Catequesis del Papa: «Por qué, qué y cómo anunciar el Evangelio»
El Papa Francisco en su serie de catequesis sobre el ‘celo de la evangelización’ insiste en que la misión y el anuncio del Evangelio nace del encuentro con el Señor:
“Toda actividad cristiana, sobre todo la misión, empieza ahí. No se aprende en una academia: ¡no! Empieza por el encuentro con el Señor. Testimoniarlo, de hecho, significa irradiarlo; pero, si no recibimos su luz, estaremos apagados”.
En Evangelio del discurso misionero de Jesús (Mt 10, 16-23), al enviar a sus discípulos, también les advierte sobre los riesgos que atravesarán en su misión, y para ello da algunas recomendaciones precisas: «Yo los envío como ovejas entre lobos. Sean, pues, precavidos como las serpientes y sencillos como las palomas”.
El Evangelio de Mateo también señala las repercusiones a las que podría ser sometido quien anuncia el Evangelio, y allí Jesús pide al misionero –todo bautizado- tener plena confianza al auxilio de Dios: “no se preocupen por lo que van a decir o por la forma de decirlo, porque en ese momento se les inspirará lo que han de decir. Pues no serán ustedes los que hablen, sino el Espíritu de su Padre el que hablará por ustedes”.
Confiados en la providencia de Dios y la gracia de su Santo Espíritu, en el camino del discipulado bautismal, el Santo Padre en su catequesis sobre el ‘El primer apostolado’, nos enseña por qué, el qué y el cómo del anuncio del Evangelio.
¿Por qué anunciar?
«La motivación está en cinco palabras de Jesús que nos hará bien recordar: «Gratis lo recibiste; dalo gratis» (v. 8). Son cinco palabras”, precisa el Francisco en su catequesis, y subraya que
“encontrar a Jesús, conocerlo, descubrir que somos amados y salvados. Es un don tan grande que no podemos guardarlo para nosotros, sentimos la necesidad de difundirlo; pero con el mismo estilo, es decir con gratuidad”.
¿Qué anunciar?
Sobre el ¿qué anunciar?, el Pontífice hace referencia al mandato del Señor: «Vayan proclamando que el Reino de los cielos está cerca» (v. 7). Pero reiterando la cercanía de Dios con su pueblo, nunca lejano, siempre acompañado a quien anuncia, y aquí encontramos el mensaje, dando en todo momento el primado a Dios:
“en el primer lugar Dios, y dar a los otros la oportunidad de acogerlo, de darse cuenta que Él está cerca”.
¿Cómo anunciar?
Y por último, pero quizás más importante, por ser el primer paso que debe dar el misionero: ¿cómo anunciar? Se define principalmente en el “testimonio”. El Papa refiere que para ello
“se involucra todo, mente, corazón, manos, todo, los tres lenguajes de la persona: el lenguaje del pensamiento, el lenguaje del afecto y el lenguaje de la acción. Los tres lenguajes. No se puede evangelizar solamente con la mente o solamente con el corazón o solamente con las manos. Todo se involucra. Y, en el estilo, lo importante es el testimonio, cómo nos quiere Jesús. Dice así: «Yo los envío como ovejas en medio de lobos» (v. 16).
De esta manera, “precavidos” y “sencillos” como lo pide Jesús en el Evangelio, hoy también podemos responder al llamado y envió que nos hace el Señor para proclamar la cercanía del Reino de Cielos. Siendo testigos de una Iglesia en camino, apasionada en su tarea del anuncio del Evangelio.
Fuente: Johan Pacheco (vaticanews.va)