Listado de la etiqueta: Semana Santa 2021

Testimonios de niños y jóvenes en el Vía Crucis del Papa 2021

 

Jóvenes y educadores trabajan juntos preparando el Vía Crucis del Papa 2021

 

El Vía Crucis del Viernes Santo, encabezado por el Papa Francisco, tendrá este año a los protagonistas más jóvenes. De hecho, los niños, chicas y chicos de la parroquia romana de los Santos Mártires de Uganda, el grupo scout Agesci «Foligno I» y los huéspedes de dos casas familiares de Roma, son los autores de los textos y dibujos que comentan las 14 estaciones. Y serán de nuevo ellos quienes lean las meditaciones y acompañen al Papa durante el rito en la Plaza de San Pedro.

 

Portada del folleto basada en un dibujo de una niña del Hogar Familiar «Tetto Casal Fattoria».

 

En su sencillez y concreción, las meditaciones escritas por niños y jóvenes para el Vía Crucis de este año presidido por el Papa Francisco tienen el poder de tocar profundamente el corazón, de conmover y hacer pensar, de desear un mundo más justo y feliz para todos, de interpelar, de convertir.

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Las muchas cruces de los niños del mundo

A menudo se subestima el sufrimiento de los niños. En la introducción del folleto, los niños, dirigiéndose a Jesús, lo subrayan: «Querido Jesús, tú sabes que también nosotros, los niños, tenemos cruces, que no son ni más ligeras ni más pesadas que las de los adultos, sino que son verdaderas cruces, que sentimos pesadas incluso por la noche. Y sólo Tú lo sabes y los tomas en serio. Sólo tú«. Las cruces son el miedo a la oscuridad, a la soledad y al abandono, también por la pandemia, la experiencia de los propios límites, de las burlas de los demás, el sentimiento de ser más pobre que los compañeros, la pena por las peleas en la familia de papá y mamá. Pero hay niños en el mundo que también sufren porque «no tienen comida, no tienen educación, son explotados y obligados a ir a la guerra». Tú, Jesús, estás siempre cerca de nosotros y nunca nos abandonas, concluyen los niños, «ayúdanos cada día a llevar nuestras cruces como tú has llevado la tuya«.

 

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La acusación de un inocente y la falta de valor

Estación I: Poncio Pilato condena a muerte a Jesús. El pensamiento se dirige a un episodio ocurrido en una clase de primer grado: un niño, Mark, es acusado de robar la merienda de un compañero. Alguien sabe que es inocente, pero no interviene para defenderlo. El narrador se avergüenza de esa falta de valor; actuó como Pilatos y ahora se arrepiente de haber elegido el camino más cómodo. «A veces sólo escuchamos la voz de los que hacen y quieren el mal, mientras que la justicia es un camino cuesta arriba, con obstáculos y dificultades, pero tenemos a Jesús a nuestro lado, dispuesto a apoyarnos y ayudarnos.»

Nuestras acciones pueden perjudicar

Jesús está cargado con la cruz: II estación. El pasaje del evangelista Lucas describe a Jesús siendo burlado y golpeado por los que lo retenían. Entre los niños, las burlas hacia uno de los miembros del grupo no son infrecuentes, hasta el punto de llegar al acoso, como en el caso de Martina, que tiene dificultades para leer en voz alta en clase. «Quizás -leemos- no era nuestra intención burlarnos de ella, sin embargo, ¡cuánto dolor le causamos con esas risas nuestras! (…). La persecución no es un recuerdo lejano de hace dos mil años: a veces ciertas acciones nuestras pueden juzgar, herir y pisotear a un hermano o hermana.»

La experiencia del fracaso

En la estación III, Jesús cae por primera vez, el Señor es acusado de nuestros pecados, aparece golpeado y humillado. La experiencia que acompaña a esta etapa es la de un niño que siempre es bueno en la escuela y que, por una vez, recibe un suspenso: «Pensé que no era nada -dice-, sentí el peso de un fracaso inesperado, estaba solo y nadie me consolaba. Pero ese momento me hizo crecer (…). Hoy sé que todos los días flaqueamos y podemos caer, pero Jesús siempre está ahí para sostener nuestra mano».

El amor de las madres

Estación IV: Jesús se encuentra con su Madre. La lectura elegida es la de las bodas de Caná, con la relación entre el Hijo y su madre en el centro. Es una señal para que los niños piensen en su propia madre y en el amor que les acompaña en todo momento. También concretamente «en el entrenamiento de fútbol, en la clase de inglés y en la catequesis de los domingos por la mañana». La meditación habla de la necesidad de amor de los pequeños y quizá ayude a los padres a ser mejores. «Si tengo un problema, una duda o simplemente malos pensamientos, ella siempre está disponible para escucharme con su sonrisa«.

Un gesto de acogida: ver a Jesús en el rostro de la otra persona

5ª estación: El cirineo ayuda a Jesús a llevar la cruz. Hay muchas oportunidades de ayudar a alguien, pero el testimonio que se describe aquí es el gesto de atención que se da a un extranjero de la misma edad. Recién llegado al barrio, observa a los otros niños jugar al fútbol, pero no tiene el valor de presentarse. Un niño del grupo lo vio y fue el primero en acercarse a él e invitarlo a unirse a ellos. «Walid ha sido uno de mis mejores amigos desde ese día«, dice, «así como el portero de nuestro equipo». Sólo cuando reconocemos a un hermano en una persona «estamos abriendo nuestro corazón a Jesús».

A veces se necesita poco para sentirse menos solo

«En verdad os digo que todo lo que hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis», las palabras de Jesús tomadas del Evangelio de Mateo nos introducen en la sexta estación: Una mujer enjuga el rostro de Jesús. Incluso los niños, en sus actividades diarias, pasan por momentos difíciles o tristes y necesitan que alguien les consuele. Como después de perder un importante partido de fútbol en el que querían demostrar todas sus habilidades. «Mientras me duchaba estaba triste y desanimado, pero al salir del vestuario me encontré con mi amigo: me había estado esperando con un refresco de naranja en la mano«. En su compañía la derrota «se convirtió en un recuerdo menos amargo».

Perder algo pensando en los más necesitados

Jesús cae por segunda vez: séptima estación. La meditación relata la experiencia de un alumno de cuarto grado. Se está preparando la obra de fin de curso y quiere el papel protagonista a toda costa. En su lugar, el profesor eligió a John, un compañero de clase bastante aislado. Tras el enfado inicial, el niño entiende y se alegra. De hecho, desde entonces Giovanni está más integrado en la clase. Comenta: «Mi decepción ha servido para ayudar a otra persona, la elección del profesor ha dado una oportunidad a alguien que realmente la necesitaba«.

Ayudar al hermano que se equivocó

Octava estación: Jesús se encuentra con las mujeres de Jerusalén. En el Evangelio de Lucas leemos que cuando Jesús las vio les dijo: «Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, sino llorad por vosotras y por vuestros hijos«. Este es el punto de partida para decir que «Corregir a un hermano es un acto difícil pero necesario». Esto lo vivieron dos hermanos que habían mentido a su madre asegurándole que habían hecho los deberes esa tarde, cuando en realidad habían estado jugando todo el tiempo. Al día siguiente, uno de ellos dijo que no se sentía bien y no fue a la escuela. El otro va al colegio, pero cuando llega a casa habla con su hermano: «Nos equivocamos al mentir a mamá y él se equivocó al fingir que le dolía el estómago. Le sugerí que hiciera los deberes de inmediato para poder ayudarle a ponerse al día. Una vez terminado, pasamos el resto de la tarde jugando«.

