Celebraciones navideñas presididas por el papa Francisco

 

La Santa Sede ha hecho público el calendario de celebraciones litúrgicas presididas por el papa Francisco en el tiempo de Navidad 2022-2023.

Diciembre de 2022
  • Sábado 24
    Misa de Nochebuena
    Basílica de San Pedro, 19.30 h.
  • Domingo 25
    En la solemnidad de la Natividad del Señor, el Santo Padre impartirá la Bendición «Urbi et Orbi».
    Logia Central de la Basílica de San Pedro, 12.00 h.
  • Sábado 31
    Primeras Vísperas y Te Deum en acción de gracias por el año transcurrido
    Basílica San Pedro, 17.00 h.

 

Enero de 2023
  • Domingo 1
    LVI Jornada Mundial de la Paz
    Santa Misa en la solemnidad de María Santísima Madre de Dios
    Basílica de San Pedro, 10.00 h.
  • Viernes 6
    Santa Misa en la solemnidad de la Epifanía del Señor
    Basílica de San Pedro, 10.00 h.
  • Domingo 8
    Santa Misa en la fiesta del Bautismo del Señor
    Capilla Sixtina, 9.30 h.

 

 

Fuente: Boletín de la Santa Sede

El Papa Francisco en su Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 2023

 

Se ha publicado el mensaje del Papa para la Jornada Mundial de la Paz, que se celebrará el 1º de enero de 2023. Firmado el 8 de diciembre, en la Solemnidad de la Inmaculada Concepción, encomienda a la Madre de Jesús y Reina de la Paz las necesidades del mundo entero.

 

Permanecer firme, con los pies y el corazón bien plantados en la tierra, con capacidad de una mirada atenta a la realidad y a los acontecimientos de la historia. Esta es la invitación que el apóstol Pablo plantea a la comunidad de Tesalónica en su primera carta y es el disparador del mensaje del Santo Padre para la 56ª edición de la Jornada Mundial de la Paz, el 1º de enero de 2023. Difundido en la mañana el  pasado viernes 16 de diciembre, se titula “Nadie puede salvarse solo. Recomenzar desde el COVID-19 para trazar juntos caminos de paz”.

En cinco puntos, la pluma del Pontífice sobrevuela las problemáticas del mundo actual, entre la pandemia del coronavirus, sus efectos y los conflictos aún activos en el mundo, con especial referencia a la guerra en Ucrania. Precisamente, “aunque los acontecimientos de nuestra existencia parezcan tan trágicos y nos sintamos empujados al túnel oscuro y difícil de la injusticia y el sufrimiento”, el Papa reivindica el llamado a “mantener el corazón abierto a la esperanza, confiando en Dios que se hace presente, nos acompaña con ternura, nos sostiene en la fatiga y, sobre todo, orienta nuestro camino”.

Un tiempo para cuestionarnos

Al cabo de tres años, el Sucesor de Pedro considera que “ha llegado el momento de tomarnos un tiempo para cuestionarnos, aprender, crecer y dejarnos transformar -de forma personal y comunitaria-; un tiempo privilegiado para prepararnos al ‘día del Señor’”, dice. Además, plantea una serie de preguntas para la reflexión e insiste en la urgencia de buscar y promover los valores universales que trazan el camino de esta fraternidad humana. Añade que, “de esta experiencia, ha surgido una conciencia más fuerte que invita a todos, pueblos y naciones, a volver a poner la palabra ‘juntos’ en el centro”.

Luego de la crisis sanitaria de la pandemia del COVID-19 , Francisco observa que hemos sido testigos del inicio de “otro azote”, así lo llama. Alude a una nueva guerra, la guerra en Ucrania, “que se cobra víctimas inocentes y propaga la inseguridad, no sólo entre los directamente afectados, sino de forma generalizada e indiscriminada hacia todo el mundo; también afecta a quienes, incluso a miles de kilómetros de distancia, sufren sus efectos colaterales —basta pensar en la escasez de trigo y los precios del combustible”.

El Papa renueva su aliento a trabajar por la fraternidad

A partir de este contexto doloroso, el Papa se interroga: “¿Qué se nos pide, entonces, que hagamos?”. Enseguida, exige comprometernos todos con la sanación de nuestra sociedad y nuestro planeta, “creando las bases para un mundo más justo y pacífico, que se involucre con seriedad en la búsqueda de un bien que sea verdaderamente común”. Y enumera una serie de acciones: retomar la cuestión de garantizar la sanidad pública para todos; promover acciones de paz para poner fin a los conflictos y guerras que siguen generando víctimas y pobreza; cuidar de forma conjunta nuestra casa común y aplicar medidas claras y eficaces para hacer frente al cambio climático; luchar contra el virus de la desigualdad y garantizar la alimentación y un trabajo digno para todos, apoyando a quienes ni siquiera tienen un salario mínimo y atraviesan grandes dificultades.

