Carta Pastoral de nuestro arzobispo con motivo de la «Jornada Interparroquial de Solidaridad con los Parados»

 

En una carta pastoral con motivo de la XXVII Jornada Interparroquial de solidaridad con los Parados, que se celebrará en los próximos días del mes de mayo, el arzobispo de Santiago, monseñor Julián Barrio, afirma que “si el trabajo dignifica a la persona, hemos de concluir que su pérdida contribuye al deterioro de la misma en la realización personal”. El arzobispo nos pide «ser capaces de poner a las personas en el corazón» frente al desempleo «buscando que no prevalezcan los propios intereses que no toman en conciencia el bien común”.

En el texto, el arzobispo señala que “la libertad humana se desarrolla y madura al abrigo de la austeridad responsable y también del sacrificio por los demás, tratando de construir la cultura del cuidado común”. Y añade que “el cuidado por los demás aviva nuestra inteligencia y todas nuestras capacidades para reconstruir nuestras sociedades con nuevas relaciones económicas que no hipotequen el desarrollo”.

Finalmente, monseñor Barrio muestra su solidaridad con quienes atraviesan por tan dura situación: “comparto los sentimientos de tantas familias cuyos miembros están en paro y rezo por ellas”.

 

La XXXVII Jornada de Solidaridad con los Parados, que organiza Cáritas Interparroquial de Santiago, en la presente edición su día central será el 3 de mayo, y tendrá como lema central la Campaña por el Trabajo Decente. A lo largo de los días en los que se va a desarrollar un amplio programa de actividades se incidirá, se demandará y reivindicará un trabajo decente para todos , y en tal sentido se hará especial hincapié en los empleos más precarios.

Entre los diversos actos programados para la semana previa destaca el de la participación de los voluntarios de la entidad en las misas del domingo, en las que se hará referencia al tema de los parados y la precariedad en los puestos de trabajo. El martes 3 de mayo, a partir de las 19:00 horas, se celebrará en la Plaza del Toural de Santiago, un acto de solidaridad con los parados en el que se dará lectura al manifiesto de la Campaña por el Trabajo Decente

 

Texto íntegro de la Carta del arzobispo con motivo de la XXVII Jornada Interparroquial de solidaridad con los Parados:

 

 

Jornada Interparroquial de Solidaridad con los Parados.

Mayo 2022

 

Queridos diocesanos:

En el calendario de los compromisos diocesanos recordamos la Jornada Interparroquial de solidaridad con los Parados. Agradezco sensibilidad de tantas personas preocupadas por afrontar este compromiso en nuestra sociedad.

Sin duda la pandemia del Covid 19 ha contribuido a aumentar el desempleo que está afectando económica y socialmente a no pocas familias. Si el trabajo dignifica a la persona hemos de concluir que su pérdida contribuye al deterioro de la misma en la realización personal. Os decía en mi última carta a este respecto que no es una cuestión menor. No considero fácil la solución a este problema pero ciertamente estaríamos en el camino de encontrarla si fuéramos capaces de poner a las personas en el corazón, buscando que no prevalezcan los propios intereses que no toman en conciencia el bien común.

La libertad humana se desarrolla y madura al abrigo de la austeridad responsable y también del sacrificio por los demás, tratando de construir la cultura del cuidado común. Nuestras sociedades necesitan de una savia que vehicule esos valores, los legitime con raíces profundas y trascendentes, y los promueva como incondicionales. El cuidado por los demás aviva nuestra inteligencia y todas nuestras capacidades para reconstruir nuestras sociedades y nuevas relaciones económicas que no hipotequen el desarrollo. “La solidaridad no es un simple sentimiento de compasión con los más débiles o con la persona necesitada que está junto a mí”, es “la determinación firme y perseverante de empeñarse por el bien común; es decir, por el bien de todos y cada uno, para que todos seamos verdaderamente responsables de todos”, en palabras de san Juan Pablo II[1]“El amor a la sociedad y el compromiso por el bien común son una forma excelente de caridad”[2].

Tengamos presente que “la política más eficaz para lograr la integración y la cohesión social es, ciertamente, la creación de empleo. Pero para que el trabajo sirva para realizar a la persona, además de satisfacer sus necesidades básicas, ha de ser un trabajo digno y estable… Un empleo digno nos permite desarrollar los propios talentos, nos facilita su encuentro con otros y nos aporta autoestima y reconocimiento social”[3].

Comparto la preocupación de tantas familias cuyos miembros están en paro y rezo por ellas. Os saluda y bendice en el Señor,

+ Julián Barrio Barrio,
Arzobispo de Santiago de Compostela.

 

[1] JUAN PABLO II, Sollicitudo rei socialis, 38.

[2] FRANCISCO, Laudato si’, 231.

[3] CEE, Iglesia, servidora de los pobres, Ávila 2015, 32.

 

Fuente: archicompostela.es

Doce semanas para hacer Memoria: #HMTrabajo

 

La Iglesia comienza en este mes de abril su proyecto #HazMemoria. Durante doce semanas queremos traer a nuestra memoria lo que es la vida de la Iglesia en los más variados ámbitos de su trabajo diario: desde el anuncio del Evangelio a la actividad socio sanitaria, desde la acogida a los enfermos a la catequesis de niños y jóvenes, desde la celebración de la eucaristía a la compañía a presos o mujeres abandonadas.

Queremos dar a conocer el trabajo de centenares de miles de personas que, desde su compromiso cristiano, entregan lo que tienen para el bien de todos: su tiempo, sus capacidades, sus donativos, sus bienes,… incluso la vida entera. Somos conscientes, como dice el Papa, de que hace más ruido un árbol que cae que un bosque que crece, pero estamos seguros de que lo más valioso es el bosque crece, que da frutos, que lleva a cabo lo que se espera de él, en silencio, sin prisa pero sin pausa.

Cada semana recordamos lo que la Iglesia hace en relación a un campo concreto de su actividad y porqué lo hace. Ofrecemos tres testimonios de quienes llevan a cabo ese trabajo y quienes se benefician de él.

