XLII Cursillo Regional de Pastoral de la Salud de Galicia

El sábado 17 de abril entre las 10:00h y las 13:00h, tendrá lugar el XLII Cursillo Regional de Pastoral de Galicia, que este año ha organizado la delegación diocesana de Pastoral de la Salud de Santiago. Este cursillo se enmarca dentro de la Campaña del Enfermo 2021 que tiene por lema “Cuidémonos mutuamente”.

Este último año ha sido especialmente duro para muchos enfermos y mayores que han pasado largos períodos de tiempo solos, en sus casas o en sus residencias aislados de sus familias. También en los momentos del final de la vida muchos enfermos no han podido contar con la compañía de sus seres queridos, lo que ha contribuido a que el duelo de los familiares sea especialmente difícil. Al mismo tiempo, entre los profesionales de la salud y los cuidadores se han vivido momentos de especial dificultad y cansancio.

Ante estas situaciones que todavía seguimos viviendo, necesitamos compartir nuestras experiencias desde la fe, desde la esperanza y desde la caridad: cómo nos están afectado, cómo las interpretamos y, sobre todo, si puede resultar de todas estas situaciones algo positivo a nivel individual y como Iglesia.

Este cursillo está especialmente dirigido a los voluntarios de  pastoral de la salud, profesionales del mundo sanitario y sociosanitario, religiosas, religiosos, sacerdotes y a todas aquellas personas interesadas en el mundo sanitario. Se puede seguir a través del canal de YouTube del Instituto Teológico Compostelano y no es necesario inscribirse, tan sólo es necesario pinchar en el enlace: https://youtu.be/yFO0IDQT_j0 o captando el código QR que aparece en el cartel.

Las personas que sigan el evento podrán formular preguntas al final de cada ponencia a través del chat de YouTube.

Programa:

10:00h. Apertura y oración

10:15h. 1ª Ponencia:

“Se nos había olvidado sufrir: claves ignacianas para acercarse a la crisis del Covid-19”. Álvaro Lobo Arranz S.J. Enfermero. Impulsor del proyecto “Más que salud”

11:00h. Mesa redonda: experiencias de cuidado

11:45h. Descanso

12:00h. 2ªPonencia:

“Fortalezas y estrategias de afrontamiento ante la pandemia por el COVID-19”

Cristina Noriega García. Doctora en Psicología. Profesora Adjunta Departamento de Psicología de la Facultad de Medicina de la Universidad CEU San Pablo.

12:45h. Clausura por el Excmo. Sr. D. Julián Barrio Barrio

 

 

«Un camino de dolor y amor». Nuevo retiro virtual de Talleres de Oración y Vida

La familia de Talleres de Oración y Vida nos invita a participar en su nuevo Retiro virtual titulado «UN CAMINO DE DOLOR Y AMOR» en el que contemplando y teniendo a Jesús como Modelo, Maestro y Señor de la historia, convertiremos el camino de la cruz en camino pascual, y el dolor de la vida en mecanismo de redención. Como en las otras ocasiones serán un retiro por whatsApp, de 4 días, en el que iremos recibiendo el material e instrucciones para realizarlo en nuestros hogares, en el horario que nos convenga, según nuestras actividades diarias. Es un retiro abierto y se puede animar también a familiares y amigos a vivir esta maravillosa experiencia.

 

 

RETIRO VIRTUAL POR WHATSAPP: “UN CAMINO DE DOLOR Y AMOR”

  • Fechas: Sábado 17 de abril hasta martes 20 de abril, con duración de 60 minutos aproximados por sesión , que cada participante podrá vivir en el lugar y horario que más le convenga.
  • Basado en los libros “El pobre de Nazaret” y «Muéstrame tu Rostro» del padre Ignacio Larrañaga, fundador de TOV.
  • Más información sobre la dinámica del Retiro y su programa se irá facilitando a los participantes por WhatsApp.
  • Abre este enlace para unirte al grupo de WhatsApp pulsando aquí  o al Canal de telegram pulsando aquí
  • Si algún grupo se encontrase completo envía un correo electrónico a tovespana@pm.me para que te asignen otro

 

Peregrinación virtual de Pastoral Santiago. Abril: Itinerario sobre la Ética

 

Muchos y muy variados son los peregrinos que ponen y pusieron pie en la ruta jacobea. Salen a la búsqueda de algo o alguien, frecuentemente de sí mismos o de una realidad espiritual, solos o en compañía.

El peregrino es quien sale fuera (de sí mismo y de sus cosas/situaciones habituales, podríamos decir, por tanto, sintiéndose extranjero) y realiza un viaje. Pero la cuestión de fondo es: a dónde y para qué. Resulta a todas luces claro que vamos a Santiago de Compostela, pero ¿Para qué caminas, peregrino? ¿Qué significa este viaje, extranjero de ti mismo?

Desde Pastoral de Santiago quieren proponernos este mes de Abril en su Peregrinación Virtual un ITINERARIO SOBRE LA ÉTICA, treinta hitos para delimitar esta ruta jacobea bajo el signo de la ética, bajo el signo de aquello que nos ayuda a bien vivir, como corresponde a lo que somos y nuestro vivir inquieto, como corresponde a nuestro ser para nosotros mismos y para los demás. Por tanto, a la pregunta sobre la finalidad le añadimos otra: ¿cómo hacerlo con sentido para llegar a nuestro fin? Le han pedido a un adiestrado caminante que te acompañe como cicerone durante el trayecto: Romano Guardini, señero teólogo y pensador, experto buscador por las veredas de la existencia humana. Su voz y su mirada te permitirán ir de las cosas tal como aparecen a la entraña misma de las realidades más hondas y más altas, y que pueden dar ese sentido, orientación y finalidad a tu existencia. ¡Buen camino!

 

 

Otras rutas:

 

Fuente: pastoralsantiago.org

Vídeo del Papa. Abril 2021. Defender los derechos humanos fundamentales con coraje y determinación.

