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Jornada Diocesana en camino al Encuentro Nacional de Laicos sobre el Primer Anuncio

La Delegación para el Laicado y Delegación para el Primer Anuncio organizan la Jornada diocesana en camino al Encuentro nacional de laicos sobre el Primer Anuncio, que tendrá lugar en la Casa de Ejercicios de Santiago de Compostela el próximo sábado 20 de enero de 2024 de 10:00 a 13:30hs.

Es una Jornada abierta a participantes del congreso de laicos, miembros de asociaciones y movimientos laicales, participantes en EDAP y grupos sinodales, participantes del Encuentro nacional del primer anuncio, y cualquier laico, sacerdote, diácono o miembro de la vida religiosa interesado en el primer anuncio.

Desde el Congreso de laicos de 2020 se marcaron cuatro itinerarios pastorales a tener en cuenta en nuestra Iglesia: primer anuncio, acompañamiento, procesos formativos y presencia en la vida pública.

En este bienio 23-24 se está focalizando la actividad pastoral en el primer anuncio, siendo un hito dentro de este camino el Encuentro nacional de laicos sobre el primer anuncio, que tendrá lugar en Madrid, del 16 al 18 de febrero.

Por este motivo, desde la Comisión Episcopal de Laicos, Familia y Vida se ha presentado una propuesta de trabajo para “poner al mayor número de personas de nuestras diócesis, asociaciones y movimientos en sintonía con el objetivo que perseguimos: dar un impulso comunitario al Primer Anuncio en todos los ámbitos de la Iglesia española”. Dicha propuesta es celebrar un Encuentro en cada diócesis para dialogar y discernir procesos, proyectos y acciones concretas que debemos seguir dando con respecto al Primer Anuncio.

Ese Encuentro diocesano es la jornada del sábado 20 de enero, que tendrá el siguiente desarrollo: tras la oración inicial, habrá una breve comunicación sobre los rasgos del primer anuncio, destacando que todos los bautizados estamos llamados al mismo. Después habrá un trabajo por grupos para reflexionar sobre las implicaciones del Primer Anuncio en la pastoral (parroquias, movimientos, diócesis). Tras una pausa/café se pondrá en común lo dialogado y se presentará la Delegación para el Primer Anuncio. Por último, habrá un envío oficial de los diocesanos que acudirán al Encuentro nacional de laicos sobre el primer anuncio.

Se hace invitación a participar en este Encuentro para conocer más de cerca aquello sobre lo que el arzobispo de Santiago, mons. Francisco Prieto, resaltaba en su Carta Pastoral de Adviento de 2023: “En toda renovación eclesial, el primer anuncio o kerygma debe ocupar el centro de la actividad evangelizadora.”

 

 

Noticia extraída de: pastoralsantiago.org

Objetivos para el año de la Delegación del Laicado de nuestra archidiócesis.

Nuestro delegado para el Laicado de la archidiócesis de Santiago de Compostela, Alfredo Losada,  nos explica brevemente cuales son los objetivos de esta delegación para este año:

 

 

 

 

Mensaje de Año Nuevo de nuestro arzobispo D. Francisco

 

 

 

Fuente: archicompostela.es

Celebraciones de Navidad – 2023/2024 en la catedral del Santiago

Domingo 24 de diciembre: MISA DE MEDIANOCHE o del GALLO.

24:00 h. Misa Estacional. Preside el Excmo. Sr. Arzobispo, Don Francisco Prieto. Capilla Musical.

Lunes 25 de diciembre: NATIVIDAD DEL SEÑOR

11:40 h. Procesión solemne y Misa Estacional. Preside el Excmo. Sr. Arzobispo, Don Francisco Prieto. Capilla Musical.

Sábado 30 de diciembre: FIESTA DE LA TRASLACIÓN DEL APÓSTOL SANTIAGO.

11:40 h. Procesión solemne y Misa Estacional con Ofrenda Nacional al Apóstol Santiago el Mayor. Preside el Excmo. Sr. Arzobispo, Don Francisco Prieto. Capilla Musical.

Domingo 31 de diciembre: FIESTA DE LA SAGRADA FAMILIA

12:00 h. Misa Estacional. Preside el Excmo. Sr. Arzobispo, Don Francisco Prieto.

Lunes 1 de enero: SOLEMNIDAD DE SANTA MARÍA MADRE DE DIOS. JORNADA MUNDIAL POR LA PAZ.

12:00 h. Misa Estacional. Preside el Excmo. Sr. Arzobispo, Don Francisco Prieto.

Sábado 6 de enero: SOLEMNIDAD DE LA EPIFANÍA DEL SEÑOR.

11:40 h. Procesión solemne y Misa Estacional. Preside el Excmo. Sr. Arzobispo, Don Francisco Prieto. Acompañamiento musical por parte de la Escolanía.

Domingo 7 de enero: FIESTA DEL BAUTISMO DEL SEÑOR.

12:00 h. Misa Estacional. Preside el Excmo. Sr. Arzobispo, Don Francisco Prieto.

 

**Aviso: los días 25 de diciembre y 1 de enero se suprime la misa de las 7:30 h. La Catedral abre a las 9:00 h.

 

Fuente: pastoralsantiago.org

Eucaristía de la Sagrada Familia en la parroquia de san Fernando en Santiago

  • Será el viernes 29 de diciembre a las 20h
  • La celebración en la parroquia compostelana es la “central” para la vicaría santiaguesa.
  • Estará presidida por el párroco, d. José María Pintos

Por primera vez, la fiesta solemne de la Sagrada Familia se celebrará este año en nuestra archidiócesis de modo “descentralizado”. Por expreso deseo de nuestro arzobispo, mons. Francisco José Prieto, la celebración “oficial” será el domingo 31 a las 12:30 h. en la parroquia coruñesa de A Resurrección do Señor, en el barrio de las Flores (Monelos).