 

 

Esta semana #HMTrabajo

 

Hay muchas formas de entender el trabajo. Posiblemente tantas como personas. Como castigo, como fortuna, como oportunidad, como necesidad. Cada persona lo vive según su propia experiencia. En los últimos años, el trabajo se ha unido más a la expresión “modo de ganarse la vida” que a la idea de “camino para la realización personal”. Y en realidad es ambas cosas: el trabajo es, durante muchos años, el modo de ganarse la vida; pero siempre es el camino para la realización personal, para el desarrollo de la propia humanidad.

Esos trabajos que te hacen crecer como persona comienzan muchas veces en el hogar y no están vinculados a un salario sino estrictamente al bien común.Son los trabajos de los niños y los jóvenes: ordenar la habitación, hacer la cama, bajar la basura, comprar el pan,… Con ellos se hacen conscientes de que forman parte de una familia en lo que todos sirven a todos según sus posibilidades y según sus capacidades. En esos trabajos se aprenden virtudes humanas que servirán para siempre mejorando la vida propia y la ajena: generosidad, entrega, laboriosidad, orden, puntualidad,…

Quien aprende eso en la familia, estará después mejor dotado para el trabajo en beneficio de la comunidad. En muchos pueblos, con cierta regularidad, se convoca a los vecinos algunos días para trabajar en pequeñas obras locales o servicios puntuales que mejoran la vida de todos. En este servicio, también sin salario, la comunidad queda mejorada por los esfuerzos colectivos de quienes forman parte de ella.

 

 

Al mismo tiempo, la persona que se involucra en ese beneficio común, también recibe su parte: sale de sí mismo, amplía sus horizontes, suma esfuerzos, comparte objetivos, alcanza metas que por sí solo nunca habría alcanzado. Es lo mismo que se produce en los trabajos de voluntariado, trabajos profesionales y valiosos que se entregan gratuitamente para el bien de todos y de uno mismo. En muchos lugares, estos trabajos voluntarios sostienen la acción imprescindible de la sociedad y de la misma Iglesia. La vida de caridad, por ejemplo, tiene su fundamento en el tiempo y las capacidades de muchas personas que se entregan como expresión visible e imprescindible de su vida cristiana.

Estos trabajos, los que sirven a los más cercanos como la familia o los que ayudan a la sociedad a la que se pertenece, no están vinculados ni a la edad ni al salario.Siempre son posibles y necesarios y descubren la verdad profunda del trabajo: que el trabajo humaniza, ayuda a construir la propia humanidad del que trabaja y de aquellos hacia los que orienta su trabajo.Da igual la edad, da igual el contenido, da igual el modo, el trabajo humaniza y por eso, desde el Génesis se afirma que el hombre está en el Paraíso para el trabajo propio del jardín del Edén, para cultivarlo y cuidarlo, para trabajarlo.

Durante una parte importante de la vida, el trabajo va unido a un salario que permite sacar adelante la propia vida, la familia y la sociedad. En ocasiones ese trabajo no satisface las propias expectativas pero siempre debe cumplir al menos dos objetivos: poder obtener los recursos necesarios para vivir y mejorar la sociedad en la que se realiza.

 

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Noticia extraída de www.conferenciaepiscopal.es

Encontro PROfes en Camiño

 

Información sobre o encontro PROfes en Camiño, que terá lugar o sábado 30 de abril de 9.30 h. a 18.00 h. no Colexio Maior Xelmírez de Santiago.

Esta proposta, organizada por Escolas Católicas de Galicia, vai dirixida a toda a comunidade educativa e, especialmente, ao profesorado de Relixión e a todos os axentes de Pastoral.

O programa ofrece unha combinación de contidos pedagóxicos ao redor da materia de Relixión xunto cos culturais e afectivo-emocionais neste Ano Santo compostelán. Unha xornada que, ademais, facilitará o encontro, a amizade e o intercambio de experiencias coa Eucaristía na Catedral e cos momentos de lecer como son o café e xantar.

O custo desta xornada será de 60 euros (inclúe café e xantar).

Podedes inscribirvos neste enlace: PROFES EN CAMIÑO . Data límite de inscrición: 26 abril

Máis información en https://www.escolascatolicas.es/encontro-profes-en-camino-2/

 

Fuente: escolascatolicas.es

«¿Eres feliz?», la impactante campaña pascual y callejera de la ACDP: «¡Jesucristo ha resucitado!»

 

La campaña #JesucristoMeHaSalvado  de ACdP está en marquesinas, metros y cercanías de más de 100 ciudades españolas

 

Frente a la tristeza, epidemia de esta sociedad, la respuesta es la esperanza cristiana….

 

La Semana Santa termina con la Pascua de Resurrección que es el momento en el que los cristianos conmemoramos y celebramos la victoria de Jesucristo sobre la muerte a través de su Resurrección abriendo así el cielo. Pero en una sociedad secularizada y casi postcristiana como la de Occidente este mensaje no es escuchado por la mayoría y ni siquiera le llega un ligero eco.

Y mientras la fe cae, la epidemia de la tristeza y la soledad avanza a paso firme. Por ello, la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP) ha lanzado una mega campaña para anunciar al mundo que la felicidad es posible y que Jesucristo ha resucitado.

 

¿Te puedo hacer una pregunta difícil?… ¿Eres feliz?

 

 

“¿Eres feliz?”. Esta es la pregunta que la ACDP ha lanzado en esta campaña a través de marquesinas, metros y autobuses en más de 100 ciudades de toda España. El foco ha sido específicamente puesto en la tristeza, la que consideran la “enfermedad espiritual más extendida de nuestro tiempo”.

En los carteles, los propagandistas preguntan a los 47 millones de españoles si son felices, tanto a aquellos que responderían “Sí” como a los que dirían que “No”, que son la gran mayoría: hoy, más del 60% de la población se considera “no muy feliz” o “infeliz”, según revela el informe Global Happiness 2020, elaborado por la empresa de investigación de mercados Ipsos.

 

La tristeza tiene muchas causas, pero según la ACDP hay un denominador común: el vacío ante la cuestión central del corazón del hombre, “¿qué sentido tiene mi vida?”. Por eso, junto a la pregunta incómoda, los propagandistas lanzan un mensaje de esperanza, tanto a quienes viven insatisfechos como a quienes piensan que les va fenomenal: que esta Semana Santa es una oportunidad para descubrir a Cristo. Que Él, con su Resurrección, ha dado sentido pleno a todas las vidas.

