«¿Eres feliz?», la impactante campaña pascual y callejera de la ACDP: «¡Jesucristo ha resucitado!»

 

La campaña #JesucristoMeHaSalvado  de ACdP está en marquesinas, metros y cercanías de más de 100 ciudades españolas

 

Frente a la tristeza, epidemia de esta sociedad, la respuesta es la esperanza cristiana….

 

La Semana Santa termina con la Pascua de Resurrección que es el momento en el que los cristianos conmemoramos y celebramos la victoria de Jesucristo sobre la muerte a través de su Resurrección abriendo así el cielo. Pero en una sociedad secularizada y casi postcristiana como la de Occidente este mensaje no es escuchado por la mayoría y ni siquiera le llega un ligero eco.

Y mientras la fe cae, la epidemia de la tristeza y la soledad avanza a paso firme. Por ello, la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP) ha lanzado una mega campaña para anunciar al mundo que la felicidad es posible y que Jesucristo ha resucitado.

 

¿Te puedo hacer una pregunta difícil?… ¿Eres feliz?

 

 

“¿Eres feliz?”. Esta es la pregunta que la ACDP ha lanzado en esta campaña a través de marquesinas, metros y autobuses en más de 100 ciudades de toda España. El foco ha sido específicamente puesto en la tristeza, la que consideran la “enfermedad espiritual más extendida de nuestro tiempo”.

En los carteles, los propagandistas preguntan a los 47 millones de españoles si son felices, tanto a aquellos que responderían “Sí” como a los que dirían que “No”, que son la gran mayoría: hoy, más del 60% de la población se considera “no muy feliz” o “infeliz”, según revela el informe Global Happiness 2020, elaborado por la empresa de investigación de mercados Ipsos.

 

La tristeza tiene muchas causas, pero según la ACDP hay un denominador común: el vacío ante la cuestión central del corazón del hombre, “¿qué sentido tiene mi vida?”. Por eso, junto a la pregunta incómoda, los propagandistas lanzan un mensaje de esperanza, tanto a quienes viven insatisfechos como a quienes piensan que les va fenomenal: que esta Semana Santa es una oportunidad para descubrir a Cristo. Que Él, con su Resurrección, ha dado sentido pleno a todas las vidas.

En los carteles de esta campaña se proponen dos testimonios personales de sendos jóvenes. Se puede acceder a ellos con sendos códigos QR, uno para cada respuesta, los que sí se sienten felices y los que no son felices.

 

“El Señor me sacó de la infelicidad más absoluta”

 

Para interpelar a los primeros, a los que responden SI, les dirigen a la historia del modelo y cineasta Pietro Ditano, que encontró a Dios cuando vio que su vida de lujos, aparentemente feliz, no le llenaba. “Era una apariencia de humo cojonuda”, dice, y destaca que salió del desengaño y la tristeza gracias a los sacramentos y el servicio a los demás.

Este joven gallego nació en una familia creyente pero poco practicante. Con 19 años empezó en el mundo de la moda para vivir una “experiencia brutal” como modelo. “Tenía mucho éxito con las mujeres, salíamos seis noches a la semana, nos recogían Mercedes en la puerta del hotel, íbamos a restaurantes de lujo, a zonas VIP…”, relata.

 

 

Sin embargo, cuando todo esto cesaba y llegaba a su habitación del hotel “había algo distorsionante que me volvía loco”. Y se obsesionó en desfilar con Armani, pero cuando llegó al casting ni siquiera le dejaron acceder.

“Seis meses de mi vida sacrificados por eso. Se me hundió todo, todo era una mentira… Entré en una depresión, un momento difícil, y era porque esa felicidad era mentira, era pasajera y volátil”, reconoce. Pero tras su fracaso en el intento de ser top model afirma haber tenido la suerte de encontrarse con un sacerdote, “que fue tan fuerte lo que me dijo que me llevó a la necesidad de tener que leer a Jesús”.

Estas lecturas le fueron transformando, pero le faltaba unirse al prójimo, por lo que con el tiempo volvió a entrar en el bucle de la tristeza y la desilusión. “Volví a llamar a esa persona y entonces él me dijo: ‘de nada sirve poner una capa blanca al alma, cubrirlo con una negra y poner otra blanca por encima’. Y dije: ‘esto es lo que me pasa a mí’”.

 

“Vale sí, y ¿cómo soluciono eso?”, preguntó. Y el sacerdote le respondió: “servicio, servicio, servicio”.

“Empezando a vivir así y de la mano de los sacramentos, viviendo la gracia de cerca y tratando de servir, comencé a vivir una vida más serena y con pasos sólidos”, agrega Pietro.

Ahora puede afirmar con firmeza: “el Señor me sacó de la infelicidad más absoluta, que va disfrazada de felicidad temporal porque va con esa apariencia de glamour y lujo, y descubrir otro tipo de paz y serenidad que nunca había experimentado y me llenaba el alma”.

 

“Dios me ha salvado de una muerte en vida”

Por el contrario, para consolar a aquel que responda que NO es feliz, la ACdP ofrece el testimonio de Sonsoles Martín, una joven que sufre una depresión, pero que ha descubierto que el Señor la sostiene y la acompaña en su enfermedad. El 5% de los españoles sufre un cuadro depresivo (según datos del INE) y es, junto con Grecia, el país de la UE con más prevalencia de esta enfermedad (cifras de la Fundación Civio).