Pero desde la Delegación de Familia y Vida se convoca a todos los fieles compostelanos a celebrar la fiesta de la Sagrada Familia de un modo especial, conscientes de la dificultad que entraña desplazarse hasta A Coruña el día de fin de año.

Por este motivo celebraremos la solemnidad dos días antes de lo que nos marca el calendario litúrgico.

Será una eucaristía especial, en la que acogeremos los distintos modos de ser y vivir la familia que se dan en nuestra archidiócesis. Se trata de recordar, como nos dicen los obispos españoles en su mensaje, que “las familias cristianas encuentran en la Sagrada Familia el ejemplo que seguir, así como un sólido punto de referencia y una firme inspiración”. Todo ello sin perder de vista que nuestra misión es hoy, más que nunca, anunciar a Jesucristo y colocarlo como el centro de cada familia.

Y finalizaremos en torno a la mesa para compartir también el alimento del cuerpo en un ambiente de fraternidad.

 

¡Os esperamos!

 

 

Fuente: Delegación de Familia y Vida

Este año la Eucaristía central de la Sagrada Familia se celebrará en al parroquia coruñesa de la Resurrección.

  • Estará presidida por el arzobispo compostelano, mons. Francisco José Prieto
  • El 31 de diciembre en la parroquia coruñesa de la Resurrección do Señor (Monelos)

La eucaristía central con motivo de la fiesta de la Sagrada Familia se celebrará este año el domingo 31 de diciembre, el día propio. Presidida por el arzobispo compostelano, mons. Francisco José Prieto, se traslada en esta ocasión hasta la parroquia coruñesa de la Resurrección do Señor, en el barrio de las Flores. Se apuesta así, por expreso deseo del arzobispo compostelano, por descentralizar esta fiesta, que tradicionalmente se desarrollaba en la catedral de Santiago.

Este año el lema escogido desde la Subdelegación de Familia y Vida de la Conferencia Episcopal es “Familia, portadora de la buena noticia”. Un lema que nos recuerda que la familia es el primer lugar de evangelización, el ámbito privilegiado en el que debe resonar el primer anuncio.

Desde la Delegación de Pastoral Familiar animamos a todos los fieles de nuestra archidiócesis a acompañar a mons. Francisco José Prieto el domingo 31 a las 12’30 de la mañana para celebrar junto a nuestro pastor la solemnidad que nos recuerda que Dios se encarnó, nació y creció en el seno de una familia.

La Iglesia nos invita también a vivir esta celebración desde el gozo que sólo puede proporcionarnos la fe, conscientes de que “la alegría del amor que se vive en las familias es también el júbilo de la Iglesia (Amoris laetitia 1).

Con el papa Francisco, suplicamos a Dios con la oración que cierra precisamente la Amoris laetitia: “Santa Familia de Nazaret, haz tomar conciencia a todos del carácter sagrado e inviolable de la familia, de su belleza en el proyecto de Dios.

 

¡Os esperamos!

 

 

Fuente: Delegación de Familia y Vida

El nuevo equipo de la Delegación del Laicado de nuestra diócesis ya hemos comenzado a caminar juntos…

La primera reunión de trabajo tuvo lugar en la Casa diocesana de Ejercicios de Santiago, estando presentes los nuevos miembros del equipo de la Delegación del Laicado, incluido nuestro delegado, Alfredo Losada. De esta forma, comenzamos a caminar juntos en esta nueva etapa de renovación pastoral en nuestra archidiócesis con muchas ganas e ilusión.

Como no podía ser de otro modo comenzamos nuestra reunión con un momento de oración, poniéndonos a disposición del Espíritu Santo, teniendo muy presente la Iglesia que sueña y que debemos contribuir a construir con nuestros dones y nuestro esfuerzo…

 

«Sueño con una Iglesia consolidada en el mensaje de Jesús, una Iglesia evangelizadora, que trasmita la felicidad que nace del evangelio.

Una Iglesia en la que  se nos llama a cada uno por su nombre, pero que pongamos nuestro yo al servicio de la comunidad

Una Iglesia que tuviese experiencia de Dios.

Una Iglesia que utilice el encuentro, la acogida y la escucha como herramientas para la misión. Una misión a la que hay que ser fieles.

Una Iglesia en misión, de puertas abiertas, en la que todos interactuemos.

Una Iglesia sin muros, Una Iglesia sin miedos a abrirnos a las realidades. Una Iglesia extrovertida.

Una Iglesia de cristianos hermanados en peregrinación con Cristo.

No quiero una Iglesia vieja, tradicional, jerárquica, rancia y oscura.

Quiero una Iglesia clara, limpia, renovadora, sencilla, actualizada, que irradie felicidad»

 

Tras la oración, llegó el turno de las presentaciones, que nos permitió conocernos ya que algunos ya habíamos coincidido y trabajado juntos pero otros no. El equipo está formado por 6 personas de distintas procedencias, profesiones, colaboraciones dentro de la Iglesia (Cáritas, COF, Centro Diocesano de Escucha, pastoral penitenciaria, HOAC,..) eso si muy compenetrados al estar todos unidos por el mismo Espíritu que nos guía en el camino.