En los carteles de esta campaña se proponen dos testimonios personales de sendos jóvenes. Se puede acceder a ellos con sendos códigos QR, uno para cada respuesta, los que sí se sienten felices y los que no son felices.

 

“El Señor me sacó de la infelicidad más absoluta”

 

Para interpelar a los primeros, a los que responden SI, les dirigen a la historia del modelo y cineasta Pietro Ditano, que encontró a Dios cuando vio que su vida de lujos, aparentemente feliz, no le llenaba. “Era una apariencia de humo cojonuda”, dice, y destaca que salió del desengaño y la tristeza gracias a los sacramentos y el servicio a los demás.

Este joven gallego nació en una familia creyente pero poco practicante. Con 19 años empezó en el mundo de la moda para vivir una “experiencia brutal” como modelo. “Tenía mucho éxito con las mujeres, salíamos seis noches a la semana, nos recogían Mercedes en la puerta del hotel, íbamos a restaurantes de lujo, a zonas VIP…”, relata.

 

 

Sin embargo, cuando todo esto cesaba y llegaba a su habitación del hotel “había algo distorsionante que me volvía loco”. Y se obsesionó en desfilar con Armani, pero cuando llegó al casting ni siquiera le dejaron acceder.

“Seis meses de mi vida sacrificados por eso. Se me hundió todo, todo era una mentira… Entré en una depresión, un momento difícil, y era porque esa felicidad era mentira, era pasajera y volátil”, reconoce. Pero tras su fracaso en el intento de ser top model afirma haber tenido la suerte de encontrarse con un sacerdote, “que fue tan fuerte lo que me dijo que me llevó a la necesidad de tener que leer a Jesús”.

Estas lecturas le fueron transformando, pero le faltaba unirse al prójimo, por lo que con el tiempo volvió a entrar en el bucle de la tristeza y la desilusión. “Volví a llamar a esa persona y entonces él me dijo: ‘de nada sirve poner una capa blanca al alma, cubrirlo con una negra y poner otra blanca por encima’. Y dije: ‘esto es lo que me pasa a mí’”.

 

“Vale sí, y ¿cómo soluciono eso?”, preguntó. Y el sacerdote le respondió: “servicio, servicio, servicio”.

“Empezando a vivir así y de la mano de los sacramentos, viviendo la gracia de cerca y tratando de servir, comencé a vivir una vida más serena y con pasos sólidos”, agrega Pietro.

Ahora puede afirmar con firmeza: “el Señor me sacó de la infelicidad más absoluta, que va disfrazada de felicidad temporal porque va con esa apariencia de glamour y lujo, y descubrir otro tipo de paz y serenidad que nunca había experimentado y me llenaba el alma”.

 

“Dios me ha salvado de una muerte en vida”

Por el contrario, para consolar a aquel que responda que NO es feliz, la ACdP ofrece el testimonio de Sonsoles Martín, una joven que sufre una depresión, pero que ha descubierto que el Señor la sostiene y la acompaña en su enfermedad. El 5% de los españoles sufre un cuadro depresivo (según datos del INE) y es, junto con Grecia, el país de la UE con más prevalencia de esta enfermedad (cifras de la Fundación Civio).

 

 

Esta joven de 23 años relata en este testimonio que llegó un momento en el que se sentía “incapacitada”, no lograba estudiar, ni siquiera levantarse de la cama o salir de su casa. “¿Por qué tengo miedo a todo?”, se preguntaba.

“Fui al psiquiatra y me diagnosticó una depresión. Y esta enfermedad lo que tiene es que tu cerebro no funciona bien, y para la enfermedad había que tomar una medicación. A mí eso me resultó muy duro porque me sentía muerta en vida, no valía nada”, añade.

A Sonsoles le tocaba conciliar esta enfermedad con su vida, vivir con ella. Sin embargo, explica que “cuando Dios está en tu vida todo tiene un sentido, tienes un sitio donde volver y donde seguir caminando. No te sientes perdida”.

“Durante este periodo duro Dios me fue regalando personas que me fueron guiando, yo sola no podía. Ahí es donde todo cambia, cuando te dejas tocar por Dios y por las ayudas que te va prestando aunque en ese momento no te des cuenta de que es Dios”, afirma.

Precisamente, estas personas, estos  “ángeles” –señala Sonsoles- “me levantaban, me empujaban para que pudiera con la vida, porque yo era importante para el mundo, no sólo para Dios, sino para el mundo, y que mi vida tenía un sentido aquí”.

“La vida es cruz también y tienes que saber llevar sus cruces. Y necesito personas para ayudarme a llevar la cruz. Estoy agradecida, soy feliz, porque me siento querida y me siento amada en todos los aspectos, puedo amar también y puedo decir que Dios me ha salvado de esta muerte en vida”, concluye.

 

¿ Te atreves a contar como Cristo te ha salvado?

 

Junto a estos dos testimonios, la ACdP lanza un reto en redes sociales con el hashtag #JesucristoMeHaSalvado. La Asociación invita a todos los que se sientan identificados con esta frase a compartir en vídeo su testimonio y a retar a otros amigos a hacer lo mismo, iniciando una cadena para compartir la buena noticia de la Resurrección en sus redes sociales y así llegue a todos los rincones. El activista y YouTuber Jordi Sabaté, o el sacerdote Pablo Pich, entre otros, ya han aceptado el desafío. ¿Y tú? ¿Te atreves?

 

#JesucristoMeHaSalvado

 

Fuentes: acdp.es y religionenlibertad.com

Doce semanas para hacer Memoria: #HMFamiliayVida

 

La Iglesia comienza en este mes de abril su proyecto #HazMemoria. Durante doce semanas queremos traer a nuestra memoria lo que es la vida de la Iglesia en los más variados ámbitos de su trabajo diario: desde el anuncio del Evangelio a la actividad socio sanitaria, desde la acogida a los enfermos a la catequesis de niños y jóvenes, desde la celebración de la eucaristía a la compañía a presos o mujeres abandonadas.

