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El Papa en el Ángelus: “Caridad, Palabra y perdón”, las claves del testimonio cristiano

 

 

“Pidamos a Jesús recién nacido la novedad de un corazón capaz de perdonar: la fuerza para rezar por quienes nos han hecho daño y para dar pasos de apertura y reconciliación” (Papa Francisco)

 

Con estas palabras lo dijo el Papa Francisco antes de rezar la oración mariana del Ángelus de este lunes, 26 de diciembre, fiesta de San Esteban, protomártir, al explicar lo que significa el testimonio cristiano, que está centrado en “la caridad hacia los hermanos, la fidelidad a la Palabra de Dios y el perdón”.

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Profundizar en el misterio de la Navidad.

Al saludar a los miles de fieles y peregrinos que se dieron cita en la Plaza de San Pedro, el Santo Padre señaló que, la liturgia para ayudarnos a acoger y profundizar mejor la Navidad, prolonga la duración de esta fiesta por ocho días, hasta el 1 de enero. Sin embargo, sorprendentemente, en estos mismos días se conmemoran algunas figuras dramáticas de los santos mártires.

 

“Hoy, por ejemplo, San Esteban, el primer mártir cristiano; pasado mañana, los Santos Inocentes, los niños mandados a matar por el rey Herodes por miedo a que Jesús le arrebatara el trono (cf. Mt 2, 1-18). En resumen, la liturgia parece querer alejarnos del mundo de las luces, los almuerzos y los regalos en el que podemos estar algo entregados en estos días. ¿Por qué?”.

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La Navidad no es la fábula del nacimiento de un rey.

Al responder a esta pregunta, el Papa Francisco afirmó que, la Navidad no es la fábula del nacimiento de un rey, sino la venida del Salvador, que nos libra del mal tomando sobre sí nuestro mal: el egoísmo, el pecado, la muerte. Y en esto, indicó el Pontífice, los mártires son los más parecidos a Jesús.

 

“De hecho, la palabra mártir significa testigo: los mártires son testigos, es decir, hermanos y hermanas que, con su vida, nos muestran a Jesús, que venció el mal con la misericordia. E incluso, en nuestros días los mártires son numerosos. Hoy rezamos por estos hermanos y hermanas perseguidos que dan testimonio de Cristo. Pero intentemos preguntarnos: ¿damos nosotros testimonio? ¿Y cómo podemos mejorar en esto? Nos puede ayudar precisamente la figura de san Esteban”.

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Esteban el testigo de la caridad y el anuncio.

Y explicando la figura de San Esteban, el Santo Padre señaló que, los Hechos de los Apóstoles nos dicen que él era uno de los siete diáconos que la comunidad de Jerusalén había consagrado para el servicio de la caridad. “Esto significa – afirmó el Papa – que su primer testimonio no lo dio con palabras, sino a través del amor con el que sirvió a los más necesitados”. Pero Esteban no se limitaba a esta labor de asistencia. A los que encontraba les hablaba de Jesús: compartía su fe a la luz de la Palabra de Dios y de la enseñanza de los Apóstoles. “Esta es la segunda dimensión de su testimonio – indicó el Pontífice – acoger la Palabra y comunicar su belleza, contar cómo el encuentro con Jesús cambia la vida”.

 

“Esto era tan importante para Esteban que no se dejó intimidar ni siquiera por las amenazas de sus perseguidores, ni siquiera cuando vio que las cosas se le estaban complicando (cf. v. 54). Caridad y anuncio, este era Esteban. Sin embargo, su mayor testimonio es otro: es que supo unir la caridad al anuncio y al perdón. Y nos dio este testimonio cuando estaba a punto de morir, cuando, siguiendo el ejemplo de Jesús, perdonó a sus asesinos (cf. v. 60; Lc 23,34)”.

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La novedad de un corazón capaz de perdonar.

Esta es la respuesta a nuestra pregunta, indicó el Papa Francisco, nosotros podemos mejorar nuestro testimonio mediante la caridad hacia los hermanos, la fidelidad a la Palabra de Dios y el perdón. Caridad, Palabra y perdón. “Es el perdón – subrayó el Pontífice – el que dice si realmente practicamos la caridad hacia los demás y si vivimos la Palabra de Jesús”.

 

El ‘per-dón’ es en realidad, como la propia palabra lo indica, un don más grande, un don que damos a los demás porque somos de Jesús, somos perdonados por Él. Pensemos en nuestra capacidad de perdonar, en estos días en los que nos podemos encontrar, entre otras muchas, algunas personas con las que no nos hemos llevado bien, que nos han herido, con las que nunca hemos arreglado nuestra relación. Pidamos a Jesús recién nacido una novedad, es decir, la novedad de un corazón capaz de perdonar: todos tenemos la necesidad de un corazón que perdona. Pidamos al Señor esta gracia: Señor, que yo aprenda perdonar. La fuerza para rezar por quienes nos han hecho daño, orar por las personas que me hann herido y para dar pasos de apertura y reconciliación”.

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Crecer en la caridad, el amor a la Palabra y el perdón

El Santo Padre concluyó su alocución invitando a los miles de fieles y peregrinos, a pedir a la Madre Dios que, en estos días de Navidad, el Señor nos de la gracia de ser testigos de su Hijo que viene a salvarnos.

 

“Que María, Reina de los mártires, nos ayude a crecer en la caridad, en el amor a la Palabra y en el perdón”.

 

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Fuente: vaticanews.va

Papa Francisco: Mensaje Navideño e bendición “Urbi et Orbi” 2022

 

El Papa Francisco en su mensaje Urbi et Orbi recordó los conflictos que afectan a la humanidad y los países donde se muere de hambre. Al mencionar Ucrania, dijo que desde que comenzó allí la guerra muchos países especialmente en el Cuerno de África y Afganistán están en peligro de carestía. Pidió que hoy, mientras disfrutamos la alegría de encontrarnos con nuestros seres queridos, en una mesa bien preparada, pensemos en las familias que están más heridas por la vida, y en aquellas que, en este tiempo de crisis económica, tienen dificultades a causa de la falta de trabajo y de lo necesario para vivir.

