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Catequesis del Papa: «La JMJ ha demostrado que un mundo fraterno es posible»

 

 

 

Un “empujón”, un nuevo inicio de la gran peregrinación de los jóvenes a través de los continentes, en nombre de Jesucristo. Así ha sido la Jornada Mundial de la Juventud Lisboa 2023, según el Papa Francisco, quien recordó su Viaje Apostólico a Portugal durante la catequesis de la Audiencia General este miércoles 9 de agosto.

En el primer encuentro tradicional de los miércoles tras la pausa del mes de julio, el Pontífice aseguró que la Jornada, celebrada después de la pandemia, ha sido sentida por todos como don de Dios, que ha vuelto a poner en movimiento los corazones y los pasos de los jóvenes.

 

Tantos jóvenes de todas las partes del mundo, ¡tantas! Para ir a encontrarse y encontrar a Jesús”.

 

El Papa observó que no es casualidad que haya sido en la capital portuguesa, una ciudad que se asoma al océano, ciudad símbolo de las grandes exploraciones por mar.

Francisco también meditó sobre el lema de la JMJ, inspirado en el relato evangélico de la visitación de María a Santa Isabel: “María se levantó y partió sin demora”. En su momento más crítico, la Virgen no se encierra en sí misma, sino que, movida por Dios-Amor, va al encuentro de su prima. A su vez, admitió que le gusta mucho invocar a la Virgen con esta realidad, la Virgen “apresurada”, como ya lo comentara en su visita al Santuario de Fátima. “Siempre hace las cosas con prisa, nunca nos hace esperar, es la Madre de todos”, subrayó.

Nuestra Señora “guía la peregrinación de los jóvenes tras las huellas de Jesús”, manifestó el Papa.

 

La plegaria por la paz

“Como hizo hace un siglo precisamente en Portugal, en Fátima, cuando se dirigió a tres niños encomendándoles un mensaje de fe y de esperanza para la Iglesia y para el mundo”. Por este motivo, el Pontífice regresó a Fátima. En este sitio, rezó el rosario junto a jóvenes enfermos “para que Dios sane al mundo de las enfermedades del alma: la soberbia, la mentira, la enemistad, la violencia”. Además, se renovó la consagración de Europa y del mundo al Corazón Inmaculado de María.

 

He rezado por la paz, porque hay tantas guerras en todas las partes del mundo, todas”, dijo el Papa.

 

Ni unas vacaciones ni un viaje turístico, sino un encuentro con Cristo

“Los jóvenes del mundo acudieron a Lisboa numerosos y con gran entusiasmo”, prosiguió Francisco. Allí, el Papa se reunió con ellos en pequeños grupos y remarcó que algunos de ellos tenían muchos problemas. Por ejemplo, “el grupo de jóvenes ucranianos traía historias dolorosas”.

 

“No eran unas vacaciones, un viaje turístico, y tampoco un evento espiritual fin en sí mismo; la Jornada Mundial de la Juventud es un encuentro con Cristo vivo a través de la Iglesia, los jóvenes van al encuentro de Cristo; es verdad que donde hay jóvenes hay alegría, ¡hay un poco de todas estas cosas!”.

 

Los jóvenes, una presencia vital en Portugal

El Santo Padre celebró el ambiente festivo y la ola de jóvenes que inundaron las calles de Lisboa.

 

“Doy gracias a Dios por ello, pensando especialmente en la Iglesia local que, a cambio del gran esfuerzo realizado por la organización y la acogida, recibirá nuevas energías para continuar su camino, para echar de nuevo las redes con pasión apostólica. Los jóvenes en Portugal son ya hoy una presencia vital, y ahora, después de esta ‘transfusión’ recibida por las Iglesias de todo el mundo, lo serán todavía más. Y muchos jóvenes de regreso pasaron por Roma, también los estamos viendo aquí, hay algunos que participaron en esta Jornada. ¡Ahí están! Donde hay jóvenes hay lío, ¡saben hacerlo bien!”.

 

La planificación de la guerra y el mundo de la fraternidad

Y mientras que en Ucrania y en otros lugares del mundo se combate, y mientras en ciertas salas escondidas se planifica la guerra, la JMJ ha mostrado a todos que otro mundo es posible, aseguró el Papa. “Un mundo de hermanos y hermanas, donde las banderas de todos los pueblos ondean juntas, una junto a la otra, ¡sin odio, sin miedo, sin cierres, sin armas!”.