Queremos dar a conocer el trabajo de centenares de miles de personas que, desde su compromiso cristiano, entregan lo que tienen para el bien de todos: su tiempo, sus capacidades, sus donativos, sus bienes,… incluso la vida entera. Somos conscientes, como dice el Papa, de que hace más ruido un árbol que cae que un bosque que crece, pero estamos seguros de que lo más valioso es el bosque crece, que da frutos, que lleva a cabo lo que se espera de él, en silencio, sin prisa pero sin pausa.

Cada semana recordamos lo que la Iglesia hace en relación a un campo concreto de su actividad y porqué lo hace. Ofrecemos tres testimonios de quienes llevan a cabo ese trabajo y quienes se benefician de él.

 

 

Esta semana #HMFamiliayVida

 

Todas las instituciones sufren, en este tiempo, los cambios fuertes y las transformaciones profundas y rápidas en la sociedad y en la cultura. La familia los padece de un modo más íntimo pues en muchos casos, esas transformaciones se dirigen a modificar su esencia ampliando su definición: cuando todo es familia, nada es familia. En este contexto, la Iglesia, que se describe a sí misma como familia de familias y que es consciente de que la familia es uno de los bienes más valiosos de la humanidad, reconoce la aportación insustituible de la familia, defiende sus valores y anima y sostiene a quienes han decidido sacar adelante con libertad su propio proyecto familiar.

 

La familia es la primera institución humana. El amor fecundo entre el hombre y la mujer están en el corazón de la naturaleza humana. La igual dignidad de ambos y su valiosa complementariedad sostienen una relación que permite a los hijos que nacen de ella un entorno seguro en el que poder desarrollar su humanidad protegidos por el amor de sus padres. Además, un ambiente familiar de protección, respeto y libertad que se basa en el amor es el mejor ambiente para el desarrollo de los rasgos personales de los hijos y su maduración.

 

 

En la familia se realiza de manera primera y fundamental la vocación genuina del ser humano que es el amor. El amor está en el origen de la existencia y en la vocación final de cada persona: somos creados por amor y somos creados para el amor. Los vínculos que se establecen en la familia entre el varón y la mujer, entre los padres y los hijos, entre los hermanos, son relaciones de amor. Esa relación se entreteje de entrega y sacrificio. Sostiene a sus miembros en los momentos de dificultades y los impulsa hacia delante en los momentos favorables.

De la misma forma que cada persona es imagen de Dios y en ello radica su dignidad infinita, cada familia es imagen del amor de Dios en sus tres personas y está llamada a una comunión entre sus miembros. La Iglesia propone esta mirada a la familia y por eso se ofrece a ella y se entrega para hacerla visible en este tiempo y en esta sociedad concreta.

 

Acceder a HMFamiliayVida

 

Noticia extraída de www.conferenciaepiscopal.es

¡El Señor ha resucitado! ¡Aleluya!

¡El Señor ha resucitado! ¡Aleluya!

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Los cristianos celebramos la fiesta más importante del año: el «paso» de Jesús de la muerte a la vida. Celebramos el misterio central de nuestra fe. Celebramos el triunfo de nuestro Salvador sobre la muerte y el pecado.

Comienza el Tiempo Pascual, los cincuenta días que van desde el Domingo de Resurrección hasta el Domingo de Pentecostés, que «se han de celebrar con alegría y júbilo, como si se tratara de un solo y único día festivo, como un gran domingo» (Normas Universales del Año Litúrgico, n 22).

El tiempo pascual

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La celebración de la Pascua se continúa durante el Tiempo Pascual. Los cincuenta días que van desde el Domingo de Resurrección al Domingo de Pentecostés se celebran con alegría, como un sólo día festivo, más aún, como el “gran Domingo”.

Los domingos de este tiempo han de ser considerados y llamados “domingos de pascua” y tienen precedencia sobre cualquier fiesta del Señor y cualquier solemnidad. Las solemnidades que coincidan con estos domingos, han de anticiparse al sábado precedente. Aunque los domingos no tienen nombre propio –salvo el domingo de la Octava o domingo II de Pascua, que es el de la “divina misericordia”- cada uno de ellos profundiza un aspecto de este misterio central de nuestra fe a través de las lecturas, muy en especialmente el evangelio de San Juan y también las cartas católicas y el Apocalipsis. Así, la panorámica de estos domingos sería la siguiente:

  • Domingo II o “de la divina misericordia” y domingo III. Las apariciones de Jesús: presencia del resucitado entre los suyos.
  • Domingo IV. Jesús como buen pastor que da la vida por las ovejas.
  • Domingo V y domingo VI. Fragmentos del discurso de la Última Cena: la llamada al amor, vivir como resucitados.

El Domingo VII de Pascua se celebra la Ascensión del Señor, trasladada del jueves anterior: unida la promesa del Espíritu, se inaugura un nuevo modo de presencia del Resucitado en medio de los suyos. Cristo “no se ha ido para desentenderse de este mundo”, sino que  estará presente con nosotros todos los días, hasta el fin del mundo y, a la vez, nos abre un camino, el del cielo, hacia el que tenemos que transitar por medio de nuestra peregrinación por este mundo.

El domingo siguiente es Pentecostés, la culminación de este tiempo con el sello que es el don del Espíritu Santo, que pone en marcha a la Iglesia. Se concluye este sagrado período de los cincuenta días con la conmemoración de la donación del Espíritu Santo derramado sobre los Apóstoles, del comienzo de la Iglesia y del inicio de su misión a todos los pueblos, razas y naciones. Se recomienda la celebración prolongada de la Misa de la Vigilia de Pentecostés, que no tiene un carácter bautismal como la Vigila Pascual, sino más bien de oración intensa, según el ejemplo de los Apóstoles y discípulos, los cuales perseveraban unánimes en la plegaria junto con María, la Madre de Jesús, esperando el don del Espíritu Santo .

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Los sacramentos y la pascua. 