Para defender los derechos humanos fundamentales hace falta coraje y determinación.
Me refiero a oponerse activamente a la pobreza, la desigualdad, a la falta de trabajo, de tierra, de vivienda, de derechos sociales y laborales.

Piensen que muchas veces los derechos humanos fundamentales no son iguales para todos.
Hay gente de primera, de segunda, de tercera y de descarte.
No. Tienen que ser iguales para todos.

Y en algunos lugares defender la dignidad de las personas puede significar ir a prisión, incluso sin juicio. O puede significar la calumnia.

Cada ser humano tiene derecho a desarrollarse integralmente, y ese derecho básico no puede ser negado por ningún país.

Recemos para que aquellos que arriesgan sus vidas luchando por los derechos fundamentales en dictaduras, en regímenes autoritarios e incluso en democracias en crisis para que vean que su sacrificio y su trabajo de fruto abundante.

Papa Francisco – Abril 2021

 

En su intención de oración de abril, el Santo Padre defiende que TODAS las personas del mundo tengan el derecho a desarrollarse integralmente, y pide especialmente por aquellos que arriesgan sus vidas luchando por los derechos fundamentales.

 

El Video del Papa, que recoge la intención de oración que Francisco confía a toda la Iglesia Católica a través de la Red Mundial de Oración del Papa, trata en el mes de abril sobre los derechos fundamentales de las personas. En concreto, el Santo Padre no solo quiere poner el énfasis en “oponerse activamente a la pobreza, la desigualdad, a la falta de trabajo, de tierra, de vivienda, de derechos sociales y laborales”, sino también en aquellas personas que diariamente arriesgan sus vidas por defender los derechos humanos fundamentales en entornos conflictivos de todo tipo.

Las imágenes de El Video del Papa de abril buscan reflejar el uso de estos derechos fundamentales —a través de manos de innumerables hombres y mujeres que trabajan la tierra, que abren puertas, que curan, que se alimentan, que estudian…— y el abuso de esos mismos derechos, en manos de niños y niñas explotados, en manos sufrientes de personas encarceladas sin juicio, entre otras situaciones críticas. El video cuenta con el apoyo de la Misión Permanente de Observación de la Santa Sede ante las Naciones Unidas.

Cuando se habla de derechos humanos fundamentales se trata de derechos que todas las personas tienen básicamente por existir como seres humanos. Son inherentes a todos, independientemente de la nacionalidad, sexo, origen étnico o nacional, color, religión, idioma o cualquier otra condición. La Declaración Universal de Derechos Humanos, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1948, fue el primer documento legal en establecer la protección universal de los derechos humanos fundamentales.

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Las enseñanzas de la Iglesia: derechos por ser persona

También en la Iglesia, desde el Papa Juan XXIII en la década de 1960, los derechos humanos han tenido una importancia central en la enseñanza y la práctica social católica. Como escribió en un reciente artículo el Card. Michael Czerny S.J.: “Cuando San Juan XXIII enumeró los derechos fundamentales en su encíclica Pacem in terris de 1963, comenzó con los que hoy se consideran económicos. ‘El hombre tiene derecho a vivir’, dice, ‘tiene derecho a la integridad corporal y a los medios necesarios para el buen desarrollo de la vida, en particular a la alimentación, al vestido, a la vivienda, a la asistencia médica, al descanso y, finalmente, a los servicios sociales necesarios’. Hoy, el Papa Francisco hace el mismo hincapié, subrayando en particular los derechos al trabajo, a la vivienda, a la tierra y a la seguridad alimentaria: ‘tierra, techo y trabajo’”.

Por su parte, el P. Frédéric Fornos S.J., Director Internacional de la Red Mundial de Oración del Papa, añadió: “No es la primera vez que el Papa Francisco insiste en la importancia de los derechos fundamentales de las personas. En su última encíclica, Fratelli tutti, denunciaba que ‘Mientras una parte de la humanidad vive en opulencia, otra parte ve su propia dignidad desconocida, despreciada o pisoteada y sus derechos fundamentales ignorados o violados’ (FT, 22). Francisco nos pide este mes orar por ‘aquellos que arriesgan sus vidas luchando por los derechos fundamentales en dictaduras, en regímenes autoritarios e incluso en democracias en crisis’. Es una invitación a recordar a estos hombres y mujeres, en tantos países del mundo, que continúan en la cárcel o en situaciones peligrosas, o que perdieron la vida, y muchos de ellos en nombre de su fe en Jesucristo. No los olvidemos, recemos por ellos, por ellas”.

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Rezar por los que defienden los derechos fundamentales

Acompañemos con la oración el Vídeo del Papa de abril, a la vez que destacamos el coraje y la determinación de aquellos que luchan todos los días para que estos derechos humanos fundamentales sean iguales para todos, aunque para algunas personas eso implique poner en riesgo su propia vida.

 

 

 

 

Fuente: thepopevideo.org

Acción de gracias de monseñor Francisco José Prieto Fernández tras su ordenación episcopal

“Me ha tocado un lote hermoso, me encanta mi heredad” (Sal 15, 6)

En esta mañana, en que he recibido por la imposición de las manos y la plegaria de ordenación el ministerio episcopal como Obispo Auxiliar al servicio de la Iglesia en Santiago de Compostela, en comunión fraterna y en colaboración estrecha con su Arzobispo, don Julián, hago mías las palabras del salmista, porque agradecer es reconocer que todo me ha sido dado: el don de un ministerio que no es tarea ni oficio, sino entrega, ofrenda de la propia vida, servicio “sin tacha día y noche” (como dice la plegaria de ordenación) a Dios y a esta porción del Pueblo de Dios, un bello mosaico construido de muchos rostros y variados caminos, a la que he sido llamado a servir y acompañar. Pido a Dios que pueda hacerlo con “el gusto espiritual de estar cerca de la vida de la gente, hasta el punto de descubrir que eso es fuente de un gozo superior. La misión es una pasión por Jesús pero, al mismo tiempo, una pasión por su pueblo” (EG 268).

