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El Papa Francisco: «Que el Señor nos traiga una paz justa»

 

 

Una vez más el Pontífice dirige su mirada preocupada, angustiada hacia los pueblos que están viviendo una guerra. La guerra es siempre una derrota. Pidió que el Señor nos traiga una paz justa:

 

”Pensemos y recemos por los pueblos que sufren la guerra. No olvidemos a la atormentada Ucrania y pensemos en los pueblos palestino e israelí: que el Señor nos traiga una paz justa. Hay tanto sufrimiento: sufren los niños, sufren los enfermos, sufren los ancianos y mueren tantos jóvenes. La guerra es siempre una derrota: no lo olvidemos. Siempre es una derrota”.

 

 

Fuente: vaticannews.va

Vídeo del Papa. Noviembre 2023. Por el Papa: «La oración de ustedes me da fuerzas y me ayuda para que pueda discernir y acompañar a la Iglesia escuchando al Espíritu Santo»

Oremos por el Papa, para que en el ejercicio de su misión siga acompañando en la fe a la grey que le ha sido encomendada, con la ayuda del Espíritu Santo.

Papa Francisco – Noviembre 2023

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El Papa Francisco abre su corazón y pide oraciones para cumplir con su misión

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Según la tradición del Apostolado de la Oración (antiguo nombre de la Red Mundial de Oración del Papa), los Papas encomiendan desde 1879 una intención de oración cada mes a la Iglesia, a través de la Red Mundial de Oración del PapaEn este mes de noviembre, la intención es la siguiente: “Oremos por el Papa, para que en el ejercicio de su misión siga acompañando en la fe a la grey que le ha sido encomendada por Jesús y siempre con la ayuda del Espíritu Santo”.

El Papa concluye el vídeo con una pizca de humor: “Recen por mí. ¡A favor!”.

Las imágenes que acompañan las palabras del Santo Padre tienen también un tono íntimo: una especie de relato de su pontificado a través de las emociones. Además de los momentos más conocidos, como los primeros instantes después de la elección, hay otros casi inéditos, hechos de abrazos y oraciones en diversas partes del mundo. Están unidos por la gran humanidad contagiosa de Francisco, confirmada una vez más por la elección de la intención de oración para este mes y el mensaje que la acompaña.

 

 

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Un Papa «no pierde su humanidad»

¿Alguna vez te has preguntado cómo un Papa se enfrenta a sus desafíos diarios?

El Papa Francisco sigue dejando espacio a las confidencias al constatar que “por el hecho de ser Papa, uno no pierde su humanidad. Al contrario, mi humanidad cada día crece más con el santo pueblo fiel de Dios”. De hecho, reconoce: “Ser Papa también es un proceso. Uno va tomando conciencia de lo que significa ser pastor. Y en este proceso aprende a ser más caritativo, más misericordioso y, sobre todo, más paciente, como es nuestro padre Dios, que es tan paciente”.

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El Papa pide ser juzgado “con benevolencia”

El actual sucesor del apóstol Pedro puede “imaginar que todos los Papas, al empezar su pontificado, tuvieron esa sensación de susto, vértigo, del que sabe que va a ser juzgado con dureza. Porque el Señor a los obispos nos va a pedir cuenta seriamente”.

El Papa se dirige a todas las personas que verán y escucharán su mensaje para pedirles que lo “juzguen con benevolencia. Y que recen para que el Papa, sea quien sea (…) reciba la ayuda del Espíritu Santo, sea dócil a esa ayuda”.

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Desde el primer día de este pontificado

El Padre Frédéric Fornos S.J., Director Internacional de la Red Mundial de Oración del Papa, reconoce que el videomensaje de Francisco es significativo, pues desde el primer día, en estos diez años, su pontificado se ha caracterizado por la petición ininterrumpida de la oración de todos.

Recuerda aquel inolvidable 13 de marzo de 2013, cuando tras ser elegido Papa y aparecer en el balcón de la fachada de la Basílica vaticana, Francisco, antes de dar su bendición a los fieles congregados en la plaza de San Pedro, pidió la oración del pueblo. “Os pido que recéis al Señor para que me bendiga”, afirmó Francisco. Tras subrayar la importancia de “la oración del pueblo pidiendo la bendición para su obispo”, el nuevo Papa pidió un momento de profundo silencio para que quienes le escuchaban pudieran rezar por él.

Desde el inicio, Francisco ha dado una gran importancia a la oración, pidiendo rezar por él, pero también por los desafíos de la humanidad y de la misión de la Iglesia. Es Francisco quien ha impulsado la recreación del Apostolado de la Oración como Red Mundial de Oración del Papa, haciendo de ella una Obra Pontificia, Fundación Vaticana. Es también el Santo Padre quien, desde 2016, ha realizado cada mes El Vídeo del Papa para hablar a los corazones de tantos e invitar a rezar. Es también él quien ha hecho de Click To Pray su plataforma de oración, integrando en 2019 su perfil personal.

El P. Fornos subraya que noviembre, al estar dedicado este año a la oración por el Papa, se convierte por tanto  “en un mes para sentir con la Iglesia”, como dicen los Ejercicios Espirituales de San Ignacio. “Este «sentir con la Iglesia» invita a una benevolencia a priori, a acoger el discernimiento del obispo de Roma, el cual preside la caridad de todas las Iglesias, y en su mirada universal nos ayuda a reconocer la acción del Espíritu del Señor”, concluye.

 

 

 

 

 

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Fuente: thepopevideo.org

Carta al Pueblo de Dios: «La sinodalidad es el camino de la Iglesia del tercer milenio»

Foto: Participantes en la asamblea del Sínodo / Vatican Media

 

Poco antes de que salga a la luz la síntesis de los trabajos que ha supuesto la primera sesión de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de la sinodalidad,  nos llega esta «Carta al Pueblo de Dios» que fue aprobada por la Asamblea Sinodal.

En esta Carta se destacan varios elementos: la experiencia de sinodalidad que se ha vivido en los trabajos; destacan la necesidad de caminar juntos bajo la guía del Espíritu Santo y viviendo como discípulos misioneros siguiendo a Jesucristo…etc.

Merece la pena leerla y dejarse contagiar por este clima de comunión y renovación eclesial que se respira en ella.

Compartimos el texto íntegro de esta “Carta al Pueblo de Dios”:

 

CARTA AL PUEBLO DE DIOS (descargar pdf)

 

Queridas hermanas, queridos hermanos:

Cuando se acerca la conclusión de los trabajos de la primera sesión de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, queremos, con todos vosotros, dar gracias a Dios por la hermosa y rica experiencia que acabamos de vivir. Este tiempo bendecido lo hemos vivido en profunda comunión con todos vosotros. Hemos sido sostenidos por vuestras oraciones, llevando con nosotros vuestras expectativas, vuestras preguntas y también vuestros miedos.

