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2 de febrero. Enciende una vela contra la trata de personas.

«Silencio, oración, reflexión y escucha contra la trata de personas»

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La Conferencia Episcopal Española, a través del departamento de Trata, ha organizado diversos actos  con los que se une este año a la Jornada Mundial de Oración y Reflexión contra la Trata de Personas para dar visibilidad a este drama «invisible» para la sociedad. Una jornada que se celebra en la Iglesia el 8 de febrero con el lema «La fuerza del cuidado. Mujeres, economía, trata de personas».

Uno de los actos programados es el CÍRCULO DE SILENCIO en el que se podrá participar online a través del canal de YouTube del departamento de Trata y de la página web de la Comisión Episcopal para la Pastoral Social y la Promoción Humana. Será el miércoles 2 de febrero, a las 19.00 horas.

La directora del departamento de Trata de personas, Mª Francisca Sánchez Vara, será el hilo conductor para unir a los participantes en el silencio, la oración, la reflexión y la escucha.

Para la escucha, se escuchará a las víctimas a través del testimonio de dos mujeres supervivientes de la trata a través de Cáritas. Y dos profesionales compartirán su experiencia de acompañamiento.

Para la reflexión, se contará con las intervenciones de Francesca Donà, de la sección de Migrantes y refugiados del Dicasterio para el servicio del desarrollo humano integral; Carmen Galante, responsable social del área de Justicia y Solidaridad de la CONFER; y el obispo de Vitoria y responsable del departamento de Trata de personas, Mons. Juan Carlos Elizalde, que será el encargado de cerrar el acto.

El silencio vendrá detrás de cada intervención y se irán intercalando los momentos de oración.

Se invita a los participantes a encender una vela contra la Trata durante el tiempo que dure esta celebración.

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¿Por qué celebra la Iglesia esta Jornada el 8 de febrero?

El papa Francisco convoca esta Jornada desde el año 2015 y eligió el día en el que se recuerda la memoria litúrgica de Santa Josefina Bakhita, la religiosa sudanesa que padeció durante su vida los sufrimientos de la esclavitud.

En el Ángelus del 8 de febrero de 2015, el Papa manifestaba su deseo: «que cuantos tienen responsabilidades de gobierno tomen decisiones para remover las causas de esta vergonzosa plaga, plaga indigna de una sociedad civil. Que cada uno de nosotros se sienta comprometido a ser portavoz de estos hermanos y hermanas nuestros, humillados en su dignidad».

 

Fuente: conferenciaepiscopal.es

Octavario por la Unidad de los Cristianos día a día. Último día.

Día 8: De las rutas cotidianas de la división a los nuevos caminos de Dios.

«Regresaron a su país por otro camino» (Mt 2, 12)

 

Lecturas

    • Jr 31, 31-34       Pactaré una nueva alianza con Israel y con Judá.
    • Sal 16                    Tú me muestras el camino de la vida.
    • Ef 4, 20-23        Dad lugar a la renovación espiritual de vuestra mente.
    • Mt 11, 25-30     Porque has ocultado todo esto a los sabios y entendidos y se lo has revelado a los sencillos.

Reflexión

No sabemos lo que pensaron los Sabios —expertos en astronomía y travesías— cuando se les advirtió que regresaran por otra ruta. Probablemente quedaran confundidos, pero la misma luz que iluminó su viaje les mostró que había otro camino, otra posibilidad. Estaban llamados a cambiar de dirección.

Nosotros nos sentimos a menudo encorsetados por una determinada manera de hacer las cosas o por nuestra visión particular del mundo. Cuando nos damos cuenta de que estos caminos o «rutas» están cerrados, nos preguntamos cómo actuar y continuar con nuestro viaje. La providencia de Dios siempre sale a nuestro encuentro para mostrarnos que hay otro rumbo posible preparado para nosotros. Dios está ahí para renovar su alianza y sacarnos de la frustración que experimentamos ante los obstáculos. Solo tenemos que confiar en que el Eterno que nos dio la luz siempre nos muestra una nueva manera de avanzar cuando nuestros caminos se bloquean. Siempre es posible un nuevo comienzo cuando estamos dispuestos y abiertos a la acción del Espíritu. Como Iglesias, miramos al pasado para encontrar la iluminación necesaria, y miramos al futuro para buscar nuevos senderos por los que la luz del Evangelio siga brillando con una energía renovada, y así podamos acogernos unos a otros como el mismo Cristo nos acoge para mayor gloria de Dios.