Para Francisco, el mensaje de los jóvenes ha sido claro y se preguntó si los “grandes de la tierra” escucharán este entusiasmo juvenil que quiere la paz.

 

“Es una parábola para nuestro tiempo, y todavía hoy Jesús dice: ‘¡El que tenga oídos, que oiga! ¡El que tenga ojos, que vea!’. Esperamos que el mundo entero escuche esta Jornada de la Juventud y vea avanzar esta belleza de jóvenes”.

 

El Papa repitió sus “Obrigado”

Al final de su catequesis, el Pontífice agradeció al presidente de la República, quien estuvo presente durante todas las celebraciones, y a las otras autoridades civiles; al patriarca de Lisboa, al presidente de la Conferencia Episcopal y al obispo coordinador de la JMJ, a todos los colaboradores y voluntarios, y destacó la movilización de unos 25.000 voluntarios.

Luego de expresar su gratitud, invitó a todos a rezar un Avemaría, para que el Señor bendiga a los jóvenes del mundo entero y bendiga al pueblo portugués

 

 

 

Fuente: vaticanews.va

Catequesis del Papa: «Por qué, qué y cómo anunciar el Evangelio»

 

 

El Papa Francisco en su ciclo catequesis sobre el celo de la evangelización responde a las preguntas que orientan hacia al testimonio de la vida cristiana en el mundo de hoy: “La motivación está en cinco palabras de Jesús que nos hará bien recordar: Gratis lo recibiste; dalo gratis”.

 

El Papa Francisco en su serie de catequesis sobre el ‘celo de la evangelización’ insiste en que la misión y el anuncio del Evangelio nace del encuentro con el Señor:

 

Toda actividad cristiana, sobre todo la misión, empieza ahí. No se aprende en una academia: ¡no! Empieza por el encuentro con el Señor. Testimoniarlo, de hecho, significa irradiarlo; pero, si no recibimos su luz, estaremos apagados”.

 

En Evangelio del discurso misionero de Jesús (Mt 10, 16-23), al enviar a sus discípulos, también les advierte sobre los riesgos que atravesarán en su misión, y para ello da algunas recomendaciones precisas: «Yo los envío como ovejas entre lobos. Sean, pues, precavidos como las serpientes y sencillos como las palomas”.

El Evangelio de Mateo también señala las repercusiones a las que podría ser sometido quien anuncia el Evangelio, y allí Jesús pide al misionero –todo bautizado- tener plena confianza al auxilio de Dios: “no se preocupen por lo que van a decir o por la forma de decirlo, porque en ese momento se les inspirará lo que han de decir. Pues no serán ustedes los que hablen, sino el Espíritu de su Padre el que hablará por ustedes”.

Confiados en la providencia de Dios y la gracia de su Santo Espíritu, en el camino del discipulado bautismal, el Santo Padre en su catequesis sobre el ‘El primer apostolado’, nos enseña por qué, el qué y el cómo del anuncio del Evangelio.

 

¿Por qué anunciar?

«La motivación está en cinco palabras de Jesús que nos hará bien recordar: «Gratis lo recibiste; dalo gratis» (v. 8). Son cinco palabras”, precisa el Francisco en su catequesis, y subraya que

 

encontrar a Jesús, conocerlo, descubrir que somos amados y salvados. Es un don tan grande que no podemos guardarlo para nosotros, sentimos la necesidad de difundirlo; pero con el mismo estilo, es decir con gratuidad”.

 

¿Qué anunciar?

Sobre el ¿qué anunciar?, el Pontífice hace referencia al mandato del Señor: «Vayan proclamando que el Reino de los cielos está cerca» (v. 7). Pero reiterando la cercanía de Dios con su pueblo, nunca lejano, siempre acompañado a quien anuncia, y aquí encontramos el mensaje, dando en todo momento el primado a Dios:

 

en el primer lugar Dios, y dar a los otros la oportunidad de acogerlo, de darse cuenta que Él está cerca”.

 

¿Cómo anunciar?