La soledad causada por la pandemia

Jesús cae por tercera vez, estamos en la novena estación. El pasaje evangélico es el del grano de trigo que muere y así produce mucho fruto. La pandemia de Covid-19 entra en escena con todas sus consecuencias incluso en los más pequeños. El sentimiento predominante es la soledad: ya no van a visitar a sus abuelos, la escuela está cerrada, faltan sus amigos y compañeros. «La tristeza de la soledad a veces se hace insoportable«, confiesa una joven, «nos sentimos ‘abandonados’ por todos, incapaces de seguir sonriendo». Como Jesús, nos encontramos con que nos derrumbamos en el suelo.

La alegría que da el dar

10ª estación: Jesús es despojado de sus ropas. También aquí es una niña la que narra: tiene una colección de muñecas en su habitación que atesora. Un día se enteró de que la parroquia estaba recogiendo juguetes para los niños refugiados de Kosovo. Elige entre las muñecas algunas de las más antiguas a las que tiene menos cariño y prepara una caja. Luego cuenta: «Por la noche, sin embargo, tuve la sensación de no haber hecho lo suficiente. Antes de ir a dormir la caja estaba llena de muñecos y las estanterías vacías«. Deshacerse de lo superfluo, concluye, aligera el alma y dar hace feliz.

Una Navidad vivida al servicio de los pobres

«El día de Navidad con los scouts fuimos a Roma, a las Hermanas Misioneras de la Caridad, para repartir el almuerzo a los necesitados, renunciando al día de fiesta con la familia«. No es un sacrificio pequeño el que se describe en la meditación de la 11ª estación: Jesús clavado en la cruz. Pero uno de los chicos confió: «De camino a casa pensé en los rostros de las personas a las que había servido, en sus sonrisas y sus historias… La idea de haber llevado a esas personas un momento de serenidad había hecho que esa Navidad fuera inolvidable«. Servir a los demás con amor «es la enseñanza que nos da Jesús en la cruz».

Jesús perdona al pecador que se convierte

Duodécima estación: Jesús muere en la cruz. El ejemplo de Jesús perdonando el mal recibido hace reflexionar a los niños sobre el mal presente en el mundo, por ejemplo, sobre las mafias que matan incluso a niños. ¿Cómo es posible perdonar situaciones similares? Escriben: «Jesús, al morir en la cruz, dio la salvación a todos. No ha venido a llamar a los justos, sino a los pecadores que tienen la humildad y el valor de convertirse«.

Se llevaron a mi abuelo y nunca lo volví a ver

Todo se ha cumplido, 13ª estación: El cuerpo de Jesús es bajado de la cruz. Durante este tiempo, muchos niños sufrieron la desaparición repentina de sus abuelos. Uno de ellos cuenta: «Unos hombres que parecían astronautas salieron de la ambulancia, cubiertos con trajes, guantes, máscaras y viseras, y se llevaron a mi abuelo, que llevaba varios días luchando por respirar. Fue la última vez que lo vi«. El sufrimiento también proviene de la imposibilidad de estar cerca de su abuelo y de darle ánimos: «Rezaba por él todos los días, para poder acompañarle en su último viaje terrenal«.

Gracias, Jesús, porque me enseñaste a amar

Decimocuarta estación, la última: el cuerpo de Jesús es colocado en el sepulcro. La meditación propuesta es la acción de gracias de Sara, de doce años, a Jesús. Quiero darte las gracias, escribe, porque «me has enseñado a superar todo sufrimiento confiándome a ti; a amar a los demás como a mis hermanos; a caer y levantarme de nuevo (…). Hoy, gracias a tu gesto de amor infinito, sé que la muerte no es el fin de todo«.

Si no te vuelves como los niños….

En la última oración del Vía Crucis los adultos vuelven a tomar la palabra. Jesús señaló a los niños como ejemplo cuando describió las características necesarias para entrar en el Reino de los Cielos. La primera petición es, pues, la ayuda para poder «ser como ellos, pequeños, necesitados de todo, abiertos a la vida». A continuación, se confían al Señor todos los niños del mundo, para que «crezcan en edad, sabiduría y gracia» y, finalmente, se reza por sus padres y educadores, «para que se sientan siempre unidos a Ti en la entrega de la vida y el amor».

 

Noticia extraída de vaticannews.va

El Vía Crucis de Francisco, a través de los ojos y el corazón de los más pequeños

 

Un año más el Coliseo no será el escenario del tradicional Via Crucis de la noche del Viernes Santo de la Semana Santa 2021, presidido por el Papa  Francisco. La pandemia obliga a que nuevamente sea la Plaza de San Pedro el marco en el que contemplar el camino de Jesús hacia el Calvario, pero esta vez gracias a la mirada de los niños. Un acto que se celebrará a las 21:00 h. (hora de Roma) y con un público muy limitado y que será retransmitido en directo desde Trece TV.

El papa Francisco, según ha informado el portavoz vaticano, Matteo Bruni, ha encomendado las meditaciones a los componentes del  Grupo Scout Agesci Foligno I (Umbria) y a niños de catequesis de la parroquia romana de los Santos Mártires de Uganda. Además, las imágenes que acompañarán las diferentes estaciones del Vía Crucis “serán dibujos realizados por niños y adolescentes de hogares de acogida romanos, de la Casa Familiar ‘Mater Divini Amoris’ y de la Casa Familiar ‘Tetto Casal Fattoria’.

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Junto al Papa, niños y jóvenes: 4 lectores, 8 portadores de la Cruz y 8 portadores de antorchas.

 

Veinte niños y jóvenes de Roma y Foligno estarán junto al Papa Francisco en el Vía Crucis de este año, en una Plaza de San Pedro casi desierta a causa de la pandemia del Covid-19. Pero han sido muchos más los que han participado en la preparación de las meditaciones y de los dibujos que las acompañarán.
Junto a los cuatro lectores (uno por cada institución educativa implicada) con el Papa habrá ocho jóvenes portadores de la cruz y ocho que sostendrán antorchas a lo largo del recorrido de las 14 estaciones, que como en 2020, trazarán un círculo alrededor del obelisco de la Plaza de San Pedro

Otros 40 estarán entre el público «presente» en la zona del atrio de la Basílica Vaticana. Representarán a los 500 niños de la catequesis de Primera Comunión y Confirmación de la parroquia romana «Santi Martiri dell’Uganda»; así como a los 145 scouts, de varios grupos pertenecientes a los scout Agesci «Foligno I», sin olvidar  a los 30 niños y jóvenes de la casa familiar romana «Tetto Casal Fattoria» y a los ocho niños, de entre 3 y 8 años, de la casa «Mater Divini Amoris». Todos han participado en la elaboración de los textos y dibujos que nos ayudarán a revivir, con el Papa, la Pasión y muerte de Jesús.

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Las cruces cotidianas

 

 

Varios niños y jóvenes, de entre 3 y 19 años, mostrarán a través de meditaciones y dibujos, experiencias cotidianas a la vez que acompañan el rezo del Via Crucis.

Se trata de “palabras sencillas” y de colores que relatan la “complejidad de un mundo formado por pequeñas y grandes cruces, pero también de confianza y esperanza para el futuro”, como por ejemplo, “quien ve a sus padres discutir; quien no tiene la fuerza para defender a un amigo en dificultad; quienes experimentan la sensación de haber fracasado en un examen que salió mal en la escuela; los que encuentran valor en el abrazo tranquilizador de una madre; aquellos que experimentan la soledad, especialmente después de la propagación de la pandemia COVID-19; y los que consiguen ver el rostro de Jesús en los rasgos de un extranjero”.