Por nuestros antiguos caminos las comunidades cristianas han acabado separadas unas de otras. En los nuevos caminos a los que Dios nos llama, los cristianos han de caminar juntos y descubrirse compañeros de peregrinación. Encontrar estos nuevos caminos exige discernimiento, humildad y coraje. Ahora es el momento de la conversión y la reconciliación.

Oración

Dios misericordioso, tú sales a nuestro encuentro cuando nosotros nos obstinamos en seguir un camino a pesar de saber que está bloqueado, cayendo en la desesperación. Eres el Dios de las promesas renovadas. Te encontramos inventando un nuevo sendero que para nosotros era impensable. Te damos gracias porque continuamente superas nuestras expectativas. Te damos gracias por tu infinita sabiduría que sobrepasa nuestra inteligencia. Te damos gracias por tus caminos creativos que nos abren a posibilidades imprevistas. Sigue siendo, Señor, nuestro guía cuando en nuestros mapas no encontremos rutas por las que avanzar. Te lo pedimos por medio de Jesucristo, nuestro Señor, en la comunión del Espíritu Santo, que una y otra vez nos hace retornar a ti.
Amén.

 

Fuente: conferenciaepiscopal.es

Octavario por la Unidad de los Cristianos día a día

Día 7: Los dones de la comunión.

«Sacaron luego los tesoros que llevaban consigo y le ofrecieron oro, incienso y mirra» (Mt 2, 11)

 

Lecturas

    • Os 6, 1-6              Porque quiero amor y no sacrificio.
    • Sal 100                Cruzad sus puertas dando gracias, sus atrios con alabanzas.
    • Hch 3, 1-10         No tengo plata ni oro, pero te daré lo que poseo.
    • Mt 6, 19-21        Pues donde tengas tu riqueza, allí tendrás también el corazón.

Reflexión

En nuestro camino a Belén, la ciudad del pan, podemos ver a los Sabios que peregrinan para adorar al Niño Dios. Al encontrarlo abrieron los cofres de sus tesoros y ofrecieron al rey recién nacido sus dones de oro, incienso y mirra.

Nuestras divisiones históricas, nuestras posturas erróneas consolidadas, reglamentadas y ritualizadas, y nuestra preocupación por asuntos mundanos, han destruido la comunión y nos han distanciado. Podríamos preguntarnos, ¿cuáles son los dones que hemos preparado para ofrecer al rey que viene a iluminar nuestra vida y a traernos el regalo de la unidad? Sabemos que Dios no quiere nuestras riquezas ni nuestras ofrendas vacías, sino que ejerce su poder sirviéndose de nuestra pobreza.: «No tengo plata ni oro». El Señor desea un corazón apasionado y enamorado: corazones repletos de amor hacia él y hacia nuestros hermanos y hermanas en Cristo, de quienes vivimos separados; corazones de los que manan obras de misericordia; y corazones verdaderamente arrepentidos y deseosos de conversión.

Preparemos para Dios el don de un corazón rebosante de amor. Arrodillarse en adoración requiere un corazón contrito por el pecado que nos divide y obediente al Señor, a quien servimos. Esta obediencia revive, sana y reconcilia todo lo que está roto o herido en nosotros, a nuestro alrededor y entre los cristianos.

Cristo ya le ha otorgado el don de la unidad a su Iglesia. Crecemos en comunión en la medida en que compartimos los dones recibidos en 44 Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos 2022 nuestras diversas tradiciones eclesiales, reconociendo que la fuente de todos estos dones es el Señor.

Oración

Toda alabanza, gloria y acción de gracias a ti, oh, Dios. Tú te has revelado en la epifanía de tu Hijo al pueblo que esperaba tu venida desde antiguo, y a aquellos que no te esperaban. Tú, Señor, conoces el sufrimiento que nos rodea y el dolor causado por las divisiones. Contemplas este mundo en lucha y ves la penosa situación de Próximo Oriente, el lugar donde escogiste nacer, el lugar santificado por tu presencia. Te pedimos, Señor, que permitas que nuestro corazón y nuestra mente lleguen a conocerte. Y al unirnos a los Reyes Magos en su peregrinación desde tierras lejanas, oramos para que se abran nuestros corazones al amor por los hermanos y hermanas que nos rodean. Concédenos la determinación y los medios para trabajar en la transformación de este mundo, y para estar dispuestos a compartir nuestros dones para crecer en comunión. Regálanos, Señor, tus infinitos dones y bendiciones. Acoge nuestra oración en el nombre de tu Hijo Jesucristo, que vive y reina contigo y con el Espíritu Santo.
Amén.