Han pasado ya dos años desde que, a petición del Papa Francisco, se inició un largo proceso de escucha y discernimiento, abierto a todo el pueblo de Dios, sin excluir a nadie para “caminar juntos”, bajo la guía del Espíritu Santo, discípulos misioneros siguiendo a Jesucristo.

La sesión que nos ha reunido en Roma desde el 30 de septiembre constituye una etapa importante en este proceso. Por muchos motivos, ha sido una experiencia sin precedentes. Por primera vez, por invitación del Papa Francisco, hombres y mujeres han sido invitados, en virtud de su bautismo, a sentarse en la misma mesa para formar parte no solo de las discusiones, sino también de las votaciones de esta Asamblea del Sínodo de los Obispos. Juntos, en la complementariedad de nuestras vocaciones, de nuestros carismas y de nuestros ministerios, hemos escuchado intensamente la Palabra de Dios y la experiencia de los demás. Utilizando el método de la conversación en el Espíritu, hemos compartido con humildad las riquezas y las pobrezas de nuestras comunidades en todos los continentes, tratando de discernir lo que el Espíritu Santo quiere decir a la Iglesia hoy.

Así hemos experimentado también la importancia de favorecer intercambios recíprocos entre la tradición latina y las tradiciones del Oriente cristiano. la participación de delegados fraternos de otras Iglesias y Comunidades eclesiales ha enriquecido profundamente nuestros debates. Nuestra asamblea se ha llevado a cabo en el contexto de un mundo en crisis, cuyas heridas y escandalosas desigualdades han resonado dolorosamente en nuestros corazones y han dado a nuestros trabajos una gravedad peculiar, más aún cuando algunos de nosotros venimos de países en los que la guerra se intensifica.

Hemos rezado por las víctimas de la violencia homicida, sin olvidar a todos a los que la miseria y la corrupción les han arrojado a los peligrosos caminos de la emigración. Hemos garantizado nuestra solidaridad y nuestro compromiso al lado de las mujeres y de los hombres que en cualquier lugar del mundo actúan como artesanos de justicia y de paz.

Por invitación del Santo Padre, hemos dado un espacio importante al silencio, para favorecer entre nosotros la escucha respetuosa y el deseo de comunión en el Espíritu. Durante la vigilia ecuménica de apertura, experimentamos cómo la sed de unidad crece en la contemplación silenciosa de Cristo crucificado. “La cruz es, de hecho, la única cátedra de Aquel que, dando su vida por la salvación del mundo, encomendó sus discípulos al Padre, para que ‘todos sean uno’ (Jn 17,21). Firmemente unidos en la esperanza que nos da Su Resurrección, Le hemos encomendado nuestra Casa común, donde resuenan, cada vez con mayor urgencia, el clamor de la tierra y el clamor de los pobres: ‘¡Laudate Deum!’”, recordó el Papa Francisco precisamente al inicio de nuestros trabajos. Día tras día, hemos sentido el apremiante llamamiento a la conversión pastoral y misionera. Porque la vocación de la Iglesia es anunciar el Evangelio no concentrándose en sí misma, sino poniéndose al servicio del amor infinito con el que Dios ama el mundo (cf. Jn 3,16).

Ante la pregunta de qué esperan de la Iglesia con ocasión de este sínodo, algunas personas sin hogar que viven en los alrededores de la Plaza de San Pedro respondieron: “¡Amor!” Este amor debe seguir siendo siempre el corazón ardiente de la Iglesia, amor trinitario y eucarístico, como recordó el Papa, evocando el 15 de octubre, en la mitad del camino de nuestra asamblea, el mensaje de Santa Teresa del Niño Jesús. “Es la confianza” lo que nos da la audacia y la libertad interior que hemos experimentado, sin dudar en expresar nuestras convergencias y nuestras diferencias, nuestros deseos y nuestras preguntas, libremente y humildemente.

¿Y ahora? Esperamos que los meses que nos separan de la segunda sesión, en octubre de 2024, permitan a cada uno participar concretamente en el dinamismo de la comunión misionera indicada en la palabra “sínodo”.  No se trata de una ideología, sino de una experiencia arraigada en la Tradición Apostólica. Como nos recordó el Papa al inicio de este proceso: “Si no se cultiva una praxis eclesial que exprese la sinodalidad […] promoviendo la implicación real de todos y cada uno, la comunión y la misión corren el peligro de quedarse como términos un poco abstractos” (9 de octubre de 2021). Los desafíos son múltiples y las preguntas numerosas: la relación de síntesis de la primera sesión aclarará los puntos de acuerdo alcanzados, evidenciará las cuestiones abiertas e indicará cómo continuar el trabajo”.

Para progresar en su discernimiento, la Iglesia necesita absolutamente escuchar a todos, comenzando por los más pobres. Eso requiere, por su parte, un camino de conversión, que es también un camino de alabanza: “Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y las has revelado a los pequeños” ( Lc 10,21). Se trata de escuchar a aquellos que no tienen derecho a la palabra en la sociedad o que se sienten excluidos, también de la Iglesia. Escuchar a las personas víctimas del racismo en todas sus formas, en particular en algunas regiones de los pueblos indígenas cuyas culturas han sido humilladas. Sobre todo, la Iglesia de nuestro tiempo tiene el deber de escuchar, con espíritu de conversión, a aquellos que han sido víctimas de abusos cometidos por miembros del cuerpo eclesial, y de comprometerse concretamente y estructuralmente para que eso no vuelva a suceder.

La Iglesia necesita también escuchar a los laicos, a las mujeres y a los hombres, todos llamados a la santidad en virtud de su vocación bautismal: el testimonio de los catequistas, que en muchas situaciones son los primeros en anunciar el Evangelio; la sencillez y la vivacidad de los niños, el entusiasmo de los jóvenes, sus preguntas y sus peticiones; los sueños de los ancianos, su sabiduría y su memoria. La Iglesia necesita escuchar a las familias, sus preocupaciones educativas, el testimonio cristiano que ofrecen en el mundo de hoy. Necesita acoger las voces de aquellos que desean ser involucrados en ministerios laicales o en organismos participativos de discernimiento y de decisión.  La Iglesia necesita particularmente, para progresar en el discernimiento sinodal, recoger todavía más las palabras y la experiencia de los ministros ordenados: los sacerdotes, primeros colaboradores de los obispos, cuyo ministerio sacramental es indispensable en la vida de todo el cuerpo; los diáconos, que a través de su ministerio representan la preocupación de toda la Iglesia por el servicio a los más vulnerables. Debe también dejarse interpelar por la voz profética de la vida consagrada, centinela vigilante de las llamadas del Espíritu. Y debe también estar atenta a aquellos que no comparten su fe, pero que buscan la verdad, y en los que está presente y activo el Espíritu, Él que ofrece “a todos la posibilidad de que, en la forma de sólo Dios conocida, se asocien a este misterio pascual” (Gaudium et spes 22).