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Jesús nace entre nosotros: es Dios con nosotros

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Que el Señor Jesús, nacido de la Virgen María, traiga a todos ustedes el amor de Dios, fuente de fe y de esperanza; junto con el don de la paz, que los ángeles anunciaron a los pastores de Belén: «¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra, paz a los hombres amados por él!» (Lc 2,14).

En este día de fiesta volvamos la mirada a Belén. El Señor vino al mundo en una gruta y fue recostado en un pesebre para los animales, porque sus padres no pudieron encontrar un albergue, a pesar de que a María le había llegado ya la hora del parto. Vino a estar entre nosotros en el silencio y en la oscuridad de la noche, porque el Verbo de Dios no necesita reflectores ni el clamor de voces humanas. Él mismo es la Palabra que da sentido a la existencia, la luz que alumbra el camino. «La luz verdadera, al venir a este mundo —dice el Evangelio—, ilumina a todo hombre» (Jn 1,9).

 

“Jesús nace entre nosotros, es Dios-con-nosotros. Viene para acompañar nuestra vida cotidiana, para compartir todo con nosotros, alegrías y dolores, esperanzas e inquietudes. Viene como un niño indefenso. Nace en el frío, pobre entre los pobres. Necesitado de todo, llama a la puerta de nuestro corazón para encontrar calor y amparo”.

 

Palabras del Papa Francisco en el mensaje Urbi et Orbi de este 25 de diciembre, donde nos pide que, como los pastores de Belén, dejemos que nos envuelva la luz y vayamos a ver el signo que Dios nos ha dado. Francisco nos pidió que venzamos el letargo del sueño espiritual y las falsas imágenes de la fiesta que hacen olvidar quién es el homenajeado, que salgamos del bullicio que anestesia el corazón y nos conduce a preparar adornos y regalos más que a contemplar el Acontecimiento: el Hijo de Dios que nació por nosotros.

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Adoremos al Príncipe de la Paz

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Jesús, es nuestra paz; esa paz que el mundo no puede dar y que Dios Padre dio a la humanidad enviando a su Hijo, recordó el Santo Padre mencionando además a  San León Magno, que tiene “una expresión que, en la concisión de la lengua latina, resume el mensaje de este día: «Natalis Domini, Natalis est pacis», «el Nacimiento del Señor es el Nacimiento de la paz» (Sermón 6,5)”.

Jesucristo es también el camino de la paz, dijo en su mensaje el Papa, Jesús con su encarnación, pasión, muerte y resurrección, abrió el paso de un mundo cerrado, oprimido por las tinieblas de la enemistad y de la guerra, a un mundo abierto, libre para vivir en la fraternidad y en la paz. Francisco nos pidió que sigamos esa senda, pero para ser capaces de seguir a Jesús “debemos despojarnos de las cargas que nos lo impiden y que nos mantienen bloqueados”.

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Cargas que no nos permiten seguir a Jesús

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Las cargas que nos impiden seguir al Príncipe de la Paz, son las mismas pasiones negativas que impidieron que el rey Herodes y su corte reconocieran y acogieran el nacimiento de Jesús, señaló Francisco: el apego al poder y al dinero, la soberbia, la hipocresía, la mentira.

 

“Estas cargas imposibilitan ir a Belén, excluyen de la gracia de la Navidad y cierran el acceso al camino de la paz. Y, en efecto, debemos constatar con dolor que, al mismo tiempo que se nos da el Príncipe de la paz, crudos vientos de guerra continúan soplando sobre la humanidad”.

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Que sea la Navidad de Jesús y de la paz

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“Si queremos que sea Navidad, la Navidad de Jesús y de la paz”, dijo el Papa,

 

«contemplemos a Belén y fijemos la mirada en el rostro del Niño que nos ha nacido: Y en ese pequeño semblante inocente reconozcamos el de los niños que en cada rincón del mundo anhelan la paz”.

 

Francisco una vez más recordó a Ucrania, pidió que nuestra mirada se llene de los rostros de los hermanos y hermanas ucranianos, que viven esta Navidad en la oscuridad, a la intemperie o lejos de sus hogares, a causa de la destrucción ocasionada por diez meses de guerra.

Que abramos el corazón a Dios y que permitamos que el Señor nos disponga a realizar gestos concretos de solidaridad para ayudar a quienes están sufriendo. Que Dios, dijo, ilumine las mentes de quienes tienen el poder de acallar las armas y poner fin inmediatamente a esta guerra insensata.

 

“Lamentablemente, se prefiere escuchar otras razones, dictadas por las lógicas del mundo. Pero la voz del Niño, ¿quién la escucha?

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El mundo necesita paz

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En su mensaje Urbi et Orbi, el Papa Francisco recordó otros escenarios de conflictos, algunos que llevan tiempo, algunos han sido olvidados por la humanidad:

“Nuestro tiempo está viviendo una grave carestía de paz también en otras regiones, en otros escenarios de esta tercera guerra mundial. Pensemos en Siria, todavía martirizada por un conflicto que pasó a segundo plano pero que no ha acabado; pensemos también en Tierra Santa, donde durante los meses pasados aumentaron la violencia y los conflictos, con muertos y heridos. Imploremos al Señor para que allí, en la tierra que lo vio nacer, se retome el diálogo y la búsqueda de confianza recíproca entre israelíes y palestinos”.

Pidió que el Niño Jesús sostenga a las comunidades cristianas que viven en todo el Oriente Medio, para que en cada uno de esos países se pueda vivir “la belleza de la convivencia fraterna entre personas pertenecientes a diversos credos”. Francisco pidió al Niño Jesús que ayude al Líbano, para que, con el apoyo de la comunidad internacional y con la fuerza de la fraternidad y la solidaridad pueda recuperarse.

Que Dios ayude a la región del Sahel, donde la convivencia pacífica entre pueblos y tradiciones se ve perturbada por enfrentamientos y violencia. Pidió por una tregua en Yemen y hacia la reconciliación en Myanmar y en Irán, para que cese todo derramamiento de sangre.