 

Fuente: conferenciaepiscopal.es

Octavario Unidad de los Cristianos día a día

Día 6: Reunidos en oración al único Señor.

«Vieron al niño con su madre María y, cayendo de rodillas, lo adoraron» (Mt 2, 11)

 

Lecturas

    • Ex 3, 1-6                  Moisés sintió miedo de mirar a Dios y se tapó la cara.
    • Sal 84                      ¡Qué gratas son tus moradas, oh, Señor del universo!
    • Ap 4, 8-11               Adorar al que vive por siempre.
    • Mt 28, 16-20        Encontraron a Jesús y lo adoraron.

Reflexión

Desde países muy lejanos, los Reyes Magos llegaron a Belén y, al ver al niño con su madre, lo adoraron. Ante la revelación de Dios, sus ojos se desploman y sus rodillas se doblan, del mismo modo en que Moisés se 42 Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos 2022 tapó la cara temeroso de mirar a Dios ante la zarza que ardía sin consumirse. También cuando los discípulos encontraron a Cristo resucitado en el monte de Galilea, se sorprendieron y dudaron, y, a pesar de todo, lo adoraron. Igualmente, en la liturgia celeste, los veinticuatro ancianos se postran ante aquel que se sienta en el trono. Es así como respondemos ante la presencia de Dios: contemplando, con estupor y adorando. ¿Realmente lo vemos y lo contemplamos?, ¿nos llenamos de estupor y asombro?, ¿lo adoramos? ¿Cuántas veces vemos sin ver, y nuestros ojos permanecen ciegos ante la presencia de Dios? ¿Cómo podremos entonces adorar, si no somos capaces de contemplar a Dios? Nuestra mirada es tan estrecha que solo nos permite mirar la confusión de nuestros desacuerdos, olvidando que el único Señor es el que ha derramado su gracia salvífica sobre todos nosotros y que compartimos el mismo Espíritu que nos conduce a la unidad.

Frecuentemente nuestro orgullo hace que sigamos nuestras propias leyes y nuestras tradiciones, ignorando así el amor que estamos llamados a compartir como un solo pueblo justificado por la sangre de Cristo, que profesa una misma fe en Jesús, nuestro Salvador. A medida que el Espíritu Santo revitaliza la comunidad, nuestras Iglesias nos impulsan a caminar juntos hacia el Niño Dios para adorarlo como un solo pueblo. El Espíritu de compasión nos conduce al encuentro fraterno, y nos guía a todos hacia el que es nuestro único Señor. Solo siguiendo a este guía podremos «adorar en espíritu y verdad». Nuestro futuro en Dios es un futuro de unidad y amor; y nuestro caminar hacia esta meta debe ser reflejo de la unidad en Cristo.

Oración

Dios compasivo, que das a los ciegos la posibilidad de reconocerte como a su Salvador, haz que nosotros nos arrepintamos y pidamos perdón. Por tu misericordia, quita las escamas de nuestros ojos y haz que te adoremos como a nuestro Dios y Redentor. En medio de nuestra aflicción y a pesar de la gravedad de nuestros pecados, haz que seamos capaces de amarte con todo nuestro corazón. Guíanos con tu luz en nuestro caminar, con un solo corazón y una sola mente, como los primeros discípulos. Que la gracia de nuestro Señor Jesucristo descienda sobre nosotros, para que juntos te glorifiquemos en la comunión del Espíritu y demos testimonio de ti a todos nuestros hermanos.

AMÉN.

 

 

Fuente: conferenciaepiscopal.es

Octavario Unidad de los Cristianos día a día

Día 5: Guiados por el único Señor

«Y la estrella que habían visto en Oriente los guio» (Mt 2, 9)

 

Lecturas

    • Ex 13, 17- 14, 4      El Señor caminaba delante de ellos en una columna de nube.
    • Sal 121                      Levanto mis ojos a los montes, ¿de dónde vendrá el auxilio?
    • Ap 22, 5-9               Porque el Señor Dios será la luz que alumbre a sus habitantes.
    • Mt 2, 7-10               Y la estrella que habían visto en Oriente los guio.