“El mundo en el que vivimos, y que estamos llamados a amar y servir también en sus contradicciones, exige de la Iglesia el fortalecimiento de las sinergias en todos los ámbitos de su misión. Precisamente el camino de la sinodalidad es el camino que Dios espera de la Iglesia del tercer milenio” (Papa Francisco, 17 de octubre de 2015). No debemos tener miedo de responder a esta llamada. La Virgen María, primera en el camino, nos acompaña en nuestro peregrinaje.  En las alegrías y en los dolores Ella nos muestra a su Hijo y nos invita a la confianza. ¡Es Él, Jesús, nuestra única esperanza!

 

Ciudad del Vaticano, 25 de octubre de 2023

 

 

Fuente: vaticannews.va

Vídeo del Papa. Octubre 2023. Por el Sínodo: «Aquí continúa un camino eclesial que recorreremos escuchando al Señor que siempre sale a nuestro encuentro.»

Oremos por la Iglesia, para que adopte la escucha y el diálogo como estilo de vida a todos los niveles, dejándose guiar por la fuerza del Espíritu Santo hacia las periferias del mundo.

Papa Francisco – Octubre 2023

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El Papa Francisco insta a abrazar la escucha y el diálogo a través del Sínodo: 
“Involucrar a todos, sin excluir a nadie”

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El Vídeo del Papa comparte la intención de oración que el Santo Padre confía a toda la Iglesia Católica a través de la Red Mundial de Oración del Papa. En este mes de octubre cuenta con un mensaje centrado en Sínodo sobre la Sinodalidad, —un proceso que comenzó en 2021 y continuará en el 2024—, cuya primera sesión de la XVI Asamblea General Ordinaria se realizará del 4 al 29 de octubre de 2023 y cuyo camino se basa en la oración y el discernimiento, y la dimensión sinodal está estrechamente vinculada a la vocación misionera, porque “la misión está en el corazón de la Iglesia”. Es una llamada del Santo Padre a rezar por el Sínodo, para que la Iglesia se deje “guiar por la fuerza del Espíritu Santo hacia las periferias del mundo”, llegando a todos.

Este mes, además, toda la Iglesia celebra la 97.º Jornada Mundial de las Misiones, una celebración que no escapa de la dinámica sinodal: “La misión está en el corazón de la Iglesia. Y más aún. Cuando una Iglesia está en Sínodo, solamente esa dinámica sinodal la lleva adelante la vocación misionera”, dice también el Papa en el video.

 

 

 

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Escucha y discernimiento en un camino que continúa

El mensaje del video de este mes –que ha contado con el apoyo y colaboración de las Obras Misionales Pontificias de Estados Unidos y del Sínodo sobre la Sinodalidad – es una invitación a predisponerse ante el Señor en una actitud de escucha y de diálogo. El concepto de la Iglesia «en camino», y de su vocación misionera, está representado en la elección de imágenes en forma de «road movie«: a través de la ventanilla de un automóvil vemos lugares y personas de diversos países – desde el Vaticano hasta Camboya, pasando por África, Oriente Medio, Norteamérica – filmados en escenas de la vida cotidiana. Ese coche representa a la Iglesia; su combustible es «la fuerza del Espíritu Santo», que – en palabras de Francisco – debe guiarla «hacia las periferias del mundo».

Dejarse guiar por el Espíritu Santo supone escuchar juntos. Por eso, el Papa aclara también que en esta Asamblea Ordinaria del Sínodo “no se acaba nada, sino que aquí continúa un camino eclesial”, del que se podrán recoger los frutos de una escucha recíproca, entre hermanos y hermanas, todos juntos al servicio de la misión de Cristo. Francisco evoca el ejemplo de los discípulos de Emaús y, como tales, nos pide estar “escuchando al Señor que siempre sale a nuestro encuentro”.

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Qué es el Sínodo de la Sinodalidad

El Sínodo de los Obispos es un organismo consultivo que pide a obispos de todo el mundo que participen en el gobierno de la Iglesia, aconsejando al Papa sobre asuntos de interés para la Iglesia universal. La palabra “sínodo” deriva del griego y expresa la idea de «caminar juntos».

El 10 de octubre de 2021, el Papa Francisco convocó el Sínodo de la Sinodalidad para tratar el tema “Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión”.  Con una duración prevista de tres años (octubre de 2021 a octubre de 2024), este Sínodo de la Sinodalidad fue atravesando distintas fases de escucha y discernimiento. Francisco desea que toda la Iglesia reflexione sobre la sinodalidad: que todo el Pueblo de Dios —obispos, sacerdotes, religiosos, laicos, hombres, mujeres, adultos, jóvenes— participe en la conversación sobre si estamos caminando juntos y cómo lo hacemos.

El 4 de octubre se abre la primera sesión de la XVI Asamblea General Ordinaria, donde los obispos y otros participantes se reúnen para recoger los frutos de los procesos de escucha previos. En este Sínodo, dicha asamblea se celebrará en dos sesiones con un año de diferencia: del 4 al 29 de octubre de 2023 y en octubre de 2024.

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Apertura a la misión

El Padre Frédéric Fornos S.J., Director Internacional de la Red Mundial de Oración del Papa, comenta sobre este importante momento que vive la Iglesia: “En esta tercera fase del Sínodo, Francisco nos invita a orar para que ‘la escucha y el diálogo’ sean el ‘estilo de vida a todos los niveles’ de la Iglesia, pues es una gracia. Solo así podemos escuchar el Espíritu Santo y dejarnos guiar por él, lo que supone oración y discernimiento. ‘Dejarse guiar por el Espíritu Santo’, había dicho anteriormente, supone escuchar juntos: ‘no es el resultado de estrategias y programas, sino de una escucha recíproca entre hermanos y hermanas’. Es el Espíritu del Señor el que nos abre caminos nuevos. Es quien nos ayuda a reconocer la misión de Cristo hoy y nos conduce hacia las periferias del mundo: ‘llegar a todos, buscar a todos, acoger a todos, involucrar a todos, sin excluir a nadie’”

 

 

 

 

 

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Fuente: thepopevideo.org

Especial de la CEE sobre el Sínodo

 

Durante todo el mes de octubre se celebra en Roma la primera sesión de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo. El tema de esta Asamblea es la sinodalidad, el modo de ser y el modo de hacer de la Iglesia en este tercer milenio.