América Latina también en el corazón del Papa, pidió al Niño Jesús, que inspire a las autoridades políticas y a todas las personas de buena voluntad en el continente americano, a esforzarse por pacificar las tensiones políticas y sociales que afectan a varios países, recordó a Haití que está sufriendo hace mucho tiempo.

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La humanidad sufre de hambre

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Francisco, pensando en este día, en el que se reúne la familia en una mesa “bien preparada”, pidió no desviar la mirada de Belén, que significa “casa del pan”, y cada uno piense en las personas que sufren hambre, sobre todo los niños. Recordó una vez más, que, mientras se desperdician grandes cantidades de alimentos y se derrochan bienes a cambio de armas, pueblos enteros sufren de hambre.

Desde que comenzó la guerra en Ucrania, poblaciones enteras en Afganistán y los países del Cuerno de África, están sufriendo la carestía. Las guerras provocan hambre, afirmó el Papa, y usan “la comida como arma, impidiendo su distribución a los pueblos que ya están sufriendo”.

Que, aprendiendo del Príncipe de la paz, afirmó, nos comprometámonos todos —en primer lugar, los que tienen responsabilidades políticas—, para que la comida no sea más que un instrumento de paz.

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Un mundo enfermo de indiferencia

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Francisco dijo por último, que, hoy como en ese entonces, Jesús, la luz verdadera, viene a un mundo enfermo de indiferencia, que no lo acoge, más bien lo rechaza, como ocurre hoy día con los extranjeros, o se le ignora a Jesús, como pasa con los pobres.

 

«No nos olvidemos hoy de tantos migrantes y refugiados que llaman a nuestra puerta en busca de consuelo, calor y alimento. No nos olvidemos de los marginados, de las personas solas, de los huérfanos y de los ancianos que corren el riesgo de ser descartados; de los presos que miramos sólo por sus errores y no como seres humanos».

 

Belén, afirmó, muestra  la sencillez de Dios, que no se revela a los sabios y a los doctos, sino a los pequeños, a quienes tienen el corazón puro y abierto como los pastores. Nos pide que como ellos, vayamos también nosotros sin demora y dejémonos maravillar por el acontecimiento impensable de Dios que se hace hombre para nuestra salvación.

 

«Aquel que es fuente de todo bien se hace pobre y pide como limosna nuestra pobre humanidad. Dejémonos conmover por el amor de Dios y sigamos a Jesús, que se despojó de su gloria para hacernos partícipes de su plenitud. ¡Feliz Navidad a todos!»

 

Mensaje "Urbi et Orbi" Navidad 2022 del Papa Francisco íntegro

 

 

Noticia extraída de vaticannews.va

Celebraciones navideñas presididas por el papa Francisco

 

La Santa Sede ha hecho público el calendario de celebraciones litúrgicas presididas por el papa Francisco en el tiempo de Navidad 2022-2023.

Diciembre de 2022
  • Sábado 24
    Misa de Nochebuena
    Basílica de San Pedro, 19.30 h.
  • Domingo 25
    En la solemnidad de la Natividad del Señor, el Santo Padre impartirá la Bendición «Urbi et Orbi».
    Logia Central de la Basílica de San Pedro, 12.00 h.
  • Sábado 31
    Primeras Vísperas y Te Deum en acción de gracias por el año transcurrido
    Basílica San Pedro, 17.00 h.

 

Enero de 2023
  • Domingo 1
    LVI Jornada Mundial de la Paz
    Santa Misa en la solemnidad de María Santísima Madre de Dios
    Basílica de San Pedro, 10.00 h.
  • Viernes 6
    Santa Misa en la solemnidad de la Epifanía del Señor
    Basílica de San Pedro, 10.00 h.
  • Domingo 8
    Santa Misa en la fiesta del Bautismo del Señor
    Capilla Sixtina, 9.30 h.

 

 

Fuente: Boletín de la Santa Sede

El Papa en el Ángelus del cuarto domingo de Adviento: «Ante lo inesperado, confiar en la vía de la misericordia»

 

El Santo Padre recuerda en el Ángelus de este cuarto Domingo de Adviento que renunciar a las certezas, planes perfectos o legítimas expectativas, es abrirse al futuro y a la misericordia de Dios

 

Cuarto y último domingo de Adviento, el Papa reflexiona como siempre, sobre el Evangelio de este domingo que ve a san José en su discernimiento sobre la paternidad del hijo de Dios en el vientre de su prometida María. El Pontífice entra en las tribulaciones de un hombre que sueña para el futuro “una hermosa familia, con una esposa afectuosa, muchos hijos buenos y un trabajo digno; sueños simples y buenos.”, pero que se rompen ante la noticia del embarazo de su prometida, María.

 

“¡María, su prometida, espera un niño, y ese niño no es suyo! ¿Qué pudo haber sentido José? Desconcierto, dolor, desorientación, quizá también enojo y desilusión… ¡El mundo se le vino encima! ¿Qué podía hacer?”

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La encrucijada

Una cuestión que según la Ley judía ofrecía dos posibilidades. La primera. – dijo Francisco – denunciar a María y hacerle pagar el precio de una presunta infidelidad. La segunda. – agregó – anular su compromiso en secreto, sin exponer a María al escándalo y a graves consecuencias, tomando sobre sí el peso de la vergüenza.

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El camino de la misericordia

José escoge esta segunda vía: la vía de la misericordia”, subraya el Pontífice, pues en el centro de esa crisis, precisamente mientras piensa y evalúa todo esto, Dios enciende en su corazón una luz nueva, porque la maternidad de María no procede de una traición, sino que es obra del Espíritu Santo, y el niño que nacerá es el Salvador (cfr. v. 20-21).

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María será la madre del Mesías y él será su custodio. Al despertar, José comprende que el mayor sueño de todo pío israelita -ser el padre del Mesías- se está haciendo realidad en él de modo absolutamente inesperado».

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Confianza en Dios

Ante esta desconcertante noticia, y más allá de la Ley, José confía en Dios “por encima de todo, acoger a María y a su hijo.