Reflexión

Una y otra vez las Escrituras nos dicen cómo el Señor camina con su pueblo, lo protege y lo cuida día y noche. Puede que el camino no siempre sea recto: a veces tenemos que desandar nuestros propios pasos, otras veces nos toca regresar por una ruta diferente. Pero en toda nuestra peregrinación por esta vida, podemos estar seguros de que Dios, que «ni duerme ni descansa», cuida de nuestros pasos para que nuestros pies no tropiecen y caigamos. Incluso en la más absoluta oscuridad la luz de Dios está con nosotros. Su luz brilló por medio de los profetas enviados para guiar a su pueblo por el camino que Dios había establecido y para recordarle la alianza que había hecho con él.

Y al llegar la plenitud de los tiempos, Dios envió a su Unigénito, Jesucristo. Él es la luz que guía a todas las naciones, la gloria de Dios manifestada en el mundo, la fuente de la vida divina, que sella una nueva alianza con su sangre. El camino por el que hemos de seguir avanzando para alcanzar la unión entre nosotros y una unión más estrecha con Cristo no siempre
está claro. En nuestros intentos honestos de construir la unidad entre nosotros es fácil perder de vista este mensaje fundamental de la Escritura: que Dios no abandona a su pueblo a pesar de sus fracasos y divisiones. Este no es solo un mensaje esperanzador para los cristianos, sino también para el mundo entero. Como nos recuerda el relato de los Reyes Magos,

Oración

 

Oh, Señor, Dios Padre nuestro, que enviaste la estrella para guiar a los Reyes Magos al encuentro de tu Unigénito; aumenta en nosotros la esperanza en ti y haznos tomar conciencia de que tú caminas siempre a nuestro lado, cuidando de nosotros. Enséñanos a ser fieles al rumbo que nos marca el Espíritu Santo, por extraño que pueda parecernos, para que así podamos alcanzar la unidad en Jesucristo, luz del mundo. Haz que nuestros ojos se abran a tu Espíritu, y reaviva nuestra fe, para que confesemos que Jesús es Señor, y así lo adoremos y nos llenemos de una inmensa alegría, como los Magos en Belén. Te lo pedimos en el nombre de tu Hijo Jesucristo.

Amén.

 

 

 

Fuente: conferenciaepiscopal.es

Octavario Unidad de los Cristianos día a día

Día 4: Aunque pequeños y humillados, nada nos falta

«Tú, Belén […] no eres en modo alguno la menor» (Mt 2, 6)

 

Lecturas

    • Miq 5, 2-5a, 7-8    De ti saldrá el caudillo de Israel.
    • Sal 23                       El Señor es mi pastor, nada me falta.
    • 1 P 2, 21-25             Ahora habéis vuelto al que es pastor y guardián de vuestras vidas.
    • Lc 12, 32-40           No tengas miedo, pequeño rebaño.

Reflexión

En la pequeña y humilde ciudad de Belén, el Señor, el Hijo de Dios, quiso hacer su entrada en el mundo. En el vientre de una humilde chica de pueblo, tomó carne humana, y eligió vivir su humanidad en la oscuridad y la sencillez. Se hizo grano que cae en la tierra, levadura en la masa, y un pequeño rayo de luz para nuestros ojos. Ese pequeño rayo ha iluminado la tierra entera. De la oscuridad de la tierra de Efrata ha salido un gobernante, el pastor y guardián de nuestras almas. Y, aunque es nuestro pastor, se hizo a sí mismo Cordero y cargó con los pecados del mundo para redimirnos.

A pesar de su insignificancia entre las tribus de Judá, Belén llegaría a ser grande porque en ella nació el Pastor de los pastores, el Rey de reyes. Belén, un nombre que significa la «casa del pan», es metáfora de la Iglesia que trae al mundo el pan de la vida. La Iglesia, el Belén de hoy en día, sigue siendo el lugar donde los débiles, los desvalidos y los pequeños son acogidos, porque en ella cada uno tiene un lugar reservado. La recolección de estos granos se convierte en la cosecha. La levadura unida se convierte en una fuerza poderosa. Los rayos que se concentran se convierten en una luz que guía y orienta.