En la grandiosidad de esta Catedral de Santiago de Compostela, que fue creciendo con el paso de los siglos y el empeño de la fe, escuchamos, no los ecos del pasado, sino voces que hacen vivos los muros y los arcos. Voces de los artesanos que cincelaron y pulieron un inmenso vocabulario pétreo de fe, voces que expresan la plegaria agradecida del peregrino gozoso en sus pies cansados, voces del canto que se eleva en súplica confiada, voces que celebran al Cristo Crucificado-Resucitado, voces que murmuran admiración por la belleza descubierta, voces que rumorean preocupaciones e inquietudes ante la tumba de Santiago el Zebedeo. ¡Me uno a estas voces para decir con vosotros, los que en esta mañana me habéis podido acompañar presencialmente o lo hacéis a través de los medios de comunicación, una sola palabra: GRACIAS!!!

Gracias a Dios Padre, a Dios Hijo, a Dios Espíritu Santo, misterio de comunión y vida, de quien procede todo bien. En estas circunstancias, soy muy consciente de mis debilidades y limitaciones. Son momentos para ejercer la confianza en la misericordia Dios, y descubrir con gozo que Él nos da su gracia cuando nos llama a servir con más entrega al Pueblo de Dios. Pido que, dócil al Espíritu, y en este Año de San José, sepa hacerlo con corazón de padre.

Gracias a la Iglesia que, por medio del Papa Francisco, ha confiado en mí para ser Obispo Auxiliar de la Archidiócesis Metropolitana de Compostela. Sr. Nuncio transmita al Santo Padre mi gratitud. No quiero pasar la ocasión de reconocerle a Vd. la cordialidad, y también la simpatía, con la que me comunicó la noticia de mi nombramiento.

Gracias Sr. Arzobispo, mi querido don Julián,  que desde el primer momento me acogió con afecto paterno y cercanía de hermano: he sido llamado a acompañar –auxiliar– a esta Iglesia que como pastor Vd. guía y preside desde hace 25 años. De su mano y en comunión y colaboración fiel y fraterna, sé que aprenderé a conocer, a escuchar y amar a los pueblos y gentes, a las parroquias y fieles de esta comunidad diocesana para darles lo mejor: la alegría del Evangelio que llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Sólo con Jesucristo siempre nace y renace la alegría (cf. EG 1).

Gracias, de un modo especial, a los Obispos que han sido pastores en la Iglesia de Ourense y con los que he ido caminando en mi vida sacerdotal, gracias a su cercanía y comprensión en no pocos momentos, y que han ido dejando honda huella a lo largo del tiempo en los diferentes destinos pastorales que me encomendaron: fue breve, para mí, la de D. Ángel Temiño, pues iniciaba apenas mi etapa formativa en el Seminario Mayor; D. José Diéguez Reboredo, que me ordenó sacerdote hace casi 28 años y me envió a Roma a asomarme al vasto y rico mundo de los Padres de la Iglesia; Don Carlos Osoro, con el que inicié ese querido proyecto del Centro de Ciencias Religiosas en Ourense; y don Luis Quinteiro, gracias al cual pude concluir el doctorado en la Pontificia de Salamanca.

Gracias don Leonardo por la confianza que depositó en mí a lo largo de los casi 9 años en que he colaborado con Vd. de modo tan cercano y fraterno al servicio de la diócesis ourensana como Vicario para la Nueva Evangelización. No es el momento de hacer relato de todo lo vivido y compartido en estos años, pero sí de destacar la rica vivencia personal y sacerdotal que ha supuesto para mí y, de modo singular, la enriquecedora experiencia del camino sinodal que la diócesis de Ourense inició en 2016 y que espero que pronto concluya para ser horizonte y camino de la nueva tarea evangelizadora en la Iglesia ourensana. Y gracias muy especialmente por su acompañamiento y cercanía en estas semanas previas a la ordenación episcopal: ha sido para mí padre y hermano.

Gracias Sr. Cardenal, Sres. Arzobispos y Obispos, al administrador diocesano de Mondoñedo-Ferrol que en esta mañana me acompañan, y a todos los que me han hecho llegar por diversos medios, desde que mi nombramiento se hizo público, su oración y felicitación mostrando una acogida de cálida y sincera fraternidad.

Grazas aos meus pais, Fernando e María Jesús: por eles Deus regaloume o don da vida, agora presentes na comunión dos santos e na esperanza do Resucitado. Neles a miña vida foise tecendo entre a paternidade da recia Zamora e a maternidade da fondura da alma galega.

Grazas o meu irmán Fernando, miña cuñada María (una irmá para min), aos meu sobriños (Pablo, Pedro, Hugo)…, canto me compracevervos crecer! Aos meus tíos, primos e familia de Ourense e de Zamora. Non todos podedes estar hoxe aquí, pero a todos vos levo no corazón.

Grazas á miña familia diocesana en Ourense: nela recibín e crecín no don da fe e recibín o don do ministerio sacerdotal; por eso un sentido agradecemento aos meus compañeiros do presbiterio no que camiñei durante case 28 anos (Hoxe alomenos podedes estar aquí un grupo representativo); un recordo agradecido aos fieis das parroquias ás que servín como sacerdote durante estes anos, especialmente aos da parroquia e colexio de san Pío X de Mariñamansa nos últimos once anos; aos Seminarios Diocesanos, a todos os meus compañeiros do claustro de profesores do Instituto Teolóxico, a todos os seminaristas (Hoxe moitos deles xa sodes sacerdotes); aos alumnos e profesores do Centro de Ciencias Relixiosas San Martín; aos meus compañeiros vigairos cos que compartín ilusións e proxectos na tarefa de acompañar e axudar ao noso Bispo no goberno pastoral; ao equipo da Vigairía para a Nova Evanxelización (catequese, familia, mozos, nenos, ensino, misións, pastoral da carretera e de peregrinacións), e a todos cos que colaborei e traballei na curia do Bispado de Ourense; ás comunidades de vida consagrada (especial mención ás Clarisas de Vilar de Astrés); e por suposto aos Equipos de Matrimonios de Nosa Señora, ao meu Equipo, que me acompañaron e acompañei durante 25 anos, que marcaron fondamente a miña vida sacerdotal; e non quero esquecer a compañeiros e profesores de Roma (Universidades Gregoriana) e Salamanca (Universidade Pontificia), dous momentos importantes e enriquecedores na miña vida sacerdotal que me abriron aos vastos horizontes da Biblia e dos Pais da Igrexa.