Mientras comparte sus reflexiones, el Papa espera que “en el nuevo año podamos caminar juntos, atesorando lo que la historia puede enseñarnos”. Expresa sus mejores votos a los jefes de Estado y de gobierno, a los directores de las organizaciones internacionales y a los líderes de las diferentes religiones. Por último, a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, les desea un feliz año, en el que puedan construir, día a día, como artesanos, la paz. “Que María Inmaculada, Madre de Jesús y Reina de la Paz, interceda por nosotros y por el mundo entero”.

 

 

 

«Nadie puede salvarse solo. Recomenzar desde
el COVID-19 para trazar juntos caminos de paz«
(texto íntegro)

 

«Hermanos, en cuanto al tiempo y al momento, no es necesario que les escriba. Ustedes saben perfectamente que el Día del Señor vendrá como un ladrón en plena noche» (Primera carta de san Pablo a los Tesalonicenses 5,1-2).

 

1. Con estas palabras, el apóstol Pablo invitaba a la comunidad de Tesalónica, que esperaba el encuentro con el Señor, a permanecer firme, con los pies y el corazón bien plantados en la tierra, capaz de una mirada atenta a la realidad y a las vicisitudes de la historia. Por eso, aunque los acontecimientos de nuestra existencia parezcan tan trágicos y nos sintamos empujados al túnel oscuro y difícil de la injusticia y el sufrimiento, estamos llamados a mantener el corazón abierto a la esperanza, confiando en Dios que se hace presente, nos acompaña con ternura, nos sostiene en la fatiga y, sobre todo, guía nuestro camino. Con este ánimo san Pablo exhorta constantemente a la comunidad a estar vigilante, buscando el bien, la justicia y la verdad: «No nos durmamos, entonces, como hacen los otros: permanezcamos despiertos y seamos sobrios» (5,6). Es una invitación a mantenerse alerta, a no encerrarnos en el miedo, el dolor o la resignación, a no ceder a la distracción, a no desanimarnos, sino a ser como centinelas capaces de velar y distinguir las primeras luces del alba, especialmente en las horas más oscuras.

2.  El COVID-19 nos sumió en medio de la noche, desestabilizando nuestra vida ordinaria, trastornando nuestros planes y costumbres, perturbando la aparente tranquilidad incluso de las sociedades más privilegiadas, generando desorientación y sufrimiento, y causando la muerte de tantos hermanos y hermanas nuestros.

Empujado dentro de una vorágine de desafíos inesperados y en una situación que no estaba del todo clara ni siquiera desde el punto de vista científico, el mundo sanitario se movilizó para aliviar el dolor de tantos y tratar de ponerle remedio; del mismo modo, las autoridades políticas tuvieron que tomar medidas drásticas en materia de organización y gestión de la emergencia.

Junto con las manifestaciones físicas, el COVID-19 provocó —también con efectos a largo plazo— un malestar generalizado que caló en los corazones de muchas personas y familias, con secuelas a tener en cuenta, alimentadas por largos períodos de aislamiento y diversas restricciones de la libertad.

Además, no podemos olvidar cómo la pandemia tocó la fibra sensible del tejido social y económico, sacando a relucir contradicciones y desigualdades. Amenazó la seguridad laboral de muchos y agravó la soledad cada vez más extendida en nuestras sociedades, sobre todo la de los más débiles y la de los pobres. Pensemos, por ejemplo, en los millones de trabajadores informales de muchas partes del mundo, a los que se dejó sin empleo y sin ningún apoyo durante todo el confinamiento.

Rara vez los individuos y la sociedad avanzan en situaciones que generan tal sentimiento de derrota y amargura; pues esto debilita los esfuerzos dedicados a la paz y provoca conflictos sociales, frustración y violencia de todo tipo. En este sentido, la pandemia parece haber sacudido incluso las zonas más pacíficas de nuestro mundo, haciendo aflorar innumerables carencias.

3. Transcurridos tres años, ha llegado el momento de tomarnos un tiempo para cuestionarnos, aprender, crecer y dejarnos transformar —de forma personal y comunitaria—; un tiempo privilegiado para prepararnos al “día del Señor”. Ya he dicho varias veces que de los momentos de crisis nunca se sale igual: de ellos salimos mejores o peores. Hoy estamos llamados a preguntarnos: ¿qué hemos aprendido de esta situación pandémica? ¿Qué nuevos caminos debemos emprender para liberarnos de las cadenas de nuestros viejos hábitos, para estar mejor preparados, para atrevernos con lo nuevo? ¿Qué señales de vida y esperanza podemos aprovechar para seguir adelante e intentar hacer de nuestro mundo un lugar mejor?