En medio de la situación que vivimos de agitación política, de una creciente cultura de la codicia y del abuso de poder, los cristianos, como tantos otros en Próximo Oriente, sufren persecución y se ven marginados, viviendo con temor ante la violencia y la injusticia. A pesar de todo, no tienen miedo, porque el Pastor camina con ellos, reuniéndolos en un mismo redil y haciendo de ellos un signo de su amor. Unidos, son la levadura que levanta la masa de la hornada. En Cristo encuentran un modelo de humildad y de él escuchan una llamada a superar las divisiones y a permanecer unidos en un solo rebaño. Aunque son pocos, en su sufrimiento siguen los pasos del Cordero que padeció por la salvación del mundo. Aunque pocos, se mantienen firmes en la esperanza, con el Señor nada les falta.

Oración

 

Buen Pastor, la fragmentación del pequeño rebaño entristece al Espíritu Santo. Perdona nuestra fragilidad y la tardanza en nuestra respuesta a tu voluntad. Concédenos pastores sabios según tu corazón, que reconozcan el pecado de la división, y que conduzcan a nuestras Iglesias con rectitud y santidad hasta la unidad en ti. Te lo pedimos, Señor, escucha nuestra oración.
Amén

 

 

 

Fuente: conferenciaepiscopal.es

Octavario Unidad de los Cristianos día a día.

Día 2: La humildad del rey destruye las murallas y reconstruye el amor.

«¿Dónde está el rey de los judíos recién nacido?» (Mt 2, 2a)

 

Lecturas

    • Jr 23, 1-6:           Será un rey que reinará con prudencia.
    • Sal 46:                  Hasta sus confines detiene las guerras.
    • Flp 2, 5-11:           El cual, siendo de condición divina, no quiso hacer de ello ostentación
    • Mt 20, 20-28:      El Hijo del Hombre no ha venido para ser servido, sino para servir.

Reflexión

Jeremías denuncia cómo los reyes de Israel ejercen mal su poder dividiendo y dispersando al pueblo. Estos fueron malos pastores que destruyeron las naciones y llevaron al pueblo al exilio. Por contra, el Señor promete un pastor-rey que «reinará con prudencia, impondrá justicia y derecho en el país» y reunirá las ovejas de su rebaño.

Nuestro mundo está necesitado de buenos líderes y busca constantemente alguien que haga realidad este anhelo. ¿Dónde podemos encontrar un líder así? Solo en Cristo hemos hallado el modelo de un rey, de un líder, según el corazón de Dios. Nosotros, que estamos llamados a seguirlo, debemos hacerlo a su estilo, el estilo del siervo-rey en el mundo y en la Iglesia. En Cristo encontramos a quien no destruye ni divide, sino al que reconstruye y lleva a plenitud para mayor gloria del nombre de Dios. No gobierna según intereses egoístas, no usa la fuerza. En él encontramos al siervo amoroso y humilde que, «siendo de condición divina, no quiso hacer de ello ostentación». Él es el que vino para servir y no para ser servido, y sus seguidores está llamados a hacer lo mismo.

Hoy en día, Próximo Oriente está experimentando la pérdida de su gente en el exilio, pues la «justicia y el derecho» escasean allí y en todo el mundo. Sin embargo, vivimos con la esperanza de que esta tierra no caerá a pesar de que «las naciones se turben» y «los reinos se tambaleen» a nuestro alrededor.

Los líderes, tanto en el mundo como en la Iglesia, tienen la responsabilidad de congregar en lugar de dispersar y dividir al pueblo de Dios. Toda esta división en el mundo y en la Iglesia viene del deseo de alcanzar altos puestos, el ansia de poder y el carrerismo. En la medida en que los cristianos imitemos con fidelidad el liderazgo del siervo al estilo de Cristo, tanto más quedarán superadas las divisiones en el mundo y en la Iglesia. Trabajemos por el derecho, la justicia y la paz para el bien de todos y estaremos dando testimonio humilde del pastor-rey, y así acercaremos a los demás al Señor.

