Octavario Unidad de los Cristianos día a día.

Día 2: La humildad del rey destruye las murallas y reconstruye el amor.

«¿Dónde está el rey de los judíos recién nacido?» (Mt 2, 2a)

 

Lecturas

    • Jr 23, 1-6:           Será un rey que reinará con prudencia.
    • Sal 46:                  Hasta sus confines detiene las guerras.
    • Flp 2, 5-11:           El cual, siendo de condición divina, no quiso hacer de ello ostentación
    • Mt 20, 20-28:      El Hijo del Hombre no ha venido para ser servido, sino para servir.

Reflexión

Jeremías denuncia cómo los reyes de Israel ejercen mal su poder dividiendo y dispersando al pueblo. Estos fueron malos pastores que destruyeron las naciones y llevaron al pueblo al exilio. Por contra, el Señor promete un pastor-rey que «reinará con prudencia, impondrá justicia y derecho en el país» y reunirá las ovejas de su rebaño.

Nuestro mundo está necesitado de buenos líderes y busca constantemente alguien que haga realidad este anhelo. ¿Dónde podemos encontrar un líder así? Solo en Cristo hemos hallado el modelo de un rey, de un líder, según el corazón de Dios. Nosotros, que estamos llamados a seguirlo, debemos hacerlo a su estilo, el estilo del siervo-rey en el mundo y en la Iglesia. En Cristo encontramos a quien no destruye ni divide, sino al que reconstruye y lleva a plenitud para mayor gloria del nombre de Dios. No gobierna según intereses egoístas, no usa la fuerza. En él encontramos al siervo amoroso y humilde que, «siendo de condición divina, no quiso hacer de ello ostentación». Él es el que vino para servir y no para ser servido, y sus seguidores está llamados a hacer lo mismo.

Hoy en día, Próximo Oriente está experimentando la pérdida de su gente en el exilio, pues la «justicia y el derecho» escasean allí y en todo el mundo. Sin embargo, vivimos con la esperanza de que esta tierra no caerá a pesar de que «las naciones se turben» y «los reinos se tambaleen» a nuestro alrededor.

Los líderes, tanto en el mundo como en la Iglesia, tienen la responsabilidad de congregar en lugar de dispersar y dividir al pueblo de Dios. Toda esta división en el mundo y en la Iglesia viene del deseo de alcanzar altos puestos, el ansia de poder y el carrerismo. En la medida en que los cristianos imitemos con fidelidad el liderazgo del siervo al estilo de Cristo, tanto más quedarán superadas las divisiones en el mundo y en la Iglesia. Trabajemos por el derecho, la justicia y la paz para el bien de todos y estaremos dando testimonio humilde del pastor-rey, y así acercaremos a los demás al Señor.

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Oración

 

Dios, nuestro único refugio y fortaleza, te glorificamos porque eres recto y justo. Ante ti confesamos que muchas veces codiciamos modelos mundanos de liderazgo. Ayúdanos a buscar a nuestro Señor Jesucristo no en los palacios de los poderosos, sino en el humilde pesebre y a imitarlo en su mansedumbre. Aliéntanos para que nos vaciemos de nosotros mismos y nos sirvamos unos a otros siendo obedientes a tu voluntad.

Te lo pedimos en nombre de Cristo, que contigo y el Espíritu Santo reina para siempre en la gloria. Amén

 

 

 

Fuente: conferenciaepiscopal.es