Y por último, pero quizás más importante, por ser el primer paso que debe dar el misionero: ¿cómo anunciar? Se define principalmente en el “testimonio”. El Papa refiere que para ello

 

“se involucra todo, mente, corazón, manos, todo, los tres lenguajes de la persona: el lenguaje del pensamiento, el lenguaje del afecto y el lenguaje de la acción. Los tres lenguajes. No se puede evangelizar solamente con la mente o solamente con el corazón o solamente con las manos. Todo se involucra. Y, en el estilo, lo importante es el testimonio, cómo nos quiere Jesús. Dice así: «Yo los envío como ovejas en medio de lobos» (v. 16).

 

De esta manera, “precavidos” y “sencillos” como lo pide Jesús en el Evangelio, hoy también podemos responder al llamado y envió que nos hace el Señor para proclamar la cercanía del Reino de Cielos. Siendo testigos de una Iglesia en camino, apasionada en su tarea del anuncio del Evangelio.

 

 

Fuente: Johan Pacheco (vaticanews.va)

Catequesis del Papa: «Ser coherentes entre lo que se cree y lo que se vive, entre fe y obras»

 

 

En su octava catequesis sobre la pasión de evangelizar, el Papa Francisco reflexionó a partir de la Exhortación apostólica Evangelii nuntiandi, de san Pablo VI, "obra maestra de la evangelización" que invitó a todos los fieles a leer. Afirmó que la evangelización “es más que una simple transmisión doctrinal y moral”, puesto que es, ante todo, "dar testimonio del encuentro personal con Jesucristo".

 

El Papa Francisco continuó ayer miércoles 22 de marzo con la serie de CATEQUESIS dedicada a la pasión por la evangelización. En esta ocasión trató sobre “EL PRIMER CAMINO DE EVANGELIZACIÓN: EL TESTIMONIO» , y la lectura que acompañó la audiencia fue la primera carta de San Pedro, capítulo 3, versículos 8-9.

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Dar testimonio del encuentro personal con Jesucristo

El Santo Padre reflexionó sobre la Exhortación apostólica Evangelii nuntiandi, de san Pablo VI, dedicada a la evangelización en el mundo contemporáneo y afirmó que la evangelización “es más que una simple transmisión doctrinal y moral”, puesto que ante todo es «dar testimonio del encuentro personal con Jesucristo». Se trata de “un testimonio indispensable”, porque el mundo necesita “evangelizadores que le hablen de un Dios a quien ellos mismos conocen y tratan familiarmente”:

 

No es transmitir una ideología o una doctrina sobre Dios, no. Es transmitir a Dios que se hace vida en mí.

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Ser “coherentes”

El Papa señaló luego que es necesario recordar que el testimonio comprende también la fe profesada, es decir la adhesión convencida y manifiesta a Dios Padre e Hijo y Espíritu Santo. Esto es muy importante porque “la gente necesita de testigos, es decir, de personas que sean coherentes entre lo que creen y lo que viven, entre la fe que profesan y las obras que realizan”. 

 

No se es creíbles sólo pronunciando una doctrina o una ideología. Una persona es creíble si hay armonía entre aquello que cree y lo que vive. […]Muchos cristianos ‘dicen’ que creen, pero viven de otra cosa. Y esto es hipocresía. El contrario del testimonio es la hipocresía.

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Aceptar el “riesgo desestabilizante” de la búsqueda

Además, el Santo Padre explicó que “cada uno de nosotros está llamado a responder a tres preguntas fundamentales” formuladas por Pablo VI:

 

“¿Creen verdaderamente en lo que anuncian? ¿Viven lo que creen? ¿Predican verdaderamente lo que viven?”.

 

Y puesto que “no nos podemos conformar con respuestas fáciles y preconfeccionadas”, estamos llamados a aceptar también “el riesgo también desestabilizante de la búsqueda”, confiando plenamente en la acción del Espíritu Santo que obra en cada uno de nosotros, empujándonos a ir siempre más allá.

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La Iglesia debe evangelizarse a sí misma

También recordó el Papa que el testimonio de una vida cristiana conlleva un camino de santidad, que no está reservada a pocos. La santidad “es don de Dios y requiere ser acogida y que fructifique para nosotros y para los demás”.

 

Nosotros, elegidos y amados por Dios, debemos llevar este amor a los demás.

 

Por otra parte, es menester tener en cuenta que los destinatarios de la evangelización no son sólo las personas que están fuera de la Iglesia —porque profesan otra religión o no profesan ninguna—; sino también nosotros mismos, que pertenecemos al Pueblo de Dios.