Y luego ya nos pusimos sin demora manos a la obra:

El delegado nos comentó la estructura de nuestra Delegación de Laicado dentro de la renovación que nuestro arzobispo D. Francisco está llevando a cabo en la Diócesis. También nos marcó cuales serán los ejes de nuestro equipo de trabajo: sinodalidad, discernimiento, diálogo y escucha.

Y pasamos a trabajar a fondo sobre alguna de las actividades y proyectos a realizar  próximamente en la Delegación y que os mantendremos informados.

Terminamos con una propuesta de trabajo a la siguiente reunión, donde estableceremos los objetivos y las competencias de la Delegación, así como las coordinaciones con otras instancias de la diócesis: vicarías, delegaciones, movimientos y asociaciones laicales…

 

Sin duda, una reunión muy fructífera con muy buen ambiente de trabajo.  Así da gusto caminar…

 

 

 

 

 

Acto de inicio del servicio pastoral de los nuevos delegados y directores de departamentos de la Archidiócesis

  • El Arzobispo de Santiago, monseñor Francisco Prieto, presidió el acto de juramento.
  • La Diócesis de Santiago reorganiza su estructura

 

La sede del Arzobispado de Santiago acogió el 15 de diciembre, el acto de inicio del servicio pastoral de los nuevos delegados y directores de departamentos, con la presencia de los miembros del Consejo Episcopal: el Arzobispo, el Vicario General, los Vicarios episcopales y el Secretario Canciller del Obispado.

Tras un momento de oración, mons. Francisco José Prieto Fernández se dirigió a todos los que hoy se incorporaban a una responsabilidad diocesana en los distintos ámbitos de la realidad pastoral, haciéndonos eco de aquellas palabras de Jesús: “Id y anunciad el Evangelio”: “el anuncio del Evangelio de la Buena Noticia tiene que ser siempre una respuesta que llegue al corazón de cada hombre y mujer de todo tiempo.” El Arzobispo agradeció a los nuevos delegados y directores su disponibilidad y generosidad por haber respondido a esa invitación del Señor y les indicó que no es una opción ad intra, sino que les invitó a comprometerse y a procurar una presencia significativa y transformadora conforme a los valores del Evangelio.

 

 

Con estas incorporaciones, el Arzobispo invita los diocesanos, tal como lo ha expresado en la Carta pastoral con motivo del Adviento, a una renovación pastoral de la Archidiócesis. El futuro diocesano depara importantes retos. En esta línea se entiende la remodelación de algunas delegaciones de pastoral, la creación de nuevos departamentos y los nombramientos que ahora se hacen públicos.

Mons. Prieto anima a caminar juntos, a que la sinodalidad no sea una palabra de moda, sino que vaya calando en la pastoral ordinaria, empezando por los nombramientos y estructuras de trabajo. De ahí que se está intentando que cada delegación trabaje en red con otras afines en proyectos compartidos y que en torno a cada delegado haya un equipo que pueda desarrollar sus objetivos al servicio de la Iglesia diocesana. Estos equipos de trabajo se irán configurando paulatinamente a partir de ahora.

En esta línea de trabajo en común se crea un Departamento para la Pastoral de la Carretera dentro de la Delegación para la Pastoral del Turismo y un Departamento para las Personas Mayores vinculado a la Delegación para la Familia y la Vida.

Tal y como destacó en la Carta Pastoral de Adviento, el Arzobispo entiende que es prioritario el Primer Anuncio, por lo que se crea esta delegación que tiene un carácter transversal con todas las demás.

Siguiendo las orientaciones de los últimos documentos pontificios también se crea la Delegación para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, que incluirá los departamentos para la Pastoral de la Salud, Ecología Integral y Semanas Sociales.

Otra novedad es la reorientación que se le da a la Delegación de Pastoral Vocacional que, siguiendo los criterios de la Conferencia Episcopal Española de trabajo conjunto entre las comisiones episcopales de Clero, Vida Consagrada, Laicos, Familia y Misiones, ayudará a que se entienda la vocación no sólo orientada al ministerio ordenado, sino como una respuesta de todo bautizado a la llamada de Dios a la santidad.

 

 

De esta manera, y a la espera de algunos nombramientos más en el futuro, vivamos todo desde la continuidad y la renovación, conscientes de que los cambios nos exigen a todos una conversión personal y pastoral. Sin esta conversión, puede ser que los cambios no cambien nada.

Los responsables de las delegaciones episcopales recibieron por escrito su nombramiento e iniciarán su servicio pastoral haciendo pública Profesión de fe y Juramento de Fidelidad al Obispo y a la Iglesia en el cumplimiento de sus responsabilidades y funciones.

A continuación, el listado completo de los nuevos delegados episcopales y responsables de departamentos.

 

.1. Delegación episcopal para el Clero: Rvdo. Sr. D. Víctor Manuel Blanco Naveira (delegado), Rvdo. Sr. D. Rubén Aramburu Molet (vicedelegado Vicaría de A Coruña), Rvdo. Sr. D. Calixto    Cobo Franco (vicedelegado Vicaría de Pontevedra)

Departamento para el Diaconado Permanente: D. Rafael Carlos Casás Salgado (director)

2. Delegación episcopal para el Ecumenismo y el Diálogo interreligioso: Rvdo. Sr. D. José Antonio Seoane Ares (delegado).

3. Delegación episcopal para el Primer Anuncio: Rvdo. Sr. D. Javier García Rodríguez (delegado).

4. Delegación episcopal para las Peregrinaciones y Caminos de Santiago: Rvdo. Sr. D. Ricardo Vázquez Freire (delegado).

5. Delegación episcopal para Santuarios y Piedad Popular: Rvdo. Sr. D. Daniel Pérez Méndez (delegado).

6. Delegación episcopal para las Misiones: Dª Fátima Noya Varela (delegada).

7. Delegación episcopal de Liturgia: Ilmo. Sr. D. Elisardo Temperán Villaverde (delegado), D. Rafael Carlos Casás Salgado (vicedelegado).

