el “asombro eucarístico”, como lo llamó san Juan Pablo II, y con agradecimiento adoramos el sacramento en el que Cristo quiso “concentrar” para siempre su amor infinito. Por tanto, la solemnidad del “Corpus Christi” hace que nuestra vida cristiana junto a la adoración nos lleve de la mano al compromiso para transformar con Cristo la historia hasta su perfeccionamiento en la Jerusalén celeste (cf. NMI 29). La presencia de Cristo nos dona la paz que necesitamos y que necesita el mundo; una paz que nos lleva a estar presentes junto al Cuerpo de Cristo en los necesitados.

“Te adoramos, oh verdadero Cuerpo nacido de la Virgen María”. Amén.

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Obispos de la Subcomisión Episcopal para la Acción Caritativa y Social

 

 

Fuente: conferenciaepiscopal.es

Jornada de las Comunicaciones Sociales: «Escuchar con los oídos del corazón»

 

El próximo 29 de mayoSolemnidad de la Ascensión del Señor, se celebra la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, este año bajo el lema «Escuchar con los oídos del corazón».

La Comisión Episcopal para las Comunicaciones sociales, edita unos materiales para facilitar la celebración de esta Jornada, con la que la Iglesia «destaca el papel imprescindible de la comunicación para la vida plena: Hay una buena noticia que debe ser comunicada y conocida para el bien de todos», como recuerdan los obispos de esta Comisión en su Mensaje.

Materiales de la jornada.

 

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¿Cuál es el mensaje de los obispos?

«Se comunica de verdad cuando se escucha de corazón» es el título que encabeza el Mensaje de los obispos para esta Jornada en el que implican a todos en el papel de comunicar. «Todos compartimos esa misión, de un modo o de otro, porque vivir en relación es vivir en comunicación y es verdad que, solo por estar juntos, ya se produce un caudal de comunicación importante«, señalan.

A la vez que reclaman para esta comunicación la importancia tanto de hablar como de escuchar: «no se comunica quien sólo escucha, ni comunica quien sólo habla. De hecho, se precisan mutuamente; para escuchar es preciso que alguien hable, que alguien transmita, pero para hablar con fundamento es preciso antes haber escuchado. Sólo así se produce el diálogo que vivifica la sociedad y la hace crecer»

La escucha sinodal, referente para la sociedad

Los obispos de la Comisión Episcopal para las Comunicaciones sociales, además, invitan a unirse a lo toda la sociedad: «las organizaciones políticas y sociales, los debates parlamentarios, las relaciones internacionales pueden aprender de este camino sinodal que hace de la escucha y del discernimiento una cultura nueva para un tiempo nuevo». Pues «la propuesta de la Iglesia es, más que nunca, una escucha con el corazón que cuando habla no insulta, no calumnia, no engaña, no manipula, no viene a imponer ni a traicionar, sino que viene a aportar su grano de arena en la construcción del bien común», añaden.

A quién escuchar

Mientas que «mirar el mundo, escucharlo con los oídos del corazón, lleva inevitablemente a poner en el centro a los que sufren, a quienes están solos, a los enfermos, a los tristes. Una escucha con el corazón no puede dejar pasar el dolor humano, lo acoge y lo acompaña».

En este sentido precisan que «en el mundo de la comunicación esta escucha se hace muy importanteLos comunicadores tienen como misión dar a conocer el sufrimiento para que pueda ser atendido. Por eso su lugar está tantas veces con los desfavorecidos y, en algunos casos, eso cuesta la vida».

Una escucha agradecida

La última parte de este mensaje se dedica a agradecer «con el corazón la escucha de aquellos comunicadores que, en el ejercicio de la profesión, también han escuchado con el corazón. Son aquellos que ofrecen un periodismo sin prejuicios, un periodismo que escucha con sinceridad la verdad, que se asoma a la vida cotidiana de las personas, que escucha la voz de la justicia que se hace presente en tantos acontecimientos y que, a través de ellos, es ofrecida y conocida».