 

Esto significa que la misma Iglesia, para poder evangelizar, necesita ser evangelizada, y para ello está llamada a recorrer un camino exigente, de continua conversión y renovación.   

 

De hecho, el Papa Francisco advirtió que “si la Iglesia no se evangeliza a sí misma se vuelve una pieza de museo”; y explicó que lo que la «actualiza» continuamente es, precisamente, la evangelización de sí misma.

 

Tiene necesidad de escuchar sin cesar lo que debe creer, las razones para esperar, el mandamiento nuevo del amor. La Iglesia, que es un Pueblo de Dios inmerso en el mundo y, con frecuencia, tentado por los ídolos, necesita saber proclamar las grandezas de Dios. En una palabra, esto quiere decir que la Iglesia siempre tiene necesidad de ser evangelizada, necesita tomar el Evangelio, rezar y sentir la fuerza del Espíritu que va cambiando el corazón. 

 

Siempre “con” el Espíritu Santo

Francisco afirmó también que la Iglesia debe ir adelante y crecer continuamente para permanecer joven. Y otro punto que señaló es que «debe ser una Iglesia que encuentra ‘dialógicamente’ el mundo contemporáneo, que teje relaciones fraternas, que genera espacios de encuentro”, pero que al mismo tiempo “encuentra cada día al Señor y dialoga con el Señor, y deja entrar al Espíritu Santo que es el protagonista de la evangelización”. 

 

Sin el Espíritu Santo nosotros sólo podríamos hacer publicidad de la Iglesia, no evangelizar. Es el Espíritu Santo en nosotros, el que empuja hacia la evangelización, y esta es la verdadera libertad de Hijos de Dios. 

 

Por último, concluyó invitando a leer y reflexionar la Evangelii nuntiandi, que él mismo, confesó, lee a menudo, porque es “la obra maestra” de San Pablo VI, “herencia que nos dejó para evangelizar”.

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Fuente: vaticanews.va

Catequesis del Papa: Cinco elementos esenciales del primer anuncio de Jesús

 

 

El Papa Francisco, durante su catequesis del miércoles 25 enero, señala los cinco elementos que considera importantes del primer anuncio de Jesús: alegría, liberación, luz, sanación y asombro.

 

Esta mañana el Papa Francisco pronuncia su tercera CATEQUESIS sobre el nuevo tema: “PASIÓN POR LA EVANGELIZACIÓN: EL CELO APOSTÓLICO DEL CREYENTE” y presenta a JESÚS como “MAESTRO DEL ANUNCIO”. Para ello, ha reflexionado concretamente sobre “el primer anuncio de Jesús” cuando predica en la sinagoga de su pueblo, Nazaret y lee un pasaje del profeta Isaías. El Papa Francisco ha identificado los cinco elementos que considera esenciales:

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La alegría

El primer elemento que señala el Papa es la alegría. Francisco recuerda que:

 

no se puede hablar de Jesús sin alegría, porque la fe es una estupenda historia de amor para compartir«

 

Además – asegura – “cuando falta la alegría, el Evangelio no pasa, porque este – lo dice la palabra misma – es buena nueva, anuncio de alegría”. Además – agrega – “un cristiano triste puede hablar de cosas muy hermosas, pero todo es vano si el anuncio que transmite no es alegre”.

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La liberación

El segundo aspecto primordial para Francisco es la liberación, recordando que Jesús dice que ha sido enviado «a proclamar la liberación a los cautivos».

 

“Esto significa que quien anuncia a Dios no puede hacer proselitismo, no puede presionar a los otros, sino aligerarlos: no imponer pesos, sino aliviar de ellos; llevar paz, no sentimientos de culpa”.

 

Por ello, para el Papa, “quien testimonia a Cristo muestra la belleza de la meta, más que la fatiga del camino”. En este sentido, pone de ejemplo un hecho cotidiano para entenderlo mejor: “Nos habrá sucedido contarle a alguien sobre un bonito viaje que hemos hecho: habremos hablado de la belleza de los lugares, de lo que hemos visto y vivido, ¡no del tiempo que tardamos en llegar ni de las colas del aeropuerto!”.

 

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La luz

“La luz” es el tercer aspecto que identifica el Papa, asegurando que Jesús dice que ha venido a traer «la vista a los ciegos».