 

“En otras palabras, José deberá renunciar a sus confortantes certezas, a sus planes perfectos, a sus legítimas expectativas, y abrirse a un futuro enteramente por descubrir. Y a Dios, que estropea sus planes y le pide que se fíe de Él, José responde sí.

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Una valentía heroica

El Papa describe esta elección como una “valentía heroica” y en “silencio”, es decir,  “José se fía, acoge, se hace disponible, no pide más garantías”. Entonces, Francisco plantea una interrogante: ¿qué nos dice José hoy a nosotros?.

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“ También nosotros tenemos nuestros sueños, y quizá en Navidad pensamos más en ellos, los discutimos juntos. Quizá añoramos algunos sueños rotos, y vemos que las mejores esperanzas a menudo deben enfrentarse a situaciones inesperadas, desconcertantes. Cuando esto sucede, José nos indica el camino: no hay que ceder a los sentimientos negativos, como la rabia y la cerrazón, ¡este es un camino equivocado! Por el contrario, debemos acoger las sorpresas de la vida, incluidas las crisis, teniendo en cuenta que cuando se está en crisis no hay que decidir apresuradamente, según el instinto, sino que, como José, es preciso “considerar todas las cosas” (cfr. v. 20) y apoyarse en el criterio principal: la misericordia de Dios”.

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No ceder a la cerrazón y la rabia

El Santo Padre asegura que cuando se habita la crisis sin ceder a la cerrazón, a la rabia y al miedo, teniendo la puerta abierta a Dios, Él puede intervenir.

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Él es experto en transformar las crisis en sueños: sí, Dios abre las crisis a perspectivas nuevas, quizá no como nosotros nos esperamos, sino como Él sabe. Son los horizontes de Dios: sorprendentes, pero infinitamente más amplios y hermosos que los nuestros

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Francisco, junto a los fieles, antes del rezo mariano, pide a la Virgen María  que nos ayude a vivir abiertos a las sorpresas de Dios.

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Fuente: vaticanews.va

El Papa en el Ángelus del tercer domingo de Adviento: «Adviento, tiempo para salir de ciertos esquemas y prejuicios»

 

El Santo Padre pronunció su reflexión sobre el Evangelio del día en el tercer domingo de Adviento, invitándonos a no encerrar a Dios en nuestros esquemas, a reconocer la novedad del Señor y a dejarnos sorprender por la misericordia de Dios

 

«Adviento es un tiempo en el que, preparando el pesebre para el Niño Jesús, aprendemos de nuevo quién es nuestro Señor; un tiempo en el que salir de ciertos esquemas y prejuicios hacia Dios y los hermanos”, lo dijo el Papa Francisco en su alocución antes de rezar la oración mariana del Ángelus, de este 11 de diciembre, III Domingo de Adviento, ante los fieles y peregrinos que se dieron cita en la Plaza de San Pedro para rezar a la Madre de Dios.

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«¿Eres tú el que ha de venir, o debemos esperar a otro?»

Al comentar el Evangelio que la liturgia presenta este III Domingo de Adviento, el Santo Padre señaló que, el evangelista Mateo nos habla de Juan Bautista y de la crisis que atraviesa sobre la figura del Mesías, mientras estaba en la cárcel; por ello, manda a sus discípulos a preguntar a Jesús: «¿Eres tú el que ha de venir, o debemos esperar a otro?».

 

“De hecho, Juan, al oír hablar de las obras de Jesús, le asalta la duda de si realmente es Él el Mesías o no. Efectivamente, él pensaba en un Mesías severo que, al llegar, haría justica con poder castigando a los pecadores. Ahora, sin embargo, Jesús tiene palabras y gestos de compasión hacia todos, en el centro de su acción está la misericordia, por lo que «los ciegos ven y los cojos caminan, los leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los muertos resucitan y se anuncia a los pobres la Buena Nueva»”.

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No encerrar a Dios en nuestros esquemas

El Papa Francisco además indicó que, el Evangelio subraya que Juan se encuentra en la cárcel, y con ellos hace pensar no sólo al lugar físico, sino también a la situación interior que está viviendo: “en la cárcel hay la oscuridad, falta la posibilidad de ver claro y ver más allá”. De hecho, El Bautista ya no logra reconocer en Jesús al Mesías esperado y, asaltado por la duda, envía a los discípulos a verificar.

 

“Pero esto significa que también el creyente más grande atraviesa el túnel de la duda. Y no es un mal, es más, a veces es esencial para el crecimiento espiritual: nos ayuda a entender que Dios es siempre más grande de como lo imaginamos; las obras que realiza son sorprendentes respecto a nuestros cálculos; su acción es diferente, supera nuestras necesidades y nuestras expectativas; y por eso no debemos dejar nunca de buscarlo y de convertirnos a su verdadero rostro”.

 

Y citando a Henri de Lubac, el Pontífice afirmó que, a Dios «es necesario redescubrirlo a etapas… a veces creyendo perderlo». Así hace El Bautista: ante la duda, le busca una vez más, le interroga, “discute” con Él y finalmente le descubre.

 

“Juan, definido por Jesús el mayor entre los nacidos de mujer (cfr Mt 11,11), nos enseña a no encerrar a Dios en nuestros esquemas

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Incapaces de reconocer la novedad del Señor

En ese sentido, el Santo Padre indicó que también nosotros a veces podemos encontrarnos en la misma situación del Bautista, es decir, en una cárcel interior, incapaces de reconocer la novedad del Señor, que quizá tenemos prisionero de la presunción de saber ya mucho sobre Él.

 

“Quizá tenemos en la cabeza un Dios poderoso que hace lo que quiere, en vez del Dios de humilde mansedumbre, de la misericordia y del amor, que interviene siempre respetando nuestra libertad y nuestras elecciones. Quizá nos surge también a nosotros decirle: ‘¿Eres realmente Tú, tan humilde, el Dios que viene a salvarnos?’. Y puede sucedernos algo parecido también con los hermanos: tenemos nuestras ideas, nuestros prejuicios y ponemos a los demás -especialmente a quien sentimos diferente de nosotros– etiquetas rígidas”.