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Oración

 

Dios, nuestro único refugio y fortaleza, te glorificamos porque eres recto y justo. Ante ti confesamos que muchas veces codiciamos modelos mundanos de liderazgo. Ayúdanos a buscar a nuestro Señor Jesucristo no en los palacios de los poderosos, sino en el humilde pesebre y a imitarlo en su mansedumbre. Aliéntanos para que nos vaciemos de nosotros mismos y nos sirvamos unos a otros siendo obedientes a tu voluntad.

Te lo pedimos en nombre de Cristo, que contigo y el Espíritu Santo reina para siempre en la gloria. Amén

 

 

 

Fuente: conferenciaepiscopal.es

Octavario por la Unidad de los Cristianos día a día.

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Día 1: «Tú nos alzas y nos atraes hacia la plenitud de tu luz»

 

Lecturas

    • Zac 4, 1-7           Veo un candelabro de oro macizo.
    • Sal 139, 1-10     Tú me sondeas y me conoces.
    • 2 Ti 1, 7-10         Un don que ahora se ha hecho manifiesto por la aparición de Cristo Jesús, nuestro Salvador.
    • Jn 16, 7-14         Cuando venga el Espíritu de la verdad, os guiará para que podáis entender la verdad completa.

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Reflexión

En este mundo frágil e incierto, buscamos una luz, un rayo de esperanza que ilumine desde lo alto. En medio del mal, anhelamos la bondad. Buscamos todo lo bueno que hay en nosotros, pero la debilidad nos abruma y la esperanza nos falla. Nuestra confianza descansa en el Dios al que adoramos. Dios, en su sabiduría, puso en nosotros la esperanza de una intervención divina; pero no esperábamos que interviniera a través de una persona, el Señor mismo, que se hizo luz entre nosotros. Dios superó todas nuestras expectativas. El don de Dios es un «espíritu de fortaleza y amor». No es confiando en nuestras propias fuerzas y en nuestras capacidades como avanzamos hacia la luz plena, sino poniendo nuestra confianza en el Espíritu Santo.

En las tinieblas de la humanidad la estrella de Oriente brilló. La luz de esta estrella penetra la profundidad de la oscuridad que nos separa a unos de otros. No resplandeció solo en un momento concreto de la historia, sino que sigue brillando aún hoy y transformando el curso de la historia. Desde la aparición de la estrella, los cristianos, a lo largo de la historia, han manifestado al mundo con su vida la esperanza que brota del Espíritu Santo. Ellos son testigos de la obra de Dios en la historia y de la presencia permanente del Espíritu Santo. A pesar de las vicisitudes y de los cambios de las circunstancias históricas, la luz del Resucitado sigue brillando, actuando en el curso de la historia como una antorcha que guía a todos hacia la luz perfecta, superando la oscuridad que nos separa a unos de otros.

El afán por vencer las tinieblas que nos separan nos obliga a trabajar y orar por la unidad de los cristianos.

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Oración

 

Señor Dios, ilumina nuestro camino con la luz de Cristo que va delante de nosotros y nos guía. Ilumínanos y habita dentro de nosotros. Guíanos para que podamos descubrir el pequeño pesebre que hay en nuestro corazón, donde aún duerme la luz. Creador de la luz, te damos gracias por el don de esa Estrella perpetua, Jesucristo, nuestro Señor y Salvador.

Que sea un faro en nuestra peregrinación. Sana nuestras divisiones y haz que nos acerquemos a la luz de Cristo en quien encontraremos la unidad.

Amén

 

 

 

Fuente: conferenciaepiscopal.es

El arzobispo de Santiago pide en ‘Camino de Pascua’ “no renunciar a la santidad ni cultivar prejuicios”

 

En el programa «CAMINO DE PASCUA» emitido en TRECE y COPE.es , donde se nos invita a preparar la Semana Santa, a recorrer el camino cuaresmal de la mano de los obispos españoles, este pasado viernes fue D. Julián Barrio, arzobispo de Santiago de Compostela quien compartió sus reflexiones del Evangelio del diálogo de Jesús a la samaritana en estos tiempos de cuaresma.

En palabras del arzobispo:

«En este tiempo cuaresmal necesitamos de manera especial el silencio interior para escuchar esas preguntas que llevamos dentro»

 

«También en esta cuaresma, Jesús viene al pozo de nuestra vida para pedirnos que le demos de beber»

 

«No renunciemos a la santidad, salgamos de nosotros mismos y pongamos la atención en lo esencial». ¡Buen camino hacia la Pascua!