Seguramente, después de haber palpado la fragilidad que caracteriza la realidad humana y nuestra existencia personal, podemos decir que la mayor lección que nos deja en herencia el COVID-19 es la conciencia de que todos nos necesitamos; de que nuestro mayor tesoro, aunque también el más frágil, es la fraternidad humana, fundada en nuestra filiación divina común, y de que nadie puede salvarse solo. Por tanto, es urgente que busquemos y promovamos juntos los valores universales que trazan el camino de esta fraternidad humana. También hemos aprendido que la fe depositada en el progreso, la tecnología y los efectos de la globalización no sólo ha sido excesiva, sino que se ha convertido en una intoxicación individualista e idolátrica, comprometiendo la deseada garantía de justicia, armonía y paz. En nuestro acelerado mundo, muy a menudo los problemas generalizados de desequilibrio, injusticia, pobreza y marginación alimentan el malestar y los conflictos, y generan violencia e incluso guerras.

Si, por un lado, la pandemia sacó a relucir todo esto, por otro, hemos logrado hacer descubrimientos positivos: un beneficioso retorno a la humildad; una reducción de ciertas pretensiones consumistas; un renovado sentido de la solidaridad que nos anima a salir de nuestro egoísmo para abrirnos al sufrimiento de los demás y a sus necesidades; así como un compromiso, en algunos casos verdaderamente heroico, de tantas personas que no escatimaron esfuerzos para que todos pudieran superar mejor el drama de la emergencia.

De esta experiencia ha surgido una conciencia más fuerte que invita a todos, pueblos y naciones, a volver a poner la palabra “juntos” en el centro. En efecto, es juntos, en la fraternidad y la  solidaridad, que podemos construir la paz, garantizar la justicia y superar los acontecimientos más dolorosos. De hecho, las respuestas más eficaces a la pandemia han sido aquellas en las que grupos sociales, instituciones públicas y privadas y organizaciones internacionales se unieron para hacer frente al desafío, dejando de lado intereses particulares. Sólo la paz que nace del amor fraterno y desinteresado puede ayudarnos a superar las crisis personales, sociales y mundiales.

4. Al mismo tiempo, en el momento en que nos atrevimos a esperar que lo peor de la noche de la pandemia del COVID-19 había pasado, un nuevo y terrible desastre se abatió sobre la humanidad. Fuimos testigos del inicio de otro azote: una nueva guerra, en parte comparable a la del COVID-19, pero impulsada por decisiones humanas reprobables. La guerra en Ucrania se cobra víctimas inocentes y propaga la inseguridad, no sólo entre los directamente afectados, sino de forma generalizada e indiscriminada en todo el mundo; también afecta a quienes, incluso a miles de kilómetros de distancia, sufren sus efectos colaterales —basta pensar en la escasez de trigo y los precios del combustible—.

Ciertamente, esta no es la era post-COVID que esperábamos o preveíamos. De hecho, esta guerrajunto con los demás conflictos en todo el planeta, representa una derrota para la humanidad en su conjunto y no sólo para las partes directamente implicadas. Aunque se ha encontrado una vacuna contra el COVID-19, aún no se han hallado soluciones eficaces para poner fin a la guerra. En efecto, el virus de la guerra es más difícil de vencer que los que afectan al organismo, porque no procede del exterior, sino del interior del corazón humano, corrompido por el pecado (cf. Evangelio según san Marcos 7,17-23).

5. ¿Qué se nos pide, entonces, que hagamos? En primer lugar, dejarnos cambiar el corazón por la emergencia que hemos vivido, es decir, permitir que Dios transforme nuestros criterios habituales de interpretación del mundo y de la realidad a través de este momento histórico. Ya no podemos pensar sólo en preservar el espacio de nuestros intereses personales o nacionales, sino que debemos concebirnos a la luz del bien común, con un sentido comunitario, es decir, como un “nosotros” abierto a la fraternidad universal. No podemos buscar sólo protegernos a nosotros mismos; es hora de que todos nos comprometamos con la sanación de nuestra sociedad y nuestro planeta, creando las bases para un mundo más justo y pacífico, que se involucre con seriedad en la búsqueda de un bien que sea verdaderamente común.

Para lograr esto y vivir mejor después de la emergencia del COVID-19, no podemos ignorar un hecho fundamental: las diversas crisis morales, sociales, políticas y económicas que padecemos están todas interconectadas, y lo que consideramos como problemas autónomos son en realidad uno la causa o consecuencia de los otros. Así pues, estamos llamados a afrontar los retos de nuestro mundo con responsabilidad y compasión. Debemos retomar la cuestión de garantizar la sanidad pública para todos; promover acciones de paz para poner fin a los conflictos y guerras que siguen generando víctimas y pobreza; cuidar de forma conjunta nuestra casa común y aplicar medidas claras y eficaces para hacer frente al cambio climáticoluchar contra el virus de la desigualdad y garantizar la alimentación y un trabajo digno para todos, apoyando a quienes ni siquiera tienen un salario mínimo y atraviesan grandes dificultades. El escándalo de los pueblos hambrientos nos duele. Hemos de desarrollar, con políticas adecuadas, la acogida y la integración, especialmente de los migrantes y de los que viven como descartados en nuestras sociedades. Sólo invirtiendo en estas situaciones, con un deseo altruista inspirado por el amor infinito y misericordioso de Dios, podremos construir un mundo nuevo y ayudar a edificar el Reino de Dios, que es un Reino de amor, de justicia y de paz.