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Para los adultos que han recibido la iniciación cristiana durante la Vigilia Pascual, este tiempo ha de considerarse como un tiempo de “mistagogia”, es decir, de iniciación en la vida cristiana. En todas partes además, aunque no haya neófitos –es decir, adultos recién bautizados-, durante la octava de Pascua, hágase memoria en la plegaria eucarística de los que han recibido el Bautismo en la Vigilia Pascual en toda la Iglesia.

Es muy conveniente que los niños reciban su Primera Comunión en estos domingos pascuales.

Se encarece que durante el período pascual y especialmente durante la semana de Pascua, se lleve la comunión a los enfermos.

Durante este tiempo que prolonga la alegría de la resurrección hay algunos signos que nos ayudan a vivirlo mejor. Recordemos algunos de los principales.

El Cirio Pascual. El cirio se enciende en la noche de la Vigilia Pascual del fuego nuevo bendecido al inicio de la celebración. Su luz representa a Cristo resucitado, que con su luz ilumina y disipa nuestras tinieblas. El cirio, colocado en el presbiterio y adornado convenientemente, se encenderá en todas las celebraciones de la cincuentena pascual, hasta el domingo de Pentecostés inclusive. Luego se llevará al baptisterio, y se encenderá en la celebración del sacramento del bautismo, porque ese sacramento nos une a la muerte y resurrección de Cristo, y también en los funerales, donde pedimos que nuestros hermanos difuntos, que han experimentado físicamente la muerte, puedan unirse también a la resurrección del Señor.

El aleluya. Esta aclamación, que la liturgia ha mantenido en lengua hebrea, y que se podría traducir como “¡alabad al Señor!” se canta durante todo el año litúrgico salvo en cuaresma, pero es en el tiempo pascual donde encuentra su lugar más adecuado. Tras haber estado toda la cuaresma sin cantarlo, como signo de preparación, la asamblea de la Vigilia Pascual prorrumpe con júbilo cantando el aleluya antes del evangelio que anuncia la resurrección. En la Vigilia, en día de pascua y hasta el día de la octava –también en el día de pentecostés- la despedida del pueblo se concluye con un doble aleluya. Las respuestas de los salmos se pueden sustituir también por esa aclamación durante el tiempo pascual. El aleluya inunda la liturgia por doquier en este tiempo, porque la Iglesia está feliz de poder participar en la pascua de su Señor.

La aspersión. Todos los domingos son un eco del domingo de resurrección. El domingo es la pascua semanal. Por eso siempre se puede hacer en domingo la memoria del bautismo por medio de la aspersión del agua bendita. Tanto más en los domingos de pascua. Esta aspersión sustituye al acto penitencial de la misa.

Cantos. La liturgia nos enseña el criterio de “solemnidad progresiva”, por el que aprendemos que no siempre hay que cantarlo todo ni que todos los cantos tienen la misma importancia en la celebración. Seleccionar bien los cantos, especialmente los del “ordinario de la misa” –Señor, ten piedad, Gloria, Santo, Cordero de Dios- y eligiendo los cantos más adecuados para los demás momentos, como la entrada y la comunión, y establecer criterios para las distintas celebraciones nos ayuda a vivirlas mejor. No es lo mismo una misa en una feria de cuaresma que en un domingo de Pascua. En Pascua, ciertamente, deberíamos cantarlo todo, porque el culmen del año litúrgico.

Signos de fiestaFlores, iluminación, festiva, ornamentación especial de la iglesia, los mejores ornamentos blancos para el sacerdote y el diácono, uso del incienso… Pequeños signos que contribuyen a expresar la exultación de la Iglesia por la resurrección del Señor. Hay que cuidarlos especialmente, para que se note la importancia y la solemnidad de este tiempo.

 

D. Ramón Navarro
Director del secretariado de la Comisión Episcopal para la Liturgia.

Fuente: conferenciaepiscopal.es

Vía Crucis 2022 en el Coliseo: Familias unidas en un abrazo de paz entre Ucrania y Rusia

 

Este año el Vía Crucis presidido por el Papa Francisco volverá a desarrollarse en el Coliseo el 15 de abril, después de haberse celebrado en la Plaza de San Pedro durante dos años debido a la emergencia por el coronavirus.

 

Las historias, alegrías y dificultades de muchas familias estarán muy presentes en las 14 estaciones del Vía Crucis del Viernes Santo nuevamente en el Coliseo romano. En el Año de la Familia «Amoris Laetitia», las meditaciones relatan escenas de la vida cotidiana, pero también la guerra en Ucrania y las dificultades de los inmigrantes en los países de acogida.

 

Las meditaciones del Vía Crucis 2022

 

En las meditaciones de este Vía Crucis se verán representadas familias en su vida cotidiana: las alegrías del amor compartido, los problemas de pareja, las preocupaciones por los hijos, el sufrimiento de la enfermedad, el dolor de la pérdida del cónyuge. Y también están los que viven la guerra, como el pueblo ucraniano y ruso, que desde hace más de un mes son protagonistas de un conflicto que sigue registrando muertes atroces, y los que han tenido que dejar su país para buscar un futuro en otro lugar y sufren al ser llamados sólo migrantes.

 

 

Historias reales y concretas. La Pasión que se contará en el Coliseo el Viernes Santo es la de Cristo, pero encarnada en la vida cotidiana de tantos hogares. Los textos escritos por un joven matrimonio (estación I), una familia en misión (estación II), una pareja de ancianos sin hijos (estación III), una familia numerosa (estación IV), una familia con un hijo discapacitado (estación V), una familia que dirige un hogar- familia (estación VI), una familia con un padre enfermo (VII), una pareja de abuelos (VIII), una familia adoptiva (IX), una viuda con hijos (X), una familia con un hijo consagrado (XI), una familia que ha perdido una hija (XII), una familia ucraniana y otra rusa (XIII) y una familia de emigrantes (XIV).

 

Las familias como protagonistas

 

El Papa Francisco ha querido que las familias sean las protagonistas de las 14 estaciones, en el año dedicado a la familia en el que la Iglesia celebra el quinto aniversario de la Exhortación Apostólica Amoris Laetitia. Un año que concluirá con el décimo Encuentro Mundial de las Familias previsto en Roma del 22 al 26 de junio.