Y también a recordar «con igual agradecimiento a todos aquellos muertos por comunicar, por ejercer la noble e imprescindible profesión del periodista, en Ucrania, en México y en los muchos conflictos olvidados de este mundo».

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Mensaje del papa Francisco

La Santa Sede hacía públio el 24 de enero, festividad de San Francisco de Sales, el mensaje del papa Francisco para esta 56º Jornada Mundial de la Comunicaciones Sociales.

«El año pasado -explica el Santo Padre- reflexionamos sobre la necesidad de “ir y ver” para descubrir la realidad y poder contarla a partir de la experiencia de los acontecimientos y del encuentro con las personas. Siguiendo en esta línea, «deseo ahora centrar la atención sobre otro verbo, “escuchar”, decisivo en la gramática de la comunicación y condición para un diálogo auténtico».

Acceder al texto completo

 

 

Fuente: conferenciaepiscopal.es

La Iglesia celebra la Pascua del Enfermo

 

La Iglesia en España celebra el domingo 22 de mayo la Pascua del Enfermo. Así concluye la Campaña que inició el pasado 11 de febrero, festividad de Nuestra Señora de Lourdes, con la celebración de la Jornada Mundial del Enfermo.

«Acompañar en el sufrimiento» es el lema que el departamento de Pastoral de la Salud ha propuesto para esta Campaña que tiene como fin sensibilizar sobre la necesidad de asistir a los enfermos y a quienes los cuidan.

Es una jornada en la que tradicionalmente se administra el sacramento de la Unción de los Enfermos en las parroquias.

Desde la Subcomisión para la Acción Caritativa y Social  de la Conferencia Episcopal Española, nos ofrecen unas orientaciones para esta Campaña del Enfermo 2022. Se pueden descargar aquí.

 

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En datos: un 67% más de capellanes para acompañar en la pandemia

«Acompañar en el sufrimiento» es a lo que se dedican los capellanes y voluntarios de la pastoral de la salud. Una labor que se ha intensificado durante 2020 como consecuencia de la pandemia. Según los datos de la última Memoria anual de actividades de la Iglesia Católica, durante este año hubo un aumento del 67% de los capellanes en hospitales públicos y privados debido a la pandemia.

Se ofrecieron para la escucha, el acompañamiento, el duelo y para administrar los sacramentos a los enfermos, a sus familiares, a los profesionales de la salud y a los trabajadores de hospitales.

¿Cuál es el mensaje de los obispos?

En sintonía con el lema, «Acompañar en el sufrimiento», los obispos de la Subcomisión Episcopal para la Acción Caritativa y Social recuerdan que los Evangelios nos narran los continuos encuentros de Jesús con las personas enfermas para acompañar su dolor, darle sentido, curarlo. Por eso, afirman, “como discípulos suyos, estamos llamados a hacer lo mismo”.

En este sentido, destacan que la experiencia vivida durante estos dos últimos años con la pandemia de la Covid-19ha mostrado nuestra vulnerabilidad y, sobre todo, «nos ha hecho percibir la necesidad de acompañar a los que sufren cualquier tipo de enfermedad, ya sea de las más habituales, ya de otras menos <visualizadas> que provocan un sufrimiento grande como las enfermedades mentales, las neurodegenerativas (ELA, Alzheimer…) o las denominadas “enfermedades raras”, para las que se destinan menos recursos humanos y materiales”.

Cuando no es posible curar, siempre es posible cuidar

Los obispos resaltan que el enfermo “es siempre el centro de nuestra caridad pastoral. No podemos dejar de escuchar al paciente, su historia, sus angustias y sus miedos. Incluso cuando no es posible curar, siempre es posible cuidar, siempre es posible consolar, siempre es posible hacer sentir nuestra cercanía”.