E grazas a esta e nova familia, tamén xa miña, da arquidiocese de Santiago de Compostela pola acollida mostrada desde o primeiro momento: aos sacerdotes, aos membros da vida consagrada, leigos (grupos e movementos, mozos e nenos, os catequistas, profesores, voluntarios da acción socio-caritativa…), aos seminarios diocesanos, ao Instituto Teolóxico Compostelano, ás comunidades e parroquias do noso rural, da costa e das ciudades desta Igrexa Compostelana, á que desexo ir coñecendo pouco a pouco en toda a súa extensa e intensa vida parroquial, pastoral, e acción socio-caritativa.

Saber escoitar, acompañar, tender pontes e camiñar xuntos. Sei que conto coa vosa axuda e oración para ser con vos e para vos un pastor según o corazón de Deus: pai, irmán e amigo.

Dende hai case un ano, vivimos unha situación dramática provocada pola irrupción da pandemia do COVID-19. Mudou as nosas vidas e modo de relacionarnos, provocou dor e sufrimento en moitas persoas, familias e colectivos sociais, modificou o modo de celebrar e vivir a fe, xerou unha onda de solidariedade cos máis afectados, mostrou un esforzo notable e xeneroso do persoal sanitario, dos corpos e forzas de seguridade do Estado, das autoridades civís e sanitarias, de tantos homes e mulleres que, co seu traballo, fan posible que se manteñan os servizos esenciais na nosa sociedade. E de tantos sacerdotes, relixiosos e leigos que sodes o rostro visible e concreto dunha Igrexa en saída, con estilo  samaritano, cara aos nosos irmáns máis necesitados. Ante esta situación, como cristiáns, en palabras do Papa Francisco, camiñemos en esperanza polas sementes de ben que Deus segue derramando na humanidade e asumamos que, ante este reto e sempre, ninguén se salva só (cf.  Fratelli tutti 54-55).

Un cordial e afectuoso saúdo a todas as autoridades civís, políticas, académicas e militares aquí presentes. Temos una tarefa común: construír xuntos espacios de convivencia e humanidade. Os homes e mulleres deste tempo, especialmente os que máis sofren os golpes desta pandemia, merecen todo o noso esforzo e empeño, co desexo de traballar xuntos, dende o respecto e o diálogo, en favor do ben común.

Un agradecemento a todos os que colaboraron con xenerosidade na preparación e desenvolvemento da celebración da miña ordenación episcopal e na miña acollida nesta xa a miña casa para que todo tivese a calidez do fogar. Grazas ao Cabildo Metropolitano, aos que participaron na liturxia da ordenación nos diversos ministerios e servizos (mestre cerimonias, diáconos,  acólitos, coro e director, acollida), aos responsables dos medios técnicos e audiovisuais que fixeron posible a transmisión desta celebración (13TV; Radio María e COPE+) e aos medios de comunicación aquí presentes.

Aberta a Porta Santa do Ano Xubilar Compostelán, encomendo o ministerio episcopal ao que fun chamado para servirvos ao apóstolo Santiago, a quen lle pido que pronto as pisadas dos peregrinos percorran os camiños que conducen ata a tumba apostólica nesta Catedral e as pisadas da fe, celebrada e vivida, afonden no corazón e na vida dos fieis desta Arquidiocese; e a María a nosa Nai nas súas advocacións do Rosario, do Portal e da Peregrina, e a San Xosé, Patrón da Igrexa Universal, neste ano a el dedicado.

A todos e a cada un de vos, gracias pola vosa oración no inicio do meu ministerio episcopal como Bispo Auxiliar da Arquidiocese de Santiago de Compostela. Que o alento do Espírito nos anime e sosteña nesta nova etapa evanxelizadora.

 

Noticia íntegramente extraída de: archicompostela.es

Monseñor Barrio: “Vés a unha comunidade na que sentirás a necesidade de querela porque te sentirás fondamente querido”

Monseñor Francisco José Prieto Fernández es desde hoy nuevo obispo auxiliar de Santiago de Compostela. En una solemne ceremonia celebrada en la Catedral, el arzobispo Julián Barrio, consagró obispo al sacerdote que hasta ahora era Vicario para la Nueva Evangelización en la Diócesis de Ourense. “Querido irmán Francisco José, vés a unha comunidade diocesana na que sentirás a necesidade de querela porque te sentirás fondamente querido por ela. Todos che desexamos un ministerio episcopal longo e cheo de froitos”, le dijo monseñor Barrio en su homilía al nuevo obispo auxiliar. El arzobispo señaló, además, que “el episcopado no es un honor, es una llamada a servir en vigilancia y fidelidad, sin cálculos ni condescendencias con uno mismo”. Por su parte, monseñor Francisco José Prieto en su alocución final, que fue una auténtica acción de gracias, manifestó que “aberta a Porta Santa do Ano Xubilar Compostelán, encomendo o ministerio episcopal ao que fun chamado para servirvos ao apóstolo Santiago, a quen lle pido que pronto as pisadas dos peregrinos percorran os camiños que conducen ata a tumba apostólica nesta Catedral e as pisadas da fe, celebrada e vivida, afonden no corazón e na vida dos fieis desta Arquidiocese”.

Al inicio de la ceremonia litúrgica, el Nuncio de Su Santidad, Bernardito Auza, saludó en nombre del Papa Francisco a quienes se encontraban en la Catedral y a los que seguían la Eucaristía a través de los medios de comunicación, haciendo alusión al amor y la misericordia de Dios, tan presentes en este tiempo pascual. “Sea éste el gesto y la palabra oportuna en su ministerio episcopal presidido por el lema que ha escogido Sequi Salvatorem participare est salutem, (“Seguir al Salvador es participar de la salvación”), le dijo el Nuncio al nuevo obispo auxiliar.