 

 

Esta joven de 23 años relata en este testimonio que llegó un momento en el que se sentía “incapacitada”, no lograba estudiar, ni siquiera levantarse de la cama o salir de su casa. “¿Por qué tengo miedo a todo?”, se preguntaba.

“Fui al psiquiatra y me diagnosticó una depresión. Y esta enfermedad lo que tiene es que tu cerebro no funciona bien, y para la enfermedad había que tomar una medicación. A mí eso me resultó muy duro porque me sentía muerta en vida, no valía nada”, añade.

A Sonsoles le tocaba conciliar esta enfermedad con su vida, vivir con ella. Sin embargo, explica que “cuando Dios está en tu vida todo tiene un sentido, tienes un sitio donde volver y donde seguir caminando. No te sientes perdida”.

“Durante este periodo duro Dios me fue regalando personas que me fueron guiando, yo sola no podía. Ahí es donde todo cambia, cuando te dejas tocar por Dios y por las ayudas que te va prestando aunque en ese momento no te des cuenta de que es Dios”, afirma.

Precisamente, estas personas, estos  “ángeles” –señala Sonsoles- “me levantaban, me empujaban para que pudiera con la vida, porque yo era importante para el mundo, no sólo para Dios, sino para el mundo, y que mi vida tenía un sentido aquí”.

“La vida es cruz también y tienes que saber llevar sus cruces. Y necesito personas para ayudarme a llevar la cruz. Estoy agradecida, soy feliz, porque me siento querida y me siento amada en todos los aspectos, puedo amar también y puedo decir que Dios me ha salvado de esta muerte en vida”, concluye.

 

¿ Te atreves a contar como Cristo te ha salvado?

 

Junto a estos dos testimonios, la ACdP lanza un reto en redes sociales con el hashtag #JesucristoMeHaSalvado. La Asociación invita a todos los que se sientan identificados con esta frase a compartir en vídeo su testimonio y a retar a otros amigos a hacer lo mismo, iniciando una cadena para compartir la buena noticia de la Resurrección en sus redes sociales y así llegue a todos los rincones. El activista y YouTuber Jordi Sabaté, o el sacerdote Pablo Pich, entre otros, ya han aceptado el desafío. ¿Y tú? ¿Te atreves?

 

#JesucristoMeHaSalvado

 

Fuentes: acdp.es y religionenlibertad.com

Doce semanas para hacer Memoria: #HMFamiliayVida

 

La Iglesia comienza en este mes de abril su proyecto #HazMemoria. Durante doce semanas queremos traer a nuestra memoria lo que es la vida de la Iglesia en los más variados ámbitos de su trabajo diario: desde el anuncio del Evangelio a la actividad socio sanitaria, desde la acogida a los enfermos a la catequesis de niños y jóvenes, desde la celebración de la eucaristía a la compañía a presos o mujeres abandonadas.

Queremos dar a conocer el trabajo de centenares de miles de personas que, desde su compromiso cristiano, entregan lo que tienen para el bien de todos: su tiempo, sus capacidades, sus donativos, sus bienes,… incluso la vida entera. Somos conscientes, como dice el Papa, de que hace más ruido un árbol que cae que un bosque que crece, pero estamos seguros de que lo más valioso es el bosque crece, que da frutos, que lleva a cabo lo que se espera de él, en silencio, sin prisa pero sin pausa.

Cada semana recordamos lo que la Iglesia hace en relación a un campo concreto de su actividad y porqué lo hace. Ofrecemos tres testimonios de quienes llevan a cabo ese trabajo y quienes se benefician de él.

 

 

Esta semana #HMFamiliayVida

 

Todas las instituciones sufren, en este tiempo, los cambios fuertes y las transformaciones profundas y rápidas en la sociedad y en la cultura. La familia los padece de un modo más íntimo pues en muchos casos, esas transformaciones se dirigen a modificar su esencia ampliando su definición: cuando todo es familia, nada es familia. En este contexto, la Iglesia, que se describe a sí misma como familia de familias y que es consciente de que la familia es uno de los bienes más valiosos de la humanidad, reconoce la aportación insustituible de la familia, defiende sus valores y anima y sostiene a quienes han decidido sacar adelante con libertad su propio proyecto familiar.

 

La familia es la primera institución humana. El amor fecundo entre el hombre y la mujer están en el corazón de la naturaleza humana. La igual dignidad de ambos y su valiosa complementariedad sostienen una relación que permite a los hijos que nacen de ella un entorno seguro en el que poder desarrollar su humanidad protegidos por el amor de sus padres. Además, un ambiente familiar de protección, respeto y libertad que se basa en el amor es el mejor ambiente para el desarrollo de los rasgos personales de los hijos y su maduración.

 

 

En la familia se realiza de manera primera y fundamental la vocación genuina del ser humano que es el amor. El amor está en el origen de la existencia y en la vocación final de cada persona: somos creados por amor y somos creados para el amor. Los vínculos que se establecen en la familia entre el varón y la mujer, entre los padres y los hijos, entre los hermanos, son relaciones de amor. Esa relación se entreteje de entrega y sacrificio. Sostiene a sus miembros en los momentos de dificultades y los impulsa hacia delante en los momentos favorables.

De la misma forma que cada persona es imagen de Dios y en ello radica su dignidad infinita, cada familia es imagen del amor de Dios en sus tres personas y está llamada a una comunión entre sus miembros. La Iglesia propone esta mirada a la familia y por eso se ofrece a ella y se entrega para hacerla visible en este tiempo y en esta sociedad concreta.

 

Acceder a HMFamiliayVida

 

Noticia extraída de www.conferenciaepiscopal.es