Es lo que han querido plasmar los componentes del Grupo Scout «Agesci Foligno I», de la región italiana de Umbria. Este grupo de exploradores está formado por 21 educadores y 145 niños y jóvenes de entre 8 y 19 años y pertenece al movimiento de grupos scout católicos de la zona. La redacción de los textos fue realizada con el acompañamiento de los respectivos responsables y se llevó a cabo con el método educativo y con los valores cristianos de este Grupo Scout, que “usa instrumentos como el juego, la vida al aire libre y el servicio al prójimo para contribuir al crecimiento de niños y jóvenes”, por lo que los “pequeños autores del Vía Crucis 2021 reflexionaron sobre las 14 estaciones relacionándolas con sus experiencias diarias”.

«Nuestras meditaciones para el Vía Crucis fueron concebidas como una acción coral – explica Alessandro Bitocchi, responsable scout de «Foligno I» – cada uno de los chicos y chicas, a su manera, puso un trocito de sí mismo en ellas.»

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Catequesis y discapacidad

 

 

En las meditaciones también se recogerán las aportaciones de los más de 500 niños y jóvenes de los grupos de Primera Comunión y Confirmación de la parroquia romana de los Santos Mártires de Uganda. Una comunidad parroquial que lleva a cabo desde hace tiempo «una experiencia de catequesis para y con personas con discapacidad», que es de referencia en toda la diócesis de Roma. La preparación de estas meditaciones ha sido una proeza ya que se han realizado fundamentalmente mediante encuentros on line.

Además desde esta parroquia también se sostienen  dos casas de familia: “Refugio para Agar” dedicada a las mujeres y niños que son víctimas de maltratos y la “Casa Belén” para la acogida de familias sin hogar.

«Me llama la atención sus reflexiones sobre el encuentro de Jesús con su madre, es un momento que impresiona a muchos«, dice Don Luigi D’Errico, párroco de los Santos Mártires de Uganda. «Un pequeño escribió: «Cuánto debió sufrir Jesús en la cruz al ver, debajo de él, a su madre llorando». Es una reacción comprensible, porque tienen una profunda relación con sus padres».

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Los dibujos de los niños

 

La realización televisiva, fundamental en un acto tan reducido para el público por las limitaciones a la movilidad debido a la pandemia sanitaria también ayudará a la contemplación. El Vaticano ha informado que las diferentes estaciones del Via Crucis contarán no solo con las palabras de los más pequeños sino también con sus dibujos.

En las diferentes estaciones se proyectaran dibujos realizados por niños y jóvenes de las casas familiares “Mater Divini Amoris” y “Tetto Casal Fattoria”, situadas también en Roma.  Además de los dibujos estos niños añadieron algunas frases.

«Escribieron que los padres deben amarse, que no deben reñir, y una niña pidió, casi en forma de oración, que nunca le faltara la mirada de su madre«, comenta Gabriella Pistilli, encargada de la casa familiar «Mater Divini Amoris», regida por la Congregación de las Hijas de Nuestra Señora del Divino Amor, donde en estos momentos hay acogidos 8 niños, de entre 3 y 8 años.

Por último, la Casa Familiar “Tetto Casal Fattoria” abrió sus puertas en 1984 en la periferia sur de Roma para atender a niños y jóvenes gracias al empeño de un grupo de voluntarios. Desde 2019 se ha convertido en una cooperativa social, que además de la acogida, ofrece proyectos de asistencia, apoyo, formación profesional y cultural, con el objetivo de acompañar a los niños y jóvenes en el crecimiento y la construcción de un proyecto de vida. En la casa de familia se acogen a niños desde 4 años hasta la mayoría de edad.

«Los huéspedes hicieron dibujos muy precisos y muy atentos al sufrimiento de la persona«, explica el responsable Fabrizio Gessini. «A nuestros chicos -cuenta- les llamó la atención sobre todo el encuentro con la madre y la ayuda a Jesús del cirineo. Salieron dibujos muy interesantes, de niños que nunca se habían expresado sobre estos temas«.

 

 

Llamamiento de Fr. Francesco Patton por los cristianos de Tierra Santa

Paz y bien: un año más, la Iglesia universal nos convoca para que seamos solidarios con quienes viven su fe cristiana en Tierra Santa, a través de la COLECTA PONTIFICIA, del Viernes Santo para sostener la obra cultual, educativa, sanitaria, social y cultural que desarrollan las comunidades cristianas que viven en los Santos Lugares.

En este último año, Tierra Santa ha sido puesta a prueba por la pandemia que ha paralizado a todo el mundo. A pesar de la situación, han continuado custodiando los Santos Lugares de nuestra redención y a la pequeña comunidad cristiana que todavía resiste aquí.

A través de las parroquias y las escuelas de Tierra Santa se ha intensificado el compromiso caritativo, la educación, y la oración por el mundo entero.

Por ello, este año más que nunca necesitan de la generosidad de los cristianos de todo el mundo, de la generosidad de cada uno de nosotros, de nuestro corazón, en la medida de nuestras posibilidades para que puedan seguir ayudando a quien más lo necesita.

¡Colabora!

 

 

Fuente: Christian Media Center

El Papa en el Domingo de Ramos: Pidamos la gracia de asombrarnos.

El Papa Francisco celebró en el Vaticano este 28 de marzo, la Misa del Domingo de Ramos, que conmemora la entrada del Señor Jesús a Jerusalén, en la que nos invitó a todos en esta Semana Santa a contemplar con asombro los misterios de la pasión y muerte de Jesús.

  • Hermanos y hermanas, hoy Dios continúa sorprendiendo nuestra mente y nuestro corazón. Dejemos que este estupor nos invada, miremos al Crucificado y digámosle también nosotros: ‘Realmente eres el Hijo de Dios. Tú eres mi Dios’”

Volver a comenzar desde el asombro, mirando al Crucificado: es a lo que anima el Papa Francisco en su homilía. Dejarse sorprender por Jesús, dice el Santo Padre, «para volver a vivir», porque la grandeza de la vida no está en el tener o en afirmarse, sino en descubrirse amados por Dios.

 

A continuación, la homilía íntegra pronunciada por el Papa Francisco:

 

Esta Liturgia suscita cada año en nosotros un sentimiento de asombro. Pasamos de la alegría que supone acoger a Jesús que entra en Jerusalén al dolor de verlo condenado a muerte y crucificado. Es un sentimiento profundo que nos acompañará toda la Semana Santa. Entremos entonces en este estupor.

Jesús nos sorprende desde el primer momento. Su gente lo acoge con solemnidad, pero Él entra en Jerusalén sobre un humilde burrito. La gente espera para la Pascua al libertador poderoso, pero Jesús viene para cumplir la Pascua con su sacrificio. Su gente espera celebrar la victoria sobre los romanos con la espada, pero Jesús viene a celebrar la victoria de Dios con la cruz. ¿Qué le sucedió a aquella gente, que en pocos días pasó de aclamar con hosannas a Jesús a gritar “crucifícalo”? ¿Qué sucedió?

En realidad, aquellas personas seguían más una imagen del Mesías, que al Mesías real. Seguían una imagen, no al Mesías. Admiraban a Jesús, pero no estaban dispuestas a dejarse sorprender por Él. El asombro es distinto de la simple admiración. La admiración puede ser mundana, porque busca los gustos y las expectativas de cada uno; en cambio, el asombro permanece abierto al otro, a su novedad. También hoy hay muchos que admiran a Jesús, porque habló bien, porque amó y perdonó, porque su ejemplo cambió la historia. Lo admiran, pero sus vidas no cambian. Porque admirar a Jesús no es suficiente. Es necesario seguir su camino, dejarse cuestionar por Él, pasar de la admiración al asombro.