Departamento para la Causa de los Santos: Rvdo. Sr. D. Carlos Miramontes Seijas (director).

8. Delegación episcopal de Cáritas Diocesana: Rvdo. Sr. D. Santiago Fernández González (delegado), Dª Pilar Farjas Abadía (directora

9. Delegación episcopal para el Servicio del Desarrollo Humano Integral: D. José Ramón Amor Pan (delegado).

10. Delegación episcopal para la Pastoral del Turismo: Rvdo. Sr. D. Juan Ventura Martínez Reboiras (delegado).

Departamento para la Pastoral de la Carretera: Rvdo. Sr. D. Rubén Diéguez Gutiérrez (director).

11. Delegación episcopal para el Laicado: D. Alfredo Losada Suárez (delegado).

12. Delegación episcopal para la Pastoral Vocacional: Rvdo. Sr. D. Juan José Bermúdez Abuín (delegado).

13. Delegación episcopal para la Familia y la Vida: Dª. Ana Robles González y D. Antonio Gutiérrez González (delegados).

Departamento para las Personas Mayores: Dª María del Rosario Corona Manzanedo (directora).

 

 

 

 

 

Noticia extraída de: archicompostela.es

 

Tenemos nuevo delegado de nuestra Delegación del Laicado de la Archidiócesis de Santiago de Compostela

Mediante el siguiente comunicado de prensa se ha hecho público los nuevos nombramientos en distintas delegaciones (algunas de nueva creación) de la Archidiócesis de Santiago por parte de nuestro arzobispo D. Francisco.

Y entre ellos, se encuentra el nuevo delegado de esta Delegación del Laicado: D. Alfredo Losada Suarez. 

Siguiendo las directrices del arzobispo que nos anima a caminar juntos, el nuevo delegado contará con un equipo de trabajo para desarrollar los objetivos de esta delegación al servicio de nuestra Iglesia diocesana, trabajando en red con otras delegaciones episcopales en proyectos compartidos, contribuyendo y avanzando en el camino de renovación pastoral donde todos nos sintamos convocados y corresponsables como nos alienta D. Francisco: uno en escucha de los otros y todos en escucha del Espíritu Santo.

Muy agradecidos, oramos por los frutos de su labor en este desempeño.

 

COMUNICADO DE PRENSA ÍNTEGRO (extraído de archicompostela.es)

 

En la mañana del 13 de diciembre, la Vicaría general del arzobispado de Santiago de Compostela hace público los nuevos nombramientos realizados por el Excmo. y Rvdmo. Sr. Arzobispo metropolitano de Santiago de Compostela, D. Francisco José Prieto Fernández.

La publicación de la Constitución Apostólica Praedicate evangelium (19.3.2022) del Papa Francisco, además de actualizar la configuración de la curia romana y su servicio a la Iglesia en el mundo, ha puesto en evidencia algunos principios y criterios que ayudan de manera eficaz a seguir avanzando en la conversión misionera de la Iglesia y su comprensión sinodal. Algunos de esos criterios han sido adoptados ya por la Conferencia Episcopal Española en su nueva estructura organizativa y son perfectamente aplicables a la configuración de la curia de nuestra Archidiócesis, como la prioritaria orientación evangelizadora, la mayor corresponsabilidad de los laicos, el mayor protagonismo de la mujer en tareas de gobierno y la limitación temporal de los cargos.

Con el deseo de recoger esos principios para dar a la curia diocesana una orientación más evangelizadora y sinodal, el Sr. Arzobispo nos invita, tal como lo ha expresado en la Carta pastoral con motivo del Adviento, a una renovación pastoral de nuestra Archidiócesis. El futuro diocesano nos depara importantes retos que debemos afrontar con serenidad y confianza entre todos los que formamos esta Iglesia particular. En esta línea se entiende la remodelación de algunas delegaciones de pastoral, la creación de nuevos departamentos y los nombramientos que ahora se hacen públicos.

El Sr. Arzobispo nos anima a caminar juntos, a que la sinodalidad no sea una palabra de moda, sino que vaya calando en nuestra pastoral ordinaria, empezando por los nombramientos y estructuras de trabajo. De ahí que se está intentando que cada delegación trabaje en red con otras afines en proyectos compartidos y que en torno a cada delegado haya un equipo que pueda desarrollar sus objetivos al servicio de nuestra Iglesia diocesana. Estos equipos de trabajo se irán configurando paulatinamente a partir de ahora.

En esta línea de trabajo en común se crea un Departamento para la Pastoral de la Carretera dentro de la Delegación para la Pastoral del Turismo y un Departamento para las Personas Mayores vinculado a la Delegación para la Familia y la Vida.

Tal y como destacó en la Carta Pastoral de Adviento, el Sr. Arzobispo entiende que es prioritario el Primer Anuncio, por lo que se crea esta delegación que tiene un carácter transversal con todas las demás.

Siguiendo las orientaciones de los últimos documentos pontificios también se crea la Delegación para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, que incluirá los departamentos para la Pastoral de la Salud, Ecología Integral y Semanas Sociales.