Al compartir estas reflexiones, espero que en el nuevo año podamos caminar juntos, aprovechando lo que la historia puede enseñarnos. Expreso mis mejores votos a los jefes de Estado y de gobierno, a los directores de las organizaciones internacionales y a los líderes de las diferentes religiones.A todos los hombres y mujeres de buena voluntad, les deseo un feliz año, en el que puedan construir, día a día, como artesanos, la paz. Que María Inmaculada, Madre de Jesús y Reina de la Paz, interceda por nosotros y por el mundo entero.

 

Vaticano, 8 de diciembre de 2022 

 

Fuente: vaticannews.va

 

Compartir la Navidad

NAVIDAD: "Un tiempo para vivirlo pensando en los demás: “Solo el Amor lo ilumina todo”

 

Nos acercamos a la Navidad. Llega ese tiempo especial y diferente en el que celebramos el nacimiento de Jesús, punto de arranque de nuestra fe cristiana. Tenemos que prepararnos para vivir el amor directamente enraizado en la realidad caritativa y de ayuda a los demás. Solamente el amor es capaz de dar luz y sentido a nuestra existencia. El amor que compartimos con otras personas y el que recibimos nos iguala como humanidad, como esa gran familia diversa y plural que somos viviendo desperdigada por el mundo, atravesada de una inmensa riqueza de culturas, pensamientos y formas de entender la vida social. Un amor que nos convoca a la necesidad de cuidar y ser cuidados, de proteger y ser protegidos, de vivir disfrutando de un bien común y colectivo que aspira a encarnarse en el pleno acceso de todas las personas a los derechos humanos y fundamentales para lograr una existencia digna.

En clave de Amor

En Cáritas recordamos que es necesario seguir situados en la clave del amor hacia las personas que más lo necesitan. Y debemos hacerlo con la luz de Belén que nos ilumina el camino y nos da energía para seguir trabajando en la construcción del Reino de Dios aquí en la Tierra.

Esa luz que nos recuerda que tenemos que velar y hacer posibles los derechos fundamentales de todas las personas, algo que es imprescindible para erradicar la pobreza en el mundo, y, por lo tanto, para velar por la justicia.

La Navidad es como un faro que nos estimula, que nos guía nuestro rumbo para seguir trabajando por los más necesitados, los empobrecidos, los solos, los últimos de la sociedad.

Este año la Campaña de Navidad de Cáritas tiene su culminación en los días centrales que giran en torno al nacimiento de Jesús. Y lo hacemos insistiendo en que “Solo el Amor lo ilumina todo”. Llegamos al final, hemos vivido días de acercamiento y preparación. Durante este tiempo hemos transmitido un mensaje a la sociedad, en general, y en particular a los medios de comunicación, a las administraciones y, por supuesto, a cada comunidad y a cada persona, para que tomemos conciencia y compromiso con la realidad en las que nos movemos en el día a día.

La Navidad nos plantea que la Buena Noticia nos alerta que debemos abrir los ojos para mirar a nuestro alrededor, pero no de cualquier forma, sino con perspectiva y conciencia. La Buena Noticia es para todos: para los que sufren, para vendar los corazones desgarrados, para liberar a los cautivos y para enseñarnos a cuidar la creación que el Padre nos ha regalado. Tenemos que mirar nuestra propia realidad y la de los demás para dejarnos transformar por ella y actuar en consecuencia.

No podemos olvidar que vivimos un tiempo duro y difícil para muchísimas personas, familias enteras que ven día a día que la situación de desempleo, la falta de perspectivas y oportunidades derrumban sus expectativas de futuro. En nuestra Diócesis aumentó el número de personas que viven en situación de pobreza grave o extrema.

Una sociedad nueva

Por tal motivo la Campaña de Cáritas nos invita a reflexionar sobre nuestras relaciones con los demás, sobre todo con los más vulnerables. En sus postulados nos da cuenta de nuestro modelo de convivencia, de relaciones con los demás, cómo construimos comunidad y la importancia de tejer redes, como los que muestran su amor verdadero en obras de vida, de compañía, de entrega sincera.

La construcción de una sociedad nueva debe ser  nuestra gran meta y propuesta para este tiempo navideño. Un objetivo que debe estar basado en la humanidad, como una gran familia que se interpreta y se cuestiona sobre la realidad de la pobreza y la injusticia que predomina en el mundo.