 

 

Los testimonios, que se sitúan junto al viaje de Jesús al Calvario y describen fragmentos de vida en los que pueden encontrarse muchas familias, han sido recogidos por Gigi De Paolo, presidente nacional del Foro de Asociaciones Familiares y de la Fundación para la Natalità, y su esposa Anna Chiara Gambini, quienes también han escrito una meditación. Serán, en su mayoría, las mismas familias que han contado sus historias en las meditaciones las que también llevarán la Cruz al anfiteatro romano, donde la cristiandad se reunirá en la noche del silencio, en todo el mundo, en recuerdo de la crucifixión y muerte de Jesús, que pareció apagar en los discípulos la esperanza encendida por la Buena Noticia.

 

Un matrimonio en ciernes y una pareja en misión

Con Jesús, el viaje de las familias es un verdadero viaje a través de las estaciones de la vida, aunque las 14 estaciones no reflejen totalmente la lista más utilizada por la Tradición. Pero es bien sabido que, en la historia de la devoción, los nombres, y a veces el número, de las estaciones han tenido diferentes patrones.

Abriendo la Vía Dolorosa hay una pareja cuyo matrimonio sólo tiene dos años. En sus reflexiones hay felicidad por el viaje que han emprendido, pero también hay temores e incertidumbres sobre el futuro: el miedo a la separación, porque eso les ha pasado a muchos cónyuges, los malentendidos en el diálogo, la lucha por llegar a fin de mes.

En las meditaciones aparecen también los días de una familia en misión que ha querido llevar el amor de Cristo a lugares donde todavía es desconocido, pero que vive con la angustia de llevar una vida precaria, lejos de sus orígenes. «No es fácil vivir sólo de la fe y la caridad, porque a menudo no nos apoyamos plenamente en la Providencia. Y a veces, ante el dolor y el sufrimiento de una madre que muere al dar a luz y, además, bajo las bombas -se lee en la segunda estación-, o de una familia destruida por la guerra o el hambre y los abusos, surge la tentación de responder con la espada, de huir… Pero eso sería traicionar a nuestros hermanos más pobres, que son tu carne en el mundo y que nos recuerdan que eres el Viviente.

 

Los hijos

Están las parejas que no pueden tener hijos, que siguen caminando cada día cogidos de la mano, cuidando de los demás, que con el tiempo se han convertido en hogar y familia. También están los cónyuges que, en cambio, han cambiado sus sueños profesionales por el bien de sus hijos, con el temor de negarlo todo, como Pietro: con «la angustia y la tentación del arrepentimiento ante el enésimo gasto inesperado». Pero si no fue fácil sacrificar los viejos deseos por la familia, «es infinitamente más bello así».

Para los que tienen un hijo discapacitado, en cambio, la cruz es el juicio de las personas que llaman a su vástago una carga. Pero lo que aprendemos es que «la discapacidad no es un alarde ni una etiqueta, sino la vestimenta de un alma que a menudo prefiere callar ante los juicios injustos, no por vergüenza sino por misericordia hacia los que juzgan».

«Jesús es azotado y coronado de espinas», recuerda la 6ª estación meditada por dos matrimonios con 42 años de casados, 3 hijos naturales, 9 nietos y 5 hijos adoptados que no son autosuficientes y tienen problemas mentales. «Para quienes creen que no es humano dejar solos a los que sufren, el Espíritu Santo mueve en sus corazones la voluntad de actuar y de no permanecer indiferentes, ajenos», explican, y añaden que «el dolor nos devuelve a lo esencial, ordena las prioridades de la vida y devuelve la sencillez de la dignidad humana». Y quienes protagonizan una adopción revelan, por otra parte, que al cargar ellos mismos, «padres e hijos», con esa cruz que es la historia de una vida marcada por el abandono, sanada por una acogida, se esconde un secreto de felicidad.

En la undécima estación, «Jesús promete el Reino al buen ladrón», se describe como malhechores a dos padres que inicialmente no aceptaron la elección de su hijo como sacerdote. Luego, la constatación de que estaban equivocados, oponiéndose a esa vocación de diversas maneras, y la confesión a Dios: «Nosotros somos una vasija y Tú eres el mar». Nosotros somos una chispa y Tú eres el fuego. Por eso, como el buen ladrón, te pedimos que te acuerdes de nosotros cuando vengas a tu Reino».

 

Las cargas de los abuelos y las familias rotas

En el camino hacia el Gólgota, también está la historia de un marido que se enfrenta a la enfermedad de su mujer, una cruz inesperada, como la que soportó Jesús, que ha alterado el equilibrio familiar pero que ha traído muchas ayudas. También describen a dos abuelos jubilados, que soñaban con una vejez tranquila, pero que tienen que mantener a las familias de sus hijas en dificultades y cuidar de sus nietos. «Cargados de una cruz», ellos también reconocen un regalo, sin embargo, que «ser ‘oxígeno’ para las familias» de sus hijos, porque «nunca se deja de ser mamá y papá».

Una madre soltera con dos hijos sostiene también que «bajo la cruz, toda familia, incluso la más desequilibrada, la más dolorosa, la más extraña, la más atrofiada, encuentra su sentido más profundo», descubriendo el amor del Creador, el de sus hermanos y «una Iglesia que, con todos sus defectos, le tiende la mano». Del mismo modo, una mujer que ha perdido a su marido y a su hija, a pesar de los interrogantes que le plantea el dolor, ve su cruz «habitada por el Señor» y sigue viéndose como una familia, identificándose con María a los pies de Jesús.

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La guerra en Ucrania

La decimotercera estación contará con la presencia de una familia rusa y otra ucraniana. La cruz será llevada por estas dos familias que oran juntas por la paz en sus paises: Ucrania y Rusia. Las de una enfermera ucraniana, Irina, en el centro de cuidados paliativos «Juntos en la cura » de la Fundación Policlínico Universitario “Campus Bio-Medico” de Roma. Y de una estudiante rusa, Albina, en el curso de Enfermería del Campus Universitario Bio-Médico. Sus voces, diariamente cercanas a los que sufren, expresan la misma esperanza de paz. El mundo necesita paz y amor.