La web de la Conferencia Episcopal Española ofrece un ESPECIAL sobre el Sínodo, en su apartado «Interesa». En él se puede acceder a las noticias diarias sobre el Sínodo; a preguntas y respuestas sobre este acontecimiento para la Iglesia; las fases del proceso sinodal; los participantes y los materiales y recursos audiovisuales.

Santa Misa de apertura del Sínodo (4-10-23)

El papa Francisco ha abierto la primera Congregación General del Sínodo sobre la Sinodalidad en Roma y ha recordado a todos los participantes reunidos en el Aula Pablo VI que la asamblea «no es un parlamento, ni un encuentro entre amigos». El Papa ha pedido que sea objeto de un prolongado discernimiento en toda la Iglesia.

La Basílica de San Pedro acompañará la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos con iniciativas diarias de oración. Los peregrinos podrán unirse a la oración por el Sínodo en las Misas celebradas en la Basílica y con la Adoración vespertina.

 

 

Fuente: conferenciaepiscopal.es

Vídeo del Papa. Septiembre 2023. Por las personas que viven al margen: «¿Cómo hemos podido llegar a este nivel de indiferencia?»

Oremos para que las personas que viven al margen de la sociedad, en condiciones de vida infrahumanas, no sean olvidadas por las instituciones y nunca sean descartadas.

Papa Francisco – Septiembre 2023

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«Dejemos de hacer invisibles a los que están al margen de la sociedad.
Centrémonos en la acogida a todas las personas que lo necesitan»
.- Papa Francisco

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 “¿Cómo hemos podido llegar a este nivel de indiferencia?”. Esta es la pregunta que plantea Francisco en el Video del Papa del mes de septiembre, en el que, a través de la Red Mundial de Oración del Papa, el Santo Padre expone la intención de oración que confía a toda la Iglesia Católica. En esta ocasión el Papa Francisco pide oración y compromiso “por las personas que viven al margen” de la sociedad, en condiciones de vida infrahumanas, para que no sean olvidadas por las instituciones y nunca sean descartadas”.

Francisco nos invita a contraponer la “cultura del descarte” a la “cultura de la acogida”

 

 

 

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Los olvidados por la prensa

“Una persona sin techo, que muere en la calle, nunca va a aparecer en la primera página de los buscadores de internet o de los noticieros”, así comienza constatando el Santo Padre al compartir esta intención de oración con toda la Iglesia universal

Precisamente a ellos, a los olvidados por la prensa, trata de dar voz el vídeo del Papa de este mes. Las imágenes que acompañan las palabras de Francisco muestran a personas sin hogar -solos o en pequeños grupos, a veces casi pisoteados por los transeúntes- en las aceras de Canadá, Estados Unidos, Camerún e India; niños de la calle que pasan el día lavando los cristales de los coches parados en los semáforos de San Salvador; personas con diversas discapacidades en España, Filipinas y Centroamérica; chabolas cerca de los rascacielos en Vancouver, edificios de Buenos Aires y Río de Janeiro.

En los márgenes de nuestras sociedades vive una humanidad de diversos tipos, mucho más numerosa de lo que pensamos. Según las Naciones Unidas, más de 700 millones de personas, el 10% de la población mundial, vive en situación de extrema pobreza, con dificultades para satisfacer las necesidades más básicas, como la salud, la educación y el acceso a agua y saneamiento. La propia ONU añade que alrededor de 1.600 millones de personas viven en condiciones de vivienda inadecuadas, y que los países más industrializados no son una excepción. Informes de la Organización Mundial de la Salud revelan, asimismo, que una de cada ocho personas en el mundo convive con un “trastorno mental”, mientras que el 16% de la población mundial experimenta una “discapacidad significativa”.

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Ante la “cultura del descarte”, “cultura de la acogida”

“¿Cómo dejamos que la ‘cultura del descarte’, en la que millones de hombres y mujeres no valen nada frente a los beneficios económicos, domine nuestras vidas, nuestras ciudades, nuestro modo de vivir?”, sigue preguntándose Francisco. Con tristeza reconoce: “Se nos va a endurecer el cuello de tanto mirar al otro lado para no ver esta situación. El Papa invita a dejar de “hacer invisibles a los que están al margen de la sociedad, ya sea por motivos de pobreza, dependencias, enfermedades psíquicas o minusvalías”.

 

«Centrémonos en la acogida. En acoger a todas las personas que lo necesitan.
La “cultura de la acogida”, de recibir, de dar techo, de dar hogar, de dar amor, de dar calidez humana»

 

Por eso, pide a todos los creyentes que se movilicen con la oración “para que las personas que viven al margen de la sociedad, en condiciones de vida infrahumanas, no sean olvidadas por las instituciones y nunca sean descartadas”.

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Acoger es más que ayudar

“La oración saca a la luz lo que está oculto en el corazón. Por eso, los que viven en los márgenes, como invisibles, deben encontrar espacio en nuestra oración, están en el corazón de la Iglesia: un corazón de carne y no de piedra. Un corazón de piedra descarta, un corazón de carne acoge”. El Cardenal Michael Czerny, Prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, a propósito del video del Santo Padre para el mes de septiembre añade: “El Papa Francisco conoce el poder educativo de la oración y a través de él nos invita a desarrollar una cultura de la acogida. ‘La piedra descartada por los constructores se ha convertido en piedra angular; este mensaje sigue siendo fuerte y creíble si aún hoy damos la palabra a los descartados, si reconocemos la dignidad indeleble de quienes han sido crucificados por una economía despiadada, el acoso o la indiferencia. Acoger es más que ayudar: es poner al otro a nuestro nivel, redescubrir a una hermana o a un hermano que habíamos perdido. En la oración nos convertimos en miembros de un solo Cuerpo”.

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La oración trasforma nuestro corazón

El Padre Frédéric Fornos S.J., Director Internacional de la Red Mundial de Oración del Papa, comenta: “¿Cómo es posible dar una solución tangible a los millones de descartados que a menudo sólo encuentran indiferencia, o incluso fastidio, como respuesta? Francisco invita a un enfoque diferente de la pobreza y la exclusión. Esto supone rezar, pues la oración transforma nuestro corazón, cambia nuestra mirada y nos abre a los demás, en particular a los más vulnerables. Oremos, con Francisco, por una ‘cultura de la acogida’, para recibir a todas las personas que lo necesitan, dar techo, hogar, amor y calidez humana.”

 

 

 

 

 

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Fuente: thepopevideo.org

El Papa en el Ángelus: «Cristo no es un recuerdo del pasado, está vivo y camina con nosotros»

 

El Señor no una figura histórica, sino "el Dios del presente". Lo dijo el Papa Francisco antes de rezar el Ángelus de este domingo, comentando el pasaje del Evangelio de Mateo en el que Jesús interroga a sus discípulos sobre lo que la gente, y luego ellos mismos, dicen de él. También invitó a los fieles a preguntarse: "¿Está Jesús realmente vivo en mi vida, es mi Señor?".