Estas fechas de amor tienen que abrir nuestros corazones para ayudar a los que más lo necesitan y para compartir con nuestros semejantes

 

¡¡FELIZ NAVIDAD!! Y los mejores deseos para el año 2023

 

 

 

Fuente: Caritas Diocesana

El Papa en el Ángelus del cuarto domingo de Adviento: «Ante lo inesperado, confiar en la vía de la misericordia»

 

El Santo Padre recuerda en el Ángelus de este cuarto Domingo de Adviento que renunciar a las certezas, planes perfectos o legítimas expectativas, es abrirse al futuro y a la misericordia de Dios

 

Cuarto y último domingo de Adviento, el Papa reflexiona como siempre, sobre el Evangelio de este domingo que ve a san José en su discernimiento sobre la paternidad del hijo de Dios en el vientre de su prometida María. El Pontífice entra en las tribulaciones de un hombre que sueña para el futuro “una hermosa familia, con una esposa afectuosa, muchos hijos buenos y un trabajo digno; sueños simples y buenos.”, pero que se rompen ante la noticia del embarazo de su prometida, María.

 

“¡María, su prometida, espera un niño, y ese niño no es suyo! ¿Qué pudo haber sentido José? Desconcierto, dolor, desorientación, quizá también enojo y desilusión… ¡El mundo se le vino encima! ¿Qué podía hacer?”

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La encrucijada

Una cuestión que según la Ley judía ofrecía dos posibilidades. La primera. – dijo Francisco – denunciar a María y hacerle pagar el precio de una presunta infidelidad. La segunda. – agregó – anular su compromiso en secreto, sin exponer a María al escándalo y a graves consecuencias, tomando sobre sí el peso de la vergüenza.

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El camino de la misericordia

José escoge esta segunda vía: la vía de la misericordia”, subraya el Pontífice, pues en el centro de esa crisis, precisamente mientras piensa y evalúa todo esto, Dios enciende en su corazón una luz nueva, porque la maternidad de María no procede de una traición, sino que es obra del Espíritu Santo, y el niño que nacerá es el Salvador (cfr. v. 20-21).

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María será la madre del Mesías y él será su custodio. Al despertar, José comprende que el mayor sueño de todo pío israelita -ser el padre del Mesías- se está haciendo realidad en él de modo absolutamente inesperado».

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Confianza en Dios

Ante esta desconcertante noticia, y más allá de la Ley, José confía en Dios “por encima de todo, acoger a María y a su hijo.

 

“En otras palabras, José deberá renunciar a sus confortantes certezas, a sus planes perfectos, a sus legítimas expectativas, y abrirse a un futuro enteramente por descubrir. Y a Dios, que estropea sus planes y le pide que se fíe de Él, José responde sí.

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Una valentía heroica

El Papa describe esta elección como una “valentía heroica” y en “silencio”, es decir,  “José se fía, acoge, se hace disponible, no pide más garantías”. Entonces, Francisco plantea una interrogante: ¿qué nos dice José hoy a nosotros?.

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“ También nosotros tenemos nuestros sueños, y quizá en Navidad pensamos más en ellos, los discutimos juntos. Quizá añoramos algunos sueños rotos, y vemos que las mejores esperanzas a menudo deben enfrentarse a situaciones inesperadas, desconcertantes. Cuando esto sucede, José nos indica el camino: no hay que ceder a los sentimientos negativos, como la rabia y la cerrazón, ¡este es un camino equivocado! Por el contrario, debemos acoger las sorpresas de la vida, incluidas las crisis, teniendo en cuenta que cuando se está en crisis no hay que decidir apresuradamente, según el instinto, sino que, como José, es preciso “considerar todas las cosas” (cfr. v. 20) y apoyarse en el criterio principal: la misericordia de Dios”.

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No ceder a la cerrazón y la rabia

El Santo Padre asegura que cuando se habita la crisis sin ceder a la cerrazón, a la rabia y al miedo, teniendo la puerta abierta a Dios, Él puede intervenir.

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Él es experto en transformar las crisis en sueños: sí, Dios abre las crisis a perspectivas nuevas, quizá no como nosotros nos esperamos, sino como Él sabe. Son los horizontes de Dios: sorprendentes, pero infinitamente más amplios y hermosos que los nuestros

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Francisco, junto a los fieles, antes del rezo mariano, pide a la Virgen María  que nos ayude a vivir abiertos a las sorpresas de Dios.

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Fuente: vaticanews.va

Adviento, #GenteQueCambia. Cuarta semana: «¿Prefieres sumar o restar?»

 

 

Este domingo 18 de diciembre entramos ya en el cuarto y último domingo de Adviento, que va a ser ya un pregón de la Navidad. Todavía te queda una semana para cambiar. Es una semana para tener confianza.

El vídeo de esta cuarta semana de la campaña de Adviento #GenteQueCambia nos habla de extremos. La apariencia, en los medios y en las redes, es que triunfan los que gritan. Tienen éxito las personas que restan más que las que suman.

