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Carta Pastoral de Adviento de nuestro arzobispo Mons. Francisco Prieto

 

Caminemos a la luz del Señor (Is 2, 5)

Orientaciones para un camino de renovación pastoral

Adviento 2023

 

A todos los fieles de la Iglesia que peregrina en Santiago de Compostela

Con el Adviento llega el tiempo de la espera y la esperanza, de las búsquedas y los silencios. El tiempo de mirar alrededor y descubrir que Dios sigue viniendo por caminos insospechados a nuestras vidas. En un periodo de turbulencia para Israel y Judá, en el siglo VIII a.C., el profeta Isaías anuncia la esperanza de la paz definitiva, la nueva humanidad querida por Dios. Hoy, de nuevo, sus palabras nos invitan a emprender un camino que, alejado de las excusas de Nicodemo (cf. Jn 3,4) y del desánimo de los discípulos de Emaús (cf. Lc 24, 17-24), hemos de recorrer, como Iglesia diocesana, a la luz del Señor.

Somos convocados a ser y vivir como Pueblo de Dios en camino, sin abstracciones, encarnados en los rostros y vidas de nuestros pueblos y ciudades, con sus gentes que los habitan con sus trabajos y esperanzas, con sus esfuerzos y heridas, labrando tierra y surcando el mar hacia un horizonte que, en ocasiones, aparece desdibujado, en el que hemos de alumbrar aquella luz de la fe suficiente para caminar, sembrar aquella esperanza que nos pone en pie y fortalecer aquella caridad que ni cansa ni se cansa. Todo ello solo tiene un nombre: un mismo Señor, un mismo Dios, un mismo y único Espíritu (cf. 1Cor 12, 5-6.11).

Señor, nosotros somos la arcilla y tú nuestro alfarero, todos somos obra de tu mano (Is 64, 7)

Sólo en Cristo que es el camino, hodos, (y también la verdad y la vida) podemos ser verdaderamente synodoi, compañeros de camino. Como dice san Ignacio de Antioquía, “somos compañeros de viaje en virtud de la dignidad bautismal y de la amistad con Cristo” (A los Efesios). Sólo desde Cristo y con Cristo seremos una Iglesia verdaderamente sinodal, sin impostaciones ni abusos retóricos de las expresiones: “Una Iglesia sinodal es una Iglesia de la escucha, con la conciencia de que escuchar «es más que oír». Es una escucha recíproca en la cual cada uno tiene algo que aprender. Pueblo fiel, colegio episcopal, Obispo de Roma: uno en escucha de los otros; y todos en escucha del Espíritu Santo, el «Espíritu de verdad» (Jn 14,17), para conocer lo que él «dice a las Iglesias» (Ap 2,7)”[1].

A los diez años de la publicación de la exhortación apostólica Evangelii Gaudium (=EG) del papa Francisco hagamos nuestras sus palabras: “Sueño con una opción misionera capaz de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más que para la autopreservación. La reforma de estructuras que exige la conversión pastoral sólo puede entenderse en este sentido: procurar que todas ellas se vuelvan más misioneras, que la pastoral ordinaria en todas sus instancias sea más expansiva y abierta, que coloque a los agentes pastorales en constante actitud de salida y favorezca así la respuesta positiva de todos aquellos a quienes Jesús convoca a su amistad” (EG 24).

Cómo dejar atrás los refugios de las rutinas que nos acomodan o los fundamentalismos de cualquier signo que nos atrincheran y nos ciegan. El Sínodo Diocesano de 2016-2017 ha trazado un camino que debemos retomar sin dilación. No es momento de quejas, de resentimientos, de rendirse, sino de preguntarnos si estamos dispuestos a mirar el futuro en clave de Evangelio, evitando caer en el pesimismo estéril de los profetas de calamidades, incapaces de ver en las crisis y dificultades desafíos para crecer (EG 84). Se expresa en lamentos y “habriaqueísmos” que suelen ir unidos a la rutina y al conformismo que afianza una mera pastoral de mantenimiento (EG 96). Es la actitud de quien solo ve lo negativo, con un cierto complejo victimista, y su palabra es la queja permanente y la conciencia de derrota (EG 85). Quejas que generalmente se dirigen a los “otros” para justificar la propia indolencia y el quedarse en lo de “siempre se ha hecho así”. Por eso, es necesario “ser audaces y creativos en esta tarea de repensar los objetivos, las estructuras, el estilo y los métodos evangelizadores de las propias comunidades. Una postulación de los fines sin una adecuada búsqueda comunitaria de los medios para alcanzarlos está condenada a convertirse en mera fantasía” (EG 33).

En el desierto preparadle un camino al Señor (Is 40, 3)

Es Adviento. Hay que abrir camino en el desierto de nuestro individualismo, en el de los miedos e inseguridades que nos paralizan. Hay que allanar los caminos que no conducen al encuentro de todos, a los de distinta cultura, raza o religión, amigos y enemigos. Hay que derrumbar todas las barreras, las montañas de “objeciones razonables” bajo las que hemos atrincherado nuestra vida.

¿Por qué no descubrir el tiempo presente de nuestra Iglesia diocesana como un nuevo kairós? La crisis actual, que abarca todas las dimensiones de la persona y la sociedad, no es sólo hundimiento o catástrofe; es también una situación de cambio y decisión. Toda crisis es un reto, una oportunidad que Dios nos ofrece para sacarle partido. En medio de la desertificación espiritual que vive nuestro mundo hemos de descubrir la alegría y el entusiasmo de creer y aprovechar el tiempo de desierto para redescubrir lo que es esencial. Evangelizar no es hacer proselitismo, ni tener mil argumentos para convencer, sino proponer, con optimismo y naturalidad, a Jesucristo como la razón de nuestra existencia. Esto requiere una fe viva que nos lleva a confiar más en Dios que en nuestras fuerzas y asumir nuestras debilidades y limitaciones.