 

«¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?». Es la pregunta que Jesús hace a sus discípulos y que hoy nos dirige a nosotros.

 

El Papa Francisco comentó antes de rezar el Ángelus el pasaje del Evangelio de Mateo que propone la liturgia de este domingo.

En general, dijo Francisco, la gente piensa bien de Jesús, para muchos es «un gran maestro», una persona «buena, justa, coherente, valiente».  Pero todo esto es demasiado poco. Verlo como un personaje del pasado sería simplemente tener «un bonito recuerdo de un tiempo pasado – dijo – y eso no le conviene a Jesús». De hecho, poco después también hace la misma pregunta a los discípulos: «Pero, ¿quién dicen ustedes que soy yo?», y a nosotros nos repite: «¿Quién soy yo ahora para ustedes?».

 

“Jesús no quiere ser protagonista de la historia, sino que quiere ser protagonista de tu hoy, de mi hoy; no un profeta lejano, ¡Jesús quiere ser el Dios cercano! Cristo no es un recuerdo del pasado, sino el Dios del presente”.

 

Si fuera sólo un personaje histórico, imitarlo hoy sería imposible: nos encontraríamos ante el gran foso del tiempo y, sobre todo, ante su modelo, que es como una montaña muy alta e inalcanzable; querríamos escalarla, pero careceríamos de la capacidad y de los medios necesarios. En cambio, Jesús está vivo: recordémoslo, Jesús está vivo, Jesús vive en la Iglesia, Jesús vive en el mundo, Jesús nos acompaña, Jesús está a nuestro lado.

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Jesús acoge nuestras fragilidades y camina con nosotros

Su Palabra y su gracia – prosiguió diciendo el Sant Padre – nos acompañan «en los caminos más difíciles». En la vida, por tanto, no estamos solos. El apóstol Pedro llama a Jesús «el Cristo, el Hijo de Dios vivo», no un héroe del pasado, sino el que vino a «compartir las alegrías y las fatigas de nuestro camino».

 

No nos desanimemos si a veces la cima de la vida cristiana nos parece demasiado alta y el camino demasiado empinado. Miremos a Jesús, siempre; miremos a Jesús que camina a nuestro lado, que acoge nuestras fragilidades, comparte nuestros esfuerzos y apoya su brazo firme y suave sobre nuestros hombros débiles.

 

“Con Él cerca, tendámonos también la mano unos a otros y renovemos nuestra confianza: con Jesús, ¡lo que parece imposible por nosotros mismos ya no lo es!”

 

¿Jesús está realmente vivo para mí?

El Papa Francisco propuso hacernos hoy esa misma pregunta: «¿Quién dicen que soy yo?», preguntarnos quien es Jesús para mí, «un gran personaje, un punto de referencia, un modelo inalcanzable» ¿O si es el Señor quien puede llevarme «donde no puedo llegar por mí mismo?».

Y concluyó proponiendo una especie de «examen de conciencia» que pide respuestas:

 

“¿Jesús está realmente vivo en mi vida?, y me pregunto: ¿Vive Jesús conmigo? ¿Es mi Señor? ¿Me encomiendo a Él en los momentos difíciles? ¿Cultivo su presencia a través de la Palabra y de los Sacramentos? ¿Me dejo guiar por Él, junto con mis hermanos y hermanas, en la comunidad?”

 

 

 

 

Fuente: vaticanews.va

Catequesis del Papa: «La JMJ ha demostrado que un mundo fraterno es posible»

 

 

El Santo Padre presidió la primera Audiencia General en el Aula Pablo VI tras la pausa de verano durante el mes de julio. El tema de su reflexión fue el 42º viaje apostólico a Portugal en el marco de la Jornada Mundial de la Juventud 2023.

 

Un “empujón”, un nuevo inicio de la gran peregrinación de los jóvenes a través de los continentes, en nombre de Jesucristo. Así ha sido la Jornada Mundial de la Juventud Lisboa 2023, según el Papa Francisco, quien recordó su Viaje Apostólico a Portugal durante la catequesis de la Audiencia General este miércoles 9 de agosto.

En el primer encuentro tradicional de los miércoles tras la pausa del mes de julio, el Pontífice aseguró que la Jornada, celebrada después de la pandemia, ha sido sentida por todos como don de Dios, que ha vuelto a poner en movimiento los corazones y los pasos de los jóvenes.

 

Tantos jóvenes de todas las partes del mundo, ¡tantas! Para ir a encontrarse y encontrar a Jesús”.

 

El Papa observó que no es casualidad que haya sido en la capital portuguesa, una ciudad que se asoma al océano, ciudad símbolo de las grandes exploraciones por mar.

Francisco también meditó sobre el lema de la JMJ, inspirado en el relato evangélico de la visitación de María a Santa Isabel: “María se levantó y partió sin demora”. En su momento más crítico, la Virgen no se encierra en sí misma, sino que, movida por Dios-Amor, va al encuentro de su prima. A su vez, admitió que le gusta mucho invocar a la Virgen con esta realidad, la Virgen “apresurada”, como ya lo comentara en su visita al Santuario de Fátima. “Siempre hace las cosas con prisa, nunca nos hace esperar, es la Madre de todos”, subrayó.

Nuestra Señora “guía la peregrinación de los jóvenes tras las huellas de Jesús”, manifestó el Papa.

 

La plegaria por la paz

“Como hizo hace un siglo precisamente en Portugal, en Fátima, cuando se dirigió a tres niños encomendándoles un mensaje de fe y de esperanza para la Iglesia y para el mundo”. Por este motivo, el Pontífice regresó a Fátima. En este sitio, rezó el rosario junto a jóvenes enfermos “para que Dios sane al mundo de las enfermedades del alma: la soberbia, la mentira, la enemistad, la violencia”. Además, se renovó la consagración de Europa y del mundo al Corazón Inmaculado de María.

 

He rezado por la paz, porque hay tantas guerras en todas las partes del mundo, todas”, dijo el Papa.

 

Ni unas vacaciones ni un viaje turístico, sino un encuentro con Cristo

“Los jóvenes del mundo acudieron a Lisboa numerosos y con gran entusiasmo”, prosiguió Francisco. Allí, el Papa se reunió con ellos en pequeños grupos y remarcó que algunos de ellos tenían muchos problemas. Por ejemplo, “el grupo de jóvenes ucranianos traía historias dolorosas”.

 

“No eran unas vacaciones, un viaje turístico, y tampoco un evento espiritual fin en sí mismo; la Jornada Mundial de la Juventud es un encuentro con Cristo vivo a través de la Iglesia, los jóvenes van al encuentro de Cristo; es verdad que donde hay jóvenes hay alegría, ¡hay un poco de todas estas cosas!”.