Existe siempre el peligro, la tentación: de hacernos un Dios a nuestra medida, un Dios para usarlo. Y Dios es otra cosa …”

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Un tiempo para sorprendernos por la misericordia de Dios

Antes de concluir su alocución, el Papa Francisco recordó que, el Adviento, es un tiempo de inversión de perspectivas, un tiempo donde podemos dejarnos sorprender por la grandeza de la misericordia de Dios.

 

Un tiempo en el que, preparando el pesebre para el Niño Jesús, aprendemos de nuevo quién es nuestro Señor; un tiempo en el que salir de ciertos esquemas y prejuicios hacia Dios y los hermanos; un tiempo en el que, en vez de pensar en regalos para nosotros, podemos donar palabras y gestos de consolación a quién está herido, como hizo Jesús con los ciegos, los sordos y los cojos”.

 

Y a los miles de fieles y peregrinos que se dieron cita en la Plaza de San Pedro, y a todos aquellos que seguían el Ángelus a través de los medios de comunicación, el Santo Padre los invitó a dejarse guiar en este tiempo de Adviento por la Madre de Jesús. “La Virgen nos tome de la mano en estos días de preparación a la Navidad y nos ayude a reconocer en la pequeñez del Niño la grandeza de Dios que viene”.

 

 

 

Fuente: vaticanews.va

Vídeo del Papa. Diciembre 2022. Por las organizaciones del voluntariado. «Ser artesanos de la misericordia».

Recemos para que las organizaciones de voluntariado y de promoción humana encuentren personas que estén deseosas de comprometerse con el bien común y buscar nuevas vías de colaboración a nivel internacional.

Papa Francisco – Diciembre 2022

 

El Papa Francisco pide más organizaciones del voluntariado comprometidas:
“Ser artesanos de la misericordia”

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El Vídeo del Papa comparte la intención de oración que Francisco confía a toda la Iglesia Católica a través de la Red Mundial de Oración del Papa. Para cerrar el año, Francisco pone en primera plana a las organizaciones de voluntariado (y a todas las personas que participan en ellas), actores clave de la sociedad por su compromiso con la promoción humana y con el bien común.En su intención, el Santo Padre exhorta a continuar esta labor trabajando “no solo para la gente, sino con la gente”, practicando la cercanía, siendo “artesanos de misericordia” y sabiendo siempre escuchar las necesidades del otro. Consciente de la necesidad de “multiplicar esperanza” en las comunidades, pide rezar “para que las organizaciones de voluntariado y de promoción humana encuentren personas que estén deseosas de comprometerse con el bien común y buscar nuevas vías de colaboración a nivel internacional”.

 

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Voluntarios: rostro humano y cristiano de la sociedad

Este llamado que hace el Santo Padre destaca la labor de millones de organizaciones y asociaciones de voluntariado en el mundo, la mayoría de ellas muchas veces sin visibilidad o sin estar bajo alguna figura jurídica.

De hecho, según el programa de Voluntarios de las Naciones Unidas (UNV), 1 de cada 9 personas en el mundo hace trabajo voluntario: en total, hay 862,4 millones de voluntarios en los cinco continentes, y sumando todas las horas de voluntariado se obtendrían 109 millones de empleados a tiempo completo. Sin embargo, “la mayoría del servicio voluntario a escala mundial tiene lugar de manera informal” y, por lo tanto, este factor dificulta la precisión estadística del impacto que tienen sobre las comunidades.

Muchas de las organizaciones de voluntariado del mundo tienen una inspiración cristiana y con su trabajo buscan dar testimonio del Evangelio en las situaciones más difíciles. Del Líbano a Filipinas, de México a Ucrania, pasando por Venezuela y Uganda, El Video del Papade este mes los muestra junto a las víctimas de las catástrofes naturales, los pobres que sufren las consecuencias de la crisis económica, los niños desnutridos, los refugiados que huyen de las guerras, los jóvenes y las mujeres que buscan trabajo.

“Ser voluntario solidario es una opción que nos hace libres”, explica Francisco en El Video del Papa. “Nos hace abiertos a las necesidades del otro; a las demandas de justicia, a la defensa de los pobres, al cuidado de la creación”.

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Escuchar, colaborar con los Estados y multiplicar esperanza

Francisco no quiere dejar de compartir las bases fundamentales que cree que deberían tener dichas organizaciones: como la cercanía de escuchar a los demás y el esfuerzo de dar lo mejor de sí para verdaderamente multiplicar la esperanza en comunidades desesperadas por la promoción humana general. Además, un aspecto fundamental del voluntariado es, según el pontífice, cambiar el enfoque para trabajar no tanto para la gente, sino con la gente, es decir, involucrarse, de igual a igual, en busca de una causa común. Por último, el Papa insiste en la necesidad de una cooperación cada vez mayor en este ámbito: tanto entre las distintas organizaciones de voluntarios como entre las propias organizaciones y los Estados.

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El mundo necesita voluntarios 

A propósito de la última intención de oración del 2022, el P. Frédéric Fornos S.J., Director Internacional de la Red Mundial de Oración del Papa, subrayó que Francisco insiste en el valor que el servicio voluntario representa en la sociedad, más allá de prestarlo bajo alguna modalidad religiosa o gubernamental: la clave está en el compromiso desinteresado (“estar abiertos” al prójimo) y en la búsqueda del bien común. También recordó que en mayo de este año Francisco dijo que, en el voluntariado, estaba “implicada la dimensión fundamental de la imagen cristiana de Dios y del hombre: el amor a Dios y el amor al prójimo”, pues Jesús, en los Evangelios, nos invita a amar a Dios con todo el corazón y al prójimo como a nosotros mismos. En nuestras sociedades en crisis son esenciales, “el mundo necesita voluntarios”, por eso el Papa Francisco nos invita a rezar: “para que las organizaciones de voluntariado y de promoción humana encuentren personas que estén deseosas de comprometerse con el bien común y buscar nuevas vías de colaboración a nivel internacional”.