Esta familia ucraniana y otra rusa rastrean todo lo que la guerra cambia: «la existencia, los días, la despreocupación por la nieve del invierno, la recogida de los niños del colegio, el trabajo, los abrazos, las amistades». Le preguntan a Dios por qué, en medio de las lágrimas que se han agotado y la ira que «ha dado paso a la resignación», y se desesperan porque ya no pueden sentir el amor del Todopoderoso. Conscientes de la dificultad de la reconciliación, invocan al Señor para que hable «en el silencio de la muerte y de la división», enseñando «a hacer la paz, a ser hermanos, a reconstruir lo que las bombas habrían querido destruir».

Los testimonios de Albina e Irina están recogidos en el siguiente enlace.

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Las esperanzas de los emigrantes

Por último, una familia de emigrantes se confiesa, tras duros viajes, percibidos como una carga en el país de acogida. «Aquí hay muchos números, categorías, simplificaciones. Sin embargo, somos mucho más que inmigrantes. Somos personas», leemos entre las líneas de la 14ª estación, «El cuerpo de Jesús está depositado en el sepulcro», junto con sus sacrificios y su pasado. Pero no hay resignación en sus palabras, sino esperanza. «Sabemos que la gran piedra que está a la puerta del sepulcro será removida un día», concluyen, esperando la Pascua y la nueva vida de Cristo.

 

 

 

 

Fuente: vaticannews.com (artículo de Tiziana Campisi . Fotos: vaticannews)

Vídeo del Papa. Abril 2022. Por el personal sanitario: “Un buen servicio sanitario, accesible a todos, es una prioridad»

Recemos para que el compromiso del personal sanitario de atender a los enfermos y a los ancianos, especialmente en los países más pobres, sea apoyado por los gobiernos y las comunidades locales.

Papa Francisco – Abril 2022

 

El Papa Francisco reclama a los gobiernos apoyo para el personal sanitario
que en la pandemia ha demostrado su entrega, compromiso y generosidad.

 

El Vídeo del Papa comparte la intención de oración que Francisco confía a toda la Iglesia Católica a través de la Red Mundial de Oración del Papa. Este mes de abril, está dedicado al apoyo del personal sanitario. Ante las dificultades de tantas personas enfermas o ancianas para acceder a los tratamientos que necesitan, el Pontífice reclama un compromiso político serio con un servicio sanitario para todos y de calidad.

Más allá de lo organizativo, Francisco recuerda que el servicio sanitario es sobre todo «hombres y mujeres que dedican su vida a cuidar de la salud del otro», como se ha visto en la pandemia. Por ello, el Santo Padre aborda la situación del servicio sanitario en los diferentes países y hace un llamado a los gobiernos de los paises más vulnerables para que el compromiso del personal sanitario de atender a los enfermos y a los ancianos tenga un apoyo financiero y político por parte de todos ellos.

Vamos a tardar mucho tiempo en olvidar la pandemia. Ojalá tampoco olvidemos algunas de las cosas que nos ha enseñado. Por un lado, “la entrega, la generosidad del personal sanitario, voluntarios, trabajadores y trabajadoras de la salud, sacerdotes, religiosos, religiosas”. Y por otro, la importancia de los sistemas sanitarios públicos. Así nos lo recuerda Francisco: “Los países más pobres, los países más vulnerables, no pueden acceder a los tratamientos necesarios para atender tantas y tantas enfermedades que siguen sufriendo”. Por eso, pide a los gobiernos “que no olviden que un buen servicio sanitario, accesible a todos, es una prioridad”. Unámonos a su petición.

 

La prueba de estrés de la pandemia

El contexto de la pandemia ha mostrado las carencias de los sistemas sanitarios y la desigualdad en el acceso a los tratamientos adecuados. En su mensaje para la intención de oración de abril, Francisco ha señalado: “Esta pandemia también ha puesto en evidencia que no todos tienen acceso a un buen sistema sanitario público. Los países más pobres, los países más vulnerables, no pueden acceder a los tratamientos, necesarios para atender tantas y tantas enfermedades que siguen sufriendo”.

Según el reporte “Panorama de la salud 2021” de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), la mala situación del sistema sanitario ha impactado en la atención que reciben los enfermos. Entre los diferentes factores, la falta de personal sanitario ha sido más limitante que el número de camas de hospital o el equipamiento técnico.

 

El enorme trabajo en todo el mundo

En un contexto tan difícil, que ha agravado las emergencias existentes, la dedicación de los trabajadores sanitarios en distintos proyectos en todo el mundo, relatada por las imágenes de este Video del Papa, ha jugado un papel decisivo. Una mención especial merece el trabajo del doctor Erik Jennings Simões -también protagonista de este vídeo-, que desde hace veinte años asiste a los indígenas de la selva amazónica brasileña, donde ha llevado el primer servicio de neurocirugía.

También se destacan las campañas «Una vacuna para nosotros» y «Las madres y los niños primero» de CUAMM – Médicos con África; el proyecto de AVSI en Uganda para llevar a las mujeres embarazadas al hospital en moto; el trabajo en varios países de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios (Fatebenefratelli); el trabajo de las Ministras de los Enfermos de San Camilo en Tailandia y de Religiosos Camilos en Brasil; las estructuras sanitarias en Bangladesh y Perú de COE, Apurimac ETS y la Comunidad Misionera de Villaregia, organizaciones miembros de FOCSIV.

 

Un llamado a los gobiernos

Sin embargo, este sobresfuerzo no puede ser la solución para asegurar que todo el mundo pueda tener una atención médica adecuada. “Quiero pedir a los gobiernos de todos los países del mundo que no olviden que un buen servicio sanitario, accesible a todos, es una prioridad”, ha dicho Francisco. Si esto no ha ocurrido hasta ahora, añadió, se debe también a la «mala gestión de los recursos» y a la «falta de un compromiso político serio».