¿Y qué es lo que más sorprende del Señor y de su Pascua? El hecho de que Él llegue a la gloria por el camino de la humillación. Él triunfa acogiendo el dolor y la muerte, que nosotros, rehenes de la admiración y del éxito, evitaríamos. Jesús, en cambio —nos dice san Pablo—, «se despojó de sí mismo, […] se humilló a sí mismo» (Flp 2,7.8). Sorprende ver al Omnipotente reducido a nada. Verlo a Él, la Palabra que sabe todo, enseñarnos en silencio desde la cátedra de la cruz. Ver al rey de reyes que tiene por trono un patíbulo. Ver al Dios del universo despojado de todo. Verlo coronado de espinas y no de gloria. Verlo a Él, la bondad en persona, que es insultado y pisoteado. ¿Por qué toda esta humillación? Señor, ¿por qué dejaste que te hicieran todo esto? Y esta pregunta nos asombra.

Lo hizo por nosotros, para tocar lo más íntimo de nuestra realidad humana, para experimentar toda nuestra existencia, todo nuestro mal. Para acercarse a nosotros y no dejarnos solos en el dolor y en la muerte. Para recuperarnos, para salvarnos. Jesús subió a la cruz para descender a nuestro sufrimiento. Probó nuestros peores estados de ánimo: el fracaso, el rechazo de todos, la traición de quien le quiere e, incluso, el abandono de Dios. Experimentó en su propia carne nuestras contradicciones más dolorosas, y así las redimió, las transformó. Su amor se acerca a nuestra fragilidad, llega hasta donde nosotros sentimos más vergüenza. Y ahora sabemos que no estamos solos. Dios está con nosotros en cada herida, en cada miedo. Ningún mal, ningún pecado tiene la última palabra. Dios vence, pero la palma de la victoria pasa por el madero de la cruz. Por eso las palmas y la cruz están juntas.

Pidamos la gracia del estupor. La vida cristiana, sin asombro, es monótona. ¿Cómo se puede testimoniar la alegría de haber encontrado a Jesús, si no nos dejamos sorprender cada día por su amor admirable, que nos perdona y nos hace comenzar de nuevo? Si la fe pierde su capacidad de sorprenderse se queda sorda, ya no siente la maravilla de la gracia, ya no experimenta el gusto del Pan de vida y de la Palabra, ya no percibe la belleza de los hermanos y el don de la creación. Y no tiene otra alternativa que refugiarse en el legalismo, en el clericalismo, en todas estas cosas que Jesús condena en el capítulo 23 de Mateo.

En esta Semana Santa, levantemos nuestra mirada hacia la cruz para recibir la gracia del estupor. San Francisco de Asís, mirando al Crucificado, se asombraba de que sus frailes no llorasen. Y nosotros, ¿somos capaces todavía de dejarnos conmover por el amor de Dios? ¿Por qué hemos perdido la capacidad de asombrarnos ante él? Tal vez porque nuestra fe ha sido corroída por la costumbre. Tal vez porque permanecemos encerrados en nuestros remordimientos y nos dejamos paralizar por nuestras frustraciones. Tal vez porque hemos perdido la confianza en todo y nos creemos incluso fracasados. Pero detrás de todos estos “tal vez” está el hecho de que no nos hemos abierto al don del Espíritu, que es Aquel que nos da la gracia del estupor.

Volvamos a comenzar desde el asombro; miremos al Crucificado y digámosle: “Señor, ¡cuánto me amas, qué valioso soy para Ti!”. Dejémonos sorprender por Jesús para volver a vivir, porque la grandeza de la vida no está en tener o en afirmarse, sino en descubrirse amados. Esta es la grandeza de la vida descubrirse amados y la grandeza de la vida está en la belleza de amar. En el Crucificado vemos a Dios humillado, al Omnipotente reducido a un despojo. Y con la gracia del estupor entendemos que, acogiendo a quien es descartado, acercándonos a quien es humillado por la vida, amamos a Jesús. Porque Él está allí, en los últimos, en los rechazados, en aquellos que nuestra cultura farisea condena.

Hoy el Evangelio nos muestra, justo después de la muerte de Jesús, la imagen más hermosa del estupor. Es la escena del centurión que, al verlo «expirar así, exclamó: “¡Realmente este hombre era Hijo de Dios!”» (Mc 15,39). Se dejó asombrar por el amor. ¿Cómo había visto morir a Jesús? Lo había visto morir amando, y esto lo asombró. Sufría, estaba agotado, pero seguía amando. Esto es el estupor ante Dios, quien sabe llenar de amor incluso el momento de la muerte. En este amor gratuito y sin precedentes, el centurión, un pagano, encuentra a Dios. ¡Realmente este hombre era Hijo de Dios! Su frase ratifica la Pasión. Muchos antes de él en el Evangelio, admirando a Jesús por sus milagros y prodigios, lo habían reconocido como Hijo de Dios, pero Cristo mismo los había mandado callar, porque existía el riesgo de quedarse en la admiración mundana, en la idea de un Dios que había que adorar y temer en cuanto potente y terrible. Ahora ya no, ante la cruz no hay lugar a malas interpretaciones. Dios se ha revelado y reina sólo con la fuerza desarmada y desarmante del amor.

Hermanos y hermanas, hoy Dios continúa sorprendiendo nuestra mente y nuestro corazón. Dejemos que este estupor nos invada, miremos al Crucificado y digámosle también nosotros: “Realmente eres el Hijo de Dios. Tú eres mi Dios”.

 

 

Fuentes: aciprensa.com y vaticannews.va

Semana Santa 2021: Actos litúrgicos en la Catedral de Santiago de Compostela

 

S.A.M.I. CATEDRAL DE SANTIAGO
Semana Santa
Semana del 28 de marzo al 4 de abril de 2021

 

Domingo 28 de marzo: Domingo de Ramos

12:00 h.: Misa estacional, bendición de Ramos: M. I. Mons. Domato Búa

Misa 19:30 h.: Ilmo. Sr. Fernández Lago

 

Lunes Santo 29 de marzo:

Misa 12:00 h.: M. I. Sr. Lorenzo Santos

Misa 19:30 h.: M. I. Sr. Otero Outes

 

Martes Santo 30 de marzo:

Misa 12:00 h.: M. I. Sr. Lorenzo Santos

Misa 19:30 h.: M. I. Sr. Otero Outes

 

Miércoles Santo 31 de marzo:

Misa 12:00 h.: M. I. Sr. Lorenzo Santos

Misa 19:30 h.: M. I. Sr. Otero Outes

20:00 h. Vía Crucis: Coordinadora de Asociaciones Religiosas de Santiago

 

Jueves Santo 1 de abril:

12:00 h.: Celebración Penitencial: Ilmo. Sr. Fernández Lago

18:00 h.: Misa de la Cena del Señor: Ilmo. Sr. Fernández Lago

 

Viernes Santo 2 de abril:

12:00 h.: Celebración Penitencial: Ilmo. Sr. Fernández Lago

18:00 h.: Celebración de la Pasión del Señor: Ilmo. Sr. Fernández Lago

 

Sábado Santo 3 de abril:

12:00 h.: Liturgia de las Horas: Ilmo. Sr. Fernández Lago

18:00 h.: Vía Crucis y Sermón de la Soledad

20:00 h.: Solemne Vigilia Pascual: M. I. Mons. Domato Búa

 

Domingo de Pascua 4 de abril

12:00 h.: Misa estacional: M. I. Sr. Pérez López

Misa 19:30 h.: Ilmo. Sr. Fernández Lago

 

Jueves 15 de abril

11:00 h.: Misa Crismal: presidida por el Excmo. Sr. Arzobispo

 

Fuente: archicompostela.es

Programación especial de Trece y Cope para Semana Santa 2021

Trece y Cope emiten en directo la programación religiosa especial de Semana Santa. Desde el Domingo de Ramos ambas cadenas retransmitirán los actos litúrgicos del papa Francisco, pero también celebraciones desde catedrales y templos españoles de gran significado.