 

 

 

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Fuente: thepopevideo.org

El Papa en el Ángelus del segundo domingo de Adviento. «El Adviento es un tiempo de gracia para iniciar una nueva vida»

 

El Santo Padre pronunció su reflexión sobre el Evangelio del día en el segundo domingo de Adviento, instándonos a aprovechar la ocasión de la gracia del Adviento para convertirnos a una vida nueva, siguiendo el camino de la humildad. "Con Jesús siempre hay una oportunidad de volver a empezar". "¡Él nos espera y no se cansa jamás de nosotros!

 

Para acoger a Dios no importa la destreza, sino la humildad; hay que bajar del pedestal y sumergirse en el agua del arrepentimiento”. Fue la indicación del Papa a los miles fieles y peregrinos congregados en la plaza de San Pedro, en su breve alocución antes de rezar la oración del Ángelus, este segundo domingo de Adviento. El Santo Padre centró su reflexión en el pasaje del Evangelio de Mateo (Mt. 3,1-12) propuesto por la liturgia del día, que describe la figura de Juan Bautista, “hombre alérgico a la duplicidad”.

De hecho, el texto evangélico relata que “llevaba un vestido de pelo de camello», que «su comida era langostas y miel silvestre» (Mt 3,4) y que invitaba a todos a la conversión: «¡Conviértanse, porque el reino de los cielos está cerca!».

Es decir, explica Francisco, “un hombre austero y radical, que a primera vista puede parecernos incluso duro e infundir cierto temor”, y que nos lleva a preguntarnos porqué la Iglesia lo propone cada año como principal compañero de viaje durante el tiempo de Adviento. “¿Qué se esconde detrás de su severidad, detrás de su aparente dureza? ¿Cuál es el secreto de Juan? ¿Cuál es el mensaje que la Iglesia nos da hoy con Juan?

En realidad, el Bautista, más que un hombre duro, es un hombre alérgico a la duplicidad. Por ejemplo, cuando fariseos y saduceos, conocidos por su hipocresía, se acercan a él, ¡su «reacción alérgica» es muy fuerte! Algunos de ellos, de hecho, – precisa el Papa – probablemente acudían a él por curiosidad o por oportunismo, porque Juan se había hecho muy popular. Ellos se sentían satisfechos “y ante la llamada apremiante del Bautista, se justificaban diciendo: ‘Abraham es nuestro padre’”.

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El grito de amor del Bautista para volver a Dios

“Así, entre duplicidad y presunción, no aprovecharon la ocasión de la gracia, la oportunidad de comenzar una nueva vida: estaban encerrados en la presunción de ser justos”, comenta el Santo Padre. Por eso Juan les dice: “¡Muestren los frutos de una sincera conversión!«. Se trata de “un grito de amor como el de un padre que ve a su hijo arruinarse y le dice: ‘¡No desperdicies tu vida!’”.

De hecho, la hipocresía es el peligro más grave, porque puede arruinar incluso las realidades más sagradas. Por eso el Bautista -como luego también Jesús- es duro con los hipócritas, para sacudirlos, afirma el Santo Padre. En cambio, los que se sentían pecadores «acudían a él, confesaban sus pecados y Él los bautizaba en el Jordán».

 

Es así: para acoger a Dios no importa la destreza, sino la humildad; hay que bajar del pedestal y sumergirse en el agua del arrepentimiento.

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Quitarnos las máscaras y reconocer nuestros pecados

El Pontífice evidencia entonces que Juan con sus «reacciones alérgicas», nos hace reflexionar y preguntarnos si no somos también nosotros, a veces, un poco como esos fariseos: “Tal vez miramos a los demás por encima del hombro, pensando que somos mejores que ellos, que tenemos nuestra vida en nuestras manos, que no necesitamos cada día de Dios, de la Iglesia, de nuestros hermanos, y olvidamos que solamente en un caso es lícito mirar a otro de arriba para abajo: cuando es necesario ayudarlo a levantarse”.

 

“El Adviento es un tiempo de gracia para quitarnos las máscaras – que cada uno tiene- y ponernos en fila con los humildes; para liberarnos de la presunción de creernos autosuficientes, para ir a confesar nuestros pecados, aquellos escondidos, y recibir el perdón de Dios, para pedir perdón a los que hemos ofendido. Así comienza una nueva vida”

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Seguir el camino de la humildad

Y para iniciar una nueva vida, el camino es uno solo, el de la “humildad”:

 

Purificarnos del sentido de superioridad, del formalismo y de la hipocresía, para ver en los demás a los hermanos y las hermanas, pecadores como nosotros, y en Jesús ver al Salvador que viene por nosotros, tal como somos, con nuestras pobrezas, miserias y defectos, sobre todo con nuestra necesidad de ser levantados, perdonados y salvados.

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Con Jesús siempre podemos volver a empezar

Concluyendo su reflexión, el Papa invita a recordar una cosa más:

 

Con Jesús siempre hay una oportunidad de volver a empezar. Nunca es demasiado tarde,  existe siempre la posibilidad de recomenzar, ¡Tengan coraje! Él está cerca de nosotros y este es un tiempo de conversión. Él nos espera y no se cansa jamás de nosotros. Escuchemos el llamado de Juan Bautista a volver a Dios y no dejemos pasar este Adviento como los días del calendario porque este es un tiempo de gracia, de gracia también para nosotros, ahora, aquí.

 

“Que María, la humilde sierva del Señor, nos ayude a encontrarnos con Él, Jesús, y con nuestros hermanos en el camino de la humildad” es la oración final del Pontífice.

 

 

 

 

Fuente: vaticanews.va

El Papa en el Ángelus del 1er domingo de Adviento: «¿Cómo reconocer y acoger al Señor?»

 

El Santo Padre pronunció su reflexión sobre el Evangelio del día en el primer domingo de Adviento, animando a sacudir nuestro letargo y estar atentos, vigilantes

 

“Vendrá tu Señor”. Este es el fundamento de la esperanza cristiana, contenida en el Evangelio que la Liturgia nos regala en el primer domingo de Adviento: según San Mateo: Mt 24, 37-44. Es “una hermosa promesa que nos introduce en el Tiempo de Adviento”. Así lo manifiesta el Papa en su alocución precedente al rezo mariano del Ángelus este domingo 27 de noviembre, desde la Plaza de San Pedro.