La solemne Eucaristía, en la que participaron numerosos prelados, entre ellos el cardenal Ricardo Blázquez, los obispos de Galicia, el administrador diocesano de Mondoñedo-Ferrol, así como sacerdotes de las diócesis de Ourense y Santiago, acogió a un número limitado de fieles por las restricciones de aforo debidas a la pandemia. Entre ellos, los familiares del nuevo obispo auxiliar, monseñor Francisco José Prieto Fernández.

Servir en fidelidad

El Episcopado no es un honor, es una llamada a servir en vigilancia y fidelidad, sin cálculos ni condescendencias con uno mismo”, indicó en su homilía monseñor Barrio. En sus palabras, el arzobispo de Santiago aludió al papel del obispo como sucesor de los apóstoles y señaló que “más allá de las preocupaciones y dificultades inherentes al fiel trabajo cotidiano en la viña del Señor, ha de infundir esperanza en quienes, deslumbrados por oasis utópicos en medio de la  banalidad y desconcierto, y afligidos por las múltiples formas de pobreza, “contemplan a la Iglesia como monte de las Bienaventuranzas”, prestando atención a los que no pertenecen al único rebaño de Cristo, porque ellos también nos han sido confiados en el Señor”.

En la homilía de monseñor Barrio se señalaba también que “esto forma parte de la identidad del obispo. La lógica del Evangelio es la de la gratuidad, camino elegido por Cristo para salir al encuentro en la Iglesia misionera”. El arzobispo comentó además que “la herencia del Obispo ha de ser la santidad”.

Y en alusión al Año Santo, monseñor Barrio manifestó que “en este Año Jubilar la llegada del Obispo Auxiliar es también ocasión para reflexionar sobre el sentido de nuestra peregrinación en el camino de la conversión y sobre el reforzamiento de la eclesialidad en nuestra Diócesis. Dios siempre nos ofrece su gracia para afrontar cualquier reto”.

En su homilía aseguró, igualmente, que “toda iniciativa episcopal servirá á verdadeira renovación da Igrexa en tanto contribúa a mostrar o fascinante esplendor da auténtica luz que é Cristo mesmo”.

Una auténtica acción de gracias

Tras ser consagrado obispo por la oración y la imposición de las manos; después de la unción, la entrega de los Evangelios, la recepción del anillo episcopal; y tras la imposición de la mitra y la entrega del báculo como símbolos de su nueva misión, el ya obispo auxiliar pronunció al final de la ceremonia una alocución que se convirtió en una auténtica acción de gracias. Monseñor Francisco José Prieto tuvo palabras de agradecimiento para Dios, la Iglesia, su diócesis de origen, su nueva iglesia local, en la persona de monseñor Barrio, así como para el Santo Padre Francisco y para sus padres, su familia y todos cuantos habían contribuido a su formación sacerdotal.

Agradecer”, aseguró monseñor Prieto, “es reconocer que todo me ha sido dado: el don de un ministerio que no es tarea ni oficio, sino entrega, ofrenda de la propia vida, servicio “sin tacha día y noche” (como dice la plegaria de ordenación) a Dios y a esta porción del Pueblo de Dios, un bello mosaico construido de muchos rostros y variados caminos, a la que he sido llamado a servir y acompañar”.

El nuevo obispo auxiliar no se olvidó de la situación provocada por la pandemia. “Mudou as nosas vidas e modo de relacionarnos, provocou dor e sufrimento en moitas persoas, familias e colectivos sociais, modificou o modo de celebrar e vivir a fe, xerou unha onda de solidariedade cos máis afectados, mostrou un esforzo notable e xeneroso do persoal sanitario, dos corpos e forzas de seguridade do Estado, das autoridades civís e sanitarias, de tantos homes e mulleres que, co seu traballo, fan posible que se manteñan os servizos esenciais na nosa sociedade”, indicó.

Y recordó el trabajo de “tantos sacerdotes, relixiosos e leigos que sodes o rostro visible e concreto dunha Igrexa en saída, con estilo  samaritano, cara aos nosos irmáns máis necesitados. Ante esta situación, como cristiáns, en palabras do Papa Francisco, camiñemos en esperanza polas sementes de ben que Deus segue derramando na humanidade e asumamos que, ante este reto e sempre, ninguén se salva só”.

Seguir al Salvador

En las palabras que pronunció el Nuncio al inicio de la ceremonia se aludía al nombramiento del obispo auxiliar. Monseñor Auza recordó que “el Santo Padre, como expresa en su Bula, teniendo en cuenta el bien de las almas, ha querido proporcionar paternalmente a Vuestra Excelencia, Sr. Arzobispo, la colaboración de un Obispo Auxiliar en vista de la justa y celosa solicitud que le ha presentado”. Y añadió que “Su Santidad, seguro de proporcionarle un apoyo en el gobierno de esta Archidiócesis, rica por su historia y los frutos espirituales que ha dado a la Iglesia hasta hoy, ha nombrado a Mons. Francisco José Prieto Fernández, apreciando en él las valoradas cualidades de preparación y veraz cercanía a los sacerdotes y a los fieles. Que sea muy enhorabuena, Sr. Arzobispo. Mi más cordial felicitación y augurios de una muy provechosa colaboración”.

Al dirigirse al nuevo obispo auxiliar, el Nuncio indicó: “Querido Mons. Francisco José Prieto Fernández, al felicitarle en estos emotivos momentos, le expreso mis mejores deseos en el ejercicio del ministerio episcopal, exhortándole a una colaboración “en unidad de propósitos y en armonía de empeño” (Apostolorum successores, 70) con el Sr. Arzobispo, prestándole gustoso una ayuda, no sólo sincera y leal, sino también creativa y eficaz”.