Desde la realidad de nuestra Iglesia diocesana, con sus fortalezas y debilidades, debemos trazar un camino que vaya perfilando, sin dilaciones y con realismo, el horizonte de una nueva etapa pastoral: los procesos personales y comunitarios son lentos, y sólo tienen lugar si damos la primacía al Espíritu que nos mueve. Tenemos que avanzar por un camino de conversión pastoral y misionera, que no puede dejar las cosas como están (cf. EG 25). Un camino al que estamos convocados todos los bautizados, pues en todos “actúa la fuerza santificadora del Espíritu que impulsa a evangelizar” (EG 119): “Todo cristiano es misionero en la medida en que se ha encontrado con el amor de Dios en Cristo Jesús; ya no decimos que somos «discípulos» y «misioneros», sino que somos siempre «discípulos misioneros»” (EG 120). No podemos olvidar que “todos son corresponsables de la vida y de la misión de la comunidad y todos son llamados a obrar según la ley de la mutua solidaridad en el respeto de los específicos ministerios y carismas, en cuanto cada uno de ellos recibe su energía del único Señor (cfr. 1 Cor 15,45).”[2]

En nuestra extensa geografía diocesana, con 1070 parroquias, sumado a la edad y escasez de los sacerdotes, y de los agentes de pastoral en general, es necesario y urgente configurar una nueva distribución territorial y estructural de toda la pastoral diocesana que refleje una nueva relación entre los fieles y el territorio. El uso de denominaciones como unidades pastorales y zonas pastorales no son un mero cambio de nomenclatura en el que deba consistir la solución a los múltiples problemas y retos que debemos afrontar en nuestras parroquias y arciprestazgos.

En el centro de este inaplazable proceso de renovación está la exigencia de reavivar y establecer aquellas estructuras a través de las cuales se muestre y revitalice la común vocación bautismal de ser discípulos misioneros por parte de todos los que formamos esta comunidad diocesana: obispo, sacerdotes, laicos y vida consagrada. Es preciso que el Consejo Diocesano de Pastoral, el Consejo Presbiteral, el Colegio de Consultores, el Consejo de Asuntos Económicos sean organismos operativos al servicio de la vida sinodal en la diócesis; e igualmente en las parroquias y unidades de pastoral han de ponerse en marcha, allí donde no estén constituidos, los Consejos de Pastoral y de Asuntos Económicos, como expresión y cauce de la corresponsabilidad y la comunión eclesial[3].

Estamos ante un cambio de mentalidad que no será fácil de asumir, porque supone romper con esquemas e inercias aprendidas y cristalizadas. En primer lugar, nos exige a todos estar dispuestos a un trabajo en común, frente a la tentación de hacer de nuestras parroquias islas pastorales; en segundo lugar, nos pide estar dispuestos a entender la responsabilidad como corresponsabilidad, pasando del único liderazgo sacerdotal a un liderazgo compartido, generando equipos pastorales formados por sacerdotes, diáconos, religiosos y laicos, que asuman el acompañamiento y animación pastoral de las comunidades en clave misionera. En tercer lugar, todos hemos de hacer el esfuerzo de comprender la nueva situación, no como el quedarnos sin el párroco que siempre tuvimos, sino como una apuesta por la proximidad en la que hemos de configurar cada comunidad como una familia de familias en la que toda acción pastoral (anuncio, celebración y caridad) se comparte, desde una sinodalidad vivida, en un discernimiento a la luz de la Palabra y en la institución de los ministerios laicales (lectorado, acolitado y catequista) al servicio de la vida y la misión de las comunidades cristianas, como fruto y expresión de la corresponsabilidad eclesial.

Somos realistas ante un cambio estructural de este calado, porque, evidentemente, no podemos pensar, ingenuamente, que con trazar en un mapa esta nueva configuración diocesana lo tenemos todo hecho. Un cambio estructural comienza con la conversión personal para que generemos, en actitudes y gestos, una nueva cultura eclesial y misionera en la que se patentice el porqué, la razón de ser Iglesia: evangelizar. La estructura pastoral diocesana no cambiará verdaderamente sólo sustituyendo unas realidades por otras sino nos preguntamos sinceramente por la motivación que nos anima. Seamos una comunidad diocesana convencida que “evangelizar constituye, en efecto, la dicha y vocación propia de la Iglesia, su identidad más profunda” (EN 14), y que asume la “opción misionera” a la que nos invita el papa Francisco para transformar enteramente nuestra pastoral (cf. EG 27).

Me ha enviado para dar la buena noticia a los pobres (Is 61, 1)

En toda renovación eclesial, el primer anuncio o kerygma debe ocupar el centro de la actividad evangelizadora. Como dice el papa Francisco, el kerigma es “el fuego del Espíritu que se dona en forma de lenguas y nos hace creer en Jesucristo, que con su muerte y resurrección nos revela y nos comunica la misericordia infinita del Padre… Es el primero en un sentido cualitativo, porque es el anuncio principal, ese que siempre hay que volver a escuchar de diversas maneras y ese que siempre hay que volver a anunciar” (EG 164). Es preciso insistir en la necesidad pastoral del primer anuncio con unas características determinadas: “que exprese el amor salvífico de Dios previo a la obligación moral y religiosa, que no imponga la verdad y que apele a la libertad, que posea unas notas de alegría, estímulo, vitalidad, y una integralidad armoniosa que no reduzca la predicación a unas pocas doctrinas a veces más filosóficas que evangélicas. Esto exige al evangelizador ciertas actitudes que ayudan a acoger mejor el anuncio: cercanía, apertura al diálogo, paciencia, acogida cordial que no condena” (EG 165).