“Es lo que nos sostiene incluso en los momentos más difíciles y dolorosos de nuestra vida: Dios viene. ¡No lo olvidemos nunca!”, insiste el Santo Padre.

 

“Siempre el Señor viene, nos visita, se hace cercano, y volverá al final de los tiempos para acogernos en su abrazo. Ante esta palabra, nos preguntamos: ¿cómo viene el Señor? ¿Y cómo reconocerlo y acogerlo? Detengámonos brevemente en estas dos cuestiones”.

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¿Cómo viene el Señor?

Respecto a la primera pregunta, sobre el modo en el que llega el Señor, dice:

 

“Muchas veces hemos oído decir que el Señor está presente en nuestro camino, que nos acompaña y nos habla. Pero tal vez, distraídos como estamos por tantas cosas, esta verdad nos queda sólo en teoría; sí, sabemos que el Señor viene pero no lo vivimos, ¿verdad? O nos imaginamos que el Señor viene de una manera llamativa, tal vez a través de algún signo prodigioso.

Dios está escondido en nuestra vida, siempre está, está escondido en las situaciones más comunes y corrientes de nuestra vida. No viene en eventos extraordinarios, sino en cosas cotidianas”. «El Señor viene en las cosas de cada día, porque Él está ahí, se manifiesta en las cosas de cada día.

«Él está ahí en nuestro trabajo diario, en un encuentro fortuito, en el rostro de una persona necesitada, incluso cuando afrontamos días que parecen grises y monótonos, justo ahí está el Señor, llamándonos, hablándonos e inspirando nuestras acciones».

 

“Existe el peligro de no darse cuenta de su venida”

En el segundo punto, el Pontífice reitera la necesidad de estar despiertos, ante el riesgo de no estar preparados para su visita, y cuenta que ha recordado, en otras ocasiones, lo que decía San Agustín: “Temo que el Señor pase y no lo reconozca”. En efecto, Francisco acota que “de aquellas personas de la época de Noé, Jesús dice que comían y bebían «y no se dieron cuenta de nada hasta que llegó el diluvio y arrastró a todos» (v. 39). “Prestemos atención a esto, repite el Sucesor de Pedro: ¡no se dieron cuenta de nada! Estaban absortos en sus cosas y no se dieron cuenta de que el diluvio se acercaba. De hecho, Jesús dice que cuando Él venga, «habrá dos hombres en el campamento: uno será llevado y el otro dejado» (v. 40)”.

 

“¿Cuál es la diferencia? ¿En qué sentido? Simplemente que uno estaba vigilante, esperaba, capaz de discernir la presencia de Dios en la vida cotidiana; el otro, en cambio, estaba distraído, «arrastrado», así como si nada, y no se daba cuenta de nada”.

 

¿Soy consciente de lo que vivo?

Hacia el cierre de su mensaje, Bergoglio exhorta a todos los fieles a preguntarse: “¿Estoy tratando de reconocer la presencia de Dios en las situaciones cotidianas, o estoy distraído y un poco abrumado por las cosas? Si no somos conscientes de su venida hoy, tampoco estaremos preparados cuando venga al final de los tiempos. Por lo tanto, ¡permanezcamos atentos!”.

 

«Por esto, hermanos y hermanas, ¡permanezcamos vigilantes! Esperando que el Señor venga, esperando que el Señor se nos acerque, porque Él está, pero esperando: atentos. Y que nos ayude la Virgen Santa, Mujer de la esperanza, que supo captar el paso de Dios en la vida humilde y oculta de Nazaret y lo acogió en su seno, nos ayude en este camino de estar atentos para esperar al Señor que está entre nosotros y pasa».

 

 

 

Fuente: vaticanews.va

Vídeo del Papa. Noviembre 2022. Por los niños y niñas que sufren. «Cada niño tiene derecho a jugar, a estudiar, a soñar… y al calor de una familia»

Recemos para que los niños y niñas que sufren, los que viven en las calles, las víctimas de las guerras y los huérfanos, puedan acceder a la educación y redescubrir el afecto de una familia.

Papa Francisco – Noviembre 2022

 

 Para el Papa: «Un niño abandonado es culpa nuestra».

 

El Vídeo del Papa comparte la intención de oración que Francisco confía a toda la Iglesia Católica a través de la Red Mundial de Oración del Papa. Este mes de noviembre, las palabras de Francisco van dirigidas a los más pequeños, los niños y niñas que son olvidados, que sufren a diario el rechazo, la indigencia, la pobreza y todo tipo de conflicto, sin una oportunidad real de crecimiento y desarrollo y sin acceder a derechos básicos. Son “condiciones muy parecidas a la esclavitud”, clama el Papa al referirse a los millones de niños y niñas que sufren bajo estas circunstancias, bajo un “sistema que los adultos hemos construido”.

El mensaje de El Video del Papa clama por los derechos fundamentales de los niños, y pide rezar para que accedan a los servicios más básicos y al calor y amor de una familia: “No podemos permitir más que se sientan solos y abandonados; necesitan poder recibir una educación y sentir el amor de una familia para saber que Dios no los olvida”.

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No son números, son seres humanos

Para enmarcar el trasfondo del mensaje de este mes, basta con recordar algunas referencias mundiales. UNICEF subraya que 1000 millones de niños en todo el mundo viven en una pobreza multidimensional (no tienen acceso a la educación, la salud, la vivienda, la alimentación, la sanidad o al agua) y estima que 153 millones de niños son huérfanos. Por otro lado, el Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU manifestó en una carta reciente que “a finales del año pasado, más de 450 millones de niños —uno de cada seis— vivían en una zona de conflicto, la cifra más alta en 20 años. Una cifra récord de 36,5 millones de niños fueron desplazados de sus hogares como consecuencia de conflictos, violencia y otras crisis”.

El Papa Francisco insiste en señalar que “son seres humanos con un nombre, con un rostro propio, con una identidad que Dios les ha dado” y, como tales, los adultos no podemos cerrar los ojos. Para el Santo Padre, “un niño abandonado es culpa nuestra”, no podemos permitir más que se sientan solos.