El lema episcopal elegido por el nuevo obispo auxiliar es Sequi Salvatorem participare est salutem,  y está tomado de San Ireneo de Lyon (Contra los herejes IV, 14, 1): “Seguir al Salvador es participar de la salvación”. Monseñor Francisco José Prieto Fernández nació  en  Ourense  el  18  de  agosto  de  1968.  Cursó  estudios  eclesiásticos en el Instituto Teológico “Divino Maestro” de Ourense, centro afiliado a la Facultad de Teología de la Universidad Pontificia de Salamanca (1986-1992) y fue ordenado sacerdote el 26 de junio de 1993. Es licenciado en Teología Patrística por la Facultad de Teología de la Universidad Gregoriana de Roma (1992-1994) y doctor en Teología  Bíblica  por  la  Facultad  de  Teología  de  la  Universidad  Pontificia de Salamanca (2008). Su  ministerio  pastoral  lo  ha  desarrollado  en  la  diócesis  de  Ourense. Ha sido capellán del monasterio de San José (Clarisas) (desde 2004) y vicario episcopal para la Nueva Evangelización de Ourense (desde 2012).

 

 

Noticia extraída de: archicompostela.es

Ordenación Episcopal de D. Francisco José Prieto, nuevo Obispo Auxiliar de la Archidiócesis de Santiago de Compostela

El próximo sábado 10 de abril, a partir de las 11:00 h., tendrá lugar en la Catedral de Santiago la Ordenación Episcopal de D. Francisco José Prieto, durante una ceremonia presidida por el Arzobispo compostelano, D. Julián Barrio.

La ceremonia será retransmitida en directo por 13TV, COPE Más A Coruña, Pontevedra, Vilagarcía y Ourense, así como por Radio María.

Libreto de la celebración

D. Francisco José Prieto fue nombrado por el Papa Obispo Auxiliar de Santiago de Compostela el pasado 28 de enero. Como lema episcopal ha elegido «Sequi Salvatorem participare est salutem» (Seguir al Salvador es participar de la salvación), y está tomado de San Ireneo de Lyon. En su escudo episcopal comparecen imágenes relativas a la palabra de Dios y la Virgen María, así como San Martín de Tours (patrono de la Diócesis de Ourense) y el Sepulcro del Apóstol Santiago.

Oramos por su persona y por el fruto de su servicio pastoral en nuestra Archidiócesis.

 

Fuente: catedraldesantiago.es

#HazMemoria para recordar la aportación de la Iglesia al bien de la sociedad

La Conferencia Episcopal comienza esta semana la campaña #HazMemoria junto con los medios de comunicación como Ecclesia, TRECE y COPE. En ella participan también delegaciones de medios de comunicación de las diócesis españoles.

El contenido de esta campaña se puede encontrar en este link.

El objetivo de esta campaña, que se prolonga durante doce semanas, es hacer visible el trabajo de la Iglesia en diferentes áreas, desde la pastoral o la asistencial, a la educativa o misionera.

Con este hastag #HazMemoria se pretende poner en valor el papel de la Iglesia y de los cristianos en el trabajo de la sociedad y la importancia de su aportación al bien común de todos. Entre los temas que desarrollará la campaña, uno cada semana están, la religiosidad y piedad popular, el valor de romerías y tradiciones; el apoyo a la familia y a la vida; la actividad caritativa de la Iglesia y su atención a personas vulnerables, etc.

Con esta campaña se pretende hacer presente en los medios de comunicación la vida real de la Iglesia, las actividades que realiza, las personas que la llevan adelante, las historias que hacen visible la acción de la Iglesia en el mundo.

Se distribuye en doce semanas dedicadas a doce temas de la vida y la misión de la Iglesia, que van desde la que comienza el 5 de abril  hasta el 30 de junio.

Los doce temas previstos para esta campaña son los siguientes (se puede encontrar su contenido, a  medida que se va suministrando, pinchando sobre el tema correspondiente):

  • Semana 1. Religiosidad y piedad popular. Romerías y tradiciones.
  • Semana 2. Actividad educativa de la Iglesia: calidad y compromiso. Clases de religión
  • Semana 3. Apoyo a la familia y a la vida
  • Semana 4. Actividad caritativa de la Iglesia, atención a personas vulnerables.
  • Semana 5. Las celebraciones de la Iglesia. Liturgia sacramental.
  • Semana 6. Cuidado del Patrimonio y rentabilidad social
  • Semana 7. Cristianos laicos, presencia en la sociedad.
  • Semana 8. Acompañamiento a enfermos. Pastoral de la salud y hospitales.
  • Semana 9. El anuncio del Evangelio. De la Palabra a la catequesis.
  • Semana 10. Actividad pastoral en las parroquias y comunidades
  • Semana 11. Iglesia en salida. Misiones y misioneros.
  • Semana 12. Atención a la juventud. Formación y acompañamiento

 

Fuente: Conferencia Episcopal Española

 

Mensaje de Pascua de Resurrección de D. Julián Barrio

 

 

¡Feliz Pascua de Resurrección del Señor!

Comprobamos día a día como “Dios entra de lleno en el juego desconcertante de nuestras vidas para liberarnos del mal”. Jesús resucitado había dicho a María Magdalena, María la de Santiago y Salomé: “Id a decir a sus discípulos y a Pedro: Él va por delante de vosotros a Galilea. Allí lo veréis” (Mc 16, 7). Él se hace presente anticipadamente en nuestra “Galilea” herida y lastimada por la pandemia del coronavirus, por familias que han perdido a sus seres queridos, por la pérdida de empleos y de posibilidades económicas. Cristo resucitado nos recuerda que la muerte ha sido vencida y que podemos celebrar la vida en medio de la incertidumbre, del dolor y del agobio.