Junto a la centralidad del primer anuncio, debe ir la necesidad de elaborar un nuevo Directorio diocesano de Pastoral de la Iniciación Cristiana. Hasta no hace mucho, la fe se podía dar por supuesta como algo natural porque estaba sencillamente presente como parte de la vida. Hoy resulta natural lo contrario. Esta nueva situación obliga a pasar de lo heredado a la propuesta. La Iniciación Cristiana es la expresión más significativa de la misión maternal de la Iglesia al engendrar a la vida a los hijos de Dios; contribuye a la renovación de nuestra Iglesia diocesana, en cuanto que los nuevos cristianos renacidos por la fe y la gracia de los sacramentos son el mejor principio para el crecimiento y rejuvenecimiento de las comunidades y parroquias. Ahora bien, esta misión maternal de la Iglesia se realiza con frecuencia con muchas limitaciones, provenientes en parte de la falta de vigor en el sentido eclesial, fraternal y misionero a la vez, de las propias comunidades cristianas, y también del ámbito de las familias, que acusan los efectos de la ruptura entre la fe y la vida, del debilitamiento del compromiso cristiano y de la práctica sacramental, y por la crisis de la dimensión vocacional de nuestra fe, que tiene como génesis el sacramento del bautismo y como horizonte la llamada a la santidad vivida en la vocación laical, sacerdotal y consagrada[4].

Desde esta situación, y con una adecuada dosis de realismo, sabemos que “la Iniciación Cristiana no se puede reducir a un simple proceso de enseñanza y de formación doctrinal, sino que ha de ser considerada una realidad que implica a toda la persona, la cual ha de asumir existencialmente su condición de hijo de Dios en el Hijo Jesucristo, abandonando su anterior modo de vivir, mientras realiza el aprendizaje de la vida cristiana y entra gozosamente en la comunión de la Iglesia, para ser en ella adorador del Padre y testigo del Dios vivo”. Para ello, es preciso “hacer del proceso de Iniciación Cristiana una verdadera introducción experiencial a la totalidad de la vida de fe creando espacios y propuestas concretas para el primer anuncio y para el replanteamiento de la iniciación cristiana en clave catecumenal”[5]. Una Iniciación Cristiana que ponga en acción el Evangelio y que precisa de una catequesis que conecte la acción misionera, que llama a la fe, con la acción pastoral, que la alimenta continuamente[6].

Con el nuevo Directorio se pretende ubicar debidamente la Iniciación Cristiana en el dinamismo evangelizador y comunitario de las parroquias, teniendo presente la pluralidad de situaciones. Por ello, hemos de hacer una opción por los itinerarios, que responderán a los diversos casos iniciáticos, y por los procesos, por los cuales los itinerarios se articulan y realizan de manera concreta. Los itinerarios harán referencia a los diversos caminos con los cuales se inicia a las personas según las situaciones concretas.

Caminemos en nuestra Iglesia diocesana a la luz del Señor (Is 2,5)  para ser una escuela de comunión en la que aprendamos a acoger la diversidad como un don de Dios (NMI 43), y así anunciar, celebrar y vivir la fe corresponsablemente; una Iglesia en la comunión sea fuente de alegría que nos permita testimoniar lo que creemos y celebramos: el amor entrañable y misericordioso de Dios; una Iglesia en la que la comunión vivida nos debe llevar a superar los individualismos y el pesimismo para asumir con gozo los criterios diocesanos en la vida pastoral, apostar por el trabajo en común, sin que ello anule la singularidad de cada comunidad y de cada fiel cristiano.

Superemos rutinas que paralizan y discursos que desgastan los ánimos y cierran los oídos del corazón. Son tiempos de oportunidad y de compromiso, de ponerse manos a la obra. Es el momento de aprender la gramática de la simplicidad, y no instalarnos en el reino de la retórica (EG 232), de acoger el ritmo de la espera, acompañar a los desesperados, de recuperar las entrañas de misericordia, ir a buscar el huésped.

El camino por el que debemos salir y seguir: llevar a todos la vida nueva de Jesucristo, Hijo de Dios y Salvador. Para que esto suceda, alejados de una pura cosmética, Jesús ha de ser el centro vital y real de la comunidad eclesial, de los evangelizadores, como diría san Pablo, “hasta que Cristo se forme en vosotros” (Gal 4, 19). No se trata de identificarnos con una causa, sino dejarnos seducir por su persona, establecer con él una relación personal y comunitaria de mayor calidad, de más verdad y más fidelidad, para que resplandezca “la belleza del amor salvífico de Dios manifestado en Jesucristo muerto y resucitado” (EG 36).

Porque queremos que Dios sea el primero y el centro de nuestra vida os invito a vivir el próximo 2024 como el Año de la Oración que el papa Francisco ha convocado como preparación del Jubileo Romano 2025. Necesitamos recuperar el deseo de estar con el Señor: frente a las urgencias cotidianas, debemos detenernos en una oración de escucha de la Palabra que nos lleve a la acción (cf. EG 262). En la oración personal y comunitaria el Espíritu Santo transformará nuestra mente y corazón para llevar a la practica la conversión pastoral que todos anhelamos. Te invito a ser discípulo orante a los pies del Resucitado para que aquellos que no lo conocen encuentren en ti un maestro de oración (cf. EG 266). Animo a que todas nuestras parroquias y comunidades sean escuelas de oración que faciliten el encuentro real con Cristo vivo en la Iglesia.