Otra novedad es la reorientación que se le da a la Delegación de Pastoral Vocacional que, siguiendo los criterios de la Conferencia Episcopal Española de trabajo conjunto entre las comisiones episcopales de Clero, Vida Consagrada, Laicos, Familia y Misiones, ayudará a que se entienda la vocación no sólo orientada al ministerio ordenado, sino como una respuesta de todo bautizado a la llamada de Dios a la santidad.

De esta manera, y a la espera de algunos nombramientos más en el futuro, vivamos todo desde la continuidad y la renovación, conscientes de que los cambios nos exigen a todos una conversión personal y pastoral. Sin esta conversión, puede ser que los cambios no cambien nada.

Es el mismo Papa Francisco el que nos urge a los cambios “justos y necesarios”, sabiendo que todos, con humildad y paciencia, tenemos que hacerlos realidad y rezar mucho para que acertemos por el bien de nuestra Iglesia que camina en Santiago.

En orden al acto de inicio del servicio pastoral de los nuevos delegados y directores de departamentos, tendrá lugar en la mañana del viernes 15 de diciembre, a las 11.00 horas, en la sede del Arzobispado de Santiago, con la presencia de los miembros del Consejo Episcopal: Sr. Arzobispo, Vicario General, Vicarios episcopales y Secretario Canciller del Obispado. Tras un momento de oración y unas palabras de saludo del Sr. Arzobispo, D. Francisco José Prieto Fernández, los responsables de las delegaciones episcopales recibirán por escrito su nombramiento e iniciarán su servicio pastoral haciendo pública Profesión de fe y Juramento de Fidelidad al Obispo y a la Iglesia en el cumplimiento de sus responsabilidades y funciones.

A continuación, el listado completo de los nuevos delegados episcopales y responsables de departamentos.

  1. Delegación episcopal para el Clero: Rvdo. Sr. D. Víctor Manuel Blanco Naveira (delegado), Rvdo. Sr. D. Rubén Aramburu Molet (vicedelegado Vicaría de A Coruña), Rvdo. Sr. D. Calixto Cobo Franco (vicedelegado Vicaría de Pontevedra)

Departamento para el Diaconado Permanente: D. Rafael Carlos Casás Salgado (director)

  1. Delegación episcopal para el Ecumenismo y el Diálogo interreligioso: Rvdo. Sr. D. José Antonio Seoane Ares (delegado).
  2. Delegación episcopal para el Primer Anuncio: Rvdo. Sr. D. Javier García Rodríguez (delegado).
  3. Delegación episcopal para las Peregrinaciones y Caminos de Santiago: Rvdo. Sr. D. Ricardo Vázquez Freire (delegado).
  4. Delegación episcopal para Santuarios y Piedad Popular: Rvdo. Sr. D. Daniel Pérez Méndez (delegado).
  5. Delegación episcopal para las Misiones: Dª Fátima Noya Varela (delegada).
  6. Delegación episcopal de Liturgia: Ilmo. Sr. D. Elisardo Temperán Villaverde (delegado), D. Rafael Carlos Casás Salgado (vicedelegado).

Departamento para la Causa de los Santos: Rvdo. Sr. D. Carlos Miramontes Seijas (director).

  1. Delegación episcopal de Cáritas Diocesana: Rvdo. Sr. D. Santiago Fernández González (delegado), Dª Pilar Farjas Abadía (directora).
  2. Delegación episcopal para el Servicio del Desarrollo Humano Integral: D. José Ramón Amor Pan (delegado).
  3. Delegación episcopal para la Pastoral del Turismo: Rvdo. Sr. D. Juan Ventura Martínez Reboiras (delegado).

Departamento para la Pastoral de la Carretera: Rvdo. Sr. D. Rubén Diéguez Gutiérrez (director).

  1. Delegación episcopal para el Laicado: D. Alfredo Losada Suárez (delegado).
  2. Delegación episcopal para la Pastoral Vocacional: Rvdo. Sr. D. Juan José Bermúdez Abuín (delegado).
  3. Delegación episcopal para la Familia y la Vida: Dª. Ana Robles González y D. Antonio Gutiérrez González (delegados).

Departamento para las Personas Mayores: Dª María del Rosario Corona Manzanedo (directora).

 

Carta Pastoral de Adviento de nuestro arzobispo Mons. Francisco Prieto

 

Caminemos a la luz del Señor (Is 2, 5)

Orientaciones para un camino de renovación pastoral

Adviento 2023

 

A todos los fieles de la Iglesia que peregrina en Santiago de Compostela

Con el Adviento llega el tiempo de la espera y la esperanza, de las búsquedas y los silencios. El tiempo de mirar alrededor y descubrir que Dios sigue viniendo por caminos insospechados a nuestras vidas. En un periodo de turbulencia para Israel y Judá, en el siglo VIII a.C., el profeta Isaías anuncia la esperanza de la paz definitiva, la nueva humanidad querida por Dios. Hoy, de nuevo, sus palabras nos invitan a emprender un camino que, alejado de las excusas de Nicodemo (cf. Jn 3,4) y del desánimo de los discípulos de Emaús (cf. Lc 24, 17-24), hemos de recorrer, como Iglesia diocesana, a la luz del Señor.

Somos convocados a ser y vivir como Pueblo de Dios en camino, sin abstracciones, encarnados en los rostros y vidas de nuestros pueblos y ciudades, con sus gentes que los habitan con sus trabajos y esperanzas, con sus esfuerzos y heridas, labrando tierra y surcando el mar hacia un horizonte que, en ocasiones, aparece desdibujado, en el que hemos de alumbrar aquella luz de la fe suficiente para caminar, sembrar aquella esperanza que nos pone en pie y fortalecer aquella caridad que ni cansa ni se cansa. Todo ello solo tiene un nombre: un mismo Señor, un mismo Dios, un mismo y único Espíritu (cf. 1Cor 12, 5-6.11).