¡Cómo necesitamos escuchar este mensaje acercándonos al sepulcro vacío de Cristo y dejarnos acompañar por Cristo en los caminos de nuestros Emaús! Hay que volver a nuestras comunidades para vivir solidaria y fraternalmente nuestra fe. Ahora más que nunca, Cristo resucitado fortalece nuestra esperanza como a los discípulos de Emaús para volver a nuestra “Jerusalén” donde la comunidad parroquial y la diocesana nos esperan siempre y allí comunitariamente adherirnos a Cristo, escuchar la palabra de Dios, participar en la Eucaristía y compartir la propia existencia. De  manera especial he pedido para todos la gracia de reconocernos amados y de ser capaces de amar. Para el que no sabe dónde va, nunca hay viento favorable.

El Señor nos está dando señales de esperanza  en tantas personas que están gastando su vida por los demás sin pedirles el carnet de identidad. Es suficiente sabernos hermanos los unos de los otros para construir una humanidad conforme al proyecto de Dios Padre. Sigamos mirando con el corazón a los que viven y no olvidemos a los fallecidos. Sólo así se explica la disponibilidad de quienes en los distintos campos y compromisos renuncian a vivir para sí mismos y entregan la vida a los demás.

Como los peregrinos ¡caminemos hacia adelante y miremos hacia arriba! ¡Demos testimonio de que el cristianismo es una manera fascinante de vivir la propia existencia! ¡Dialoguemos siempre con quien espera! ¡No tengamos miedo! ¡Resucitó Cristo, nuestra esperanza! ¡No es vana nuestra fe!

Saludo con afecto a todos los diocesanos, a los hermanos de las Iglesias separadas, de otras religiones, a los hombres de buena voluntad y a los que se encuentran en el Centro Penitenciario. ¡Feliz Pascua de Resurrección del Señor! ¡Que el Resucitado nos colme de bendiciones!

 

+ Julián Barrio Barrio,
Arzobispo de Santiago de Compostela

 

 

Noticia extraída de: archicompostela.es

Francisco en Urbi et Orbi: la Pascua da esperanza y no defrauda

La mañana del Domingo de Resurrección el Papa Francisco ha celebrado la Santa Misa y seguidamente ha impartido la bendición Urbi et Orbi. Previo a esta bendiión, el Santo Padre se dirigió a los fieles de la ciudad de Roma y del mundo con su Mensaje Pascual.

« Hoy resuena en cada lugar del mundo el anuncio de la Iglesia:

Jesús, el crucificado, ha resucitado, como había dicho. Aleluya” »

 

Además en su mensaje, el Santo Padre advirtió que “¡Todavía hay demasiadas guerras y demasiada violencia en el mundo!” por lo que rezó para «que el Señor, que es nuestra paz, nos ayude a vencer la mentalidad de la guerra” y que conceda a cuantos son prisioneros en los conflictos “que puedan volver sanos y salvos con sus familias» así como también que «inspire a los líderes de todo el mundo para que se frene la carrera armamentista”.

En medio de las numerosas dificultades que atravesamos, no olvidemos nunca que somos curados por las llagas de Cristo. A la luz del Señor resucitado, nuestros sufrimientos se transfiguran. Donde había muerte ahora hay vida; donde había luto ahora hay consuelo. Al abrazar la Cruz, Jesús ha dado sentido a nuestros sufrimientos. Y ahora recemos para que los efectos beneficiosos de esta curación se extiendan a todo el mundo. ¡Feliz, Santa y Serena Pascua a todos!”, dijo el Papa.

 

A continuación, el Mensaje Pascual pronunciado por el Papa Francisco:

 

 

Queridos hermanos y hermanas: ¡Feliz Pascua! ¡Feliz, Santa y Serena Pascua!

Hoy resuena en cada lugar del mundo el anuncio de la Iglesia: “Jesús, el crucificado, ha resucitado, como había dicho. Aleluya”.

El anuncio de la Pascua no muestra un espejismo, no revela una fórmula mágica, no indica una vía de escape frente a la difícil situación que estamos atravesando. La pandemia todavía está en pleno curso, la crisis social y económica es muy grave, especialmente para los más pobres; y a pesar de todo -y es escandaloso- los conflictos armados no cesan y los arsenales militares se refuerzan. Y hoy. Es el escándalo de hoy.

Ante esto, o mejor, en medio a esta realidad compleja, el anuncio de Pascua recoge en pocas palabras un acontecimiento que da esperanza y no defrauda: “Jesús, el crucificado, ha resucitado”. No nos habla de ángeles o de fantasmas, sino de un hombre, un hombre de carne y hueso, con un rostro y un nombre: Jesús. El Evangelio atestigua que este Jesús, crucificado bajo el poder de Poncio Pilato por haber dicho que era el Cristo, el Hijo de Dios, al tercer día resucitó, según las Escrituras y como Él mismo había anunciado a sus discípulos.

El Crucificado, no otro, es el que ha resucitado. Dios Padre resucitó a su Hijo Jesús porque cumplió plenamente su voluntad de salvación: asumió nuestra debilidad, nuestras dolencias, nuestra misma muerte; sufrió nuestros dolores, llevó el peso de nuestras iniquidades. Por eso Dios Padre lo exaltó y ahora Jesucristo vive para siempre, y Él es el Señor.

Y los testigos señalan un detalle importante: Jesús resucitado lleva las llagas impresas en sus manos, en sus pies y en su costado. Estas heridas son el sello perpetuo de su amor por nosotros. Todo el que sufre una dura prueba, en el cuerpo y en el espíritu, puede encontrar refugio en estas llagas y recibir a través de ellas la gracia de la esperanza que no defrauda.

Cristo resucitado es esperanza para todos los que aún sufren a causa de la pandemia, para los enfermos y para los que perdieron a un ser querido. Que el Señor dé consuelo y sostenga las fatigas de los médicos y enfermeros. Todas las personas, especialmente las más frágiles, necesitan asistencia y tienen derecho a acceder a los tratamientos necesarios. Esto es aún más evidente en este momento en que todos estamos llamados a combatir la pandemia, y las vacunas son una herramienta esencial en esta lucha. Por lo tanto, en el espíritu de un “internacionalismo de las vacunas”, insto a toda la comunidad internacional a un compromiso común para superar los retrasos en su distribución y para promover su reparto, especialmente en los países más pobres.