Es la razón de ser y de existir de la Iglesia (cf. EN 14). Si nos dejamos llevar de dudas y temores, seremos espectadores de su estancamiento infecundo (cf. EG 119). Seamos actores de la misteriosa fecundidad del Espíritu (cf. EG 280). Como fue María Nuestra Madre, como fue el Apóstol Santiago. Que ellos nos acompañen y nos alcancen del Señor un chover miudiño de fe, esperanza y caridad.

 

+ Francisco José Prieto Fernández
Arzobispo de Santiago de Compostela

3 de diciembre de 2023

 

[1] Francisco, Discurso en la Conmemoración del 50 aniversario de la Institución del Sínodo de los Obispos (Roma 2015).

[2] Comisión Teológica Internacional, La sinodalidad en la vida y misión de la Iglesia (Roma 2018), nº 22. Cf. nº 70.

[3] Comisión Teológica Internacional, La sinodalidad …, nº 80-84.

[4] Conferencia Episcopal Española, La Iniciación cristiana. Reflexiones y orientaciones (Madrid 1998) nº 62.

[5] Conferencia Episcopal Española, La Iniciación cristiana…, nº 18-19.

[6] Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, Directorio para la catequesis (Roma 2020) nº 69.

 

Fuente: archicompostela.es

Militantes da IOAC-HOAC das dioceses galegas reuníronse en Santiago.

Este sábado, 11 de novembro, celebrouse en Santiago de Compostela unha reunión da IOAC-HOAC (Hermandad Obrera de Acción Católica) de Galicia, participando 13 militantes en representación das dioceses de Lugo, Mondoñedo-Ferrol, Santiago de Compostela e Tui-Vigo.

 

No encontro, acordouse o lugar e programa do Día da IOAC-HOAC para 2024, coordinado polas catro dioceses galegas, que terá lugar o 11 de maio en Ferrol. Ademais concretouse a realización do curso de formación sobre Palabra de Deus, previsto para o segundo trimestre de 2024.

 

Na reunión puxéronse en común as planificacións das dioceses galegas para o bienio 2023/2024, no marco da campaña Coidar o traballo, coidar a vida, e efectuouse a valoración da participación deste movemento de traballadoras e trabadores cristiáns no Foro de Encrucillada do pasado outubro.

 

Asemade, as presidencias diocesanas que asistiron á Comisión Xeral do 4-5 de novembro, realizada en Madrid, compartiron as vivencias e as cuestións abordadas nesta reunión xeral, resaltando a importancia do Banco de Iniciativas e Recursos (BIR) ao dispor de toda a militancia.

 

Tamén se compartiron varios medios de comunicación da IOAC-HOAC e das publicacións, como o último libro Camiñar xuntas e xuntos. Soñar a Iglesia, vivir a misión, de Edicións HOAC.

 

 

 

 

 

 

 

 

Día de la Iglesia Diocesana, en Santiago de Compostela. Mensaje de nuestro arzobispo, Mons. Francisco Prieto

 

 

 

12 de noviembre, Día de la Iglesia diocesana: “Orgullosos de nuestra fe”

“ORGULLOSOS DE NUESTRA FE”. Este es el lema que propone el secretariado para el Sostenimiento de la Iglesia para la Campaña del Día de la Iglesia Diocesana, que este año se celebra el domingo 12 de noviembre.

Un Día de fiesta, de celebración, en el que “recordamos y agradecemos nuestra pertenencia a una comunidad cristiana”. Es cierto, en el contexto social actual no es fácil reconocerse como creyente en muchos ambientes. Por eso con esta campaña se nos invita a quitarnos ese “sentimiento” de “cierta vergüenza” para “mostrar <Orgullosos de nuestra fe> lo que somos y lo que hacemos, con humildad, convencidos de que Cristo y el Evangelio hacen de este mundo un lugar mejor”.

 

 

Un Día, por tanto, para reforzar ese sentimiento de pertenencia de los creyentes, reconociéndonos todos miembros de una gran familia, incluso aquellos que, por distintas circunstancias de la vida, se han alejado de la práctica religiosa. Porque la celebración y la vivencia de la fe son un motivo de alegría en un mundo sediento de esperanza.

Y también un Día para agradecer y para tomar conciencia de todo el bien que hacemos todos juntos en comunión, en la Iglesia, en nuestras diócesis, en nuestras parroquias vivas y comprometidas.

 

Juntos llegamos más lejos

Un bien que se hace posible por la corresponsabilidad de todos los creyentes.  Lo que la Iglesia hace “es gracias al tiempo, las cualidades, la oración y el apoyo económico de TODO el pueblo de Dios”. No se trata de obligar ni de imponer, sino de promover un modo de seguir a Jesucristo.  ¿Y como podemos colaborar? Con alguna de estas 4 propuestas:

  • Con tu oración: Puedes rezar por tu parroquia porque tu oración es necesaria y será el alma de toda la actividad que se realice. Con ella, los frutos serán mayores y más permanentes.
  • Con tu tiempo: Dedica algo de tu tiempo en tu parroquia a los demás. El tiempo que puedas: media hora, una, tres horas… Lo que se ajuste a tu situación de vida.
  • Con tus cualidades: Cada uno puede aportar un poco de lo que sabe: una sonrisa cercana, una mano que apoya un hombro desconsolado, remangarse cuando sea necesario, acompañar en silencio al que sufre…
  • Con tu apoyo económico: Haz un donativo. Con tu aportación periódica ayudas más, porque permiten elaborar presupuestos y mejorar la utilización de los recursos y planificar acciones a medio y largo plazo.