 

Programación en RADIO

 

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Programación en TELEVISIÓN

 

 

Fuente: conferenciaepiscopal.es

Celebraciones del Papa en Semana Santa 2021

 

La Oficina de prensa del Vaticano ha informado de las celebraciones que presidirá el Santo Padre durante la Semana Santa. 

Las ceremonias litúrgicas se desarrollarán siguiendo las medidas restrictivas sanitarias por la pandemia con una presencia limitada de fieles en el «respeto de las medidas sanitarias previstas».  Un ejemplo de ello, será la ausencia de la muchedumbre de fieles que normalmente llenaba la Plaza de San Pedro, y el Coliseo, en la Semana Mayor.

El Pontífice celebrará los ritos de la Semana Santa en el Altar de la Cátedra, en la Basílica de San Pedro, y el Viernes Santo presidirá el Via Crucis desde la Plaza de San Pedro.

 

Domingo de Ramos

El 28 de marzo, Domingo de Ramos y de la Pasión del Señor, el Papa presidirá la celebración de la Conmemoración de la entrada del Señor en Jerusalén y Santa Misa, a las 10:30 h. de la mañana.

 

Triduo Pascual

Por lo que se refiere al Triduo Pascual, el jueves 1 de abril a las 10:00 h. de la mañana tendrá lugar la Santa Misa Crismal, presidida por el Pontífice.

A las 18:00 h., no está previsto que el Santo Padre presida la Santa Misa en la Cena del Señor, in Coena Domini; en su lugar presidirá la ceremonia litúrgica el cardenal Giovanni Battista Re, Decano del Colegio Cardenalicio.

Mientras que el 2 de abril, Viernes Santo, a las 18:00 h., tendrá lugar la Celebración de la Pasión del Señor. Ese mismo día, a las 21:00 h., el Pontífice presidirá el Via Crucis en la Plaza de San Pedro. Este año, según informó el director de la Oficina de Prensa vaticana, Matteo Bruni, la preparación de las meditaciones fue confiada al Grupo Scout Agesci «Foligno» de Umbria, y a la Parroquia Romana de los Santos Mártires de Uganda. Serán de particular atención las imágenes que acompañarán las distintas estaciones, dibujos hechos por chicos de la Casa Famili «Mater Divini Amoris» y de la Casa Familia “Tetto Casal Fattoria”, ambas romanas, la primera seguida y administrada por las Hijas de la Virgen del Divino Amor, y la segunda por una asociación de voluntarios.

En lo que respecta a la Vigilia Pascual en la Noche Santa, se celebrará el Sábado Santo, 3 de abril a las 19:30 h.

 

Domingo de Pascua y Bendición

Finalmente, la Oficina de las Celebraciones Litúrgicas del Sumo Pontífice dio a conocer que la Santa Misa del Domingo de Pascua y de la Resurrección del Señor se celebrará el 4 de abril a las 10:00 h. de la mañana. Al final de la Santa Misa el Santo Padre impartirá la bendición «Urbi et Orbi».

Al día siguiente, Lunes del Ángel, el Papa presidirá el rezo del Regina coeli, desde la Biblioteca del Palacio Apostólico.

 

Fuente: conferenciaepiscopal.es

Nota de los obispos de la CEE sobre la Semana Santa 2021

Después de un año entero, nuestro mundo sigue afrontando la lucha contra la pandemia del COVID-19 y sus consecuencias, auténtico drama que ha afectado a casi todas las dimensiones de la vida de las personas.

La Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos nos recuerda que la pandemia también ha influido en la vida litúrgica de la Iglesia, y que “las normas y directrices contenidas en los libros litúrgicos, concebidas para tiempos normales, no son enteramente aplicables en tiempos excepcionales de crisis como estos”[1].

De cara a las celebraciones de la Semana Santa y del Triduo Pascual, en este año 2021, que por segunda vez se desarrollan estas circunstancias difíciles, la Comisión Episcopal para la Liturgia de la Conferencia Episcopal Española quiere acoger las indicaciones de la Congregación para dichas celebraciones, publicadas en la Nota para los Obispos y las conferencias episcopales sobre la Semana Santa 2021, del pasado 17 de febrero.

Se ha hecho un esfuerzo para adaptarlas a la realidad y circunstancias de nuestro país, y ofrecerlas a los Obispos de España, máximos responsables y moderadores de la vida litúrgica en sus respectivas diócesis, como instrumento y orientación para vivir el momento central del Año Litúrgico y de la vida de la Iglesia.

Con esa finalidad, y teniendo en cuenta la situación de la pandemia en España en este año 2021, se proponen a continuación las siguientes observaciones de carácter general y las de cada una de las celebraciones de la Semana Santa y del Triduo Pascual.

a) Observaciones de carácter general.

    1. Siempre que sea posible, desde un discernimiento responsable que ha de hacer cada fiel, se recomienda la participación presencial en la celebración, formando parte activa de la asamblea.
    2. Aquellos fieles que, por razón de edad, enfermedad, o de prudencia sanitaria, no puedan participar presencialmente en las celebraciones, síganlas por los medios de comunicación[2].
    3. En todas las celebraciones se deberán respetar las normas emanadas de las autoridades sanitarias en la lucha contra el virus: el aforo de los templos, las recomendaciones sanitarias e higiénicas para hacer de los lugares de culto espacios sanos y seguros, el uso de la mascarilla, disponibilidad de gel hidroalcohólico, distancia social, ventilación de los espacios, etc.
    4. Prepárense con sumo cuidado las celebraciones, eligiendo bien las alternativas que propone la Liturgia y acogiendo de buen grado las indicaciones para adaptarlas a este tiempo de pandemia.
    5. En las distintas celebraciones se ha de reducir al mínimo necesario el número de ministros que intervienen –acólitos, lectores, etc.–, sin que ello desdiga de la dignidad de la celebración.
    6. El canto no está prohibido, siempre y cuando no exista alguna indicación expresa de las autoritarias sanitarias y se haga con las medidas de precaución adecuadas –uso de mascarilla en todo momento y distancia de seguridad entre las personas–. No es aconsejable el canto o la música grabados.
    7. Evítese la distribución de subsidios para el canto en soporte de papel, o cualquier tipo de folleto explicativo de la celebración, por el riesgo que conllevan ante un posible contagio.
    8. Instrúyase a los fieles para recibir la comunión de manera segura y ordenada, atendiendo a las disposiciones del Obispo diocesano, procurando que este gesto central de la celebración se haga de la mejor manera posible.
    9. Para el bien de los fieles, en el caso de que los aforos permitidos en las iglesias sean un grave problema para la participación, el Obispo diocesano puede autorizar a que se hagan varias celebraciones en el mismo templo en horas sucesivas, siempre y cuando esto se haga verdaderamente para utilidad de los fieles y en circunstancias de real necesidad.
    10. De cara a que los enfermos y las personas en confinamiento o de alto riesgo puedan seguir las celebraciones desde sus casas, se anima a que sean retransmitidas las presididas por el Obispo en la catedral, como signo de unidad de la diócesis. Procúrese que estas celebraciones sean verdaderamente ejemplares en su preparación y desarrollo. Se excluyen, en cualquier caso, las grabaciones en diferido de las mismas.
    11. Cuando no se puedan realizar las celebraciones con participación del pueblo, ofrézcase a los fieles la posibilidad de celebrar la Liturgia de las Horas, especialmente las Laudes y las Vísperas de cada día y el Oficio de Lectura. A tal efecto el subsidio La Hora de Jesús, que contiene los textos de las celebraciones de la Semana Santa y que incluye también la Liturgia de las Horas para estos días, puede ser un instrumento muy útil. También se recuerda que se puede hacer uso de la aplicación oficial de la Liturgia de las Horas para dispositivos móviles, recientemente publicada por la Conferencia Episcopal.
    12. Los sacerdotes que estén afectados por el virus y estén confinados procuren también celebrar los distintos ritos, en la medida de lo posible y si su salud se lo permite.
    13. Se recomienda vivamente que se cuide y fomente el Sacramento de la Penitencia. Se ruega a los sacerdotes una mayor disponibilidad para que los fieles puedan celebrar este Sacramento, con todas las medidas de precaución, distancia social y discreción.