 

Las «otras pandemias» de un sistema sanitario deficiente

El P. Frédéric Fornos S.J., Director Internacional de la Red Mundial de Oración del Papa, comentó a propósito de esta intención: “El Papa Francisco está siempre muy atento a las personas, a los enfermos, a los ancianos, a los más vulnerables. Este pedido de oración, para todo el mes de abril, está dedicado al personal sanitario que los atiende. Han atravesado situaciones de crisis y muchas veces sin el apoyo adecuado, en particular en los países con menos recursos. La pandemia ha demostrado que el sistema de salud y el personal sanitario son esenciales para la sociedad. El Papa pide que se los apoye con más recursos, en particular en los países que tienen un frágil sistema de salud, de lo contrario nos encontraremos con ‘otras pandemias’. Confiemos esta intención de oración al Señor y actuemos en este sentido”.

 

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Fuente: thepopevideo.org

Doce semanas para hacer Memoria: #HMReligiosidadPopular

 

La Iglesia comienza en este mes de abril su proyecto #HazMemoria. Durante doce semanas queremos traer a nuestra memoria lo que es la vida de la Iglesia en los más variados ámbitos de su trabajo diario: desde el anuncio del Evangelio a la actividad socio sanitaria, desde la acogida a los enfermos a la catequesis de niños y jóvenes, desde la celebración de la eucaristía a la compañía a presos o mujeres abandonadas.

Queremos dar a conocer el trabajo de centenares de miles de personas que, desde su compromiso cristiano, entregan lo que tienen para el bien de todos: su tiempo, sus capacidades, sus donativos, sus bienes,… incluso la vida entera. Somos conscientes, como dice el Papa, de que hace más ruido un árbol que cae que un bosque que crece, pero estamos seguros de que lo más valioso es el bosque crece, que da frutos, que lleva a cabo lo que se espera de él, en silencio, sin prisa pero sin pausa.

Cada semana recordamos lo que la Iglesia hace en relación a un campo concreto de su actividad y porqué lo hace. Ofrecemos tres testimonios de quienes llevan a cabo ese trabajo y quienes se benefician de él.

 

 

Esta semana #HMReligiosidadPopular

 

La Semana Santa, el Camino de Santiago, el Rocío, Loyola, El Pilar, Ávila, Montserrat, Montilla, los santuarios marianos, las ermitas… miles de lugares se convierten en un punto de llegada para los cristianos que, movidos por la fe, acuden a renovar sus promesas, a reencontrarse con sus historias y su tradición, a compartir una esperanza, a sanar el corazón.

 

El pueblo cristiano ha encarnado la fe de la Iglesia en su realidad cotidiana, en su entorno concreto, junto a las otras tradiciones que ya vivía. Vive una religiosidad popular que une lo trascendente y lo inmediato, lo cercano y el más allá. Lo hace para establecer y hacer visible una especial relación con Dios, con la Virgen María, con los santos. Busca mover la voluntad de Dios, pedir su protección, su ayuda, su compasión. La mirada a María y a los santos pretende sobre todo su intercesión ante necesidades del mundo o ante las pequeñas dificultades personales del día a día. En otras ocasiones, es el agradecimiento por los bienes recibidos lo que origina una peregrinación, una marcha, un encuentro.

 

En cada una de esas expresiones de la religiosidad popular la gloria de Dios, el hombre vivo, recorre las calles, acompaña a las imágenes de los santos como pueblo de Dios, eleva sus oraciones y súplicas, se compromete con los necesitados, se propone cambiar de vida. Son en el fondo una nueva posibilidad del encuentro con Dios que cambia la vida.

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El papa Francisco señala en Evangelii Gaudium la idea de que los pueblos en los que el Evangelio ha permeado la cultura se hacen protagonistas de la evangelización, del modo de llevarla a cabo y transmiten la fe de manera siempre nueva. En cada lugar, el Pueblo de Dios traduce en su propia vida y experiencia lo que ha recibido de Dios a través de la Iglesia y lo hace según sus rasgos característicos. Al mismo tiempo,cuando comunica su fe la enriquece con nuevas expresiones que permiten también una nueva evangelización del mismo pueblo y de su entorno.“Aquí toma importancia la piedad popular, verdadera expresión de la acción misionera espontánea del Pueblo de Dios. Se trata de una realidad en permanente desarrollo, donde el Espíritu Santo es el agente principal” (EG 69).

 

La religiosidad popular, dirá Pablo VI en la Evangelii Nuntiandi hace visible una “sed de Dios que solamente los pobres y los sencillos pueden conocer” (EN 68).  De hecho, a través de esta piedad, el pueblo sencillo es capaz de asomarse a la profundidad de Dios como su paternidad, su cuidado amoroso de todas las criaturas, la providencia que cuida de los hombres, su presencia constante, la maternidad de María. Al incorporar estos rasgos a su vida, el pueblo desarrolla un profundo sentido de la cruz en su vida cotidiana, la aceptación de los demás, la paciencia, la devoción.

 

El pueblo fiel que se enriquece en estos encuentros populares con el Dios vivo, tiene en ellos no sólo un punto de llegada que satisface un ansia de eternidad, sino un punto de partida para una misión de anuncio, de proclamación sencilla del Evangelio en la vida diaria. Esos puntos de llegada son también un punto de salida. Desde ellos, con la fe reforzada al ser compartida se proyecta una salida misionera. Quienes van de peregrinación vuelven con el propósito de compartir esa fe, esa experiencia, y hacerla viva en la vida de los demás. La religiosidad popular expresa la evangelización de un pueblo al mismo tiempo que evangeliza al pueblo.

 

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Noticia extraída de www.conferenciaepiscopal.es

Semana Santa, de la Pasión a la Gloria

 

La Iglesia celebra la Semana Santa. Conmemora los acontecimientos de la pasión, muerte, sepultura y resurrección de Cristo, que constituyen el misterio pascual, el centro de la vida del Señor.

La Semana Santa es el paso de la tristeza al gozo. Son días de vivir con sobriedad la pasión y la muerte de Jesús para luego celebrar, rebosantes de alegría, la gloria de la resurrección.

Este camino a la Pascua también se hace visible en las celebraciones de la Iglesia. La sobriedad de los templos durante el Triduo. La Vigilia pascual, celebración del tránsito de Cristo, de su Muerte a su Resurrección. Y abandonamos la oscuridad para celebrar la gloria del Domingo de Resurrección, para evidenciar que Cristo es la luz del mundo. 

 

 

Noticia extraída de: conferenciaepiscopal.es