Señor, nosotros somos la arcilla y tú nuestro alfarero, todos somos obra de tu mano (Is 64, 7)

Sólo en Cristo que es el camino, hodos, (y también la verdad y la vida) podemos ser verdaderamente synodoi, compañeros de camino. Como dice san Ignacio de Antioquía, “somos compañeros de viaje en virtud de la dignidad bautismal y de la amistad con Cristo” (A los Efesios). Sólo desde Cristo y con Cristo seremos una Iglesia verdaderamente sinodal, sin impostaciones ni abusos retóricos de las expresiones: “Una Iglesia sinodal es una Iglesia de la escucha, con la conciencia de que escuchar «es más que oír». Es una escucha recíproca en la cual cada uno tiene algo que aprender. Pueblo fiel, colegio episcopal, Obispo de Roma: uno en escucha de los otros; y todos en escucha del Espíritu Santo, el «Espíritu de verdad» (Jn 14,17), para conocer lo que él «dice a las Iglesias» (Ap 2,7)”[1].

A los diez años de la publicación de la exhortación apostólica Evangelii Gaudium (=EG) del papa Francisco hagamos nuestras sus palabras: “Sueño con una opción misionera capaz de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más que para la autopreservación. La reforma de estructuras que exige la conversión pastoral sólo puede entenderse en este sentido: procurar que todas ellas se vuelvan más misioneras, que la pastoral ordinaria en todas sus instancias sea más expansiva y abierta, que coloque a los agentes pastorales en constante actitud de salida y favorezca así la respuesta positiva de todos aquellos a quienes Jesús convoca a su amistad” (EG 24).

Cómo dejar atrás los refugios de las rutinas que nos acomodan o los fundamentalismos de cualquier signo que nos atrincheran y nos ciegan. El Sínodo Diocesano de 2016-2017 ha trazado un camino que debemos retomar sin dilación. No es momento de quejas, de resentimientos, de rendirse, sino de preguntarnos si estamos dispuestos a mirar el futuro en clave de Evangelio, evitando caer en el pesimismo estéril de los profetas de calamidades, incapaces de ver en las crisis y dificultades desafíos para crecer (EG 84). Se expresa en lamentos y “habriaqueísmos” que suelen ir unidos a la rutina y al conformismo que afianza una mera pastoral de mantenimiento (EG 96). Es la actitud de quien solo ve lo negativo, con un cierto complejo victimista, y su palabra es la queja permanente y la conciencia de derrota (EG 85). Quejas que generalmente se dirigen a los “otros” para justificar la propia indolencia y el quedarse en lo de “siempre se ha hecho así”. Por eso, es necesario “ser audaces y creativos en esta tarea de repensar los objetivos, las estructuras, el estilo y los métodos evangelizadores de las propias comunidades. Una postulación de los fines sin una adecuada búsqueda comunitaria de los medios para alcanzarlos está condenada a convertirse en mera fantasía” (EG 33).

En el desierto preparadle un camino al Señor (Is 40, 3)

Es Adviento. Hay que abrir camino en el desierto de nuestro individualismo, en el de los miedos e inseguridades que nos paralizan. Hay que allanar los caminos que no conducen al encuentro de todos, a los de distinta cultura, raza o religión, amigos y enemigos. Hay que derrumbar todas las barreras, las montañas de “objeciones razonables” bajo las que hemos atrincherado nuestra vida.

¿Por qué no descubrir el tiempo presente de nuestra Iglesia diocesana como un nuevo kairós? La crisis actual, que abarca todas las dimensiones de la persona y la sociedad, no es sólo hundimiento o catástrofe; es también una situación de cambio y decisión. Toda crisis es un reto, una oportunidad que Dios nos ofrece para sacarle partido. En medio de la desertificación espiritual que vive nuestro mundo hemos de descubrir la alegría y el entusiasmo de creer y aprovechar el tiempo de desierto para redescubrir lo que es esencial. Evangelizar no es hacer proselitismo, ni tener mil argumentos para convencer, sino proponer, con optimismo y naturalidad, a Jesucristo como la razón de nuestra existencia. Esto requiere una fe viva que nos lleva a confiar más en Dios que en nuestras fuerzas y asumir nuestras debilidades y limitaciones.

Desde la realidad de nuestra Iglesia diocesana, con sus fortalezas y debilidades, debemos trazar un camino que vaya perfilando, sin dilaciones y con realismo, el horizonte de una nueva etapa pastoral: los procesos personales y comunitarios son lentos, y sólo tienen lugar si damos la primacía al Espíritu que nos mueve. Tenemos que avanzar por un camino de conversión pastoral y misionera, que no puede dejar las cosas como están (cf. EG 25). Un camino al que estamos convocados todos los bautizados, pues en todos “actúa la fuerza santificadora del Espíritu que impulsa a evangelizar” (EG 119): “Todo cristiano es misionero en la medida en que se ha encontrado con el amor de Dios en Cristo Jesús; ya no decimos que somos «discípulos» y «misioneros», sino que somos siempre «discípulos misioneros»” (EG 120). No podemos olvidar que “todos son corresponsables de la vida y de la misión de la comunidad y todos son llamados a obrar según la ley de la mutua solidaridad en el respeto de los específicos ministerios y carismas, en cuanto cada uno de ellos recibe su energía del único Señor (cfr. 1 Cor 15,45).”[2]

En nuestra extensa geografía diocesana, con 1070 parroquias, sumado a la edad y escasez de los sacerdotes, y de los agentes de pastoral en general, es necesario y urgente configurar una nueva distribución territorial y estructural de toda la pastoral diocesana que refleje una nueva relación entre los fieles y el territorio. El uso de denominaciones como unidades pastorales y zonas pastorales no son un mero cambio de nomenclatura en el que deba consistir la solución a los múltiples problemas y retos que debemos afrontar en nuestras parroquias y arciprestazgos.