b) Domingo de Ramos en la Pasión del Señor.

    1. Para la conmemoración de la entrada del Señor en Jerusalén se evitará la forma primera descrita por el Misal –procesión–.
    2. En las catedrales se utilizará la forma segunda –entrada solemne–, al menos en la misa principal. Los fieles permanecerán en sus lugares y se hará la bendición y la proclamación del evangelio desde un lugar, dentro de la iglesia, en el que los fieles puedan ver el rito. En la procesión al altar puede participar una representación de los fieles junto con el Obispo y los ministros.
    3. En las parroquias y demás lugares de culto se utilizará la forma tercera –entrada simple–.

c) Misa crismal.

    1. A juicio del Obispo la fecha de la Misa crismal puede trasladarse al día que parezca más adecuado.
    2. Si las normas sobre aforos no permiten la asistencia de todos los sacerdotes de la diócesis y es necesario también limitar el número de fieles, procure el Obispo que al menos pueda hacerlo una representación del presbiterio –por ejemplo, el consejo episcopal, o el consejo presbiteral, o los arciprestes– y un grupo de fieles, y que la celebración sea retransmitida, de modo que quienes hubiesen querido asistir, muy en particularmente el resto del clero, puedan al menos seguirla por estos medios.

d) Jueves Santo.

    1. De forma excepcional, al igual que el año pasado, los sacerdotes tienen la facultad de celebrar este día la Misa sin el pueblo, si concurren circunstancias que así lo aconsejen –por ejemplo, el contagio con el virus del propio sacerdote o el confinamiento de una población–. Quienes no tengan la posibilidad de celebrar la Misa rezarán preferentemente las Vísperas.
    2. Ha de omitirse el rito del lavatorio de los pies.
    3. Dado que este año la celebración se hará, en la mayor parte de los casos, con alguna participación del pueblo, no se omita la procesión y la reserva del Santísimo Sacramento para la adoración y la comunión al día siguiente. Facilítese, en la medida de lo posible, que los fieles puedan dedicar un tiempo de adoración, respetando siempre los horarios de restricción de la libre circulación de los ciudadanos que se establezcan en cada lugar.
    4. Si se van a celebrar varias Misas de la Cena del Señor en la misma iglesia, háganse siempre por la tarde, y omítase, salvo en la última, la reserva solemne del Santísimo.
    5. Si no se va a celebrar el Triduo completo en alguna iglesia, no se haga la reserva eucarística solemne. Además, si no se ha celebrado la Misa vespertina de la Cena del Señor, evítese una adoración eucarística desvinculada de dicha celebración.
    6. Si la celebración es sin participación del pueblo, se omite la procesión, y la reserva se hace en el sagrario habitual.

e) Viernes Santo.

    1. Se ha de asegurar la celebración de la Pasión del Señor, por lo menos, en la Catedral, en los templos parroquiales, al menos en los principales, y en aquellos de mayor capacidad dentro de las zonas pastorales establecidas en cada Diócesis.
    2. En la oración universal se utilizará el formulario habitual con el añadido de la intención especial que la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos publicó el pasado año (Decreto Prot. N. 155/20). El texto de la intención, que se añade entre la IX y la X, es el siguiente:

IXb. Por quienes sufren en tiempo de pandemia.

Oremos también por todos los que sufren las consecuencias de la pandemia actual: para que Dios Padre conceda la salud a los enfermos, fortaleza al personal sanitario, consuelo a las familias y la salvación a todas las víctimas que han muerto.

Oración en silencio. Prosigue el sacerdote:

Dios todopoderoso y eterno,

singular protector en la enfermedad humana,

mira compasivo la aflicción de tus hijos

que padecen esta pandemia;

alivia el dolor de los enfermos,

da fuerza a quienes los cuidan,

acoge en tu paz a los que han muerto

y, mientras dura esta tribulación,

haz que todos

puedan encontrar alivio en tu misericordia.

Por Jesucristo, nuestro Señor.

R. Amén.

    • En el momento de la adoración de la cruz el celebrante lo hará con una genuflexión o una inclinación profunda. El resto de la asamblea lo hará por medio de una genuflexión o inclinación profunda cuando la cruz sea mostrada, y lo harán cada uno sin moverse de su lugar. Se podría invitar, también, a todos los participantes a la liturgia a que hagan un momento de oración, en silencio, mientras se contempla la cruz. Se evitará, en cualquier caso, la procesión de los fieles en este momento de la celebración.

f) Vigilia Pascual

    1. Se procurará su celebración al menos en la Catedral y en las iglesias parroquiales principales, que posean un aforo suficiente para que puedan participar los fieles con seguridad.
    2. Dependiendo de las normas civiles que se hayan establecido en cada lugar sobre restricción de la libre circulación de los ciudadanos, elíjase una hora adecuada para el comienzo de la celebración que facilite a los fieles la participación en la misma y el regreso a sus casas al finalizar.
    3. El “inicio de la vigilia o lucernario” se puede hacer a la entrada del templo. El celebrante principal deberá estar acompañado por un número limitado de ministros, mientras todos los fieles se mantendrán en sus lugares. Se bendice el fuego, se hacen los ritos de preparación y se enciende el cirio tal como indica el Misal. El sacerdote y los ministros, manteniendo la distancia de seguridad, hacen la procesión por el pasillo central y se cantan las tres invocaciones “Luz de Cristo”. No es recomendable repartir entre los fieles las velas y que las vayan encendido del cirio y luego pasen la luz unos a otros. Después de las invocaciones se canta el Pregón Pascual.
    4. Sigue la “Liturgia de la palabra”. Por razones de brevedad puede acortarse el número de las lecturas, pero procúrese darle la relevancia adecuada a este momento de la celebración. En ningún caso se debería reducir a una Liturgia de la Palabra normal de un domingo, únicamente con tres lecturas.
    5. La “Liturgia bautismal” se celebra tal y como viene indicada en el Misal. La presencia de la asamblea aconseja no omitir el rito de la aspersión después de la renovación de las promesas bautismales. Tómese la precaución, sin embargo, de evitar el contacto con el agua que se va a bendecir cuando esta se prepare, y que el sacerdote higienice las manos con gel hidroalcohólico antes de la aspersión.
    6. No parece aconsejable, dadas las circunstancias, celebrar el bautismo de niños durante la Vigilia Pascual. Si se han de administrar los sacramentos de la Iniciación Cristiana a adultos o si al final se celebra el bautismo de algún niño, hágase con todas las medidas higiénicas y sanitarias que garanticen que los signos y ritos se hagan adecuadamente, pero de forma segura, especialmente los que implican el contacto, como las unciones.
    7. Quienes no puedan participar en la solemne Vigilia Pascual pueden rezar el Oficio de lectura indicado para el Domingo de Pascua en la resurrección del Señor, con el deseo de unirse a toda la Iglesia en la celebración del misterio pascual.