Una colaboración que ha hecho posible que más de cuatro millones de personas hayan podido ser atendidas en centros asistenciales de la Iglesia; que sujetan las más de 22.000 parroquias que están al servicio de toda la sociedad; y que sacerdotes, voluntarios y seglares puedan dedicar más de 40 millones de horas a los demás. También gracias a esa corresponsabilidad, hay más de 10.000 misioneros españoles en los cinco continentes.

 

¿Qué hacemos? y ¿Cómo lo hacemos? en nuestra archidiócesis de Santiago de Compostela

Con motivo del Día de la Iglesia Diocesana también se edita por cada diócesis la revista «NUESTRA IGLESIA».

Y aquí puedes ver la revista correspondiente a nuestra Archidiócesis de Santiago de Compostela, que abre sus páginas con el saludo de nuestro arzobispo, D. Francisco José Prieto.

 

«Somos pueblo de Dios, Iglesia en salida, que no pretende mostrarse arrolladora y provocativa, sino humilde y testimonial, pero nunca acomplejada. Este es nuestro tiempo, un tiempo de gracia en el que Dios sigue haciendo su obra en nosotros y a través de nosotros, Iglesia en camino».

 

Además, en esta publicación se responde a dos interrogantes. ¿Qué hacemos?, contando los datos de la actividad celebrativa, pastoral, evangelizadora, educativa, misionera, cultural y caritativa-social. Y ¿Cómo lo hacemos?, informado de las cuentas de resultados de nuestra Iglesia de Santiago de Compostela correspondientes al año 2022 .

 

Puedes descargar  la revista pinchando sobre la imagen:

 

 

 

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Asi viviron o equipo de Apostolado Seglar da nosa Diocese de Santiago as Xornadas de Apostolado Seglar en Madrid.

 

A fin de semana do 21-22 de outubro, o vicario de Pastoral, Javier Porro, e os membros do equipo de Apostolado Seglar de Santiago, Alfredo Losada e Francisco Durán, participamos nas 45 Xornadas de delegados de apostolado seglar e responsables de movementos e asociacións.

 

Estas xornadas foron un tempo de discernir e dialogar sobre a necesidade de que o primeiro anuncio, é dicir, o anuncio da mensaxe de salvación que veu traer Xesucristo, sexa a mensaxe central da acción pastoral.

Tamén foi o marco para presentar o esquema do Encontro nacional de laicos sobre primeiro anuncio que terá lugar en Madrid a fin de semana do 16-18 de febreiro de 2024.

 

Dos tres momentos a destacar, o primeiro foi a ponencia a dúo de Juan Ignacio Damas, vicario de Jaén, e Josep Otón, catedrático de historia, en torno á misión evanxelizadora de todo bautizado e a prioridade do anuncio do evanxeo para unha igrexa renovada e en saída.

O segundo momento foi a dinámica de traballo en grupo que vertebrou as xornadas e que favoreceu a aportación de achegas á dinámica do encontro de febreiro e como seguir artellando a sintonía cos outros tres itinerarios do Congreso de laicos: acompañamento, procesos formativos e presencia na vida pública.

E o último foi a conexión por videoconferencia con Luis Manuel Romero, o director da Comisión episcopal de Laicos, Familia e Vida, e Eva Fernández, da ACG, que compartiron a súa experiencia de participar na fase sinodal en Roma.

 

 

 

 

 

 

La Archidiócesis de Santiago de Compostela se une al día de ayuno y oración por la paz en Israel

 

El martes 17 de octubre, la Archidiócesis de Santiago de Compostela se suma al llamamiento que hace el Patriarca latino de Jerusalén y presidente de la Asamblea de los Ordinarios Católicos de Tierra Santa, Pierbattista Card. Pizzaballa.

En su mensaje, invita a todas las parroquias y comunidades religiosas de todo el mundo a una Jornada de ayuno y oración por la Paz y reconciliación en Tierra Santa para el martes 17 de octubre.

Según indica la misiva, los momentos de oración deben organizarse con la Adoración eucarística y con el Rosario a la Santísima Virgen.

Secundando, pues, la petición del Patriarca latino de Jerusalén, les invito a comunicar a los fieles -en las Eucaristías de este fin de semana- el contenido de su carta, de modo que todos nos unamos el martes 17 de octubre a su petición de oración y ayuno. Así mismo, pedimos que ese día -se ofrezcan las misas- en la medida de lo posible por la Paz en Tierra Santa y se organicen momentos de oración por la misma intención.

La participación puede ser en comunidad o particular mediante la oración en la parroquia, en casa, en familia… Y el ayuno nos sirve para recordar el sufrimiento de miles de personas en Tierra Santa.

El Señor nos enseñó que todo lo que pedimos con fe se nos concederá. Pidamos de todo corazón, por la Paz en Tierra Santa y en otros lugares del mundo donde hay conflictos.

Santiago de Compostela, 14 de octubre de 2023

 

 Ilmo. Sr. D. José Andrés Fernández Farto
Vicario General de la Archidiócesis de Santiago de Compostela

 

 

 

 

Noticia extraida de:  www.archicompostela.es

«Un trabajo decente tiene que ser un trabajo saludable»

 

 

El próximo 7 de octubre, la iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente (ITD) se suma, impulsa y convoca la Jornada Mundial por el Trabajo Decente, junto con la Organización Internacional del Trabajo, el movimiento sindical mundial y el movimiento mundial de trabajadores cristianos con el lema: “Un trabajo decente tiene que ser un trabajo saludable”. La seguridad y la salud en el trabajo son esenciales para el bienestar y la dignidad de las personas.