En el centro de este inaplazable proceso de renovación está la exigencia de reavivar y establecer aquellas estructuras a través de las cuales se muestre y revitalice la común vocación bautismal de ser discípulos misioneros por parte de todos los que formamos esta comunidad diocesana: obispo, sacerdotes, laicos y vida consagrada. Es preciso que el Consejo Diocesano de Pastoral, el Consejo Presbiteral, el Colegio de Consultores, el Consejo de Asuntos Económicos sean organismos operativos al servicio de la vida sinodal en la diócesis; e igualmente en las parroquias y unidades de pastoral han de ponerse en marcha, allí donde no estén constituidos, los Consejos de Pastoral y de Asuntos Económicos, como expresión y cauce de la corresponsabilidad y la comunión eclesial[3].

Estamos ante un cambio de mentalidad que no será fácil de asumir, porque supone romper con esquemas e inercias aprendidas y cristalizadas. En primer lugar, nos exige a todos estar dispuestos a un trabajo en común, frente a la tentación de hacer de nuestras parroquias islas pastorales; en segundo lugar, nos pide estar dispuestos a entender la responsabilidad como corresponsabilidad, pasando del único liderazgo sacerdotal a un liderazgo compartido, generando equipos pastorales formados por sacerdotes, diáconos, religiosos y laicos, que asuman el acompañamiento y animación pastoral de las comunidades en clave misionera. En tercer lugar, todos hemos de hacer el esfuerzo de comprender la nueva situación, no como el quedarnos sin el párroco que siempre tuvimos, sino como una apuesta por la proximidad en la que hemos de configurar cada comunidad como una familia de familias en la que toda acción pastoral (anuncio, celebración y caridad) se comparte, desde una sinodalidad vivida, en un discernimiento a la luz de la Palabra y en la institución de los ministerios laicales (lectorado, acolitado y catequista) al servicio de la vida y la misión de las comunidades cristianas, como fruto y expresión de la corresponsabilidad eclesial.

Somos realistas ante un cambio estructural de este calado, porque, evidentemente, no podemos pensar, ingenuamente, que con trazar en un mapa esta nueva configuración diocesana lo tenemos todo hecho. Un cambio estructural comienza con la conversión personal para que generemos, en actitudes y gestos, una nueva cultura eclesial y misionera en la que se patentice el porqué, la razón de ser Iglesia: evangelizar. La estructura pastoral diocesana no cambiará verdaderamente sólo sustituyendo unas realidades por otras sino nos preguntamos sinceramente por la motivación que nos anima. Seamos una comunidad diocesana convencida que “evangelizar constituye, en efecto, la dicha y vocación propia de la Iglesia, su identidad más profunda” (EN 14), y que asume la “opción misionera” a la que nos invita el papa Francisco para transformar enteramente nuestra pastoral (cf. EG 27).

Me ha enviado para dar la buena noticia a los pobres (Is 61, 1)

En toda renovación eclesial, el primer anuncio o kerygma debe ocupar el centro de la actividad evangelizadora. Como dice el papa Francisco, el kerigma es “el fuego del Espíritu que se dona en forma de lenguas y nos hace creer en Jesucristo, que con su muerte y resurrección nos revela y nos comunica la misericordia infinita del Padre… Es el primero en un sentido cualitativo, porque es el anuncio principal, ese que siempre hay que volver a escuchar de diversas maneras y ese que siempre hay que volver a anunciar” (EG 164). Es preciso insistir en la necesidad pastoral del primer anuncio con unas características determinadas: “que exprese el amor salvífico de Dios previo a la obligación moral y religiosa, que no imponga la verdad y que apele a la libertad, que posea unas notas de alegría, estímulo, vitalidad, y una integralidad armoniosa que no reduzca la predicación a unas pocas doctrinas a veces más filosóficas que evangélicas. Esto exige al evangelizador ciertas actitudes que ayudan a acoger mejor el anuncio: cercanía, apertura al diálogo, paciencia, acogida cordial que no condena” (EG 165).

Junto a la centralidad del primer anuncio, debe ir la necesidad de elaborar un nuevo Directorio diocesano de Pastoral de la Iniciación Cristiana. Hasta no hace mucho, la fe se podía dar por supuesta como algo natural porque estaba sencillamente presente como parte de la vida. Hoy resulta natural lo contrario. Esta nueva situación obliga a pasar de lo heredado a la propuesta. La Iniciación Cristiana es la expresión más significativa de la misión maternal de la Iglesia al engendrar a la vida a los hijos de Dios; contribuye a la renovación de nuestra Iglesia diocesana, en cuanto que los nuevos cristianos renacidos por la fe y la gracia de los sacramentos son el mejor principio para el crecimiento y rejuvenecimiento de las comunidades y parroquias. Ahora bien, esta misión maternal de la Iglesia se realiza con frecuencia con muchas limitaciones, provenientes en parte de la falta de vigor en el sentido eclesial, fraternal y misionero a la vez, de las propias comunidades cristianas, y también del ámbito de las familias, que acusan los efectos de la ruptura entre la fe y la vida, del debilitamiento del compromiso cristiano y de la práctica sacramental, y por la crisis de la dimensión vocacional de nuestra fe, que tiene como génesis el sacramento del bautismo y como horizonte la llamada a la santidad vivida en la vocación laical, sacerdotal y consagrada[4].