 

Los jóvenes, una presencia vital en Portugal

El Santo Padre celebró el ambiente festivo y la ola de jóvenes que inundaron las calles de Lisboa.

 

“Doy gracias a Dios por ello, pensando especialmente en la Iglesia local que, a cambio del gran esfuerzo realizado por la organización y la acogida, recibirá nuevas energías para continuar su camino, para echar de nuevo las redes con pasión apostólica. Los jóvenes en Portugal son ya hoy una presencia vital, y ahora, después de esta ‘transfusión’ recibida por las Iglesias de todo el mundo, lo serán todavía más. Y muchos jóvenes de regreso pasaron por Roma, también los estamos viendo aquí, hay algunos que participaron en esta Jornada. ¡Ahí están! Donde hay jóvenes hay lío, ¡saben hacerlo bien!”.

 

La planificación de la guerra y el mundo de la fraternidad

Y mientras que en Ucrania y en otros lugares del mundo se combate, y mientras en ciertas salas escondidas se planifica la guerra, la JMJ ha mostrado a todos que otro mundo es posible, aseguró el Papa. “Un mundo de hermanos y hermanas, donde las banderas de todos los pueblos ondean juntas, una junto a la otra, ¡sin odio, sin miedo, sin cierres, sin armas!”.

Para Francisco, el mensaje de los jóvenes ha sido claro y se preguntó si los “grandes de la tierra” escucharán este entusiasmo juvenil que quiere la paz.

 

“Es una parábola para nuestro tiempo, y todavía hoy Jesús dice: ‘¡El que tenga oídos, que oiga! ¡El que tenga ojos, que vea!’. Esperamos que el mundo entero escuche esta Jornada de la Juventud y vea avanzar esta belleza de jóvenes”.

 

El Papa repitió sus “Obrigado”

Al final de su catequesis, el Pontífice agradeció al presidente de la República, quien estuvo presente durante todas las celebraciones, y a las otras autoridades civiles; al patriarca de Lisboa, al presidente de la Conferencia Episcopal y al obispo coordinador de la JMJ, a todos los colaboradores y voluntarios, y destacó la movilización de unos 25.000 voluntarios.

Luego de expresar su gratitud, invitó a todos a rezar un Avemaría, para que el Señor bendiga a los jóvenes del mundo entero y bendiga al pueblo portugués

 

 

 

Fuente: vaticanews.va

El Papa a los jóvenes en la Misa de envío de la JMJ Lisboa 2023: ¿Qué nos llevamos con nosotros volviendo a la vida cotidiana?

 

 

En la Misa de envío de la JMJ Lisboa 2023 en el Campo da Graça, ante un millón y medio de jóvenes, el Papa Francisco les exhortó a no desanimarse ante ningún obstáculo: la Iglesia y el mundo los necesitan como la tierra de la lluvia; les interpeló sobre lo que se llevan luego de esta Jornada Mundial de la Juventud, y los invitó al Jubileo de la Juventud en Roma 2025 y la próxima JMJ en Seúl 2027.

 

“Lisboa permanecerás en la memoria de estos jóvenes como casa de fraternidad y ‘ciudad de los sueños”, fue el agradecimiento del Papa Francisco a la ciudad que este fin de semana reunió a 1.500.000 de peregrinos en el “Campo de Gracia” para la Vigilia de Oración y la Misa de envío.

Luego de una noche marcada por el momento de adoración Eucarística, y el descanso bajo las estrellas, los jóvenes despiertan con la oración matutina y la alegría de la música que prepara el inicio la Misa que presidió el Papa Francisco.

Entre los sectores donde están ubicados a los jóvenes, los más cercanos al altar son los jóvenes con discapacidades o capacidades diversas -algunos de ellos en sillas de ruedas asistidos por los voluntarios-. Otros seguían las indicaciones del lenguaje de señas, participando así de la gran fiesta de la juventud. Otros jóvenes en la gran Parque Tejos en Lisboa seguían la ceremonia a través de grandes pantallas.

«Señor, ¡qué bien estamos aquí!» (Mt 17,4) dijo el Papa al comienzo de su homilía, recordado las palabras del apóstol Pedro en el monte de la Transfiguración, y también la experiencia de la Jornada Mundial de Juventud en el encuentro con Cristo: “Es hermoso lo que estamos experimentando con Jesús, lo que hemos vivido juntos y es hermoso cómo hemos rezado, y con tanta alegría de corazón”.

Y les preguntó a los jóvenes de la JMJ: 

 

¿qué nos llevamos con nosotros volviendo a la vida cotidiana?

 

“Quisiera responder a este interrogante con tres verbos, siguiendo el Evangelio que hemos escuchado. ¿Qué nos llevamos? Resplandecer, escuchar y no tener miedo. ¿Qué nos llevamos?, respondo con estas tres palabras: Resplandecer, escuchar y no tener miedo”, dijo el Papa.

 

Resplandecer, la primera palabra, sean luminosos, escuchar, para no equivocarse el camino, y al final, la tercera palabra, no tener miedo. No tengan miedo. Una palabra que en la Biblia se repite tanto, en los Evangelios, no tengan miedo. Estas fueron las últimas palabras que en este momento de la transfiguración Jesús dijo a los discípulos: No tengan miedo».

 

 

Jóvenes en la Jornada Mundial de la Juventud, Lisboa 2023

 

El intenso sol de la mañana en Lisboa hacía de la ceremonia una luminosa celebración acompañada por 1.500.000 peregrinos, entre ellos 10.000 sacerdotes y 700 obispos concelebrantes.

Una peregrina mexicana, Luisa, nos comenta que para ella la invitación del Papa a “Resplandecer” es una invitación a “testimoniar con la vida la fe que vivimos, incluso con las debilidades, pero siempre confiados en Dios”.

Otro peregrino, Ricardo de España, que hacía cantos junto a su grupo de amigos, dijo a Vatican News que para él la exhortación del Santo Padre a “Escuchar” es “dejarse iluminara por la Palabra de Dios, y crecer en el amor a leer el Evangelio cada día”.

También Estefanía de República Dominicana, compartió su apreciación sobre la invitación a “No tener miedo”, considerando que “la mejor manera es tener a Cristo en el corazón, sin dejarlo a un lado”.

 

Nuestra Señora de Fátima, Madre de los JMJ

 

Los organizadores portugueses en el Campo de Gracia, ya vivían la alegría de la tarea bien cumplida de la JMJ 2023. Y el Papa les agradecía: “obrigado”, junto a todos los jóvenes, autoridades del país, la Iglesia en Portugal, y de manera espacial también recordó a San Juan Juan Pablo II: “que dio vida a las Jornadas Mundiales de la Juventud”.