Estas  organizaciones que forman parte de esta iniciativa ITD han vuelto a unir sus voces reinvindicativas, mediante una nota de prensa y  un manifiesto en las que reclaman acabar con la «triste secuela» de la siniestralidad laboral

 

NOTA DE PRENSA

 

MANIFIESTO

 

Por este motivo, el arzobispo de Santiago, mons. Francisco Prieto, ha escrito una carta pastoral recordando “que el derecho a un trabajo decente ha de ser también un trabajo saludable, pues la seguridad y la salud laboral son esenciales para el bienestar y la dignidad de las personas”. Y añade: “El mundo del trabajo es una prioridad humana y, por la tanto, una prioridad cristiana, pues al trabajar participamos en la obra creadora de Dios y expresamos la dignidad de ser creados a su imagen y semejanza. El trabajo es un deber y un derecho y también un don de Dios que precisa ser cuidado de modo integral para que sea libre, creativo, participativo y solidario”.

 

Carta Pastoral íntegra del Arzobispo sobre la Jornada Trabajo Decente 2023

 

En nuestra Archidiócesis de Santiago de Compostela, tendrán lugar los siguientes actos, el domingo 8 de octubre:

  • En Santiago de Compostela, en la parroquia de San Fernando, a las 20:00 eucaristía y lectura del manifiesto.
  • En A Coruña, a las 11:15 lectura del manifiesto en la parroquia de San Francisco Javier, y a las 11:30 eucaristía. También en la parroquia del Pilar, a las 12:30 eucaristía y al finalizar, lectura del manifiesto.

 

 

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Toma de posesión de los nuevos Vicarios Episcopales de la Archidiócesis de Santiago de Compostela

 

La sede del Arzobispado de Santiago acogió en el día de ayer, fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, la ceremonia en la que tomaron posesión de sus cargos los nuevos Vicarios Episcopales: D. José Andrés Fernández Farto, como Vicario General y Moderador de la Curia; D. Francisco Javier Porro Martínez, Vicario Episcopal de Pastoral; D. Juan González-Redondo Neira, Vicario Episcopal Territorial de Santiago; D. Jesús Andrés López Calvo, Vicario Episcopal Territorial de A Coruña; D. Luis Seoane Ares, Vicario Episcopal Territorial de Pontevedra; y D. Daniel Carlos Lorenzo Santos, Vicario Judicial.

 

 

 

Tras el acto formal de toma de posesión y juramento, Fernández Farto hizo uso de la palabra en nombre de todos los Vicarios que hoy iniciaron esta misión al servicio de la Archidiócesis de Santiago de Compostela manifestando fundamentalmente tres sentimientos: gratitud, debilidad y disponibilidad

 

 

 

Finalmente, el Arzobispo de Santiago, mons. Francisco Prieto, cerró el acto dirigiéndose a los nuevos Vicarios Episcopales con palabras de gratitud a los que han trabajado a lo largo de estos años y a los nuevos que tomaron posesión.

“Sois el rostro, sois las manos, sois los pies, sois el corazón extendido de esta iglesia Diocesana de Santiago de Compostela (…). Porque cuando de Iglesia hablamos, hablamos de misión, hablamos de vocación, hablamos de envío». – les dijo el arzobispo y les incidió en que «Id y anunciad el Evangelio» es lo que debe seguir resonando en el corazón de todos y cada uno de vosotros, en el corazón de las comunidades parroquiales, grupos y movimientos unidos en la diversidad por el mismo Espíritu , el único protagonista de esta acción evangelizadora”.

Mons. Prieto les pidió seguir trabajando siempre con generosidad, disponibilidad y entrega. para seguir adelante con nuevos retos, horizontes, en nuestra Diócesis y que sigan haciendo ese camino día a día”.

 

 

 

Una vez terminado el acto se realizó la foto oficial del arzobispo D. Francisco con los 6 nuevos vicarios:

 

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Noticia completa en pastoralsantiago.org

Comunicado de Prensa del Arzobispado de Santiago de Compostela. Nombramientos.

 

Esta mañana, el Arzobispo de Santiago de Compostela, Mons. Francisco José Prieto Fernández, ha hecho públicos los nombramientos de los nuevos Vicarios Episcopales de la Diócesis de Santiago de Compostela. A su vez, ha mostrado su gratitud a los Vicarios Episcopales anteriores, por su trabajo y desvelos al frente de las respectivas Vicarías. La lista de los nuevos Vicarios es la siguiente:

– D. José Andrés Fernández Farto, Vicario General y Moderador de la Curia.

– D. Francisco Javier Porro Martínez, Vicario Episcopal de Pastoral.

– D. Juan González-Redondo Neira, Vicario Episcopal Territorial de Santiago.

– D. Jesús Andrés López Calvo, Vicario Episcopal Territorial de A Coruña.

– D. Luis Seoane Ares, Vicario Episcopal Territorial de Pontevedra.

– D. Daniel Carlos Lorenzo Santos, Vicario Judicial.

Tomarán posesión de sus cargos el día 14 de septiembre de 2023, fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, a las 12.00 horas en la Curia del Arzobispado de Santiago de Compostela.

 

Datos biográficos de los nuevos Vicarios Episcopales

 

Vicario General y Moderador de la Curia

D. José Andrés Fernández Farto nació el 22 de mayo de 1973 en Pontevedra. Cursó los estudios de Bachiller en Teología en el Instituto Teológico Compostelano y al finalizarlos fue ordenado sacerdote el 4 de julio de 1998.