“El mayor dolor –puntualizan- es el sufrimiento moral ante la falta de esperanza”. Y esa falta de esperanza, matizan “nace con frecuencia en terrenos donde no se ha sembrado la fe. Como nos recuerda el Papa Francisco, <si la peor discriminación que padecen los pobres -y los enfermos son pobres de salud- es la falta de atención espiritual, no podemos dejar de ofrecerles la cercanía de Dios, su bendición, su Palabra, la celebración de los sacramentos y la propuesta de un camino de crecimiento y maduración en la fe>” (Evangelii gaudium, 200).

Para concluir, y también recordando las palabras del Santo Padre, los obispos reafirman la importancia de las instituciones sanitarias católicas como «un tesoro precioso que hay que custodiar y sostener» pues «su presencia ha caracterizado la historia de la Iglesia por su cercanía a los enfermos más pobres y a las situaciones más olvidadas».

Además, reinvindican la importancia de su presencia hoy, «incluso en los países más desarrollados» porque junto al cuidado del cuerpo, ofrecen «aquella caridad gracias a la cual el enfermo y sus familiares ocupan un lugar central». Por eso, «en una época en la que la cultura del descarte está muy difundida y a la vida no siempre se le reconoce la dignidad de ser acogida y vivida, estas estructuras, como casas de la misericordia, pueden ser un ejemplo en la protección y el cuidado de toda existencia, aun de la más frágil, desde su concepción hasta su término natural”..

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Mensaje de los obispos

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¿Y el mensaje del papa Francisco?

El papa Francisco, en su mensaje, recuerda con agradecimiento que en este tiempo se ha avanzado bastantepero, puntualiza, «todavía queda mucho camino por recorrer para garantizar a todas las personas enfermas, principalmente en los lugares y en las situaciones de mayor pobreza y exclusión, la atención sanitaria que necesitan, así como el acompañamiento pastoral para que puedan vivir el tiempo de la enfermedad unidos a Cristo crucificado y resucitado».

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Mensaje Papa Francisco

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Carteles y estampas en castellano y gallego

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Fuente: conferenciaepiscopal.es

Mensaje de los obispos de la CEE para Jornada por la vida 2021.

El próximo 25 de marzo se celebra la Jornada por la Vida. Este año, bajo el lema, “Custodios de la vida”. El objetivo de esta jornada es explicar que la vida es un bien fundamental para el hombre, sin el cual no cabe la existencia ni el disfrute de los demás bienes.

¿Cuál es el mensaje de los obispos?

Los obispos de la Subcomisión Episcopal para la Familia y la Defensa de la Vida  realizan una atenta mirada a la sociedad actual con el avance de la cultura de la muerte, por la proposición de Ley Orgánica de regulación de la eutanasia, que la CEE respondió en su día con una nota oficial. Ante esta situación, reflexionan sobre cuál debe ser la respuesta de los cristianos en este momento histórico. Ante esta cultura de la muerte, “debemos ser custodios de la vida” porque, como afirmaba San Juan Pablo II, “la vida es siempre un bien”.

 

 

 

Fuente: conferenciaepiscopal.es

Tiempo de la Creación 2020: Comienza el «Jubileo de la Tierra»

Al iniciar este mes de septiembre, nos unimos a la invitación del Papa Francisco, quien nos recordó en el angelus, que del 1 de septiembre al 4 de octubre “celebraremos con nuestros hermanos y hermanas, cristianos de diversas Iglesias y tradiciones el «Jubileo de la Tierra», para conmemorar la institución, hace 50 años, del Día de la Tierra”. Leer más

SOLEMNIDAD del CORPUS CHRISTI   y DÍA de la CARIDAD. Materiales.

SOLEMNIDAD del CORPUS CHRISTI   y DÍA de la CARIDAD

14 de junio de 2020

con el lema «SENTADO A LA MESA CON ELLOS»

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Materiales para preparar esta jornada:

Carta Pastoral do Arcebispo de Santiago de Compostela (galego)

Carta Pastoral del Arzobispo de Santiago de Compostela (castellano)

Mensaje de los obispos de la CEE

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Semana de la Caridad 2020

Programa de radio: «Iglesia Sirve» Corpus Christi