Unidos en oración. Testimonios del Retiro de Pascua «Transfiguración» en Armenteira

 

No día de onte participei no Retiro de Pascua en Armenteira. Xuntámonos arredor de 25 persoas. Estuvo dirixida por Jesús Peón.

Neste Retiro aprendemos a profundizar en éstes dóus temas: A oración é a autocrítica. Estuvo dividida en tempos de charla é oración, silencio é meditación. A mediodía acompañamos na oración ás monxas que habitan no mosteiro. Foi unha experiencia nova, é emocionante, porque a maioría nunca contáramos con ésa maravillosa oportunidad. A última hora da tarde dedicámola a facer un coloquio sobre as experiencias é percepcions personais de cómo vivimos a oración é a autocrítica cómo cristians. Todos agradecemos enormemente a Jesús é a os compañeiros presentes haber vivido unha xornada tán especial. É todos coincidimos na importancia de facer retiros máis a miudo, para seguir formándonos cómo cristians, sentirnos unidos é compartir experiencias é estar en silencio, algo do que tanto carecemos hoxe en día.

 

Nieves 

 

 

 

GRATITUD

Para mi es la palabra que mejor define lo vivido en el Retiro de Pascua, celebrado este sábado 20 de abril, en el Monasterio de Santa María de Armenteira, que fue organizado por la Delegación para el Laicado de nuestra diócesis y que dirigió Jesús Peón.

Estaba claro que el viento soplaba a favor.

Un día de sol en un lugar excepcional para disfrutar la belleza de la creación y la piedra hecha arte.

Una Comunidad, a la que puso rostro la Hermana Paula, que nos acogió con alegría y serenidad, y con la que compartir fe y oración para acercarnos a Dios.

Para reflexionar contamos con Jesús Peón y sus conocimientos, que dio respuestas, pero suscitó muchos más interrogantes y, todo ello, en medio de un silencio que ayudaba a la apertura del corazón y a dejar que el Señor, camino, verdad y vida, nos saliese al encuentro, vivo y resucitado, y caminase con nosotros.

Un caminar sin prisa, hablando como lo hacen los amigos que se reencuentran, con cariño, con atención, con sinceridad; a veces solo con una mirada de esas que lo dicen todo o lo cuestionan todo, pero desde el amor y el respeto.

Y el grupo de los que nos decidimos a participar. Al principio, la mayoría eramos unos desconocidos; al avanzar el día, compañeros de camino; tras compartir oración y mesa, hermanos y, al terminar, discípulos con un horizonte un poco más claro y la alegría de una misión común: anunciar a Cristo resucitado a un mundo que lo necesita.

 

Carusa