El adversario es el enemigo, no alguien con quien se puede dialogar. Las apariencias lo pueden todo. Vivimos en un mundo de intolerancia, odio, amenazas ¿Quieres vivir en una sociedad así? ¿o prefieres un cambio?

 

 

¿Prefieres sumar o restar?

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🕯️🕯️🕯️🕯️ Un viaje hacia la libertad que no consiste en hacer lo que te da la gana, sino en hacer lo que tienes que hacer, porque te da la gana. Él ya nos dijo cómo: cambiando tu corazón. Sin cambios, sin tu cambio, no hay verdadera vida nueva. Adviento, #GenteQueCambia

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Campaña #GenteQueCambia
Especial sobre Adviento

 

 

Fuente: conferenciaepiscopal.es

Material para la catequesis en Navidad al servicio de la discapacidad

 

El área para la discapacidad de la Comisión para la Evangelización, Catequesis y Catecumenado ha editado unos recursos catequéticos sobre la Navidad adaptados especialmente para niños y niñas con espectro autista, pero que también pueden ser útiles para otras realidades de la discapacidad. Estos materiales, destinados a todas las parroquias y familias, incluyen una guía, actividades y pictogramas.

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En breve se dispondrá también de materiales dedicados a los Reyes Magos

En su proyecto de facilitar la inclusión de las personas con discapacidad en las parroquias y familias, ya se editó un sencillo material para trabajar el tema del Adviento  y en breve se publicará una próxima entrega dedicada a los Reyes Magos.

Desde el área para la discapacidad explican que el objetivo de estos materiales, es que «el anuncio del nacimiento de Jesús también les llegue ellos» y la mejor manera «es ofreciendo este apoyo a vosotros catequistas y padres».

 

 

Fuente: conferenciaepiscopal.es

Celebración y reparto de la Luz de la Paz de Belén desde Santiago

 

La Luz de la Paz de Belén se repartirá este año para toda Galicia desde Santiago de Compostela el próximo sábado 17 de diciembre. La ceremonia de entrega de la luz de la paz, que tendrá lugar en la Iglesia de san Juan Evangelista de Vista Alegre (Rúa do Bispo Diego Peláez, 2, 15705 Santiago de Compostela, A Coruña), comenzará a las 16:15h.

Están invitados todos los sacerdotes, catequistas, otros agentes de pastoral, familias y quién quiera participar de una de las ceremonias más entrañables del adviento.

Los diversos grupos de scouts que vendrán de diversas partes de Galicia se reunirán a las 10:30h en el Centro xuvenil Don Bosco (Rúa de Belvís, 2, 15703 Santiago de Compostela, A Coruña). Por la mañana se hará un juego por la ciudad, si el tiempo lo permite, si no la jornada se desenvolverá en el propio centro. La comida, que tiene que llevar cada participante, será a las 14:00h.

A la jornada de la mañana pueden asistir y participar en los juegos y demás actividades los jóvenes que participan en las catequesis parroquiales. Basta que traigan su comida, y que se comunique su presencia al siguiente mail: scoutsgalicia@scoutsgalicia.org.

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Y, .. después, ¿qué hacer?

Después de esto tienes una misión: ser misionero de la luz y repartirla entre tu comunidad, parroquia, familia… Para ello desde catequesis de Galicia nos dejan una serie de recursos y materiales con oraciones y celebraciones de la Luz de Paz de Belén que puedes adaptar a tus posibilidades y distintas realidades para acoger la luz, tanto en las parroquias como en los hogares.

Puedes encontrarlos aquí

 

Adviento, #GenteQueCambia. Tercera semana.

 

 

La tercera semana de Adviento, que ha dado comienzo este año este domingo 11, es la semana de la alegría, el domingo “Gaudete”, que significa ¡Alégrate! Estamos llenos de alegría ante la cercana venida del Señor en la Navidad.

El vídeo de esta semana de #GenteQueCambia propone una carrera. Una carrera para estar más alegres. Una carrera que exige cambios y que será importante para ti. No te la querrás perder. Será la carrera de tu vida.

Hay carreras que no sabes dónde te llevan o que te hacen parecer mejor. Carreras que dejan atrás a los más vulnerables. Te proponemos otra diferente.

 

¿Te apuntas? ¿Te animas a participar?

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En la carrera del progreso, sin cambios, también sin tus propios cambios, no se podrá cantar una victoria total si su meta no la cruzamos todos juntos, al mismo paso los últimos con los primeros.

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Fuente: conferenciaepiscopal.es

El Papa en el Ángelus del tercer domingo de Adviento: «Adviento, tiempo para salir de ciertos esquemas y prejuicios»

 

El Santo Padre pronunció su reflexión sobre el Evangelio del día en el tercer domingo de Adviento, invitándonos a no encerrar a Dios en nuestros esquemas, a reconocer la novedad del Señor y a dejarnos sorprender por la misericordia de Dios

 

«Adviento es un tiempo en el que, preparando el pesebre para el Niño Jesús, aprendemos de nuevo quién es nuestro Señor; un tiempo en el que salir de ciertos esquemas y prejuicios hacia Dios y los hermanos”, lo dijo el Papa Francisco en su alocución antes de rezar la oración mariana del Ángelus, de este 11 de diciembre, III Domingo de Adviento, ante los fieles y peregrinos que se dieron cita en la Plaza de San Pedro para rezar a la Madre de Dios.