Al año siguiente, es nombrado Administrador Parroquial de la parroquia de Santa María de Viceso con su unida de Santa María de Ons. En el año 2000, se traslada a la ciudad de Roma para continuar sus estudios en la Universidad Lateranense de Roma donde realizó la licenciatura en Teología y Ciencias Patrísticas y, posteriormente, el doctorado en Teología y Ciencias Patrísticas en el año 2006. También es Diplomado en Biblioteconomía y Documentación por la Escuela Vaticana de Biblioteconomía de la Ciudad del Vaticano y Diplomado en Paleografía Griega por la Escuela Vaticana de Paleografía, Diplomática y Archivística de la Ciudad del Vaticano, ambas titulaciones realizadas en el año 2006.

Al regresar a la Diócesis, en el año 2006, es nombrado Director de la Residencia universitaria San Martín Pinario durante los cursos académicos 2006-2007 y 2007-2008 y Administrador parroquial de San Esteban de Covas desde el 7 de septiembre de 2006. En el 2008, es nombrado también Párroco de Santa María de Viceso con su unida de Santa María de Ons, que ya había regentado en el año 1999. Posteriormente se licenció en Filosofía por la Facultad de Filosofía de la Universidad Pontificia de Salamanca en el año 2011.

En el año 2012, cesa en la labor pastoral en esas parroquias, al ser nombrado Director del Instituto Superior Compostelano de Ciencias Religiosas, cargo que ejercerá hasta el año 2018.

Desde el 14 de septiembre de 2012, ejerce como Secretario de la Provincia Eclesiástica de Santiago de Compostela, y desde el 2 de abril de 2014, como Capellán de las MM. Mercedarias Descalzas de Santiago de Compostela.

Desde el año 2006 es profesor encargado de cátedra en el Instituto Teológico Compostelano. También es profesor estable del Instituto Superior Compostelano de Ciencias Religiosas donde imparte diversas materias de índole filosófica y teológica.

Es también profesor de la materia Fundamentos Patrísticos de la DSI en el Máster Oficial de Doctrina Social de la Iglesia, impartido por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología como fruto de la colaboración entre la Universidad Pontificia de Salamanca y la Fundación Pablo VI en Madrid desde el curso 2017-2018.

 

Vicario Episcopal de Pastoral

D. Francisco Javier Porro Martínez nació en Ferrol (A Coruña) el 16 de febrero de 1962. Hijo de Emiliano y Corina, el pequeño de cuatro hermanos, estudió en las Discípulas de Jesús y en el colegio Tirso de Molina de los PP. Mercedarios de su ciudad natal.

Se licenció en Historia del Arte por la Universidad de Santiago de Compostela en 1986. Durante tres años publicó críticas de arte en periódicos y revistas. Fue profesor de Historia y Subdirector del Internado en el Colegio Manuel Peleteiro de Santiago. En ese período de tiempo se vinculó a la parroquia de San Fernando y escuchó la llamada a ser sacerdote en la Jornada Mundial de la Juventud de 1989.

Entró en el Seminario Mayor Compostelano con 30 años. Como seminarista estuvo en las parroquias de Ares, Muros y San Jorge de A Coruña, donde fue ordenado sacerdote por D. Julián Barrio Barrio, arzobispo emérito de Santiago de Compostela, el 2 de agosto de 1998.

Siempre vivió y trabajo en equipo pastoral: primero en las parroquias de Salto, Zas y comarca, durante casi cinco años; en el Milladoiro, Loimil, Orazo y Dornelas, un año aproximadamente; fue Delegado de Infancia y Juventud durante nueve años a la vez que atendió la parroquia de san Martín de Noia durante ese último curso.

Desde noviembre de 2012 es párroco in-solidum de Santa María la Mayor de Pontevedra. En el año 2015 es nombrado Delegado Diocesano de Apostolado Seglar en nuestra Archidiócesis; en 2018 administrador parroquial de Santiago Peregrino de O Burgo y Santa María de Alba, del arciprestazgo de Lérez y, desde 2020, es Consiliario de Cáritas Interparroquial de Pontevedra.

 

Vicario Episcopal Territorial de A Coruña

D. Jesús Andrés López Calvo nació en Pontedeume (A Coruña) el 25 de diciembre de 1963. Es sacerdote desde 1989. Realizó sus estudios eclesiásticos en el Instituto Teológico Compostelano y en la Universidad Pontificia Salesiana de Roma, donde obtuvo el doctorado en Teología con especialidad en Catequética.

En la actualidad ejerce como párroco en Mera (Oleiros – A Coruña), y anteriormente también lo hizo en las zonas de Pontedeume y A Maía.

Además de estos servicios parroquiales, fue formador en el Seminario Menor de Belvís, Director del Secretariado Diocesano de Catequesis y ejerció la docencia en el Instituto Superior Compostelano de Ciencias Religiosas y en la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de A Coruña.

 

Vicario Episcopal Territorial de Santiago de Compostela

D. Juan González-Redondo Neira nació en Ferrol (A Coruña) el 5 de septiembre de 1980, aunque residió siempre en Mondoñedo hasta que se marchó a estudiar Historia a Santiago. Allí descubrió su vocación e ingresó al Seminario Mayor Compostelano. Realizó sus estudios eclesiásticos en el Instituto Teológico Compostelano, culminando con el Bachillerato en Teología en el año 2099. Es licenciado en Teología Fundamental en el mismo Instituto Teológico Compostelano en 2016.

Fue ordenado sacerdote el 16 de mayo de 2010. Ese mismo año fue enviado como párroco a las tierras de Mesía y Frades, en concreto a las parroquias de Xanceda, Albizoi, Vitre y Lanza. Posteriormente a Cumbraos y Castro.