Para luego anunciar las próximas citas internacionales de la juventud católica, invitándolos primero a Roma (Italia) en el 2025 para el Jubilo de los Jóvenes. Y en el 2027 en Seúl (Corea del Sur) la próxima Jornada Mundial de la Juventud: “desde la frontera occidental de Europa se trasladará al Lejano Oriente: ¡este es un hermoso signo de la universalidad de la Iglesia y del sueño de unidad del que ustedes son testigos!”, expresó el Papa.

Luego de la bendición, la gran multitud de peregrinos comenzaron a dejar el campo de Gracia para volver a sus patrias a dar respuestas personales de lo que se llevan de la JMJ.

 

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Texto completo de la homilia:

 

“Señor, ¡qué bien estamos aquí!” (Mt 17,4). Estas palabras, le dijo el apóstol Pedro a Jesús en el monte de la Transfiguración, y también las queremos hacer nuestras después de estos días intensos. Es hermoso lo que estamos experimentado con Jesús, lo que hemos vivido juntos y es hermoso cómo hemos rezado, con tanta alegría de corazón. Y entonces nos podemos preguntar: ¿qué nos llevamos con nosotros volviendo a la vida cotidiana?

Quisiera responder a este interrogante con tres verbos, siguiendo el Evangelio que hemos escuchado: ¿qué nos llevamos? Resplandecer, escuchar y no tener miedo. ¿Qué nos llevamos? Respondo con estas tres palabras: resplandecer, escuchar y no tener miedo.

Primera: Resplandecer. Jesús se transfigura. El Evangelio dice que “su rostro resplandecía como el sol” (Mt 17,2). Hacía poco que había anunciado su pasión y su muerte en la cruz, y con esto rompía la imagen de un Mesías poderoso, mundano, y frustra las expectativas de los discípulos. Ahora, para ayudarlos a recoger el proyecto de Dios sobre cada uno de nosotros, Jesús toma a tres de ellos —Pedro, Santiago y Juan—, los conduce a un monte y se transfigura y este baño de luz los prepara para la noche de la pasión.

Amigos, queridos jóvenes, también hoy nosotros necesitamos algo de luz, un destello de luz que sea esperanza para afrontar tantas oscuridades que nos asaltan en la vida, tantas derrotas cotidianas, para afrontarlas con la luz de la resurrección de Jesús. Porque Él es la luz que no se apaga, es la luz que brilla aun de noche. Nuestro Dios ha iluminado nuestros ojos, dice el sacerdote Esdras. Nuestro Dios ilumina: Ilumina nuestra mirada, ilumina nuestro corazón, ilumina nuestra mente, ilumina nuestras ganas de hacer algo en la vida, siempre con la luz del Señor. Pero quisiera decirles que no nos volvemos luminosos cuando nos ponemos debajo de los reflectores. No, eso encandila. No nos volvemos luminosos. No nos volvemos luminosos cuando mostramos una imagen perfecta, bien prolijitos, bien terminaditos, no, no. Aunque nos sintamos fuertes y exitosos. Fuertes, exitosos pero no luminosos. Nos volvemos luminosos, brillamos, cuando acogiendo a Jesús aprendemos a amar como Él. Amar como Jesús, eso nos hace luminosos, eso nos lleva a hacer obras de amor. No te engañes, amiga, amigo: vas a ser luz el día que hagas obras de amor. Pero cuando en vez de hacer obras de amor hacia afuera, mirás a vos mismo como un egoísta, ahí la luz se apaga.

El segundo verbo es escuchar. En el monte, una nube luminosa cubrió a los discípulos, y qué, esa nube desde la cual habla el Padre, ¿qué dice? Escúchenlo, este es mi Hijo amado, escúchenlo.

Y está todo aquí, y todo eso que hay que hacer en la vida está en esta palabra: Escúchenlo. Escuchar a Jesús. Todo el secreto está ahí. Escuchá qué te dice Jesús. Yo no sé qué me dice, agarrá el Evangelio y lee lo que dice Jesús y lo que dice en tu corazón, porque Él tiene palabras de vida eterna para nosotros, Él revela que Dios es Padre, es amor. Él nos enseña el camino del amor, escuchalo a Jesús porque por ahí nosotros con buena voluntad emprendemos caminos que parecen ser del amor pero en definitiva son egoísmos disfrazados de amor. Tener cuidado con los egoísmos disfrazados de amor. Escuchalo, porque Él te va a decir cuál es el camino del amor. Escuchalo.

Resplandecer, la primera palabra, sean luminosos, escuchar para no equivocarse el camino y al final la tercera palabra: No tener miedo. No tengan miedo.

Una palabra que en la Biblia se repite tanto, en los Evangelios: no tengan miedo.

Estas fueron las últimas palabras que en ese momento de la Transfiguración, Jesús le dijo a los discípulos “no tengan miedo”.

A ustedes jóvenes que han vivido este gozo, estaba por decir esta gloria, y bueno algo de gloria es este encuentro con nosotros. Ustedes que cultivan sueños grandes pero a veces ofuscados por el temor de no verlos realizarse; a ustedes que a veces piensan que no serán capaces —un poco de pesimismo se nos mete a veces—, a ustedes, jóvenes, tentados en este tiempo por el desánimo, por juzgarse quizás fracasados o por intentar esconder el dolor disfrazándolo con una sonrisa; a ustedes, jóvenes, que quieren cambiar el mundo, y está bien que quieran cambiar el mundo.

A ustedes que quieren cambiar el mundo y que quieren luchar por la justicia y la paz; a ustedes, jóvenes, que le ponen ganas y creatividad a la vida, pero que les parece que no es suficiente; a ustedes, jóvenes, que la Iglesia y el mundo necesitan la tierra, necesita la lluvia; a ustedes, jóvenes, que son el presente y el futuro; sí, precisamente a ustedes, jóvenes, hoy les dice: no tengan miedo, no tengan miedo.

En un pequeño silencio, cada uno repita para sí mismo, en su corazón, estas palabras: No tengan miedo.

Queridos jóvenes, quisiera mirar a los ojos de cada uno de ustedes y decirles: no tengan miedo, no tengan miedo. Es más, les digo algo muy hermoso: ya no soy yo, es Jesús mismo el que los está mirando en este momento, los está mirando. Él los conoce, conoce el corazón de cada uno de ustedes, conoce la vida de cada uno de ustedes, conoce las alegrías, conoce las tristezas, los éxitos y los fracasos. Conoce el corazón de ustedes. Ve nuestros corazones. Y Él hoy les dice aquí en Lisboa, en esta Jornada Mundial de la Juventud: no tengan miedo, no tengan miedo, anímense, no tengan miedo.