Esperando que estas orientaciones sean acogidas de buen grado en las Iglesias particulares que peregrinan en España, seguimos rezando por el fin de la pandemia, por los difuntos, los enfermos y sus familias, y por todos los que dedican su esfuerzo a paliar las consecuencias de esta crisis que estamos viviendo, esperando que la celebración de los días de la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor sean un auténtico encuentro con Él, que fortalezca la fe, esperanza y caridad de todos los fieles.

 

Madrid, 3 de marzo de 2021

 

+ José Leonardo Lemos, obispo de Ourense. Presidente de la CEL

Antonio, Cardenal Cañizares, arzobispo de Valencia

+ Ángel Fernández, obispo de Albacete

+ Jesús Murgui, obispo de Orihuela-Alicante

+ Manuel Sánchez, obispo de Santander

+ Juan Antonio Aznárez, obispo auxiliar de Pamplona  y Tudela

+ Julián López, obispo emérito de León

+ Ángel Rubio, obispo emérito de Segovia

 


[1] Nota para los Obispos y las conferencias episcopales sobre la Semana Santa 2021 (Prot. N. 96/21)

[2] cf. Carta del Cardenal Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos a los Presidentes de las Conferencias Episcopales ¡Volvamos con alegría a la Eucaristía!, 15 de agosto de 2020, Prot. N. 432/20.

 

Noticia extraída de conferenciaepiscopal.es

Nota sobre las celebraciones de Semana Santa en 2021

Después de un año entero, nuestro mundo sigue afrontando la lucha contra la pandemia del COVID-19 y sus consecuencias, auténtico drama que ha afectado a casi todas las dimensiones de la vida de las personas.

La Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos nos recuerda que la pandemia también ha influido en la vida litúrgica de la Iglesia, y que “las normas y directrices contenidas en los libros litúrgicos, concebidas para tiempos normales, no son enteramente aplicables en tiempos excepcionales de crisis como estos”[1].

De cara a las celebraciones de la Semana Santa y del Triduo Pascual, en este año 2021, que por segunda vez se desarrollan estas circunstancias difíciles, la Comisión Episcopal para la Liturgia de la Conferencia Episcopal Española quiere acoger las indicaciones de la Congregación para dichas celebraciones, publicadas en la Nota para los Obispos y las conferencias episcopales sobre la Semana Santa 2021, del pasado 17 de febrero.

Se ha hecho un esfuerzo para adaptarlas a la realidad y circunstancias de nuestro país, y ofrecerlas a los Obispos de España, máximos responsables y moderadores de la vida litúrgica en sus respectivas diócesis, como instrumento y orientación para vivir el momento central del Año Litúrgico y de la vida de la Iglesia.

Con esa finalidad, y teniendo en cuenta la situación de la pandemia en España en este año 2021, se proponen a continuación las siguientes observaciones de carácter general y las de cada una de las celebraciones de la Semana Santa y del Triduo Pascual.

a) Observaciones de carácter general.

  1. Siempre que sea posible, desde un discernimiento responsable que ha de hacer cada fiel, se recomienda la participación presencial en la celebración, formando parte activa de la asamblea.
  2. Aquellos fieles que, por razón de edad, enfermedad, o de prudencia sanitaria, no puedan participar presencialmente en las celebraciones, síganlas por los medios de comunicación[2].
  3. En todas las celebraciones se deberán respetar las normas emanadas de las autoridades sanitarias en la lucha contra el virus: el aforo de los templos, las recomendaciones sanitarias e higiénicas para hacer de los lugares de culto espacios sanos y seguros, el uso de la mascarilla, disponibilidad de gel hidroalcohólico, distancia social, ventilación de los espacios, etc.
  4. Prepárense con sumo cuidado las celebraciones, eligiendo bien las alternativas que propone la Liturgia y acogiendo de buen grado las indicaciones para adaptarlas a este tiempo de pandemia.
  5. En las distintas celebraciones se ha de reducir al mínimo necesario el número de ministros que intervienen –acólitos, lectores, etc.–, sin que ello desdiga de la dignidad de la celebración.
  6. El canto no está prohibido, siempre y cuando no exista alguna indicación expresa de las autoritarias sanitarias y se haga con las medidas de precaución adecuadas –uso de mascarilla en todo momento y distancia de seguridad entre las personas–. No es aconsejable el canto o la música grabados.
  7. Evítese la distribución de subsidios para el canto en soporte de papel, o cualquier tipo de folleto explicativo de la celebración, por el riesgo que conllevan ante un posible contagio.
  8. Instrúyase a los fieles para recibir la comunión de manera segura y ordenada, atendiendo a las disposiciones del Obispo diocesano, procurando que este gesto central de la celebración se haga de la mejor manera posible.
  9. Para el bien de los fieles, en el caso de que los aforos permitidos en las iglesias sean un grave problema para la participación, el Obispo diocesano puede autorizar a que se hagan varias celebraciones en el mismo templo en horas sucesivas, siempre y cuando esto se haga verdaderamente para utilidad de los fieles y en circunstancias de real necesidad.
  10. De cara a que los enfermos y las personas en confinamiento o de alto riesgo puedan seguir las celebraciones desde sus casas, se anima a que sean retransmitidas las presididas por el Obispo en la catedral, como signo de unidad de la diócesis. Procúrese que estas celebraciones sean verdaderamente ejemplares en su preparación y desarrollo. Se excluyen, en cualquier caso, las grabaciones en diferido de las mismas.
  11. Cuando no se puedan realizar las celebraciones con participación del pueblo, ofrézcase a los fieles la posibilidad de celebrar la Liturgia de las Horas, especialmente las Laudes y las Vísperas de cada día y el Oficio de Lectura. A tal efecto el subsidio La Hora de Jesús, que contiene los textos de las celebraciones de la Semana Santa y que incluye también la Liturgia de las Horas para estos días, puede ser un instrumento muy útil. También se recuerda que se puede hacer uso de la aplicación oficial de la Liturgia de las Horas para dispositivos móviles, recientemente publicada por la Conferencia Episcopal.
  12. Los sacerdotes que estén afectados por el virus y estén confinados procuren también celebrar los distintos ritos, en la medida de lo posible y si su salud se lo permite.
  13. Se recomienda vivamente que se cuide y fomente el Sacramento de la Penitencia. Se ruega a los sacerdotes una mayor disponibilidad para que los fieles puedan celebrar este Sacramento, con todas las medidas de precaución, distancia social y discreción.

b) Domingo de Ramos en la Pasión del Señor.

  1. Para la conmemoración de la entrada del Señor en Jerusalén se evitará la forma primera descrita por el Misal –procesión–.
  2. En las catedrales se utilizará la forma segunda –entrada solemne–, al menos en la misa principal. Los fieles permanecerán en sus lugares y se hará la bendición y la proclamación del evangelio desde un lugar, dentro de la iglesia, en el que los fieles puedan ver el rito. En la procesión al altar puede participar una representación de los fieles junto con el Obispo y los ministros.
  3. En las parroquias y demás lugares de culto se utilizará la forma tercera –entrada simple–.

c) Misa crismal.