 

Ver el programa completo aquí

 

 

 

 

 

Soñar lo posible. Una lectura de Fratelli tutti. «Mirar el pasado con misericordia»

La historia nos muestra hechos contra la dignidad de la persona que desgraciadamente hemos sido capaces de cometer. Observándolos desde la misericordia, debemos lamentar lo ocurrido y disponernos a aprender del pasado para no volver a repetir los mismos errores.

La iniciativa “Soñar lo posible”, al finalizar su recorrido por la encíclica Fratelli tutti, aborda el tema del perdón sincero y de la virtud de la misericordia, ambos fuertemente acentuados en el cristianismo.

Para alcanzar la reconciliación el papa Francisco propone:

  • Superar los conflictos a través del diálogo.
  • Abstenerse de enemistades y del odio mutuo.
  • Dialogar con honestidad, apoyados en el amor a la justicia.
  • No caer en el círculo vicioso de la venganza.

Se trata, en definitiva, de entender y revalorizar el sentido del perdón, siguiendo las enseñanzas del Evangelio que pide perdonar hasta “setenta veces siete” (Mt. 18,22).

Índice

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10º Clave: Mirar al pasado con misericordia

 

Cada generación ha de hacer suyas las luchas y los logros de las generaciones pasadas y llevarlas a metas más altas aún. Es el camino.

El bien, como también el amor, la justicia y la solidaridad, no se alcanzan de una vez para siempre; han de ser conquistados cada día.

Ignorar la historia, despreciar la experiencia de los mayores y mirar solo al futuro crea personas vacías, desarraigadas y desconfiadas. Así hacen las ideologías.

Los pueblos que olvidan su tradición y, por negligencia o apatía, toleran que se les arrebate el alma, pierden su fisonomía espiritual, su consistencia moral y, finalmente, su independencia.

En tu historia las preguntas son: Cuánto amor puse en mi trabajo, en qué hice avanzar al pueblo, cuánta paz social sembré, qué provoqué en el lugar que se me encomendó.

Hace falta aprender a cultivar una memoria penitencial, capaz de asumir el pasado para liberar el futuro de las propias insatisfacciones, confusiones o proyecciones.

La misericordia de cada persona se extiende a su prójimo, pero la misericordia del Señor alcanza a todos los vivientes.

La comprensión y el compromiso mutuo pueden transformar antiguos conflictos o las tensiones del pasado y alcanzar una unidad en la diversidad que engendra nueva vida.

Es conmovedor ver la capacidad de perdón de algunas personas que han sabido ir más allá del daño sufrido. En todo caso, lo que jamás se debe proponer es el olvido.

No es posible conformarse con lo que ya se ha conseguido en el pasado e instalarse. Todavía muchos hermanos nuestros sufren situaciones de injusticia que nos reclaman a todos.

Mira el pasado con misericordia. Pide la gracia de lamentar lo que hemos sido capaces de hacer, de haber despreciado y destruido nuestra carne ¡Nunca más, Señor, nunca más!

 

El perdón permite buscar la justicia sin caer

en el círculo vicioso de la venganza ni en la injusticia del olvido.

 

Estamos llamados a amar a todos, sin excepción. Si el perdón es gratuito, entonces puede perdonarse aun a quien se resiste al arrepentimiento y es incapaz de pedir perdón.

Cuando hay algo que jamás debe ser tolerado, justificado o excusado, sin embargo, podemos perdonar. Cuando hay algo que por ninguna razón debemos permitirnos olvidar, sin embargo, podemos perdonar. El perdón libre y sincero es una grandeza que refleja la inmensidad del perdón divino.

 