Desde el año 2016 es capellán del Centro Penitenciario de Teixeiro, y durante dos años del Centro de Reforma de menores de A Coruña. Colabora en la Curia de la Archidiócesis en la Oficina Diocesana de Sociología. Es consiliario de la HOAC (Hermandad Obrera de Acción Católica).

 

Vicario Episcopal Territorial de Pontevedra

D. Luis Seoane Ares. Nació en 1961 en la Parroquia de San Xulián de Grixalba, en Sobrado dos Monxes (A Coruña), donde recibió los Sacramentos de la Iniciación Cristiana.

De 1980 a 1986 estudió los cursos de Filosofía y Teología en el Instituto Teológico Compostelano y recibió la formación correspondiente en el Seminario Mayor Compostelano. Fue ordenado sacerdote el 14 de marzo de 1987. Durante 10 años (1986-1996) formó parte del equipo de formación del Seminario Menor y colaboró ​​con la Delegación de Pastoral Vocacional. De 1996 a 2003 coordinó la Delegación de Pastoral Juvenil.

Desde septiembre de 2003 hasta la actualidad ha sido Párroco de O Bo Pastor en Monteporreiro, fundada en 1990, que celebró la Consagración del Templo el 9 de octubre de 2010. Ha colaborado en la Pastoral de otras parroquias de la zona (Santa Mariña de Bora, Santa María de Alba y Santiago Peregrino do Burgo). También trabajó en el ámbito educativo, como profesor de Religión en Secundaria y Bachillerato. En los últimos años ha acompañado, como Consiliario, al Voluntariado de Manos Unidas en la Delegación de Pontevedra.

 

Vicario Judicial

D. Daniel Carlos Lorenzo Santos, nació en Pobra do Caramiñal (A Coruña), el día 11 de abril de 1963. Ordenado sacerdote el día 20 de mayo de 1995.

Es licenciado en Derecho en la USC y la UNED, en Teología en el Instituto Teológico Compostelano y en Derecho Canónico en la UPSA.

Desempeña su ministerio en el Tribunal Eclesiástico Metropolitano de Santiago desde el año 1998, ejerció los oficios de Promotor de justicia, Defensor del vínculo y Juez diocesano; en el año 2004 fue nombrado Vicario Judicial Adjunto; asumiendo, en el año 2006, la Presidencia del Tribunal como Vicario Judicial. Entre los años 1999 y 2004 fue Vicario Judicial de la diócesis de Lugo.

Es profesor de Derecho Canónico del Instituto Teológico Compostelano desde el año 2000 y lo fue del Instituto Superior de Ciencias Religiosas de Santiago.

Es miembro de la Asociación Española de Canonistas. Participó como ponente en congresos y jornadas de esa área de conocimiento y sobre la conservación y protección del Patrimonio cultural de la Iglesia y su gestión.

Desde el año 2006, párroco de San Pedro de Bugallido en A Maía.

En junio del año 2009 se incorpora al Cabildo de la S.A.M.I. Catedral de Santiago de Compostela, asumiendo la presidencia de la Comisión de Cultura (2010) y el oficio de Fabriquero (2011); desde el año 2011 es Director de la Fundación Catedral de Santiago. En el año 2021 asume el oficio de Canónigo Doctoral.

Miembro de número de la Real Academia Galega de Belas Artes y del Plenario do Consello da Cultura Galega.

 

 

Noticia extraída de: archicompostela.es

 

XIV Asemblea Xeral HOAC: «Tendendo pontes, derrubando muros»

 

A militancia da Irmandade Obreira de Acción Católica (IOAC-HOAC) da nosa diocese participará na celebración da XIV Asemblea Xeral HOAC que terá lugar do 12 ao 15 de agosto en Segovia.

A asemblea xeral convocada co lema “Tendendo pontes, derrubando muros. Igrexa no mundo obreiro tecendo vínculos de fraternidade” é a fase final dun proceso de traballo de máis dun curso.

Este é un acontecemento especialmente relevante para a vida deste movemento especializado da Acción Católica Española, e constitúe unha oportunidade única de encontro e convivencia para as máis de 700 persoas que compoñen este movemento eclesial da HOAC presente en 41 dioceses de España.

A diocese de Santiago de Compostela estará representada por seis militantes, que están vivindo este momento de preparación con ilusión e ledicia, inmersos na convivencia comunitaria deste momento importante para a Igrexa.

A Asemblea, ademais, é un ámbito privilexiado para o diálogo e a toma de decisións sobre os desafíos, prioridades e propostas para o próximos seis anos. Todo isto, a partir dunha mirada crente da realidade, da experiencia do compromiso da militancia e dos retos que como Igrexa ten, nun mundo con enormes fracturas sociais, desigualdades e inxustizas que afectan singularmente ao mundo obreiro e do traballo, onde segue a ser esencial ser testemuñas e impulsores do proxecto de humanización que propón Xesucristo.

Está prevista a asistencia de varios bispos e responsables de movementos eclesiais a nivel nacional e internacional, e o cardeal Juan José Omella, presidente da Conferencia Episcopal Española, enviará un videomensaxe aos participantes da Asemblea. Neste mesmo formato multimedia teñen previsto saudar os principais dirixentes sindicais do país.

Queremos compartir os contidos desa experiencia comunitaria, buscando construír pontes, favorecendo o encontro e enriquecendo ás persoas. Por iso durante a asemblea realizarase unha cobertura informativa diaria en www.noticiasobreras.es, medio de comunicación editado pola HOAC, e visibilizaranse e compartiranse contidos nas principais redes sociais coa etiqueta #Enla14

 

Carta XIV Asemblea HOAC do Arcebispo de Santiago de Compostela, Francisco José Prieto Fernández