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Derecho a estudiar, a soñar, al calor de una familia

El P. Frédéric Fornos S.J., Director Internacional de la Red Mundial de Oración del Papa, comentó a propósito de esta intención: “Ante tanto sufrimiento de niños y niñas en el mundo, a los cuales se les ha robado la infancia, los juegos y los sueños, ¿qué podemos hacer? En medio de tantas crisis imprevistas, como la de nuestra casa común en fuego, el Covid-19, la guerra y su escalada, la crisis económica, ¿cuántas son las pandemias invisibles? Este mes, Francisco abre nuestros ojos, oídos y corazón a millones de niños y niñas olvidados, que sufren en silencio en las calles, en trabajos oscuros, víctimas de la violencia y de la guerra, migrantes y refugiados. Frente a la indiferencia o la impotencia podemos orar. ‘Rezar es encender una luz en la noche’, dijo Francisco en la celebración de la Santa Misa del 29 de noviembre del 2020. Rezar nos hace salir de la indiferencia, la oración se convierte en acción. Escuchemos: ‘¡Cada niño marginado, abandonado por su familia, sin escolarización, sin atención médica, es un grito! Un grito que se eleva a Dios y acusa al sistema que los adultos hemos construido’”.

 

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Fuente: thepopevideo.org

Catequesis del Papa Francisco: «La tristeza no debe ser descartada sino comprendida, ayuda a mejorar la vida»

En la Audiencia General Francisco continúa con sus reflexiones sobre el tema del discernimiento y en la catequesis de ayer abordó un aspecto que tiene que ver con los sentimientos, la desolación, una experiencia común en la vida de todos: puede desanimar a quien quiere seguir el Evangelio y hacer el bien, pero ninguna tentación está por encima de nuestras fuerzas".
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«Dios habla al corazón», por lo que el discernimiento no es sólo una cuestión de cabeza, sino que también contiene aspectos afectivos como el sentimiento de desolación al que el Papa dedica la catequesis de este miércoles. ¿Pero de qué se trata? Para explicarlo, Francisco cita lo que escribió San Ignacio de Loyola al respecto:

 

«La oscuridad del alma, la turbación, la inclinación hacia las cosas bajas y terrenales, la inquietud debida a diversas agitaciones y tentaciones: así el alma se inclina a la desconfianza, está sin esperanza ni amor, y se encuentra perezosa, tibia, triste y como separada de su Creador y Señor«.

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La desolación, una experiencia común

Creo, continúa el Papa Francisco, que todos hemos experimentado la desolación. Pero tal vez no todos la sabemos leer «porque también tiene algo importante que decirnos» y por eso no debe perderse.

 

Nadie querría estar desolado, triste: esto es cierto. A todos nos gustaría tener una vida siempre alegre, feliz y plena. Sin embargo, esto, además de no ser posible -porque no es posible-, tampoco sería bueno para nosotros. De hecho, el cambio de una vida orientada al vicio puede partir de una situación de tristeza, de remordimiento por lo que uno ha hecho.

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El remordimiento puede llevar al cambio

El remordimiento «es la conciencia que muerde», afirma el Papa y señala que es importante aprender a leer la tristeza.

 

En nuestro tiempo, la mayoría de las veces se considera negativamente, como un mal del que hay que huir a toda costa, y en cambio puede ser una señal de alarma indispensable para la vida, que nos invita a explorar paisajes más ricos y fértiles que la fugacidad y la evasión no permiten. Santo Tomás define la tristeza como un dolor del alma: como los nervios del cuerpo, despierta nuestra atención ante un posible peligro, o ante un bien no atendido.

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Para los que quieren hacer el bien, la tristeza es un obstáculo

La situación es diferente para los que quieren hacer el bien, en cuyo caso «la tristeza es un obstáculo con el que el tentador quiere desanimarnos». Por lo tanto, no hay que ir tras ella, sino que hay que «actuar de manera exactamente contraria a lo que se sugiere, decididos a continuar lo que uno se había propuesto».

 

Pensemos en el trabajo, en el estudio, en la oración, en un compromiso que hayamos contraído: si los dejáramos en cuanto sintiéramos aburrimiento o tristeza, nunca concluiríamos nada. Esta es también una experiencia común a la vida espiritual: el camino hacia el bien, nos recuerda el Evangelio, es estrecho y cuesta arriba, requiere un combate, una conquista de sí mismos. Comienzo a rezar, o a dedicarme a una buena obra y, curiosamente, justo en ese momento se me ocurren cosas que hacer con urgencia para no rezar y no hacer las cosas buenas. Todos tenemos esta experiencia. Es importante, para los que quieren servir al Señor, no dejarse llevar por la desolación.

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Saber atravesar la desolación hace crecer

En un momento de tristeza, continúa el Papa, muchos deciden abandonar una elección que han hecho, «sin detenerse primero a leer este estado de ánimo». Y recuerda que «una sabia regla dice que no hay que hacer cambios cuando se está desolado«. Un ejemplo es Jesús que, como leemos en el Evangelio, rechaza con firmeza las tentaciones del demonio, que desaparecen ante su actitud decidida de hacer la voluntad del Padre. Afirma Francisco:

 

Si sabemos atravesar la soledad y la desolación con apertura y conciencia, podemos salir fortalecidos en el plano humano y espiritual. Ninguna prueba está fuera de nuestro alcance; ninguna prueba será mayor que lo que podamos hacer. Pero no hay que huir de las pruebas: es necesario ver lo que significa esta prueba, el significado de que estoy triste: ¿por qué estoy triste? ¿qué significa que en este momento estoy desolado? ¿Qué significa que estoy desolado y no puedo avanzar?

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No darse por vencidos por un momento de tristeza

«Ir adelante», esta es la invitación del Papa Francisco: si no logramos vencer la tentación hoy, caminemos y «la venceremos mañana». Y concluye: «Que el Señor te bendiga en este camino – valiente – de la vida espiritual, que siempre es caminar».

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Fuente: vaticanews.va