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«¿Eres tú el que ha de venir, o debemos esperar a otro?»

Al comentar el Evangelio que la liturgia presenta este III Domingo de Adviento, el Santo Padre señaló que, el evangelista Mateo nos habla de Juan Bautista y de la crisis que atraviesa sobre la figura del Mesías, mientras estaba en la cárcel; por ello, manda a sus discípulos a preguntar a Jesús: «¿Eres tú el que ha de venir, o debemos esperar a otro?».

 

“De hecho, Juan, al oír hablar de las obras de Jesús, le asalta la duda de si realmente es Él el Mesías o no. Efectivamente, él pensaba en un Mesías severo que, al llegar, haría justica con poder castigando a los pecadores. Ahora, sin embargo, Jesús tiene palabras y gestos de compasión hacia todos, en el centro de su acción está la misericordia, por lo que «los ciegos ven y los cojos caminan, los leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los muertos resucitan y se anuncia a los pobres la Buena Nueva»”.

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No encerrar a Dios en nuestros esquemas

El Papa Francisco además indicó que, el Evangelio subraya que Juan se encuentra en la cárcel, y con ellos hace pensar no sólo al lugar físico, sino también a la situación interior que está viviendo: “en la cárcel hay la oscuridad, falta la posibilidad de ver claro y ver más allá”. De hecho, El Bautista ya no logra reconocer en Jesús al Mesías esperado y, asaltado por la duda, envía a los discípulos a verificar.

 

“Pero esto significa que también el creyente más grande atraviesa el túnel de la duda. Y no es un mal, es más, a veces es esencial para el crecimiento espiritual: nos ayuda a entender que Dios es siempre más grande de como lo imaginamos; las obras que realiza son sorprendentes respecto a nuestros cálculos; su acción es diferente, supera nuestras necesidades y nuestras expectativas; y por eso no debemos dejar nunca de buscarlo y de convertirnos a su verdadero rostro”.

 

Y citando a Henri de Lubac, el Pontífice afirmó que, a Dios «es necesario redescubrirlo a etapas… a veces creyendo perderlo». Así hace El Bautista: ante la duda, le busca una vez más, le interroga, “discute” con Él y finalmente le descubre.

 

“Juan, definido por Jesús el mayor entre los nacidos de mujer (cfr Mt 11,11), nos enseña a no encerrar a Dios en nuestros esquemas

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Incapaces de reconocer la novedad del Señor

En ese sentido, el Santo Padre indicó que también nosotros a veces podemos encontrarnos en la misma situación del Bautista, es decir, en una cárcel interior, incapaces de reconocer la novedad del Señor, que quizá tenemos prisionero de la presunción de saber ya mucho sobre Él.

 

“Quizá tenemos en la cabeza un Dios poderoso que hace lo que quiere, en vez del Dios de humilde mansedumbre, de la misericordia y del amor, que interviene siempre respetando nuestra libertad y nuestras elecciones. Quizá nos surge también a nosotros decirle: ‘¿Eres realmente Tú, tan humilde, el Dios que viene a salvarnos?’. Y puede sucedernos algo parecido también con los hermanos: tenemos nuestras ideas, nuestros prejuicios y ponemos a los demás -especialmente a quien sentimos diferente de nosotros– etiquetas rígidas”.

Existe siempre el peligro, la tentación: de hacernos un Dios a nuestra medida, un Dios para usarlo. Y Dios es otra cosa …”

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Un tiempo para sorprendernos por la misericordia de Dios

Antes de concluir su alocución, el Papa Francisco recordó que, el Adviento, es un tiempo de inversión de perspectivas, un tiempo donde podemos dejarnos sorprender por la grandeza de la misericordia de Dios.

 

Un tiempo en el que, preparando el pesebre para el Niño Jesús, aprendemos de nuevo quién es nuestro Señor; un tiempo en el que salir de ciertos esquemas y prejuicios hacia Dios y los hermanos; un tiempo en el que, en vez de pensar en regalos para nosotros, podemos donar palabras y gestos de consolación a quién está herido, como hizo Jesús con los ciegos, los sordos y los cojos”.

 

Y a los miles de fieles y peregrinos que se dieron cita en la Plaza de San Pedro, y a todos aquellos que seguían el Ángelus a través de los medios de comunicación, el Santo Padre los invitó a dejarse guiar en este tiempo de Adviento por la Madre de Jesús. “La Virgen nos tome de la mano en estos días de preparación a la Navidad y nos ayude a reconocer en la pequeñez del Niño la grandeza de Dios que viene”.