El Crucificado Resucitado es consuelo para quienes han perdido el trabajo o atraviesan serias dificultades económicas y carecen de una protección social adecuada. Que el Señor inspire la acción de las autoridades públicas para que todos, especialmente las familias más necesitadas, reciban la ayuda imprescindible para un sustento adecuado. Desgraciadamente, la pandemia ha aumentado dramáticamente el número de pobres y la desesperación de miles de personas.

«Es necesario que los pobres de todo tipo recuperen la esperanza», decía san Juan Pablo II en su viaje a Haití. Y precisamente al querido pueblo haitiano se dirige en este día mi pensamiento y mi aliento, para que no se vea abrumado por las dificultades, sino que mire al futuro con confianza y esperanza. Y yo diría, que va especialmente mi pensamiento, queridos hermanos y hermanas de Haití, les soy cercano, y quisiera que los problemas se resolvieran definitivamente para ustedes, rezo por eso queridos hermanos y hermanas haitianos.

Jesús resucitado es esperanza también para tantos jóvenes que se han visto obligados a pasar largas temporadas sin asistir a la escuela o a la universidad, y sin poder compartir el tiempo con los amigos. Todos necesitamos experimentar relaciones humanas reales y no sólo virtuales, especialmente en la edad en que se forman el carácter y la personalidad. Lo hemos escuchado el viernes pasado en el Vía Crucis de los niños.

Me siento cercano a los jóvenes de todo el mundo y, en este momento, de modo particular a los de Myanmar, que están comprometidos con la democracia, haciendo oír su voz de forma pacífica, sabiendo que el odio sólo puede disiparse con el amor.

Que la luz del Señor resucitado sea fuente de renacimiento para los emigrantes que huyen de la guerra y la miseria. En sus rostros reconocemos el rostro desfigurado y sufriente del Señor que camina hacia el Calvario. Que no les falten signos concretos de solidaridad y fraternidad humana, garantía de la victoria de la vida sobre la muerte que celebramos en este día. Agradezco a los países que acogen con generosidad a las personas que sufren y que buscan refugio, especialmente al Líbano y a Jordania, que reciben a tantos refugiados que han huido del conflicto sirio.

Que el pueblo libanés, que atraviesa un período de dificultades e incertidumbres, experimente el consuelo del Señor resucitado y sea apoyado por la comunidad internacional en su vocación de ser una tierra de encuentro, convivencia y pluralismo.

Que Cristo, nuestra paz, silencie finalmente el clamor de las armas en la querida y atormentada Siria, donde millones de personas viven actualmente en condiciones inhumanas, así como en Yemen, cuyas vicisitudes están rodeadas de un silencio ensordecedor y escandaloso, y en Libia, donde finalmente se vislumbra la salida a una década de contiendas y enfrentamientos sangrientos. Que todas las partes implicadas se comprometan de forma efectiva a poner fin a los conflictos y permitir que los pueblos devastados por la guerra vivan en paz y pongan en marcha la reconstrucción de sus respectivos países.

La Resurrección nos remite naturalmente a Jerusalén; imploremos al Señor que le conceda paz y seguridad (cf. Sal 122), para que responda a la llamada a ser un lugar de encuentro donde todos puedan sentirse hermanos, y donde israelíes y palestinos vuelvan a encontrar la fuerza del diálogo para alcanzar una solución estable, que permita la convivencia de dos Estados en paz y prosperidad.

En este día de fiesta, mi pensamiento se dirige también a Irak, que tuve la alegría de visitar el mes pasado, y que pido pueda continuar por el camino de pacificación que ha emprendido, para que se realice el sueño de Dios de una familia humana hospitalaria y acogedora para todos sus hijos.

Que la fuerza del Señor resucitado sostenga a los pueblos de África que ven su futuro amenazado por la violencia interna y el terrorismo internacional, especialmente en el Sahel y en Nigeria, así como en la región de Tigray y Cabo Delgado. Que continúen los esfuerzos para encontrar soluciones pacíficas a los conflictos, en el respeto de los derechos humanos y la sacralidad de la vida, mediante un diálogo fraterno y constructivo, en un espíritu de reconciliación y solidaridad activa.

¡Todavía hay demasiadas guerras y demasiada violencia en el mundo! Que el Señor, que es nuestra paz, nos ayude a vencer la mentalidad de la guerra. Que conceda a cuantos son prisioneros en los conflictos, especialmente en Ucrania oriental y en Nagorno-Karabaj, que puedan volver sanos y salvos con sus familias, e inspire a los líderes de todo el mundo para que se frene la carrera armamentista.

Hoy, 4 de abril, se celebra el Día Mundial contra las minas antipersona, artefactos arteros y horribles que matan o mutilan a muchos inocentes cada año e impiden «que los hombres caminen juntos por los senderos de la vida, sin temer las asechanzas de destrucción y muerte». ¡Cuánto mejor sería un mundo sin esos instrumentos de muerte!

Queridos hermanos y hermanas: También este año, en diversos lugares, muchos cristianos han celebrado la Pascua con graves limitaciones y, en algunos casos, sin poder siquiera asistir a las celebraciones litúrgicas. Recemos para que estas restricciones, al igual que todas las restricciones a la libertad de culto y de religión en el mundo, sean eliminadas y que cada uno pueda rezar y alabar a Dios libremente.

En medio de las numerosas dificultades que atravesamos, no olvidemos nunca que somos curados por las llagas de Cristo (cf. 1 P 2,24). A la luz del Señor resucitado, nuestros sufrimientos se transfiguran. Donde había muerte ahora hay vida; donde había luto ahora hay consuelo. Al abrazar la Cruz, Jesús ha dado sentido a nuestros sufrimientos. Y ahora recemos para que los efectos beneficiosos de esta curación se extiendan a todo el mundo. ¡Feliz, Santa y Serena Pascua!

 

Fuente: vaticannews.va