 

“Aquí no se trata solo de la vista física, sino de una luz que hace ver la vida de forma nueva. Si lo pensamos, así empezó para nosotros la vida cristiana: con el Bautismo, que antiguamente se llamaba precisamente “iluminación”. ¿Y qué luz nos dona Jesús? La luz de la filiación: Él es el Hijo amado del Padre, viviente para siempre; con Él también nosotros somos hijos de Dios amados para siempre, a pesar de nuestros errores y defectos.

 

Entonces- puntualiza el Papa- la vida ya no es un ciego avanzar hacia la nada, no es cuestión de suerte o fortuna, no es algo que depende de la casualidad o de los astros, y tampoco de la salud y de las finanzas. No. La vida depende del amor del Padre, que cuida de nosotros, sus hijos amados”. Y el Papa pregunta: “¿Se te ha ocurrido pensar que la vida de cada uno de nosotros -mi vida, tu vida, nuestra vida – es un acto de amor? ¿Es una invitación al amor? ¡Es maravilloso! Pero tantas veces lo olvidamos, ante las dificultades, ante las malas noticias, incluso ante -y esto es malo- la mundanidad, el modo de vida mundano”.

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La sanación

El cuarto aspecto que señala del primer anuncio es la sanación, pues Jesús dice que ha venido “para dar libertad a los oprimidos”. “Oprimido es quien en la vida se siente aplastado por algo que sucede: enfermedades, fatigas, pesos del corazón, sentimientos de culpa, errores, vicios, pecados… Lo que nos oprime, sobre todo, es precisamente ese mal que ninguna medicina o remedio humano puede resanar: el pecado, explica el Papa

 

la buena noticia es que con Jesús este mal antiguo, el pecado, que parece invencible, ya no tiene la última palabra. Puedo pecar porque soy débil. Cada uno de nosotros puede hacerlo, pero esa no es la última palabra. La última palabra es la mano tendida de Jesús que te levanta del pecado. Y Padre, ¿cuándo ocurre esto? ¿Una vez? No. ¿Dos veces? No. ¿Tres veces? No. Siempre. Siempre que estés enfermo, el Señor tiene la mano tendida. Sólo quiere (sujetarse) y dejarse llevar. Jesús nos sana del pecado siempre y gratuitamente. ¿Y cuánto tengo que pagar por la sanación? Nada”

 

Además, el Papa dice, “acompañar a alguien al encuentro con Jesús es llevar al médico del corazón, que levanta la vida. Es decir: “Hermano, hermana, yo no tengo respuesta a muchos de tus problemas, pero Jesús te conoce y te ama, te puede sanar y serenar el corazón””. Por tanto: “Quien lleva pesos necesita una caricia sobre el pasado, necesita perdón y quien cree en Jesús tiene precisamente eso para donar a los otros.” En este contexto, el Papa pide que no olvidemos que “Dios lo olvida todo”. “Dios perdona todo porque olvida nuestros pecados. Sólo quiere que nos acerquemos al Señor y nos perdona todo. Jesús nos espera para perdonarnos, para restaurarnos. ¿Y cuánto? ¿Una vez? ¿Dos veces? No. Siempre. «Pero padre, siempre hago lo mismo…» ¡Y hará lo mismo de siempre! Perdonarte, abrazarte. Por favor, no desconfiemos de esto”.

 

El asombro

Como último aspecto el Papa señala el asombro. “El anuncio de Jesús debe llevar siempre el asombro de la gracia

 

No somos nosotros los que hacemos grandes cosas, sino que es la gracia del Señor que, también a través de nosotros, realiza cosas imprevisibles, esto son las sorpresas de Dios”.

 

Por último, el Pontífice recuerda que no debemos olvidar que la buena nueva está dirigida “a los pobres”: “A menudo nos olvidamos de ellos, sin embargo, son destinatarios mencionados explícitamente por Jesús, porque son los predilectos de Dios. Acordémonos de ellos y recordemos que, para acoger al Señor, cada uno de nosotros debe hacerse “pobre dentro””. Si alguien me dice:

 

“Padre, ¿cuál es el camino más corto para conocer a Jesús? Hazte el necesitado. Hazte necesitado de gracia, necesitado de perdón, necesitado de alegría. Y Él vendrá a ti”.

 

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Fuente: vaticanews.va