 

 

 

Fuente: vaticanews.va

Vídeo del Papa. Diciembre 2022. Por las organizaciones del voluntariado. «Ser artesanos de la misericordia».

Recemos para que las organizaciones de voluntariado y de promoción humana encuentren personas que estén deseosas de comprometerse con el bien común y buscar nuevas vías de colaboración a nivel internacional.

Papa Francisco – Diciembre 2022

 

El Papa Francisco pide más organizaciones del voluntariado comprometidas:
“Ser artesanos de la misericordia”

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El Vídeo del Papa comparte la intención de oración que Francisco confía a toda la Iglesia Católica a través de la Red Mundial de Oración del Papa. Para cerrar el año, Francisco pone en primera plana a las organizaciones de voluntariado (y a todas las personas que participan en ellas), actores clave de la sociedad por su compromiso con la promoción humana y con el bien común.En su intención, el Santo Padre exhorta a continuar esta labor trabajando “no solo para la gente, sino con la gente”, practicando la cercanía, siendo “artesanos de misericordia” y sabiendo siempre escuchar las necesidades del otro. Consciente de la necesidad de “multiplicar esperanza” en las comunidades, pide rezar “para que las organizaciones de voluntariado y de promoción humana encuentren personas que estén deseosas de comprometerse con el bien común y buscar nuevas vías de colaboración a nivel internacional”.

 

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Voluntarios: rostro humano y cristiano de la sociedad

Este llamado que hace el Santo Padre destaca la labor de millones de organizaciones y asociaciones de voluntariado en el mundo, la mayoría de ellas muchas veces sin visibilidad o sin estar bajo alguna figura jurídica.

De hecho, según el programa de Voluntarios de las Naciones Unidas (UNV), 1 de cada 9 personas en el mundo hace trabajo voluntario: en total, hay 862,4 millones de voluntarios en los cinco continentes, y sumando todas las horas de voluntariado se obtendrían 109 millones de empleados a tiempo completo. Sin embargo, “la mayoría del servicio voluntario a escala mundial tiene lugar de manera informal” y, por lo tanto, este factor dificulta la precisión estadística del impacto que tienen sobre las comunidades.

Muchas de las organizaciones de voluntariado del mundo tienen una inspiración cristiana y con su trabajo buscan dar testimonio del Evangelio en las situaciones más difíciles. Del Líbano a Filipinas, de México a Ucrania, pasando por Venezuela y Uganda, El Video del Papade este mes los muestra junto a las víctimas de las catástrofes naturales, los pobres que sufren las consecuencias de la crisis económica, los niños desnutridos, los refugiados que huyen de las guerras, los jóvenes y las mujeres que buscan trabajo.

“Ser voluntario solidario es una opción que nos hace libres”, explica Francisco en El Video del Papa. “Nos hace abiertos a las necesidades del otro; a las demandas de justicia, a la defensa de los pobres, al cuidado de la creación”.

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Escuchar, colaborar con los Estados y multiplicar esperanza

Francisco no quiere dejar de compartir las bases fundamentales que cree que deberían tener dichas organizaciones: como la cercanía de escuchar a los demás y el esfuerzo de dar lo mejor de sí para verdaderamente multiplicar la esperanza en comunidades desesperadas por la promoción humana general. Además, un aspecto fundamental del voluntariado es, según el pontífice, cambiar el enfoque para trabajar no tanto para la gente, sino con la gente, es decir, involucrarse, de igual a igual, en busca de una causa común. Por último, el Papa insiste en la necesidad de una cooperación cada vez mayor en este ámbito: tanto entre las distintas organizaciones de voluntarios como entre las propias organizaciones y los Estados.

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El mundo necesita voluntarios 

A propósito de la última intención de oración del 2022, el P. Frédéric Fornos S.J., Director Internacional de la Red Mundial de Oración del Papa, subrayó que Francisco insiste en el valor que el servicio voluntario representa en la sociedad, más allá de prestarlo bajo alguna modalidad religiosa o gubernamental: la clave está en el compromiso desinteresado (“estar abiertos” al prójimo) y en la búsqueda del bien común. También recordó que en mayo de este año Francisco dijo que, en el voluntariado, estaba “implicada la dimensión fundamental de la imagen cristiana de Dios y del hombre: el amor a Dios y el amor al prójimo”, pues Jesús, en los Evangelios, nos invita a amar a Dios con todo el corazón y al prójimo como a nosotros mismos. En nuestras sociedades en crisis son esenciales, “el mundo necesita voluntarios”, por eso el Papa Francisco nos invita a rezar: “para que las organizaciones de voluntariado y de promoción humana encuentren personas que estén deseosas de comprometerse con el bien común y buscar nuevas vías de colaboración a nivel internacional”.

 

 

 

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Fuente: thepopevideo.org