Catequista: el nuevo ministerio laical dentro de la Iglesia instituido por el Papa

 

La Oficina de Prensa vaticana ha presentado a los medios de comunicación la carta apostólica en forma del Motu proprio «ANTIQUUM MINISTERIUM» del Sumo Pontífice Francisco con la que se instituye el ministerio laical del catequista .

En 2018, el Papa ya había hablado de esa necesidad de dar a este servicio del catequista una dimensión institucional en la Iglesia. En ese año el Papa había anunciado en un videomensaje a los catequistas que: «Ser catequista, esta es la vocación, no trabajar de catequista». Y poco después añadió que esta «forma de servicio que se realiza en la comunidad cristiana» requería ser reconocida «como un verdadero y genuino ministerio de la Iglesia».

La convicción ha tomado la forma del Motu proprio Antiquum ministerium que ha sido presentado en presencia del arzobispo Rino Fisichella, presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelización, y de Mons. Franz-Peter Tebartz-van Elst, delegado para la Catequesis del dicasterio.

En primera línea

 

 

El Motu proprio, por tanto, establecerá formalmente el ministerio laical del catequista, desarrollando esa dimensión evangelizadora de los laicos deseada por el Vaticano II. Un papel al que, según dijo Francisco, le corresponde «un primer anuncio». En un contexto de «indiferencia religiosa – había indicado el Papa – vuestra palabra será siempre un primer anuncio, que llega a tocar el corazón y la mente de tantas personas que esperan encontrarse con Cristo.

En el contexto de la evangelización en el mundo contemporáneo y ante “la imposición de una cultura globalizada”, de hecho, “es necesario reconocer la presencia de laicos y laicas que, en virtud del propio bautismo, se sienten llamados a colaborar en el servicio de la catequesis”, que debe realizarse de forma secular, sin caer en la clericalización.

 

 

A este ministerio de catequista pueden ser llamados los laicos «hombres y mujeres, de profunda fe y madurez humana, que participen activamente en la vida de la comunidad cristiana, que puedan ser acogedores, generosos y vivan en comunión fraterna». Necesitan recibir «la debida formación bíblica, teológica, pastoral y pedagógica» y tener «experiencia previa de catequesis», deben colaborar fielmente con los presbíteros y diáconos, estar «dispuestos a ejercer el ministerio donde sea necesario y estar animados por un verdadero entusiasmo apostólico”. Después del «debido discernimiento por parte del obispo y del rito de institución», serán llamados a «un servicio estable» a la Iglesia local «según las necesidades pastorales identificadas» por el ordinario.

El motu proprio anuncia que «la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos se encargará en breve de publicar el rito de institución», e invita a las conferencias episcopales a hacerlo efectivo «estableciendo el necesario itinerario de formación y los criterios normativos para acceder a él».

 

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