Desde esta situación, y con una adecuada dosis de realismo, sabemos que “la Iniciación Cristiana no se puede reducir a un simple proceso de enseñanza y de formación doctrinal, sino que ha de ser considerada una realidad que implica a toda la persona, la cual ha de asumir existencialmente su condición de hijo de Dios en el Hijo Jesucristo, abandonando su anterior modo de vivir, mientras realiza el aprendizaje de la vida cristiana y entra gozosamente en la comunión de la Iglesia, para ser en ella adorador del Padre y testigo del Dios vivo”. Para ello, es preciso “hacer del proceso de Iniciación Cristiana una verdadera introducción experiencial a la totalidad de la vida de fe creando espacios y propuestas concretas para el primer anuncio y para el replanteamiento de la iniciación cristiana en clave catecumenal”[5]. Una Iniciación Cristiana que ponga en acción el Evangelio y que precisa de una catequesis que conecte la acción misionera, que llama a la fe, con la acción pastoral, que la alimenta continuamente[6].

Con el nuevo Directorio se pretende ubicar debidamente la Iniciación Cristiana en el dinamismo evangelizador y comunitario de las parroquias, teniendo presente la pluralidad de situaciones. Por ello, hemos de hacer una opción por los itinerarios, que responderán a los diversos casos iniciáticos, y por los procesos, por los cuales los itinerarios se articulan y realizan de manera concreta. Los itinerarios harán referencia a los diversos caminos con los cuales se inicia a las personas según las situaciones concretas.

Caminemos en nuestra Iglesia diocesana a la luz del Señor (Is 2,5)  para ser una escuela de comunión en la que aprendamos a acoger la diversidad como un don de Dios (NMI 43), y así anunciar, celebrar y vivir la fe corresponsablemente; una Iglesia en la comunión sea fuente de alegría que nos permita testimoniar lo que creemos y celebramos: el amor entrañable y misericordioso de Dios; una Iglesia en la que la comunión vivida nos debe llevar a superar los individualismos y el pesimismo para asumir con gozo los criterios diocesanos en la vida pastoral, apostar por el trabajo en común, sin que ello anule la singularidad de cada comunidad y de cada fiel cristiano.

Superemos rutinas que paralizan y discursos que desgastan los ánimos y cierran los oídos del corazón. Son tiempos de oportunidad y de compromiso, de ponerse manos a la obra. Es el momento de aprender la gramática de la simplicidad, y no instalarnos en el reino de la retórica (EG 232), de acoger el ritmo de la espera, acompañar a los desesperados, de recuperar las entrañas de misericordia, ir a buscar el huésped.

El camino por el que debemos salir y seguir: llevar a todos la vida nueva de Jesucristo, Hijo de Dios y Salvador. Para que esto suceda, alejados de una pura cosmética, Jesús ha de ser el centro vital y real de la comunidad eclesial, de los evangelizadores, como diría san Pablo, “hasta que Cristo se forme en vosotros” (Gal 4, 19). No se trata de identificarnos con una causa, sino dejarnos seducir por su persona, establecer con él una relación personal y comunitaria de mayor calidad, de más verdad y más fidelidad, para que resplandezca “la belleza del amor salvífico de Dios manifestado en Jesucristo muerto y resucitado” (EG 36).

Porque queremos que Dios sea el primero y el centro de nuestra vida os invito a vivir el próximo 2024 como el Año de la Oración que el papa Francisco ha convocado como preparación del Jubileo Romano 2025. Necesitamos recuperar el deseo de estar con el Señor: frente a las urgencias cotidianas, debemos detenernos en una oración de escucha de la Palabra que nos lleve a la acción (cf. EG 262). En la oración personal y comunitaria el Espíritu Santo transformará nuestra mente y corazón para llevar a la practica la conversión pastoral que todos anhelamos. Te invito a ser discípulo orante a los pies del Resucitado para que aquellos que no lo conocen encuentren en ti un maestro de oración (cf. EG 266). Animo a que todas nuestras parroquias y comunidades sean escuelas de oración que faciliten el encuentro real con Cristo vivo en la Iglesia.

Es la razón de ser y de existir de la Iglesia (cf. EN 14). Si nos dejamos llevar de dudas y temores, seremos espectadores de su estancamiento infecundo (cf. EG 119). Seamos actores de la misteriosa fecundidad del Espíritu (cf. EG 280). Como fue María Nuestra Madre, como fue el Apóstol Santiago. Que ellos nos acompañen y nos alcancen del Señor un chover miudiño de fe, esperanza y caridad.

 

+ Francisco José Prieto Fernández
Arzobispo de Santiago de Compostela

3 de diciembre de 2023

 

[1] Francisco, Discurso en la Conmemoración del 50 aniversario de la Institución del Sínodo de los Obispos (Roma 2015).

[2] Comisión Teológica Internacional, La sinodalidad en la vida y misión de la Iglesia (Roma 2018), nº 22. Cf. nº 70.

[3] Comisión Teológica Internacional, La sinodalidad …, nº 80-84.

[4] Conferencia Episcopal Española, La Iniciación cristiana. Reflexiones y orientaciones (Madrid 1998) nº 62.

[5] Conferencia Episcopal Española, La Iniciación cristiana…, nº 18-19.

[6] Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, Directorio para la catequesis (Roma 2020) nº 69.

 

Fuente: archicompostela.es