 

 

Fuente: vaticannews.va

El Papa Francisco a los Jóvenes en la Vigilia de la JMJ de Lisboa 2023: «Jóvenes, sean para los demás raíces de alegría»

 

En la Vigilia con los Jóvenes que se reunieron en el Parque Trejo de Lisboa en el marco de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) 2023, el Papa Francisco dirigió un mensaje principalmente improvisado, dejando de lado el texto que tenía inicialmente preparado.

A continuación, el texto completo del discurso del Papa Francisco en la Vigilia con los Jóvenes en el Parque Tejo:

 

Queridos hermanos y hermanas: Boa noite!

Me da alegría verlos. ¡Gracias por haber viajado, por haber caminado, gracias por estar aquí! Y pienso que también la Virgen María tuvo que viajar para ver a Isabel: «partió y fue sin demora» (Lc 1,39). Uno se pregunta: ¿por qué María se levanta y va de prisa a ver a su prima? Claro, acaba de enterarse de que la prima está embarazada, pero ella también lo está. ¿Por qué entonces va a ir si nadie se lo pidió? María realiza un gesto no pedido, no obligatorio. María va porque ama, y «el que ama, vuela, corre y se alegra» (Imitación de Cristo, III, 5). Eso es lo que nos hace hacer el amor. La alegría de María es doble, ella acababa de recibir el anuncio del ángel, que iba a recibir al Redentor, y también la noticia de que su prima está embarazada.

Es curioso, en vez de pensar en ella piensa en la otra. ¿Por qué? Porque la alegría es misionera, la alegría no es para uno, es para llevar algo y yo le pregunto a ustedes: ustedes que están aquí, que han venido a encontrarse, a buscar el mensaje de Cristo, a buscar un sentido lindo a la vida, ¿esto se lo van a quedar para ustedes o lo van a llevar a los otros? ¿Qué opinan? No oigo.

Es para llevarlo a los otros, porque la alegría es misionera. Repitamos todos juntos: la alegría es misionera. Entonces yo tengo que llevar esa alegría a los demás.

Pero esa alegría que nosotros tenemos también otros nos prepararon para recibirla. Ahora miremos para atrás, todo lo que hemos recibido. Lo que hemos recibido y han preparado, todo eso ha preparado nuestro corazón para la alegría.

Todos, si miramos hacia atrás tenemos personas que fueron un rayo de luz para la vida: padres, abuelos, amigos, sacerdotes, religiosos, catequistas, animadores, maestros. Ellos son como las raíces de nuestra alegría.

Ahora hacemos un segundo de silencio y cada uno piensa en aquellos que nos dieron algo en la vida que son como las raíces de la alegría.

¿Encontraron? ¿Encontraron rostros, encontraron historias? Esa alegría que vino por esas raíces es la que nosotros tenemos que dar. Porque nosotros tenemos raíces de alegría, raíces de alegría. Y también nosotros podemos ser para los demás raíces de alegría. No se trata de llevar una alegría pasajera, una alegría de momento. Se trata de llevar una alegría que cree raíces. Y me pregunto: ¿cómo podemos convertirnos en raíces de alegría?

La alegría no está en la biblioteca encerrada —aunque hay que estudiar, eh— pero está en otro lado, no está guardada bajo llave. La alegría hay que buscarla, hay que descubrirla, hay que descubrirla en nuestro diálogo con los demás, donde tenemos que dar esas raíces de alegría que nosotros hemos recibido. Y eso a veces cansa.

Yo les hago una pregunta: ¿ustedes se cansaron alguna vez? No. ¿Sí? No oigo, ¿Se cansaron alguna vez? Piensen lo que sucede cuando uno está cansado: No tiene ganas de hacer nada. Como decimos en español uno tira la esponja, porque no tiene ganas de seguir. Y entonces uno se abandona, deja de caminar y cae. ¿Ustedes creen que una persona que cae en la vida, que tiene un fracaso, que incluso comete errores pesados, fuertes, ya está terminada? No. No oigo. ¡No! ¿Qué es lo que hay que hacer? No oigo. Levantarse.

Y hay una cosa muy linda, que quisiera que hoy se la llevaran como recuerdo: los alpinos, que les gusta subir montañas, tienen un cantito muy lindo, que dice así: en el arte de ascender la montaña lo que importa no es no caer sino no permanecer caído. Cosa linda.

El que permanece caído se jubiló de la vida ya, cerró, cerró la esperanza, clausuró la ilusión y ahí queda caído. Cuando vemos algunos amigos nuestros que están caídos, ¿qué tenemos que hacer? Levantarlo. ¡Fuerte! Levantarlo.

Fíjense cuando uno tiene que levantar o ayudar a levantar a una persona, ¿qué gesto hace? Lo mira de arriba hacia abajo. La única oportunidad, el único momento que es lícito mirar a una persona de arriba a abajo es para ayudar a levantarse.

Cuántas veces, cuántas veces vemos gente que nos mira así, por sobre el hombro, de arriba para abajo. Es triste. La única manera en que es lícito, la única situación en que es lícito mirar a una persona de arriba para abajo es -lo digan ustedes- ¿es? ¡Fuerte! Para ayudar a levantarse.

Bueno, esto es un poco el camino, la constancia en caminar y en la vida, para lograr las cosas, hay que entrenarse en el camino.

A veces no tenemos ganas de caminar, no tenemos ganas de hacer esfuerzo, nos copiamos en los exámenes porque no queremos estudiar y no llegamos al éxito.

No sé si a algunos les gusta el fútbol. A mí me gusta. Detrás de un gol, ¿qué hay? Mucho entrenamiento. Detrás de un éxito, ¿qué hay? Mucho entrenamiento. En la vida no siempre uno puede hacer lo que quiere, sino aquello que la vocación que tengo dentro —cada uno tiene su vocación—, nos lleva a hacer. Caminar, si me caigo levantarme o que me ayuden a levantarme, no permanecer caído y entrenarme, entrenarme en el camino. Y todo esto es posible no porque hagamos cursos sobre el camino, no hay ningún curso para enseñarnos a caminar en la vida, eso se aprende, se aprende de los padres, se aprende de los abuelos, se aprende de los amigos, llevándose de la mano mutuamente.

En la vida se aprende y eso es entrenamiento en el camino. Yo los dejo con esta idea nomás: caminar y si uno se cae levantarse, caminar con una meta, entrenarse todos los días en la vida. En la vida nada es gratis, todo se paga.

Sólo hay una cosa gratis: el amor de Jesús. Entonces con esto gratis que tenemos, el amor de Jesús, y con las ganas de caminar, caminemos en la esperanza, miremos nuestras raíces y vayamos adelante, sin miedo, sin miedo. No tengan miedo. Gracias.

 

 

Fuente: vaticannews.va