  1. A juicio del Obispo la fecha de la Misa crismal puede trasladarse al día que parezca más adecuado.
  2. Si las normas sobre aforos no permiten la asistencia de todos los sacerdotes de la diócesis y es necesario también limitar el número de fieles, procure el Obispo que al menos pueda hacerlo una representación del presbiterio –por ejemplo, el consejo episcopal, o el consejo presbiteral, o los arciprestes– y un grupo de fieles, y que la celebración sea retransmitida, de modo que quienes hubiesen querido asistir, muy en particularmente el resto del clero, puedan al menos seguirla por estos medios.

d) Jueves Santo.

  1. De forma excepcional, al igual que el año pasado, los sacerdotes tienen la facultad de celebrar este día la Misa sin el pueblo, si concurren circunstancias que así lo aconsejen –por ejemplo, el contagio con el virus del propio sacerdote o el confinamiento de una población–. Quienes no tengan la posibilidad de celebrar la Misa rezarán preferentemente las Vísperas.
  2. Ha de omitirse el rito del lavatorio de los pies.
  3. Dado que este año la celebración se hará, en la mayor parte de los casos, con alguna participación del pueblo, no se omita la procesión y la reserva del Santísimo Sacramento para la adoración y la comunión al día siguiente. Facilítese, en la medida de lo posible, que los fieles puedan dedicar un tiempo de adoración, respetando siempre los horarios de restricción de la libre circulación de los ciudadanos que se establezcan en cada lugar.
  4. Si se van a celebrar varias Misas de la Cena del Señor en la misma iglesia, háganse siempre por la tarde, y omítase, salvo en la última, la reserva solemne del Santísimo.
  5. Si no se va a celebrar el Triduo completo en alguna iglesia, no se haga la reserva eucarística solemne. Además, si no se ha celebrado la Misa vespertina de la Cena del Señor, evítese una adoración eucarística desvinculada de dicha celebración.
  6. Si la celebración es sin participación del pueblo, se omite la procesión, y la reserva se hace en el sagrario habitual.

e) Viernes Santo.

  1. Se ha de asegurar la celebración de la Pasión del Señor, por lo menos, en la Catedral, en los templos parroquiales, al menos en los principales, y en aquellos de mayor capacidad dentro de las zonas pastorales establecidas en cada Diócesis.
  2. En la oración universal se utilizará el formulario habitual con el añadido de la intención especial que la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos publicó el pasado año (Decreto Prot. N. 155/20). El texto de la intención, que se añade entre la IX y la X, es el siguiente:
IXb. Por quienes sufren en tiempo de pandemia.

Oremos también por todos los que sufren las consecuencias de la pandemia actual: para que Dios Padre conceda la salud a los enfermos, fortaleza al personal sanitario, consuelo a las familias y la salvación a todas las víctimas que han muerto.

Oración en silencio. Prosigue el sacerdote:

Dios todopoderoso y eterno,

singular protector en la enfermedad humana,

mira compasivo la aflicción de tus hijos

que padecen esta pandemia;

alivia el dolor de los enfermos,

da fuerza a quienes los cuidan,

acoge en tu paz a los que han muerto

y, mientras dura esta tribulación,

haz que todos

puedan encontrar alivio en tu misericordia.

Por Jesucristo, nuestro Señor.

R. Amén.

  • En el momento de la adoración de la cruz el celebrante lo hará con una genuflexión o una inclinación profunda. El resto de la asamblea lo hará por medio de una genuflexión o inclinación profunda cuando la cruz sea mostrada, y lo harán cada uno sin moverse de su lugar. Se podría invitar, también, a todos los participantes a la liturgia a que hagan un momento de oración, en silencio, mientras se contempla la cruz. Se evitará, en cualquier caso, la procesión de los fieles en este momento de la celebración.

f) Vigilia Pascual

  1. Se procurará su celebración al menos en la Catedral y en las iglesias parroquiales principales, que posean un aforo suficiente para que puedan participar los fieles con seguridad.
  2. Dependiendo de las normas civiles que se hayan establecido en cada lugar sobre restricción de la libre circulación de los ciudadanos, elíjase una hora adecuada para el comienzo de la celebración que facilite a los fieles la participación en la misma y el regreso a sus casas al finalizar.
  3. El “inicio de la vigilia o lucernario” se puede hacer a la entrada del templo. El celebrante principal deberá estar acompañado por un número limitado de ministros, mientras todos los fieles se mantendrán en sus lugares. Se bendice el fuego, se hacen los ritos de preparación y se enciende el cirio tal como indica el Misal. El sacerdote y los ministros, manteniendo la distancia de seguridad, hacen la procesión por el pasillo central y se cantan las tres invocaciones “Luz de Cristo”. No es recomendable repartir entre los fieles las velas y que las vayan encendido del cirio y luego pasen la luz unos a otros. Después de las invocaciones se canta el Pregón Pascual.
  4. Sigue la “Liturgia de la palabra”. Por razones de brevedad puede acortarse el número de las lecturas, pero procúrese darle la relevancia adecuada a este momento de la celebración. En ningún caso se debería reducir a una Liturgia de la Palabra normal de un domingo, únicamente con tres lecturas.
  5. La “Liturgia bautismal” se celebra tal y como viene indicada en el Misal. La presencia de la asamblea aconseja no omitir el rito de la aspersión después de la renovación de las promesas bautismales. Tómese la precaución, sin embargo, de evitar el contacto con el agua que se va a bendecir cuando esta se prepare, y que el sacerdote higienice las manos con gel hidroalcohólico antes de la aspersión.
  6. No parece aconsejable, dadas las circunstancias, celebrar el bautismo de niños durante la Vigilia Pascual. Si se han de administrar los sacramentos de la Iniciación Cristiana a adultos o si al final se celebra el bautismo de algún niño, hágase con todas las medidas higiénicas y sanitarias que garanticen que los signos y ritos se hagan adecuadamente, pero de forma segura, especialmente los que implican el contacto, como las unciones.
  7. Quienes no puedan participar en la solemne Vigilia Pascual pueden rezar el Oficio de lectura indicado para el Domingo de Pascua en la resurrección del Señor, con el deseo de unirse a toda la Iglesia en la celebración del misterio pascual.

 

Esperando que estas orientaciones sean acogidas de buen grado en las Iglesias particulares que peregrinan en España, seguimos rezando por el fin de la pandemia, por los difuntos, los enfermos y sus familias, y por todos los que dedican su esfuerzo a paliar las consecuencias de esta crisis que estamos viviendo, esperando que la celebración de los días de la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor sean un auténtico encuentro con Él, que fortalezca la fe, esperanza y caridad de todos los fieles.

 

Madrid, 3 de marzo de 2021

+ José Leonardo Lemos, obispo de Ourense. Presidente de la CEL

Antonio, Cardenal Cañizares, arzobispo de Valencia

+ Ángel Fernández, obispo de Albacete

+ Jesús Murgui, obispo de Orihuela-Alicante

+ Manuel Sánchez, obispo de Santander

+ Juan Antonio Aznárez, obispo auxiliar de Pamplona  y Tudela

+ Julián López, obispo emérito de León

+ Ángel Rubio, obispo emérito de Segovia


[1] Nota para los Obispos y las conferencias episcopales sobre la Semana Santa 2021 (Prot. N. 96/21)

[2] cf. Carta del Cardenal Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos a los Presidentes de las Conferencias Episcopales ¡Volvamos con alegría a la Eucaristía!, 15 de agosto de 2020, Prot. N. 432/20.

 

Fuente: Conferencia Episcopal Española