Cultura sin alma

  • No hay que despreciar la historia ni rechazar la riqueza espiritual y humana que se ha ido transmitiendo a lo largo de las generaciones. Tampoco hay que ignorar todo lo que ha pasado, perdiendo así el sentido de la historia. Por eso hay que escuchar la experiencia de los mayores (Cf. Ft 13).
  • Sin embargo, en la cultura actual se percibe una especie de deconstruccionismo para construirlo todo desde cero. Para eso se precisa de persona vacías, desarraigadas, desconfiadas de todo, para instaurar nuevas formas de colonización cultural (Cf. Ft 13).
  • En esta nueva cultura, los pueblos, al abandonar su tradición, toleran que se les arrebate el alma. Grandes palabras como democracia, libertad, justicia, unidad son conceptos manoseados y desfigurados en la actualidad. Se les ha vaciado de contenido para poder justificar así cualquier acción (Cf. Ft 14).
  • En un escenario donde se siembra la división, la enemistad y un escepticismo desolador, se impide construir un proyecto común. Sin embargo, cuando se reflexiona y se mira al futuro aparecen interrogantes como ¿qué aporto a la sociedad? ¿qué lazos tengo con mi comunidad y que iniciativas propongo? ¿cómo contribuyo a fortalecer la paz? ¿cuánto amor pongo en mi trabajo? ¿colaboro a mejorar la convivencia en mi entorno? (Cf. Ft 197).

 

Nueva vida

  • Cuando las personas y las comunidades apuntan más allá de los intereses particulares, la comprensión y el compromiso mutuo se transforman en un ámbito donde los conflictos, las tensiones e incluso los que se podrían haber considerado contrarios en el pasado pueden alcanzar una unidad en la diversidad que engendra nueva vida (Cf. Ft 245).
  • Hace falta aprender a cultivar una memoria capaz de asumir el pasado, a veces desde el arrepentimiento, para liberar el futuro de sus insatisfacciones, confusiones o proyecciones. Sólo desde la verdad histórica de los hechos puede hacerse un esfuerzo constante para comprenderse mutuamente y para comenzar un nuevo camino hacia el bien de todos (Cf Ft 226).

 

Reconciliación sin olvido

  • Pero la reconciliación se debe promover, no imponer al conjunto de una sociedad. Porque ¿quién se puede atribuir el derecho de perdonar en nombre de los demás? No es posible decretar una “reconciliación general”, pretendiendo cerrar por decreto las heridas o cubrir las injusticias con un manto de olvido (Cf. Ft 246).
  • La reconciliación es un hecho personal y es conmovedor ver la capacidad de perdón de algunas personas que han sabido ir más allá del daño sufrido. Como también es humano comprender a quienes no pueden hacerlo. En todo caso, lo que jamás se debe proponer es el olvido (Cf. Ft 246).
  • Un ejemplo es la Shoah –palabra hebrea para referirse al holocausto- no debe ser olvidada. Es el símbolo de hasta dónde puede llegar la maldad del hombre cuando, alimentada por falsas ideologías, se olvida de la dignidad fundamental de la persona, que merece respeto absoluto independientemente del pueblo al que pertenezca o la religión que profese. ¡Nunca más, ¡Señor, nunca más! (Cf. Ft 247).

 

Conciencia colectiva

  • No se puede permitir que las actuales y nuevas generaciones pierdan la memoria de lo que ha pasado. Esa memoria es la garantía y el estímulo para construir un futuro más justo y más fraterno. Se necesita mantener viva la llama de la conciencia colectiva, que recuerde a las generaciones venideras el horror de lo que sucedió. Lo necesitan las mismas víctimas para no ceder a la lógica que lleva a justificar las represalias y cualquier tipo de violencia en nombre del enorme mal que han sufrido (Cf. Ft 248 y 249).
  • El perdón no implica olvido. Pero cuando hay algo que de ninguna manera puede ser negado, relativizado o disimulado, sin embargo, se puede perdonar (Cf. Ft 250).

 

La misericordia del Señor alcanza a todos

  • Dios celestial es misericordioso. Siente compasión por los que sufren, ofreciéndoles su apoyo. A la vez que cuida y perdona a los pecadores. Mientras la misericordia de cada persona llega solo a su prójimo, la misericordia del Señor alcanza a todos. Hace salir el sol sobre buenos y malos. Con este precepto se invita a superar la tendencia de mirar solo a nuestro lado, a los que tenemos siempre más cerca (Cf. Ft 59 y 60).
  • Pido a Dios «que prepare nuestros corazones al encuentro con los hermanos más allá de las diferencias de ideas, lengua, cultura, religión; que unja todo nuestro ser con el aceite de la misericordia que cura las heridas de los errores, de las incomprensiones, de las controversias; la gracia de enviarnos, con humildad y mansedumbre, a los caminos, arriesgados pero fecundos, de la búsqueda de la paz (Cf. Ft 254)

 

 

 

Fuente: Conferencia Episcopal Española